domingo, 14 de agosto de 2016

1650* La Dignidad De Cada Uno Son Sus Recuerdos

Número 1650 | dom 14 agos 2016 | Año XI

      DISCUTIENDO SOBRE IMPUNIDAD Y NUESTRA DERROTA


CONTRIBUCIÓN 3

“…Cuando hablás de la “claudicación y colaboración de los oficialatas tupas” faltan ejemplos, fijate que en la parte que se desmitifica lo de los rehenes sí se ponen ejemplos y se argumenta más esa teoría, aportando datos y análisis muy interesantes. Por ejemplo, en esa primera parte faltaría poner, citar... el extracto del informe que dicen que Huidobro hizo de los militantes tupas que aun quedaban en libertad y que fue público hace como seis años. O incluso las declaraciones que Yessie Macchi y  Fernando Garín hicieron sobre la claudicación y que ya fueron publicados en el libro Ecos revolucionarios  (PP 116-117 [1]) y que te envío abajo:

La visión de Yessie sobre la tregua no tiene desperdicio. Ante la pregunta ¿participaron las presas del MLN en la tregua?, ella responde:
«Algunas compañeras a nivel aislado sí. Pero es importante decir que esa tregua no fue discutida entre todos los presos o presas en los cuarteles, porque no había posibilidad. Estábamos aislados y bajo tortura, fue la iniciativa de un grupo de compañeros en un batallón determinado. Solamente en el Batallón Florida. Dentro de ese grupo había algunas mujeres. Yo, personalmente, no lo hubiera compartido, por ejemplo. Porque una de las primeras condiciones fue la entrega de todas las armas, locales y Raúl, para mí esas dos condiciones eran inaceptables. Aun en la derrota total ninguna guerrilla puede entregar sus armas y a su fundador, su dirigente máximo. Y fue en definitiva el porqué las negociaciones no dieron resultados.

Estaba en el Hospital Militar, aislada con un tiro en la cadera, no podía discutir con nadie, solamente con los milicos, no tuve posibilidades de discutir con ningún compañero durante muchos años, pero sí me llegaba a través de un milico, a través del coronel Trabal, venía a verme casi todos los días y me hablaba de las negociaciones. Y lo que él planteaba, para mí, era inaceptable. Pero no conocía las valoraciones que estaban haciendo mis compañeros. En algún momento me preguntaron si quería ser trasladada al Batallón Florida y no quise.»

En la misma línea se sitúa Fernando Garín: «Después de todos los análisis los tupas fueron a negociar, de rodillas, derrotados... ir a negociar, a mi modo de ver es la negación de todo lo que se propuso antes. Estaban derrotados pero no completamente, Sendic afuera. Estaban en la retirada estratégica que ya es mucho decir».

 También es necesario admitir que tampoco nosotros éramos conscientes o teníamos información al respecto (por el pacto de silencio entre tupas oficialatas y milicos) de la actuación de los Huidobro y compañía.
No conocíamos ni el tamaño, ni la importancia ni la dimensión (si no lo hubiéramos denunciado), nunca imaginamos que el Ñato se podía convertir en el jefe de los milicos.

Por ejemplo, siempre se dijo que los comunicados 4 y 7 los escribió directamente o influenció en su redacción Huidobro, pero no teníamos datos y a algunos hasta nos parecía exagerado.Comoexageradasme parecieron las palabras de Pepe en la Teja cuando EN 1994 le pregunté por Amodio y él me contestó "Huidobro hizo lo mismo que Amodio pero de una forma más eficaz", tan exagerado, y hasta desleal, me pareció su testimonio que opté por ningunear esa declaración, fallando como historiador, dejándome influenciar por la historia oficial de la izquierda, tupamara”.


Rodrigo




Aprecio tu contribución porque ilustra y documenta prácticamente lo explicado como lo han pedido varios compañeros que también señalaron que eso estaba faltando en el análisis. Tu aporte hace imprescindible situar históricamente esas charlas y hacer algunas aclaraciones en cuanto a quienes las hicieron. Luego quisiera explicar lo difícil que fue para la gente de a pie, entender la gravedad de la traición histórica de Huidobro y compañía.

Por último es imprescindible resituar la “traición” subjetiva de esos personajes en las relaciones de fuerza global entre las clases para no quedarse en la explicación subjetiva de las traiciones.


Rodrigo aclara que recién conoció a Pepe de la Teja en 1991 y que debe haber sido en 1994 que por primera vez escuchó equiparar a Huidobro con los otros grandes traidores.

En cuanto los testimonios de viejos compañeros, hay que agregar que algunos compañeros consecuentes cuestionan a Yessi y la validez de sus dichos en cuanto a que estuviera tan externa a ese proceso de capitulación.
Pero como aquí, no nos interesa en absoluto entrar en la interna de esas polémicas, ni tampoco en juzgar compañeros individuales, me pareció importante incluir esa declaración porque sin dudas fue un testigo de la complejidad de ese proceso y subraya la incomunicación y compartimentación que es lo que facilitó todo tipo de manipulación y la conspiración del silencio que se estableció desde entonces entre los torturadores y los Jefes Tupamaros.


Con relación a Fernando Garín quisiera agregar, que fue de los primeros en decir más de 15 años antes de su muerte que Huidobro, Mujica y el resto eran “una manga de traidores”. Lo importante es que hizo esa afirmación antes de conocer el informe traidor que había hecho Huidobro sobre él (entre otros) a fines de los años 70.


Es decir que llegó a esa conclusión sin estar influenciado por el odio que le dio la batida concreta y basureo que Huidobro le destinó. Ver al respecto el documento que fuera publicado entonces en los que Huidobro denuncia y juzga a cada uno de los Tupamaros que no habían caído.


Sin dudas lo más trágico de todo fue esa conspiración del silencio que permitió esconder lo tenebrosa de la conspiración Milicos/Tupas. Todos conocíamos pedazos, todos sabíamos parte de esa gran traición histórica. Pero incluso a quienes vimos a los oficialistas defender los comunicados 4 y 7, al Goyo Álvarez, la tortura frente a los ilícitos, los comandos conjuntos con los milicos, el acuerdo para amnistiar a todos los presos, el proyecto nuevo de país basado en la reforma agraria…y mucho más…, nos costó mucho comprender que Huidobro y compañía, eran iguales o peores traidores que Amodio.

Te digo más, incluso los compañeros más conscientes que siempre nos reímos del “mito Amodio” para explicar todas las caídas (nos parecía el típico pretexto para no explicar nada) y que hasta en los cuarteles sabíamos y denunciábamos (como podíamos “boca a oreja” ¡y nada más!) que las delaciones venían desde arriba (en el momento que lo escribo recuerdo varios hechos concretos), desde los jefes, desde la dirección…[2], no llegamos a entender, hasta mucho más tarde, que en realidad todo el aparato oficial Tupa era parte de los milicos.



Debiéramos autocriticarnos al respecto, porque sin dudas lo que nos impedía ver la verdad era la influencia de la ideología dominante que los veía como parte de los reprimidos que, como es conocido, los ponía como los más reprimidos de todos.

En concreto hacíamos una especie de diferencia entre tipos de traiciones, como si la traición de denunciar a un compañero al que llevaban a la tortura fuese más cruel y más directa, que la traición programática de haber complotado con los milicos para “construir un nuevo país progresista antioligárquico y antiimperialista”.


Ahora me queda más clara porque todavía hay compañeros que creen en esa diferencia, como si la traición programática no cagase al mismo tiempo concretamente a los compañeros que seguían la pelea o como si las traiciones a compañeros precisos que conocíamos concretamente fueran cosas pequeñas y parciales.


En todo caso admito claramente que nos desayunamos demasiado tarde, que la mayoría de compañeros que andaban por ahí siguieron distinguiendo equivocadamente entre los tipos de traiciones, sin darse cuenta hasta qué punto la defensa de los torturadores buenos y el golpe bueno incluía a todas las otras traiciones.

El problema sigue siendo que la gente directamente implicada sufre más por la traición subjetiva e individual que por la traición programática, global y organizativa.

Por eso mismo quisiera dejar claro que no es la traición individual lo que explica las cosas, la traición aunque sea el más violento choque subjetivo es parte de fuerzas en lucha y cuando de lo que se trata es de explicar las cosas lo de “traición” debe ser relativizado e inscripto en las fuerzas que produjeron esos resultados.

 Como dice la compañera Susana en la contribución anterior:

“En los hechos, el accionar tupamaro, frentista y PC todos juntos destruyeron la critica proletaria consecuente. Yo siempre dejaría claro eso, traiciones aparte”

No es que no haya sido importante subjetivamente que quienes eran nuestros compañeros pasasen para el otro lado de la barricada [3], sino que esos elementos subjetivos que tan dolorosamente vivimos, deben ser comprendidos dentro de la destrucción histórica objetiva que la burguesía hizo del proletariado como clase autónoma, utilizando todo tipo de procedimientos complementarios al terror de Estado, como fueron el frentismo, el aparatismo, el populismo, el militarismo, la manipulación.


Nos guste o no y más allá del justificado odio concreto hacia los grandes traidores, la historia de la lucha de clases solo retendrá que el Estado supo poner a las organizaciones formales que el proletariado había creado para pelear, en fuerzas objetivas de la reproducción del capital nacional e internacional.



Sin dudas la traición es parte decisiva de la derrota concreta de una generación, pero no es el elemento fundamental que permite explicar la historia, al contrario es un elemento determinado por la debilidad programática del proletariado como clase y que se concretó en la debilidad ideológica de quienes fueron considerados como dirigentes en la lucha.


Ricardo




[1] Rodrigo Vescovi: Ecos revolucionarios: luchadores sociales, Uruguay, 1969-1973 publicado en 2003.


[2] Todos conocimos ejemplos concretos en donde las acusaciones precisas de las operaciones más espectaculares, que los milicos conocían y contaban con lujo de detalle desde las grandes caídas habían sido batidas por los jefes Tupas y los comandos de las columnas.



