PUNTEO
PRELIMINAR
Acertar
en una adecuada caracterización de la actual coyuntura provincial obliga a un plus en el esfuerzo analítico. La
respuesta a este desafío –entendemos- debe intentarse desde un definido enfoque historicista. Esto es, desde la
afirmación de que los procesos no son dirigidos por culturas, tradiciones e
ideas “universales e inmutables”, sino
que las mismas deben ser comprendidas y criticadas dentro de su propio y
concreto contexto histórico y social, procurando –más que nada- establecer relativas verdades de época en cuanto a
su origen y funcionalidad.
Contra todo diagnóstico
interesado en pronosticar –o bien- las aparentes bondades estratégicas que
ofrecería “la inserción internacional de
la provincia de Santa Fe”, -o bien- un inminente “fin de ciclo o derrumbe sistémico”, nuestro examen debe proponerse
avanzar en la comprensión de los actuales fenómenos -más que nada- por el
camino de la clarificación de sus causas
e ideas fuerza más relevantes.
Se trataría de ejercer –más bien- cierta pedagogía
militante y colectiva para un mejor conocimiento de los cambios operados en la base y la superestructura de la sociedad
santafesina. Solo así aportaremos a un mejor diseño de la estrategia de las
clases subalternas.
En función de ello, proponemos para el abordaje
coyuntural:
el acumulado global, histórico y estructural que hoy detentan los actores y sujetos de clase
dominantes favorecidos por el proceso de reconversión capitalista operado en
territorio santafecino.
la actual lógica
de acumulación capitalista, basada
-en lo esencial- en la desregulación económica y financiera, la precarización e
inseguridad laboral, un modo de producción reprimarizador-extractivista-exportador,
y en la última década la aparición y consolidación de la narcocriminalidad.
las principales tendencias ideológicas y políticas constructoras de la institucionalidad burguesa,
auxiliadora de la gobernabilidad del modelo en curso.
causas y efectos de
la crisis del proyecto revolucionario
y sus expresiones en el movimiento de resistencia y las izquierdas.-
ubicar la
conducta táctica que mejor favorezca a un proceso de acumulación de fuerzas
realmente alternativo y revolucionario.
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“Ninguna formación
social desaparece en cuanto las fuerzas productivas que se desenvuelven en ella
encuentren aún lugar para una ulterior movimiento progresivo. La sociedad no asume tareas para cuyas soluciones no
hayan sido ya preparadas las condiciones necesarias”. (Antonio Gramsci – “Cuadernos de la Cárcel” –
Cuaderno 15 - Pág. 1774).-
“En el último decenio, América Latina realizó el pasaje del Consenso de
Washington, asentado sobre la valorización financiera, al «Consenso de los
Commodities», basado en la exportación de bienes primarios en gran escala.” (El «Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América
Latina - Maristella Svampa)
SANTA
FE: 4 DÉCADAS, 5 SIGNOS:
GENOCIDIO Y TRANSNACIONALIZACIÓN
CONCENTRACIÓN/EXCLUSIÓN
SAQUEO
IMPUNIDAD
NARCOTIZACIÓN.
1 - El acumulado
histórico y la actual lógica de acumulación capitalista.
GENOCIDIO Y TRANSNACIONALIZACIÓN
El proceso reconoce una etapa fundacional: el terrorismo estatal y paraestatal preventivo. Este proyecto criminal –que no tuvo “patente
nacional”- obedeció a un modelo de reconversión regresivo y depredador decidido desde las entrañas mismas del poder
imperialista mundial hacia Latinoamérica.
Genocidio y Transnacionalización fueron los “objetivos básicos”
de los sectores oligárquicos, la burguesía financiera y los grupos del poder económico concentrado (locales y
extranjeros) para resolver a su favor la
crisis de hegemonía que desde el año 1930 había sido el signo peculiar del
desarrollo político del capitalismo argentino.
Implicó
–también- una partida de defunción certificando el fracaso del último proyecto burgués “reformista” intentado
en nuestro país: el del gobierno de Perón-Perón. La ilusión del “fifty-fifty” sucumbió ante la brutal
transnacionalización, el “Estado de
Malestar” se impuso a futuro y ofició de sepulturero de su sujeto económico
y social: la denominada “burguesía
nacional”.
Culminaba –así- todo un período histórico iniciado
por el modelo
de desarrollo capitalista agro-exportador impulsado
por la generación del 80, suplantado
por el modelo de enérgica intervención estatal y sustitución de importaciones
del peronismo (estímulos y subsidios a la actividad industrial -emergencia de
empresas como Acindar, Sancor, Cotar, Vasalli, Celulosa, los talleres
ferroviarios de Pérez y Laguna Paiva-) y sus pseudos “salvatajes y
relanzamientos”: el proyecto Frondizista
(1958/62) y el del Onganiato
(1966/1970), estos dos últimos de neto perfil industrial-exportador y con base
de apoyo en el capital extranjero (D.K.W., Jhon Deere, Nestlé, polo
petroquímico e industrial de San Lorenzo).
También significa el fin de una etapa de ofensiva
obrera y popular iniciada en el ’69 (1er. y 2do. Rosariazo) aplastada por el
denominado “Operativo Rocamora”, verdadero anticipador del genocidio en
gestación. El plan criminal se sustentó –esencialmente- en la derrota subjetiva, en el “nunca mas” utopías rebeldes,
experiencias del sindicalismo clasista, experiencias guerrilleras, ideario
humanista y solidario, el “nunca mas”
a la posibilidad y necesidad de una “patria socialista”.
Este
proceso implicó -no sólo- vertiginosos y
calificados cambios de la estructura socio-económica de la provincia, sino
también una profunda modificación de la
subjetividad popular.
Los valores,
las vivencias y hasta la identidad de los actores y sujetos de la sociedad
civil sufrieron una intensa reformulación y trastocaron su funcionalidad
–trascendente durante la etapa del
capitalismo mal llamado “distributivo”
–a partir del golpe del ‘76.
La
cabal dimensión de las consecuencias de esta reconversión capitalista puede
apreciarse en el desmontaje del modelo agro - industrial desarrollado en la
etapa pre-dictatorial, cuya base productiva radicaba en la industria
manufacturera
-especialmente las ramas metalmecánicas- y cuyo principal patrón de acumulación lo sustentaba el mercado interno.
El anterior modelo configuró una
región que supo exhibir un importante desarrollo industrial-manufacturero y
bajo nivel de ocupación en el empleo público.
La “apertura” planificada de los mercados
locales a las importaciones condujo a la ruina a un enorme abanico de pequeñas
y medianas empresas (según datos estadísticos se cerraron más de 3.000
establecimientos y se perdieron más de 40.000 puestos de trabajo).
La
desregulación de la actividad de los grandes grupos económicos (extranjeros
principalmente) facilitó la concentración y desnacionalización empresaria. Se
mantuvo a rajatabla la implementación de políticas fiscales regresivas
(impuestos sobre el consumo y no sobre las enormes ganancias de los grupos
económicos); Se ha arraigado una salvaje precarización, flexibilización e
implementación de nuevas formas de esclavitud en el trabajo asalariado.
