Número 1652 | dom 21 AGOS 2016 | Año XI
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ETCHECOLATZ :
Cuando la impunidad se disfraza de derecho humanitario
MIÉRCOLES 24 DE AGOSTO
18hs EN 7 Y 50 DE LA PLATA
PARA EXIGIR NO A LA DOMICILIARIA, CÁRCEL COMÚN PERPETUA Y DE CUMPLIMIENTO EFECTIVO
AL GENOCIDA MIGUEL OSVALDO
ETCHECOLATZ
El 19/8/16 con los votos de
los jueces Alejandro Daniel Esmoris y Germán Andrés Castelli, por mayoría el
Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata concedió la libertad de irse a su casa
al genocida Miguel
Osvaldo Etchecolatz (MOE)Si bien la medida todavía no se concretó, porque falta definir el mismo pedido en otras dos causas, es un paso muy grave con el cual el genocida comienza a transitar el camino hacia su casa en el bosque de Peralta Ramos, Mar del Plata.
Desde Justicia Ya afirmamos que no existe cuestión humanitaria que justifique este beneficio de impunidad, hay en esta resolución una clara cuestión política, esta medida está alineada a las voces de los apologistas del genocidio perpetrado por la Dictadura Cívico-Militar claramente expresada en el editorial del Diario La Nación , ratificada luego por el Ministro Avruj quien recibió a familiares y admiradores de los reos encarcelados por delitos de lesa humanidad, línea también expresada por el funcionario de CABA Lopérfido poniendo en duda la cantidad de desaparecidos, o la del presidente Macri volviendo negar la responsabilidad del Estado en el genocidio denominándolo “guerra sucia” u ordenando como Comandante en Jefe el desfile de los genocidas del Operativo Independencia el 9 de julio pasado en Tucumán.
Este beneficio tiene sus antecedentes:
Durante los gobiernos K sobre un universo de 2.000 imputados, 441 fueron beneficiados con la prisión domiciliaria
El pronunciamiento del TOF 1 es un nuevo intento por imponer un punto final, esta vez no a los juzgamientos a los genocidas, sino a las penas impuestas por juicios con todas las garantías constitucionales, deviniendo estos en meros actos declamatorios, sin ninguna consecuencia para quienes cometieron los más horrendos crímenes que podamos imaginar con el objetivo de eliminar a un sector nacional y disciplinar al conjunto de la sociedad mediante el terror y así poder instaurar los planes de hambre y miseria.
Consideramos ilegítimo el dictamen del tribunal por haberlo emitido dentro del plazo legal del que contamos las querellas para recusar los nuevos miembros y el juez Esmoris recientemente nombrado va a ser recusado por nuestra querella Justicia Ya La Plata.
Como frutilla del postre, los Fiscales Generales R. Marcelo Molina, Hernán I. Schapiro y Juan Martín Nogueira, Fiscal “Ad Hoc”, olvidando su papel de acusadores y tomando claramente el papel de defensores de los genocidas se expidieron diciendo que la fiscalía“no tiene objeciones que formular para que, con urgencia, se adopte la conducta que médicamente resulte conveniente, ya sea la internación o el arresto domiciliario.”
Anteriormente hemos explicitado la falacia acerca de la precariedad en el estado de salud de MOE, solo queremos recordar que hace pocos menos de una semana el genocida fue remitido a una clínica privada por orden del juez de instrucción Kreplak y desde la guardia del centro asistencial diagnosticaron claramente que el estado de salud Etchecolatz no ameritaba la internación especial en ese lugar por encontrarse clínicamente estable, por lo que el reo fue remitido nuevamente al hospital penitenciario de Ezeiza en donde el SPF cuenta con los elementos idóneos para atender las dolencias de Etchecolatz.
Este vergonzoso fallo a pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de la segunda desaparición forzada de nuestro compañero Jorge Julio López y siendo que MOE está preso, entre otros gravísimos delitos, por la primera desaparición del compañero y debiera haber sido puesto en el banquillo de los acusados por la segunda, representa una gravísima afrenta a su memoria y a la de todas las víctimas por los que está en la cárcel este chacal.
Desde nuestra querella unificada Justicia Ya en La Plata y desde la Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada, llamamos a continuar en el camino transitado por nuestro pueblo que en estos 40 años enfrentó el intento estatal de imponer la impunidad, dio por tierra con las leyes de Obediencia Debida, Punto Final y los indultos. Enarbolando los ideales por los que lucharon los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, con la firmeza de Jorge Julio López señalando a los genocidas, llamamos a resistir en las calles este nuevo intento de cambiar la historia haciendo aparecer a quienes asesinaron, secuestraron, torturaron, robaron bebes como lo hizo Etchecolatz, como viejitos inofensivos con la capacidad de reinsertarse, desde la comodidad de su hogar, nuevamente en la sociedad como si nada hubiera ocurrido
CONVOCAMOS A MARCHAR EL MIÉRCOLES 24 DE AGOSTO 18hs EN 7 Y 50 DE LA PLATA PARA EXIGIR
NO A LA DOMICILIARIA, CÁRCEL COMÚN PERPETUA Y DE CUMPLIMIENTO EFECTIVO, AL GENOCIDA MIGUEL OSVALDO ETCHECOLATZ
A 10 AÑOS DE LA SEGUNDA DESAPARICIÓN DE JORGE JULIO LÓPEZ:
NO OLVIDAMOS-NO PERDONAMOS- NO NOS RECONCILIAMOS
MULTISECTORIAL LA PLATA, BERISSO Y ENSENADA
JUSTICIA YA EN LA PLATA
MULTISECTORIAL LA PLATA, BERISSO Y ENSENADA
JUSTICIA YA EN LA PLATA
Carlos
Zaidman tel: 221-155731407
DISCUTIENDO SOBRE IMPUNIDAD Y NUESTRA DERROTA
CONTRIBUCIÓN 4
APORTES COMPAÑEROS
Tupamaros: ¿fueron la izquierda o la
derecha del movimiento obrero?
Todos los que escriben en estas polémicas parten de que en algún momento los Tupamaros fueron revolucionarios y después se pudrieron. Para mí nunca fue así…, sino que se subieron a un carro que no les pertenecía (que fueron las luchas obreras de los años 60) gracias al cartel que les dio algunas acciones espectaculares y luego desde que manejaron el carro lo hicieron escrachar [1]
Dentro del movimiento sindical no eran nada radicales, al contrario eran reformistas y en casi todos los casos apoyaban a los socialistas y a los comunistas conciliadores. Eran los oportunistas, que se subían al carro empujando a los más jóvenes a tirar piedras y molotovs porque en la época la radicalidad era sinónimo de violencia, pero que en la orientación del gremio siempre estaban a la derecha, nunca se jugaban en la crítica al reformismo, se callaban la boca
En las grandes luchas ideológicas algunos apoyaban la bronca que venía de la base, pero los históricos (o mejor dicho quienes más seguían la línea oficial) se llamaba a silencio “para no descompartimentarse”.
Quienes actuaban como tendencia junto a nosotros no eran los oficialistas Tupas sino los buenos locos sueltos desalineados, lo oficial era siempre componendas políticas entre los jefes que coqueteaban con los bolches y los socialistas. Es mentira que habían roto con la izquierda tradicional, siempre había conciliábulos entre los jefes de todos los partidos burgueses, ellos mismos decían que solo los dividía una cuestión de método. Por eso a mí no me extrañó nada cuando me fui enterando de la connivencia entre la vieja guardia y los militares.
Además ellos no criticaban al reformismo desde el punto de vista revolucionario porque aceptaban todo lo que venía de los socialistas y comunistas, solo que querían hacerlo por la “vía armada”, por eso era normal que mientras la ruptura en la calle era total ellos siguieran dialogando con los dirigentes políticos de todos los partidos burgueses desde los Bolches a Ferreira Aldunate. Por eso tampoco nos pareció tan raro que se hicieran compañeros de los oficiales en los cuarteles.
Con quienes luchaban y no aceptaban el verticalismo fueron siempre muy botones, los amenazaban, los perseguían, los “arrestaban” y en muchos casos esgrimían las “medidas especiales” (amenaza de muerte). Bueno exactamente como los bolches. Si ibas un poco más lejos te inventaban cosas contra vos y pasabas a ser un indeseable, un “tira”, un agente de la CIA. Siempre secundaban la represión sindical que hacían los bolches, muchas veces eran más reaccionarios que ellos.
Para hilar más fino hay que distinguir entre dirección y base, o mejor todavía entre los “comandantes” y los pichis. La mística de la Orga estribaba en la diferencia total de unos y otros. Los consagrados, los “cuadros”, los comandantes y subcomandantes se llevaban el mundo por delante pero hacia abajo, hacia la base, hacia el laburante o el estudiante. Tenían el cartel del aparato, eran de “La Orga” con mayúscula y con eso bastaba para ser importantes”
Cuanto más se hacían populacheros y más hablaban de proletarización[2], más actuaban como jefes separados de las bases. Con los de arriba eran totalmente diferentes siempre “dialogaban”, siempre andaban en conciliábulos. Pero a los pichis los despreciaban y usaban, no les interesaba lo que pensaban solo quería utilizarlos como periféricos, como fuerza de apoyo…, todo, absolutamente todo en función del aparato… Por eso no leían, no se formaban, solo estaban para “la concreta”; con decirte que la teoría era considerada una desviación microfraccionalista.
Por eso mientras los pichis luchaban a brazo partido contra los fachos y los burócratas ellos eran amigos de estos últimos. Con los bolches por ejemplo que los laburantes tenían que enfrentar en los sindicatos, en la calle, dado que eran una fuerza represiva brutal contra los intereses del pueblo, ellos siempre estaban dialogando y después te enterabas que los habían ayudado con locales, con armas. También se escondían en sus casas y hacían grandes comilonas.