[3]  A decir verdad siempre hubimos quienes NO considerábamos compañeros a los “oficialatas”. En efecto Huidobro, Rosencof y otros de la dirección perseguían y reprimían lo mejor del movimiento revolucionario definiéndolos como microfraccionalistas.  Eran considerados como microfraccionalistas quienes cuestionaban el foquismo, el frente populismo, la liberación nacional contraponiéndole el clasismo, la tendencia revolucionaria (el FER), la necesidad de la autonomía del proletariado organizado en partido, etc. El texto programático de los oficialatas fue “Foco o partido, falso dilema”




RICARDO
postaporteñ@ 1650 - 2016-08-14 











      LA LEYENDA TUPAMARA



“El hombre es un animal metafísico. El mito mueve al hombre en la historia. Sin mito, la historia de la humanidad es una historia sin sentido... es necesario dar a la vanguardia proletaria, junto con un sentido realista de la historia, una voluntad heroica para la creación y la realización práctica. El apetito de bienestar no es suficiente”


José Carlos Mariátegui


”...de los tropiezos y las caídas hay que aprender. Si, la marcha es larga y difícil. Por eso mismo sería imperdonable tropezar dos veces en la misma piedra”

Raúl Cariboni



Quiero sacar algo de estas discusiones. Pensando en si alguien se disgustó por lo que dije, tal vez sea por afectar la leyenda tupamara. El papel que ha cumplido y cumple hoy esa leyenda, y el papel del mito en la sociedad y en la historia, son cosas que no se pueden tratar al descuido. Soy "anti-mitoísta", pero no puedo negar el papel de los mitos, voy a guiarme por cómo trata este tema Mariátegui en "Defensa del marxismo"(1), y tratar de verlo en el caso concreto.


Primero, para despejar, resumo lo que he dicho hasta ahora. Con la crisis del "segundo batllismo" estalla el conflicto social. Que la izquierda tradicional no logra encauzar.

Es necesaria una renovación y aparecen propuestas, la guerrilla es una. Para recorrer la vía armada se necesitaban apoyos sociales a los que recurrir y organizar, posibilidades reales de reclutamiento de combatientes, condiciones de retaguardia y logística, etc. etc.

Todos esos problemas fueron subvalorados por los proyectos guerrilleros.

El MLN supuso expresamente que podían resolverse por la misma dinámica de la lucha armada. Fue un error. 
Al error de sobrevalorar el grado de maduración política de la clase se agrega la elección equivocada de la herramienta. Aclaremos que no fue el único error que hubo, la corriente en que yo militaba en ese tiempo cometió otro, el llamado "partidismo", aunque no podamos desarrollarlo acá.

En la práctica concreta la teoría llevó a dos errores. Uno fue la PROPAGANDA ARMADA, metodología de suscitar adhesión y reclutar por la acción armada misma prescindiendo del trabajo ideológico, político y organizativo que la izquierda ha tenido siempre como necesario.

Cariboni dice -y estoy de acuerdo- que el MLN trasplantó una metodología anticolonialista a la lucha socialista en un país políticamente independiente con otra complejidad. De cualquier manera la propaganda armada no podía quedarse eternamente así, en algún momento había que pasar a una fase ofensiva.


No creo que el error haya sido -como dice Amodio- intentar ese pasaje, eso era inevitable. El error fue tratar de llegar a eso POR MEDIO de la propaganda armada, porque la rebelión social latente o emergente permitía, sí, reclutar un grupo combatiente y poner en jaque a la izquierda reformista, pero no era suficiente como para pasar de allí, no había condiciones para que el grupo armado creciese para derrotar militarmente al enemigo porque no se había resuelto el problema previo de hacer madurar el contexto político de la lucha.


Tampoco podría quebrarse así la hegemonía reformista en el movimiento obrero-popular, había que enfrentarla política y directamente, lo que no se hizo, porque esta acción armada prematura distrajo fuerzas imprescindibles para ese paso previo sin él no podía construirse la base popular orgánica de la lucha armada.



El otro modelo de guerrilla trasplantado, según Cariboni, es la antidictatorial, Aquí la cosa fue más grave, el MLN se propuso expresamente usar la acción armada para forzar un cambio político, exacerbar la represión para que se generalizase y cerrase las puertas al reformismo dejando como único camino la acción armada.

Además de ser INMORAL, fue también un error fáctico. La represión afectó a la acción armada más rápidamente que a la legal, o parte de ella. Precisamente, lo primero que cerró fue la acción política legal afín a la guerrilla. Fue un regalo gratuito al enemigo, cuando llegó la dictadura abierta el grupo armado ya no estaba.

Ahora veamos las condiciones SUBJETIVAS del bando combatiente, su moral, espíritu, mística, etc. El hecho es que en la vida social existen las fuerzas objetivas y también existen los mitos o como los llamemos.

 Son expresiones ideológicas “meta-racionales” que dan forma simbólica y sentido, en la socialización de la conciencia social, a esas fuerzas motrices objetivas que podemos explicar racionalmente, pero que necesitan esa forma de manifestación para ser fuerzas sociales Es así que podemos entender aquello de “la fe mueve montañas”.

Toda fuerza histórico-social se expresa y motoriza en un mito, que puede tener un sentido progresivo, conservador o reaccionario, según el caso. El mercado es un mito, la democracia es un mito, la revolución socialista es un mito.
Y entonces, la lucha armada tuvo su mito. Sin eso no podría haber existido. Ese mito fue una fuerza progresiva. 

Que la guerrilla haya sido derrotada y que tuviese una orientación estratégica y una metodología equivocadas no tiene nada que ver, no por eso deja de ser progresiva. Que a la larga ese fracaso y esos errores hayan tenido un efecto parcialmente deprimente sobre la lucha social, tampoco.

Es obvio que fue heroica e hirió el “mito sagrado” de la democracia, por más incompleto que haya sido eso. Cometió errores y también crímenes, como en todos los verdaderos dramas humanos. No merece una defensa ciega, porque nada lo merece.


En las condiciones en las que se daba esa lucha armada no podría haber existido sin un papel exacerbado del mito como potenciador de la acción, y al mismo tiempo distorsionador; eso es una enseñanza en los dos aspectos, lo bueno y lo malo. Pero ni en lo uno ni en lo otro se puede aprender desde una actitud pusilánime.

Para la comprensión de este fenómeno, sigo pensando que el material de Cariboni no ha sido superado aún. Por cierto es mucho mejor que todo lo que escribimos sobre el tema en el MUSP, de lo cual fui uno de sus redactores.
Pero el papel histórico de ese mito en su momento, no es el mismo que el que tiene hoy. El signo de un mito puede cambiar a lo largo de la historia y pasar de progresivo a reaccionario.


Por ejemplo, la reciente "Columnas quebradas" del documentalista Mario Handler es un rescate de la mística obrera.

En sentido literal son las sufridas columnas vertebrales de los laburantes; en lo simbólico, es la mística obrera aplastada por esta ofensiva cultural burguesa. Pero con la mística obrera también puede venir alguna porquería parasitaria, como la escena de una asamblea de la UNMTRA donde... (vamos a no decir nombres) un dirigente prepotea y amenaza violentamente a un asambleísta que quiere denunciar la traición de los miembros del sindicato que se sumaron al gobierno.


 Después vemos al mismo dirigente recitando El Capital en el estrado de un gran acto obrero de masas.

Los mitos no juegan siempre el mismo lado, los años también pasan para ellos.
Cui bono? ¿Quién se beneficia? 

El desarrollo de este drama ha llevado a que lo heroico de la lucha armada fuese capitalizado por la izquierda reformista que se quiso cuestionar, le permitió apropiarse aunque sea parcialmente del reconocimiento moral que obtuvo del pueblo.
 Y peor aún,  fue un grupo de oportunistas de la misma cúpula tupamara el que cobró el último bono.

¿Cómo y por qué? En primer lugar tenemos que preguntarnos qué pasó con el proyecto original. El fracaso de un proyecto facilita las defecciones. Pero lo que importa es por qué se hunde el barco y no las ratas. Para que exista una mística tiene que estar base material al menos en gestación.

 Pero la debilidad de las condiciones objetivas, a la larga afectará a la mística.

De la misma forma en que no tiene sentido discursear hoy sobre el socialismo sin haber saldado cuentas con los “socialismos” que se hundieron o se están hundiendo, tampoco tiene sentido levantar banderas de leyenda sin explicar lo ocurrido en los hechos.

Y lo primero son las causas de fondo. Aquella lucha revolucionaria murió, y su mística agoniza. Pero no merece que su lecho de muerte sea un conventillo.

Si suponemos que algún día vivirá de otra forma, ¿cómo haremos para convocar a los nuevos luchadores?

Una vez en una organización política en la que estuve se produjo una fuerte disputa. Un sector quedó con el control de la dirección. Hubo una reunión de los otros, incluyendo dirigentes y militantes de base. Los que habían quedado en minoría en la dirección, reducidos a la impotencia, hablaban insistentemente de un “golpe de estado”, etc. 

 Entonces una muchacha muy joven dijo más o menos esto:

- Yo no tengo hijos, pero me pregunto qué les voy a decir cuando los tenga. ¿Que teníamos todo listo para hacer la revolución pero vinieron cuatro monos, coparon todo y no se pudo? ¡No puedo decir eso porque es una fantasmada!

El papel progresivo, aun a pesar de los errores, que tuvo el mito guerrillero en el pasado, hoy ya no lo tiene.
Es hora de aprender de esos errores.



1) http://www.archivochile.com/I





 

FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1650 - 2016-08-14 






      DIÁLOGO CON UN SER ENIGMÁTICO ACERCA DE CORDERA


Marcelo Marchese


Uy Press |11.08.2016



Me encontraba en un balcón del Palacio Salvo, maravillado de ver a la ciudad vieja inclinarse hacia la bahía como un animal sediento, cuando se materializó a mi lado una figura inquietante.


-¿Quién sos? ¿Por qué estás disfrazado así?

-Respondo, en una sola respuesta, a tus dos preguntas: no estoy disfrazado.


-Ya entiendo. Me das miedo.

-No creas todo lo que dicen de mí. Así como los califas de Las mil y una noches extendían al mensajero temeroso un lienzo que aseguraba protección, yo te entrego ahora ese lienzo para que hablemos sin temores.

