lunes, 27 de junio de 2011

A 38 AñOS .. Dedicado a LOS CarroÑeros de LA LUCHA

Número 576 | JuniO 27 | Año 6º




MARCHA A 38 AÑOS

DEL GOLPE

CÍVICO MILITAR



Montevideo Lunes, 27 de junio 18:00



MARCHAMOS de PLAZA DEL ENTREVERO

PASANDO POR EL CENTRO MILITAR

Y EL MINISTERIO DE ECONOMÍA

Y TERMINANDO EN

LA PLAZA LIBERTAD

¡CONTRA LA IMPUNIDAD DE AYER Y DE HOY!



ANULAR LA LEY DE CADUCIDAD!



COMO EN EL 73 LA CLASE OBRERA

PUEDE ABRIR UNA SALIDA..

.


COORDINADORA DE

TRABAJADORES Y ESTUDIANTES CLASISTAS

PLENARIA MEMORIA Y JUSTICIA



A 38 AÑOS del GOLPE PARA QUE NO SUCEDA MAS..........

PARA NO OLVIDAR a LOS DESAPARECIDOS


y PORQUE LOS 27 ESTEMOS TODOS JUNTOS
PARA QUE EN ESTOS TIEMPOS DIFÍCILES,

TENGAMOS LA CAPACIDAD DE PENSAR
y MANIFESTARNOS COLECTIVAMENTE



¡ COMBATIR LA CULTURA DE LA IMPUNIDAD
ES
NO OLVIDAR !!!




La Huelga General


En homenaje aquellos dirigentes,

a Washington “el perro” Perez, obrero de Funsa

y al Ruben Sassano obrero del Puerto



Este artículo esta dirigido a las nuevas generaciones.

Esas generaciones no conocen porque la actual central de Trabajadores uruguayos se llama PIT-CNT Ni siquiera cual es la intrincada historia que está detrás de todo esto.

Compiten además sobre aquella historia que fue una gesta heroica y pacifica como pocas, las interpretaciones de la izquierda y aún de aquellos que desde el foquismo armado, teniendo oportunidad de revertir una situación política, con apoyo de masas, retrocedieron ante la magnitud de la tarea y desertaron del campo de batalla.

Eran incapaces de comprender la lucha de masas real, la conciencia obrera que se había ido forjando en las fábricas y talleres, por el conjunto de militantes, activistas, delegados y líderes, en congresos donde las disputas ideológicas eran serias y muy enconadas.

La Huelga General dio origen, además –en su momento- a dos balances:

el balance del reformismo y el balance de las 3 F (los gremios combativos, entonces, de la Federación de la Salud, de Funsa y de la Federación de Obreros de la Bebida).

Hoy todas aquellas disputas son viejas y no deben servir ni para la división ni para el encono. Sin embargo, NO DEBEN OLVIDARSE.

Hubo en aquella gesta enseñanzas múltiples cuyos ecos repercuten todavía , aunque el lenguaje con que se expresen, intenta evitar las cuestiones más urticantes.

El movimiento obrero uruguayo tiene una larga historia que supera los 100 años con largueza. Fue una historia en el cual la unidad era una aspiración colectiva que se vio trabada y saboteada por las interpretaciones políticas. En esa historia nadie menciona hoy día la UGT, un intento sectario como pocos, dirigido por corrientes que aspiraban a repetir gestas de otros, (que estudiaban poco y comprendían menos) metidos como estaban, en las interpretaciones de manuales .

Para los más contumaces de aquellos sectarios todo empieza con el Congreso del Pueblo y ocultan bajo del colchón lo anterior, de lo cual han renegado desde la década del 50, pero solo desde la boca para afuera. Para ellos, todo sigue siendo como siempre, una interpretación “positiva” de lucha en lucha y de victoria en victoria.

Nada más falso y nada más mal intencionado.

Aún hoy, cuando el Muro de Berlín es polvo entre los polvos de la Historia, siguen impertérritos, inmunes, repitiendo las viejas tonterías.

Solo que ahora, los antiguos rivales son aliados, y ambos participan alegremente de este “progresismo” gubernamental en el cual la izquierda ha renunciado al socialismo, para forjar un “capitalismo humano”, quimera de las quimeras, renunciamiento entre los grandes renunciamientos.

La Huelga General es hija de las luchas obrera cuando la burguesía criolla no pudo encontrar más nichos en los cuales refugiarse y desde los cuales –para asegurar su gobernabilidad- repartían migajas mas importantes que las que ahora reparten los progresistas del Frente Amplio-Encuentro Progresista en el gobierno, para hacer frente a la indigencia y a la pobreza.

Duró 15 memorables días.

Y fue la primera vez en la Historia del Uruguay, que una clase, la clase obrera se plantó ante la sociedad toda, como el primer campeón social de los oprimidos.

Como el primer demócrata en serio entre las corrientes de la democracia pequeño burguesa.

No hubo una sola de las clases, capas, segmentos y fracciones en que se divide la sociedad moderna de clases en Uruguay, que pudiera mostrar la firmeza, la decisión, la audacia y el coraje de los obreros uruguayos dirigidos por sus líderes naturales, elegidos por ellos mismos, que organizaron, coordinaron y sortearon en breves momentos los avatares que todo enfrentamiento encierra.

En esos 15 días se “cayo” el transporte, y hubo que salir a frenar los colectivos, restablecer la moral, incentivar la lucha y, prendiendo fuego los colectivos, obligar perentoriamente a que los carneros y los pequeños patrones sacaran de la calle las unidades con las que se pretendía desalentar a los huelguistas ocupantes y quebrar la huelga.