Toda la mística de la Orga era empleada para silenciar la crítica de los bolches diciendo que ese no era el método, que lo mejor era ignorarlos y desarrollar la Orga. Bastaba con la mención de “la Orga” para que todo el mundo debiera ponerse boca abajo, era lo sagrado, era la mística misma. En concreto solo les interesaba reclutar para el aparato y en la lucha de todos los días ayudaban a los bolches a parar el movimiento. Según ellos lo que importaba no era el movimiento social sino la Orga. Ojo, incluso cuando declaraban ir a las masas hacían exactamente lo mismo: buscaban apoyo, logística, periferia…, pero en vez de aportar fuerzas en el combate contra la burocracia sacaban esa fuerza hacia el aparato.
En la cárcel con sus acuerdos con los milicos, lo que hicieron los de la dirección, fue más de lo mismo. Siguieron con el reformismo y se plegaron al reformismo de los milicos, pero sobretodo actuaban como oficiales, hablaban con ellos, tomaban con ellos, como siempre habían hecho con los dirigentes burgueses del país.
Sí, es verdad, a muchos dirigentes del MLN los molieron a palos como a los otros presos, pero ellos siempre fueron como otra clase social dentro de la cárcel.
Tenían toda una estructura de hombres de confianza y de fagineros que alcahueteaban todo, controlaban todo y vigilaban todo. De más está decir que como esa estructura colaboraba con los milicos, de lo que se enteraban ellos se enteraban los milicos y si te agarraban en todo lo que estaba prohibido…temprano o tarde te caía una sanción o una miliqueada, un interrogatorio…
No, no todos fueron así hubo en todos los cuarteles, planchadas, barracas…compañeros tupas consecuentes, que no alcahueteaban, que no te denunciaban, pero fueron los menos. La estructura misma oficial laburaba con los milicos y miraba a los pichis desde arriba… El MAU MAU lo ha dejado clarito…, estaban los comandantes y luego estábamos los pichis…, los comandantes se arreglaban entre ellos…, los pichis fue diferente”.
Joaquín
Es un buen aporte a la discusión. Lo primero que debiera decirse siempre es eso “NO, los Tupamaros no fueron una expresión radical, en el sentido primero de la palabra, de ir a la raíz del asunto: la destrucción de la sociedad capitalista”. En la teoría y en el programa fueron vulgares reformistas socialdemócratas.
Pero eso no logra explicar bien el proceso en su globalidad. Porque no explica porqué fueron los Tupamaros los que más reclutaron proletarios en lucha y fueron tan importantes en conducir el proletariado a la ruina. Justamente, si hablamos obligadamente tanto de los Tupamaros, no fue por su protagonismo clasista como organización, sino por el contrario, porque terminaron encuadrando la lucha revolucionaria del proletariado, para encaramarse ellos en el Estado. En cambio, si hablásemos de ruptura proletaria y de afirmación revolucionaria en el Uruguay (¡por algo hoy se ha olvidado todo eso!), tampoco hablaríamos de otras organizaciones como el OPR (¡aunque sí tuvieron un programa más radical!), sino más bien de un conjunto muy grande de agrupaciones informales como la Tendencia Revolucionaria, el FER, comités barriales, “el nocturno del IAVA”, gremios combativos como los cañeros, FUNSA, Bancarios, algunas fábricas ocupadas (Bao, Tem, Decovic, Galileo…), los becarios universitarios, etc. Es en esas estructuras informales adonde más se avanzó teórica y prácticamente en una concepción realmente revolucionaria, que realmente luchaba por destruir el capital.
Pienso que, objetivamente y a nivel internacional, se fue confundiendo cada vez más radicalidad con violencia, revolución con “lucha armada”; cuando en realidad en el mundo entero ya habíamos asistido, y seguíamos asistiendo, a que la socialdemocracia leninista se armase, que el reformismo armado se impusiese en el poder y se mostrase como la mayor potencia contrarrevolucionaria de la historia.
Como prueba viviente de todo eso, teníamos, ante nuestros ojos el resultado efectivo del nacionalismo burgués, las consecuencias reales de la tan cacareada liberación nacional. Cuando el proletariado en el Cono Sur y el Uruguay comienza su fase más radical en la década del 60, ya la “liberación nacional”, ahí adonde había ganado, había mostrado su carácter contrarrevolucionario, como en Asia o el Norte de África, liquidando toda referencia clara a la destrucción de la sociedad mercantil, alineándose en la guerra imperialista.
Solo algunas minorías denunciaban la contrarrevolución en Rusia o China, todos los regímenes “nacionalistas”, desde Egipto a Argelia, desde Camboya a Vietnam, se concentraban en el crecimiento del capital nacional y se aliaban con una u otra burguesía imperialista, Rusa, China… El “tercerismo” de Perón o Stroessner se había hecho mucho más “pragmático”, gracias a Mao Tse Tung o el albanes Enver Hoxha, pero su preocupación central seguía siendo aumentar más la cantidad (tiempo e intensidad) de trabajo de la nación, y por lo tanto la explotación capitalista. Su programa siempre es la toma del poder y el progreso en base a reformas del capital.
¡Y ese reformismo leninista termina siempre en el terrorismo de Estado!
Sin embargo, Cuba y el Che Guevara, en plena ola revolucionaria internacional que se fue afirmando en la década del 60, aparecieron como una opción muy diferente. Fue la época en que, hasta desde el Estado en Cuba, se denunciaba la línea contrarrevolucionaria de los PC del mundo, la infiltración policial junto con los PC locales (informe Raúl Castro), el papel imperialista de Rusia, etc.
También se hablaba del hombre nuevo, la supresión del dinero…y hasta se construyeron proyectos locales limitados en ese sentido. Guevara, que nunca se había distanciado mucho del estalinismo más brutal, se lo vio coqueteando con el trotskismo y se colocaba a la izquierda de Mandel y la Cuarta Internacional en las polémicas sobre la economía de la transición y la planificación. También se llegó a esbozar la crítica de los Frentes populares y de la liberación nacional, gracias al impulso revolucionario que había en la época. Se conformó la Tricontinental que llegó a presentarse como una continuidad con las Internacionales proletarias del pasado y como Partido de la Revolución mundial.
Pero como se sabe, no pasó de ahí, sino que eso se concluyó con una nueva oposición interimperialistas; en la que se realineó a todo eso de uno de los lados de la guerra imperialista y gradualmente se abandonó toda veleidad de destruir el trabajo asalariado.
En la propia Cuba, se aceptó el mito leninista, de llamar “socialismo” al sistema generalizado de campos de concentración ruso. Se disciplinó a todo el mundo en el bloque Ruso y en el mito de la “izquierda”.
Ni el propio Guevara denunció el leninismo y sus campos de concentración, ni combatió los PC.
A pesar de sus críticas sobre la “burocracia rusa” y la autonomía financiera de las empresas (plan Liberman), murió creyendo que algo de “socialistas” todavía tenían los bolches (¡hasta último momento creía que Monje y los PC lo ayudaría!) y que eran “compañeros”.
En lo oficial, los cubanos se realinearon hacia Rusia y, por si quedaron dudas, el régimen cubano oficializó su alcahueterismo pro ruso condecorando con honores, no al guerrillero Raúl Sendic, sino al secretario general y oficial del PC uruguayo: Arismendi. Es decir, al único representante de un “PC” que no había aplaudido al “caballo desbocado” (Fidel), cuando éste se atrevió a denunciar la práctica contrarrevolucionaria de los PC de América y particularmente el PC venezolano. O sea a quien era el “mejor teórico” y representante oficial del PC ruso en la región. Desde entonces la sumisión al capital y al imperialismo (vía Rusia) fue total.
Es verdad que ni siquiera en ese cuarto de hora, pintado de “revolucionario”, el oficialismo Tupamaro se mostró radical. Al contrario, siguieron coqueteando con Arismendi, diciendo que “el partido nos salvó cuando mataron a Flores” y en otras ocasiones, que “son compañeros” aunque reformistas, lo que por otra parte todo se fue reduciendo a la crítica de los que “no aceptaban el método de la lucha armada”.
Mientras la juventud en lucha peleaba a brazo partido contra ellos y denunciaba en todas partes el papel contrarrevolucionario de los PC y de Rusia, los dirigentes Tupas se aguantaron en el molde.
Ni siquiera repercutían las críticas correctas que hacían otros sectores militantes, como Ariel Collazo que, independientemente de muchos otros problemas, no tuvo pelos en la lengua para hacerlo. Otro ejemplo fueron, en esos años, los materiales denunciando el carácter capitalista e imperialista de la URSS que hacía Abraham Guillen, para no hablar de los materiales de clase que denunciaban el terrorismo del Estado y el capitalismo ruso. Todo eso confluyó en publicaciones que dejaban claramente establecido que en Rusia no había socialismo, sino una sociedad de explotación del hombre por el hombre que además funcionaba imperialistamente, apropiando internacionalmente plusvalía en el intercambio comercial con los otros países que se decían “socialistas”. La oposición no podía ser más clara entre una tendencia revolucionaria y los reformistas.[3]
Me consta que ese impresionante movimiento de crítica social profunda del capitalismo que incluía Rusia y el imperialismo Ruso, que se fue generalizando en las luchas en todo el mundo y particularmente en el Cono Sur, penetró en todas las estructuras proletarias, en lucha, en el Uruguay, pero que siempre, desde arriba, vino una tendencia burocrática y paralizante de la misma: desde los sindicatos, desde los partidos, desde la CNT, desde la FEU, desde la dirección de las organizaciones guerrilleras. En los Tupamaros todo lo que venía de arriba paralizaba y reprimía ese avance crítico: en nombre de la acción, del “estilo tupa”, del fierro, de “La Orga”…., no se podía criticar a “los camaradas”.
