Y uniré las puntas de un mismo lazo
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo y me darás algo,
algo que me alivie un poco nomás
Compañero Vasco, hacía un tiempito que no te veía en la Posta.
Tus reflexiones que ya pasan a ser de todos, o de muchos, fueron, son y serán los granitos de arena en el desarrollo de la conciencia y la ideología Revolucionaria, en particular dirigida a los jóvenes.
Sabiendo de tus andares hasta que perdí las pisadas, te pintan de cuerpo y alma, aún, en los pesares del tiempo cascoteado.
Como dice la canción de La Negra," yo vengo a ofrecer mi corazón".
Aguardando pronto contacto, fraternalmente,
PICACHETA
postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
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URU | ¡Justicia por Camila!
¡Basta de femicidios!
Otro femicidio nos llena de rabia y de lágrimas en los ojos. Es el decimoquinto en lo que va del año. Esta vez la víctima fue Camila, una adolescente de 14 años que había ido al almacén cerca de su casa en el barrio Barros Blancos, y del cual nunca regresó. Su cuerpo fue encontrado sin vida en un terreno cercano y el caso se encuentra en proceso de investigación.
Camila vivía con su padrastro y dos hermanos pequeños de siete y ocho años, a los cuales cuidaba como una madre. Con solo 14 años, le habían impuesto esa “maternidad de hecho”. Osvaldo Prieto, director de la UTU donde Camila asistía, reveló que sabían que ella venía de un contexto muy pobre, que se notaba en su vestimenta y porque muchas veces iba a estudiar sin comer.
Marisa Lindner, directora de INAU, afirmó que existían denuncias por violencia doméstica contra el padrastro. También dijo que se seguía “muy de cerca” el caso a través del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV).
Sin embargo, nada hicieron las autoridades del INAU ni el gobierno –como en tantos otros casos- para sacar de esta situación a la adolescente y sus hermanos. Porque no alcanza con enviar algunos asistentes sociales cada tanto, para luego dejar a su suerte a los chicos en su vida cotidiana de miseria, con todas las problemáticas ya expuestas.
La coordinadora del SIPIAV, María Elena Mizrahi, dijo incluso que “no estaba previsto” que Camila y sus hermanos dejaran de estar bajo el “cuidado” de su padrastro. Se condenó de esta forma a Camila y sus hermanos, a seguir expuestos a una situación de violencia, que podía terminar como finalmente terminó: con un nuevo femicidio.
Justicia por Camila, basta de violencia machista
Desde Izquierda Socialista de los Trabajadores, exigimos justicia por Camila, apoyamos la movilización de los vecinos y la marcha de la Coordinadora de Feminismos, que se encuentran denunciando la situación y reclamando justicia.
Pero la lucha no termina ahí.
Exigimos además, que se deje de pagar miles de millones de deuda externa, y que se destine ese dinero a solucionar problemáticas populares que ponen en riesgo la vida de las mujeres, sobre todo de las trabajadoras y pobres. Necesitamos, por ejemplo, construir hogares públicos amplios y confortables en todos los barrios con equipos de psicólogos, asistentes sociales, médicos, donde las mujeres y los niños podamos asistir en casos de emergencia. También necesitamos guarderías públicas para poder trabajar y/o estudiar. Necesitamos poder acceder a una vivienda digna, a salarios que permitan cubrir nuestras necesidades y no depender económicamente de más nadie que no sea de nosotras mismas.
Estos son solo algunos reclamos para poder romper con la situación de vulnerabilidad a la que estamos condenadas miles de mujeres por parte del Estado y el gobierno de turno.
El dinero para ello está, pero el gobierno prioriza más a los usureros internacionales, que a la vida de las mujeres que se podrían salvar con estas y otras medidas.
¡Justicia por Camila!
¡Organicémonos para exigir justicia y luchar por nuestros derechos!
¡Ni un femicidio más!
¡No pagar la deuda externa!
¡Presupuesto para combatir la violencia machista!
El femicidio es la punta del iceberg de la violencia social y machista
El Estado y el gobierno son responsables
El Estado y el gobierno no solo no dan respuestas desde sus instituciones, sino que como vemos, condena a la miseria y a la violencia no garantizando la alimentación, la vivienda digna y una educación y salud pública de calidad en los barrios populares. Los recortes hechos por el gobierno además en esos rubros, no hacen más que profundizar este problema.
La violencia machista es además incentivada desde los medios, la publicidad, desde las instituciones, las empresas y desde el Estado (Cuando las mujeres cobramos menores salarios, cuando tenemos tasas mayores de desempleo, cuando no nos toman o nos despiden por estar embarazadas, cuando somos colocadas como objetos sexuales todo el tiempo, cuando nos cosifican, etc.).
Por eso, el Estado y el gobierno, son responsables de esta situación.
En ese contexto, el femicidio es la punta del iceberg, el macabro final de toda una cadena de violencia, que nos afecta sobre todo a las trabajadoras y pobres.
Izquierda Socialista de los Trabajadores
IST
postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
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Bolivia frente a sí misma
El asesinato del viceministro Rodolfo Illanes pone a Bolivia frente a la radicalidad de sus formas de protesta y revive viejos fantasmas de conflicto social
Pablo Stefanoni
Nueva Sociedad / Agosto 2016
El conflicto entre el gobierno boliviano y los cooperativistas mineros no es novedoso en su dinámica pero sí en su escala: la brutal muerte de un viceministro a golpes, luego de ser secuestrado, causó conmoción en un país acostumbrado a la radicalidad de las protestas sociales.
Además, el crimen pone en duda los avances en la creación de un «Estado fuerte», la meta de Evo Morales desde 2006: ni siquiera durante la guerra del gas de 2003, que acabó con el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, se llegó a una agresión semejante contra un funcionario de tan alto nivel.
Como viceministro de Régimen Interior, y parte del círculo presidencial desde 2006, Rodolfo Illanes fue a la localidad de Panduro (185 kilómetros de La Paz) a negociar con los cooperativistas mineros, donde fue retenido y luego asesinado a golpes mientras caían dos mineros víctimas de la represión policial para desbloquear las rutas. «Ya no vamos a negociar con él [por el ministro de Gobierno Carlos Romero], que presente su carta [de renuncia]; si no, vamos a colgar a su viceministro y yo me voy a encargar», había declarado a la prensa uno de los líderes mineros en medio de los intentos del gobierno de retomar el diálogo.
La dinámica bloqueos de caminos-represión- enardecimiento-escalada de violencia es parte de las luchas sociales en Bolivia. Pero desde su llegada al poder, el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) logró reducir los conflictos sociales, aunque hubo momentos críticos como las movilizaciones contra el «gasolinazo» de 2010 o las protestas contra la construcción de una carretera en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) en 2011. En esa ocasión el Canciller David Choquehuanca fue «retenido» por los indígenas y utilizado como escudo frente a la policía, no obstante las cosas no pasaron a mayores. Pero hoy, a diferencia de esos días, el gobierno enfrenta el desgaste político de la derrota en el referéndum del 21 de febrero de 2016, con una pérdida significativa de apoyo en las grandes ciudades. A ello se suma la baja de los precios de los minerales y menores recursos en el Tesoro.
Estas cooperativas son uno de los tres grandes actores de la minería boliviana junto con la estatal y la transnacional, y están acostumbradas a disputar vetas de minerales de manera aguerrida e incluso violenta, como quedó claro en 2006 con el enfrentamiento muertos.
Sobrevivientes de la crisis de la minería estatal en los años 80, las cooperativas crecieron bajo todos los gobiernos, pero lo hicieron en mayor medida en esta década al calor del aumento de los precios internacionales de los minerales.
