martes, 4 de junio de 2013

INVITACIÓN AL TALLER DE DEBATE POLÍTICO DEL LLAMAMIENTO POR LA UNIDAD

PUNTEO PRELIMINAR


Acertar en una adecuada caracterización de la actual coyuntura provincial obliga a un plus en el esfuerzo analítico. La respuesta a este desafío –entendemos- debe intentarse desde un definido enfoque historicista. Esto es, desde la afirmación de que los procesos no son dirigidos por culturas, tradiciones e ideas “universales e inmutables”, sino que las mismas deben ser comprendidas y criticadas dentro de su propio y concreto contexto histórico y social, procurando –más que nada- establecer relativas verdades de época en cuanto a su origen y funcionalidad.
Contra todo diagnóstico interesado en pronosticar –o bien- las aparentes bondades estratégicas que ofrecería “la inserción internacional de la provincia de Santa Fe”, -o bien- un inminente “fin de ciclo o derrumbe sistémico”, nuestro examen debe proponerse avanzar en la comprensión de los actuales fenómenos -más que nada- por el camino de la clarificación de sus causas e ideas fuerza más relevantes.
Se trataría de ejercer –más bien- cierta pedagogía militante y colectiva para un mejor conocimiento de los cambios operados en la base y la superestructura de la sociedad santafesina. Solo así aportaremos a un mejor diseño de la estrategia de las clases subalternas.
En función de ello, proponemos para el abordaje coyuntural:

el acumulado global, histórico y estructural que hoy detentan los actores y sujetos de clase dominantes favorecidos por el proceso de reconversión capitalista operado en territorio santafecino.
la actual lógica de acumulación capitalista, basada -en lo esencial- en la desregulación económica y financiera, la precarización e inseguridad laboral, un modo de producción reprimarizador-extractivista-exportador, y en la última década la aparición y consolidación de la narcocriminalidad.

las principales tendencias ideológicas y políticas constructoras de la institucionalidad burguesa, auxiliadora de la gobernabilidad del modelo en curso.

causas y efectos de la crisis del proyecto revolucionario y sus expresiones en el movimiento de resistencia y las izquierdas.-

ubicar la conducta táctica que mejor favorezca a un proceso de acumulación de fuerzas realmente alternativo y revolucionario.
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“Ninguna formación social desaparece en cuanto las fuerzas productivas que se desenvuelven en ella encuentren aún lugar para una ulterior movimiento progresivo. La sociedad  no asume tareas para cuyas soluciones no hayan sido ya preparadas las condiciones necesarias”.  (Antonio Gramsci – “Cuadernos de la Cárcel” – Cuaderno 15 - Pág. 1774).-

“En el último decenio, América Latina realizó el pasaje del Consenso de Washington, asentado sobre la valorización financiera, al «Consenso de los Commodities», basado en la exportación de bienes primarios en gran escala.” (El «Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América Latina - Maristella Svampa)



SANTA FE: 4 DÉCADAS,  5 SIGNOS:

GENOCIDIO Y TRANSNACIONALIZACIÓN

CONCENTRACIÓN/EXCLUSIÓN

SAQUEO
IMPUNIDAD
NARCOTIZACIÓN.

1 - El acumulado histórico y la actual lógica de acumulación capitalista.

GENOCIDIO Y TRANSNACIONALIZACIÓN

El proceso reconoce una etapa fundacional: el terrorismo estatal y paraestatal preventivo. Este proyecto criminal –que no tuvo “patente nacional”- obedeció a un modelo de reconversión regresivo y depredador  decidido desde las entrañas mismas del poder imperialista mundial hacia Latinoamérica.

Genocidio y Transnacionalización fueron los “objetivos básicos” de los sectores oligárquicos, la burguesía financiera y los grupos  del poder económico concentrado (locales y extranjeros) para resolver a su favor la crisis de hegemonía que desde el año 1930 había sido el signo peculiar del desarrollo político del capitalismo argentino.

Implicó –también- una partida de defunción certificando el fracaso del último proyecto burgués “reformista” intentado en nuestro país: el del gobierno de Perón-Perón. La ilusión del “fifty-fifty” sucumbió ante la brutal transnacionalización, el “Estado de Malestar” se impuso a futuro y ofició de sepulturero de su sujeto económico y social: la denominada “burguesía nacional”.

Culminaba –así- todo un período histórico iniciado por el modelo
de desarrollo capitalista agro-exportador impulsado por la generación del 80, suplantado por el modelo de enérgica intervención estatal y sustitución de importaciones del peronismo (estímulos y subsidios a la actividad industrial -emergencia de empresas como Acindar, Sancor, Cotar, Vasalli, Celulosa, los talleres ferroviarios de Pérez y Laguna Paiva-) y sus pseudos “salvatajes y relanzamientos”: el proyecto Frondizista (1958/62) y el del Onganiato (1966/1970), estos dos últimos de neto perfil industrial-exportador y con base de apoyo en el capital extranjero (D.K.W., Jhon Deere, Nestlé, polo petroquímico e industrial de San Lorenzo).

También significa el fin de una etapa de ofensiva obrera y popular iniciada en el ’69 (1er. y 2do. Rosariazo) aplastada por el denominado “Operativo Rocamora”, verdadero anticipador del genocidio en gestación. El plan criminal se sustentó –esencialmente- en la derrota subjetiva, en el “nunca mas” utopías rebeldes, experiencias del sindicalismo clasista, experiencias guerrilleras, ideario humanista y solidario, el “nunca mas” a la posibilidad y necesidad de una “patria socialista”.

Este proceso implicó -no sólo- vertiginosos y calificados cambios de la estructura socio-económica de la provincia, sino también una profunda modificación de la subjetividad popular.
 Los valores, las vivencias y hasta la identidad de los actores y sujetos de la sociedad civil sufrieron una intensa reformulación y trastocaron su funcionalidad –trascendente durante la etapa  del capitalismo mal llamado  “distributivo” –a partir del golpe del ‘76.

La cabal dimensión de las consecuencias de esta reconversión capitalista puede apreciarse en el desmontaje del modelo agro - industrial desarrollado en la etapa pre-dictatorial, cuya base productiva radicaba en la industria manufacturera                    -especialmente las ramas metalmecánicas- y cuyo principal patrón de acumulación lo sustentaba el mercado interno. El anterior modelo configuró una región que supo exhibir un importante desarrollo industrial-manufacturero y bajo nivel de ocupación en el empleo público.
 La “apertura” planificada de los mercados locales a las importaciones condujo a la ruina a un enorme abanico de pequeñas y medianas empresas (según datos estadísticos se cerraron más de 3.000 establecimientos y se perdieron más de 40.000 puestos de trabajo).

La desregulación de la actividad de los grandes grupos económicos (extranjeros principalmente) facilitó la concentración y desnacionalización empresaria. Se mantuvo a rajatabla la implementación de políticas fiscales regresivas (impuestos sobre el consumo y no sobre las enormes ganancias de los grupos económicos); Se ha arraigado una salvaje precarización, flexibilización e implementación de nuevas formas de esclavitud en el trabajo asalariado.