Estoy de acuerdo con Joaquín en que con otros temas importantes para la revolución también sucedía lo mismo, como decían los viejos anarcos de los barrios obreros. “Los Tupas son conservadores, reaccionarios en lo social, en lo moral, en lo religioso”. Por oportunismo no critican la religión, ni la moral religiosa porque querían reclutar curas, pero a nosotros, que considerábamos que las “iglesias hay que quemarlas”, siempre nos pareció mal. Cuando toda la juventud criticaba la propiedad privada de la mujer, el machismo, el matrimonio y proclamaba el amor libre, ellos, como buenos oportunistas, se plegaron a la ola, que no podían frenar porque venía de la juventud, pero nunca desarrollaron esa tendencia ni criticaban la moral burguesa.
Al contrario, había algunos que hasta defendían el casamiento, que compraban su casa, y se fabricaban un molde de buen ciudadano que iba a votar. ¡Sí, aunque hoy no se crea, incluso defendían el voto y las elecciones!
En esas cosas de la vida corriente, y no por su composición, sí se puede decir que los Tupamaros estaban dominados por lo pequeño burgués, por la oscilación permanente en todas las cuestiones sociales decisivas, es decir seguía prisioneros de la ideología y la moral burguesas.
Para ellos, la revolución se reducía a “tomar el poder” y hacer algunas reformas, como las nacionalizaciones, las estatizaciones, la redistribución de la tierra y el ingreso. Es decir reducían la revolución a una cuestión de poder político y de distribución del producto, no cuestionando para nada el modo de producción generalizado de mercancías que subsumía todo.
Hoy, que nadie habla de revolución, es difícil entender una época en donde todos hablaban de “revolución”, incluidos los viejos líderes socialdemócratas y leninistas. Pero dejémoslo muy claro, la socialdemocracia y el leninismo llama revolución a controlar el poder político.
Ese también era el horizonte de la mayoría de los dirigentes tupamaros. No veían un gran problema en el capitalismo mismo, sino en que no se progresaba y que no se repartían cosas. Por eso, su proyección no iba nunca más lejos que imaginar un cambio en el modo de distribución, dejando intacto el modo de producción mercantil. El movimiento revolucionario internacional se caracterizaba, entonces, por un cuestionamiento profundo de toda la sociedad mercantil, incluida la rusa, la china o la de Albania.
Hoy, con mayor claridad, debiéramos decir que la tendencia revolucionaria, que cuestionaba toda la vida social del capitalismo y proclamaba la necesidad de una revolución total, era reprimida por las viejas estructuras políticas y sindicales del Uruguay totalmente dominadas por el pensamiento socialdemócrata y leninista.
Dentro de ese proceso, los Tupamaros y las otras organizaciones armadas expresaron una tendencia a la superación, que venía de lo más profundo de la crisis social y política internacional, pero que desde el inicio fue una tendencia reprimida por la concepción reformista que tenían sus dirigentes
En ese sentido, el aporte de Joaquín a las actuales discusiones es fundamental, porque toda esa ideología burguesa pesó decisivamente contra la afirmación de la tendencia revolucionaria y condujo al predominio de una concepción reformista armada, que llevó a la ruina a un pueblo.
El foquismo, el militarismo y el populismo reformista y frenteamplista constituyó el enemigo más importante que tuvo la lucha autónoma del proletariado.
Fue primero contra ese enemigo que el proletariado perdió la batalla, los milicos torturadores ejecutaron la sentencia de hacer desaparecer dicha clase de la escena histórica por muchas décadas
Es así que debe entenderse la palabra DERROTA, para poder retomar una perspectiva clasista y revolucionaria que destruya la sociedad mercantil que está destruyendo a la especie humana
Ricardo
[2] Quisiera subrayar que esto de la proletarización fue siempre así. Que desde que el “marxismo leninismo” oficial del partido ruso largó la proletarización fue un ataque en forma de los intereses del proletariado en todo el mundo. Dicho ataque (que se hizo en varias fases) significó en lo interno (en Rusia y territorios controlados directamente por el leninismo), un brutal aumento de la tasa de explotación capitalista (fue una campaña para aumentar el trabajo), del terrorismo de Estado (torturas, campos de concentración, asesinatos…), y en lo internacional, la prohibición de toda discusión sobre la línea oficial del partido “comunista” ruso en todos los países, con la consecuente represión de cuadros intermedios y liquidación física de proletarios combativos (nota de Ricardo)
[3] Cabe señalar que la claridad de esta contraposición social fue destruida en los años siguientes. La aparición del Frente Amplio tiene como efecto (deseado por la inteligencia y contrainsurgencia militar) la destrucción de la tendencia revolucionaria, así como la desorganización del FER original y de muchísimas expresiones clasistas de acción directa (ejemplo: comités de resistencia a la UTE) que van siendo cooptadas por las estructuras electorales, los comités frenteamplistas y el parlamentarismo
RICARDO
postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
Se hace camino al andar...
Hace pocos días desde una emisora de radio me preguntaron por mis diferencias con Zabalza. Mi respuesta fue que históricamente entre Zabalza y yo hubo más coincidencias que discrepancias y que éstas se iniciaron cuando él, todavía en Punta Carretas y cuando estábamos dando los ajustes finales a la segunda fuga, conspiraba, con el Ñato y el Bebe, para mandar al MLN al despeñadero. Contaba con la complicidad de un comparsa de lujo, el Ulpiano, luego más conocido como el Pepe Mujica, nefasto personaje ungido líder carismático de fama mundial.
Actualmente, y siempre que Zabalza no haya vuelto a cambiar de idea, coincido con él en que la historia tupamara es un cuento de hadas. Pero hasta ahí nomás, porque Zabalza sigue culpando al Ñato de la derrota pero oculta el papel que le cupo a él, a sus cómplices en las columnas del interior y fundamentalmente a su idolatrado Raúl Sendic, convertido en líder político ocultando que sus desvaríos del Tatú y el Segundo Frente fueron idea suya, que coincidió en que había que elevar el nivel de los enfrentamientos para “tirarle a todo lo verde, hasta a las cotorras”, según nos recordara hace un tiempo Marcelo Estefanell, antes de pasar a formar parte de la cofradía de la voz de su amo.
Pues sí, Pelusa. El mito tupamaro es una leyenda, una creación que se acuñó durante años, y fue mantenida y aumentada por algunas plumas distinguidas y otras no tanto, pero todas sumaban para revertir la realidad, y a unos los convirtió en héroes y a otros nos convirtió en traidores, en el mismo acto.
Y la mayoría aplaudió. Unos de buena fe, pero fueron los menos. Desde que Nepo admitiera su responsabilidad a principios de junio de 1972, la entrega de la cárcel del pueblo sirvió para condenarme, casualmente por los mismos que me habían negado lo evidente: habíamos desatado una tormenta mientras nosotros estábamos en pelotas.
Y así, convertido en chivo expiatorio todos, los creadores del mito y quienes aplaudieron, creyeron alcanzar la gloria.
No importaron los medios.
Ni antes ni después de 1985. Lo importante era sobrevivir para ir aprovechando las oportunidades que se presentaran, jugando a la política de las dos patas, alentando a compañeros a realizar “expropiaciones” para mantener el horizonte insurreccional, sin reparar en el cómo ni dónde, permitiendo el tráfico de drogas y otras jugarretas sin importancia cuyos beneficios se repartían al fifty -fifty.
Y otra vez quedaron compañeros en el camino, de los que nadie habla porque “esas son cosas de las que mejor no hablar” según nuestro filósofo patrio.
El mito tupamaro se ha mantenido sobre las muertes de muchos, tragedias personales que hubo que enaltecer precisamente para mantener el mito, para que esos casos taparan no solo los errores, sino las componendas durante las treguas y la gestación del golpe bueno.
Tu mea culpa es tardío pero positivo. Otros lo han hecho, más o menos en público y otros en privado. Es un inicio que espero sirva de ejemplo. Muchos secretos se guardan celosamente y algunos dicen que se los llevarán a la tumba, al tiempo que pregonan su lucha por la verdad, mientras siguen mintiendo para sus justificar sus cabriolas.
Algún día, seguramente no muy lejano, podremos ver cómo el mito de los rehenes también se tambalea. Coincido plenamente en reivindicar el papel de las mujeres en el MLN. Creo que tengo derecho a decir que lo hice siempre, porque quienes conocen la historia real saben que es así, pese a que la historia oficial me reserve nada más que el papel del traidor por antonomasia.
Mi colaboración con las FF.AA. –que no traición- no significó ni la entrega de compañeros ni tuvo como consecuencia la caída de local alguno. Evitó que se mataran entre ellos allanando varias veces el mismo local e impidió que uno de los militares que participó en la primera tregua de buena fe, fuera secuestrado mediante una trampa en la que participaba el Ñato.
Esa colaboración no solo buscaba salvar mi vida, sino también la de Alicia Rey, que se había entregado para permitir la fuga de compañeros que en vez de reconocerlo como un acto de sublime heroísmo lo convirtieron en un ejemplo de cobardía.
Pero es así como se escribió la historia. Yo he venido a desmontarla y en eso estoy y en eso sigo.
Amodio
PD: dentro de tantas vicisitudes, el relato de Moyano acerca de la formación de las milicias muspianas fueron motivo de sonrisas. He dicho sonrisas, nada más. Valoro el aporte y espero que quienes todavía esperan futuras insurgencias lo incluyan en sus manuales. Lo que echo en falta es la rectificación acerca del MUSP, Feldman y el MLN.
HAP - postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
En vez teorías de la conspiración prefiero el materialismo
histórico
“...lo que denuncias yo solo me lo explico asumiendo que todo el accionar guerrillero fue una manipulación maquiavélica que anda saber hasta dónde sube esa rosca. Todos fuimos engañados, todos somos el negro de Queimada... Luchando por algo que siempre estuvo controlado y digitado”.
Fragmento de un comentario que le enviaron a Ricardo
Eso es el resultado de la “interpretación policiaca de la historia” o “teoría de la conspiración”, que explica todo por traiciones y traiciones de las traiciones. Todo es una intriga maquiavélica.