-Bien, pero este diálogo me recuerda algo que he leído.


-La vida, ya se sabe, gusta de plagiar a la literatura y si transitás por Pessoa...

-Ahora recuerdo, y en ese texto vos también asegurabas protección aunque a la postre, todo lo que dijiste pareció caer en saco roto.

-Ni yo, ni el otro, y menos todavía los mortales, sospechamos qué catástrofes pueden ocurrir apenas se pronuncian las palabras, esas palabras que salen del cuerpo para hendir el aire y trastornar un espíritu, un cuerpo, y ya no sé si las palabras son ideas o materia o qué misterio encierran.


-Precisamente pensaba, en tanto admiraba la bahía, en las palabras que pronunció un músico acerca de mujeres reprimidas que necesitan ser violadas, mujeres que les gusta jugar a eso.


-¿En qué contexto lo dijo?

-No lo sé y no sé qué importa.


-¿Pero qué venía diciendo? ¿A dónde iba?

-No lo sé. Escuché un audio completo en youtube que dura dos minutos y treinta y siete segundos...


-Te mintieron, no es un audio completo. Es un mero fragmento sensacionalista.


-Puede ser, pero lo que dice es escandaloso.

-Es escandaloso, por supuesto, pero si no sabemos qué venía diciendo y a dónde quería ir, si sacamos una frasecita del contexto terminamos cayendo en aquello que dijo un poeta en un libro llamado El Pozo, algo así como que contada toda la verdad, pero ocultando el alma de los hechos, se estaría perpetrando la peor de las mentiras.


-¿Lo estás defendiendo?

-Sólo digo que para juzgar necesito de todas las pruebas, salvo que tenga una necesidad imperiosa por juzgar y no me interese perder el tiempo en averiguaciones.


-No existe ninguna mujer que desea ser violada, abusada, decir eso es una apología de la violación, es dar piedra libre a los violadores, a una práctica aberrante.


-Concuerdo que la violación es una práctica aberrante, pero no entiendo que de ninguna manera el músico la esté defendiendo. Es más, yo escuché el fragmento y no la defiende en absoluto, y aclara que si bien hay mujeres que les gusta jugar a eso, a él no le gusta jugar a eso.


-No hay mujeres que les guste jugar a eso. Si dice eso es porque es un machista, o más bien un misógino.


-Está bien, vos no conoces mujeres que les guste jugar a eso, pero eso no significa que en este vasto mundo, en 3500 millones de mujeres, no exista alguna que le guste jugar a eso, que le guste jugar a que la aten, por ejemplo, pues cuando se siente atada se siente liberada.


-No puede sentirse liberada si se siente atada. No puede desear que la violen, pues ese deseo negaría en sí a la violación. Es una incoherencia.


-Si hay algo incoherente en este mundo son los monos sin cola que lo pueblan y su lenguaje. Acaso la mujer que gusta que la aten se siente menos culpable cuando se encuentra atada, y por lo tanto, al liberarse de la culpa mediante la atadura, se siente liberada.


-Pura misoginia.


-Acaso los hombres que practican la necrofilia tengan pavor de enfrentar el deseo de un ser vivo, tengan pavor de algo que pueda transformarlos, cambiarlos de lugar, acaso tengan pavor de recibir.


-Esa gente estaría enferma y son unos pocos y no vienen al caso. El músico habló de todas las mujeres.


-El músico habló de algunas mujeres, no de todas y aclaró "somos muy complejos los seres humanos", cosa la cual es radicalmente cierta.


-Ya veo que después de todo, de tu profusa fama, no sos otra cosa que un intelectualoide que gusta de relativizarlo todo.


-¿Negás que hay mujeres y hombres que gustan que los aten y los flagelen?


-He leído por ahí que sí...


-Les gusta, lo sabe todo el mundo. Hay gente que le gusta eso, hay gente que se excita con los truenos y relámpagos, hay gente que se excita sólo en las bañeras, hay gente que se excita sólo si hay arañas de por medio, pues "son muy complejos los seres humanos".


-Pero no queda claro si quiso decir eso, si se refiere a que algunas mujeres les gusta jugar a ser violadas o si dijo que a algunas mujeres hay que violarlas derecho viejo.


-Si no queda claro qué quiso decir no veo cómo puede ser juzgado por algo que no queda claro qué quiso decir. Lo más sabio sería averiguar qué quiso decir y luego pensar lo que quiso decir y después, en todo caso, discutirle lo que quiso decir y eventualmente, castigarlo si hizo una apología del delito con eso que quiso decir. En este caso veo menos peligroso al que habla que al que escucha.


-¿Qué querés decir?


-Si yo describo una realidad, si digo que hay unos pocos que son dueños de la mitad del mundo y alguien interpreta que estoy defendiendo que unos pocos sean dueños de la mitad del mundo, el problema radica en el que escucha, en lo que quiso escuchar, en su deseo involucrado a la hora de escuchar.


-No lo veo un ejemplo pertinente. Lo que él dijo es claro. Dijo que las mujeres necesitan ser violadas.


-Yo veo ahí un exceso de "literalidad". Si Tarantino hace que un personaje racista emplee el vocablo nigger, no significa que Tarantino sea racista, significa que Tarantino quiso representar perfectamente a un personaje racista. Esta literalidad significa que existe una menguada capacidad de simbolización, y esta menguada capacidad tendrá consecuencias en las expresiones de todo tipo y en el arte, y si vemos las producciones artísticas de los últimos treinta años y las comparamos con las expresiones de los treinta años anteriores, en comparación el arte actual es una miseria.


-Y ahora te metés con el arte. No sabía que fueras un demente que mezcla un tema con otro, aunque tampoco sabía que existieras, si debo ser sincero.


-Que no creas que algo exista no le resta a esa cosa el menor derecho a la existencia, como esas mujeres que les gusta que las aten o esos hombres que se excitan con relámpagos y truenos. Uno ve lo que se anima a ver por un elemental mecanismo defensivo.


-¿A dónde vas con eso?


-A que la violación es un hecho que horroriza. Es horrible que alguien, por ser más fuerte, someta a un ser más débil y acaso le trastorne toda la vida. Es algo espantoso, y es algo que se da todos los días. Es algo que se debe erradicar, no puede existir nunca más. Ahora, imagino que quien practica esta cosa horrorosa, no la defiende públicamente.


-En eso estamos de acuerdo. Jamás se delataría.


-Y si una persona habla de esto públicamente, de esa cosa rara de alguien que desea ser violada, de seguro no lo está llevando a la práctica.


-Sí, sería rarísimo que no esté preocupado más bien por esconder lo que hace.


-Yendo al asunto del horror, creo que podríamos darle otra vuelta de tuerca, pero, si fuera un mortal, de ninguna manera te hablaría de esto, pues podría ser malinterpretado.


-Sólo estamos tú y yo y nadie me creería si digo que te he visto y además el largo brazo de la justicia no puede alcanzarte.


-¿Me tendés el lienzo de la protección?


-Si sólo estás analizando el mundo y no hacés ninguna apología del delito, no veo quién podría castigarte.


-Bien ¿por qué será que a algunas personas les gusta que las aten?


-No logro entenderlo. A mí no se me ocurriría, y menos aún vestirlas de alguna manera ni decirles palabras groseras. Fui educado en ciertos principios...


-Vale, vale ¿Te parece que pueda existir al menos una lejana relación entre el deseo a ser atadas con ese otro deseo a ser violadas?


-Sí, si existieran las dos cosas, sospecho que habría alguna relación.


-¿Así que algunas personas pueden tener en algún grado de su psique un deseo más o menos oculto a ser violadas, deseo que de ninguna manera y jamás habilitaría a un energúmeno a que las violara?


-Estoy absolutamente de acuerdo con la segunda parte. ¡Me tranquiliza que lo aclares! En cuanto a la primera parte, puede que sí, que algunas personas puedan tener ese deseo más o menos oculto. Si me hablás de aquellos que se excitan si hay arañas, bien que podría haber mujeres que tengan un deseo soterrado a ser violadas.


-¿Sabías que en algunas tribus de la Polinesia el novio rapta a la novia, o más bien se practica una suerte de ceremonia por la cual el novio rapta a la novia?


-No lo sabía, me parece rarísimo.


-¿Por qué se haría esa ceremonia?


-Es un enigma, pero imagino que es una especie de atavismo, o de gesto civilizado que incorpora a su manera una práctica muy antigua. No sé si llamar civilizada a esa gente

.
-¿Conocés el cuadro de David "El rapto de las sabinas"?


-Sí, lo vi en el Louvre. Los romanos han raptado a las sabinas y luego los sabinos, los padres y hermanos de las sabinas, vienen a recuperarlas y cuando están por vencer a los romanos, las sabinas intervienen para que no maten a los romanos, es decir, a sus maridos. David quiso simbolizar la necesaria reconciliación de los franceses tras la revolución.


-Acaso conscientemente quiso representar eso y muchas otras cosas, pero inconscientemente...

-¿Te vas a meter con el tema del inconsciente?


-Quería decirte que en ese mito de las sabinas me llama la atención la defensa que hacen las mujeres  de sus raptores, de sus violadores.
-Pero ese mito fuera de toda duda es un mito creado por los hombres, es un mito machista.


-Puede que sí, puede que no, puede que sea un tema bien complejo, pero me gustaría terminar de explicarte esa vuelta de tuerca con respecto a lo que nos horroriza.


-Adelante.


-¿Puedo suponer que cuando el tal Freud dijo que una madre goza sexualmente al dar de mamar, y que el bebito goza sexualmente cuando mama, horrorizó a la gente de su época?

-Sin duda, se horrorizó y lo trató de cosas peores que las que le dijeron a Cordera.

-Y supongo que cuando habló del incesto se le vino el mundo encima.

-Lo abuchearon en un congreso, es bien sabido.

-Si dijo que una madre puede tener un deseo, más o menos oculto, por su hijo, lo mismo que un niño un deseo más o menos oculto por su madre, y un padre por su hija y una hija por su padre, si todo esto tuviera algo de cierto, y sólo en el caso que tuviera algo de cierto ¿a quién horrorizaría?