Salieron de las fábricas los jóvenes militantes con sus motos, sembraron las calles de “miguelitos”, subieron a los ómnibus y los pararon prendiéndoles fuego.

En aquella lucha, como en todas las anteriores las Fuerzas Armadas, salieron a hacer -conducidas por sus oficiales, armados hasta los dientes, con camiones y tanquetas- los desalojos a mano armada. Los obreros acataban lo que no podían enfrentar, y salían envueltos en las estrofas del Himno Nacional, que obligaban a cuadrarse a los milicos y aprovechando esa momentánea indecisión de sus verdugos, retomaban las ocupaciones.

Hubo fábricas desocupadas y vueltas a re-ocupar hasta tres veces.

Un verdadero ballet de heroicidad, de coraje y de férrea voluntad de no aflojar que debería estudiarse en todas las escuelas de cuadros de la izquierda, para mostrar el formidable empuje, la extraordinaria inventiva de los obreros comunes y corrientes, dirigidos por sus líderes naturales de base.

Fue en esa lucha que los obreros uruguayos (individualmente muchos de ellos con el ciclo de Enseñanza Primaria no terminado) le dieron clase de civismo, de conciencia, de lucidez a todos los doctores de los partidos tradicionales y hasta a muchos líderes de la izquierda.

Cuando todos estos farsantes se subieron después a las tribunas que abrió el pueblo trabajador con su lucha para ponderar la democracia de la que habían abjurado porque fueron ellos los que fueron a golpear a las puertas de los cuarteles, o se confundieron con comunicados mentirosos, fraguados por la Inteligencia Militar (el 4 y el 7 de lamentable memoria) los obreros estuvieron siempre claros.

Así nació la Tiranía Militar en Uruguay, que duró sus buenos 12 años de terror ininterrumpido, marcada a fuego por la clase obrera uruguaya que arrastró detrás de sí a todas las otras capas de los asalariados y de las clases medias.

Marcada a fuego decimos, condenada y estigmatizada para siempre.

Nadie recuerda que en aquella lucha estuvieran en la primera línea del enfrentamiento y el combate el Sr. Astori, el Sr. Tabaré Vázquez, la mayor parte de los ministros del actual gabinete. Casi todos los diputados y senadores de la izquierda gobernante.

Esos eran “nuestros soldados tranquilos” como fueron “soldados tranquilos” en el 33, toda la democracia pequeño-burguesa de los partidos tradicionales que dejaron hacer a Terra.

Todos esos soldados de pacotilla, demócratas inconsecuentes, vienen después a repartirse como caranchos, lo que nunca supieron conquistar con su sacrificio y con su lucha.

Son carroñeros de las luchas ajenas

Voraces disputantes de las canongías gubernamentales a mas de 120.000 pesos mensuales, mientras la inmensa mayoría de los viejos combatientes obreros o sus hijos que los han sustituidos ganan, en el Uruguay progresista, 10.000 pesos.

El resto, 600.000 hombres y mujeres de carne y hueso, en el Uruguay actual están en la pobreza o en la indigencia

Aún hoy un Astori, un Lorenzo, tienen problemas para soltar unos pesitos jubilatorios a los presos, los perseguidos y los torturados, porque prefieren utilizar los recursos para pagar la “Deuda Externa” que es la “herencia” que nos dejaron los milicos.

Cuando algún observador señaló –hace años- que nos cambiaban la Deuda por la “democracia” y que en la democracia se reservaba el derecho a seguir ganando y explotando, nuestros progresistas se escandalizaron.

Los militares ADEMÁS de la tortura, las violaciones y el terror, llevaron la deuda de 400 a 7.000 millones a razón de 254 millones por año.

Y de esa deuda –que hoy es mucho mayor- anda el Sr Astori, y el Sr. Lorenzo queriéndonos confundir con la semántica de dividirla en deuda bruta y deuda neta que les permita a ellos hacerse la propaganda de los éxitos gubernamentales con los que nos aturden todos los días, para confundir a los más bobetas, a los más atrasados que son siempre los más crédulos.

No hacemos la cronología de la Huelga General, los que hicimos la historia de aquellos días heroicos, de fraternidad genuina, de lucha con sonrisa, con alegría y despreocupación por lo que vendría después, entonces no escatimábamos el cuero.

Sabíamos que hacíamos Historia, historia de la linda, de la que nace de la lucha codo con codo con otros hombres y mujeres tanto o más heroicos.

Así cayo Ramón Peré, comunista, estudiante, padre de familia, asesinado por la espalda por un Tranquilino Machado, instrumento servil, mayor de edad, que servía a las órdenes de los que destruían la Democracia.

Y ni aún con un fallo judicial en contra, los que los defienden se arrepienten de la Tiranía que instauraron.

A eso llevan los jueguitos de un Sr. Presidente, que se llama Mujica.

Porque él “no es juez” como dice este renegado presidencial que se subió al poder por la izquierda y se bajará de él por la derecha.

Todo esto deben saberlo las nuevas generaciones. Los que vinieron después de la generación del 83, los que hoy son jóvenes, estudian, trabajan, o tienen que emigrar porque en su país, aún con el progresismo gobernante, los grandes problemas no se solucionan.

Hay que atar el pasado y el presente y saber que hay una línea de continuidad entre lo que fue, lo que es y lo que posiblemente será.

En la Huelga General no pudimos tomar el “cielo por asalto”.

