Número 981 | junio 23 de 2013 | Año 8ª
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Montevideo 27 de JUNIO
A 40 AÑOS DEL GOLPE...
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....NOS OCURRIÓ AYER
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Explosión de los Movimientos Sociales
No Tradicionales en
Brasil
En noviembre de 2012, saludábamos a los hermanos europeos que enfrentaron (y lo siguen haciendo en Grecia y Turquía) la crisis del sistema con movilizaciones multitudinarias, con formas nuevas y creativas. Hoy, es América la que se subleva. Pegadito a nosotros el pueblo hermano brasilero, con los jóvenes al frente, sorprenden al mundo, a los políticos de Brasil, a sus partidos políticos, a la inteligentizia y a las organizaciones sociales tradicionales, con formas nuevas de multitudes indignadas que reaccionan ante la corrupción política generalizada y la inercia de las organizaciones sociales tradicionales. La motivación de las movilizaciones masivas, son los problemas generados en la salud, en vivienda, en el transporte. Dichas soluciones elitistas enarboladas por políticos de derecha e “izquierda” que se alinean con políticas económicas globales que favorecen a grupos económicos multinacionales. Las élites políticas expresan querer el desarrollo de los pueblos abriendo las puertas al capital internacional (los “inversores”) quienes precisamente han sido los que han sometido a la dependencia económica el suelo americano. Critican a los jóvenes de que son consumistas y ofrecen (como en Uruguay) “un capitalismo como la gente, más humano”, que sólo trae desocupación, salarios de hambre o políticas de beneficencia, de limosna y caridad impropia para cualquier ser humano. En Uruguay, 600.000 trabajadores ganan entre $8.000 y $14.000 (Cifras del PIT-CNT, Instituto Cuesta Duarte, 2013) y los parlamentarios ganaban en enero/2012: $ 116.713 más los gastos de representación, secretaria, diarios, prensa y gastos de celular, total: $ $ 219.970 (Fuente: Asociación de Funcionarios de Secretaria del Ministerio de Transporte y Obras Públicas). ¿Es ésta la igualdad que pregonan las élites? ¿No es esto corrupción? ¿El deterioro de los políticos en Brasil no comenzó con la desigualdad en el ingreso? ¿Es éste el capitalismo más humano? Otras características de los movimientos sociales no tradicionales, parecen ser: 1. Descreimiento de los políticos y de las organizaciones sociales tradicionales que tratan de sacar su “tajada” sin resolver el problema de fondo. 2. Descreimiento en las delegaciones de representantes. Estos movimientos tienden a no tener representantes elegidos. Tienden a nombrar voceros que rinden cuentas de sus gestiones en asambleas multitudinarias terminando allí el mandato de su gestión. La continuidad de los voceros en varias personas prepara al conjunto y los hace menos frágiles para los ataques, todos son “dirigentes”. 3. Resolver en sistema de asamblea. Las decisiones son tomadas por aquellos que concurren a estas reuniones. 4. Priorización del trabajo práctico. Parecería ser, que es un criterio para combatir el burocratismo. 5. Gran entusiasmo y optimismo en los logros a conseguir con gran afluencia de jóvenes. 6. Disciplina de masa. Estos movimientos han demostrado una gran capacidad de organización en el trabajo con multitudes, no se percata la organización sino se está integrado al mismo. De afuera se lo ve como un movimiento sin dirección. En ellos, se prioriza que lo acordado se cumpla. 7. Las decisiones de las asambleas por lo general se toman por consenso, rara vez se vota por régimen de mayoría y minorías. 8. Se prioriza la decisión colectiva por encima de la individual. 9. Se realizan acuerdos puntuales. Sin grandes plataformas o análisis escritos, y con desprecio de los períodos electorales formales, priorizan lograr reivindicaciones puntuales volcando ahí la fuerza de todos. Conclusión: ¿Acaso estamos asistiendo a otro tipo de democracia más participativa en los hechos? ¿Estos movimientos son consecuencia del desgate de la democracia representativa impulsada por las élites políticas? ¿Es éste un nuevo germen de organización más democrática para con los de abajo, eternamente oprimidos? Lo escrito es sólo un aporte, un intento de interpretar lo ocurrido, para seguir analizando las organizaciones sociales no tradicionales, que se ha manifestado mundialmente, en los últimos tiempos, con características propias a cada pueblo y características comunes mundialmente, consecuencia de la globalización y de la solidaridad de las clases y pueblos oprimidos. Es un intento de comprender para luego interpretar. Fraternalmente Manuel Marx Menéndez 22 de junio de 2013