Los cooperativistas también participaron del ciclo de luchas populares de los años 2000, y estuvieron entre quienes impidieron, en Sucre, que asumiera un «neoliberal» tras la renuncia del presidente Carlos Mesa en 2005. Ya durante la Asamblea Constituyente lograron que un artículo de la nueva Constitución Política del Estado (2009) indique que «El Estado reconoce y respeta los derechos pre-constituidos de las sociedades cooperativas mineras, por su carácter productivo social»
Hoy los cooperativistas son unos 119.000 trabajadores, frente a 8.000 de la minería privada y 7.500 de la estatal), aunque su productividad es menor y su trabajo más artesanal. En un artículo titulado «Cría cuervos», el ex viceministro de Régimen Interior Rafael Puente escribió que «las ‘cooperativas’ mineras no tienen nada de cooperativas; en realidad son empresas, cuyos dueños son los llamados ‘socios’ (y ni siquiera todos) que manejan y explotan a una enorme masa de obreros que no tienen ni seguro social, ni seguro industrial, ni jubilación, ni nada. Y ni siquiera hablamos de las mujeres y del trabajo infantil».
En efecto, aunque se use la figura de la cooperativa, ello opaca un mundo de asimetrías y relaciones entre «socios» y peones, además de contratistas y otros actores. «La cooperación se restringe a la reunión de socios para acceder al yacimiento que luego parcelan, predominando el trabajo individual de baja productividad y no la organización del trabajo con base en la cooperación», señala el investigador Pablo Poveda Ávila en un artículo sobre la historia del cooperativismo minero.
Una de las razones de las protestas actuales fue, precisamente, rechazar una ley que permitiría sindicalizarse a los peones de las cooperativas, lo que es rechazado por los «socios». Otra causa de la radicalización del sector es el impedimento que tienen para suscribir acuerdos con empresas para operar sus yacimientos. Y una tercera es la demanda de flexibilización de las regulaciones ambientales.
Por eso, el gobierno los acusa de querer asociarse a las transnacionales y de ser patrones disfrazados de cooperativistas. No obstante, eran hasta ahora parte del bloque político y social «del cambio», e incluso consiguieron embajadores, diputados y senadores. El primer ministro de minería de Evo Morales, Walter Villarroel, pertenecía a la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN) y su gestión potenció el conflicto entre estatales y cooperativistas.
Una cuestión anexa a esta crisis es el uso de la dinamita en las protestas. Hace unos meses, el gobierno la prohibió, pero más tarde la volvió a autorizar dado que es parte de la identidad minera.
El propio vicepresidente, Álvaro García Linera, dijo hace un tiempo a un grupo de estudiantes de Porco, Potosí, que «Si alguien de aquí a cinco a 10 años quiere venir a quitar el petróleo, la electricidad, pónganse sus cartuchos de dinamita y vayan a botarlos a patadas». «La dinamita es la esencia de los trabajadores, sobre todo de los mineros; con ella podemos enfrentar a los gobiernos neoliberales», señaló el secretario ejecutivo de la federación de fabriles, Víctor Quispe, en mayo pasado al celebrar la abrogación del decreto que prohibía su uso. Y el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Guido Mita, también destacó la medida.
« ¿Cómo se llegó a recuperar la democracia? Gracias al arma que tenemos los trabajadores en su conjunto para defendernos de la derecha neoliberal».
Pero como se ve con este conflicto, la minería no solamente remite a las heroicas luchas de los trabajadores de los socavones –como la Revolución de 1952 o las luchas por la democracia en los años 70 y 80– sino a las disputas por la renta en un país fuertemente corporativo y sostenido en una economía extractiva.
Que los cooperativistas sean parte del MAS tampoco es una anomalía. El MAS es un partido de pequeños productores (más que de comunarios) que incluye a cocaleros y comerciantes informales («gremiales»), pero en este caso los intentos oficiales de fortalecer a la minería estatal desataron diversas tensiones, que culminaron en la escalada actual. Ahora, tras estos hechos luctuosos, posiblemente el gobierno emprenda cambios más profundos en la minería. Por lo pronto, se anunció que los cooperativistas ya no contarán con representación en la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL).
Si bien muchas cosas se modificaron desde 2005, muchas otras permanecieron con escasos cambios y una de ellas es la dificultad para que los conflictos sociales puedan procesarse de manera institucional.
Al mismo tiempo, la dinámica del conflicto social boliviano muestra a menudo precariedad estatal (por ejemplo, un viceministro que va con escasa custodia a negociar con un grupo radicalizado) junto a una policía que suele ser letal a la hora de despejar caminos, por una combinación variable entre armamento inadecuado o escaso, fuerzas policiales insuficientes o temor a sectores sociales a menudo armados con piedras o dinamita.
Si bien Evo Morales tuvo la autoridad para normalizar en gran medida al país, sus principales escollos fueron sus propias bases, ese «veto social» difícil de contrarrestar, más aún que la oposición de derecha a la que pudo derrotar sucesivas veces en las urnas –y en las calles–. Una ventaja que contó el gobierno en este caso fue que no se sumaron otros sectores a las demandas de los cooperativistas, y que estos últimos cosechan escasa simpatía social.
Pero haría mal en leerlo en términos conspirativos en lugar de abordarlo como un síntoma de un nuevo momento y como una amenaza a futuro. Otra vez, un conflicto toma el carácter de guerra civil en pequeña escala, y esta vez con una baja del entorno del Presidente.
Quizás el asesinato de Illanes marque un antes y un después, sin que aún podamos dimensionar ese «después», es decir la forma en que el gobierno utilizará este desborde para recuperar iniciativa y poder
NUSO.org
postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
The Izquierda Horror Show
Alejandro Borensztein
- humor político- Clarín 28/6/16
En la Argentina hay cierta izquierda prehistórica cuya representación más gráfica es el cuento popular de un tipo que llega a su casa, encuentra a su mujer en la cama con otro, sale a la calle y quema una bandera de Estados Unidos.
Montado en esta idea, se ha tratado de instalar un concepto que podría sintetizarse más o menos así: el país fue gobernado durante 12 años por la izquierda y ahora es gobernado por la derecha.
Ante semejante huevada, vale la pena reflexionar especialmente ahora que la resistencia kirchnerista comandada por Máximo, D’Elía, Boudou y Esteche ha salido a la calle a enfrentar y terminar con este gobierno de derecha y sus lacayos imperialistas. Lo antes posible. No sea cosa que cuando caiga la dictadura de Macri, los kirchneristas no puedan asumir porque estén todos presos.
¿Realmente nos gobernó la izquierda? ¿Es el actual un gobierno de derecha?
Veamos.
Cerremos los ojos, respiremos hondo y visualicemos: ¿Daniel Osvaldo Scioli era la izquierda y Mauricio Macri es la derecha? No me hagan reír, diría Nicolás del Caño, candidato a presidente por el Frente de Izquierda.
¿Se puede dejar 30% de pobres después de la mayor bonanza regional de la historia y decir que fueron un gobierno popular de izquierda?
Cuando Kicillof dice (textual de esta semana) “ahora la gente tiene que elegir entre comer o pagar las facturas”… ¿está loco o está reconociendo que administró tan mal que si al pueblo le sacás 500 mangos mensuales (en el peor de los casos) ya no le alcanza para comer?
Si este razonamiento es correcto, quiere decir que después de diez años en los que llovieron los dólares de punta, el pueblo argentino puede acceder a tener luz, agua o gas, siempre y cuando el Estado se los regale. Eso es lo que en el diccionario de la izquierda kirchnerista se define como “la década ganada”. Dícese también del período en el cual los ricos en general y los bancos en particular ganaron más guita que nunca.
La frase tiene otras acepciones relacionadas con los conventos y las Islas Seychelles, pero no vienen al caso.
Si eso fue de izquierda, por las dudas no lo repetiría en voz alta frente a Luis Zamora, Altamira o Vilma Ripoll.
Tampoco hablaría de progresismo.
Al menos no lo haría delante de Margarita Stolbizer. Por respeto a una dama progresista que si encima se llega a enojar un poquito más va a terminar metiendo preso hasta al jardinero de El Calafate.
No quiero ponerme pesado pero si pagarle a los buitres era una política de derecha, ¿qué clase de política fue pagarle al Club de París, sólo un par de meses antes, más de 9.000 palos verdes sin chistar?
La discusión política de este tiempo es muy difícil porque, sin alardear, me temo que se ha cumplido una profecía escrita en esta página años atrás: “nada peor para un progresista que un mal gobierno de izquierda”.
¿Eso quiere decir que ahora tenemos un gobierno de derecha? Marcos Peña y sus muchachos dirán que no y además agregarían que gestionar bien no es de derecha ni de izquierda. Por un lado es cierto y por otro lado es una clásica respuesta de derecha. Lo de gestionar bien aún estaría por verse.