-Es evidente que a las madres y los padres y a las hijas y los hijos.

-¿Por qué?

-Siempre y cuando estuviera en lo cierto, cosa que dudo, les horrorizaría que los enfrentara a una realidad, a una verdad que no quieren que les presenten, pues harían lo imposible por negarla, por no reconocerla, pero yo desprecio al psicoanálisis pues me parece un divague de principio a fin. Me gusta más bien el conductismo, mucho más eficiente.

-Sólo quiero saber si te parece que el tal Freud, en su forma de pensar, percibió que el horror que generó con su teoría se convirtió en una prueba accesoria de la verdad de su teoría.


-Debe haber pensado eso.

-¿Y estamos de acuerdo que hay cosas horrorosas para vos y para mí y en un segundo nivel hay cosas horrorosas sólo para mí? Por ejemplo, si me enfrentan con una realidad, con una verdad que juzgo inaceptable, si me dijeran algo que es verdadero pero que de ninguna manera quiero reconocer, pues me llevaría a un mundo oscuro, desconocido para mí, un mundo que me da miedo, un mundo lleno de monstruos de rostros informes.

-Aceptaría que eso te horrorizaría.


-¿Me quedo tranquilo que esto que hablamos sólo quedará entre nosotros? Verás, tengo una pésima reputación y salvo los escritores románticos, como Blake y Baudelaire, y luego Pessoa con ese libro maravilloso que conocés, el resto sólo ha dicho de mí no lo que soy, sino lo que temen. Al hablar de mí, hablan de sí, como Savonarola y Torquemada, pero ya es tarde para dedicarme a explicar esto y sólo quisiera asegurarme que no extenderé, ante oídos demasiado afectos a la "literalidad", una fama repugnante.


-Bueno, te confieso que grabé toda esta conversación y como escribo una columna semanal, me encantaría transcribirla ¿Qué podés perder?


-Lo sospechaba. Ya vi por ahí que negabas que existiera el plagio, así que veo muy coherente que mandes todo esto como una creación exclusiva tuya.


-Si no tenés objeción. Nadie me creería si estampo tu firma, no tengo más remedio que firmarla como Marcelo Marchese.


-Hacelo, a condición que pongas esta velada acusación de plagiario.


-Estamos de acuerdo.

-¿Firmamos un pacto?


Y entonces él transformó el lienzo de la protección en un bellísimo pergamino y apoyándolo en el balcón comenzó a redactar el documento, en tanto los rayos del sol que habían pintado las cúpulas y ventanales de dorado, lo teñían ahora todo de rojo



uypress - postaporteñ@ 1650 - 2016-08-14 











      ARG |Pedradas de impotencia y errores no forzados



Panorama político nacional de los últimos siete días




El último jueves, Cristina de Kirchner celebró con champagne junto a Hebe de Bonafini. “Brindamos para que Macri nos tenga miedo”, proclamó la jefa de La Fundación Madres.
Al día siguiente, en Mar del Plata, algunos desaforados ideológicamente próximos a aquellas señoras, pasaron del champagne a las pedradas con el mismo objetivo de Bonafini.

Las agresiones –amenazas verbales o violencia a secas- son signos de impotencia de un sector político en retirada. La señora de Kirchner y la señora de Bonafini, frecuentemente requeridas por los jueces, han  perdido capacidad de convocatoria, más allá de un núcleo de forofos, intensos pero en estado de encogimiento.

Salvo el riesgo de un impacto físico, esos sectores no suponen amenaza política alguna para el gobierno. Más bien constituyen un desafío de diseño: las frases estentóreas de la expresidente, los exabruptos de Bonafini y los escraches y pedreas que protagonizan sus incondicionales armonizan en imagen con los bolsos voladores del señor López, las mansiones inhabitadas de Lázaro Báez y los ladrillos de dólares de La Rosadita.


La trampa autoreferencial


El gobierno tiene problemas más serios, aunque se consuele con encuestas que –dicen- les resultan favorables. En estos tiempos digitales, ¿podría hablarse no del “diario de Yrigoyen” sino de “las encuestas  de Yrigoyen”?

En cualquier caso, las cifras y los focus groups  no alcanzan para esconder  errores propios (la mala gestión de las designaciones en la Corte o la de los aumentos tarifarios o, sin ir más lejos, el déficit de inteligencia y seguridad que sometió al Presidente a la acción de los agitadores en Mar del Plata). Minimizar esas fallas puede provocar males mayores con el tiempo. Quizás para analizarlas, el viernes el Presidente canceló las obligaciones de agenda del fin de semana.

El miércoles 10  el gobierno había experimentado el vértigo de su condición de minoría parlamentaria: las diferentes fuerzas de oposición coincidieron para imponerle una sesión especial de la Cámara de Diputados en la que se pondría en estado de revisión la política de tarifas a la energía que la Casa Rosada procura imponer (hasta el momento con poco éxito) y en la que se quería  conseguir la interpelación del ministro del área, Juan José Aranguren.


Ruido en la coalición


En el tema de las tarifas hasta la tropa propia del Congreso está encabritada. La oposición consiguió el quórum con la colaboración de un diputado radical. Fue uno (no se requería más), pero en la UCR son muchos los que mastican contenidamente su contrariedad, tanto por la política tarifaria esbozada como por los procedimientos desprolijos con los que se ha intentado ponerla en práctica, que han redundado en costo político alto para la coalición oficialista.
Los radicales están resentidos porque contribuyen a pagar ese precio, pero no se sienten debidamente consultados en la acción de gobierno. El apurón oficialista del miércoles es un ayuda memoria de esa situación.

Desde la coalición oficialista otra socia, la siempre notoria Elisa Carrió, ya había reclamado una revisión del tema tarifario que se anticipara al esperado pronunciamiento de la Corte Suprema. 


Convocar para escuchar


El gobierno escuchó finalmente al grupo de los ex secretarios de Energía, un grupo de distintas posturas políticas (varios de ellos miembros de Cambiemos) que desde hace varios años vienen estudiando la problemática del área y han alcanzado coincidencias propias de una política de Estado. Hasta ahora el consejo de los ex secretarios no había sido orgánicamente recabado.
Las organizaciones de consumidores se quejan de no ser escuchadas. Y uno de los argumentos por  los cuales la Justicia suspendió la aplicación de los aumentos es el haber omitido las audiencias en las que los distintos actores del sector  pueden informar y ser informados.

El gobierno sufre desgaste en ese tema por su reticencia a escuchar (lo que piensan socios, consumidores, técnicos, ex funcionarios y la oposición constructiva).


Lo  curioso es que virtualmente todos estos sectores están de acuerdo en que es indispensable desmontar el desastre que dejó el gobierno K en el campo energético y también en que es inevitable una actualización de las tarifas. Difieren en los modos y ritmos de la actualización y, en algunos casos, reclaman una discusión amplia del plan estratégico, pero apuntan hacia el mismo blanco.
La resistencia (o indiferencia) frente a esas opiniones quizás implique que el gobierno no ha querido poner en discusión los aspectos instrumentales de su plan pues se proponía (quizás sigue haciéndolo) hacer las cosas a su manera, siguiendo un guión preestablecido.


Cosas y personas


El susto del miércoles en Diputados es un recordatorio de que la política no es (ni exclusiva ni principalmente) una técnica para decidir sobre cosas, sino un arte destinado a ganar voluntades y coordinar intereses, aspiraciones y posibilidades de personas. De muchas personas.

El presidente oficialista de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, practicó en la emergencia el arte que el gobierno a menudo olvida: escuchó, negoció y salvó a Aranguren de la interpelación ante el pleno de la Cámara  accediendo a que se presente  ante un plenario de cinco comisiones  de Diputados.

Esa práctica in vitro de la política que ejecutó Monzó debería generalizarse. 
El gobierno necesita comprender las condiciones de la cogobernabilidad que surgen de la realidad: el oficialismo ganó el comicio presidencial, pero no las legislativas ni buena parte de las provinciales. Eso le exige negociar más asiduamente.

En la república democrática, además de tener proyectos hay que tener la capacidad de ponerlos en práctica (fuerza, organización, disciplina, presencia en distintas arenas: desde internet hasta la calle o viceversa).
El gobierno actual surgió del hastío social  provocado por un régimen que hablaba y no escuchaba. Escuchar es, por lo tanto, un mandato implícito de la sociedad.  

La oposición constructiva plantea sus objeciones pero no pone palos en la rueda. El movimiento obrero advierte que " vamos de mal en peor” y espera respuestas sin apurar los tiempos. Los movimientos sociales, que marcharon masivamente el domingo,  buscan la interlocución de un comité de crisis que atienda la situación de los más vulnerables.

Si se escucha, se puede avanzar. La sordera produce inmovilidad frenética.



JORGE RAVENTOS
 postaporteñ@ 1650 - 2016-08-14 












      El Patriarca Que Nunca Tuvo Otoño



“TODA REVOLUCIÓN SE EVAPORA Y DEJA ATRÁS SOLO  EL LIMO  DE UNA NUEVA BUROCRACIA"
FRANZ KAFKA


 

Si sumamos la cantidad de muertos que provocaron los países imperialistas y colonizadores del otro lado del mundo después del descubrimiento de América a la fecha. Creo que cuadruplicaría, los muertos en la primera y segunda guerra mundial y los genocidios nazis en los campos de concentración.  
Las matanzas y asesinatos y carnicerías organizadas por los países colonialistas y luego transformados en imperialistas, fueron nefastas.

Muchas veces me preguntaba, el porqué Uruguay zafo de tantos gobiernos gorilas de los milicos. Y leyendo a ese gran maestro que fue y sigue siendo Galeano, me dio la respuesta en esas venas tan abiertas de América latina. 

Muy fácil, nunca tuvimos en nuestro suelo material estratégico para la guerra o la industria armamentística que a ellos les interesara, primero fue el oro y la plata, que nunca toco los puertos de España y si los de los banqueros, alemanes, holandeses, o florentinos, porque ya en esa época existía la mentalidad banquera que hoy es la tarjeta de crédito, yo te presto para que me compres y así de esta forma los grandes capitales de los bancos que manejan el mundo se aseguran su triunfo en lo que ellos llaman la guerra silenciosa, que les provee cifras millonarias en ganancia acosta de la  miseria y del hambre en el mundo.