Debíamos haberlo tomado si las armas que tenían los partidos de izquierda y las guerrillas se hubieran repartido.

No lo hicieron y después cayeron en manos de los militares.

Un Semproni –que volvió a re-aparecer en estos días, particularmente el 19 de mayo- es uno de los dirigentes que se encargó de ello.

Era bancario entonces, y le faltó el nervio, le tembló la chiquizuela (o la pajarilla) y se fue para Buenos Aires.

Pero no fue el único, hubo dirigentes de Partido que también hicieron lo mismo.

Nos aconteció presenciar la prédica de uno de esos sectarios en la asamblea de fábrica que ocupábamos. El hombre largo un espiche contra los “guerrilleros y las armas que no estaban”, después, días más tarde, volvió a espichar pero ahora “contra la Huelga que no debíamos haber lanzado”. Ubicuo, sectario, oportunista, el Partido le daba cuerda y hacia siempre un argumento justificativo de las posiciones del mismo.

Después salieron a justificar lo que no podía justificarse.

Y por eso hubo dos balances de la Huelga General.

El de la línea mayoritaria de la CNT y el de la “Tendencia Combativa”(1).

Ese balance debería re-publicarse porque ahí sí están al descubierto los debates y la médula de la cuestión.

La línea de conciliación de clases, la búsqueda de acuerdos con los que NO DEBEMOS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA HACER ACUERDOS, está allí plasmada.

Siguieron los discípulos de aquellos que apostaron por la conciliación su prédica.

Creían que podían cobijarse bajo el sindicalismo amarillo que fomentaban las Fuerzas Armadas.

Y estas aplicaron después de la Huelga el PEINADO FINOcontra los militantes, activistas, delegados del movimiento obrero.

Con fotografías tomadas de las ocupaciones, torturaban brutalmente y obligaban fábrica por fábrica a reconocer los rostros que tenían fotografiados.

En esos menesteres hicieron sus primeros pininos algunos (solo la parte mas importante) de los que hoy descansan sus huesos en una cárcel VIP, la de Domingo Arena.

Y después de despedirlos de sus trabajos, los obligaron al exilio y ahí también los fueron a cazar nuevamente, implacablemente.

A la burguesía golpista, a los militares, les sobró la conciencia de clase, que le faltó a la izquierda

Ellos supieron siempre que su principal enemigo era la clase obrera.

Y se empeñaron en destruirla, en la red y el tejido mismo de sus hijos más concientes.

Así empezó el Terrorismo de Estado.

Así después, para cortar de una vez con el asunto, ciertos gobiernos democráticos cerraron las fábricas, los talleres que eran la cantera misma de la resistencia social más consecuente.

En el tramo final de la Tiranía, cuando se caía en pedazos la economía nacional, cuando la deuda externa ponía el peligro la existencia misma del Uruguay, derrotada la clase obrera, tuvo sin embargo la visión y el coraje de dar la última batalla.

El Plenario Intersindical de Trabajadores llamó a una concentración.

Y se produjo un nuevo milagro para los tontos que hoy quieren interpretar:

la clase obrera uruguaya, débil, perseguida, derrotada, aglutino detrás de su llamado un pueblo entero.

Canalizó con coraje y lucidez el momento político.

Tal había sido el legado formidable que dejaba la Huelga General.

Se ha dicho por sus mismos actores, que en la tribuna, contemplando la proeza, el viejo presidente de la CNT, dijo a los nuevos dirigentes “bueno, ahora nosotros nos tenemos que ir”. Y recibió por respuesta un abrazo fraternal y la palabra de que no debía irse.

Que la lucha se encarnaba de nuevo, que los vencedores del momento, no abandonaban en su momento de triunfo, a los compañeros de la clase que no habían sabido comprender.

Era el fin de las polémicas que habían dividió el exilio, entre la CNT combativa, organizada y resistente que propagandeaba cierto partido y la realidad evidente de que era el PIT, el Plenario Intersindical de los Trabajadores, el que convocaba a las masas.

Y es por eso, en reconocimiento a ese hecho evidente, que nadie puede negar, es que la central actual de los trabajadores uruguayos se llama PIT-CNT.

Ese es el mejor homenaje que podemos hacer a aquella gesta.

Que aún en medio de las polémicas más duras, de las maniobras, de los sectarismos mas infames, los trabajadores uruguayos han reconocido siempre la necesidad de la unidad.

Y es de esa manera que “la clase en si”, ejercita sus músculos, para ser “la clase PARA SI”.

Faltan todavía muchas luchas.

El largo proceso que comenzó con los “Gremios Solidarios” deberá recorrer todavía un largo camino.

En ese camino deberemos limar las diferencias con los sectarios, con los que pierden el rumbo y se ciegan, con los que aflojan. Habrá también que ganar a los que embaucados por la ideología burguesa de “hace la tuya” se parapetan en un individualismo sin futuro.

Esa también es una herencia que nos dejaron los milicos.

Ellos y sus “mandos naturales” la miserable burguesía dependiente uruguaya.

Ellos son nuestros principales enemigos.

Enemigos irreconciliables. Con los que no debemos transar.

La lucha ha pasado.

Hoy aquella Huelga es parte del pasado.

Pero algo hay de grandioso en ella que todavía concierta, llama la atención, obliga a referirse a ella. Fue un cimiento fundamental que da la base para un futuro.

Ese futuro no está prefijado en las estrellas.

Lo harán, si lo hacen, los hombres y mujeres de carne y hueso de éste nuestro país.