Cuando Macri dice “guerra sucia” en lugar de “terrorismo de estado” ¿está queriendo decir que él es de derecha o simplemente ese día faltó el profesor particular de progresismo? Alumno Macri, repita conmigo: dic-ta-du-ra. Y el Presidente, que no es un alumno fácil, responde: den-ta-du-ra. Más vale que el segundo semestre le arranque rápido.
Sin embargo ahora cerremos los ojos y pensemos en María Eugenia Vidal. Ella sola con su alma se está enfrenando a todas las mafias de la provincia de Buenos Aires, incluyendo la que está enquistada en la Bonaerense y la de los narcos. En el medio de semejante quilombo, promulgó la ley del boleto estudiantil.
Por su parte, la izquierda kirchnerista que apedreó a la gobernadora la semana pasada, se pasó la década ganada homenajeando a los pibes asesinados por reclamar el boleto estudiantil en la trágica noche de los lápices, mientras les cobró religiosamente el bondi durante 12 años a todos los estudiantes.
Visualicemos con una mano en el corazón y sin fanatismo: ¿Vidal es la derecha y Aníbal… era la izquierda!!??
Por más evidencias que les muestren, ellos insisten en que son la izquierda.
Veamos.
Sin repetir y sin soplar, cosas que tienen en común Julio De Vido, Guillermo Moreno o Josecito López con, por ejemplo, François Mitterrand, empezando… ya!... A ha… ¿Quieren un ejemplo más cercano? Cosas en común con Tabaré Vázquez… ¿¿Y con Mujica?? Bien, mejor pasemos a otra cosa.
Como Cerruti y Sabbatella no son Sarte y Simone de Beauvoir, escapan del problema diciendo junto a Mariotto que ellos son el “campo nacional y popular”. Gente como el Adolfo Rodríguez Saá, Duhalde o Moyano bien podrían contestar “¿Ah sí?? ¿Ustedes tres y cuantos más?”
No menos anacrónicos, Hebe o Larroque son al pensamiento de izquierda lo que el arzobispo Aguer a la Iglesia. Para los que no leyeron la columna que el prelado publicó esta semana, entre otras cosas habló de “cultura fornicaria” y la remató diciendo que “la masturbación es animaloide” (una pena que piense así, con lo bueno que es para bajar el colesterol).
Ni hablar de los chicos de Carta Abierta, autodefinidos como la intelectualidad de izquierda, quienes en una de las asambleas más memorables estallaron en carcajadas por un chiste sobre el brazo de Scioli. Mal que les pese, siempre estuvieron más cerca de Marrone que de Malraux (con todo respeto y cariño por el gran Pepitito).
Terminaron votando a Scioli y pidiendo que lo maten rapidito para que asumiera Zannini, tal como lo confesó pública y graciosamente uno de sus miembros llamado Eduardo Jozami.
Insisten en que Maduro y el pajarito son la izquierda. Y que Obama, que se abrazó con Castro y juntos sellaron la paz entre las FARC y el gobierno de Colombia, es la derecha.
Más vale que vayan entendiendo que hoy Cuba es el aliado estratégico más importante que tiene EE.UU. en Latinoamérica.
Si esta gente es nuestra izquierda y el gobierno actual es nuestra derecha, la conclusión es demoledora: la derecha argentina está mucho más aggiornada que la izquierda argentina.
Marcharon para resistir contra un gobierno al que llaman dictadura de derecha.
Solo les falta llegar a casa, encontrar a su pareja en la cama con otro, salir a la calle y quemar la bandera de Estados Unidos.
- postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
EL CAOS O YO
Agencia OPI Santa Cruz
(Por Rubén Lasagno) 24/08 /16
La lógica del kirchnerismo, luego de ser desalojado por el voto en octubre del 2015, es:somos nosotros o nadie más.
Es una lógica arbitraria y fascista que está claramente alentada desde los personajes más altos de la ex política populista que gobernó 12 años, con Cristina Fernández a la cabeza, que escurre hacia los cuadros bajos, quienes son, en definitiva, los que le ponen el cuerpo a las consecuencias. El sueño afiebrado de esta facción filo peronista, es que si cae Macri vuelven ellos. Una estupidez tan grande como creer que sembrando el caos, harán que la sociedad se movilice en contra del gobierno nacional.
Cristina y el kirchnerismo/cristinismo en su conjunto tienen dos frentes abiertos que son de gran importancia para su futuro: cubrirse los flancos por donde les entra la justicia con causas de todo tipo y color y movilizar a la sociedad para que se enfrente con el gobierno nacional
En uno, carece de control porque ya no tiene poder. Los juicios, las causas y las acusaciones drenan por docenas día a día y caen en juzgados que están atosigados de juicios en contra de funcionarios kirchneristas por corrupción, malversación, lavado de dinero, evasión y otros delitos graves contra la administración pública. El segundo, ellos interpretan que lo pueden manejar, ganando la calle, como mandó a hacer Bonafini.
Creen necesario, entonces, arreciar con una campaña que vaya minando al gobierno nacional, porque ellos creen que, de esa manera, la gente confundirá las realidades y la situación puede ser favorable a sus propósitos, es decir, cae el gobierno y cunde la desorientación social. En ese marco (aclaramos, siempre dentro del calor creciente de su razonamiento afiebrado) creen que todas las miradas de la sociedad van a girar hacia Cristina para pedirle que vuelva. Una estupidez total y absoluta.
El problema no es importante para la estabilidad el país, claro está, pero molesta. El kirchnerismo articula a través de los militantes que aún le queda, se moviliza con los fondos que aportan con cada vez menos ganas algunos Intendentes del Conurbano y hace uso de los grupos de choques como Quebracho y organizaciones barriales de desocupados, los cuales, como hoy ,cortan rutas, se enfrentan con la policía o la Gendarmería, pensando (quizás) que están haciendo la revolución, cuando en realidad son usados por punteros K, quienes sueñan con poder hacer de esa protesta un emblema de campaña de aquí en adelante; para eso necesitan un mártir.
Un sector importante del ese kirchnerismo residual que está afincado en Capital Federal y el Conurbano bonaerense, busca su propio “Kosteki y Santillán”
Y lo digo literalmente, porque están propiciando que a través de la desgracia de algún chico quizás desocupado, que creció en la década robada, donde el Estado K estuvo ausente, muera en una refriega y se transforme en un símbolo de la represión y el autoritarismo que le cargarán convenientemente a Macri
Total ¿Qué le puede importar a un D´Elía, a un Esteche, a Boudou, Salas, Moreno o a la propia ex presidenta y sus diputruchos?, que alguien muera por defenderlos a ellos de la cárcel; nada, en realidad para ellos, esta gente ya no tiene ningún valor si no es para generar presión y ser herramienta del caos. Cuanto mayor convulsión social, descontento, bronca e insatisfacción haya, mejor
Las amenazas de bombas a la gobernación de Buenos Aires, la pedrada al móvil del presidente, el blindaje de impunidad a Hebe de Bonafini cuando fue llamada por el juez, los acampes y todo tipo de tropelías que lleva adelante la mano de obra desocupada del viejo régimen, en realidad, no hace más que colgarle valor agregado a un gobierno nacional que parece no dar pie con bola en muchas cosas, entre ellas tarifazos, economías regionales, inflación, desocupación, inseguridad, etc., pero que finalmente son problemas graves que pasan desapercibidos porque la atención están en el caos que produce esa minoría y no en la gestión M.
Está claro que son grupos minúsculos, alienados y consecuentes con la teoría del caos, quienes pretenden hacer realidad el dicho de “a río revuelto ganancia de pescadores”. Ni el país es un río revuelto ni los pescadores son tantos ni tan buenos como para cobrarse una pieza tan deseada como la confianza pública, que desperdiciaron y despreciaron durante una década y muchos menos, el gobierno, claro está.
No hubo un solo presidente en Argentina que pudo reeditar la hazaña de volver y si no lo pudieron hacer otros que fueron verdaderos aprendices de ladrones a la par del matrimonio K ¿Por qué la sociedad pondría al mayor símbolo de la corrupción política del país en la historia democrática de Argentina, en un lugar de gobierno nuevamente?