marxito - postaporteñ@ 981 - 2013-06-23
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DEBILIDAD IDEOLÓGICA
En el diario El Observador de fecha lunes 17 de junio de 2013, en página 6, Sección Actualidad, el periodista Miguel Noguez, le realiza un reportaje a página entera, al Compañero Secretario General de nuestro gremio, Aníbal Varela, dirigente histórico de nuestro gremio y cabeza de lista de la agrupación Washington Doldán – Lista 307. Claro está que no compartimos alguna de las respuestas del Compañero Aníbal, como por ejemplo cuando el periodista le pregunta: “¿Qué imagen cree que tiene el montevideano de ADEOM?”, y el Compañero Aníbal responde: “Nos ven más haciendo reclamos supuestamente políticos que sindicales. Nosotros hacemos reclamos sindicales. Los paros no son políticos.” Creemos que es importante que se sepa que no todos los trabajadores municipales pensamos de esa forma. Para nosotros, la lucha sindical no es más que lo político moviéndose en un ámbito distinto. Quizás la gran confusión del Compañero Varela pueda entenderse en que cada grado de conciencia tiene un nivel determinado de lucha y por lo tanto su nivel de conciencia, lo determina a decir que los paros no son políticos. Entendemos que cada conflicto parcial es sólo una manifestación del conflicto general; cada contradicción es solo un aspecto de la contradicción total y cada derrota o conquista que se logre, permite llevar la lucha de clases a un nivel más elevado. En momentos en que la lucha de clases se manifiesta en condiciones distintas y a un nuevo nivel, cuando la burguesía ha unificado su política volcando todo el aparato represivo del Estado contra los trabajadores y los sectores populares, es indispensable para el movimiento sindical una clara visión del proceso a fin de adaptar sus métodos de lucha a la nueva realidad. Existen los que se mantienen dentro de los límites de un planteamiento primario, reducido a la conquista de una mejora salarial, que no llegan siquiera a cuestionar los fundamentos del sistema capitalista del cual resulta su condición de asalariados; que no se plantean, siquiera como aspiración, la obtención de cambios estructurales que hagan viable la transformación del orden social. Esta ausencia de conciencia de clase es lo que fundamentalmente traba la posibilidad de acción del movimiento y le impide una lucha más dinámica y profunda. Es partiendo de esa realidad que se plantea con URGENCIA la necesidad de un esfuerzo de clarificación, en el seno del movimiento obrero, del proceso histórico que vivimos. Sin esa clarificación será sumamente difícil conducir las acciones con posibilidades de éxito, hacia los objetivos propuestos. Muchas veces hemos visto el caso de adecuadas formulaciones teóricas que luego no se concretan en la acción, porque aquellas no son más que el fruto del esfuerzo de dirigentes, mientras que la masa de trabajadores, por falta de formación, permanece indiferente antes esas elaboraciones y solo se mueve a impulsos de sus problemas inmediatos. Y dentro de sus problemas inmediatos esta la herencia negativa del economismo. Y precisamente la formulación de planteamientos a nivel estrictamente sindical en un economismo sin horizontes, ha impedido la formación de una VERDADERA CONCIENCIA DE CLASE, que eleve la lucha por encima de los particularismos y permita a los trabajadores comprender la verdadera dimensión y la esencia del conflicto en que están involucrados y pasada la coyuntura o superado el motivo que motivó la movilización, cada sindicato vuelve a SU LIMITADA LABOR Y A SU ESTRECHO CÍRCULO GREMIAL. En esa labor cotidiana, el sindicato ha cumplido una función de “gestor” de los intereses del gremio (salario, jubilación, etc.), cuya legitimidad e importancia no ponemos en tela de juicio, siempre que aparezcan vinculados a la LUCHA GENERAL DE LA CLASE