Deberán transitar todavía muchos caminos. Los cimientos no son el edificio, son solo su basamento.

Pero en el caso nuestro sabemos que son firmes, sólidos, inquebrantables.

Sobre ellos construirán otros que no seremos nosotros, como nosotros los recibimos de otros que lucharon antes que nosotros.

Sabemos que ellos estarán a la altura de la tarea, que nos superarán con creces.

Y hacia ellos es que están dirigidas estas palabras.

(1)Los documentos, que están allí, que los puede leer cualquiera, son muy ilustrativos, pero nos acotan también que además de los mismos, la polémica entre Mario Acosta del Sunca y Héctor Rodriguez del Congreso Obrero Textil.

Después de los hechos, todavía hoy, recientemente, personajes como Niko Schwarz, han salido a justificar en parte, las vacilaciones de su partido.

Hacen lo que han hecho siempre y es por esa falta de capacidad autocritica profunda, de seriedad de análisis, que el Partido Comunista uruguayo esta sumido en una profunda crisis, de la cual no sale.

Aún sus intelectuales más prominentes, un Álvaro Rico, un Caetano, siguen manteniendo el sectarismo visceral, justificativo, en el que fueron adoctrinados.

No pueden comprender que los partidos son INSTRUMENTOS, para la lucha de clases, cuestión que Marx dejó muy claro en el Manifiesto Comunista. Los estalinistas son así



SURda Nuestra opinión




SURda - Posta - postaporteñ@ nº 576 - 2011-06-27





ENTREVISTA A

JUAN CASTILLO

DIRIGENTE DEL PIT CNT





(Recibimos y Publicamos)


me da orgullo de mi camarada juan Castillo, dirigente obrero y támbien del PIT-CNT, nuestra central sindical que mantiene todos sus principios en defensa de los trabajadores y que fue un baluarte en la resistencia contra la dictadura.


¡Qué diferencia con las mafias sindicales de otros países!

Solamente nombro a dos dirigentes corruptos multimillonarios mexicanos: Elba Esther Gordillo, del sindicato de la educación (SNTE) y Romero Deschamps, del sindicato de PEMEX.

Les paso la entrevista completa publicada en El País Digital (26-junio-11).

Un saludo solidario

Walter Martínez

PIT-CNT De 110.000 afiliados, en 2003,

la central pasó a tener más de 350.000 este año

"Me da alegría ver el poder sindical"

J.L. AGUIAR Y P. MELGAR ( El País Digital 26-junio-11)

-Es difícil encontrar datos biográficos suyos en Internet. El Juan Castillo que aparece con más frecuencia…

-Sí, no me diga: el ex arquero de Peñarol.

-Es verdad. De usted hay poca información: sabemos que nació en La Paz, tiene 53 años… ¿Está casado?

-Casado, con tres hijos, el mayor de 30 años, que vive en España…

-¿Emigró?

-Hace cuatro años se fue, en busca de trabajo. Se cansó, se pudrió de dar vueltas aquí, de trabajar en una estación de servicio donde cobraba $ 5.000, el salario mínimo…

Él creía que con una tarjeta mía iba a conseguir empleo en algún lugar. "Papá", me decía, "te reunís con Tabaré Vázquez, con ministros, legisladores… ¿No me podés conseguir un trabajo?".

Explicarle que no, para mí fue muy difícil, y por más que le explicaba, yo creo que él nunca lo entendió. Iba a ser visto como un acomodo político. En la izquierda eso siempre se vio mal, y hay que ser coherente.

-¿Cuál fue el peor momento que le tocó vivir en el PIT CNT?

-En la militancia siempre hay momentos duros, momentos de enojo y amargura. Alguna vez, cuando te agarra medio bajoneado, te dan ganas de largar todo, pero al final recapacitás porque esto te tira. Si tuviera que limitarme a los últimos años, diría que este momento de contradicciones internas en la central ha sido un trago duro, amargo, pero yo soy consciente de que el tiempo va a ayudar a aclarar el panorama.

-¿Pensó en renunciar?

-No, nunca. Previo a la última campaña electoral tuve momentos de vacilación, no de renunciar sino de no volver a postularme en el Congreso. Fue un momento de duda, pero de última cuando hay que tomar una decisión, a mí me tira esto. No me veo en la actividad parlamentaria.

-Ya volveremos sobre esto. Antes quisiéramos saber cómo empezó su actividad sindical.

-Fue en el sindicato portuario, en la dictadura, en pleno proceso de formación del PIT. Ahí empezamos a juntarnos varios sindicalistas, a leer el Manifiesto Comunista; leíamos una página en la media hora de descanso, leíamos en voz alta y lo comentábamos.

-¿Ya estaba afiliado al PCU?

-No, no. Yo me afilié el 27 de noviembre de 1984, en la misma jornada de las elecciones nacionales, cuando acababa de votar a la lista 99, de Hugo Batalla. Después de haber votado fui a afiliarme al Partido Comunista. Yo ya sentía un enorme respeto por el papel que habían jugado los comunistas en la resistencia a la dictadura.

-¿Sus padres eran comunistas?

-No, al contrario. Mis padres (viven los dos, afortunadamente) eran votantes de los partidos tradicionales. Mi madre era blanca. Adoraba a Wilson Ferreira. Mi padre era cantinero de un club de la 315 de Vasconcellos, en la calle Félix Olmedo. Todos los días acompañaba a mi padre a la sede partidaria, no me olvido más. Él se encargaba del asado y los chorizos. O sea que mi padre era colorado, aunque alguna vez ha votado a los blancos. Pero tú me preguntabas si ellos influyeron y fue al revés. Yo los convencí a ellos: ahora los dos votan la 1001.