CONCENTRACIÓN – EXCLUSIÓN – SAQUEO - IMPUNIDAD
El Terrorismo Preventivo de Estado y su formato ideológico neoliberal, mas el continuismo de 30 años de gobiernos defensores de la consolidación del actual patrón de acumulación capitalista, nos hace concluir junto a los compañeros Lisandro Brusco y Sol Morel en que “el aumento exponencial de la actividad agrícola se ha instalado como un nuevo paradigma productivo: el capitalismo extractivista que se manifiesta en el modelo agrario, de agricultura industrial, basado en la extracción-exportación de los bienes comunes y en el monocultivo de soja.

Este modelo encuentra en el desempleo, en la fragmentación social y en los crecientes grados de polarización la herramienta más efectiva para eliminar la organización y el reclamo social a fin de alcanzar su objetivo de acumular y concentra aún más las riquezas”. (“El capitalismo extractivista en la Argentina – Revista PERIFERIAS N° 20 – Pág. 90).

Estructuralmente, las políticas conocidas de la dictadura hasta nuestros días, han   contribuido a consolidar una acelerada privatización, concentración y extranjerización de las riquezas y los recursos -por un lado-, y en fatal contraste -por otro-, una violenta socialización de la explotación, la emergencia de zonas de “descarte social” y niveles crecientes de empobrecimiento. En síntesis: empresas con ganancias obscenas y pueblos empobrecidos.


Datos y números:

La tan mentada “sojización” (o leyenda del “yuyito”) y la megaminería no solo se consolidan y amplían, si no también resultan un instrumento de vital importancia para el sostenimiento de la balanza comercial argentina.
El complejo molinero-oleaginoso del Cordón Industrial del Gran Rosario, la estructura ferro-portuaria y el gerenciamiento de semillas, herbicidas y tecnología para la siembra directa en manos de un puñado de multinacionales son su principal nutriente.

Entre los principales 10 exportadores argentinos, 7 corresponden al agro-negocio. Y si se considera a los 20 principales, alcanzan a 12 empresas. Si la escala de exportaciones se mide en dinero, la presencia de las empresas radicadas en esta región también adquiere una relevancia prioritaria. Respecto de las agro-exportadoras, de los 26.169 millones de dólares exportados por las Top 10, 16.813 millones corresponden a las agro-exportadoras, si la medición se centra entre las Top 20, sobre un total de 35.424 millones de dólares facturados, 22.345 son los aportados por el mismo sector. (de acuerdo a los datos aportados por la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA)- Diario Agenda – San Lorenzo).

Veamos las facturaciones 2011: 1-Minera Alumbrera, con 4.132 millones de dólares; 2-Cargill, con 3.737 millones; 3-Pan American Energy, con 3.608 millones; 4-Bunge, con 3.517 millones; 5-LDC, con 3.060 millones; 6-AGD, con 1.931 millones; 7-Volkswagen, con 1.616 millones; 8-ADM, con 1.602 millones; 9-Vicentin, con 1.554 millones; y Noble, con 1.412 millones de dólares.

 A este listado, y entre las 20 firmas que más exportaron durante el año pasado y con intereses en la región se agregan Teopfer, con 1.376 millones de dólares (11`lugar); Molinos Río de la Plata, con 1.356 millones (12); Nidera, con 1.162 millones (13); Oleaginosas Moreno, con 873,6 millones (16); la Asociación de Cooperativas Argentinas, con 764 millones (17); e YPF, con 655 millones de dólares (18). (de acuerdo a los datos aportados por la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA)- Diario Agenda – San Lorenzo).

Según informes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, entre el 29 de abril y el 03 de mayo de este año, “las empresas del sector han liquidado la suma de U$S 633.991.655”, mientras que desde el 2 de Enero de 2013 hasta el 03 de mayo “el monto liquidado es de U$S 7.338.786.424”.
El mismo informe describe la fuerte línea ascendente en la liquidación anual de divisas en dólares: en el año 2003 se liquidaron U$S 9.450.254.098 y en 2012 U$S 23.069.014.717, con un pico histórico en el año 2011: U$S 25.133.393.782.

En la provincia de Santa Fe actualmente hay 26.551 explotaciones agropecuarias, que abarcan una superficie cultivada de 3.347.148 hectáreas, destinadas en lo fundamental a oleaginosas.

Los últimos 25 años muestran una baja importante en la cantidad de emprendimientos agropecuarios y de productores: hay 10.478 menos que en 1988 (por ese año eran 37.029). Cayó la cantidad de productores pero no el área sembrada, que se incrementó, por lo que la concentración en la producción agropecuaria tiende a profundizarse


Otro fenómeno es la aparición de una nueva cualidad y un nuevo sujeto: la primacía de los arrendatarios por sobre los propietarios de la tierra. Según datos (IPEC) en 2010 fueron 934.809 las hectáreas explotadas por medio del arrendamiento. Según una encuesta de Aapresid el 80 por ciento de los productores encuestados alquila su campo y aspiran a que en cinco años estarán sembrando una superficie 35 por ciento más grande
En 2001 se registraban 22.996 trabajadores rurales no asalariados en la provincia, en 2010 se registran 11.294 (IPEC).
Según las declaraciones juradas presentadas ante Registro Nacional de Tierras Rurales (RNTR) (nueva Ley de Tierras N° 26.737), en la provincia se registran 136.862,17 hectáreas en manos de extranjeros. Este dato debe combinarse con un vacío de la ley que no regula el aspecto de los arrendamientos, mecanismo legal preferido por los capitales extranjeros que explotan tierras.

El Estado Santafecino ocupa el segundo lugar en el país en materia presupuestaria para seguridad y represión. Ha sofisticado y reforzado sus fuerzas y mecanismos de control social, se destaca como poseedor de uno de los índices mas altos en casos de “gatillo fácil” y represión policial, también por su perversidad con las minorías y trabajadoras sexuales, por las muertes provocadas en comisarías y, fundamentalmente, por los asesinatos del 19 y 20 de Diciembre de 2001. Paralelamente, en la provincia rige y actúa todo un sistema de seguridad de carácter privado (213 agencias) que configura un verdadero ejército que apunta a resguardar, fundamentalmente, los bienes y mercancías de los grupos empresarios monopólicos que se han erigido como los beneficiarios exclusivos del modelo injusticia, el que es gerenciado por ex agentes de los cuerpos represivos con directa vinculación y participación en el genocidio perpetuado por la última dictadura.

En este andamiaje represivo ocupa un lugar destacadísimo el rol de complicidad y encubrimiento que realiza el Poder Judicial sobre el accionar delictivo de la policía y de los funcionarios estatales, y su papel de “demonizador” de las víctimas. Si en los ’70 el objetivo de la represión lo constituía el sujeto político de la “violencia subversiva”,  hoy el blanco móvil de la represión ha sido puesto en el sujeto de clase discordante con las pautas estéticas y culturales impuestas por la globalización neoliberal. Son los jóvenes trabajadores inmersos en las nuevas condiciones de la exclusión, la flexibilización y la precarización del trabajo. La sospecha social (emparentamiento de la víctima con la droga, el alcohol y la delincuencia) es el argumento legitimador de la impunidad para los crímenes policiales. Desde estas políticas el Poder Judicial es integrado “como razón universal” para criminalizar, a los que resisten estos planes de violenta exclusión.