Y cuando tuvimos golpes en casos específicos como el de Terra, que después de meterse en el cuerpo de bomberos dio un golpe de estado, solo por el hecho de la importación de petróleo crudo de la recién fundada ANCAP  en 1930.
Por un convenio con la ex URSS, lo dio en 1933, y arreglo con los EE.UU. convenios secretos que hasta hoy estamos padeciendo.


Si nos fijamos en América latina los países más pobres son aquellos donde el imperialismo fijo su ojo para la explotación de minerales estratégicos para ellos. Y también donde más golpes militares se sucedieron y donde más matanzas a manos de las FF.AA. cipayas a EE.UU. lo hicieron con su pueblo.


 El imperialismo a diferencia de la izquierda latinoamericana se fue reinventando en el transcurso de las últimas décadas. 

Transformo las FF.AA. en aparatos de represión política, creo grupos de elite entrenados por terceros países sionistas y expertos en operaciones secretas de asesinatos políticos como laMOSSAD. grupos de inteligencia  también fueron entrenados por cuadros de espionaje ingles y francés,( y esto está dicho por un ex  o servicio que cuida su identidad para no ser víctima, como ya fueron otros servicios con muertes encubiertas).el manejo de las FF.AA. en América latina salvo raras excepciones esta bajo la directriz del Pentágono, todos los asesinatos políticos en Uruguay nunca fueron decisiones tomadas por los dictadores de turno y  las FF.AA. , como hicieron  y hacen creer, todas pasaron por CIA y los servicios de inteligencia, la parte represiva y contra información es manejada por la MOSSAD cuyos cuadros son prácticamente todos informantes de las agencias de inteligencia judía .el imperialismo como tal , por eso domina al mundo y todavía estoy esperando que me venda la soga con la cual lo voy a ahorcar.


Ya que desgraciadamente logro lavarle la cabeza a muchos y así lograr una alianza de clases con la burguesía, donde la vieja retorica platónica de decir mucho y no hacer nada, digo, ponerle nombre a calles con los nombres de los asesinados  por el aparato armado de la oligarquía y burguesía cimarrona.

Y después algo tan triste y lamentable como vi en Europa  y me causo indignación, que los turistas se sacaran fotos en la puerta de la casa de aña Frank, como si lo estuvieran haciendo en la torre Eiffel.

A una víctima del genocidio nazi, y muchos lo hicieran en la puerta de un lugar donde se torturo y asesino compañeros,  COMO en el centro de información del estado. Evidentemente nos queda mucho camino por recorrer, pero de una cosa si estoy seguro  “sr” ex comandantede la Armada Nacional, Tabaré Daners,  el pueblo de Israel nunca se sentó a una mesa con las SS., y los nazis y dio vuelta la página a sus asesinatos.



Se está pariendo una nueva izquierda por suerte, que no se convertirá en  elíptica y se atornillara  a los asientos de quienes le administran a los que verdaderamente tienen el poder.  Y reciben órdenes directas de las trasnacionales, que manejan los medios de comunicación, todos infiltrados así como la gran mayoría de los funcionarios administrativos de presidencia por los servicios de contrainteligencia. 

El gran problema, cuenta un servicio en un libro, no somos nosotros, porque  ellos son anónimos, y eso es un arma de doble filo, ya que su mayor enemigo con el tiempo es su propio aparato que lo sigue cuidando para que no hable. Y si lo hace, le  va a salir muy caro.


Hay unos cuantos viviendo en Europa que participaron en operaciones encubiertas, protegidos  por servicios europeos a cambio de información, con nombres cambiados por miedo a ser “suicidados o víctimas de un robo con muerte, como ya paso”  lo triste del tema es que la realidad ya supero a la ficción de Lampedusa.

Ya es tiempo que muchos se vayan yendo por la puerta de atrás, porque lo que vendieron ya no lo pueden hacer mas.


Lo más triste de la realidad, es que es un gran montaje artístico, y una gran presentación en escena de la tragedia griega de la cual Eurípides se pondría a llorar, porque su ficción fue superada por la realidad.

 El hambre la miseria y la pobreza no la podes tapar con los porta apellidos, porque ellos solo lo que buscan es darle de comer a su ego y personalismo, porque es lo único que tienen... 

Y los anónimos que se jugaron la vida…tienen mucho pero muchísimos más que muchos cagatintas que se creyeron ser integrantes de algún tribunal revolucionario para señalar con el dedo…

Porque ese dedo a medida que pase el tiempo se lo van a tener que meter en el culo, y perdón por la palabra porque es demasiado elogio para quienes siguen tocando la pelota para el costado y nunca patear al arco porque ese es el arreglo que hicieron no con las FF.AA., esos son unos profesionales del asesinato y la inteligencia, hay que mirar más arriba.  



 Yo no voy a pasar mi cumpleaños a las playas de Grecia con la plata del pueblo que se caga de hambre y después lo pongo en fase buque; y ese funcionario de la embajada en Italia anduvo apretando a testigo protegidos para saber lo que declararían para mandarlo para Uruguay para filtrarlo a organismo de inteligencia y así esconder como escondieron todo hasta ahora.

Que todos sepan, los milicos no fueron lo más importante de las muertes torturas y desapariciones, es eso lo que quieren que pensemos, el tema son los civiles que estuvieron atrás y ganaron cientos de millones de dólares con conexión con los bancos mundiales y ese señor que tiene 90 años y es el ideólogo de todo el genocidio en América latina que se llama Kissinger. 


Total sigamos siendo gatopardistas, fundando placitas y poniendo placas, dando charlas. 

Eso es muy bueno como forma política, y mientras tanto el populismo le soluciona los problemas a la burguesía financiera a cambio de sus migajas. Y la pequeña burguesía sigue posando para la foto y comiéndose la cabeza entre ellos por cargos en el gobierno.



El lenguaje hermético no siempre es el precio de lo inevitable de la profundidad, confirma que el conocimiento.
Es privilegio de elites
Galeano


Digo ¿será conocimiento o simplemente un falso conocimiento y lo único que los impulsa es el afán de su propio ego, que es prima hermana de la miseria humana?

Y después de todo…porque murieron nuestros hermanos...fuente ovejuna…..


RUBEN ANIBAL ARTIGAS NILO



nilo - postaporteñ@ 1650 - 2016-08-14 










      EXISTIENDO EN LA UTOPÍA




VIVIMOS UN TIEMPO DE DILEMAS Y ENCRUCIJADAS EN DONDE DOS REVOLUCIONES POSIBLES SE DISPUTAN LOS ESPACIOS Y LA CONTINUIDAD DE LA HISTORIA


QUEREMOS Y ASPIRAMOS QUE LA FRUSTRACIÓN NO QUEME LAS ESPERANZAS, SINO QUE ABRA EL VUELO DEL CÓNDOR DE LOS ANDES LATINOAMERICANOS, EN ESTE TIEMPO DE RETOS Y DESAFÍOS


ENRIQUE CONTRERAS RAMÍREZ

RUPTURA (PRV-Ruptura-Tercer Camino)


En el campo de la izquierda revolucionaria, siempre hemos creído que el debate ideológico y político alimenta cualquier propuesta de cambio y de transformación, en la búsqueda de una sociedad y un proyecto civilizatorio que dignifique la vida de los seres humanos.

La discusión con sectores de derecha, de centro izquierda, con reformistas, revisionistas, anarquistas, marxistas, cristianos, ateos, socialdemócratas y cualquier otra corriente del pensamiento humano, es una práctica sana, de tolerancia y muy democrática, que permite alimentar ideas, que pueden producir acuerdos y desacuerdos, donde la población participe con sus respectivas opiniones, para producir un debate pedagógico en la sana intención de buscar caminos para un continente que no ha perdido la esperanza de mejorar sus condiciones de vida en todos sus aspectos y donde el poder real, descanse verdaderamente sobre el colectivo que conforma cada nación, sin distingos de clase y sin relaciones de poder.



Este escenario, del debate político, filosófico e ideológico, solo se puede abordar si realmente hay voluntad política y sobre todo honestidad y rectitud en los planteamientos, sin intereses grupales o partidistas. Lamentablemente tal situación no sucede, porque la práctica política de las clases dominantes, llámense  izquierda o derecha no lo permiten, pues se encuentra en juego sus cuotas de poder.


Si tuviésemos una población concientizada y capaz de entender que el poder real no lo tienen los partidos, ni los grupos, sino un pueblo en permanente rebelión que sea capaz de tomar sus propias decisiones en los escenarios necesarios, donde se define el modo de vida y la suerte de unas nación, otra seria la situación.


La confrontación de ideas es entonces, hoy día, una necesidad imperante, una práctica necesaria y de esa misma confrontación depende el éxito de las propuestas revolucionarias, de los proyectos y de una práctica democrática sana.

Si por el contrario, tratamos de que todos piensen de igual manera, en “beneficio” del partido, del grupo dominante y no aceptamos la crítica y mucho menos la autocrítica, estamos en presencia de una práctica malsana, mal intencionada, represiva, autoritaria y fascista, lo que demuestra incapacidad e ignorancia en algunos casos, para ir al debate y el enfrentamiento general de ideas.


Cuando se asume esta última posición, sólo queda la manipulación de las masas, la desinformación de las mismas y la utilización electoral, cuestión que nos aleja de una práctica revolucionaria real y de la propia aspiración de los pueblos de producir cambios estructurales que beneficien a todos por igual y la posibilidad real de producir un nuevo proyecto civilizatorio distinto a los que conocemos
.
Y esto es lo que está pasando en Venezuela, un gobierno que se dice bolivariano y que le entregó a las trasnacionales el petróleo, el gas y el carbón, bajo la figura de empresas mixtas.

Un gobierno que se dice bolivariano y que cumple al pie de la letra el recetario del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial CON UNA DEUDA EXTERNA IMPAGABLE Y QUE HIPOTECA EL FUTURO DE LAS NUEVAS GENERACIONES.