Es irracional, porque es una interpretación absurda que no solamente niega que existan “condiciones objetivas” que expliquen nada, también niega y además denuncia cualquier explicación, porque son todas mentiras deliberadas para esconder la existencia del complot.
Insultante. Yo siempre estuve contra la concepción foquista de la guerrilla, no de la guerrilla sino de esa distorsión, y no fui “engañado”. Pero nunca cometí la falta de respeto hacia los compañeros de decir que fueron todos tarados, “engañados” por una “manipulación maquiavélica”. No es cierto, tenían una concepción equivocada como nos pasa a todos, cometieron un error como nos pasa a todos, y en todo caso se engañaron a sí mismos como nos pasa a todos
Y es reaccionario, pues su resultado es desalentar toda rebelión porque no tienen sentido. Refuerza las cadenas ideológicas del oprimido y favorece al enemigo, confirma la idea de que cualquier llamado de rebelión o resistencia es el acto de unos mentirosos.
Podemos tener una visión crítica de la experiencia guerrillera y DEBEMOS tenerla porque se aprende los errores, y no hay experiencia humana que no tenga errores.
Pero decir que esa experiencia fue una manipulación maquiavélica es una mentira y una estupidez. Hemos hablado suficiente de ese tema en relación a la guerrilla de los 60-70. Ahora aplican sea teoría al “negro de Queimada”, y es además racista.
Quiero aprovechar la oportunidad para ver cómo y por qué el materialismo histórico rechaza la teoría de la conspiración.
Queimada, Gillo Pontecorvo 1969 está basada en algo que no pasó, los portugueses no tuvieron colonias en las Antillas. Pero también los objetivistas se toman libertades con la realidad. Hubo un recambio imperialista entre dos potencias de momentos diferentes, Portugal e Inglaterra. Hubo un cambio en las relaciones de la clase dominante local con esas potencias. Y un cambio en la capacidad de respuesta e iniciativa de la clase explotada. Eso sí pasó en América en el Siglo XIX, en lugar del negro José Dolores de Queimada podría ser el gaucho José Artigas del Río de la Plata. Por eso antes de entrar en la ficción veamos la realidad.
“¡Por más que los filósofos le explicaran al negro esclavo que no se tenía que rebelar porque no podía ganar, el negro se rebelaba!”.
Eso dice Ricardo. Eso es una mistificación.
La esclavitud negra existió en toda América, Sur, Norte, Central y Antillas, pero con distinta importancia y formas. En muchas partes (acá no) hubo “zonas liberadas”, palenques o quilombos formados por negros fugados, cimarrones. Palmarés en Brasil aguantó casi un siglo. En Colombia, Cuba, Panamá, Perú, las hubo menores. Acá hubo fugados. Pero realmente una revolución solo hubo en Haití.
No hubo rebeliones masivas de esclavos en las formaciones sociales de economías ganaderas como la nuestra, mucho menos de ganado cimarrón porque la diferencia entre el esclavo y el peón “libre” es mínima, y por eso tampoco hubo peones “libres” hasta mucho después. Pero tampoco es tan simple, fugados hubo en todas partes pero no en todas las formaciones económico-sociales de plantación hubo rebeliones. En EEUU, el Sur era de plantaciones. Hubo una guerra interburguesa entre dos formas diferentes de acumulación capitalista, una de ellas implicaba abolir la esclavitud por las razones que explica groseramente “William Walker” (papel protagonizado por M. Brando) en Queimada con el ejemplo de costo/beneficio comparado entre la esposa y la prostituta.
Lo que Willie no explica es que para que existan “trabajadoras sexuales libres” tiene que haber alguien que compre sus servicios, y a su vez saque su plata de algún lado. Tiene que haber un cierto desarrollo mercantil que también tiene que venir de algún lado, un producto. Pero la producción, apropiación y distribución significa una lucha social, y más aun la definición del producto a obtener.
En la guerra civil en EEUU, hubo un regimiento negro que peleó (a gatas lo dejaron) del lado norte burgués abolicionista, pero en la zona de la esclavitud negra ¡no hubo ninguna rebelión! No me digan que por los filósofos sureños, para entenderlo hay que ir al materialismo histórico y analizar los distintos aspectos de esa formación social, su desarrollo histórico e inserción.
Verdadera revolución de esclavos negros sólo hubo en Haití, aunque conatos hubo otros. Los cimarrones fueron la base inicial de esa revolución, pero apenas la base inicial. Todo esto podemos verlo en otro momento, acá estamos simplificando mucho, pero para algo servirá.
Antes de la excelente Queimada podríamos proyectar hoy ese mamarracho con Esmoris haciendo de Artigas. Pero cuando llegué a la escena de las negras bailando candombe en el campamento apagué la tele.
¡Dejemos los cuentos de cuarta para el cine de cuarta! Voy a tomar este ejemplo como punto de partida para ver cómo ocurría en la realidad.
Uno de los problemas de los quilombos, por ejemplo Palmares, era la enorme desproporción entre hombres y mujeres, al punto que hacían incursiones militares para secuestrarlas de algún lado. También tenían relaciones homosexuales.
Las fugas de esclavas eran mucho más escasas que las fugas de esclavos. Y no era debido a ningún filósofo. Es porque el “mundo objetivo” era muy hostil para la negra esclava pero mucho peor para la negra fugada, mujer y sola en ese mundo. El negro fugado no llevaba una mujer, ya bastante difícil es fugarse incluso hoy. Con hijos, ni hablar. Y los hijos eran inevitables porque incluso los Artiguistas -y Artigas- violaban mujeres.
José Dolores a quién han llamado “Negro de Queimada” se niega a fugarse si le facilitan la fuga, porque dice que si otro te da la libertad no eres realmente libre. Medio filósofo este José, quisiera saber si le preguntó a la mujer secuestrada y llevada al quilombo de Zumbi, y a la mujer que entraba libre a trabajar en el quilombo de William Walker, cuál prefería, o si quería quedarse esclava en la fazenda,
Sir William es un Lord Ponsomby cualquiera, pero ¿vieron la película? Está bien hecha, la hizo un tano que manejaba el materialismo histórico. Willie llega a la isla porque ya había habido allí una rebelión de esclavos negros encabezada por Santiago, esa rebelión no era un invento maquiavélico.
Pero su contacto es con la burguesía comercial local blanca que quiere usar la rebelión negra para sus propios fines. Llega tarde, la rebelión fue derrotada y pudo ver como a Santiago le arrancan la cabeza en el garrote. Es entonces que busca un posible sustituto y encuentra a José. Como Pontecorvo (n. 1919, m.2006) se basa en el materialismo histórico y no la teoría de la conspiración, ve la lucha de clases y sus antagonistas. Las potencias imperialistas, la burguesía local, los trabajadores esclavos.
Su esquema no es binario sino ternario. Las relaciones de dependencia, la economía de monocultivo exportador, el comercio internacional, la marina de guerra.
Poco después José entiende que fue manipulado, pero no se ofusca por su orgullo herido ni se queda 50 años lamiéndose las heridas, ¡oh, cómo me jodieron! Estaba de acuerdo en lo que hizo, le sirvió, lo tomó como una ayuda y aprendió. Después siguió por su cuenta, no se dejó manipular otra vez, e intentó continuar la revolución.
Pero su gobierno provisional llegó a un callejón sin salida. ¿Por qué? No fue por ningún filósofo ni traición.
José no buscaba la “liberación nacional” de Queimada, eso dejáselo al burgués Teddy Sánchez, lo de él era revolución permanente. Primero asaltó un banco junto con Willie, pero después, cuando empezó a caminar por su cuenta, su idea no fue un foco guerrillero sino guerra de pueblo ejército de pueblo
Willie es un ideólogo burgués pero hace exactamente lo contrario a lo que dice Ricardo que hacen los ideólogos burgueses. No trata de convencer al esclavo de que no se puede revelar, sino que puede hacerlo, y lo hace de mil formas, es un experto en ese know how.
¿Por qué plantea las cosas así Pontecorvo? Porque leyó el Manifiesto Comunista y está aplicando la metáfora del Aprendiz de Brujo: la burguesía desata fuerzas que luego no puede controlar. Por eso, no es que José sea marioneta de Willie, Willie es la marioneta, y José aprende la lección y se desengancha. Plantea las cosas en términos de know what y know why. ¿Ir hacia dónde?
¡Ojalá todos sepamos ser el “Negro de Queimada”!
El problema de José son... ¡las condiciones objetivas! Queimada es una pequeña isla de economía dependiente exportadora, no ha vivido aún su revolución industrial. La base material de su revolución es aún demasiado estrecha porque las condiciones no han madurado, no puede internacionalizar su revolución porque las otras colonias exportadoras son competidoras de Queimada en una economía de monocultivo. Entonces, al llegar a ese límite, lo único que puede hacer José es dejar una enseñanza, negarse a pactar con sus carceleros, y plantear la lucha en términos históricos.
“Dices que la civilización pertenece al hombre blanco, pero ¿cuál civilización, y hasta cuándo?”
Pontecorvo quería usar en la música un himno religioso, pero Ennio Morricone le dijo: “¡Como vas a usar un himno religioso para esta película, no! Yo te hago un himno laico.”
Es Abolição, que escuchamos cuando marcha el ejército de José con el pueblo hacia la capital. Tiene razón el otro tano, la religión es el opio de los pueblos. La teoría de la conspiración también.
FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
postalinas
La seguimos, claro que sí!!
" Creo en la resistencia
en la lucha
en un mañana fraterno "
No creo en los silencios !!
Luis F
Antes que nada...
Un
saludo a Posta por haber superado los ataques, felicitaciones. Algunos dirán "mala hierba nunca muere"
De Posta se dice cualquier cosa.
Aunque sea una cita equivocada porque el Bocha citaba de memoria, la repetimos.
Segui il tuo corso e lascia
dir le genti.
F.
Moyano
En aquel 24 de Agosto
No
olvido que Tabaré Vázquez y Seregni fueron a intentar dispersar la
concentración!