OBRERA y no se propongan como metas en sí, sino como etapas hacia soluciones profundas. Pero, hemos visto aun, en grandes temas de la lucha reivindicativa que pudieron ser motivo para desarrollar una conciencia colectiva, que la acción fue propuesta con esa mentalidad y esa táctica, y esa acción conduce a un parcelamiento de la acción, a una visión fragmentada de los problemas y, como derivación lógica a un encasillamiento gremial y a una estrechez de pensamiento y en tales condiciones el trabajador ve los problemas a nivel de grupo y no a nivel de clase, de allí que mucho nos preocupe la respuesta del Compañero Aníbal Varela. En problemas de trascendencia indiscutible (seguro de enfermedad, seguro de paro, jubilaciones, vivienda, etc.), cada gremio ha aspirado a tener “su” seguro, “su” jubilación, “su” ley de vivienda, anteponiéndolos a las soluciones de carácter colectivo. Y es precisamente esta práctica, sistemáticamente aplicada durante muchísimos años, ha creado una mentalidad particularista de gremialismo estrecho, que se orienta hacia la solución inmediata, que ignora o desprecia los problemas de fondo e impide el desarrollo de una conciencia histórica todavía en suspenso. Y algo que debe quedar claro. La crítica que formulamos no significa negar la validez de la lucha por conquistas inmediatas que la clase obrera debe entablar, la crítica se dirige a la táctica empleada, que ha impedido la inserción de esas reivindicaciones en una programática general y de más amplios alcances. Luis Rodríguez Trabajador Municipal Policlínica José P. Varela
GD - postaporteñ@ 981 - 2013-06-23
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postalinas
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URUGUAY:
solidaridad con la lucha gremios de la Enseñanza
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EL MOVIMIENTO NACIONAL
Y SU BASE SOCIAL
En el contexto actual aún podemos hablar de que falta una expresión propia del pueblo. ¿Cuál es el origen de dicha frustración? En primera instancia debemos señalar el predominio de propuestas con un total divorcio de nuestro medio. Caracterizadas por una mentalidad extranjerizante, despreciativa de todo lo genuinamente nacional y por lo tanto popular, son propuestas sin sujeto para actores solo concebibles en el cálculo dogmático, pero incapaces de traducirse en propuesta para el compatriota de carne y hueso que suda, sufre y crea en nuestro país. Coloniaje cultural resultado y complemento de una economía enajenada al capital imperialista extranjero. Lo que implica un divorcio de las mayorías populares que constituyen el elemento fundamental de nuestra realidad nacional. Cuando la neocolonia en la economía va acompañada de un pensamiento colonizado la normalidad de la dominación está generalizada. Pero cuando se desarrolla el pensamiento nacional, la conciencia nacional y el sentimiento nacional en el seno del pueblo, entran en colisión con la estructura neocolonial, la hacen insostenible. El pueblo no podrá convivir con el régimen que lo domina. Si desplegamos ese trabajo político se irán ampliando las condiciones para el crecimiento del movimiento nacional. Mientras tanto, pseudointelectuales pretenden ser referentes de lo micro como testimonio folclórico pero impotentes para la transformación. Hablan de la resistencia popular pero se alarman cuando esta toma un carácter nacional, hacia diversos sectores sociales o directamente hacia lo político. Cuando los pueblos salen del reflujo de los 90 y se proponen plantarse como fuerza beligerante pretenden desesperadamente que la resistencia se mantenga reducida al micro-espacio original y no se proyecte con posibilidades de victoria. En definitiva, pretenden que la resistencia popular se desarticule con cada actor limitándose a su parcela. Magnificando las posibilidades de las relaciones sociales que se pueden construir en el territorio cuando estas son, en realidad, determinadas por las relaciones de dependencia dominantes. Entre el trabajo territorial aislado para un actor considerado autónomo y el trabajo territorial como parte de la acumulación del pueblo para su liberación nacional está la diferencia entre los que no aspiran a quebrar el sometimiento y los que apuestan a la victoria definitiva