 Esta política de judicialización de los conflictos, con cierta antigüedad en nuestro país, ha llevado a la existencia de numerosos procesos judiciales contra dirigentes obreros y populares (se trata de casi 5000 a nivel nacional y casi 500 en nuestra provincia). Con este cuadro la “seguridad” se ha transformado de un derecho humano de carácter público y de goce popular en un “servicio” privilegiado de carácter privado por el que se facturan cifras anuales millonarias en las empresas privadas de seguridad.
Las fuerzas políticas burguesas-tradicionales de la gobernabilidad provincial -si bien han exhibido diferentes “estilos de gestión”- han coincidido en adoptar el formato narrativo justificador de este saqueo, travistiéndose en expresiones de vanguardia al servicio de la nueva funcionalidad exigida por el modo de producción capitalista imperante.
 Estas fuerzas -y sus intelectuales orgánicos- profetizan sobre la imposibilidad de una ruptura radical con este nuevo modelo de acumulación apuntalado sobre “ciertos cambios en la división internacional del trabajo y sus consecuencias sobre los intereses del capital productivo trasnacionalizado”
(“El retorno del capitalismo nacional como alternativa – Germán Pinazo - Revista PERIFERIAS N° 20 – Pág. 70).


Estas fervientes defensas políticas sobre las “ventajas comparativas naturales” que favorecerían la “inserción de Santa Fe en el mundo” han tenido capítulos notables. Uno de ellos fue el “sigan haciendo patria” ofrendado en la Bolsa de Comercio por el otrora Ministro de Agricultura Julián Domínguez a los más rancios exponentes de la burguesía agro-exportadora. Más recientemente, un eufórico gobernador Bonfatti en la ciudad de Nueva York ante el Council of the Americas (COA) proclamó que  "Nuestra provincia es pionera en el mundo en lo que significa la siembra directa y la incorporación de nueva tecnología", implorando ayuda económica a los popes de las trasnacionales  para concretar “un shock de infraestructura”.

“La transformación planetaria en curso implica un desafío inédito para las próximas décadas, fundamentalmente para los próximos 20 años. Se estima que, en 2030, la población mundial ascenderá a más de 8.000 millones de personas; en tanto, Santa Fe crecerá hasta alcanzar aproximadamente los 3.725.000 habitantes (de no existir alteraciones migratorias u otros fenómenos relacionados). Un tercio de la población mundial sufrirá la escasez de agua dulce, mientras que los desafíos para la agricultura no tendrán precedentes: el mundo necesitará un 50% más de alimentos tan sólo en 2013, y dos veces más dentro de los próximos 30 años.
 Será clave adoptar un nuevo enfoque agrícola, fomentar nuevos desarrollos en alimentos cárnicos y potenciar el campo ictícola y la acuicultura. En este sentido, la inserción internacional de la provincia de Santa Fe adquiere actualmente una posición estratégica: en torno a la ciudad de Rosario se despliega el mayor complejo agroalimentario y portuario del mundo.  (del párrafo de encabezamiento del denominado “PLAN ESTRATÉGICO PROVINCIAL” – página web oficial del gobierno de Santa Fe).


Resulta más que elocuente el compromiso estratégico de los bloques políticos gobernantes de nuestra provincia con el actual modelo depredador y contaminante, con muy baja incorporación de valor agregado por el alto contenido de materias primas y escasa industrialización. Según datos de la CGT San Lorenzo se estima que se genera una fuente de trabajo cada U$S 500.000 invertidos y el costo laboral por todo concepto representa un siete por mil sobre la facturación global de las empresas.

Posee su máxima extensión en “el polo molinero-oleaginoso del sur provincial, con una capacidad de molienda y nivel tecnológico que lo sitúan como uno de los más avanzados a nivel mundial. Así, Santa Fe concentra el 90% de la industrialización de la soja” (SINTESIS DE COYUNTURA ECONOMICA PROVINCIAL – Ministerio de Hacienda y Finanzas). El lanzamiento del P.E.A. (Plan Estratégico Alimentario) supone la intención política de extender esta estructura productiva motivada en parte por la demanda internacional, pero también por la puesta en marcha de la producción de “agro-combustibles” que ya reconoce importantes inversiones trasnacionales  y un régimen legal de “estímulos” que otorga una variada gama de beneficios impositivos para  “emprendimientos” de investigación y producción de aquellos.

Según informes publicados por el Instituto Provincial de Estadística y Censos (IPEC), el incremento de las ventas de biodiésel al exterior lo ubican en el tercer puesto del ranking de productos exportados por Santa Fe, detrás de la harina, el pellets de soja y el aceite de soja (50% de lo que se exporta desde Santa Fe), concentrando cerca del 10% de las exportaciones provinciales. Las plazas destinatarias son India, Indonesia y Malasia.

Resulta contrastante la situación de una región que aporta significativamente a que Argentina ostente el espacio de productora de la mayor tasa de alimentos por habitantes en el mundo (3.500 Kg. de alimentos-habitantes-año) con la existencia de poblaciones con carencias alimentarias y con la pérdida de soberanía alimentaria en razón de la liquidación de decenas de actividades vinculadas a la producción de alimentos y al consumo popular.

Por ello no resultan para nada sorprendentes la irrupción de amplios espacios populares en las puebladas y revueltas de Mayo 1989, Diciembre 2001 y los recientes intentos de saqueo. Estos acontecimientos ponen en evidencia:
 1) la relevancia nacional de la región por la dimensión de una crisis estructural con niveles inéditos de empobrecimiento y exclusión aún irresueltas (la  nueva “capital de los cereales” y el nuevo “granero del mundo” junto a famosos “come gatos”);
2) las estrategias estatales de contención y apaciguamiento de la conflictividad mediante el control social (cliente-asistencialismo), combinadas con mecanismos que alientan la fractura social junto a una dosis importante de judicialización y represión a los conflictos. Estas profundas conversiones han constituido un retrógrado escenario que exhibe opulentas multinacionales, 4X4 y alta gama, shoppings y turismo pasatista de ocasión y espectaculares “fortalezas” urbanas en contraste con territorios de descarte, degradación y violencia.

En la actual etapa, el modelo extractivista muestra sus límites. Uno de ellos es la tendencia al desgaste de la rentabilidad de la soja. Según INTA-PRECOP la tendencia será cada vez más significativa y en el corto plazo el productor primario sólo percibirá del 10 al 15% de renta neta. Es decir que el valor relativo de las materias primas irá disminuyendo y aumentarán los beneficios de los intermediarios y expendedores.