Hay que tener memoria! Recuerdo que fue LACALLE padre el
responsable entre whisky y whisky, mientras su hijo, el "cuquito”
estudiaba en EEUU.
Recuerdo
las "chanchitas"(kombis VW)de la policía de Gianola, salieron de
atrás del edificio Libertad(hoy ASSE y Traumatología),con armas largas
escupiendo balas por doquier. Recorriendo el barrio en mortal balacera.
Nadie
me lo conto, yo estuve ahí!
Es bueno que los integrantes del Fraude Amplio
SEPAN QUIEN DIRIGE SU PARTIDO Y GOBIERNO! La IMPUNIDAD esta en sus genes y la
HIPOCRESÍA la consume como el agua!
SOLEDAD
¿Erdogan tropical?
por Brian FincheltubRUNRUNES 20/8/16
Con
un país en bancarrota y escaso apoyo popular, Nicolás Maduro está lejos de
igualar su situación política con la de Recep Tayyip Erdogan, el hombre
fuerte que gobierna Turquía desde 2002 y que había logrado, al menos hasta los
sucesos de julio, un crecimiento sostenido de la economía, atraer las
inversiones extranjeras y mantener bajo control la inflación.
La
purga iniciada tras la intentona fallida de golpe de Estado, ha colocado al
presidente turco como el modelo a seguir por Maduro, que en su afán de hacerse
respetar dentro de sus propias filas, amenaza con iniciar “limpieza” interna.
Con una pequeña diferencia, en Turquía nadie duda que el poder lo tenga
Erdogan, ni antes, ni mucho menos ahora.
Tal
como los niños que aspiran a ser como sus superhéroes, Maduro encontró un
“superpresidente” que quiere igualar. El “sultán”, como lo llaman sus
opositores, ha emprendido una razia sin precedentes en la historia del país
transcontinental, que ha dejado como saldo más de 40 mil detenciones, el cierre
de más de 130 medios de comunicación y una persecución criminal contra la
empresa privada a la cual se acusa de “financiar el terrorismo”.
Esta
semana el “pequeño Nicolás” amenazó con dejar en pañales a Erdogan si alguien
se atreve a sacarle la silla. Vale la pena preguntarse ¿Hacia quién va dirigido
el mensaje?
Un gobierno tan débil, que se ha hecho adicto dependiente a los
militares, tiene mucho que temer, no de la oposición, que no tiene armas y lo
que demanda son elecciones democráticas, sino de su propia base de apoyo, que
al no devenir del pueblo, se debe a la lealtad de los cuarteles, y es bien
conocida es la máxima que dice: Los militares son leales hasta que dejan de
serlo.
A
esto se le suma la “candidaturitis” aguda en las filas chavistas, cosa que en
tiempos del expresidente era impensable, porque nadie dudaba de su liderazgo a
lo interno. El propio Juan Barreto, que podrán acusar de todo menos de
opositor, dijo que Diosdado Cabello, Miguel Rodríguez Torres y Tareck El
Aissami estaban en la carrera presidencial. Lo que no dijo era si para el 2019
o antes. La verdad es que con esos candidatos, todo se pudiera esperar.
La
pretensión de Maduro de convertirse en el “Erdogan tropical”, no obstante, no
hay que subestimarla. Terminará siendo el pueblo la principal víctima de una
eventual purga dentro del chavismo. Por lo pronto, habrá que agarrar palco para
ser testigos hasta dónde llega esta lucha endógena por el poder.
¡Los héroes de naciones unidas!
La
otra vez publicamos la Versión en español de la canción Partez!!! (¡¡¡Váyanse!!!) Del
compositor y cantante haitiano Kebert Bastien
La
versión del autor se puede oír y ver en:
Esta grabación se realizó en apoyo a la labor de COORDINACIÓN POR EL RETIRO DE LAS TROPAS DE HAITÍ
GLOBALE 2016 -
Comunicado de Prensa
Del 31º de agostoal 16de setiembre se realizará enMontevideo y Canelones, por octava vez consecutiva el Festival de Cine Documental Globale.
El
Festival Globale propone a través de la difusión del cine documental, espacios
de información, debate y encuentros de ideas e iniciativas sociales, con el fin
de contribuir a la construcción de un pensamiento crítico sobre las
consecuencias del proceso de globalización capitalista. Es una iniciativa
sin ánimo de lucro, independiente, auto gestionada y no competitiva, con entrada libre y gratuita.
En
esta edición destacamos especialmente la participación de diversos invitados
extranjeros, entre ellos: Nora Cortiñas (de Madres de Plaza de Mayo - Línea
Fundadora) y Pablo Haddad (del equipo de realización del documental "Pañuelos para la
historia"), que estarán presentes durante la proyección en
el Sindicato de Artes Gráficas (SAG ) el viernes 9/9, así como la
realizadora del documental "Tierra
Golpeada", Celeste Helmet, en la proyección del día
7/09 en el Servicio Ecuménico Solidario (SES).
Durante
el Festival, diversos artistas expondrán sus obras. Escultura, pintura,
fotografía, diseño y música, son algunas de las disciplinas que participarán.
Además, se incluirá en dos proyecciones, una en Montevideo y otra en Canelones,
cortometrajes para niños y niñas, que serán acompañados al cierre de cada
proyección, con talleres de expresión y merienda para compartir.
También
destacamos que este año habrá proyecciones post Festival en Colonia, los días
24 y 25 de setiembre.
En
2016 los audiovisuales seleccionados tratan distintas temáticas: arte como
herramienta de emancipación, iniciativas alternativas y auto gestionada por las
comunidades, impactos de la globalización capitalista en los sectores más
desposeídos y vulnerables; violencia de género y patriarcado, y
resistencia de los pueblos a mega proyectos que pretenden imponer y
legitimar situaciones de opresión.
Rogelio García Lupo: El gran cronista de nuestra Historia
In memoriam
Fabián Bosoer Clarín 20/8/16El genial escritor cubano Alejo Carpentier supo definir la relación entre el periodismo y la historia señalando que el periodista es en sí mismo una forma de historiador: “El es el cronista de su tiempo y es el que recoge la participación inmediata del acontecimiento. El es el que nos entrega el estado vivo, el estado primero, el acontecimiento que después habrá de situarse en justa perspectiva y dimensión en un análisis histórico determinado (…) Él anima la gran novela del futuro con sus testimonios y sus crónicas”. Acaso sea ésta una descripción justa para la trayectoria y la obra de Rogelio García Lupo, fallecido ayer y ya en el panteón de nuestras grandes plumas.
En él se conjugaron el periodista de raza y el cronista de la historia contemporánea, con los dotes del eximio narrador. Decano del periodismo de investigación en la Argentina, iniciador y promotor de emprendimientos periodísticos innovadores en América latina, profundo conocedor de los pasillos del poder y trastiendas de la política nacional e internacional del último medio siglo, es autor de libros que hicieron escuela en el género del ensayo histórico.
La rebelión de los generales fue el primero de ellos, publicado por primera vez en 1962. En él, la crónica minuciosa y la pesquisa de los hilos ocultos en las tramas del poder, termina confluyendo en un atrapante radiografía de los años ‘60 descubriendo constantes, causalidades inmediatas y mediatas de los hechos, factores incidentales, ciclos recurrentes.
En la crónica de los hechos que signaron ese período, el fino analista de la política de partidos y grupos se complementa con el buceador de ese período turbulento; los vínculos inconfesables, las intrigas y operaciones cívico-militares, los grupos de presión, las logias y alianzas clandestinas, allí donde pueden quedar desvirtuadas las interpretaciones lineales pero también donde se encuentran las razones profundas y motivaciones ocultas de hechos que no tienen explicaciones evidentes o en los que éstas resultan sospechosas o poco convincentes.
Esta efervescencia de una política que se manifiesta en la superficie y entre los pliegues ocultos, se puede leer también como una apasionante novela de espionaje e intrigas, aunque todo lo que se cuenta es estrictamente verídico y está documentado.
El hombre que compartió redacciones con Raúl Scalabrini Ortíz y Arturo Jauretche, que escribió junto a Rodolfo Walsh y fundó con él y Jorge Masetti la agencia Prensa Latina en los primeros años de la Cuba revolucionaria, que participó en el armado del Diario de la CGT de los Argentinos luego del Cordobazo, y en revistas que marcaron hitos en el periodismo rioplatense, como Primera Plana, la uruguaya Marcha y Crisis, publicó otra serie de libros de denuncia en los primeros años ’70, con datos recogidos de documentos oficiales y fuentes acreditadas.
“Es un inquieto crónico –lo describía así una nota en la revista Primera Plana, en mayo de 1972- Y a la vez dueño de una impensable paciencia. Todas las mañanas, cuando se levanta, lee los diarios, especialmente la sección de avisos fúnebres (…)
Para algunos es una suerte de peligro público que hoy está en la calle Florida y mañana aparece en la avenida Mariscal Santa Cruz, en Bolivia, o en la 18 de Julio de Montevideo. Suele ser, ciertamente, un peligro que camina”.
Quien esto escribe se siente discípulo y tributario de esta generación de escritores-periodistas desde que, hace más de 30 años, encontrara en obras como la de García Lupo algunas claves y pistas que permitieran ayudarnos a comprender cómo habíamos llegado a vivir la atroz experiencia de la última dictadura (1976-1983) y su delirante arrebato final, la guerra de las Malvinas.
Allí, el lector encontrará un relato fehaciente de cómo se fue incubando aquel “huevo de la serpiente”.
Así escribía García Lupo, en Diplomacia secreta y rendición incondicional, en 1983:
“De la diplomacia secreta a la guerra, y de la guerra a la rendición incondicional, la Argentina vivió en un año una experiencia histórica que a otros pueblos los ocupó durante décadas. Cómo llegó a concentrarse de esta forma la crisis generalizada de una sociedad es todavía el enigma de centenares de estudiosos que, especialmente fuera de la Argentina, procuran hallar una explicación a la cadena de decisiones fatales que condujeron a la guerra”.