de nuestro pueblo. En el salto de lo reivindicativo a lo político, en la construcción de un proyecto nacional, con una profunda y extendida base social, está la clave del triunfo de la lucha popular. Porque base social no es limitación a lo reivindicativo si no base social de un movimiento nacional, cuerpo y esencia del mismo. Es necesario de manera consiente ir sentando las bases para la unidad nacional (por la liberación nacional). Expandiendo el pensamiento nacional y contribuyendo a la confluencia tras un proyecto común. Sentando la base social del proyecto nacional. Lo local (si no se proyecta hacia la lucha nacional) debilita objetivamente la capacidad de oponerse a los dominantes y subjetivamente la posibilidad de concebir la certeza (o simplemente posibilidad) de un cambio de fondo. Vivimos en un régimen neocolonial caracterizado en el tiempo presente por su forma predominante: el saqueo extractivista. Sin solucionar esto con soberanía nacional todo lo demás son castillos en el aire. La concentración y extranjerización de las riquezas solo se frena con resistencias nacionales. No se puede hablar de institucionalizar la vida social porque es atarla a las estructuras del propio régimen neocolonial, no se puede hablar de limitar las construcciones a lo micro porque es fragmentar la resistencia. Es necesario crear las condiciones para que un proyecto nacional emancipatorio se transforme en un proceso real, y esto solo es posible cuando lo abraza el pueblo. Para ello será necesario ir generando las condiciones para desarrollar un movimiento nacional que viabilice esa confluencia. Asumiendo las necesidades y sentimientos más genuinos de nuestro pueblo, habrá que recoger todos los ricos antecedentes de nuestra historia que identifiquen a nuestro pueblo con los desafíos del presente, y nos proyecten, a los orientales, con paso seguro y victorioso hacia el futuro. editorial Patria Libre. Nº 7. Invierno 2013.
PL - postaporteñ@ 981 - 2013-06-23
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SE CUMPLEN ESTE 19 DE JUNIO5 AÑOS DE LA FUNDACIÓN
DE
COMUNA
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DÓLARES y "GREMIALISTAS"
Secuestraron al hijo de un gremialista y lo liberaron tras el pago de un rescate de 120.000 dólares Supongamos que en la noticia del diario hay un error de tipeo: que no fueron 120.000 dólares, sino 12.000. O que no fueron dólares, sino pesos: 120.000 pesos. Igual es una enormidad para un trabajador. Sería asombroso que un asalariado no gerencial tuviera líquidos $120.000. Pero mucho más asombroso debiera ser que un gremialista los tuviera. Porque según yo entiendo la cosa, un militante gremial brega por el mejoramiento del conjunto de sus compañeros, lo cual significa que sus energías y su tiempo están consagrados a ello y, también, que su propia carrera laboral está afectada por llevar ostensiblemente la camiseta de los trabajadores, y no la de la empresa que lo emplea. En efecto, la mayoría de los militantes sindicales lo entendieron así durante los primeros setenta años de historia del gremialismo argentino. Después llegaron Perón y Evita. Desde entonces, el gremialismo se convirtió en la plataforma de ascenso económico preferida por un sector de las clases populares. Naturalmente, me refiero a individuos desclasados, sin principios y sin escrúpulos: los especímenes que prohijó el peronismo. Por eso el gremialismo burocrático, ladrón y entregador le tiene montado un altar a la pareja que sentó las bases de su opulencia. Veamos el caso de este secuestro al trasluz de las anteriores generalizaciones (con la salvedad de que si la noticia estuviera equivocada en sus datos esenciales, la caracterización del gremialismo implantado por Perón y Evita seguiría enteramente válida, ratificada por otros miles de ejemplos). La Nación”* dice que el joven secuestrado y liberado tras el pago del rescate es el hijo del secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria Aceitera de Capital Federal y Gran Buenos Aires, quien, según su sitio web, es Oscar Enrique Rojas. Ese sindicato, junto a los otros del ramo, se agrupa en la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, de la cual también es secretario general Oscar Enrique Rojas. Y si queremos saber qué ideas