-¿El movimiento sindical está pasando ahora por su mejor momento? ¿Cuánto ha aumentado el número de afiliados desde el año 2003, cuando se registró la cifra más baja?

-En el Congreso de 2003 había 110.000 trabajadores representados. Hoy, que estamos cerrando el padrón para el próximo Congreso, tenemos registrados más de 350.000 trabajadores afiliados a los sindicatos.

-Ese crecimiento supone un importante ingreso de dinero a las arcas de la central.

¿A cuánto asciende por mes y en qué se gasta el dinero?

-No todos los sindicatos tienen la misma cuota de afiliación, pero cada sindicato está obligado a pagar a la central $ 4,00 por afiliado. Los ingresos mensuales andan rondando el millón de pesos; también han crecido los gastos de infraestructura. No solo está la sede central; hay sedes del Instituto Cuesta Duarte en varios departamentos. Hoy tenemos unos 30 funcionarios presupuestados. Cuando estábamos en la sede antigua de 18 de Julio había solo tres funcionarios.

-¿Usted cobra un salario por su actividad en la central?

-Nosotros no tenemos salario. Esto es pura militancia. Si tenemos que realizar actividades o gestiones en el interior se cubren los viáticos, comida y combustible. No hay un salario.

-¿Mantiene su trabajo en el puerto?

-Sí, yo sigo en el puerto.

-¿Cuántas horas por día dedica al trabajo?

-Trabajo de noche. De 22:00 hasta las 6 de la mañana.

-¿Y cuándo duerme?

-Mi tarea es de sereno en un barco, en una lancha aguatera. Hago el mantenimiento en la noche y aprovecho algunas horas para dormir cuando termino esa tarea. Trabajo aun teniendo fuero sindical, que no lo utilizo; porque el fuero sindical a los compañeros que realizamos tareas ejecutivas nos permite marcar tarjeta e irnos. A veces, cuando tenemos sesión de la Mesa Representativa yo me escapo, marco la tarjeta de entrada y paso una boleta que me sella el capitán, donde dejo constancia de que estoy en actividad sindical. Lo mismo cuando viajo, como hice hace poco tiempo a Ginebra, a la conferencia de la OIT.

-¿Cómo cree que lo ven los trabajadores de a pie?

-La verdad que no sé, nunca me puse a pensar en eso. Hay gente que me reconoce por la calle, me toca bocina, levanta el pulgar, esas cosas. Y también están los que pasan y te putean: "¡Hijo de puta! ¡atorrante! ¡comunista!". Trato de no hacer algunas cosas porque ya me han costado caro alguna vez… O sea, yo no voy a un shopping, no voy al cine, porque he tenido problemas…

-¿De qué tipo?

-Me acuerdo una vez… Me pasó hace tres años, en el shopping de Punta Carretas. Estaba con mi familia haciendo la cola para entrar al cine; mientras, otra fila salía. Un veterano que venía en esa fila empezó a gritar: "¡Miren muchachos, hablando de putos, miren al puto este acá!". Ahí me fui al humo, la gente nos separó, fue un escándalo. Y viste, vos querés pasar con el perfil más bajo posible y terminás envuelto en un lío que no buscaste. No me gusta, no me gusta nada, no soy de esa clase de gente.

-Hay quejas sobre el creciente poder de los sindicatos, tanto en el sector público como en la actividad privada. Los empresarios dicen que los acuerdos en los Consejos de Salarios son fruto de la gran presión sindical y que el gobierno hace la vista gorda.

¿Usted cree que se juega limpio en esas negociaciones?

-Yo no tengo dudas de que el movimiento sindical tiene más poder. Tiene más poder en cantidad de afiliados y en la opinión pública. También tiene representación en ámbitos de la administración realmente importantes. Yo me alegro que haya una creciente participación e involucramiento de los sindicatos en la gestión, como hubo participación de empresarios en los gobiernos blancos y colorados. En cuanto a los Consejos de Salarios, el juego de la negociación colectiva es siempre un juego de presiones de ambas partes. La movilización y el paro son las formas que el trabajador tiene para presionar por sus derechos.

-¿Y cómo presionan los empresarios?

-Como lo hicieron toda la vida: explotación económica y productiva, que no trasciende públicamente. Parece que es natural que el dueño del capital se pueda llevar al mundo por delante; esto puede ser así en una concepción capitalista, pero yo también trabajo para construir una patria socialista, donde los medios de producción que explotan los recursos de la tierra, su propiedad sea del conjunto. Por otra parte, ninguna de las presiones sindicales en los Consejos de Salario fue alocada. El día que la Cámara de Industria, la Cámara de Comercio o cualquier otra demuestre que un excesivo reclamo sindical provocó que se fundiera una empresa, que me traigan las pruebas.

-¿El gobierno no juega a favor de los sindicatos?

-Para mi gusto debería jugar más. Este es un gobierno de izquierda y no tiene por qué avergonzarse de eso.

-¿Y este gobierno se avergüenza de su perfil de izquierda?

-Ah, yo creo que si se lo preguntan, más de uno se va a ir por las ramas y no te va a contestar el fondo de la cuestión. Creo que un gobierno de izquierda debería trazar políticas para incidir aún más a favor de los trabajadores. Vivimos en un país que durante 175 años fue gobernado por los partidos tradicionales, que defienden los intereses de la gran burguesía; no solo la defienden sino que la integran.