Si uno relee aquel libro publicado a mediados del ’83 descubre que los ciclos de década en década que describe García Lupo en La rebelión de los generales se fueron repitiendo hasta ese desenlace final que desembocó en la recuperación de la democracia: 1943-1963, 1963-1983, demarcan en efecto esas “dobles décadas del doble poder” civil y militar, en ciclos que, durante cuarenta años, parecieron guiar a la política nacional. La reedición de La rebelión…, en 2013 por Editorial Vergara, donde trabajó en como editor en los últimos años, medio siglo más tarde, fue el último testimonio que este gigante del periodismo argentino le dejó a las generaciones más jóvenes. Generoso, siempre, con sus lectores, pero exigente ya que nada tiene que ver su propuesta con los relatos maniqueos y simplistas, brindará siempre algunas pistas ricas en anécdotas y significativas por su relevancia interpretativa, de procesos históricos complejos.
Así, sorprenderá en Ultimas noticias de Perón y su tiempo (2006), con una serie de episodios que tienen como hilo conductor las actividades de Perón como oficial de inteligencia y el modo en que dicha formación incidió en su carrera política. García Lupo elegirá una frase de John Stuart Mill como epígrafe de presentación de su último libro Ultimas noticias de Fidel Castro y el Che (2007):
“El mayor servicio que un ser humano puede prestar a sus semejantes es revelar al mundo algo que le interesa profundamente y que hasta entonces ignoraba, demostrarle que ha sido engañado en algún punto vital para sus intereses temporales o espirituales”. Una frase que sintetiza bien, aunque se queda corta, el aporte de su obra al mejor conocimiento de nuestra historia política contemporánea. Y a las crónicas del presente
- postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
ARG | El fallo de la Corte y la herencia recibida
Panorama política nacional de los últimos siete días
El fallo de la Corte Suprema sobre la tarifa del gas (con irradiación sobre el espacio general de las tarifas públicas) ha sido leído como una derrota para el gobierno de Mauricio Macri.
Una decepción no es caída
Conviene no exagerar, aunque debe admitirse que desde el propio campo oficialista se dio pábulo a esa interpretación. Primero, a través del desconcierto y la decepción que dejaron trascender algunos ámbitos del propio gobierno que (como el mismo Presidente) habían sido deficientemente informados sobre la decisión de los jueces; también por el mensaje celebratorio de Elisa Carrió (“Empezó a funcionar la República, el fallo es correcto, la Constitución y la ley deben ser respetadas..”), en el que evidentemente polemizaba con el Ejecutivo, circunstancialmente pegada a Ricardo Lorenzetti, a quien suele martirizar con sus cuestionamientos.
En fin, también contribuyeron a esa atmósfera agorera ejercicios de autocrítica ajena como el que ensayó el ministro de Justicia, Germán Garavano, quien, tras admitir que aumentar las tarifas sin llamar a audiencias públicas había constituido “un error”, puntualizó que la decisión “nació de las entrañas del Ministerio de Energía”.
La realidad es que la Corte le impuso al Estado una obligación a la que, en parte, el gobierno venía condescendiendo: el cambio del marco tarifario debe someterse a una audiencia pública.
La culpa no es de Aranguren
El poder había eludido este paso, ofreciendo de ese modo un flanco legal por el que colaron los recursos judiciales que paralizaron el aumento. La decisión de avanzar sin las audiencias se adoptó más arriba del ministerio de Energía, en el ámbito de la jefatura de gabinete, y Macri la avaló, dando por supuesto que la jugada atravesaría indemne el examen de la Justicia. “Hay que tener un buen secretario de Legal y Técnica. Hay que asesorar a un gobierno con lo que puede pasar”, había advertido proféticamente Carrió dos semanas antes.
En cualquier caso, aunque llegó al momento de la definición de la Corte resignado a postergar el aumento hasta atravesar la audiencia (primero prevista para octubre y ahora anticipada a septiembre), el gobierno tenía otro foco de atención. Pretendía que la audiencia sólo fuera obligatoria para dos tramos componentes de la tarifa (transporte y distribución), pero no para el referido al precio en boca de pozo (que incide en más de un 50 por ciento del costo final); de ese modo aspiraba a que quedara confirmada al menos esa proporción del incremento ya aplicado.
Para esa pretensión el gobierno esgrimía un argumento jurídico y otro político. En el primer rubro, sostenía que la audiencia tenía el sentido de compensar el hecho de que en los tramos de transporte y distribución los usuarios enfrentan una situación de “monopolio natural”: tienen un proveedor obligado, el que atienden a su zona de residencia, y no pueden cambiarlo por otro. En cambio, proseguía el argumento, el precio en boca de pozo responde a las reglas del mercado.
Presión sobre la Corte
En cuanto al punto político: el gobierno presionó con el razonamiento de que en un sector como el energético, donde el país cuenta con recursos enterrados pero necesita fuertes inversiones para pasar de la potencia al acto, esa inversión sería ahuyentada si en cambio de la lógica del mercado debía someterse a la menos previsible de la política, implícita en el régimen de las audiencias.
Las usinas oficiales difundieron esta tesis y tuvieron éxito en que muchos célebres comunicadores se hicieran eco de ella, descargando sobre el alto tribunal la responsabilidad de no espantar inversores.
La Corte eludió esa embestida con una verónica: al tiempo que restringió el principio de la obligatoriedad de las audiencias a los tramos de proveedor único (transporte y distribución), tomando el mismo argumento del gobierno sobre el tramo de la generación, lo devolvió al punto de partida. Señaló que en este caso particular también sería obligatoria la audiencia para la generación ya que ésta no está actualmente sometido a la lógica de mercado, sino que está determinado por la intervención estatal.
En efecto, una de las primeras decisiones del actual gobierno fue mantener el subsidio a las empresas petroleras, fijando precios que les garantizan valores muy por encima de los de mercado al barril de petróleo; en cuanto al gas natural, éste llega a triplicar el precio por millón de BTU (unidad de energía, equivalente a 257 calorías) de Estados Unidos.
Ese sobreprecio supone una transferencia de los usuarios a las empresas de más de 5.000 millones de dólares. El sobreprecio intervenido incide sustancialmente en el cálculo final de las tarifas. Ese “precio sostén” fue establecido en tiempos en que Energía dependía del kirchnerista Julio De Vido, pero fue confirmada por el ministro de Energía de este gobierno, Juan José Aranguren.
La verónica del Tribunal
La Corte puso la situación blanco sobre negro: “El precio del gas pasó de un contexto de libre negociación de las partes a uno de intervención estatal (…) Específicamente a partir del Decreto 181/2004, el Poder Ejecutivo intervino en su fijación, dejando de lado al mercado”.
En consecuencia –señala el Alto Tribunal- hasta el momento en que efectivamente el precio de generación del gas se determine por el juego libre de la oferta y la demanda, “es razonable que su análisis se efectúe conjuntamente con la revisión de tarifas para la cual es necesaria, como ya se dijo, la celebración de una audiencia pública”.
La Corte se encarga de señalar que, tan pronto funcione libremente el mercado (y esto depende de una decisión gubernamental, del cese de la intervención y el “precio sostén”) ese tramo de la tarifa deja de requerir audiencia pública.
La Corte, ya con cuatro integrantes (la semana próxima jura el quinto), atendió así al argumento de fondo (no perturbar a los inversores), pero le devolvió la pelota al gobierno: son ustedes, con su intervención los que obligan a que haya audiencia pública sobre todos los componentes de la tarifa.
Para sacar la generación de ese destino, el gobierno tendrá que discutir con las empresas. Y también con aquellas provincias petroleras (y hasta con los gremios) que son socios menores, aunque influyentes, del precio intervenido.
Es un costo político. Pero no hay poder sin costo.
Una de cal y una de arena
La Corte actuó con rigor jurídico y con equilibrio político. Falló para hacer cumplir la ley y la Constitución, exigió el cumplimiento de las audiencias públicas, pero también limitó los perjuicios (80.000 millones de pesos) que el oficialismo –apelando a las presiones alarmistas- vaticinaba para las arcas fiscales si el dictamen del Tribunal no satisfacía sus expectativas.
La Corte circunscribió el parate de los aumentos de tarifa a los servicios domiciliarios, dejando en pie los que afectan a las empresas (que constituyen el grueso del consumo). El gobierno recalculó el perjuicio fiscal: en el peor de los casos llegaría a los 20.000 millones de pesos, una cifra “asimilable” deslizaron en el Palacio de Hacienda.
La unilateralidad es gerencia recibida
El marco jurídico es un paso imprescindible para encarar soluciones a la vital ecuación energética. Pero no es, todavía, la solución. Reconstruir un campo que fue destruido por la desastrosa gestión de la década kirchnerista implica convocar a la inversión y ofrecerle un horizonte de certidumbre de mediano y largo plazo. Esto necesariamente reclama políticas de estado, compromisos en los que intervengan las principales fuerzas políticas y los sectores involucrados: usuarios y consumidores, empresas, técnicos, trabajadores.
El gobierno, urgido por la emergencia, cayó en la tentación de la unilateralidad, un vicio que, si bien se mira, también forma parte de la herencia recibida.
JORGE RAVENTOS
postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
MIRANDA, ¿ser o no ser?
Por Gustavo Toledo
Correo de los Viernes 637 -19/8/16
Quizás sea esa interrogante, antes que su pasado familiar o su derrotero como “militante de los Derechos Humanos”, lo que lo convierte en un símbolo de los tiempos que corren y en un espejo para tantos miles de pequeños y medianos burgueses de prosa progresista y praxis conservadora que tuvieron a bien votarlo en la interna del Frente Amplio.
Por lo que se ve, nuestro Hamlet de oficina cree, acaso con cierta dosis de ingenuidad, que, gracias a haber sumado más votos que sus rivales internos, “conducirá” al Frente Amplio, del mismo modo que lo hicieron el General y el Doctor-Profesor en su momento. Como si esa sumatoria de grupos, grupejos y grupúsculos se fuera a inclinar ante él, obediente, o lo pudiese llegar a tomar en serio, o hasta impulsar como candidato en 2019.