profesa don Rojas —además de la de juntar plata— quizá lleguemos a la página “Nuestra historia” del sitio web de la Federación, que comienza así: La gestión del General Juan Domingo Perón al frente de la secretaría de Trabajo y Previsión hizo que una sensación se adueñara del ánimo nacional: la de que el estado había tomado partido por los trabajadores... Todo en orden: Rojas y sus secuaces no escatiman alabanzas al General. Los delincuentes, que son personas informadas, saben que donde está un dirigente gremial peronista hay plata, y quieren que la comparta. No les preocupa cómo llegó a obtenerla. Lamentablemente, a los trabajadores tampoco. *http://www.lanacion.com.ar/1593928-secuestran-y-liberan-al-hijo-de-un-sindicalista-tras-cobrar-un-rescate-de-us-120000
Juan del Sur
- postaporteñ@ 981 - 2013-06-23 |
A 40 años de la Masacre de Ezeiza
El fin de
una ilusión
PERFIL Domingo 23 de junio de 2013 A la cabeza de la columna Sur, en un jeep con altoparlantes, iba José Luis Nell, el viejo amigo de Cacho El Kadri que había participado del asalto al Policlínico Bancario en 1963, se había escapado a China y vuelto al Uruguay para integrarse a los Tupamaros, había caído preso, huido de la cárcel de Punta Carretas y retornado a la Argentina para incorporarse a los Montoneros. A sus 35 años, Nell era uno de los más veteranos, y formaba parte de la conducción de la columna. Junto con él en el jeep iban Horacio Simona, el Beto, un militante de 20 años, y dos muchachos más. Desde el palco les gritaron con megáfonos que se detuvieran; no lo hicieron, y empezó el fuego a discreción. Los montoneros que llevaban pistolas y revólveres se tiraron cuerpo a tierra y trataron de responder para cubrir la retirada de sus compañeros. Se desbandaron hacia el bosquecito que tenían detrás; ahí, entre los árboles, los militantes del CdeO que venían del Hogar Escuela los agarraron en un fuego cruzado. El tiroteo duró varios minutos, y hubo heridos. Del otro lado del palco, junto a su árbol, Cacho vio cómo uno de sus compañeros sacaba un revólver y apuntaba hacia el palco. — ¡No, qué vas a hacer, animal! Entre dos o tres consiguieron pararlo. — ¡Pero no ves que si vos tirás, acá los tipos contestan, con toda esta gente alrededor! Tranquilos, che, quedémonos tranquilos. Tras unos minutos de confusión volvió la calma, tensa, muy mezclada. Millones de personas, inquietas, deseaban que los incidentes no se repitieran: lo único que querían era que todo transcurriera normalmente, que nada les impidiera ver y escuchar a su líder. A cuatro o cinco kilómetros del palco, en la autopista Riccheri, la columna de zona Norte iba muy atrasada. Mientras caminaba tratando de abrirse paso entre cantidad de gente, Mercedes Depino oyó los primeros tiroteos, y poco después empezaron a pasar, por el otro carril, ambulancias a toda velocidad, gente suelta que se volvía. Alguien consiguió comunicarse por walkie-talkie con el ómnibus de la conducción y le dijeron que no había problema, que había sido un tiroteo aislado pero ya se había terminado, que siguieran adelante. A las cuatro y cuarto estaban a punto de entrar en la zona del palco, cuando oyeron los gritos de Favio por los altoparlantes: — ¡Por favor, compañeros, quédense todos en sus lugares! ¡Cada peronista debe permanecer en su lugar! ¡Por favor, somos cuatro millones de peronistas contra cinco dementes! Era muy difícil ver qué estaba pasando. Favio estaba descontrolado: — ¡Que se bajen todos de los árboles, repito: que se bajen de los árboles! ¡A partir de ahora, los que queden en los árboles son considerados traidores! ¡Los enemigos ya han sido visualizados! –dijo. Y una voz que se coló por los altoparlantes agregó: —Muy bien, mátenlos, mátenlos. Y otra voz, marcial: la de Ciro Ahumada: —Ordeno que el personal se baje inmediatamente de los árboles; les doy cinco minutos para hacerlo. Están en la óptica de nuestros fusiles. Si no bajan, los ejecutamos. Es una orden –dijo, y millones de personas lo abuchearon al unísono. Todo parecía a punto de arruinarse. Nunca se supo bien quiénes estaban en los árboles. Sí que, en ese momento, la columna de la Unión de Estudiantes Secundarios de Capital, junto con parte de la columna Sur de la JP, intentaba llegar hasta el palco por la izquierda, por