CONCENTRACIÓN – EXCLUSIÓN – SAQUEO -
IMPUNIDAD
El
Terrorismo Preventivo de Estado y su formato ideológico neoliberal, mas el
continuismo de 30 años de gobiernos defensores de la consolidación del actual
patrón de acumulación capitalista, nos hace concluir junto a los compañeros
Lisandro Brusco y Sol Morel en que “el
aumento exponencial de la actividad agrícola se ha instalado como un nuevo
paradigma productivo: el capitalismo extractivista que se manifiesta en el
modelo agrario, de agricultura industrial, basado en la extracción-exportación
de los bienes comunes y en el monocultivo de soja.
Este modelo
encuentra en el desempleo, en la fragmentación social y en los crecientes
grados de polarización la herramienta más efectiva para eliminar la
organización y el reclamo social a fin de alcanzar su objetivo de acumular y
concentra aún más las riquezas”. (“El capitalismo extractivista en la
Argentina – Revista PERIFERIAS N° 20 – Pág. 90).
Estructuralmente,
las políticas conocidas de la dictadura hasta nuestros días, han contribuido a consolidar una acelerada
privatización, concentración y extranjerización de las riquezas y los recursos
-por un lado-, y en fatal contraste -por otro-, una violenta socialización de
la explotación, la emergencia de zonas de “descarte social” y niveles
crecientes de empobrecimiento. En síntesis: empresas con ganancias obscenas y
pueblos empobrecidos.
Datos y números:
La tan mentada “sojización” (o leyenda del “yuyito”) y la megaminería no solo se consolidan y
amplían, si no también resultan un instrumento de vital importancia para el
sostenimiento de la balanza comercial argentina.
El complejo molinero-oleaginoso del Cordón Industrial
del Gran Rosario, la estructura ferro-portuaria y el gerenciamiento de
semillas, herbicidas y tecnología para la siembra directa en manos de un puñado
de multinacionales son su principal nutriente.
Entre
los principales 10 exportadores argentinos, 7 corresponden al agro-negocio. Y si se considera a los 20 principales,
alcanzan a 12 empresas. Si la
escala de exportaciones se mide en dinero, la presencia de las empresas
radicadas en esta región también adquiere una relevancia prioritaria. Respecto
de las agro-exportadoras, de los 26.169 millones de dólares exportados por las
Top 10, 16.813 millones corresponden a las agro-exportadoras, si la medición se
centra entre las Top 20, sobre un total de 35.424 millones de dólares facturados,
22.345 son los aportados por el mismo sector. (de acuerdo a los datos
aportados por la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA)- Diario Agenda – San Lorenzo).
Veamos las facturaciones
2011: 1-Minera Alumbrera, con
4.132 millones de dólares; 2-Cargill, con 3.737 millones; 3-Pan American
Energy, con 3.608 millones; 4-Bunge, con 3.517 millones; 5-LDC, con 3.060
millones; 6-AGD, con 1.931 millones; 7-Volkswagen, con 1.616 millones; 8-ADM,
con 1.602 millones; 9-Vicentin, con 1.554 millones; y Noble, con 1.412 millones
de dólares.
A este listado, y entre las 20 firmas que más
exportaron durante el año pasado y con intereses en la región se agregan
Teopfer, con 1.376 millones de dólares (11`lugar); Molinos Río de la Plata, con
1.356 millones (12); Nidera, con 1.162 millones (13); Oleaginosas Moreno, con
873,6 millones (16); la Asociación de Cooperativas Argentinas, con 764 millones
(17); e YPF, con 655 millones de dólares (18). (de
acuerdo a los datos aportados por la Cámara de Exportadores de la República
Argentina (CERA)- Diario Agenda – San
Lorenzo).
Según informes de la Cámara de la Industria
Aceitera de la República Argentina, entre el 29 de abril y el 03 de mayo de
este año, “las empresas del sector han
liquidado la suma de U$S 633.991.655”, mientras que desde el 2 de Enero de
2013 hasta el 03 de mayo “el monto
liquidado es de U$S 7.338.786.424”.
El mismo informe describe la fuerte línea
ascendente en la liquidación anual de divisas en dólares: en el año 2003 se
liquidaron U$S 9.450.254.098 y en 2012 U$S 23.069.014.717, con un pico
histórico en el año 2011: U$S 25.133.393.782.
En la
provincia de Santa Fe actualmente hay 26.551 explotaciones agropecuarias, que
abarcan una superficie cultivada de 3.347.148 hectáreas, destinadas en lo
fundamental a oleaginosas.
Los
últimos 25 años muestran una baja importante en la cantidad de emprendimientos
agropecuarios y de productores: hay
10.478 menos que en 1988 (por ese año eran 37.029). Cayó la cantidad de
productores pero no el área sembrada, que se incrementó, por lo que la
concentración en la producción agropecuaria tiende a profundizarse
Otro
fenómeno es la aparición de una nueva cualidad y un nuevo sujeto: la primacía
de los arrendatarios por sobre los
propietarios de la tierra. Según datos (IPEC) en 2010 fueron 934.809 las
hectáreas explotadas por medio del arrendamiento. Según una encuesta de Aapresid el 80 por ciento de los
productores encuestados alquila su campo y aspiran a que en cinco años estarán
sembrando una superficie 35 por ciento más grande
En 2001
se registraban 22.996 trabajadores rurales no asalariados en la provincia, en
2010 se registran 11.294 (IPEC).
Según las declaraciones juradas presentadas ante Registro Nacional de
Tierras Rurales (RNTR) (nueva Ley de Tierras N° 26.737), en la provincia se registran
136.862,17 hectáreas en manos de extranjeros. Este dato debe combinarse con un
vacío de la ley que no regula el aspecto de los arrendamientos, mecanismo legal
preferido por los capitales extranjeros que explotan tierras.
El
Estado Santafecino ocupa el segundo lugar en el país en materia presupuestaria
para seguridad y represión. Ha sofisticado y reforzado sus fuerzas y mecanismos
de control social, se destaca como poseedor de uno de los índices mas altos en
casos de “gatillo fácil” y represión policial, también por su perversidad con
las minorías y trabajadoras sexuales, por las muertes provocadas en comisarías
y, fundamentalmente, por los asesinatos del 19 y 20 de Diciembre de 2001.
Paralelamente, en la provincia rige y actúa todo un sistema de seguridad de
carácter privado (213 agencias) que configura un verdadero ejército que apunta
a resguardar, fundamentalmente, los bienes y mercancías de los grupos
empresarios monopólicos que se han erigido como los beneficiarios exclusivos
del modelo injusticia, el que es gerenciado por ex agentes de los cuerpos
represivos con directa vinculación y participación en el genocidio perpetuado
por la última dictadura.
En
este andamiaje represivo ocupa un lugar destacadísimo el rol de complicidad y
encubrimiento que realiza el Poder Judicial sobre el accionar delictivo de la
policía y de los funcionarios estatales, y su papel de “demonizador” de las
víctimas. Si en los ’70 el objetivo de la represión lo constituía el sujeto
político de la “violencia subversiva”, hoy el blanco móvil de la represión ha sido
puesto en el sujeto de clase discordante con las pautas estéticas y culturales
impuestas por la globalización neoliberal. Son los jóvenes trabajadores
inmersos en las nuevas condiciones de la exclusión, la flexibilización y la
precarización del trabajo. La sospecha
social (emparentamiento de la víctima con la droga, el alcohol y la
delincuencia) es el argumento legitimador de la impunidad para los crímenes
policiales. Desde estas políticas el Poder Judicial es integrado “como razón
universal” para criminalizar, a los que resisten estos planes de violenta
exclusión.