De hecho, sólo un ingenuo pudo haber agarrado un fierro caliente como ese, que la mismísima Mónica Xavier, máximo (¡y único!) cuadro del xavierismo, con las mismas apetencias que él, al cabo de un tiempo devolvió a las brasas, luego de que su antecesor, el desperdiciado jefe de cadetes, Jorge Brovetto, lo dejara colgado en la percha del Plenario para retirarse a cuarteles de invierno.
Aún así, consciente de que por más presidente que sea (como todos sabemos, se trata de un sello de goma marca ACME, aquella marca trucha de los dibujos animados), la interna está dominada por los “radicales” (léase, los “compañeros” del MPP y el PCU), empezó por darles el gusto. Y fue él quien se inclinó, reverente, ante los fetiches de sus nuevos-viejos dirigidos-dirigentes. Y en especial ante uno: Venezuela, la nueva Cuba.
La tierra de su quizás pariente, Francisco de Miranda, olvidado prohombre de la revolución atlántica, que el desaparecido Hugo Chávez y su delfín, el macondiano Nicolás Maduro, estrellaron contra el paredón de la ignominia, la vesania y la miseria.
Precisamente, días atrás, consultado por el diario El País sobre si se sentía identificado con el Madurato, respondió: “No me siento identificado con el gobierno de Maduro. Tampoco me siento identificado con el gobierno de Dinamarca”. Y si bien pareció distanciarse así de sus compañeros más escorados hacia el fascismo caribeño, poco después, entrevistado en el programa Código País de Canal 12, dejó en claro cuál es su conflicto existencial con relación al gobierno venezolano, esto es, en otros términos, con los valores que la izquierda defendió en el pasado y le dieron razón de ser. Y una vez más hizo referencia a la pequeña Dinamarca hamletiana:
¿Se están violando los DD.HH. en Venezuela?, le consultaron.
¿Por qué no me pregunta si se están violando los DD.HH.en Dinamarca?, respondió.
Porque Venezuela es socio de Uruguay y queda cerca también…
¿Es por eso que me lo pregunta? ¿O me lo pregunta por una supuesta afinidad ideológica entre el FA y Maduro? Tenemos una crisis política seria, no hay la menor duda. Hay que tener cautela sobre las expresiones. También tenemos una crisis política en Brasil y usted no me pregunta si se violan los DD.HH. en Brasil.
Los pasos que se dan en Brasil se basan en la Constitución, ¿en Venezuela no cree usted que hay un quebranto de los DD.HH?
Hay denuncias consistentes y que creo que hay que tomar en cuenta, que efectivamente hay violaciones a los DD.HH., no quiero aventurar (me) en una discusión política que me puede generar problemas antes de asumir como presidente del FA. No puedo avanzar mucho más en ese sentido, cualquier respuesta que dé me deja en una falsa escuadra. Yo tengo elementos de fuentes confiables que lo denuncian y manifiesto una gran preocupación. Yo estoy aquí como presidente electo del FA, creo y por eso genero esta dialéctica de la función de la pregunta. Hay informaciones relevantes que me preocupan muchísimo, porque (son) de fuentes confiables, señaló.
Veamos, pues. Para el Doctor Javier Miranda, abogado, hombre del Derecho, notorio dirigente de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, máximo responsable de la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República e hijo de un honorable ciudadano asesinado y desaparecido durante la última dictadura, ¿hay “denuncias consistentes” de “fuentes confiables” sobre “violaciones a los Derechos Humanos” en Venezuela que le generan “una gran preocupación”, pero no quiere “aventurarse” a dar su opinión al respecto por temor a disparar una “discusión política” que le “puede generar problemas antes de asumir como presidente del FA”?
Es decir, ¿no quiere quedar en “falsa escuadra” y que lo reten sus “compañeros”?
Triste, ¿no?
Si se hubiese referido a cualquier otro tema, sería entendible su prudencia y hasta defendible la búsqueda de “consensos” previos, como manda el mantra seregnista. Pero en una cuestión como ésta, que, por otra parte, le es tan cercana profesionalmente y a la vez tan cara en lo personal, su tibieza es un cachetazo a la historia del Frente Amplio y a la de la república, que, como servidor público, representa.
Ninguna hermandad ideológica, ninguna “patria grande”, ningún proyecto por más “revolucionario” que éste sea, puede estar por encima de la dignidad del hombre y el respeto a sus derechos esenciales, y por ende nada justifica que se guarde silencio ante la injusticia, el atropello y la violencia política. Y menos aún que se lo haga en nombre de la izquierda, que nació, justamente, en el llano, como escudo de los débiles y en contra de la tiranía.
Por desgracia, las palabras de Miranda, y más aún sus silencios, reflejan, en los hechos, la existencia en la interna de su fuerza política de sectores para los que esas violaciones a los Derechos Humanos “no existen”, para los que es preferible mirar para otro lado en vez de denunciar la deriva autoritaria de sus “compañeros de ruta” con tal de “no hacerle el juego a la derecha ni al Imperio”; y de otros, que, sin coincidir con aquellos, en aras de preservar la “unidad de la izquierda”, se tragan el sapo y hacen la vista gorda. En suma, unos y otros, en los hechos, son cómplices del oprobio venezolano. Y con ello, confirman el conflicto existencial de una izquierda que, poco a poco, se fue corriendo a la derecha (¡la peor de las derechas!) en defensa del statu quo.
No sé si en Dinamarca, que tanto obsesiona al nuevo presidente del FA, algo huele mal, pero en su fuerza política desde hace tiempo el hedor es insoportable. Así, con sus aprensiones y cálculos de boliche, el Doctor Miranda no hace más que confirmarlo. Y eso, a esta altura, no se tapa con inciensos astoristas y azahares socialistas.
- postaporteñ@ 1652 - 2016-08-21
In memoriam
"Juanita", feminista de las primeras horas y anticapitalista
consecuente
19/08/2016 | Roberto Montoya / Viento Sur
- En los años ’50 del siglo pasado Juanita, Juana Perelstein Chechelniski, descendiente de inmigrantes de Europa del Este, de Ucrania la madre, de Rusia el padre, ya luchaba por las mujeres trabajadoras de Argentina, por sus derechos laborales, por sus derechos sociales y contra el patriarcado. Siguió esa lucha a lo largo de los años no solo en la Argentina, sino también en Madrid, cuando se vio obligada a emprender el camino del exilio a fines de los años ’70. Y seguía siendo feminista y revolucionaria a los 84 años, cuando murió, el pasado domingo 14 de agosto, en su casa, tranquila, sin darse cuenta, tras un corto paseo con su compañero de toda la vida, Daniel Gallego Pereyra, a causa de un fulminante infarto de miocardio.
El padre de Juanita, Víctor Perelstein, era miembro del otrora poderoso Partido Comunista argentino; su hermano, Jaime, obrero textil, militaba en la UOR (Unión Obrera Revolucionaria), una organización trotskista. Juanita se afilió al Partido Socialista, un partido que tuvo al primer diputado socialista en toda América Latina -Alfredo Palacios-, a principios del siglo XX, que tuvo otro diputado -Juan B. Justo- que fue el primer traductor al español de El Capital de Marx, y que contó entre sus principales cuadros con una mujer, Alicia Moreau de Justo, médica, diputada, una de las primeras grandes feministas y dirigentes socialistas de América. Ella creó en 1902 el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Femenina, antes de recibirse de médica y antes también de afiliarse al Partido Socialista.
Eran otros partidos socialistas aquellos y la joven radical Juanita se volcó de lleno a la militancia política y social. Juanita realizó una importante actividad con las trabajadoras campesinas del tabaco en la provincia de Corrientes y con las campesinas de la Rioja, ambas provincias del Norte argentino.
En 1954 se pasó al PSRN (Partido Socialista de la Revolución Nacional), una escisión del Partido Socialista, y fue allí, en la militancia, donde conocería a Daniel, a quien sería su pareja de toda la vida.
Daniel militaba en una organización trotskista, el POR, que había decidido entrar como corriente interna en el PSRN. Meses después de conocerse decidieron irse a vivir juntos, y un año después nacía su único hijo, Carlos. La relación sentimental y militante de Daniel y Juanita no se separaría más desde entonces, desde aquel PSRN argentino hasta el actual Anticapitalistas en el Estado español.
Eran tiempos muy convulsos, empezaba la Guerra Fría, los golpes militares en América Latina, el golpe en Argentina que derrocó a Perón, y con él la represión no solo a los peronistas sino también a todas las fuerzas de izquierda, comunistas, anarquistas y trotskistas. Pocos años después, en 1962, Daniel caía detenido en Perú, a donde el partido al que ambos pertenecían entonces lo había enviado al frente de un comando militar para apoyar la actividad de la lucha campesina liderada por Hugo Blanco.
Daniel -al que la prensa peruana llamaba “El Che Pereyra”- y el grupo de compañeros argentinos y peruanos con los que se lo detuvo, fueron brutalmente torturados y confinados en las prisiones más duras de Perú.
Juanita se trasladó allí y se convirtió en miembro clave de la Comisión de Familiares para denunciar la tortura y las condiciones carcelarias que sufrían, y llegó a presentarse en 1964 en Buenos Aires en la vivienda del presidente Arturo Illia -la dictadura militar había terminado en 1963- para reclamarle que presionara al gobierno peruano por los derechos de los presos políticos.
Daniel fue liberado finalmente en 1967, un año después de que Illia fuera a su vez derrocado por un nuevo golpe militar -encabezado en esta ocasión por el general Onganía- que iniciaría un nuevo periodo dictatorial de siete años. Carlos, el hijo de Juanita y Daniel, ya tenía 12 años, había tenido escasas ocasiones de visitarlo en la cárcel durante esos casi seis años.