el espacio vacío que había dejado el tiroteo anterior. Iban gritando sus consignas: — ¡La UES/ presente, / Perón, Perón o muerte! Entonces empezaron, otra vez, los tiros. Millones de personas se tiraron al suelo; la gritería era estremecedora. Un rato antes, Miguel Bonasso se había sentado en el pasto, entre la autopista y el bosquecito, y su mujer, Silvia, dormía en su regazo. Cuando escuchó los tiros, su mujer se despertó sobresaltada: — ¿Qué pasa, llegó el Viejo? — ¡No, nos están cagando a tiros! –le dijo, y los dos corrieron, junto con otros muchos, a refugiarse detrás de los árboles más cercanos. Los tiros no paraban. Un militante de la UES, Hugo Lanvers, cayó muerto de un balazo en la cara. Una docena de tipos rodaban por unas gradas que había junto al palco, escaleras abajo, y a cada giro disparaban sus ametralladoras gritando en francés: eran los mercenarios de Ahumada, soldados muy expertos. En su jeep, en medio del bosquecito, Nell, Simona y otros dos militantes trataban de recuperar el contacto con su columna cuando se cruzaron con un grupo de ocho hombres del coronel Osinde armados con ametralladoras y dirigidos por el capitán Chavarri: —¿Ustedes quiénes son, qué quieren? —Peronistas somos. ¿Y ustedes? —Peronistas no. Ustedes son unos zurdos hijos de puta. El capitán del Ejército Roberto Chavarri apuntó su pistola 11,25 contra Nell y lo miró fijo, como gozándolo; estaba a punto de disparar, pero Simona tiró primero y lo mató. Sus acompañantes corrieron hacia el palco; Nell y Simona se escaparon hacia los árboles. Pero allí se toparon con otro grupo de Ahumada, que los acribilló. Más tarde, cuando pudieron volver a buscarlos, sus compañeros se encontraron a Simona rematado a cadenazos; Nell también parecía muerto, pero todavía respiraba. Mientras, en los alrededores del palco, la confusión era total. Millones de personas seguían gritando, cuerpo a tierra, puteando, tratando de entender o simplemente de evitar los balazos. Cientos de palomas de la paz revoloteaban espantadas. Los dueños del palco tiraban desde arriba, y algunos empezaron a bajar para tomar prisioneros o disparar mejor. Uno de ellos, un morocho grandote con un brazalete del CdeO, corría entre la gente que estaba junto al palco disparando una pistola 11,25. Cuando se le acabaron las balas se metió la mano en el bolsillo para sacar otro cargador; en ese momento, dos docenas de personas que estaban cerca, gente suelta, sin organización, peronistas coléricos porque les estaban arruinando la gran fiesta, se le echaron encima. Lo tiraron al suelo, le sacaron el arma, le pegaron; alguien agarró un tronco y, con un grito muy fuerte, le partió la cabeza. En el palco, los prisioneros eran izados por los pelos, golpeados, tajeados. Por todas partes, gente huía como podía, en bruto desorden. Los responsables de las columnas organizadas trataban de recuperar a los suyos: cualquier militante suelto corría el peligro de que lo interceptaran las bandas armadas que recorrían la zona buscando nuevas víctimas. El caos era completo. El tiroteo fue decreciendo de a poco, dejando lugar al estupor, a la bronca, al espanto. Había cientos de heridos: los sindicalistas y militantes del Ministerio de Bienestar Social que controlaban las ambulancias elegían a quién atender y a quién no. Algunos heridos de la JP se desangraban por falta de cuidados médicos; otros fueron apresados al ir a curarse. A esa misma hora, desde Ezeiza, el vicepresidente en ejercicio de la presidencia, Vicente Solano Lima, llamó al presidente Cámpora al avión de Aerolíneas Argentinas que ya atravesaba el espacio aéreo uruguayo. Solano le dijo que había incidentes graves en la concentración y que no se podía garantizar la seguridad de Perón en Ezeiza, así que tendrían que desviarse a la base aeronáutica de Morón. Todo parecía consecuencia de los enfrentamientos. Pero la base ya había sido preparada dos horas antes, y algunos periodistas fueron invitados a desplazarse allí cuando los incidentes todavía no eran importantes. El avión de Perón aterrizó a las 16.49 en la base militar de Morón, donde lo esperaban los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas. —Fue un viaje muy lindo, y por fin lo trajimos –dijo, al bajarse del avión, José Ignacio Rucci.