Cristina dijo. “Yo o el caos”. Es evidente que “yo” no va a poder ser, entonces, que sea el caos, y a eso apuntan estos actos vandálicos de delincuencia común, que el gobierno debería ponerle más atención y los jueces “más huevos” como refirió Hebe de Bonafini, cuando denunció lo que le faltaba a la justicia. Si hay decisión política y jueces con valor, seguramente estos grupúsculos revoltosos con vocación apocalíptica, incentivados por los corruptos que quieren zafar de pagar sus delitos, puedan ser perfectamente identificados y detenidos, para comenzar a cimentar una nación que estuvo en stand by durante más de una década.
Ni los desaforados twits de CFK quien es incapaz de enfrentar un micrófono libre, porque carece de argumentos, podrán anteponerse.
Pero el gobierno nacional no las tiene todas de su lado. Su propia impericia, la falta de vocación para distribuir la riqueza en partes iguales, la forma de pensar con la billetera llena, cuando hay gente que muere de hambre y pobreza creciente, la inseguridad que no para y nos mata cada día y a cada momento, entre otras muchas cosas, son favores gratuitos que le hace a quienes quieren ver a una Argentina arrodillada añorando los años en que los subsidios mitigaban las tarifas, mientras De Vido, López, Los Kirchner, Lázaro y Cristóbal, embolsaban decenas de millones, o el reparto de planes sociales a diestra y siniestra, tras lo cual los punteros le quitaban el 20% para “la campaña” y cobraban los muertos, o las rutas que se cobraban cinco veces y no se terminaban, los barrios que se pagaban el doble y las casas nunca se terminaban, o la efedrina que entraba a toneladas para engordar billeteras de funcionarios narcotraficantes etc., etc.
Nada de esto, seguramente, volverá a repetirse con esta execrable gente, pero Mauricio Macri no puede creer que es dueño del país y actuar sin entender que adentro de este territorio hay 40 millones de realidades distintas.
Lo anterior no fue magia, fue mafia. Lo de hoy no sabemos aún si será mafia en el futuro, pero estamos seguro que de mago, no tienen nada
Lo único seguro es que la sociedad, el pueblo en su conjunto, no quiere volver al pasado, rehúye de la experiencia traumática que nos hicieron vivir desde un poder absolutamente carcomido por la corrupción e integrado por una verdadera asociación ilícita que tiene aspiraciones de volver algún día.
Claro que nunca lo logrará, pero en ese tránsito, la materialización de la falsa opción “yo o el caos”, puede dejar consecuencias irreversibles, no solo en el gobierno, sino en los argentinos que solemos meditar en las urnas, acciones mucho menos de lo razonable de lo aconsejable
OPI - postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
Independencia y anexión oriental a las Provincias Argentinas:
la hipótesis de Berra
Por Andrés Núñez Leites
25.08.2016
La discusión pública, que involucra a historiadores y otros intelectuales en torno al valor de la "Declaratoria de la Independencia" parece no salir del debate entre una posición argentinista o unionista, según la cual no hubo allí otra cosa que una ley de anexión a las Provincias Unidas, en la medida que la segunda ley (Ley de Unión) anularía la primera (Ley de Independencia), y una posición uruguayista o nacionalista, según la cual primaba la primera ley, en la medida que la unión con las demás provincias sólo podía resultar de una aceptación soberana de los orientales respecto a las condiciones de dicha unión.
Para la posición uruguayista, una vez que dichas condiciones no pudieron concretarse, la independencia total de la Provincia Oriental, ahora en forma de Estado Oriental, parecería una consecuencia lógica.
Luego viene una serie de construcciones ahistóricas que pretenden encontrar un "destino independentista" ya en la rivalidad de puertos Montevideo/Buenos Aires (como si no hubiese otras rivalidades provinciales), en la gesta Artiguista (a pesar de la explícita intención federal de Artigas) y hasta en la Cruzada Libertadora de 1825, a pesar de la Ley de Unión (que sería un ardid de Lavalleja y sus revolucionarios para concretar una independencia total)
La fuerza de la hipótesis uruguayista, además de contar al Estado uruguayo como sponsor, está en ser parcialmente coherente con el devenir posterior de los hechos (la consagración en 1828 de la independencia oriental), siempre que se evite mencionar esta parte:
la clara intención del Inglaterra por generar un Estado tapón en el Plata, la voluntad de Pedro I, emperador de Brasil, de no ceder territorio a la Argentina y mantener aquí su influencia, y la elocuente ausencia de delegados orientales en la Convención Preliminar de Paz, convención ésta que marca simbólicamente el estatuto de "provincia" a la Provincia Oriental, que aparecía pretendidamente "representada" por los Estados que sobre su soberanía litigaban: Argentina y Brasil
En general, lo que los relatos y documentos de la época parecen consignar es que la población oriental en todo caso se dividía entre quienes pretendían continuar dentro del Brasil y quienes pretendían retornar a la soberanía Argentina. No habría una mayor pulsión autonomista que la que inflamaba a las otras provincias argentinas o incluso brasileñas, sin llegar en ningún caso a una voluntad política de generar un estatuto de independencia total
Pero, si la voluntad era de unión con las Provincias Unidas: ¿por qué se proclama en la primera ley del 25 de agosto de 1825 la "Independencia" de la Provincia Oriental?
La hipótesis de Francisco Berra parece ser la más adecuada para explicar esta aparente contradicción. Según dicho historiador, los diplomáticos argentinos reclamaron entre 1820 y 1825 ante las cortes portuguesa y brasileña de Río, la ilegitimidad de la anexión de la Provincia Oriental y su conversión en la Provincia Cisplatina
Dicho reclamo se basaba en un argumento jurídico: si bien en 1821, 1822 y 1823 los cabildos orientales habían votado soberanamente la anexión al Portugal primero y al Brasil después, dichos actos jurídicos tenían un vicio que los hacía nulos: no habían sido precedidos por una declaración de independencia de la Provincia Oriental respecto a las Provincias Argentinas o Provincias Unidas, de las cuales formaron parte hasta 1820 en que Artigas huye al Paraguay
Es decir: el pueblo oriental no había proclamado explícitamente su voluntad de independizarse de las Provincias Unidas y por lo tanto no podía considerarse válida su anexión por Portugal o Brasil. El débil argumento portugués primero y brasileño después, era que los orientales se habían independizado de Buenos Aires cuando se pusieron bajo el gobierno de Artigas -la debilidad residía en que Artigas en ningún momento proclamó la independencia de la Provincia Oriental y sí su federación con otras del Plata, aunque por momentos ello no incluyera a Buenos Aires
Visto lo anterior, la Declaratoria de la Independencia y la posterior Ley de Unión, no son contradictorias sino coherentes, y producto de una necesidad jurídica: evitar que luego Brasil argumentara que Argentina había anexado a la Provincia Cisplatina u Oriental sin que sus legítimos representantes proclamaran explícitamente su independencia del Imperio. Primero era necesario que los representantes de la población oriental proclamaran explícitamente su voluntad política de independizarse del Brasil (y del Portugal) y luego, como bien dice la segunda ley de la Florida, "haciendo uso de su soberanía", proclamar la anexión a la Argentina
Comparto con ustedes esta idea extraída del libro "Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay", de Francisco Berra, según la cuarta edición, de 1895, libro censurado por sostener una posición crítica respecto a Artigas, el Héroe Nacional uruguayo
Es una pena que las sociedades a veces se nieguen a ver sus contradicciones y opten por negarlas, ocultarlas y aún combatirlas
Más allá de la valoración concreta que pueda merecer la obra del autor mencionado, sería bueno que nos uniera el deseo de sostener colectivamente la libertad de expresión
Es notorio que, cuando las ideas no son censuradas (por molestas e irritantes que nos puedan parecer), se enriquece nuestro pensamiento y somos más libres
blog - postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
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CUBA | Guillermo Fariñas y el negocio de las huelgas de hambre
HAVANA TIMES — 16/8/16
En días recientes leí un post en Havana Times, publicado el 8 de agosto, con el título: Guillermo Fariñas, de nuevo a la carga, de nuevo sin machete
Yo no podía creer lo que estaba leyendo. El autor deja claro que mucha gente critica y odia a ese personaje, por mercenario al servicio de una potencia extranjera, por ser contrarrevolucionario a pesar de ser negro, y además, esto no lo dice el autor, de haber estudiado gratuitamente una carrera universitaria, que en el capitalismo, lo digo por experiencia, le habría sido imposible.