Otro es el escaso desarrollo y los niveles de concentración de la estructura productiva nacional dominada por creación de productos sin valor agregado que incide directamente sobre la conformación de la balanza comercial (promedio de u$s700 por tonelada exportada) contra importaciones con alto valor agregado (u$s1.800 la tonelada importada). Según el INTA-PRECOP esta diferencia de valores genera un déficit de
 400.000 puestos de trabajo y nos somete a una alta dependencia de manufacturas de origen industrial (90% del total importado, frente al 30 % del total exportado).
 En la Argentina el 75% del valor exportado por el complejo agroindustrial está basado en commodities de bajo valor agregado (el 51% es de soja).
 Otro dato: el 58% del área de siembra total de la soja de la Argentina está distribuido entre 60.000 productores donde 1.600 empresas producen el 50% del total (52 millones de toneladas).Esto explica que estas 1.600 empresas siembran 9,35 millones de hectáreas (promedio de 5.843 hectáreas por unidad productiva), y 58.400 productores siembran en promedio 160 hectáreas.

Esta crisis de estructura productiva se revela impotente ante los fenomenales incrementos en la demanda mundial de alimentos (registrar que en la última visita de una delegación del gobierno santafecino junto a empresarios a China, éstos se asombraban ante el requerimiento de 1.500.000 de toneladas anuales de pellets de soja cuando ninguno de ellos puede producir más de 10.000 toneladas por mes).

Estos límites abren un debate sobre el tipo de estrategias para competir “y no perder peso en los mercados internacionales”.
Una visión la expresan las multinacionales del agro-negocio y el pool-sembrador Gustavo Grobocopatel. Esta postura propicia una estrategia común de estos sectores en Latinoamérica, ubican al Mercosur como bloque comercial excluyente y apuntan a cambios transformadores en materia tecnológica. Según esta propuesta L.A. “debería prepararse para alimentar a las 1.600 millones de personas que integrarán la clase media del planeta de aquí a 5 años”. “En la Argentina los productores estamos secos.
 No tenemos plata para pasar de la producción de granos a transformarlos en alimentos de mayor valor agregado y esto es así porque no queda resto después de pagar 80% en impuestos” (Gustavo Grobocopatel - Clarín – 26/05/13). En definitiva, liberalización económica, baja de retenciones e impuestos, proyectos de investigaciones e innovación tecnológica bajo soporte financiero privado, y apertura y conquista de mercados. Todo ello, bajo agenda conjunta con gobiernos genuflexos o fervientes defensores de estas ideas en la  región.

Otra visión la expresa el gobierno nacional que –sin cuestionar en lo más mínimo lo consolidado por la sojización- alienta la tendencia de que en nuestras exportaciones agropecuarias los productos con valor agregado empiecen a prevalecer por sobre las materias primas.
El PEA (Plan Estratégico Alimentario) es su instrumento central y para su ejecución se servirá de la alianza entre el Estado (Ministerio de Agricultura-Secretaría del Valor Agregado, INTA, INTI, Universidades, gobernadores y los “2.172 intendentes que posee el país”) y el capital privado (algunas multinacionales y pool sembradores -a elección y conveniencia- y el asociativismo entre las 400 pymes sojeras del país).

Desde sus fundamentaciones se incita al crecimiento y diversificación de los denominados MOA (Manufacturas de Origen Agropecuario) y se defiende que la “sustentabilidad” económica y social a futuro depende de la transformación de Argentina en país industrializado/agroalimentario. Una más alta productividad de materia prima (60% más de cosecha y 150% mas de exportaciones para el 2020), un gran “desarrollo en origen” y tecnología competitiva para la agroindustria son sus pilares. En definitiva, el PEA proyecta la idea del incremento relativo de manufacturas de origen agropecuario con valor agregado para lo cual se impone que “el campo poco a poco comience a unirse a la industria”.

Se prevé que para hacer posible este “revolucionario” cambio de nuestra estructura productiva se necesita un inusitado incremento del consumo de energía eléctrica y gas natural en detrimento de los sectores populares. Como respuesta a tal fenómeno ya se empieza a aludir a las “posibilidades de uso y aprovechamiento de la biomasa”, o sea, la generación del mercado interno de bioenergía sobre la base de etanol de caña de azúcar, etanol de maíz, etanol de sorgo granífero y azucarado, biodiesel de soja, o aceite crudo de soja para uso energético. También la producción de metano con biodigestores de alta eficiencia para generar gas metano y luego, a través de motores endotérmicos, energía eléctrica y energía como calor, por ejemplo.
Los funcionarios y burócratas estatales -fervorosos defensores de este proyecto- sostienen que en la Argentina se ha consolidado una nueva ruralidad ( reformulación del sistema productivo + nuevo “sujeto agrario” + tecnología + innovación permanente) y que la producción de alimentos es posible con una huella del carbono excelente: materia prima con muy bajas emisiones de gases invernadero gracias al bajo consumo de combustible por la implementación de la siembra directa, la biotecnología y la agricultura de precisión.

Junto a señalar críticamente las nefastas consecuencias que apareja el modo de producción extractivista-primarizador (concentración, extranjerización, desertificación, contaminación, desalojos y represión, emigraciones, fuga de divisas, pérdida de soberanía alimentaria, entre otros), se debería fijar como tarea futura la de señalar y denunciar las coincidencias y compromisos del gobierno “falsocialista” con el avance y consolidación de este modelo de saqueo y muerte.

En el mismo sentido, deberíamos trabajar sobre el proyecto de impunidad pergeñado durante estas cuatro décadas en favor del tándem de empresas y empresarios “vencedores”, cómplices-artífices del genocidio y beneficiarios de la reconversión capitalista. Muchos de ellos en la actualidad celebran con funcionarios del gobierno provincial banquetes lobbystas, comparten clases magistrales de los think thanks  del modelo y rentables negocios. El objetivo de esta tarea apuntaría a no dejarnos engañar con la tramposa y parcial visión que ubica la lucha actual del Movimiento de DDHH bajo la versión judiciaria sobre el genocidio como principal y excluyente.


2 – La institucionalidad burguesa y sus principales tendencias.

¿”RENOVACIÓN” O REGRESO DEL PEJOTISMO ORTODOXO?

“Sufriendo el natural desgaste político que 20 años al frente del gobierno le ha traído aparejado, con su “jefe” mandado a silencio para evitar una exposición pública que  comprometa definitivamente su futuro político, un relevo (Obeid) condicionado por la “herencia” del 2001, una evidente debilidad para reinventar mecanismos de consenso y representación, mas la no visualización de figuras de recambio inmediato, ponen al PJ ante la posibilidad de una crisis que lo invalide como partido apto para la gobernabilidad, y que sobre esta dificultad se abra una etapa de relevos en el mando estatal. Pensamos que los escenarios electorales 2005/2007 serán momentos de verificación del desenlace final de esta crisis.” (del Documento “El colapso justicialista los cría y el falsocialismo los amontona” – Declaración del M.a.iz. – Noviembre de 2004).

El proceso de crisis en el PJ contiene un complejo y diverso arrastre de 20 años a esta parte y el análisis de su desarrollo puede dividirse metodológicamente en dos etapas bien diferenciadas.