La masacre
de Ezeiza
capitulo 50 del libro : La política armada (1959-1976), de Julio Carreras Una historia de los movimientos revolucionarios...editó- Quipu El 20 de junio de 1973 el general Juan D. Perón regresó por segunda vez la Argentina. Esta segunda vuelta tendría un contenido político diferente. En 1972 Perón todavía representaba una actitud combativa, con reivindicaciones del Ché Guevara y estímulos públicos a la guerrilla de Montoneros. En ese contexto había consagrado la fórmula presidencial Héctor Cámpora - Vicente Solano Lima. Hasta la victoria en las elecciones la plataforma electoral giraba sobre el concepto "Liberación o Dependencia", reivindicaba la libertad de los presos políticos de la guerrilla y prometía “socialismo". En este periodo, eran frecuentes las veleidades tercermundistas y las lisonjas para los "muchachos de las formaciones especiales"(FAR-FAP-Montoneros). El líder había llegado a escribirle una carta a Fidel Castro, con motivo de un aniversario de la muerte del Ché, donde le decía que ambos perseguían los mismos objetivos. A partir de Ezeiza todo sería diferente Este retorno apuntaba a desplazar a Cámpora y a la izquierda, expresada dentro de su movimiento por la Juventud Peronista, los Montoneros y varios gobernadores de izquierda: Obregón Cano en Córdoba, Martínez Baca en Mendoza, Oscar Bidegain en Buenos Aires, Ragone en Salta. Menem era también "revolucionario"... pero no tanto. Mostrando precoz mente sus habilidades travestis, pronto se volvería un "peronista ortodoxo". Perón aceptó la sugerencia de López Rega en el sentido de ser recibido en Ezeiza por una "Comisión" formada exclusivamente por la derecha peronista. La integraban el general retirado Miguel Ángel Iñiguez, el teniente coronel Jorge Osinde, el capitán Ciro Ahumada(ex jefe de los Guerrilleros Andinos), Norma Kennedy, Alberto Brito Lima (del siniestro Comando de Organización-CdO). Y los burócratas sindicales del SMATA, la UOM, la UOCRA y la Carne. Este puñado de fascistas había organizado ya la masacre en las dependencias de Bienestar Social, los campings sindicales y hasta el hotel Internacional de Ezeiza, en cuyas habitaciones torturaron posteriormente a detenidos. El aparato de "seguridad" estuvo nutrido por "la pesada" sindical, policías y militares retirados. Hasta un grupo de mercenarios franceses,torturadores en Argelia, intervino en los tiroteos. El palco y los puestos de sanidad estaban repletos de armas largas, algunas de las cuales eran escopetas con cartuchos breneke para cazar elefantes. El sentido de la matanza que había preparado el peronismo fascistoide era demostrarle a Perón que el Justicialismo estaba controlado por la derecha. Los millones de jóvenes que en todo el país se pronunciaban junto a JP por la Patria Socialista eran pura espuma... como tal, serían aniquilados. Por su parte, el general retornaba con la idea de un gobierno moderado. Quería extender una mano hacia la oligarquía, mostrando su vocación renegociadora de una dependencia "mitigada". Con tal propósito había permitido que se "filtrara" un supuesto acuerdo con varios países europeos, para sustituir al capitalismo yanqui por otro que otorgaría mayores concesiones a la Argentina. Perón quería poner punto final al proceso revolucionario inaugurado por el Cordobazo y la guerrilla. En vez de "Liberación o Dependencia" venía a decir que "para un argentino no había nada mejor que otro argentino". En otras palabras: "basta ya de luchas". Ratificaba ahora que el programa del peronismo eran "Las 20 verdades justicialistas" -sin socialismo de ningún tipo. Y desautorizaba la ola de ocupaciones obreras de empresas y dependencias estatales, ocurrida luego del 25 de mayo de 1973. Perón desconfiaba profundamente de Montoneros. Estimulado por López Rega -o no-, había tomado ya una fatídica decisión. La