-Usted hizo referencia a la "patria socialista". ¿El desmoronamiento del socialismo real no le lleva a cuestionarse que el Estado sea el dueño de los medios de producción? ¿No conduce esa política al fracaso?

-Ha llevado al fracaso en el caso de la URSS. El problema es: ¿fue el sistema que llevó al fracaso al socialismo real o fueron los hombres? Yo me afilio a la segunda tesis.

-Pero la caída fue general: pasó en la URSS, en Alemania Oriental, en Hungría, en Checoslovaquia…

-Bueno, pero Vietnam sigue siendo comunista, Corea sigue siendo comunista…

-Pero el fracaso del sistema económico es notorio.

-Yo no estoy hablando sólo de un sistema económico. El comunismo va más allá, es un sistema de vida. Esto no quiere decir que defienda a capa y espada que toda la economía tenga que ser estatizada. Lo que defiendo es un sistema que no explote al hombre, un sistema donde no haya que salir a trabajar 14 horas por día para llevarte $ 14.000 de mierda por mes; donde no tenga que ver a un hijo irse del país para poder trabajar. Tampoco se puede decir que el capitalismo es el éxito. Así como tengo que asumir y reconocer el fracaso del sistema socialista de la Unión Soviética, no me quieras vender que el capitalismo es un éxito.

¿Cuántos millones de desocupados hay?
¿Cuántos niños se están muriendo a cada minuto por hambre o por falta de agua?
¿Cuántos están bombardeando ahora, en este momento, en nombre de la paz? Entonces, convengamos: si el socialismo no es perfecto, tampoco lo es el capitalismo.
¿Quiere decir esto que yo quiero imponer el socialismo a la fuerza en Uruguay? Nunca me escucharán decir eso.

-¿Como sería su sistema socialista aplicado a Uruguay?

-¿Me preguntás si sería como Cuba? ¿Cómo China? ¿Cómo el socialismo de algunos países europeos? No sería parecido a ninguno de los tres ejemplos.

Sería un socialismo a la uruguaya. No se puede construir el socialismo en Uruguay negando a Artigas, a José Pedro Varela. Es más, ni siquiera creo que debería haber un partido único.

-¿Qué sintió cuando vio caer el muro de Berlín?

-Ya veníamos de otros golpes tremendos. Se había desmoronado la Unión Soviética, ya había renunciado la mayoría de la dirección del Comité Central del PCU en Uruguay. Esto fue como la frutilla de la torta. Una cosa que se televisaba en directo, te pasaban a Pink Floyd, una de las principales bandas de rock, tocando mientras se derrumbaba el muro... Entonces, en ese momento se te rompen un montón de cosas...

-¿Esquemas?

-Sí, esquemas, dogmas, métodos. Morder el polvo de la realidad cuesta. El antídoto es asumirlo y buscar respuestas.

Juan Castillo Coordinador del PIT-CNT

Nació en La Paz, Canelones, el 29 de noviembre de 1957. A los 28 años se instaló enMontevideo y comenzó su carrera sindical en el Puerto. El 27 de noviembre de 1984, el mismo día de las elecciones a la salida de la dictadura, se afilió al Partido Comunista después de haber votado a la lista 99 de Hugo Batalla. Es uno de los tres "coordinadores" del PIT-CNT, aunque es el dirigente con más visibilidad. Reside en el Cerro. Está casado y tiene tres hijos varones, de 30, 26 y 19 años.

La entrevista tuvo lugar en su despacho en la sede de la central obrera, una oficina donde abundan fotos y recuerdos de los vivos -su familia, el Presidente José Mujica- y de extintos referentes de la izquierda, desde el Che Guevara a Yasser Arafat.

"Yo me opuse a la candidatura de Mujica"

-Alguna vez dijo que el presidente Mujica habla mucho y que tiene respuestas parecidas a las de Sanguinetti, Batlle y Lacalle.

-No sé en que contexto dije eso. Lo que mantengo es que uno de los problemas que tiene Mujica es el de estar continuamente expuesto a la opinión pública. Creo que no está obligado a hacer eso, va a tener que corregirse. No me siento con el derecho ni con el nivel como para decirle a un Presidente qué es lo que tiene que hacer, pero pienso que está demasiado expuesto.

-¿Qué avances hacia el socialismo cree que se han dado en el gobierno de Mujica?

-Casi nada. Yo me opuse a que el Partido Comunista acompañara la candidatura de Mujica.

-¿Qué candidato prefería?

-Habían surgido, además de Mujica y de Astori, las propuestas de Daniel Martínez, de Marcos Carámbula y de Enrique Rubio, que después se bajó solo antes del Congreso; las otras se mantuvieron. Yo primero trabajé mucho para que el candidato fuera Carámbula, canario como yo, pero cuando el Partido discutió en el Comité Central, lo hizo sobre la base de tres candidatos: Astori, Mujica y Martínez, y a mí me parecía que había que apoyar a Martínez, del Partido Socialista. Perdí por abrumadora mayoría. Tal vez Mujica era la opción más de izquierda. Si tenía que elegir entre Mujica y Astori, yo no tengo dudas: Mujica. Ahora, en los hechos, estando los dos en la gestión de gobierno, cuesta bastante hacer que lleven a la práctica las resoluciones que tomó el Congreso del FA. No veo indicios de que el gobierno tienda a avanzar hacia el socialismo.

-Álvaro Soto, Joselo López, Richard Read… ¿Quién le da más dolores de cabeza?