Esta política de judicialización de los
conflictos, con cierta antigüedad en nuestro país, ha llevado a la existencia
de numerosos procesos judiciales contra dirigentes obreros y populares (se
trata de casi 5000 a nivel nacional y casi 500 en nuestra provincia). Con este
cuadro la “seguridad” se ha
transformado de un derecho humano de carácter público y de goce popular en un “servicio” privilegiado de carácter
privado por el que se facturan cifras anuales millonarias en las empresas
privadas de seguridad.
Las
fuerzas políticas burguesas-tradicionales de la gobernabilidad provincial -si
bien han exhibido diferentes “estilos de
gestión”- han coincidido en adoptar el formato
narrativo justificador de este saqueo, travistiéndose en expresiones de
vanguardia al servicio de la nueva funcionalidad exigida por el modo de
producción capitalista imperante.
Estas fuerzas -y sus intelectuales orgánicos-
profetizan sobre la imposibilidad de una ruptura radical con este nuevo modelo
de acumulación apuntalado sobre “ciertos
cambios en la división internacional del trabajo y sus consecuencias sobre los
intereses del capital productivo trasnacionalizado”
(“El
retorno del capitalismo nacional como alternativa – Germán Pinazo - Revista
PERIFERIAS N° 20 – Pág. 70).
Estas fervientes
defensas políticas sobre las “ventajas
comparativas naturales” que favorecerían la “inserción de Santa Fe en el mundo” han tenido capítulos notables.
Uno de ellos fue el “sigan haciendo
patria” ofrendado en la Bolsa de Comercio por el otrora Ministro de
Agricultura Julián Domínguez a los más rancios exponentes de la burguesía
agro-exportadora. Más recientemente, un eufórico gobernador Bonfatti en la
ciudad de Nueva York ante el Council of the Americas (COA) proclamó que "Nuestra
provincia es pionera en el mundo en lo que significa la siembra directa y la
incorporación de nueva tecnología", implorando ayuda económica a los
popes de las trasnacionales para
concretar “un shock de infraestructura”.
“La transformación planetaria en curso implica un
desafío inédito para las próximas décadas, fundamentalmente para los próximos
20 años. Se estima que, en 2030, la población mundial ascenderá a más de 8.000
millones de personas; en tanto, Santa Fe crecerá hasta alcanzar aproximadamente
los 3.725.000 habitantes (de no existir alteraciones migratorias u otros
fenómenos relacionados). Un tercio de la población mundial sufrirá la escasez
de agua dulce, mientras que los desafíos para la agricultura no tendrán
precedentes: el mundo necesitará un 50% más de alimentos tan sólo en 2013,
y dos veces más dentro de los próximos 30 años.
Será clave
adoptar un nuevo enfoque agrícola, fomentar nuevos desarrollos en alimentos cárnicos
y potenciar el campo ictícola y la acuicultura. En este sentido, la
inserción internacional de la provincia de Santa Fe adquiere actualmente una
posición estratégica: en torno a la ciudad de Rosario se despliega el mayor
complejo agroalimentario y portuario del mundo. (del
párrafo de encabezamiento del denominado “PLAN ESTRATÉGICO PROVINCIAL” – página
web oficial del gobierno de Santa Fe).
Resulta
más que elocuente el compromiso
estratégico de los bloques políticos gobernantes de nuestra provincia con
el actual modelo depredador y contaminante, con muy baja incorporación de valor
agregado por el alto contenido de materias primas y escasa industrialización.
Según datos de la CGT San Lorenzo se estima que se genera una fuente de trabajo
cada U$S 500.000 invertidos y el costo laboral por todo concepto representa un
siete por mil sobre la facturación global de las empresas.
Posee
su máxima extensión en “el polo
molinero-oleaginoso del sur provincial, con una capacidad de molienda y nivel
tecnológico que lo sitúan como uno de los más avanzados a nivel mundial. Así,
Santa Fe concentra el 90% de la industrialización de la soja” (SINTESIS DE
COYUNTURA ECONOMICA PROVINCIAL – Ministerio de Hacienda y Finanzas). El
lanzamiento del P.E.A. (Plan Estratégico Alimentario) supone la intención
política de extender esta estructura productiva motivada en parte por la
demanda internacional, pero también por la puesta en marcha de la producción de
“agro-combustibles” que ya reconoce importantes inversiones trasnacionales y un régimen legal de “estímulos” que otorga una variada gama de beneficios impositivos
para “emprendimientos” de investigación
y producción de aquellos.
Según informes publicados por el Instituto Provincial
de Estadística y Censos (IPEC), el incremento de las ventas de biodiésel al
exterior lo ubican en el tercer puesto del ranking de productos exportados por
Santa Fe, detrás de la harina, el pellets de soja y el aceite de soja (50% de
lo que se exporta desde Santa Fe), concentrando cerca del 10% de las
exportaciones provinciales. Las plazas destinatarias son India, Indonesia y
Malasia.
Resulta
contrastante la situación de una región que aporta significativamente a que
Argentina ostente el espacio de productora
de la mayor tasa de alimentos por habitantes en el mundo (3.500 Kg. de
alimentos-habitantes-año) con la existencia de poblaciones con carencias
alimentarias y con la pérdida de soberanía alimentaria en razón de la liquidación
de decenas de actividades vinculadas a la producción de alimentos y al consumo
popular.
Por
ello no resultan para nada sorprendentes la irrupción de amplios espacios
populares en las puebladas y revueltas de Mayo 1989, Diciembre 2001 y los recientes
intentos de saqueo. Estos acontecimientos ponen en evidencia:
1) la relevancia nacional de la región por la
dimensión de una crisis estructural con niveles inéditos de empobrecimiento y
exclusión aún irresueltas (la nueva
“capital de los cereales” y el nuevo “granero del mundo” junto a famosos “come
gatos”);
2)
las estrategias estatales de contención y apaciguamiento de la conflictividad
mediante el control social (cliente-asistencialismo), combinadas con mecanismos
que alientan la fractura social junto a una dosis importante de judicialización
y represión a los conflictos. Estas profundas conversiones han constituido un
retrógrado escenario que exhibe opulentas multinacionales, 4X4 y alta gama,
shoppings y turismo pasatista de ocasión y espectaculares “fortalezas” urbanas
en contraste con territorios de descarte,
degradación y violencia.
En
la actual etapa, el modelo extractivista muestra sus límites. Uno de ellos es la tendencia al desgaste de la
rentabilidad de la soja. Según INTA-PRECOP la tendencia será cada vez más
significativa y en el corto plazo el productor primario sólo percibirá del 10
al 15% de renta neta. Es decir que el valor relativo de las materias primas irá
disminuyendo y aumentarán los beneficios de los intermediarios y expendedores.