Un gobierno que se dice bolivariano y que deja que la banca privada manipule como le dé la gana el dinero de los venezolanos y del propio Estado.

 Un gobierno que se dice bolivariano con una política de impuestos, propia de los países neoliberales y con un alto índice de inflación que sólo favorece al gran capital. Un gobierno que se dice bolivariano y que proclama el socialismo, mientras sus entornos familiares y amigos se enriquecen a nombre del mismo.

DOS REVOLUCIONES


Vivimos un tiempo de dilemas y encrucijadas, donde dos revoluciones posibles se disputan los espacios y la continuidad de la historia. Una es la revolución del capitalismo globalizado, fundada en la supremacía de la tecnología y el libre mercado, además de las telecomunicaciones y la competitividad que masifican, mediatizan y anulan al hombre en su inteligencia y sensibilidad, al convertirlo en un simple objeto consumista o en pieza del mega sistema. Para esta revolución la máquina y la empresa tienen más valor que la vida de cualquier ser humano.

La otra es la revolución alternativa y emancipadora, fundada en la supremacía de la condición humana y la dignidad de la persona, capaz de inventar nuevas tecnologías no contaminantes, no centralizadas ni destructoras, recuperar la armonía con la naturaleza y la convivencialidad basadas en firmes condiciones de igualdad y soberanía.


Es una revolución que tiene que enfrentar al capitalismo privado y de Estado, ya que establece relaciones de poder y al establecer relaciones de poder impone la desigualdad social en todos los aspectos. Una revolución que tiene que ser una verdadera y auténtica alternativa, que se salga de la trampa de la producción mercantilista, que pregonan los modelos de sociedad que hoy conocemos.

Es en éste marco de una revolución alternativa que ya se está dando en la lucha del pueblo indígena zapatista de México, Venezuela en nuestra Sierra de Perijá, en los levantamientos de los campesinos sin tierra de Colombia, Brasil, Ecuador, Bolivia.

En la nueva psicología y espiritualidad de la mayoría de nuestros pueblos, en los intelectuales sensibles y honestos y en la disposición de militares y religiosos identificados con la mejor tradición moral, libertadora y revolucionaria de nuestro continente.



Esto significa, que ciertos sectores de la población latinoamericana y del Caribe, se viene planteando, la necesidad de inventar una civilización, que responda a lo que nosotros realmente somos, que deje atrás los modelos civilizatorios impuestos y que empecemos a plasmar a través de la lucha constante y permanente en todos los terrenos, la ruptura creadora, para generar la civilización de la esperanza, producto de esa existencia en la utopía.


LA VISIÓN INDÍGENA


La revolución alternativa, es la confrontación de los valores de la civilización capitalista occidental y los valores de la nueva civilización fundada en el rescate del contenido poético de la vida, y el rescate de nuestro pasado histórico-cultural donde la visión indígena de armonía cósmica constituye la base de una sensibilidad que nos permite cuidar la vida para seguir viviendo.

Es de allí precisamente, de donde ha surgido la verdadera resistencia a la globalización. La primera clarinada la dio el glorioso pueblo de Venezuela con el alzamiento popular del 27 de febrero del 89 cuando se inició el liberalismo económico con Carlos Andrés Pérez.


Luego vino el alzamiento zapatista el 1 de enero del 94, como respuesta inmediata a los acuerdos globalizadores de las burguesías mexicanas, estadounidense y canadiense (ALCA). Ese es el verdadero proceso que han emprendido nuestros pueblos. No ser consecuente con eso, es transitar los derroteros de la traición y la estafa ideológica y política.



Estas reflexiones representan una reafirmación de un proyecto, una alerta más cerca del devenir, una confesión pública de amor a la revolución y al pueblo, ante los desvíos y agravios de gobiernos embaucadores.
Queremos y aspiramos que la frustración no queme las esperanzas, sino que abra el vuelo del cóndor de los andes latinoamericano, en este tiempo de retos y desafíos.



SEGUIREMOS EXISTIENDO EN LA UTOPÍA.


 

ruptura3camino - postaporteñ@ 1650
- 2016-08-14 










      Post-Progresismo y Horizontes Emancipatorios en América Latina


Massimo Modonesi, Maristella Svampa


10/08/2016| ALAINET


Pensar el post-progresismo en América Latina se ha vuelto una urgencia y un imperativo a la luz de la sorpresiva aceleración del fin del ciclo que viene aconteciendo desde 2015. Así, mientras que algunos gobiernos progresistas comienzan a transitar sus últimos años de mandato sin que sus líderes tengan la posibilidad de ser re-reelegidos a la presidencia (como en Ecuador y Bolivia), otros ya han sido repentinamente desplazados por fuerzas de derecha (por medio de las urnas en la Argentina o por otros medios, legales pero ilegítimos en Brasil); o se enfrentan –en minoría parlamentaria- a una implosión social y económica, como es el caso de Venezuela.

A pesar de la urgencia de la coyuntura, es importante evitar la trampa dicotómica que presenta de forma recortada el horizonte de lo existente y de lo posible, entre la continuidad del progresismo actual y la restauración neoliberal –como realidad o amenaza-; una trampa que oculta un chantaje orientado a propiciar un artificial cierre de filas detrás de los líderes y partidos del progresismo.

En realidad, a contrapelo de estas representaciones intrasistémicas y conservadoras, es necesario reconocer y (re)colocar a actores y movimientos sociales y políticos, sus luchas y sus aspiraciones y prácticas emancipatorias. Lejos de todo optimismo ingenuo o panfletario, quisiéramos retomar y hacer visible el hilo rojo de su presencia activa en el reciente proceso histórico latinoamericano como clave para pensar el post-progresismo más allá del cortoplacismo del ritmo electoral de la política partidaria y de las alternancias gubernamentales.


I. Irrupción e inflexión de los movimientos sociales



Para empezar, recordemos que el arranque del ciclo, entre mediados de los años 90 y el año 2000, tuvo como protagonistas una serie de movimientos y de luchas antineoliberales. Así, en el origen del llamado cambio de época estuvo el tumultuoso y plebeyo conflicto social y no la política institucional ni tampoco la prístina conquista del palacio, como pareciera hacernos creer a posteriori el relato progresista. Los resultados electorales que permitieron la formación de una serie de gobiernos progresistas fueron consecuencia y no causa del cambio de la correlación de fuerzas.

Desde mediados de los años 90, las resistencias sociales confluyeron en una serie de poderosos movimientos antineoliberales, de distinta conformación interna social e ideológica, con o sin organizaciones de tipo sindical o partidario, con o sin liderazgos carismáticos, capaces de acorralar a los gobiernos neoliberales, cuando no de derribarlos. 

En consecuencia, aún con sus apuestas defensivas, sus formas abigarradas y sus prácticas contradictorias, en América Latina fueron los movimientos populares quienes abrieron nuevos horizontes desde los cuales pensar la política y las relaciones sociales, instalando otros temas en la agenda política: desde el reclamo frente al despojo de los derechos más elementales y el cuestionamiento a las formas representativas vigentes, hasta la propuesta de construcción de la autonomía como proyecto político, la exigencia de desconcentración y socialización del poder (político y económico) y la resignificación de los bienes naturales.

Cabe destacar empero dos cuestiones. Por un lado, la ampliación de la plataforma discursiva y representativa de los movimientos sociales en relación con la sociedad se expresó también en una pluralidad organizativa y temática pocas veces vista, lo cual fue diseñando un campo multiorganizacional y de referencias ideológicas extremadamente heterogéneo y complejo en sus posibilidades de articulación. 
Por otro lado, a lo largo de quince años, los movimientos sociales fueron configurando un espacio de geometría variable en su relación con los gobiernos progresistas, en el cual se inscribieron y conjugaron de modo diferente tres dimensiones fundamentales que atravesaron las luchas sociales durante el cambio de época: la irrupción plebeya, las demandas de autonomía y la defensa de la tierra y el territorio.

Ciertamente, la irrupción de lo plebeyo en el espacio público rebasó el umbral de la resistencia y la subalternidad de los años anteriores y volvió a poner en el tapete la modalidad histórica o recurrente a la cual apelan los excluidos colectivamente para expresar sus demandas, lo que puede ser denominado como “la política de la calle”, “la explosión de las muchedumbres” [i], una modalidad en la que convergen la idea de politicidad de los pobres con la de rebelión y antagonismo. 
Otra dimensión importante de la acción colectiva, revestida de lo nuevo, fue la demanda de autonomía, que caracterizaría desde los pequeños colectivos culturales hasta grandes conjuntos territoriales u organizaciones de masas. La autonomía, en términos generales, emergió no sólo como un eje organizativo, sino también como un planteo estratégico, que remite tanto a la práctica de “autodeterminación” (dotarse de su propia ley) como a un horizonte emancipatorio.[ii]


En sus versiones extremas, este planteo desafió el pensamiento de izquierda más anclado en las visiones clásicas acerca del poder. Asimismo, la narrativa autonómica nutrió considerablemente un nuevo ethos militante,[iii] colocando como imperativo la desburocratización, el horizontalismo y la democratización de las organizaciones, y alimentando una desconfianza radical respecto de las estructuras partidarias y sindicales, así como de toda instancia articulatoria superior. Por último, otra de las dimensiones constituyentes de los movimientos sociales latinoamericanos ha sido la territorialidad. En términos generales, tanto en los movimientos urbanos como rurales, la construcción de una territorialidad-otra, opuesta a la dominante, fue emergiendo como un punto de partida ineludible en el proceso de resistencias colectivas y, progresivamente, como una apuesta deliberada por la resignificación y creación de nuevas relaciones sociales.

Hubo así un claro desplazamiento del paradigma socialista revolucionario que había sido el eje en torno al cual se articularon las luchas de los años 60 y 70, a favor de la emergencia de un no-paradigma, un horizonte emancipatorio más difuso, donde prosperaron posturas de carácter destituyente y de rechazo a toda relación con el aparato del Estado.