-¡Jajaja!... Es increíble, pero con los tres compañeros que nombraste tenemos polémicas públicas aunque el trato personal es muy bueno. No tengo problemas de fondo con ninguno de los tres; tengo diferencias políticas. Tenemos concepciones distintas. Con el que tengo visiones diametralmente opuestas de lo que es el mundo sindical y la lucha política es con Álvaro Soto. Él es trotskista. Yo no. Con Richard Read se traslucen más las diferencias que los acuerdos.

-¿Qué quiere decir?

-Bueno, Richard Read juega mucho en la opinión pública. Yo estuve ausente del país tres semanas, cuando viajé a la OIT en Ginebra donde se iba a presentar la queja de los empresarios por la ley de Negociación Colectiva, y a ustedes les consta que traté de no hacer declaraciones públicas, como es mi norma. Hago una cuestión de lealtad con mis compañeros el poder discrepar y debatir antes de que uno se entere de la opinión por el diario al otro día.

-¿Es lo que hizo Read?

-Yo no hablé durante tres semanas. Él, en cambio, tuvo un espacio tremendo para decir cosas que a veces ni siquiera le preguntaban. Yo he leído: "Acá nadie es más que nadie". ¿Quién se sintió más que nadie en la central? ¿A quién se estaba refiriendo?

-Se refería al hecho de que usted iba en representación de la central, como si fuera el dirigente principal.

-¿Entonces tiene Read una competencia con Juan Castillo? ¿Él pretende competir o está compitiendo con alguien?

-¿Con quién pretende competir Read, según usted?

-No sé, me lo sigo preguntando, ahora lo pregunto públicamente. Decir que no es válido negociar con los empresarios y el gobierno a 14.000 kilómetros de Uruguay. ¿Quién pone la distancia válida para negociar? Ya lo he dicho otra vez en un momento distinto que este: si en nombre de los trabajadores tengo que ir a la Luna a negociar, voy a la Luna, no tengo ningún problema.
Con algunos de los compañeros que se opusieron al acuerdo con los empresarios con el mismo argumento, de que no era válido negociar en Ginebra, también estuve en otras ocasiones en la misma ciudad de Ginebra, tratando de negociar con los empresarios en la sede de la OIT.
Hay que ser muy cuidadoso para decir las cosas.

Se ha dicho también: "Acá somos todos iguales, somos todos pares". Bueno sí, pero algunos somos más iguales que otros: los que están acá cuando se abre la central sindical y están militando, y cuando llega la noche siguen acá, militando, o haciendo gestiones en ministerios, dando la pelea. A otros, por ahí, es más difícil encontrarlos.

-¿Usted va a seguir liderando aquí las negociaciones que se frustraron en Ginebra?

-Ahora estamos en otra etapa. Hay un escenario distinto, hay un fallo de la OIT. ¿Cómo nos paramos frente a ese fallo? Hay que esperar a que el gobierno nos convoque y trazar una nueva estrategia. Yo voy a participar de las negociaciones, pero no liderando nada.

-¿En el Congreso del PIT CNT en octubre, se va a volver a instaurar la figura del Secretario General en la central?

-Nadie lo ha planteado. Creo que la figura de los "coordinadores" permite mantener un buen equilibrio entre las corrientes.

-Alguna vez, en una entrevista en la radio, usted usó la expresión "Gracias a Dios y a la Virgen". ¿Cree en Dios?

-No, pero no tengo ningún problema en utilizar esas expresiones populares. No profeso ninguna religión. El crucifijo más grande que cuelga de este cogote -dice mientras extrae una cadenita del cuello- es, como ve, el de la hoz y el martillo


WALTER MARTÍNEZ - postaporteñ@ nº 576 -




2011-06-27




Cuba en lo Cotidiano




(Una mirada oriental más sobre Cuba hoy)



Estuve en Cuba


Una semana apenas, donde intenté y logré hablar con todos los que me crucé y conviví momentáneamente.

Con el pueblo sencillo que se encontraba arriba del ómnibus donde viajamos a Santa Clara, con el de la hostería donde tomamos el consabido cafecito de cada parada técnica, en los hoteles con camareros y botones, con jardineros y barrenderos.

Con chóferes y pintores, con guías y vendedores del Granma en las calles de la Habana.

Con alguno de seguridad que cuidaba la plaza de la Revolución, dos días antes del primero de mayo, con vendedores de artesanías, con un marino devenido taxista transitorio explicándonos la soledad de barcos en la bahía, en el puerto, en la actualidad y a partir de la caída de la Unión Soviética.

No fui a buscar paraísos, fui simplemente a ver como un pueblo muy pobre había realizado determinadas cosas, maravillosas muchas de ellas, a pesar de esa pobreza.

Incomparable lo realizado por Cuba midiéndola en su entorno, en ese Caribe de aguas azules, arena blanca y pobreza multicolor...

Tan incomparable que entonces se nos obliga, Cuba mismo obliga, a comparar esa sociedad con esta en la cual vivimos. Y la comparación avergüenza.

Países ricos empobrecidos, Uruguay y Argentina entre ellos, no tienen en muchas facetas parámetros similares para comparar.

Crecimiento a tasas chinas, pobreza a tasas latinoamericanas, 700.000 pobres en uno, 12 millones en el otro. Países hechos a carne y trigo tienen, hoy, una parte importante de su población con serios problemas en la alimentación, en la vivienda, en la salud, en la educación.

Serios problemas en el futuro creciendo, abonados por los horrores y errores del presente.