Otro es el escaso desarrollo y los niveles
de concentración de la estructura productiva nacional dominada por creación de
productos sin valor agregado que incide directamente sobre la conformación de
la balanza comercial (promedio de u$s700 por tonelada exportada) contra
importaciones con alto valor agregado (u$s1.800 la tonelada importada). Según
el INTA-PRECOP
esta diferencia de valores genera un déficit de
400.000 puestos de trabajo y nos somete a una
alta dependencia de manufacturas de origen industrial (90% del total importado,
frente al 30 % del total exportado).
En la Argentina el 75% del valor
exportado por el complejo agroindustrial está basado en commodities de bajo
valor agregado (el 51% es de soja).
Otro dato: el
58% del área de siembra total de la soja de la Argentina está distribuido entre
60.000 productores donde 1.600 empresas producen el 50% del total (52 millones
de toneladas).Esto explica que estas 1.600 empresas siembran 9,35 millones de
hectáreas (promedio de 5.843 hectáreas por unidad productiva), y 58.400
productores siembran en promedio 160 hectáreas.
Esta
crisis de estructura productiva se revela impotente ante los fenomenales
incrementos en la demanda mundial de alimentos (registrar que en la última visita
de una delegación del gobierno santafecino junto a empresarios a China, éstos
se asombraban ante el requerimiento de 1.500.000 de toneladas anuales de
pellets de soja cuando ninguno de ellos puede producir más de 10.000 toneladas
por mes).
Estos
límites abren un debate sobre el tipo de estrategias para competir “y no perder peso en los mercados
internacionales”.
Una visión la expresan las
multinacionales del agro-negocio y el pool-sembrador
Gustavo Grobocopatel. Esta postura propicia una estrategia común de estos
sectores en Latinoamérica, ubican al Mercosur como bloque comercial excluyente
y apuntan a cambios transformadores en materia tecnológica. Según esta
propuesta L.A. “debería prepararse para
alimentar a las 1.600 millones de personas que integrarán la clase media del
planeta de aquí a 5 años”. “En la
Argentina los productores estamos secos.
No tenemos plata para pasar de la producción
de granos a transformarlos en alimentos de mayor valor agregado y esto es así
porque no queda resto después de pagar 80% en impuestos” (Gustavo
Grobocopatel - Clarín – 26/05/13). En definitiva, liberalización económica,
baja de retenciones e impuestos, proyectos de investigaciones e innovación
tecnológica bajo soporte financiero privado, y apertura y conquista de mercados.
Todo ello, bajo agenda conjunta con
gobiernos genuflexos o fervientes defensores de estas ideas en la región.
Otra visión la expresa el
gobierno nacional que –sin cuestionar en lo más mínimo lo consolidado por la
sojización- alienta la tendencia de que en nuestras exportaciones agropecuarias los productos con valor agregado
empiecen a prevalecer por sobre las materias primas.
El
PEA (Plan Estratégico Alimentario) es su instrumento central y para su
ejecución se servirá de la alianza entre el Estado (Ministerio de
Agricultura-Secretaría del Valor Agregado, INTA, INTI, Universidades,
gobernadores y los “2.172 intendentes que
posee el país”) y el capital privado (algunas multinacionales y pool
sembradores -a elección y conveniencia- y el asociativismo entre las 400 pymes
sojeras del país).
Desde
sus fundamentaciones se incita al crecimiento y diversificación de los
denominados MOA (Manufacturas de
Origen Agropecuario) y se defiende que la “sustentabilidad”
económica y social a futuro depende de la transformación de Argentina en país
industrializado/agroalimentario. Una más alta productividad de materia prima
(60% más de cosecha y 150% mas de exportaciones para el 2020), un gran “desarrollo en origen” y tecnología competitiva para la
agroindustria son sus pilares. En definitiva, el PEA proyecta la idea del
incremento relativo de manufacturas de origen agropecuario con valor agregado
para lo cual se impone que “el campo poco
a poco comience a unirse a la industria”.
Se
prevé que para hacer posible este “revolucionario”
cambio de nuestra estructura productiva se necesita un inusitado incremento del
consumo de energía eléctrica y gas natural en detrimento de los sectores
populares. Como respuesta a tal fenómeno ya se empieza a aludir a las “posibilidades de uso y aprovechamiento de
la biomasa”, o sea, la generación
del mercado interno de bioenergía
sobre la base de etanol de caña de azúcar, etanol de maíz, etanol de sorgo
granífero y azucarado, biodiesel de soja, o aceite crudo de soja para uso
energético. También la producción de metano con biodigestores de alta
eficiencia para generar gas metano y luego, a través de motores endotérmicos,
energía eléctrica y energía como calor, por ejemplo.
Los
funcionarios y burócratas estatales -fervorosos defensores de este proyecto-
sostienen que en la Argentina se ha consolidado una nueva ruralidad ( reformulación del sistema productivo + nuevo
“sujeto agrario” + tecnología + innovación permanente) y que la producción de
alimentos es posible con una huella del carbono excelente: materia prima con
muy bajas emisiones de gases invernadero gracias al bajo consumo de combustible
por la implementación de la siembra directa, la biotecnología y la agricultura
de precisión.
Junto
a señalar críticamente las nefastas consecuencias que apareja el modo de
producción extractivista-primarizador (concentración, extranjerización,
desertificación, contaminación, desalojos y represión, emigraciones, fuga de
divisas, pérdida de soberanía alimentaria, entre otros), se debería fijar como
tarea futura la de señalar y denunciar las coincidencias y compromisos del
gobierno “falsocialista” con el
avance y consolidación de este modelo de saqueo y muerte.
En
el mismo sentido, deberíamos trabajar sobre el proyecto de impunidad pergeñado durante estas cuatro décadas en
favor del tándem de empresas y empresarios “vencedores”,
cómplices-artífices del genocidio y beneficiarios de la reconversión
capitalista. Muchos de ellos en la actualidad celebran con funcionarios del
gobierno provincial banquetes lobbystas, comparten clases magistrales de los think thanks del modelo y rentables negocios. El objetivo
de esta tarea apuntaría a no dejarnos engañar con la tramposa y parcial visión
que ubica la lucha actual del Movimiento de DDHH bajo la versión judiciaria sobre el genocidio como principal y excluyente.
2 – La institucionalidad burguesa y sus principales tendencias.
¿”RENOVACIÓN” O REGRESO DEL PEJOTISMO ORTODOXO?
“Sufriendo el natural desgaste político que 20 años al frente del
gobierno le ha traído aparejado, con su “jefe” mandado a silencio para evitar
una exposición pública que comprometa
definitivamente su futuro político, un relevo (Obeid) condicionado por la
“herencia” del 2001, una evidente debilidad para reinventar mecanismos de
consenso y representación, mas la no visualización de figuras de recambio
inmediato, ponen al PJ ante la posibilidad de una crisis que lo invalide como
partido apto para la gobernabilidad, y que sobre esta dificultad se abra una
etapa de relevos en el mando estatal. Pensamos que los escenarios electorales
2005/2007 serán momentos de verificación del desenlace final de esta crisis.” (del Documento “El
colapso justicialista los cría y el falsocialismo los amontona” – Declaración
del M.a.iz. – Noviembre de 2004).
El proceso de crisis en el PJ contiene un complejo y
diverso arrastre de 20 años a esta parte y el análisis de su desarrollo puede
dividirse metodológicamente en dos etapas bien diferenciadas.