En los ’80 el signo calificador del PJ santafecino se constituyó bajo el parentesco con los dirigentes sindicales y políticos que prohijaron el nacimiento y aparición en escena de la Triple A en nuestra provincia. Este pejotismo vanguardizó las gestiones de Vernet y Reviglio impregnadas en el affaire de la corrupción y el enriquecimiento ilícito, en los espurios pactos de reparto institucional con el “vasco” Uzandizaga, y un estilo político muy ligado al propósito de restaurar el clásico “ideario” populista de carácter paternal. Todos sus actores y personajes terminaron imputados e investigados judicialmente e –impunidad mediante- recluidos en ostracismo forzoso, sin retorno a la política por simbolizar la patética imagen del “peronismo impresentable”.

La continuidad de este proceso se encarnó en la alternancia de la dupla Reutemann-Obeid, éstos provenientes de historias y experiencias políticas muy disímiles.


En el caso del ex corredor su aparición política emerge en medio de un momento primario de la denominada crisis de representatividad generada por el fracaso del ampuloso proyecto de centro en nuestro país (con la democracia se vive, se come, se educa). Y también por el ocaso decadente de un gobierno provincial jaqueado por las corruptelas, los saqueos a supermercados y la hiperinflación. Con su poder de “metaformosis” el capitalismo apeló a colmar la política con la farandulización y el tecnocratismo y así socorrer la gobernabilidad con una “nueva imagen” que fuera funcional a la administración eficiente de la violenta extranjerización y concentración en curso a costa del empobrecimiento y miseria de  miles de santafecinos. Ese “hombre imagen” fue el “Lole”.


Discípulo eminente y visceral del menemismo (voló personalmente a La Rioja para firmar la ficha partidaria en medio de la disputa presidencial del 2003), hizo gala de su adhesión incondicional de los parámetros del “pensamiento único”. Fue un ferviente ejecutor de las recetas neo-liberales, para lo cual tomó determinaciones selectas: nombró a Mercier -un experimentado ajustador- y a Enrique Alvarez -un calificado represor-, ambos apadrinados por el terror dictatorial. Operó para componer una Corte Suprema de Justicia “amiga”, premió a salteadores de bancos y a la policía que asesinó a Pocho Lepratti.

Amparó a traficantes en el Tribunal de Cuentas y mantuvo a rajatabla la Ley de Lemas, instrumento primordial de su poder electoral inicial. Tuvo como tesorero a Massat, hasta los escándalos de los "giros" a empresas fantasmas. Hoy su casi desconocida tarea como senador oficia de estrategia de preservación de su proyección política.

Obeid posee una trayectoria conocida dentro del PJ. Ex jefe de la Regional II de Montoneros, luego de gobernar la municipalidad de Santa Fe sus dos llegadas al gobierno provincial se produjeron bajo una débil apoyatura electoral. En la denominada “década infame” alabó la “fiesta menemista” y enarboló el mega-discurso neo-liberal exaltando los “logros” de la apertura de mercados y las “reformas” que conducían aceleradamente al primer mundo.

La gestión 2003-2007 la encaró bajo anuncios de claro sesgo demagógico: derogación de la Ley de Lemas -para absorber el cuestionamiento popular a los mecanismo de fraude electoral-; creación de la Secretaría de Derechos Humanos -para distraer y diluir las responsabilidades políticas por las criminales consecuencias de la represión de Diciembre de 2001-; declaración de la emergencia hídrica -para aplacar el costo político generado por las inundaciones-; y reforma constitucional bajo aparente objetivo de mejorar el sistema de representación política, pero que en realidad perseguía la meta de favorecer la continuidad hegemónica del PJ.

Todas piezas cosméticas y virtuales.
Su verdadera política pudo apreciarse organizando y solventando el espectáculo de recolonización productiva, de carácter extractivista, impulsado bajo las “sugerencias” de la Bolsa de Comercio para encarar las grandes obras de infraestructura que permitan el tráfico de mercancías e insumos de la gran burguesía exportadora. Coherente con este plan de saqueo fue un apasionado defensor del relanzamiento de la denominada “Región Centro” junto a los gobernadores Busti y de la Sota para  reforzar el modelo de acumulación  capitalista que requiere permanentemente de la disposición de bloques y regiones subordinados a la concentración económica y financiera local e internacional.
Comandó personalmente el plan de infraestructuras que incluye obras como el dragado y balizamiento de la hidrovía Paraná-Paraguay, la terminación de la autopista Rosario-Córdoba, la reubicación del Puerto de Santa Fe, la autovía Córdoba-Concordia, el Plan Circunvalar, etc. En definitiva, la gestión obeidista expresó una metódica continuidad post-reutemanista, bajo el mismo discurso y gestión política que conocimos en la década menemista, alabando el señorío de los mercados y la “competitividad” para “despegar”, supuestamente, hacia la igualdad y el pleno empleo.
Es precisamente este acopio político el que desmerece toda creencia sobre panoramas de renovación y de ruptura histórica con el “peronismo de la vereda opuesta”. Porque sus rancios actores son los que hoy participan como cultura política reciclada en la nueva conducción provincial del PJ, articulando un falso discurso sobreunidad interna, alineada con el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, cuando en más de un  caso -como el mismo presidente “Poroto” Freyre- poblaron con su presencia los “piquetes de la abundancia” en la plenitud de la “guerra agraria”.

Salvo que bajo el imperio del más obsoleto pragmatismo se quiera justificar el tremendo costo que los pactos jurásicos representan para una auténtica política de renovación.
A ese perimido recurso ha echado mano el diputado provincial Gerardo Rico: “Hay que preservar la mayor unidad posible con miras a las legislativas del 2013. Todavía no somos el «hombre nuevo», y tenemos que construir política con quien no opina exactamente como nosotros. Scioli no tiene nuestra concepción, pero debe seguir en este modelo. Expulsarlo de este proceso a Scioli es un error estratégico.” (La Capital – Sección “Política” - 22.07.2012). Demasiada sutileza para un dinosaurio de “la corpo”.

Este “discurso de unidad” hoy se ve triturado por la decisión de CFK –vertical y blindada- de digitar personalmente el “perfil” de las listas electorales, desplazando a quienes se autoerigían en portadores de renovación respecto del pejotismo lascerante y ubicando en la referencia de mando al populista-conservador Obeid, destacado protagonista en el relevo post-reutemanista.
El intento de “renovación” supuestamente encarnado por Rafael Bielsa y Agustín Rossi no solo fue a parar al museo de los fracasos ya ensayados del 83’ a esta parte, sino también no ocultó los acuerdos de Bielsa con las corrientes más retrógradas del reutemanismo residual, ni la exaltación del discurso del gobierno obeidista, prometiendo profundizar el modelo regresivo imperante. Esto no descarta que el “dedo” cristinista consagre a algún “tapado” con perfil “progre-nac&pop” con el que se quiera balancear la raída y ortodoxa imagen de Obeid (por estos días sonó mucho la posible postulación de Ma. Eugenia Bielsa, dato a confirmar).