de "meterlos" en caja... o, de no ser aceptados por ellos... aniquilarlos. La masacre comenzó a las 14 de aquel 20 de junio, cuando la Columna Sur de la Juventud Peronista y Montoneros-FAR, compuesta por unas 50.000 personas, quiso acercarse al palco. Allí mismo fue tiroteada por los fascistas, comandados en el terreno por el ex militar y guerrillero Ciro Ahumada, quien por ese tiempo anudaba sus contactos iniciales para la formación de las AAA. Montoneros y jóvenes de las FAR, ingenuamente, habían atendido las recomendaciones de los líderes históricos del peronismo: sólo tenían palos y armas cortas. Ya que concurrían con ánimo conciliador y otra idea sobre lo que podría ser la disputa por acercarse al palco, para que los viera "el General". Suponían que, a lo sumo, sería una cinchada de palos y empujones. Por eso llevaron la peor parte. Desde el palco los fascistas tiraban con poderosas escopetas y fusiles, no sólo a los montoneros sino también a todos los que se cruzaban en sus miras. Especialmente a quienes se habían subido a los árboles, para ver mejor el acto. Uno de los primeros en caer fue quien marchaba delante de la Columna Sur, Horacio Simona, herido de bala y rematado a cadenazos por los fascistas. Una vez provocado el choque, varios detenidos fueron arrastrados brutalmente, para ser torturados en la habitación 108 del Hotel Internacional, según declaró Leonardo Favio, locutor oficial del frustrado acto. Favio sufrió un ataque de desesperación, pero aun así, llorando, poniéndose de rodillas ante los fachos e implorando el apaciguamiento por micrófono, logró salvar a varios jóvenes de ambos sexos que estaban siendo torturados. Como una ironía sangrienta, la consigna que los jóvenes habían venido voceando hasta el momento había sido: "Atención, atención, ha llegado un montonero que se llama Juan Perón". Montoneros denunció a los integrantes ya citados de la Comisión Organizadora, en "El Descamisado" Nº 6, del 26 de junio de 1973. Pero en dicha nota no cuestionaban a Perón que, según escribían, habría sido totalmente ajeno a los hechos. Toda la responsabilidad recaía sobre el dúo fascista Osinde-Norma Kennedy, según el editorial firmado por su director, Dardo Cabo (quien durante la posterior dictadura militar sería asesinado durante un "traslado" de presos). La tragedia de Ezeiza tuvo, además de su ominoso resultado en sangre derramada, un simbolismo político. El poder, ya en manos de Perón, estaba enviando un lúgubre mensaje sobre el diverso camino político que a partir de entonces iba a seguir. Se había terminado la Primavera "socialista" de Cámpora. El presidente constitucional fue obligado, por Perón, a renunciar el 13 de julio de ese mismo año. Al día siguiente iba a asumir la presidencia un inepto, ignorante y grosero político fascistoide: Raúl Lastiri, diputado, yerno del ultrafascista ministro de Bienestar Social, José López Rega. En septiembre se votó por la fórmula Perón-Perón (Isabel Martínez). Lo cual consolidó el curso derechista y antipopular que había adoptado, definitivamente, el gobierno peronista. En este periodo nació la Triple A (AAA, Alianza Anticomunista Argentina). Que comenzó a matar militantes populares. Pero no de cualquier modo: se los asesinaba luego de torturarlos salvajemente, sus cadáveres comenzaron a aparecer por doquier, con treinta o cuarenta balazos en los cuerpos. El 12 de octubre de 1973, Perón asume la presidencia, con su mujer como vicepresidente. Otro símbolo ominoso: lo hace protegido por un cristal antibalas, colocado en el balcón de la Casa Rosada. Su figura apenas se ve, tras el vidrio blindado
posta - postaporteñ@ 981 - 2013-06-23
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lunes, 24 de junio de 2013
981* Si Hace Un Mes Me Desayuno Con Lo Que He Sabido Ayer
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