En los ’80 el signo
calificador del PJ santafecino se constituyó bajo el parentesco con los
dirigentes sindicales y políticos que prohijaron el nacimiento y aparición en
escena de la Triple A en nuestra provincia. Este pejotismo vanguardizó las
gestiones de Vernet y Reviglio impregnadas en el affaire de la corrupción y el enriquecimiento ilícito, en los
espurios pactos de reparto institucional
con el “vasco” Uzandizaga, y un estilo político muy ligado al propósito de
restaurar el clásico “ideario” populista de carácter paternal. Todos sus actores
y personajes terminaron imputados e investigados judicialmente e –impunidad
mediante- recluidos en ostracismo forzoso, sin retorno a la política por
simbolizar la patética imagen del “peronismo
impresentable”.
La continuidad de este
proceso se encarnó en la alternancia de la dupla Reutemann-Obeid, éstos
provenientes de historias y experiencias políticas muy disímiles.
En el caso del ex corredor su aparición política emerge en medio de un momento
primario de la denominada crisis de
representatividad generada por el fracaso del ampuloso proyecto de centro
en nuestro país (con la democracia se
vive, se come, se educa). Y también por el ocaso decadente de un gobierno
provincial jaqueado por las corruptelas, los saqueos a supermercados y la
hiperinflación. Con su poder de “metaformosis”
el capitalismo apeló a colmar la política con la farandulización y el
tecnocratismo y así socorrer la gobernabilidad con una “nueva imagen” que fuera
funcional a la administración eficiente de la violenta extranjerización y
concentración en curso a costa del empobrecimiento y miseria de miles de santafecinos. Ese “hombre imagen” fue el “Lole”.
Discípulo eminente y visceral del menemismo (voló personalmente a La
Rioja para firmar la ficha partidaria en medio de la disputa presidencial del
2003), hizo gala de su adhesión incondicional de los
parámetros del “pensamiento único”. Fue un ferviente ejecutor de las recetas
neo-liberales, para lo cual tomó determinaciones selectas: nombró a Mercier -un
experimentado ajustador- y a Enrique Alvarez -un calificado represor-, ambos
apadrinados por el terror dictatorial. Operó para componer una Corte Suprema de
Justicia “amiga”, premió a salteadores de bancos y a la policía que asesinó a Pocho Lepratti.
Amparó a traficantes en el
Tribunal de Cuentas y mantuvo a rajatabla la Ley de Lemas, instrumento
primordial de su poder electoral inicial. Tuvo como tesorero a Massat, hasta
los escándalos de los "giros" a empresas fantasmas. Hoy su casi
desconocida tarea como senador oficia de estrategia de preservación de su
proyección política.
Obeid posee una trayectoria
conocida dentro del PJ. Ex jefe de la Regional II de Montoneros, luego de
gobernar la municipalidad de Santa Fe sus dos llegadas al gobierno provincial
se produjeron bajo una débil apoyatura electoral. En la denominada “década
infame” alabó la “fiesta menemista” y enarboló el mega-discurso neo-liberal
exaltando los “logros” de la apertura de mercados y las “reformas” que
conducían aceleradamente al primer mundo.
La gestión 2003-2007 la encaró
bajo anuncios de claro sesgo demagógico: derogación de la Ley de Lemas -para
absorber el cuestionamiento popular a los mecanismo de fraude electoral-;
creación de la Secretaría de Derechos Humanos -para distraer y diluir las
responsabilidades políticas por las criminales consecuencias de la represión de
Diciembre de 2001-; declaración de la emergencia hídrica -para aplacar el costo
político generado por las inundaciones-; y reforma constitucional bajo aparente
objetivo de mejorar el sistema de representación política, pero que en realidad
perseguía la meta de favorecer la continuidad hegemónica del PJ.
Todas piezas cosméticas y
virtuales.
Su
verdadera política pudo apreciarse organizando y solventando el espectáculo de
recolonización productiva, de carácter extractivista, impulsado bajo las
“sugerencias” de la Bolsa de Comercio para encarar las grandes obras de
infraestructura que permitan el tráfico de mercancías e insumos de la gran
burguesía exportadora. Coherente con este plan de saqueo fue un apasionado
defensor del relanzamiento de la denominada “Región Centro” junto a los gobernadores
Busti y de la Sota para reforzar el
modelo de acumulación capitalista que
requiere permanentemente de la disposición de bloques y regiones subordinados
a la concentración económica y financiera
local e internacional.
Comandó personalmente el plan
de infraestructuras que incluye obras como el dragado y balizamiento de la
hidrovía Paraná-Paraguay, la terminación de la autopista Rosario-Córdoba, la
reubicación del Puerto de Santa Fe, la autovía Córdoba-Concordia, el Plan
Circunvalar, etc. En definitiva, la gestión obeidista expresó una metódica
continuidad post-reutemanista, bajo el mismo discurso y gestión política que
conocimos en la década menemista, alabando el señorío de los mercados y la
“competitividad” para “despegar”, supuestamente, hacia la igualdad y el pleno
empleo.
Es
precisamente este acopio político el
que desmerece toda creencia sobre panoramas de renovación y de ruptura histórica con el “peronismo de la vereda opuesta”. Porque sus rancios actores son
los que hoy participan como cultura
política reciclada en la nueva conducción provincial del PJ, articulando un
falso discurso sobre “unidad
interna, alineada con el gobierno de
la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, cuando en más de un caso -como el mismo presidente “Poroto”
Freyre- poblaron con su presencia los “piquetes
de la abundancia” en la plenitud de la “guerra agraria”.
Salvo que bajo el
imperio del más obsoleto pragmatismo se quiera justificar el tremendo costo que
los pactos jurásicos representan para
una auténtica política de renovación.
A ese perimido
recurso ha echado mano el diputado provincial Gerardo Rico: “Hay que preservar la mayor unidad posible con miras a
las legislativas del 2013. Todavía no somos el «hombre nuevo», y tenemos que
construir política con quien no opina exactamente como nosotros. Scioli no
tiene nuestra concepción, pero debe seguir en este modelo. Expulsarlo de este
proceso a Scioli es un error estratégico.” (La Capital – Sección “Política” -
22.07.2012). Demasiada sutileza para un dinosaurio de “la corpo”.
Este
“discurso de unidad” hoy se ve
triturado por la decisión de CFK –vertical y blindada- de digitar personalmente
el “perfil” de las listas electorales, desplazando a quienes se autoerigían en
portadores de renovación respecto del pejotismo
lascerante y ubicando en la referencia de mando al populista-conservador
Obeid, destacado protagonista en el relevo post-reutemanista.
El intento de “renovación”
supuestamente encarnado por Rafael Bielsa y Agustín Rossi no solo fue a parar
al museo de los fracasos ya ensayados del 83’ a esta parte, sino también no
ocultó los acuerdos de Bielsa con las corrientes más retrógradas del reutemanismo
residual, ni la exaltación del discurso del gobierno obeidista, prometiendo
profundizar el modelo regresivo imperante. Esto no descarta que el “dedo”
cristinista consagre a algún “tapado” con perfil “progre-nac&pop” con el
que se quiera balancear la raída y ortodoxa imagen de Obeid (por estos días
sonó mucho la posible postulación de Ma. Eugenia Bielsa, dato a confirmar).