LA “GOBERNANZA” RASCA LA OLLA
La licuación de la UCR como socio-aliado en la dinámica de la alternancia bipartidista favoreció la emergencia de una “oposición” que propuso el “Chau Lole” a través de una “mega alianza” encabezada por el “decente” Binner y hegemonizada por el Partido Socialista Surgió así una nueva coalición de fuerzas sociales y políticas que integró aparte de los fenómenos de representación alternativa emergentes de la crisis del 2001, al ARI, a sectores de la CTA, expresiones desgajadas de la UCR y hasta el mismísimo Partido Comunista que declaró públicamente su decisión de enrolarse activamente.

“A nuestro modo de entender esta perspectiva no significará la desaparición del sistema de gobernabilidad asentado en la sucesión bipartidista, sino que implicará una reestructuración de los patrones de convivencia política con el PJ y contribuirá a vigorizar la dominación basada en el “consenso pasivo”, retrasando del imaginario popular toda perspectiva de cambio político real.”
(del Documento “El colapso justicialista los cría y el falsocialismo los amontona” – Declaración del M.a.iz. – Noviembre de 2004).

Dicha previsión se tornó en incontrastable realidad política. La capitalización del proceso de crisis en el PJ fue absorbida por un nuevo sistema de alianzas sociales y políticas hegemonizadas por el Partido Socialista.


Resulta imperioso diseñar una posible caracterización sobre la naturaleza del proyecto político y de los parámetros ideológicos encarnados por el PS como gobierno y cierto balance después de algo mas de 6 años de gestión.

Para ello, descartaremos ciertos análisis basados en la “parquedad” discursiva de su referente electoral más importante, Hermes Binner, y bucearemos en las definiciones que provienen de la verdadera fuente de pensamiento en la que los socialistas santafecinos abrevan: la Internacional Socialista.  Analicemos algunos de sus axiomas más relevantes.

Se defiende el beneplácito con las pautas de la denominada “globalización” capitalista. El necesario planteo de cuestionamiento y superación del capitalismo de época es rehusado tras la consigna de “reconciliar” los ideales de justicia social y democracia con las ideas y valores que la propia globalización ha instalado.

Para ello, levantan el concepto de “buena gobernanza”, el que contraponen a “la ideología neo-liberal del mercado, la agenda neo-conservadora, la aproximación unilateral……
 En resumen, la globalización –gobernada, como está, por una lógica financiera liberal- produce riqueza económica y cultural que se distribuye de manera desigual. El mayor desafío que presenta la globalización es, entonces, generar una efectiva política democrática en el nuevo ámbito global, que permita que los beneficios de la globalización puedan compartirse en forma equitativa y sean una oportunidad para todos”. (del Documento del XXII Congreso de la Internacional Socialista: “Gobernanza en una sociedad global – El enfoque socialdemócrata”).

Se postula como ineludible pensamiento político moderno el de suplantar el sistema tradicional basado en el paternalismo estatal y el clientelismo populista por el de “democracia de proximidad”, descentralizadas y participativas. “Gobernar no es simplemente gestionar, ser buenos administradores del viejo Estado; gobernar es ser constructores de un nuevo Estado: solidario, participativo y cercano a la gente. Hermes J. Binner (del párrafo de encabezamiento del denominado “PLAN ESTRATÉGICO PROVINCIAL” – página web oficial del gobierno de Santa Fe).

Sus intelectuales argumentan que la revuelta popular del 2001 expresó el agotamiento  del sistema de representación basado en los partidos políticos tradicionales, y que la recreación política reside en una nueva “bipolaridad” de coaliciones “transversales” del centro-derecha vs.las de “centro-izquierda”.

Apelando a estas ideas han sostenido su gestión de gobierno en la ciudad de Rosario por mas de 20 años, bajo total adhesión a la cultura pragmática y posibilista de “administrar” la miseria congénita del capitalismo con “buenos modales”.

 Invocan una identidad de “izquierda democrática y reformista” distante del espejo que reflejó el fracaso del derrumbamiento del modelo “real-socialista”, y sostienen que a la izquierda no le queda otra alternativa que 'gestionar capitalismo con buen aspecto y de modo decente'. (“HONESTIDAD, TRABAJO Y EFICIENCIA” fue la consigna con la que el socialismo (versión Binner) consolidó su primaria hegemonía en Rosario).

Defienden fervorosamente la idea de que no gobiernan con los parámetros y los métodos de la derecha, pero tal política no evita que se concilien y se pactan con la misma derecha y el poder económico las cuestiones fundamentales (por ejemplo los acuerdos con el PRO en el Concejo de Rosario). Sostienen la factibilidad de un “capitalismo regulado” bajo la ficción de recuperar “simetrías perdidas”. Este partido no tiene siquiera un programa reformista: se limita a negociar modalidades menos duras de vehiculización de los intereses del capital transnacional.
Bajo imposturas muestran habilidad para penetrar socialmente con un discurso de “renovación y modernización”, pero se desnudan con sus prácticas políticas reales que son sinónimos de derechización (“Yo en Venezuela votaría por Capriles” expresó públicamente don Hermes Juan).
Resulta
n eficaces su operaciones de “marketing” político en busca de un electorado que no anhela cambios profundos, y menosprecian así a los sectores más contestatarios y combativos de la sociedad. Con ello, han transformado a su organización política y a sus socios de coalición en verdaderas maquinarias electorales cuyo único accionar político es la conquista desesperada de votos y cargos.

A pesar de ello –y para lamentarse-, cierta dirigencia social y política renueva cada día sus expectativas sobre la posibilidad que “el modelo de Santa Fe sea el modelo de la Nación”.
 ("El FAP es trascendente, es una esperanza en marcha, un paraguas que nos cobija a todos los argentinos. La esperanza es lo que construye, es algo que convoca a la gente y esta convocatoria debe ser masiva" – Víctor De Genaro).

Se destacaron como protagonistas excluyentes en la conformación de la Alianza Santafecina (verdadera avanzada del proceso que posteriormente concluyó en la constitución de la Alianza y su gobierno) pactando con la UCR de Usandizaga y con el PDP (la derecha que colaboró con la dictadura).

Regionalmente han mantenido relaciones de intercambio con el PT de Porto Alegre y con los sectores amarillos del Frente Amplio. El modelo político de gestión que emulan es el de la CONCERTACION CHILENA (entusiasta aliada de EEUU en su estrategia anexionista, el voto contra Cuba en la comisión de DDHH de la ONU, el favoritismo por la oposición golpista en Venezuela, envío de tropas a Haití, la salvaje judicialización y represión a la comunidades mapuches, el apoyo a todos los intentos yanquis en materia integracionista -TLCs, Alca, Nafta, etc.-)

La misión de gobierno que han encarado desde el 2007 puede resumirse en:
1) defensa a ultranza del modo de producción primarizador-extractivista;
2) deliberada política de bonanza tributaria y de fluidez facilitadora de la dinámica concentradora (agro-negocio, construcción, cadenas de supermercados, banca privada);
3) explotación y precarización de la fuerza de trabajo en el sector público bajo amedrantamiento y pánico laboral;
 4) conciliación y permisividad con las mafias narco-policiales;
 5) fracaso del proyecto de regionalización de Santa Fe como política de integración territorial, de disminución de desequilibrios  y de cohesión social; 6) impunidad para los inundadores y para los ideólogos y ejecutores de las muertes de 2001.