Yo no critico, aunque a veces los refute, a quienes expresen su opinión honestamente, porque les guste más el capitalismo que el socialismo, argumentos hay de sobra para refutarlos, pero los que acuden a la mentira, a la difamación, me indignan.
Hacerse eco de mentiras dichas por Fariñas es hacerse cómplice de ellas, y hablar de suspender las palizas, las amenazas de muerte, la incoación de falsos delitos y la confiscación de bienes personales, es una difamación, que tiene el objetivo de dañar la imagen limpia y transparente de la Revolución Cubana, que es vista en el mundo, por millones de personas, como un paradigma a seguir, y eso es lo que más preocupa al imperialismo, por eso paga a mercenarios para que opaquen el brillo de ese faro por el que se guían muchos revolucionarios en el mundo.
Hablar de liberación de presos políticos en Cuba es algo muy cuestionable.
Es cierto que por mediación de la Iglesia católica y el gobierno de España, se pusieron en libertad una cantidad que ellos consideraban presos políticos, pero que en realidad habían sido sancionados por violar las leyes cubanas y realizar actividades orientadas y pagadas por una potencia extranjera que quiere cambiar el sistema político de la Isla y retrotraer a nuestro país al capitalismo neoliberal, que los que no lo vivieron en Cuba antes de 1959, se pueden informar con las noticias de lo que pasa en América Latina, donde impera ese fracasado sistema.
El autor del referido post trata de sembrar la duda en cuanto a los delitos cometidos por Fariñas, antes de convertirse en disidente y recordista mundial en huelgas de hambre; sin embargo, en el Tribunal Provincial de Santa Clara constan ambas sanciones que, a mi entender, fueron muy leves para los delitos cometidos: el primero, golpear a una mujer indefensa, y el segundo, golpear a un anciano, que tuvo que ser hospitalizado.
Lo que sí está claro para mí es que la contrarrevolución está a la caza de personajes como este para proponerles sumarse a sus menguadas filas y los incitan a declararse en huelga de hambre para utilizar eso como propaganda contra la Revolución. Y si como consecuencia de ello fallecen, mucho mejor, pues lo convierten en bandera contrarrevolucionaria.
Realmente es indignante que alguien que dice ser cubano considere y trate como un héroe a quien es un terrorista en potencia, pues haberse reunido y confraternizado en Miami con Luis Posada Carriles, autor de numerosos crímenes, entre ellos la voladura en 1976 de un avión cubano de pasajeros, que ocasionó la muerte de sus 73 ocupantes, lo convierte en un terrorista más. Y no lo digo yo, lo dijo George W. Bush, cuando expresó que quien fuera amigo de un terrorista era también un terrorista.
Por último, porque no puedo extenderme más, me parece fatal, descabellada y antihistórica la comparación de las huelgas de hambre de este personaje, con la protagonizada por Julio Antonio Mella cuando fue injustamente encarcelado por la sangrienta dictadura de Gerardo Machado.
Mella fue un revolucionario de verdad, fundador del primer Partido Comunista de Cuba y de la Federación de Estudiantes Universitarios y fue asesinado por sicarios al servicio de esa dictadura, mientras este personaje ha realizado huelgas de hambre orientadas por sus jefes contrarrevolucionarios y él lo ha asumido como un negocio rentable con el cual se ha hecho rico.
HT - postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
Los Megaproyectos De La Desposesión
La privatización de los recursos naturales avanza en toda América Latina y México no es la excepción. Con los nuevos tratados de libre comercio, la situación podría empeorar
por Javier Buenrostro
Nueva Sociedad / Agosto 2016
El geógrafo británico David Harvey acuñó una de las categorías más trascendentes de la literatura marxista actual. La «acumulación por desposesión» refiere, directamente, a la estrategia del capital fundamentada en el saqueo de bienes comunales y en el control de los recursos de la naturaleza
Según Harvey, la «acumulación por desposesión» es una de las novedosas formas que adquiere el capitalismo en la etapa de transnacionalización económica, reforzando así sus características intrínsecas. El proceso conlleva, lógicamente, a la pérdida por parte de comunidades locales de sus derechos y al atentado permanente a ellos. Aguas, bosques, otros recursos naturales, e incluso saberes y conocimientos que socializan gratuitamente las comunidades, se privatizan. Las grandes mineras, farmacéuticas, empresas agroalimentarias cuentan, por supuesto, con la venia de los gobiernos locales en la instalación de los denominados «Megaproyectos», destinados a producir la «acumulación por desposesión».
Los casos se reproducen por doquier. Uno de los más recientes tuvo como protagonista a la activista hondureña Berta Cáceres, que organizó a los lencas, comunidad indígena de Honduras y El Salvador, en contra de la construcción de un proyecto hidroeléctrico de la compañía china SINOHYDRO.
Dicho proyecto atentaba contra la supervivencia de los lencas, al intentar concesionar por 20 años las aguas del Río Gualcarque, sagrado para la comunidad indígena. El caso permitió poner nuevamente sobre el tapete la política de desposesión y saqueo. Entre las diversas discusiones y debates, se ha puesto de relieve la violación del derecho de consulta libre, previa e informada, garantizada en el convenio número 169 de la OIT sobre pueblos indígenas. En México, la situación es similar. Durante los últimos años el desarrollo de los Megaproyectos ha configurado parte de las políticas públicas de los diversos gobiernos.
A continuación detallamos los principales:
1. La Parota. Este proyecto hidroeléctrico está integrado al Plan Puebla Panamá y es uno de las 300 presas proyectadas que a través del Sistema de Interconexión Energética de América Central (SIEPAC) cuyo fin es comercializar la energía hacia los países industrializados y sus compañías, dejando en los países periféricos los conflictos sociales y el desastre ambiental. En el caso concreto de La Parota involucra el despojo de tierras comunales por parte del gobierno mexicano así como la inundación de 17,000 hectáreas (170 millones de m2) de selva y tierras de cultivo, el desalojo de 25.000 personas de sus tierras y la afectación de otros 75.000 campesinos, entre otras cosas /1
2. Wirikuta. Para los wirrárikas o huicholes, el territorio de Wirikuta en municipios de San Luis Potosí es sagrado y su extensión de 140.000 hectáreas constituyen una Reserva Ecológica Natural y Cultural según el Estado mexicano. Además, el territorio es parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados de la Unesco. En diciembre de 2011 se anunció el «Proyecto Universo», otorgado a mineras canadienses que pretenden explotar recursos minerales en 60.000 hectáreas dentro del Área Natural Protegida de Wirikuta. Por el tipo de yacimientos, el método más adecuado para su explotación sería el de minado de tajo a cielo abierto y la lixiviación mediante cianuración. Una minería promedio usa 80-100 millones de litros de agua al día, equivalentes al consumo de 150.000 familias. No hay que ser genio para saber lo que eso significa en una zona semi-desértica. Además, hay que considerar la contaminación de suelos por los más de 10.000 kilos de químicos tóxicos al día, a lo que se añade el aumento de cáncer en las poblaciones cercanas. Por el momento, no se han concretado los proyectos mineros planeados durante el mandato de Felipe Calderón, pero tampoco se han cancelado las concesiones otorgadas a las mineras /2
3. Minería. Aunque el proyecto en Wirikuta permanece en suspenso, hay otros que si se han llevado a cabo como el de la Minera San Xavier, empresa subsidiaria de la canadiense Metallica Resources Inc. en el Cerro de San Pedro en San Luis Potosí que dejó importantes impactos ambientales. Los casos de las concesiones mineras, se hace a través del párrafo sexto del artículo 27 que permite al gobierno concesionar las tierras y sus recursos que son propiedad de la Nación pero que en realidad no cumplen con los lineamientos de dicho artículo, como son el beneficio social y la protección del medio ambiente, entre otras cosas. Las empresas concesionarias (principalmente canadienses) contaban hasta el año 2010 con 50 millones de hectáreas para su explotación, la mayoría en tierras de propiedad social o comunal, con el consiguiente daño ambiental
4. Agua. Un caso similar es el que tiene como centro la explotación de los recursos acuíferos que se han concesionado principalmente a empresas embotelladoras entre las que destacan Coca-Cola, Nestlé, Pepsi-Cola y Danone. Se trata de la privatización de un recurso de carácter público y que debería ser estratégico para la seguridad nacional de cualquier país. México es en la actualidad el país que consume más agua embotellada después de Estados Unidos con 25 mil millones de litros al año y es el primer consumidor mundial per cápita. La ganancia entre lo invertido y el precio de venta varía: puede ir de 300 a 4.200 veces por litro, dependiendo de la región. Los costos de obtención del agua representan para las embotelladoras menos de 1% del total de ventas. 40% de los recursos hídricos del país se encuentran en Chiapas, donde la empresa Coca-Cola tiene acceso a una gran parte de ellos por costos mínimos. La empresa Danone obtiene importantes recursos del acuífero de Texcoco a pesar de ser uno de los más sobreexplotados, generando escasez en esa zona del Estado de México /3
5. Carreteras. Para facilitar el acceso a distintas zonas y abaratar los costos, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes programó para el periodo 2013-2018 la licitación de 150 proyectos carreteros (Programa de Inversiones de Infraestructura de Comunicaciones y Transportes). Muchos de estos proyectos exterminan comunidades rurales y urbanas, sus métodos de subsistencia y los obligan a migrar, y crean mayor desarraigo, impactan negativamente los ecosistemas locales, provocan el cambio de uso de suelo de áreas naturales protegidas, acaban con el agua, traen como consecuencia la criminalización de la protesta social, etc. Muchos de estos proyectos se han hecho y se planean seguir haciendo en zonas de alta densidad poblacional como la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Morelos y Michoacán, lo que aumenta el impacto social y ecológico. Varias licitaciones han sido otorgadas a empresas que tienen relación directa con el gobierno como Grupo Higa y la empresa española OHL.