Sin embargo, rápidamente, se asistió al declive de las demandas y prácticas de autonomía y a la transformación de la perspectiva plebeya en populista, la afirmación del transformismo y el cesarismo -decisionista y carismático- como dispositivos desarticuladores de los movimientos desde abajo. En medio del cuestionamiento epocal del neoliberalismo, una serie de proyectos progresistas supieron controlar y monopolizar lo plebeyo, a través de una política orientada concreta y discursivamente hacía lo social, subrayando su origen “desde abajo” mientras, al mismo tiempo, verticalizaban la relación con los movimientos sociales, en el contexto concreto de una sensible y profunda mutación de la conformación de las clases populares.

Asimismo, la demanda de autonomía mostró su fragilidad frente a la fuerte interpelación del Estado y gran parte quedó subsumida o institucionalizada en el modelo –de profunda raigambre en nuestras tierras latinoamericanas- de la participación controlada. 
No pocos autonomistas radicales devinieron furiosos populistas –con o sin el recurso a Laclau para legitimar mediante “significantes vacíos”, o a Gramsci para justificar prácticas hegemonistas-, asumieron la defensa y promoción irrestricta del líder y sobre todo, los esquemas binarios de interpretación que incluían ciertas líneas de conflictos y contradicciones, pero dejaba afuera o excluía muchos otros, asegurando el monopolio de la legítima representación popular en las firmes manos del ejecutivo.

El hegemonismo substituyó tendencialmente al autonomismo como práctica estructurante de lo político. Bajo una lógica estrictamente pragmática se procedió a la anexión y fagocitación de toda instancia independiente, a la reducción del pluralismo a una lógica centralizadora que terminaba realizando en las instancias partidarias y gubernamentales y se plasmaba finalmente en la figura del líder carismático. El recurso a los liderazgos resolvió aparentemente el problema de la representación (delegativa) y la participación (controlada) de las masas.
Por la misma razón, no fueron ni el carácter plebeyo de las luchas ni la tan publicitada demanda de autonomía los rasgos aglutinantes en los movimientos contestatarios, pues es claro que éstos sufrieron fuertes reveses políticos en el marco de la consolidación de la hegemonía progresista. Subsumido lo plebeyo, disuelto el autonomismo, el rasgo más persistente, aunque no aglutinante, de la contestación social fue la territorialidad que se trasladó al terreno de lucha contra el neoextractivismo, sobre el cual insistiremos en el último apartado.



II. Las derivas de los progresismos realmente existentes



Al compás de las luchas de movimientos y organizaciones sociales claramente antineoliberales, fueron emergiendo los gobiernos progresistas, los cuales parecían abrir a la posibilidad de concretar algunas demandas de cambio e impulsar una articulación diferente entre Economía y Política, entre Movimientos sociales y Estado y, en algunos casos, entre Sociedad y Naturaleza. No pocos autores escribieron con optimismo acerca del “posneoliberalismo”, “el giro a la izquierda”, o hablaron incluso de una “nueva izquierda latinoamericana”. Lo que primó fue la denominación genérica de “progresismo” –que tradicionalmente evoca una noción de progreso y de socialdemocracia- para designar a estos nuevos gobiernos, abarcando así corrientes ideológicas y perspectivas políticas diversas, desde aquellas de inspiración más institucionalista, pasando por el desarrollismo más clásico, hasta experiencias políticas más radicales, de tinte plebeyo y nacional-popular o que terminaron declarándose socialistas [iv]


El progresismo latinoamericano llevaba una agenda similar, entre ellos, el cuestionamiento del neoliberalismo, una política económica con algunos rasgos de heterodoxia, la intervención estatal como factor de regulación económica y social, la preocupación o prioridad por la justicia social, la lucha contra la pobreza y una vocación regional y latinoamericanista.

Aún cuando los gobiernos de cada país tenían rasgos específicos y concretos diferentes, muy acordes a sus respectivas  tradiciones y trayectorias políticas, también existían en el origen y fueron aflorando con el tiempo fuertes trazos comunes que combinaban elementos populistas, cesaristas y transformistas.
El regreso del formato populista (de alta intensidad) se evidenciaría en la construcción de un determinado tipo de hegemonía, a través de la oposición y, al mismo tiempo, de la absorción y la negación de elementos propios de otras matrices contestatarias -la narrativa indígena-campesina, diversas izquierdas clásicas o tradicionales, las nuevas izquierdas autonómicas- las cuales habrían tenido un rol importante en los inicios del cambio de época.[v]



En cuanto a los rasgos transformistas se caracterizaron por la incorporación/asimilación de organizaciones e intelectuales de los grupos subalternos al aparato estatal y gubernamental.[vi]


Bajo modalidades diferentes, el elemento transversal es que estas tendencias han reafirmado un proceso controlado desde arriba, donde la modificación del sistema de dominación no se traduce en un cambio en la composición del bloque dominante.[vii] En ese marco, se fue operando una reducción del vínculo político en el cual, como afirma Schavelzon (2016) [viii] los líderes o conductores aparecen como aquellos que “dieron” cosas al pueblo, mientras que los grupos políticos oficialistas y funcionarios se ven a sí mismo como “soldados”.


Dichos formatos son variantes de lo que Gramsci denominaba revolución pasiva, caracterizadas y atravesadas por fenómenos de cesarismo progresivo y transformismo, orientados a promover una modernización conservadora y, al mismo tiempo, desmovilizar y subalternizar a los actores que habían sido protagonistas del ciclo de lucha anterior, incorporando parte de sus demandas y asimilando parte de sus grupos dirigentes.[ix]


En el marco de esta caracterización general se pueden apreciar tres órdenes de limitaciones de los progresismos realmente existentes que cuestionan su caracterización como gobiernos “posneoliberales” o de izquierda.
En primer lugar, el carácter posneoliberal y de izquierda es cuestionable en la medida en que los progresismos latinoamericanos aceptaron el proceso de globalización asimétrica y con ello las limitaciones propias de las reglas de juego; lo cual además terminó por colocar cepos a cualquier política de redistribución de la riqueza y cualquier intento de cambio de la matriz productiva. Indudablemente, la construcción de hegemonía estuvo asociada al crecimiento de la economía y la reducción de la pobreza. 

Por ejemplo, un informe de la CEPAL  acerca de la última década daba cuenta de la caída global de la pobreza (de 44% a 31,4%), así como del descenso de la pobreza extrema (de 19,4% a 12.3%).[x]


Entre los ejes del éxito de dichos gobiernos solía citarse no sólo el aumento de salarios, sino también la expansión de una política de bonos o planes sociales (programas de transferencia condicionada), que si bien aparecían como claros herederos de los ´90 (en su carácter asistencial y compensatorio), buscaban desprenderse del enfoque focalizado típico de la era neoliberal.

Sin embargo, al cierre del ciclo progresista, diferentes estudios muestran que la reducción de la pobreza no se tradujo por una disminución de las desigualdades. Así, al contrario de lo que se venía afirmando de que América Latina era la única región del mundo donde había disminuido la desigualdad, dichas investigaciones -centradas en las declaraciones fiscales de las capas más ricas de la población-, muestran que la región ha conocido una concentración mayor de la riqueza.[xi]



A esto hay que añadir que los diferentes progresismos sólo realizaron tímidas reformas del sistema tributario, cuando no inexistentes, aprovechando el Consenso de los Commodities (en un contexto de captación de renta extraordinaria), pero sin gravar con impuestos los intereses de los sectores más poderosos. Por último, más allá del proceso de nacionalizaciones (cuyo alcance sería necesario analizar en cada caso específico), hay que resaltar las alianzas económicas de los progresismos con las grandes corporaciones transnacionales (agronegocios, industria, sectores extractivos).

La segunda limitación que cuestiona el carácter posneoliberal y de izquierda de los progresismos es de índole ecoterritorial y reviste un carácter sistémico, pues da cuenta que éstos acentuaron la matriz productivista propia de la modernidad hegemónica, más allá de las narrativa eco-comunitaria que postulaban al inicio los gobiernos de Bolivia y Ecuador, o de las declaraciones críticas del chavismo respecto de la naturaleza rentista y extractiva de la sociedad venezolana.

 A su vez, la expansión del extractivismo ilustra la relación inherente entre modelos de (mal) desarrollo, cuestión ambiental y regresión de la democracia (manipulación del convenio 169 de la OIT, obstaculización de las consultas públicas, escenarios de criminalización y deterioro de derechos, en fin, represiones abiertas).

La tercera limitación es de índole político-institucional y enfatiza la concentración de poder político, la utilización clientelar del aparato del Estado, el cercenamiento del pluralismo y la intolerancia a las disidencias. 

Asimismo, son los movimientos sociales y las izquierdas las víctimas recurrentes del cierre de espacios políticos y de los procesos de disciplinamiento social y violación de derechos humanos. 

Domesticadas las formas de organización social, la ampliación de la lógica hegemónica se extendió, bajo el formato conciliador e interclasista propio de los modelos populistas progresistas de antaño, al incorporar los intereses de las clases dominantes logrando la adhesión activa o pasiva de una parte de ellas -sin que dejaran de jugar, a través de la polarización político-ideológica, en favor de las oposiciones de derecha, en vista de un retorno electoral que puntualmente ocurrió.


En la mayoría de los casos, esta práctica política hegemónica, desligada de un proyecto emancipatorio, se reveló eficaz en el medio plazo de una década.
Es notable como en este lapso, al margen y por encima de los varios mandatos constitucionales, salvo parcialmente en el caso del Poder Comunal en Venezuela, quedara intacto el andamiaje estatal y partidocrático propio del (neo) liberalismo.




III. Luchas sociales y horizontes emancipatorios




Al margen de sus discutibles logros en clave posneoliberal, de la persistencia y profundización de la matriz primario-exportadora, más aun, de la amplificación de las desigualdades en un contexto de reducción de la pobreza, estos gobiernos contribuyeron a desactivar aquellas tendencias emancipatorias que se gestaban en los movimientos antineoliberales.

Desactivación que sólo parcialmente se puede atribuir a la natural tendencia al reflujo en los ciclos de lucha, la apertura de canales institucionales para impulsar demandas y la satisfacción de las mismas, como suelen hacer gobernantes y defensores del progresismo.