DERECHA FARANDULIZADA


La emergencia y proyección del PRO debe analizarse desde concretas causales:

el peso de la cultura ruralista y del conservadurismo urbano, blanco-racista en una parte sustancial del electorado santafecino;
el vacío político que aparejó la evaporación de dos figuras relevantes para este perfil de votantes: Reutemann y Uzandizaga; la licuación de un partido tradicional de la derecha santafecina como es el PDP dentro de la hegemonía del “falsocialismo”;la capitalización de un esquema de “opciones de castigo” dentro del sistema contra gobiernos con desgaste; una morfología política gobernada por la elitización, la degradación ideológica y la “ingeniería de la imagen” en manos de una estructura auxiliar de consultoras especializadas en técnicas de marketing electoral;oferta de un formato de gestión comandado por un colectivo de intelectuales orgánicos, expertos y consejeros (“hay equipo”), y con promesas de orden, autoridad y tolerancia cero.

Sin subestimar la performance realizada por Del Sel y cia. en las últimas elecciones se debería toma como previsión que el desempeño en el escenario comicial 2013 dependerá –fundamentalmente- de dos cuestiones: 1)  el éxito o fracaso del frente pejotista anti-K como opción (que acompañó a Del Sel en 2011); 2) el perfil y referencia que Cristina decida para la lista del FPV. De estas cuestiones dependerá su futura proyección, o como opción en claro ascenso político –en un caso- o como tendencia minoritaria dentro del esquema de gobernabilidad provincial.

CAUSAS Y EFECTOS DE LA CRISIS DEL PROYECTO REVOLUCIONARIO

Transitamos un período descenso defensivo y de baja conflictividad combinada con una crónica ausencia de proyecto que exprese renovación y radicalidad revolucionaria. Resulta imperioso valorar toda la energía y esfuerzos puestos por la militancia popular en las resistencias y luchas en la crisis de 2001, pero también resulta justo verificar las limitaciones que permitieron que el establishment hallara escape político a su laberinto, y  que el alto  consenso conquistado por el gobierno “progresista” no solo lograra  el salvataje a la “normalidad” de la institucionalidad burguesa, sino también que la coloquen en el actual estado defensivo.
La fuerte iniciativa política de la Alianza Santafecina bajo lemas como “Chau Lole” y “Tiempos de Cambio” sobredimensionó sus reales propósitos, cooptó variados adeptos e “invisibilizó” la radicalidad militante. Resultan calaras hoy las enormes dificultades que generan las luchas corporativa-sectoriales que no se proponen enfrentar esta ofensiva en el plano de la política. Ante la carencia de organicidad y centralidad política de los de abajo aumentó la confusión, la desorientación y la división popular.
La consecuencia obligada resultó ser la fragmentación de las rebeldías y un relativo aislamiento político. Nos cabe una real autocrítica por no esforzarnos en superar viejos (y nuevos) lastres como el sectarismo, el basismo, el dogmatismo, el electoralismo y otros.
En el campo específico de análisis de este ciclo de crisis se cruzaron distintas lecturas dentro del movimiento social y la izquierda. Se partió en general de un acuerdo compartido: el reconocimiento de la existencia de una crisis superlativa. Pero las diferencias se ahondaron cuando se polemizó sobre la naturaleza y carácter de la etapa, sobre los caminos tácticos elegidos para acumular en un sentido de cambio y sobre el tipo de herramienta política.
Podemos afirmar que en Santa Fe se manifestaron las tendencias generales expresadas por las orgánicas partidarias de la izquierda y del movimiento social “autónomo” (autodenominado “nueva izquierda):
visión sobre la existencia de un “período de desenlace” del auge de masas inaugurado por las puebladas y la Marcha Federal en los ’90 abría las compuertas de una supuesta situación revolucionaria, cuyo “clímax” fue el “Argentinazo” que estalló en Diciembre del 2001. Según esta postura el requerimiento político inmediato suponía la gestación de un “gobierno de unidad popular”.
visión sobre la existencia de una situación “prerrevolucionaria prolongada” abierta en el ’83, el “derrumbe” inminente del “régimen” y “la hora del gobierno obrero y la dictadura del proletariado”. El “asalto” revolucionario iba a ser dirigido por un mentado “partido de los trabajadores”, dando rienda suelta a una versión apologética de la sustitución del protagonismo del sujeto popular en los procesos políticos.
visión que reconocían una “crisis de alternativa” que creyeron capitalizar con referencia política electoral bajo una alianza jaqueada por el techo del sectarismo que “enchalecaba” su transformación alternativa. Un discurso abstracto de “unidad de la izquierda” encubría la verdadera estrategia de “crecimiento de la orgánica” y evidentes contrariedades ideológicas y políticas de fondo entre sus componentes. Estos vicios no solo decretaron su ruptura y desaparición, sino que sumieron a estas fuerzas en el rumbo del oportunismo (pro K-anti K).
la visión de “ahora es cuando” que culminó descuartizada, traicionada y archivada en medio de la agresiva disputa impuesta por K y la ruptura de la CTA.
la visión del “director” Pino Solanas que buscaba demostrar que “después de Kirchner no hay una pared”, pero sí la había después de Binner. Hoy florea su acuerdo con la Pitonisa del Chaco (Pitonisa: custodia del oráculo de Apolo en El Olimpo) generando dignas resistencias y rupturas de amplios sectores militantes con Proyecto Sur.
la visión del “autonomismo” también se anotó con sus análisis y sus prácticas, y se puede asegurar que es la corriente que mas ha crecido e instalado como opción política –fundamentalmente para la militancia joven- ante el fracaso del proyecto de la Constituyente Social y el desbarrancado Proyecto Sur.
Para este enfoque el nuevo escenario de crisis post-neoliberal ameritaba considerar que el concepto de clase obrera resultaba estrecho ante la emergencia de un sujeto plural más amplio: “pueblo trabajador”.
Esta concepción afirma que el anticapitalismo reducido a la disputa entre obreros y patrones y la reducción del sujeto de las transformaciones sólo a la clase obrera nos atrasa unas cuantas décadas.
 De allí que le otorga a este “nuevo sujeto” un dinamismo diferente en el desarrollo de las luchas y la organización, por lo que resulta necesario concentrar en él y su territorio los principales esfuerzos de la acumulación. De allí su altisonante definición:
“La nueva política se hace en el territorio”. Por lo tanto -en sus inicios- para esta corriente asumir la lucha política presuponía un rechazo sustancial a la política institucional y su retórica electoral-parlamentaria.
Este “formato” teórico-político del denominado “autonomismo” es presentado por sus cultores como atributo de una “nueva política” revolucionaria cuando en realidad denotaba impotencia y renuncia a la disputa real por otro poder. Al amparo de estas ideas se justificaron las mas patéticas prácticas del reformismo asistencialista “entre los explotados”, y se promovió la peligrosa fractura del movimiento social con la necesaria labor política, ideológica y cultural.
Con este campo de teoría y prácticas políticas se impone polemizar sobre sus propuestas de “revisar críticamente” todo el cúmulo de errores políticos transitados y de cumplir con una 'relectura del marxismo'. Estas posturas de la “nueva izquierda” pronostican el ocaso de los presupuestos teóricos de base que dieron nacimiento y entidad a la izquierda y aseveran estar elaborando su propia “crítica no marxista” de la sociedad capitalista. Desde estos ataques al “dogma marxista”  y a los actuales fracasos de la “tercera vía”  fantasean con la idea de perfilar un mundo nuevo “sin repetir las estructuras de poder de siempre”.
 El proyecto de “horizontalizar los poderes” es presentado por “la nueva izquierda” como “la nueva utopia del pensamiento y la práctica política contemporánea”, que permitirá la emergencia del nuevo sujeto político y social empeñado en superar y trascender todas las fórmulas ya conocidas de explotación, opresión y de alienación de las sociedades capitalistas y socialistas.