Los ejemplos aquí presentados constituyen solo la punta del iceberg del desastre a nivel local de la explotación y comercialización de los recursos naturales a nivel global, con una clara colusión entre empresas y gobiernos. A partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) y el Plan Puebla Panamá, los Megaproyectos han aumentado considerablemente. Es de esperar que las problemáticas aumenten mientras persista la voluntad de aplicación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por las siglas en inglés) y que la desposesión de los derechos sobre los recursos naturales no cese durante los próximos años
3/ Tony Clarke. Embotellados. El turbio negocio del agua embotellada y la lucha por la defensa del agua. México, Itaca / Centro de Análisis Social, Información y Formación Popular/ Instituto Polaris. 2009
NUSO.org
postaporteñ@ 1655 - 2016-08-28
LA POLÍTICA COMO ARTE ESTRATÉGICO
Daniel Bensaïd
VIENTO SUR- 23/08/2016
“La política ya prima sobre la historia.”
Walter Benjamin
“Los principios están claros, pero su aplicación es incierta.”
GuyDebord/1
Si la política ya prima sobre la historia, no por ello está exenta del lazo que une a ambas desde su origen común. Un movimiento que padece un grave “déficit de conocimientos históricos”, afirmaba Debord, “ya no puede dirigirse estratégicamente”/2.
Tampoco políticamente. La postración posmoderna del sentimiento histórico, la retracción del tiempo largo en torno a un presente fugaz, sin ayer y sin mañana, se traducen lógicamente en una crisis de la razón estratégica. Y con ella de la política, que no es una ciencia de la administración ni una técnica institucional, sino un arte de los momentos propicios y de los espacios de decisión. Un arte estratégico. La política debe colocarse “exactamente en el punto de vista de los actores”. Ahora bien, “para ver la continuación”, el actor ha de “pagar al contado”/3
El teatro de operaciones
Este punto de vista de los actores es “muy difícil” de mantener. Se trata, mientras se está en el meollo de la refriega, de conocer “todas sus circunstancias”/4
Negándose a concebirla como objeto de una “ciencia positiva y dogmática”, Jomini/5 definió la guerra como “un arte sujeto a algunos principios generales” y “como un drama pasional”. Una cuestión de razón apasionada o de pasión razonada. En la que es preciso prepararse para el “momento favorable” a fin de llegar a punto “al centro de la ocasión”. Prepararse. Estar dispuesto, porque cada minuto es una puerta estrecha por la que puede surgir el mesías. Y ser fiel a la cita.
Lo mismo ocurre en la política. Si la guerra pudo definirse como su continuación por otros medios, la política deviene recíprocamente la continuación de la guerra con sus propios medios. Es también un arte del tiempo quebrado, de la coyuntura, del momento propicio que hay que aprovechar para llegar a punto “al centro de la ocasión”.
Tanto en la revolución como en la guerra, siempre se está “en la incertidumbre de la situación recíproca de los dos bandos”. Por tanto, no hay más remedio que trabajar para lo incierto y actuar “según verosimilitudes generales”, porque “es ilusorio esperar un momento en que uno se sienta libre de toda ignorancia”/6
A diferencia de las guerras, las revoluciones no se declaran. Pero al igual que aquellas, se preparan: “En el análisis […] del sistema de correlación de fuerzas existente en una situación dada, puede ser útil recurrir al concepto que en la ciencia militar se denomina ‘coyuntura estratégica’, es decir, para ser más precisos, al concepto del grado de preparación estratégica del teatro de la lucha, uno de cuyos principales elementos consiste en las condiciones cualitativas del personal dirigente y de las fuerzas activas que cabe denominar de primera línea. […]
El grado de preparación estratégica puede dar la victoria a fuerzas aparentemente inferiores a las del adversario.”/7
La preparación estratégica tiene por tanto la finalidad de desbaratar las apariencias de la cantidad y de la masa, de adivinar las debilidades subyacentes a la fuerza y las fuerzas subyacentes a la debilidad, de modificar sus correlaciones. El resultado de una crisis depende de este grado de preparación y de formación, no solo de un “personal dirigente”, sino también de una red militante cuya actividad irrigue el conjunto de la sociedad.
Tras la Revolución Francesa, Clausewitz diferenció la táctica –el empleo de fuerzas con vistas a la victoria en una batalla– de la estrategia –el empleo de las victorias para alcanzar los objetivos de la guerra–. De la guerra local a la guerra global, pasando por las guerras nacionales y mundiales, la relación entre estrategia y táctica no ha dejado de evolucionar en el sentido de una creciente dilatación del teatro de operaciones y de la duración de las mismas. En la era de la globalización, la lucha de clases toma el cariz de una guerra civil generalizada. Lo que ayer mismo todavía se consideraba estratégico se reduce al episodio táctico de un gran juego cuyo campo se amplía sin cesar. En la dialéctica de la guerra y de la batalla, a veces hay que saber perder batallas para ganar la guerra, del mismo modo que hay que saber ceder espacio para ganar tiempo. En el gran tablero de la mundialización, las guerras de ayer se han convertido de este modo en las batallas de hoy.
Las categorías de estrategia y táctica tienen por objeto reducir la parte irreductible de lo aleatorio propio de toda situación de enfrentamiento. Sin embargo, en un intento de reforzar el dominio de la razón sobre la guerra, Moltke/8, fiel discípulo de Clausewitz, reconoció sus límites:
“Las consecuencias materiales y morales de todo enfrentamiento importante tienen un alcance tal que generan una situación completamente diferente, que se convierte entonces en la base de nuevas medidas. Ningún plan de operaciones puede extenderse más allá del primer encontronazo con las fuerzas principales del enemigo”. El mando se ve entonces obligado “a tomar medidas que no puede predecir”/9
La presencia de ánimo releva así al cálculo instrumental. Sin el trabajo previo de la razón, la audacia no sería, sin embargo, más que temeridad, y la decisión una aventura.