Por debajo del deterioro de los índices económicos y en varios casos, del no reconocimiento de la crisis económica (Argentina, Venezuela), en este contexto de despolitización y desmovilización de las clases subalternas, no sorprende que el fin de ciclo del progresismo se dé por la derecha y no por un desborde hacia la izquierda.

Al mismo tiempo, la reconfiguración del poder en clave hegemónica generó otras resistencias y reacciones desde abajo que hay que valorar ya que, aún en su insuficiencia, son portadoras de rasgos antisistémicos en sí mismas y constituyen las reservas estratégicas del movimiento social latinoamericano. La hegemonía progresista latinoamericana ha sido tempranamente agrietada por la crítica al extractivismo, la cual ha venido enriqueciendo las gramáticas de lucha e incluso interpelando el discurso más clásico sobre el “poder popular”.

Así, desde organizaciones campesinas e indígenas (los “campesindios”, al decir de Armando Bartra), movimientos urbanos territoriales, nuevos movimientos socioambientales, en fin, colectivos culturales y asamblearios de todo tipo, se fue pergeñando una gramática política contestataria novedosa que apunta a la construcción de una narrativa emancipatoria, al compás de nuevos conceptos-horizonte: Bienes Comunes, Buen Vivir, Comunalidad, Posextractivismo, Ética del Cuidado, Democratización radical, entre otros.


En ciertos países, la izquierda social y sindical ha comenzado a tender puentes con esta izquierda campesindia y eco-territorial, retomando problemáticas y conceptos; en otros países esta conexión aparece de modo más parcial en la medida en que la izquierda clasista aparece más dominada por una visión todavía muy obrerista y productivista.

 Pero el diálogo es tan inevitable que no pocas izquierdas clasistas hoy comienzan a ampliar su plataforma discursiva, incluyendo conceptos que provienen de aquellos otros lenguajes y, viceversa, la politización de la luchas socioambientales las lleva a buscar y encontrar claves de lecturas que remiten a las mejores tradiciones y prácticas políticas de las izquierdas del siglo XX.

Por otro lado, la aparente debilidad de las luchas socioambientales reside no tanto en su supuesta marginalidad (el extractivismo amplía sus fronteras cada vez en América Latina); sino en su carácter rural y ligado a pequeñas localidades y, por ende, a su encapsulamiento en la escala local y regional así como a su desconexión con las grandes luchas sindicales y –en menor medida- con las luchas sociales urbanas, en el marco de sociedades mayoritariamente urbanas.

Por otra parte, el paradigma del “poder popular” que promueven ciertos movimientos sindicales y organizaciones urbanas (fábricas recuperadas, movimientos socio-territoriales urbanos, expresiones de economía social popular, entre otros) pese a las contradicciones (la tensión/subordinación con los liderazgos populistas; o su eclosión en el marco de la crisis sistémica, como es el caso de Venezuela), también nos interroga sobre la persistencia y potencialidad de formas de luchas antisistémicas surgidas y alimentadas por sectores populares urbanos.


En todo caso, todo indica que en el nuevo ciclo político estas dos líneas de acumulación histórica hoy desconectadas (luchas socioambientales, luchas urbanas y sindicales) cuya trayectoria y espesor difieren según los países y experiencias, podrían establecer un diálogo mayor, en términos de estrategias de acción y resistencias a la restauración conservadora y de superación del progresismo pero también de diálogo en cuanto a la concepción del cambio civilizatorio y los conceptos-horizonte.

En otro orden, hay que añadir que en la juventud latinoamericana, a pesar de las despolitizadoras inercias ligadas al consumismo, se vienen observando señales de combatividad.

En parte porque ya apareció en el escenario político una generación que no se politizó en las luchas antineoliberales que fueron la condición de posibilidad de los gobiernos progresistas sino que su politización en clave opositora necesariamente pasó por desafiar el orden progresista ya instalado y señalar sus limitaciones.


Al mismo tiempo, al no ser radicalmente antisistémicas, las políticas públicas progresistas mantuvieron intactas por los menos dos flagelos que atraviesan y tensan el mundo juvenil: la competitividad y la precarización. De modo que estudiantes, desempleados, subempleados, trabajadores precarios y flexibilizados viven una experiencia común en términos clasistas y fueron y son relativamente exteriores a la pax social progresista.


En efecto, a lo largo de estos años no desdeñaron en efecto manifestar su disenso veladamente y, en ocasiones, abiertamente a través de una serie de prácticas e instrumentos (protestas en demanda de la gratuidad de la educación, como en Chile, protesta contra la alza de tarifas de los servicios públicos, apoyos a luchas territoriales y luchas sindicales, entre otros).

Los conflictos laborales que sacudieron más de un gobierno progresista se nutrieron de la densidad organizacional propia de la forma sindicato pero también del empuje desde abajo, -desde adentro y desde afuera- que le proporcionan el activismo de las franjas juveniles.

Además de su contribución al conflicto, en amplios sectores de la juventud latinoamericana se cultivan y promueven valores asociativos, antipatriarcales y libertarios contrapuestos al conservadurismo social-liberal proprio del progresismo latinoamericano.


La acumulación de fuerzas y la capacidad de articulación política de estas experiencias es, a todas luces, insuficiente para proyectarlas como alternativa operativa en el terreno de la disputa político-estatal, monopolizado por intereses poderosos y formatos consolidados.

 Sin embargo, estas luchas contienen prácticas colectivas y trasfondos morales e ideológicos que abren horizontes emancipatorios externos al perímetro delimitado por la oposición progresismo-neoliberalismo.

Al mismo tiempo, a nivel societal, su fortalecimiento y consolidación antagonista como contrapoderes le confieren un valor inestimable ya que, en la mediana duración de los cambios de época, frente al evidente desvanecimiento de la ilusión posneoliberal y bajo la amenaza restauradora, es indispensable orientarnos desde abajo, a contrapelo de toda tentación conservadora, esto es, a partir del hilo rojo de la capacidad de resistencia y la vocación emancipatoria de las luchas en curso.


En suma, en medio del pluralismo irreductible y de la convulsión movimientista, en estos años aparecieron algo más que destellos prácticos y teóricos en la búsqueda de vías emancipatorias.

Y lo cierto es que, más allá de la involución populista de los gobiernos progresistas, más aún, del fin de ciclo al que hoy asistimos con preocupación, estas apuestas emancipatorias, estas diferentes líneas de acumulación de las luchas, continúan formando parte del acervo con el que cuentan las clases subalternas de la región.


5 de Agosto de 2016


- Massimo Modonesi es historiador y sociólogo, Profesor de la UNAM, México;
Maristella Svampa es socióloga y escritora. Investigadora del Conicet, Argentina.

 






[i] M. López Maya (2005), « La protesta popular venezolana: mirando al siglo XX desde el siglo XXI », en CENDES, Venezuela Visión plural, vol. II, bid&co.editor, Cendes-UCV, pp.517-535.


[ii] M. Modonesi (2010), Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismos y subjetivación política, Prometeo-CLACSO, Buenos Aires.


[iii] Véase M. Svampa (2008), Cambio de época. Movimientos sociales y poder político. Buenos Aires, Siglo XXI y (2010) Movimientos sociales, matrices socio-políticas y nuevos contextos en América Latina”, en OneWorld Perspectives, Workings Papers 01/2010, Universitat Kassel.


[iv] Nos referimos, obviamente a Chile, con los gobiernos de Patricio Lagos y Michelle Bachelet; Brasil, de Lula Da Silva y Dilma Roussef; Uruguay, de Tabaré Vázquez y Pepe Mújica; la Argentina de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner; el Ecuador de Rafael Correa; la Bolivia de Evo Morales y la Venezuela de Hugo Chávez y recientemente, de Nicolás Maduro; Nicaragua con las presidencias de Daniel Ortega y los gobiernos del FMLN en El Salvador, en particular el de Sánchez Cerén.


[v] M. Svampa (2016), Debates Latinoamericanos. Indianismo, desarrollo, dependencia y populismo. Buenos Aires, Edhasa.


[vi] M. Modonesi (2012), “Revoluciones pasivas en América Latina. Una aproximación gramsciana a la caracterización de los gobiernos progresistas de inicio de siglo” en Mabel Thwaites Rey (editora), El Estado en América Latina: continuidades y rupturas, CLACSO-ARCIS, Santiago de Chile.


[vii] Para una conceptualización más general, aunque aplicada al caso de Chile, véase F.Gaudichaud (2014) “Progresismo transformista”, neoliberalismo maduro y resistencias sociales emergentes”, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184776.


[viii] Véase S. Schalvelzon (2016), “El Estado neoliberal terminó gobernando el progresismo”,  entrevista de Alejandro Zegada, 12/05/2016, http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2016/05/el-estado-neoliberal-termino-gobernando.html


[ix] Véase de M. Modonesi (2016), “Subalternización y revolución pasiva” en El principio antagonista. Marxismo y acción política, Itaca-UNAM, México y de M. Svampa (2013),”Populismo de clases medias y revolución pasiva”, en Ideas de Izquierda, disponible en https://issuu.com/ideasdeizquierda/docs/ideas_de_
izquierda_02__2013


[x] CEPAL (2012), El Estado frente a la autonomía de las mujeres”, ONU, disponible en http://www.observatoriojusticiaygenero.gob.do/
documentos/PDF/

publicaciones/Lib_el_estado_frente_%20autonomia_
%20Mujeres.pdf



[xi] Véase el número especial de Nueva sociedad, sobre todo el artículo del economista Pierre Salama, “¿Se redujo la desigualdad en América Latina? Notas sobre una ilusión”, 2015; disponible en http://nuso.org/articulo/se-redujo-la-desigualdad-en-america-latina/. Para una discusión sobre la forma de medición y su metodología, véase M. Medeiros, P.H.G. Ferreira de Sousa y F. Avila de Castro, “Estabilidade da desigualdade de renda no Brasil, 2006-2012. Estimativa como dados do imposto de renda e pesquisas domiciliares”, Ciencia &Saude Coletiva 20 (4): 971-986.



 

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