LA “GOBERNANZA” RASCA LA OLLA
La licuación de la UCR como
socio-aliado en la dinámica de la alternancia bipartidista favoreció la
emergencia de una “oposición” que propuso el “Chau Lole” a través de una “mega alianza” encabezada por el “decente” Binner y hegemonizada por el
Partido Socialista Surgió así una nueva coalición de fuerzas sociales y
políticas que integró aparte de los fenómenos de representación alternativa
emergentes de la crisis del 2001, al ARI, a sectores de la CTA, expresiones
desgajadas de la UCR y hasta el mismísimo Partido Comunista que declaró
públicamente su decisión de enrolarse activamente.
“A nuestro modo de entender esta perspectiva no significará la
desaparición del sistema de gobernabilidad asentado en la sucesión
bipartidista, sino que implicará una reestructuración de los patrones de
convivencia política con el PJ y contribuirá a vigorizar la dominación basada
en el “consenso pasivo”, retrasando del imaginario popular toda perspectiva de
cambio político real.”
(del Documento “El colapso justicialista los cría y el
falsocialismo los amontona” – Declaración del M.a.iz. – Noviembre de 2004).
Dicha previsión se tornó en
incontrastable realidad política. La capitalización del proceso de crisis en el
PJ fue absorbida por un nuevo sistema de alianzas sociales y políticas
hegemonizadas por el Partido Socialista.
Resulta imperioso diseñar una
posible caracterización sobre la naturaleza del proyecto político y de los
parámetros ideológicos encarnados por el PS como gobierno y cierto balance
después de algo mas de 6 años de gestión.
Para ello, descartaremos
ciertos análisis basados en la “parquedad” discursiva de su referente electoral
más importante, Hermes Binner, y bucearemos en las definiciones que provienen
de la verdadera fuente de pensamiento en la que los socialistas santafecinos
abrevan: la Internacional Socialista. Analicemos algunos de sus axiomas más relevantes.
Se defiende el beneplácito con
las pautas de la denominada “globalización” capitalista. El necesario planteo
de cuestionamiento y superación del capitalismo de época es rehusado tras la
consigna de “reconciliar” los ideales
de justicia social y democracia con las ideas y valores que la propia
globalización ha instalado.
Para ello, levantan el concepto
de “buena gobernanza”, el que
contraponen a “la ideología neo-liberal
del mercado, la agenda neo-conservadora, la aproximación unilateral……
En resumen, la globalización
–gobernada, como está, por una lógica financiera liberal- produce riqueza
económica y cultural que se distribuye de manera desigual. El mayor desafío que
presenta la globalización es, entonces, generar una efectiva política democrática
en el nuevo ámbito global, que permita que los beneficios de la globalización
puedan compartirse en forma equitativa y sean una oportunidad para todos”. (del Documento del XXII Congreso de
la Internacional Socialista: “Gobernanza
en una sociedad global – El enfoque socialdemócrata”).
Se postula como ineludible pensamiento político
moderno el de suplantar el sistema tradicional basado en el paternalismo
estatal y el clientelismo populista por el de “democracia de proximidad”, descentralizadas y participativas. “Gobernar
no es simplemente gestionar, ser buenos administradores del viejo Estado;
gobernar es ser constructores de un nuevo Estado: solidario, participativo y
cercano a la gente. Hermes J. Binner (del párrafo de encabezamiento del denominado “PLAN
ESTRATÉGICO PROVINCIAL” – página web oficial del gobierno de Santa Fe).
Sus intelectuales argumentan que la revuelta popular
del 2001 expresó el agotamiento del
sistema de representación basado en los partidos políticos tradicionales, y que
la recreación política reside en una
nueva “bipolaridad” de coaliciones “transversales” del centro-derecha
vs.las de “centro-izquierda”.
Apelando a estas ideas han
sostenido su gestión de gobierno en la ciudad de Rosario por mas de 20 años,
bajo total adhesión a la
cultura pragmática y posibilista de “administrar”
la miseria congénita del capitalismo con “buenos
modales”.
Invocan una identidad de “izquierda
democrática y reformista” distante del espejo que reflejó el fracaso del
derrumbamiento del modelo “real-socialista”, y sostienen que a la izquierda no
le queda otra alternativa que 'gestionar
capitalismo con buen aspecto y de modo decente'. (“HONESTIDAD, TRABAJO Y
EFICIENCIA” fue la consigna con la que el socialismo (versión Binner) consolidó
su primaria hegemonía en Rosario).
Defienden
fervorosamente la idea de que no gobiernan con los parámetros y los métodos de
la derecha, pero tal política no evita que se concilien y se pactan con la
misma derecha y el poder económico las cuestiones fundamentales (por ejemplo los
acuerdos con el PRO en el Concejo de Rosario). Sostienen la factibilidad de un “capitalismo regulado” bajo la ficción
de recuperar “simetrías perdidas”.
Este partido no tiene siquiera un programa reformista: se limita a negociar modalidades menos duras de
vehiculización de los intereses del capital transnacional.
Bajo
imposturas muestran habilidad para penetrar socialmente con un discurso de
“renovación y modernización”, pero se desnudan con sus prácticas políticas
reales que son sinónimos de derechización (“Yo en Venezuela votaría por
Capriles” expresó públicamente don Hermes Juan).
Resulta
n
eficaces su operaciones de “marketing” político en busca de un electorado que
no anhela cambios profundos, y menosprecian así a los sectores más
contestatarios y combativos de la sociedad. Con ello, han transformado a su
organización política y a sus socios de coalición en verdaderas maquinarias
electorales cuyo único accionar político es la conquista desesperada de votos y
cargos.
A
pesar de ello –y para lamentarse-, cierta dirigencia social y política renueva
cada día sus expectativas sobre la posibilidad que “el modelo de Santa Fe sea el modelo de la Nación”.
("El FAP es trascendente, es una esperanza en
marcha, un paraguas que nos cobija a todos los argentinos. La esperanza es lo
que construye, es algo que convoca a la gente y esta convocatoria debe ser
masiva" – Víctor De Genaro).
Se
destacaron como protagonistas excluyentes en la conformación de la Alianza
Santafecina (verdadera avanzada del proceso que posteriormente concluyó en la
constitución de la Alianza y su gobierno) pactando con la UCR de Usandizaga y con el PDP (la derecha que colaboró
con la dictadura).
Regionalmente
han mantenido relaciones de intercambio con el PT de Porto Alegre y con los
sectores amarillos del Frente Amplio. El modelo político de gestión que emulan
es el de la CONCERTACION CHILENA (entusiasta aliada de EEUU en su estrategia
anexionista, el voto contra Cuba en la comisión de DDHH de la ONU, el
favoritismo por la oposición golpista en Venezuela, envío de tropas a Haití, la
salvaje judicialización y represión a la comunidades mapuches, el apoyo a todos
los intentos yanquis en materia integracionista -TLCs, Alca, Nafta, etc.-)
La
misión de gobierno que han encarado desde el 2007 puede resumirse en:
1)
defensa a ultranza del modo de producción primarizador-extractivista;
2)
deliberada política de bonanza tributaria y de fluidez facilitadora de la dinámica concentradora (agro-negocio,
construcción, cadenas de supermercados, banca privada);
3) explotación y precarización de la fuerza de
trabajo en el sector público bajo amedrantamiento y pánico laboral;
4)
conciliación y permisividad con las mafias narco-policiales;
5) fracaso
del proyecto de regionalización de Santa Fe como política de
integración territorial, de disminución de desequilibrios y de cohesión social; 6) impunidad para los
inundadores y para los ideólogos y ejecutores de las muertes de 2001.