En la actual etapa manifiestan un giro copernicano respecto de sus posturas de origen y han decidido participar en los procesos eleccionarios de Rosario.
Su propaganda, discurso y estrategia central se ubican dentro del concepto de la “Democracia Radical”. La nueva “izquierda democrática” se autolimita a gestiones de modernización y democratización de las estructuras e instituciones capitalistas, labor que realizarán en y desde la institucionalidad para el rediseño asociativo de la sociedad.
Con esta visión, las luchas corporativas y democráticas anticapitalistas dejan de asumir sus características de inmediatez y parcialidad paliativa y se tornan finalidad principal de su proyecto. Los cambios políticos de fondo son considerados “imposibles de una vez” y el proceso de lucha de clases queda confinado a “pequeños pasos de hormiga” que, evolutiva y progresivamente, completarán la innovación del sistema capitalista.
 Planteamos que una cosa es nuestro deber de reconsiderar, de revisar críticamente nuestros postulados y nuestra práctica en el complejo marco de la lucha por la emancipación humana, pero otra cosa muy distinta es claudicar y desechar la idea misma de revolución, de cambio, de transformación.

NUESTRA CONDUCTA TÁCTICA.  NUEVOS DESAFIOS, NUEVAS LABORES.

Que hacer en la presente etapa? En primer término reconocer la existencia de un amplio y riquísimo proceso de creaciones, de rupturas, reagrupamientos y de nuevas formas de organización popular que poseen definida direccionalidad política pero que no conforman en si una opción superadora/alternativa. Este proceso irrumpió hace ya mas de una década ante la aguda crisis de representación que expresaban (y expresan) los partidos del sistema.

Por lo tanto nuestra centralidad deberá ubicarse en la promoción de políticas para la superación del límite más notorio que expresa este contradictorio proceso: la transformación de toda esa energía militante, creatividad, democracia y protagonismo popular en sujeto político.
No creemos que con definirnos solamente por una determinada organicidad tengamos resuelto de hoy y para siempre la materia de la herramienta.
 Nos queda por delante definir todo un sistema de principios éticos y políticos, y una metodología coherente que asegure capacidad de análisis, cultura del debate, la más amplia democracia interna y efectividad en el campo de la acción concreta.

En segundo lugar, proponemos como punto de partida un imperativo táctico: la UNIDAD como idea fuerza.
No la entendemos como simple “táctica” electoral o acuerdo de acción puntual, sino como una nueva moral urgentemente necesaria frente a la cultura degradante que impera en las prácticas políticas tradicionales.
También, como senda para enfrentar la negatividad que genera el desparramo reinante en el movimiento popular. Creemos coincidir en que la dispersión es el dato más elocuente de nuestra fragilidad.

No estamos planteando que esto se resuelve solo con la voluntad de unirnos, lo que nos llevaría a tener una visión idílica del proceso de unidad. Creemos que todo proceso o experiencia unitaria real promueve acuerdos, síntesis, avances, pero también genera disensos, tensiones, retrocesos y hasta rupturas. Que pretendamos unirnos no hará desaparecer el espacio del conflicto. Pero debemos elegir claramente en qué campo del conflicto nos ubicamos: en el de la dispersión o en el de la unidad.

En tercer lugar, definimos que un nuevo paradigma revolucionario deberá asentarse en el PROTAGONISMO POPULAR, en una praxis al servicio del real protagonismo de las clases subalternas.
Para eso debemos desechar toda banalidad hegemónica o dogmática. Cuestionamos toda propuesta “prefabricada” o contaminada de “paternalismo” que en definitiva no hace más que contribuir a potenciar las deformaciones aparatistas y clientelares tan predominantes en el campo de la política argentina. Todo lo contestatario, rebelde, combativo deberá hallar –necesariamente- un cauce organizativo, democracia y dirección política común.
En cuarto lugar, apostamos a la revalorización del MILITANTE como sujeto creador de iniciativas y no como simple reproductor de órdenes emanadas de un aparato todopoderoso y cerrado, ajeno a la dinámica popular.
También, la debida correspondencia entre el rol dirigente de nuestros militantes con su reconocimiento popular. Una militancia forjada en una nueva dialéctica entre “gobernantes y gobernados”, entre “dirigentes y dirigidos”. Una alternativa real no debe proclamar sino encarnar los ideales y anhelos populares, despojándose de toda soberbia ilustrada que en general la colocan como una fuerza ajena a las vivencias populares.

Nuestra acción y posicionamientos tácticos deben impulsar una amplia labor con las izquierdas y los luchadores populares que expresan una honesta vocación unitaria y un claro norte de construcción alternativa, anticapitalista, antimperialista y por el socialismo.
 Dicho proceso deberá contener una agenda de discusión y de acción política enérgica para la etapa.

Esto implica el compromiso de impulsar un debate abierto y organizado que apunte a un nuevo proceso de creación unitaria, al armado de un “sujeto único” y a la vez plural de la izquierda.

Un aspecto central para estas labores políticas es valorar tanto las diversas convocatorias a la unidad política lanzadas por distintos espacios políticos-sociales (FPDS/CN – JUVENTUD GUEVARISTA y otros) mas nuestra experiencia unitaria en el Llamamiento y los fenómenos de rupturas generados en Proyecto Sur.

 Esta situación podría hacer converger a una serie de identidades en una experiencia de unidad no contaminada de paternalismos o de sujeción a la hegemonía de las variantes políticas burguesas.

LLAMAMIENTO POR LA UNIDAD

(ATTAC / CADTM Rosario; Casa de la Memoria; MULCS; MAIZ; PCT Rosario; PRT Rosario; UMS)



Gran Rosario, Junio de 2013.-

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