La inseguridad es el punto en común, creciente y temible, de caro presupuesto, de víctimas y victimarios inmolados en esta América Latina.

Pero no en Cuba.

Les guste o no a sus detractores en Cuba no existe la inseguridad, no hay robos (es verdad, no hay), no hay secuestros ni violaciones (esto es lo que todos nos repetían constantemente). En los bancos no vimos guardias armados, quizás los haya pero no los vimos. Si los hay están ocultos a la mirada de quien espera.

Raramente veíamos un patrullero, tan raramente que en un momento saqué una foto de uno estacionado. ( Raro no? en una “dictadura ”)

Los choferes de los taxis estatales, ( ya existen los particulares ) obligatoriamente deben saber otro idioma. Se está estudiando la posibilidad, nos decían, de que ellos arrenden los taxis y se notaba una mezcla de posibilidad y preocupación.

Es un pueblo que toma la intervención del Estado en sus vidas como parte de ellas, no conocieron los jóvenes y los de 50 otra cosa. Y sienten esa contención, esa protección. Pueden protestar pero temen perderla. Es poco el pago del Estado pero existe siempre, no deja a nadie desamparado.

Hoy se habla de la necesidad de las reformas y nadie o casi nadie niega esa necesidad pero también preguntan, se preguntan, que se viene. Hay algo de temor hacia lo nuevo, lo desconocido, hay algo de temor a romper el cordón umbilical con el Estado cubano.

Están dentro de esa panza materna desde hace cincuenta y dos años y romper el cordón umbilical resulta preocupante. Saben de la necesidad de hacerlo pero entran a lo desconocido y eso, en general, preocupa.

Son, se sienten profundamente cubanos, aman a su patria y por donde uno recorra percibe eso. Su bandera flamea en todas partes, decenas de ellas frente al edificio donde está la oficina de intereses comerciales de los EE.UU.

No es el patrioterismo barato que muchas veces ha inundado a nuestros pueblos, es la firmeza de sentirse cubanos y de querer serlo.

No encontrás a nadie que diga “ este pueblo de mierda ”, como muchas veces se escucha decir por estos lares.

La bandera cubana y la imagen del Che viven en toda Cuba, pero en una semana no vimos más que una imagen de Fidel, una sola imagen, lejos , muy lejos del culto a la personalidad.

Eso nos asombró un poco pero conversando con la gente de a pie, notamos que la figura de Fidel no necesita imágenes, Fidel es el padre de la patria, está cubriendo todo, imaginando todo. Amado y nombrado sin temor, con amor. Aunque a muchos les cueste creerlo Fidel es Cuba.

Tampoco existe la contaminación visual, porque no existe esa proliferación salvaje de carteles, con los cuales el consumo penetra sin antídotos en nuestra cabeza.

Y es placentero. Vivir sin carteles se puede, nos dice Cuba, vivir sin carteles se debe nos dice la sensatez que aun nos queda.

En Santa Clara y en Varadero no hay semáforos, brillan por su ausencia. Solamente los vimos en la Habana y en la zona residencial ( la Quinta Avenida ) donde proliferan embajadas y hoteles con turistas de toda parte del mundo.

Eusebio Leal, “ el ” historiador de Cuba es nombrado con respeto y cariño. Es quien lleva adelante las refacciones en la Habana Vieja, quien está recuperando las fachadas y los edificios que miran desde enfrente del malecón.

Y no vimos basura. En ciudades y pueblos humildes, en la Habana con sus dos millones de habitantes, en Santa Clara, en Varadero, ciudad turística por excelencia, no vimos papeles tirados, envases o mugre en la calle. No existe tal cosa.

La ciudad más limpia es la que menos se ensucia decimos por estos lares, allá eso se practica y se nota.

Sueldos muy menores en comparación con los nuestros, tan menores que deberían tener la imposibilidad de curarse, educarse, comer. Pero no. Se educan, comen, tienen su vivienda, son atendidos notablemente en la cuestión sanitaria y son capaces de polemizar, debatir, acordar y escuchar.

Se escucha mucho, se necesita saber del mundo exterior y preguntan, están atentos, su cultura y educación son notorias para cualquier viajero sin prejuicios. Son capaces de hablar de política, de comunismo, de la revolución, del capitalismo, de temas variados y polémicos sin que les tiemble nada.

En el hotel se veían todos los canales del exterior, CNN en español ( por ejemplo ví todo un reportaje a Posadas Carriles ) españoles, brasileños, alemanes, deportivos y telesur por supuesto.

Evidentemente, el bloqueo ha marcado fuertemente a esta sociedad, cuando hablan del llamado “período especial” no lo disfrazan, cuentan los sufrimiento cotidianos ( hacían jabones con parte de la corteza de algunos árboles ) , tienen en mente la necesidad de mejorar, de vivir mejor… pero eso no los lleva a insultar lo que tienen sino a buscar alternativas para superarlo.

No noté temor en nadie, no se “cuidan” para hablar con extraños.

Recorrí lo que pude, observé, escuché y lo que pude sacar como conclusión en tan poco lapso es que este pueblo está dispuesto a defender lo que tiene, a avanzar en mejorarlo y a preguntar a todos y de todo sin temor a las respuestas, convencidos posiblemente que desde hace cincuenta y dos años, desde aquel lejano enero del 59, han recorrido un camino que los lleva a hacer posible lo necesario.

Ni más ni menos



EDUARDO ABELEIRA - postaporteñ@ nº 576 -


2011-06-27



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