Estrategia y táctica, ofensiva y defensiva, guerra de desgaste y guerra de movimiento, vanguardia y masas: el vocabulario militar se introdujo en la lucha de clases con motivo de las controversias de la II Internacional, en una época en que la historia militar pasó a ser una preocupación importante de las escuelas de guerra. Parte de una racionalidad original, irreductible a la objetividad de la razón instrumental. Para la razón estratégica, la observación del terreno, la información sobre el enemigo, su logística, su retaguardia, modifica sin cesar las “condiciones objetivas” del conflicto. Su ciencia es por tanto necesariamente histórica
De ahí también que, como es sabido, los militares siempre llevan una guerra de retraso: la siguiente es forzosamente inédita, por mucho que la memoria de las precedentes sea indispensable para dirigirla. Los revolucionarios se hallan en una situación análoga. Por tanto, ellos también corren el riesgo de llevar siempre una revolución de retraso, pues la memoria de las revoluciones del pasado está llena de enseñanzas indispensables, pero nadie puede decir qué serán las revoluciones futuras.
El enigma de las revoluciones modernas
¿Cómo puede una clase social sometida a una dominación tanto económica como política y cultural pretender edificar un mundo nuevo sin verse anegada en toda la mierda del antiguo? ¿Cómo puede el trabajador, mutilado física y mentalmente por el trabajo alienado, ser el artífice de esta emancipación?
Estos son los enigmas de las revoluciones modernas. Ante el “populicidio” de la Vandea, Babeuf se indignó: “¡Nos han convertido en bárbaros!” El mundo nuevo, sin embargo, se construye con los hombres y los materiales del antiguo. Pretender hacer tabla rasa del pasado, o querer caligrafiar a su gusto sobre una página en blanco los ideogramas del hombre nuevo, encierra fuertes derivas autoritarias y burocráticas.
En los orígenes del capitalismo mercantil, aburguesarse era acumular poder económico, político, simbólico y cultural, acumulado y transmitido de generación en generación por las élites de la dominación. Proletarizarse, por el contrario, era perder el dominio sobre sus medios de producción, sobre el contenido y la finalidad del propio trabajo, sucumbir ante el encanto venenoso del fetichismo de la mercancía
En la sensación del eterno retorno – ¡de la eternidad por los astros!/10– resuena la prueba de este encarcelamiento en el círculo vicioso de la reproducción social. ¿Significa esto que la tragedia de la repetición no deja lugar a más esperanza que el asedio siempre recomenzado de las resistencias fragmentarias bajo las murallas infranqueables de la dominación?
En los países de larga tradición parlamentaria, la “guerra de desgaste” se libra desde hace tiempo. En ellos no puede surgir una alternativa a las instituciones existentes sin la experiencia más o menos prolongada de una doble legitimidad y de una dualidad de poderes. Un derecho nuevo, una nueva hegemonía, nuevas relaciones de propiedad, no pueden imponerse sin solución de continuidad de la norma jurídica ni sin inversión de la relación de fuerzas. Cuando entra en declive un modo de dominación sin que el relevo esté listo, las transiciones son inciertas.
¿Puede un gobierno a caballo de una doble legitimidad ser “el comienzo parlamentario” de una revolución social, o bien “el seudónimo popular” de un poder revolucionario naciente”?/11
“Los principios están claros, pero su aplicación es incierta”, ironizaba Debord. Para que un gobierno de transición emprenda una dinámica de ruptura y no de salvamento del orden establecido, debería apoyarse en un ascenso de las movilizaciones sociales, atreverse desde sus primeras medidas a penetrar sin miedo en el coto vedado del poder estatal y de la propiedad privada.
Tras el intento fallido de golpe de Estado de junio de 1973 en Chile, la derecha se quedó arrinconada y a la defensiva y los trabajadores movilizados masivamente.
Durante algunos días, la situación era propicia para una contraofensiva revolucionaria. Los dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) se plantearon participar en un gobierno de respuesta apoyado en los órganos nacientes de poder popular. Los dirigentes de la Unidad Popular fueron en la dirección contraria, abriendo el gobierno a los militares (entre ellos a Augusto Pinochet en persona), desarmando a los barrios, desmantelando los embriones de organización democrática en el seno del ejército. Los generales de las tres armas tuvieron así las manos libres para preparar desde el asedio del poder su golpe del 11 de septiembre.
Tras el fracaso del intento de golpe de Estado de marzo de 1975 en Portugal, la crisis política abierta también habría permitido plantear la formación de un gobierno de salud pública que se apoyara en la respuesta popular y en la radicalización del movimiento social (inclusive en el seno del ejército) para profundizar la dinámica revolucionaria iniciada el 25 de abril de 1974. En ambos casos, la formación de un gobierno de excepción, basado en órganos de poder popular frente a los manejos golpistas, habría permitido, no el desenlace, sino la profundización de la crisis de legitimidad institucional, la centralización de una legitimidad alternativa, y la preparación de la inevitable prueba de fuerzas decisiva.
Si, como escribe Gramsci, “la unidad histórica de las clases dirigentes se produce en el Estado”, y si “las clases subalternas […] no pueden unificarse mientras no puedan convertirse en ‘Estado’”/12, entonces la conquista del poder político sigue siendo un paso obligado para la emancipación.
Constituir las clases subalternas en clases dirigentes a través de su lucha por el poder político es precisamente el objetivo de la “reforma intelectual y moral” y de la lucha por la hegemonía. Su finalidad no es la victoria corporativa exclusiva de la clase explotada, sino la afirmación de una “voluntad colectiva nacional-popular” tendente a una forma superior de civilización humana a fin de resolver una crisis global de relaciones sociales de producción y reproducción/13
En los países capitalistas con instituciones representativas relativamente estables, la hipótesis estratégica que se desprende de las experiencias del siglo XX es la de la huelga general insurreccional. Una hipótesis no es un modelo ni una predicción, sino simplemente una guía para la acción, un horizonte regulador, de la que se derivan una serie de tareas: desarrollar experiencias participativas de control, de autogestión, de autoorganización, de donde pueden surgir elementos de un poder alternativo; promover una lógica de apropiación social frente a la privatización del mundo; defender una mayor socialización de las rentas mediante la extensión de los servicios públicos y de la protección social; deslegitimar las instituciones existentes y la política profesionalizada, introducir el espíritu de disidencia en el ejército, etc.
En países en los que los asalariados representan la gran mayoría de la población, la fórmula de la “huelga general” o de la “comuna insurreccional” pone además el acento en la necesaria centralización de las luchas y en la capacidad de iniciativa frente a un poder también fuertemente organizado/14
Si la dualidad de poder adopta en ellos un carácter inextricablemente social y territorial (París insurrecto contra Versalles), el antagonismo concentrado en un espacio reducido exige un desenlace rápido. No ocurre lo mismo en el caso de las revoluciones asociadas a luchas de liberación nacional o en sociedades en que la cuestión agraria sigue siendo explosiva y la presencia del Estado en el conjunto del territorio sigue siendo débil/15
La respuesta al enigma – ¿cómo llegar a ser todo partiendo de nada?–parecía darse de forma natural, en Marx y Engels, en virtud del crecimiento numérico del proletariado industrial, de su concentración en grandes unidades de producción, del fortalecimiento de sus organizaciones colectivas y de la elevación gradual de su nivel de conciencia.
Un siglo y medio después, este optimismo de la razón está fuera de lugar. Sin embargo, la apuesta por la dinámica histórica del progreso no se reducía a un vulgar determinismo sociológico.
En la experiencia de la lucha emerge una subjetividad rebelde, que adquiere una dimensión política cuando la lucha del obrero contra su patrón deviene la lucha del proletariado contra la burguesía y contra el reinado anónimo del capital/16
Estrategias y partidos
Al igual que la política institucional con la que a menudo se identifican, los partidos tienen hoy una mala reputación, en muchos casos justificados en la medida en que aparecen como máquinas burocráticas que proporcionan promociones y prebendas.
Útiles para movilizar y proponer iniciativas en periodos de efervescencia, hasta los partidos más revolucionarios pueden convertirse, en periodos de reflujo, en nidos de mezquindades e intrigas, de vanidades personales y de elucubraciones sectarias/17
Una estrategia sin partido, no obstante, es tan difícil de concebir como una cabeza sin cuerpo, o como un estado mayor sin tropa, dirigiendo sobre el papel batallas imaginarias en que se enfrentan ejércitos fantasmas.