DERECHA FARANDULIZADA
La emergencia y proyección del PRO debe analizarse desde
concretas causales:
el peso de la cultura
ruralista y del conservadurismo urbano, blanco-racista en una parte
sustancial del electorado santafecino;
el vacío político que aparejó la evaporación de dos
figuras relevantes para este perfil de votantes: Reutemann y Uzandizaga; la licuación de un
partido tradicional de la derecha santafecina como es el PDP dentro de la
hegemonía del “falsocialismo”;la
capitalización de un esquema de “opciones de castigo” dentro del sistema contra gobiernos con desgaste; una morfología política gobernada por la
elitización, la degradación ideológica y la “ingeniería de la imagen” en manos de
una estructura auxiliar de consultoras especializadas en técnicas de marketing
electoral;oferta de un formato de gestión comandado por un colectivo de
intelectuales orgánicos, expertos y consejeros (“hay equipo”), y con
promesas de orden, autoridad y tolerancia cero.
Sin
subestimar la performance realizada por Del Sel y cia. en las últimas
elecciones se debería toma como previsión que el desempeño en el escenario
comicial 2013 dependerá –fundamentalmente- de dos cuestiones: 1) el éxito o fracaso del frente pejotista
anti-K como opción (que acompañó a Del Sel en 2011); 2) el perfil y referencia
que Cristina decida para la lista del FPV. De estas cuestiones dependerá su
futura proyección, o como opción en claro ascenso político –en un caso- o como
tendencia minoritaria dentro del esquema de gobernabilidad provincial.
CAUSAS Y EFECTOS DE
LA CRISIS DEL PROYECTO REVOLUCIONARIO
Transitamos
un período descenso defensivo y de baja
conflictividad combinada con una crónica
ausencia de proyecto que exprese renovación y radicalidad revolucionaria. Resulta
imperioso valorar toda la energía y esfuerzos puestos por la militancia popular
en las resistencias y luchas en la crisis de 2001, pero también resulta justo
verificar las limitaciones que permitieron que el establishment hallara escape político a su laberinto, y que el alto
consenso conquistado por el gobierno “progresista” no solo lograra el salvataje a la “normalidad” de la
institucionalidad burguesa, sino también que la coloquen en el actual estado
defensivo.
La
fuerte iniciativa política de la Alianza Santafecina bajo lemas como “Chau Lole” y “Tiempos de Cambio” sobredimensionó sus reales propósitos, cooptó
variados adeptos e “invisibilizó” la radicalidad militante. Resultan calaras
hoy las enormes dificultades que generan las luchas corporativa-sectoriales que
no se proponen enfrentar esta ofensiva en el plano de la política. Ante la
carencia de organicidad y centralidad política de los de abajo aumentó la
confusión, la desorientación y la división popular.
La
consecuencia obligada resultó ser la fragmentación de las rebeldías y un
relativo aislamiento político. Nos cabe una real autocrítica por no esforzarnos
en superar viejos (y nuevos) lastres como el sectarismo, el basismo, el
dogmatismo, el electoralismo y otros.
En el campo específico de
análisis de este ciclo de crisis se cruzaron distintas lecturas dentro del
movimiento social y la izquierda. Se partió en general de un acuerdo
compartido: el reconocimiento de la
existencia de una crisis superlativa.
Pero las diferencias se ahondaron cuando se polemizó sobre la naturaleza y carácter de la etapa, sobre
los caminos tácticos elegidos para
acumular en un sentido de cambio y sobre el tipo de herramienta política.
Podemos afirmar que en Santa Fe se manifestaron las tendencias generales
expresadas por las orgánicas partidarias de la izquierda y del movimiento
social “autónomo” (autodenominado “nueva izquierda):visión sobre la existencia de un “período de desenlace” del auge de masas inaugurado por las puebladas y la Marcha Federal en los ’90 abría las compuertas de una supuesta situación revolucionaria, cuyo “clímax” fue el “Argentinazo” que estalló en Diciembre del 2001. Según esta postura el requerimiento político inmediato suponía la gestación de un “gobierno de unidad popular”.
visión sobre la existencia de una situación “prerrevolucionaria prolongada” abierta en el ’83, el “derrumbe” inminente del “régimen” y “la hora del gobierno obrero y la dictadura del proletariado”. El “asalto” revolucionario iba a ser dirigido por un mentado “partido de los trabajadores”, dando rienda suelta a una versión apologética de la sustitución del protagonismo del sujeto popular en los procesos políticos.
visión que reconocían una “crisis de alternativa” que creyeron capitalizar con referencia política electoral bajo una alianza jaqueada por el techo del sectarismo que “enchalecaba” su transformación alternativa. Un discurso abstracto de “unidad de la izquierda” encubría la verdadera estrategia de “crecimiento de la orgánica” y evidentes contrariedades ideológicas y políticas de fondo entre sus componentes. Estos vicios no solo decretaron su ruptura y desaparición, sino que sumieron a estas fuerzas en el rumbo del oportunismo (pro K-anti K).
la visión de “ahora es cuando” que culminó descuartizada, traicionada y archivada en medio de la agresiva disputa impuesta por K y la ruptura de la CTA.
la visión del “director” Pino Solanas que buscaba demostrar que “después de Kirchner no hay una pared”, pero sí la había después de Binner. Hoy florea su acuerdo con la Pitonisa del Chaco (Pitonisa: custodia del oráculo de Apolo en El Olimpo) generando dignas resistencias y rupturas de amplios sectores militantes con Proyecto Sur.
la visión del “autonomismo” también se anotó con sus análisis y sus prácticas, y se puede asegurar que es la corriente que mas ha crecido e instalado como opción política –fundamentalmente para la militancia joven- ante el fracaso del proyecto de la Constituyente Social y el desbarrancado Proyecto Sur.
Para este enfoque el nuevo escenario de crisis post-neoliberal ameritaba considerar que el concepto de clase obrera resultaba estrecho ante la emergencia de un sujeto plural más amplio: “pueblo trabajador”.
Esta concepción afirma que el anticapitalismo reducido a la disputa entre obreros y patrones y la reducción del sujeto de las transformaciones sólo a la clase obrera nos atrasa unas cuantas décadas.
De allí que le otorga a este “nuevo sujeto” un dinamismo diferente en el desarrollo de las luchas y la organización, por lo que resulta necesario concentrar en él y su territorio los principales esfuerzos de la acumulación. De allí su altisonante definición:
“La nueva política se hace en el territorio”. Por lo tanto -en sus inicios- para esta corriente asumir la lucha política presuponía un rechazo sustancial a la política institucional y su retórica electoral-parlamentaria.