Ese año, 1967, moría en la selva boliviana el Che Guevara. Surgían organizaciones guerrilleras inspiradas en la Revolución Cubana en numerosos países de América Latina.
Al igual que antes de la caída de Daniel en Perú, a su vuelta la vida cotidiana en la clandestinidad suponía entre otras cosas cambiar de vivienda a menudo, tener los bolsos preparados con sus pocas pertenencias para poder huir con rapidez ante cualquier rastrillaje policial, lo cual alteraba totalmente la vida laboral y también la vida escolar de Carlos. Juanita, como muchos padres y madres militantes clandestinos de aquel y este lado del charco, siempre sintió culpa por la difícil infancia y adolescencia que tuvo que vivir su hijo.
En la militancia partidaria se habían producido también novedades durante la ausencia de Daniel. El partido al que él y Juanita pertenecían -Daniel era miembro de su dirección, como Nahuel Moreno y otros-, se había fusionado con otra organización originaria del norte del país, el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericanista Popular) fundado pocos años antes por Roberto Santucho, dando lugar al nacimiento del Partido Revolucionario de los Trabajadores, que decidió adherirse a la IV Internacional, Secretariado Unificado.
Las diferencias internas en el PRT no tardarían en aparecer y en 1968 una corriente liderada por Nahuel Moreno se escindió para formar el PRT-La Verdad, mientras que la mayoría pasó a llamarse PRT-El Combatiente.
Entre ellos estaban Juanita y Daniel. Pero las escisiones no terminarían ahí. La resistencia a la dictadura iba en aumento; en 1969 tuvo lugar el Cordobazo, un levantamiento popular en la segunda ciudad en importancia de Argentina, en Córdoba, seguido luego por otro levantamiento similar en la ciudad de Rosario, protagonizados ambos fundamentalmente por obreros y estudiantes, que duraron varios días y fueron sofocados a sangre y fuego por el Ejército.
El debate sobre la lucha armada se desató en todas las organizaciones de izquierda. El ala izquierda del peronismo creó Montoneros.
El PRT-El Combatiente, que ya había participado con dos comandos en el Rosariazo, decidió a su vez dotarse de un brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y comenzó un intenso accionar militar. Pero no todos estaban de acuerdo en la caracterizaci&oacuoacute;n de la etapa en que se encontraba Argentina en ese momento, en el nivel de conciencia real de la clase obrera, y en qué tipo de acciones armadas realizar.
Esas diferencias internas dieron lugar a nuevas escisiones, y una de ellas la lideró Daniel, Alonso en la vida militante.
Con un grupo de compañeros y compañeras Daniel y Juanita comenzaron así una nueva andadura, creando el GOR (Grupo Obrero Revolucionario), una nueva organización político-militar. Daniel, Alonso, era su principal dirigente.
El GOR nació bajo la dictadura de Onganía y poco después de que esta terminara en 1973 y volviera el peronismo al poder, tuvo que enfrentarse a otra situación represiva dura, como el resto de organizaciones, al accionar de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) creada por el Gobierno de Isabelita Martínez de Perón -residente en Barcelona actualmente- y tres años más tarde al golpe militar de Videla, donde recibió su golpe definitivo.
Las caídas de compañeros eran incesantes, la posibilidad de mantener el trabajo político cada vez más difícil, y la capacidad de su organización de mantener compañeros en la clandestinidad se convirtió en una pesada carga.
Juanita y Daniel decidieron en 1976 organizar la salida del país de su hijo, Carlos. En esas fechas saldría también Silvia, la que poco después sería su novia y que sigue siendo su compañera 40 años después, y madre de sus dos hijos Marina y Lucas. Los padres de Silvia fueron secuestrados y “desaparecidos”, asesinados.
Carlos y Silvia, con menos de veinte años, comenzaron su relación en Barcelona y vivieron un tiempo en París, alquilando una buhardilla, antes de venir a radicarse definitivamente a Madrid. En París los conocí, hace cuatro décadas, compartiendo exilio. Después la conocería también a Juanita, que hizo un corto viaje para verlos, pero volvería todavía a Argentina.
En 1978, tras la caída de varios compañeros del GOR, el Ejército tendió una emboscada en casa de los padres de Juanita para intentar capturarla a ella y a Daniel. Un comando del Ejército esperó allí durante dos días, golpeando brutalmente al padre de ella para intentar arrancarle su paradero. Juanita hizo precisamente en aquel momento una llamada de control a la casa de sus padres antes de ir a verlos y el padre, a pesar de estar apuntado por las armas de los militares que ocupaban su casa tuvo el coraje de gritarle rápidamente que huyera, que estaba el Ejército allí, teniendo que soportar por ello más represalias.
Tras dos años de cruenta dictadura militar, la situación se tornó insostenible y el GOR decidió que salieran del país. Por razones de seguridad -Juanita y Daniel eran clandestinos y utilizaban documentación falsa- salieron con dos días de diferencia, por Fox de Iguazú, frontera con Brasil. Juanita lo hizo con una peluca. Su amiga Susana Ferretti les cambió radicalmente su aspecto para dificultar su reconocimiento en los controles fronterizos.
Ellos, como muchos de nosotros, pasaron a engrosar la masa de exiliados de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú; la Operación Cóndor estaba en pleno apogeo. Aquella internacional del terror que crearon las dictaduras del Cono Sur enviaba comandos y mataban en cualquier parte del mundo. También lo hicieron en Madrid.
Juanita comenzó pronto a trabajar en la CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos), con los abogados argentinos Gustavo Roca y Eduardo Duhalde, un organismo que acogía supervivientes del genocidio argentino, recogía sus testimonios, y ayudaba en trámites y gestiones, en coordinación con CEAR y ACNUR.
Posteriormente haría trabajos de transcripción de grupos de encuestas en su casa, mientras activaba en el Centro Argentino, uno de los organismos de la comunidad exiliada argentina, y militaba en la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), organización hermana de la IV Internacional y en su frente feminista, con Lucía González, con Justa Montero y tantas otras compañeras.
Los compañeros y compañeras de la LCR de aquellos años los acogieron -nos acogieron-, con tal calidez, con tanta solidaridad, con tanto cariño, que hicieron que todo fuera más suave, que el dolor, el desgarro, se atenuaran, que la integración tanto política como social fuera totalmente natural, eran muchos los valores, los principios comunes.
Y esas relaciones de militancia y amistad se solidificaron más y más, con Moro, con Manolo, con Lucía y Jaime, con Chato, Justa, Martí y tantos otros y otras, que duró pasadas las décadas, hasta ahora.
Políticamente Juanita siguió los pasos del grupo fundacional de la Liga; la fusión con el MC -aunque ella como Daniel eran contrarios a la unificación y quedaron en minoría-; sería también una de las firmantes en 1993 de un manifiesto publicado en El Mundo titulado “Desde la izquierda alternativa y radical, por el voto a Izquierda Unida” ante las elecciones generales de 1993, y abogó por la entrada tiempo después en IU como Espacio Alternativo, que fue reconocido como tendencia interna oficialmente a nivel federal, con representación en sus órganos de dirección.
En 2008 Espacio Alternativo rompería con IU, se transformaría en Izquierda Anticapitalista y sería años después cofundadora de Podemos, conformándose finalmente dentro de la formación morada bajo el nombre de Anticapitalistas a secas.
Juanita siguió viviendo hasta sus últimos días con entusiasmo y alegría cualquier avance de Anticapitalistas.
Si tanto Juanita como Daniel siendo octogenarios siguieron siendo militantes y pudieron mantener una relación personal tan fluida no solo con los veteranos provenientes de la LCR sino también con militantes mucho más jóvenes, como los Anticapitalistas de su barrio de Hortaleza, como Raquel o Txema y tantos y tantas otras, es porque no se quedaron anclados en el pasado contando viejas batallas -de ellas hablaron poco- sino que estuvieron siempre abiertos a todos los problemas y nuevos desafíos que se plantean hoy día a los y las jóvenes activistas de movimientos sociales y organizaciones revolucionarias.
Si le pidiéramos ahora a Juanita que hiciera un balance de su vida seguramente nos diría que “finalmente no salió tan mal, las cosas se enderezaron”. Y es que a pesar de que más de la primera mitad de su vida en Argentina fue difícil, dura, por momentos un verdadero infierno, los últimos 37 años -Juanita llegó al exilio con 47 años, muchos más que la media en aquel momento- le permitieron situaciones totalmente distintas.
Pudo reconstruir, aunque con dificultades, una actividad laboral; pudo vivir finalmente tranquila con Daniel sin sobresaltos en una misma vivienda durante las últimas tres décadas; tuvo la satisfacción de ver que también su hijo y su nuera lograban estabilidad y tranquilidad; pudo disfrutar de sus nietos Marina y Lucas, de los que se sentía tan orgullosa; siguió militando pero esta vez sin tener que hacerlo desde las catacumbas y a riesgo de su vida; y encontró esa otra familia, esa otra gran familia compuesta tanto por amigos y amigas del exilio, como de los nuevos compañeros y compañeras de militancia en el Estado español que la arroparon en todo momento, que la adoptaron a ella como a Daniel y a quienes ellos dos adoptaron a su vez.
Juanita se quejaba poco y se preocupaba mucho por los problemas de los demás. Vivió con mucho dolor la muerte de Lucía como la muerte de Moro y otros compañeros y compañeras más jóvenes a los que se sentía especialmente ligada, y ahora ha terminado siguiendo sus pasos.
Se fue tranquila, sin hacer ruido, sin molestar, tratando de provocarnos el menor dolor posible.
Pero aunque nos contengamos, el dolor es muy profundo, el vacío que dejas Juanita es enorme.
Fue un privilegio compartir contigo tantos momentos buenos y malos durante los últimos 40 años.
¡Hasta siempre Juanita!
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postaporteñ@ 1652 -
2016-08-21
facebook./La-Posta-Porteña-Garcia
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