Este “formato” teórico-político del denominado “autonomismo” es presentado por sus cultores como atributo de una “nueva política” revolucionaria cuando en realidad denotaba impotencia y renuncia a la disputa real por otro poder. Al amparo de estas ideas se justificaron las mas patéticas prácticas del reformismo asistencialista “entre los explotados”, y se promovió la peligrosa fractura del movimiento social con la necesaria labor política, ideológica y cultural.
Con este campo de teoría y prácticas políticas se
impone polemizar sobre sus propuestas de “revisar
críticamente” todo el cúmulo de errores políticos transitados y de cumplir
con una 'relectura del marxismo'.
Estas posturas de la “nueva izquierda” pronostican el ocaso de los presupuestos
teóricos de base que dieron nacimiento y entidad a la izquierda y aseveran
estar elaborando su propia “crítica no
marxista” de la sociedad capitalista. Desde estos ataques al “dogma marxista” y a los actuales fracasos de la “tercera vía” fantasean con la idea de perfilar un mundo
nuevo “sin repetir las estructuras de
poder de siempre”.
El proyecto de “horizontalizar los
poderes” es presentado por “la nueva izquierda” como “la nueva utopia del pensamiento y la práctica política contemporánea”,
que permitirá la emergencia del nuevo sujeto político y social empeñado en
superar y trascender todas las fórmulas ya conocidas de explotación, opresión y
de alienación de las sociedades capitalistas y socialistas.
En la actual etapa manifiestan un giro copernicano
respecto de sus posturas de origen y han decidido participar en los procesos
eleccionarios de Rosario.
Su propaganda, discurso y estrategia central se
ubican dentro del concepto de la “Democracia
Radical”. La nueva “izquierda democrática” se autolimita a gestiones de
modernización y democratización de las estructuras e instituciones
capitalistas, labor que realizarán en y desde la institucionalidad para el
rediseño asociativo de la sociedad.
Con esta visión, las luchas corporativas y
democráticas anticapitalistas dejan de asumir sus características de inmediatez
y parcialidad paliativa y se tornan finalidad principal de su proyecto. Los
cambios políticos de fondo son considerados “imposibles
de una vez” y el proceso de lucha de clases queda confinado a “pequeños pasos de hormiga” que,
evolutiva y progresivamente, completarán la innovación del sistema capitalista.
Planteamos
que una cosa es nuestro deber de reconsiderar, de revisar críticamente nuestros
postulados y nuestra práctica en el complejo marco de la lucha por la
emancipación humana, pero otra cosa muy distinta es claudicar y desechar la
idea misma de revolución, de cambio, de transformación.
NUESTRA CONDUCTA TÁCTICA. NUEVOS DESAFIOS,
NUEVAS LABORES.
Que hacer en la presente etapa? En primer término reconocer la existencia de un amplio y riquísimo proceso de
creaciones, de rupturas, reagrupamientos y de nuevas formas de organización
popular que poseen definida direccionalidad política pero que no conforman en si una opción superadora/alternativa.
Este proceso irrumpió hace ya mas de una década ante la aguda crisis de
representación que expresaban (y expresan) los partidos del sistema.
Por lo tanto nuestra centralidad deberá ubicarse en
la promoción de políticas para la superación del límite más notorio que expresa
este contradictorio proceso: la transformación de toda esa energía
militante, creatividad, democracia y protagonismo popular en sujeto político.
No creemos que con definirnos solamente por una
determinada organicidad tengamos resuelto de hoy y para siempre la materia de
la herramienta.
Nos queda
por delante definir todo un sistema de principios éticos y políticos, y una
metodología coherente que asegure capacidad de análisis, cultura del debate, la
más amplia democracia interna y efectividad en el campo de la acción concreta.
En segundo lugar, proponemos como punto de partida
un imperativo táctico: la UNIDAD como idea fuerza.
No la entendemos como simple “táctica” electoral o
acuerdo de acción puntual, sino como una nueva
moral urgentemente necesaria frente a la cultura degradante que impera en
las prácticas políticas tradicionales.
También, como
senda para enfrentar la negatividad que genera el desparramo reinante en el
movimiento popular. Creemos coincidir en que la dispersión es el dato más elocuente de nuestra fragilidad.
No estamos planteando que esto se resuelve solo con la voluntad de unirnos, lo que
nos llevaría a tener una visión idílica del proceso de unidad. Creemos que todo
proceso o experiencia unitaria real promueve acuerdos, síntesis, avances, pero
también genera disensos, tensiones, retrocesos y hasta rupturas. Que
pretendamos unirnos no hará desaparecer el espacio del conflicto. Pero debemos elegir claramente en qué campo del
conflicto nos ubicamos: en el de la dispersión
o en el de la unidad.
En
tercer lugar, definimos que un nuevo paradigma revolucionario deberá asentarse
en el PROTAGONISMO POPULAR, en una praxis al servicio del real protagonismo
de las clases subalternas.
Para
eso debemos desechar toda banalidad hegemónica o dogmática. Cuestionamos toda
propuesta “prefabricada” o contaminada de “paternalismo” que en definitiva no
hace más que contribuir a potenciar las deformaciones aparatistas y
clientelares tan predominantes en el campo de la política argentina. Todo lo
contestatario, rebelde, combativo deberá hallar –necesariamente- un cauce
organizativo, democracia y dirección política común.
En
cuarto lugar, apostamos a la revalorización
del MILITANTE como sujeto creador de iniciativas y no como simple
reproductor de órdenes emanadas de un aparato todopoderoso y cerrado, ajeno a
la dinámica popular.
También,
la debida correspondencia entre el rol dirigente de nuestros militantes con su
reconocimiento popular. Una militancia forjada en una nueva dialéctica entre
“gobernantes y gobernados”, entre “dirigentes y dirigidos”. Una alternativa
real no debe proclamar sino encarnar
los ideales y anhelos populares, despojándose de toda soberbia ilustrada que en
general la colocan como una fuerza ajena a las vivencias populares.
Nuestra acción y posicionamientos tácticos deben
impulsar una amplia labor con las
izquierdas y los luchadores populares que expresan una honesta vocación
unitaria y un claro norte de construcción alternativa, anticapitalista,
antimperialista y por el socialismo.
Dicho proceso
deberá contener una agenda de discusión y de acción política enérgica para la
etapa.
Esto
implica el compromiso de impulsar un debate
abierto y organizado que apunte a un nuevo proceso de creación unitaria, al armado de un “sujeto único” y a la
vez plural de la izquierda.
Un
aspecto central para estas labores políticas es valorar tanto las diversas
convocatorias a la unidad política lanzadas por distintos espacios
políticos-sociales (FPDS/CN – JUVENTUD GUEVARISTA y otros) mas nuestra
experiencia unitaria en el Llamamiento y los fenómenos de rupturas generados en
Proyecto Sur.
Esta situación podría hacer converger a una
serie de identidades en una experiencia de unidad no contaminada de
paternalismos o de sujeción a la hegemonía de las variantes políticas
burguesas.
LLAMAMIENTO POR LA UNIDAD
(ATTAC / CADTM Rosario; Casa de la Memoria; MULCS; MAIZ; PCT Rosario; PRT Rosario; UMS)
(ATTAC / CADTM Rosario; Casa de la Memoria; MULCS; MAIZ; PCT Rosario; PRT Rosario; UMS)
Gran Rosario,
Junio de 2013.-
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