La desecularización del mundo y el pretendido “retorno” de lo religioso constituyen el precio del declive de la idea misma de política. La denigración de “la forma partido”, tan en boga actualmente en las izquierdas alternativas, es otro.
La profesionalización a ultranza de la vida política, la burocratización de las organizaciones, la confesión de impotencia de los dirigentes de izquierda y de derecha frente al despotismo de los mercados, hacen recaer sobre los partidos políticos una legítima sospecha de manipulación, de promoción personal, de corrupción, léase de inutilidad pura y simple.
La lucha política no deja de ser, fundamentalmente, una lucha de partidos, independientemente de los nombres o los logotipos de que se doten.
Organización colectiva, basada en la adhesión voluntaria a un programa y unas reglas de vida común, un partido sigue siendo la mejor garantía de independencia relativa respecto del poder del dinero y de los mecanismos de cooptación mediática.
Del mismo modo que “los peligros profesionales del poder”/18, los riesgos burocráticos no son propios de la “forma partido”. Tienen sus raíces en la división social del trabajo entre trabajo manual e intelectual, entre campo y ciudad. Afectan tanto a los sindicatos como a las asociaciones y a cualquier forma de organización.
Se trata de una tendencia profunda de las complejas sociedades contemporáneas. La era de la comunicación y de las redes muestra además que las burocracias informales de la “sociedad líquida” no son las menos dañinas y que la democracia plebiscitaria de opinión puede resultar mucho menos democrática que la libre confrontación de partidos y programas
Del mismo modo que la democracia no es ni una institución ni una cosa, sino “la acción que arrebata sin cesar a los gobiernos oligárquicos el monopolio de la vida pública”/19, un partido tampoco es una institución ni una cosa, sino un agente colectivo que inventa permanentemente su función y sus objetivos al calor de la práctica.
Tomada asimismo del vocabulario militar, la noción de vanguardia es todavía más sospechosa que la de partido. Tiene historia.
A comienzos del siglo XX, la idea rondaba en el aire de la época.
Al igual que en política, se aplicaba a los movimientos innovadores en literatura, pintura, arquitectura. Al término de la segunda guerra mundial, las nuevas vanguardias –letristas, neo surrealistas, situacionistas– se contentaron a menudo con repetir en son de farsa el papel de las vanguardias dadaísta, futurista, surrealista de antaño, cuyo potencial subversivo era como una réplica de la gran sacudida y la gran promesa de Octubre
En el reflujo de las esperanzas frustradas, a las vanguardias políticas y culturales de los “treinta gloriosos” no les quedaba otra que practicar la parodia, el escepticismo y la diversión. Se convirtieron de mala gana en una especie de ejército de reserva del trabajo intelectual.
Del nouveau roman extenuado a los “nuevos filósofos” ajados, la novedad ya no fue más que su propio simulacro, la moda caprichosa, una repetición enfermiza de lo antiguo y los hábitos nuevos de viejas prendas recicladas. Lo que Lucien Goldmann calificó entonces de “vanguardia de la ausencia” ya no era para Debord más que la “ausencia de vanguardia”. Pero los últimos serán los primeros.
Y la retaguardia que protege la retirada acabará hallándose en primera línea.
Llevando a cabo nada más que el comienzo de una novedad, las vanguardias están abocadas a desaparecer en la plena realización de lo que anticipan y anuncian.
En la medida en que su campo de acción no es el porvenir lejano, sino el comienzo de un presente posible, hacen frente al orden existente en nombre de un futuro al que le cuesta nacer.
De ahí que, más que de su propia impotencia, su crisis es ante todo un signo del oscurecimiento de los horizontes de expectación y de la astenia enfermiza de la época.
Cuando un movimiento, minoritario o “de masas”, se delimita mediante una adhesión voluntaria, se dota de unos estatutos y unas reglas de vida propia, adopta un programa y formula propuestas, constituye, quiérase o no, una especie de vanguardia.
Limitado o amplio, el número no importa mucho, por no decir nada. Porque la forma siempre es el contenido.
El partido es el programa
Y lo que hace que un partido sea vanguardia es su relación específica con la política, la transversalidad de su práctica con respecto al conjunto de los sectores sociales, el hecho de no contentarse con sumar los agravios particulares, sino de sintetizarlos en torno a un proyecto
Por tanto, por su principio mismo está en contradicción con las retóricas posmodernas de la política de migajas, de la disolución de la historia, de las alianzas arcoíris de pura circunstancia.
Los animadores de movimientos sociales son a menudo conscientes de la necesidad de “relacionar los diferentes temas de resistencia” entre ellos. ¿Según qué criterios? ¿Y en nombre de qué?
Si de esto no se ocupa un partido concebido como intelectual colectivo, lo harán los expertos (en relacionar) y otros asesores científicos. En otras palabras, habrá una resurrección paradójica de las vanguardias ilustradas y de los maestros pensadores.
¿Son los movimientos sociales y los partidos tan incompatibles que sea preciso sacrificar unos en aras de los otros y a la inversa?
A la luz del siglo transcurrido, la desconfianza hacia los aparatos, las camarillas, los chiringuitos, es comprensible. Pero hay chiringuitos y chiringuitos, pequeños o grandes, multinacionales o familiares. Incluso hay individuos mediáticos que constituyen por sí solos un chiringuito. Varios individuos ya forman una tropa, y una organización incipiente ya es un chiringuito. Es ley de vida.
El verdadero problema son las condiciones de una relación pública y clara entre movimientos sociales y organizaciones políticas. Una existencia bien visible y un diálogo franco valen mucho más, en este sentido, que las manipulaciones entre bastidores y las maniobras oscuras.
No solo la lucha de los partidos no es un obstáculo para la democracia, sino que es una condición necesaria de esta.
Sin la dialéctica de los fines y de los medios, del objetivo y del movimiento, la política, en efecto, se diluiría en la nada. Se perdería en cálculos sin porvenir, se reduciría a una gestión rutinaria, sin proyecto ni visión. Sin horizonte estratégico.
Agosto de 2007
Traducción: VIENTO SUR
Notas
1/ GuyDebord, Le Jeu de la guerre, París, Gallimard, 2006.
2/ GuyDebord, Œuvres, París, QuartoGallimard, 2006, p. 1 804.
3/ GuyDebord, Œuvres, op. cit., p. 1 783.
4/ “Y lo que ignoraban entonces no solo era el resultado todavía incierto de sus propias operaciones frente a las operaciones del enemigo […]; y en el fondo desconocían el valor exacto que debían atribuir a sus propias fuerzas, hasta que estas lo demostraran, precisamente, en el momento en que fueran utilizadas, cuyo resultado, por otro lado, lo altera al tiempo que lo demuestra”, Guy Debord, Panégyrique, en Œuvres, op. cit., p. 1 657.
5/ Antoine-Henri de Jomini (1779-1869), banquero, militar, historiador y teórico de la estrategia militar, formó parte del estado mayor de Napoleón Bonaparte y más tarde del del zar Alejandro I. Entre sus escritos reeditados conviene mencionar Guerres de la Révolution, Hachette, París 2010, y Précis de l’art de la guerre, Ivrea / Fonds Champ libre, París 1994 (edición resumida presentada por Bruno Colson, Perrin, París 2001). (Nota de la redacción de Inprecor)
6/ Carl von Clausewitz, Notes sur la Prussedans la grande catastrophe, Champ libre, París 1976.
7/ Antonio Gramsci, Cahiers de prison n° 13, París, Bibliothèque de philosophie–Gallimard, 1978, p. 407.
8/ Helmuth Karl Bernhard von Moltke (1800-1891), mariscal prusiano, jefe del estado mayor del ejército prusiano durante las guerras contra Austria (1866) y contra Francia (1870-1871). Continuador de los trabajos de Carl von Clausewitz, entre ellos su famoso Testamento, escribió numerosas obras de estrategia y una historia de la guerra de 1870-1871. (Nota de la redacción de Inprecor)
9/ En el uso que hacen de las nociones de táctica y estrategia, de ofensiva y defensiva, los teóricos de la socialdemocracia alemana se muestran muy influidos por la literatura militar, en particular por la Historia del arte de la guerra en el marco de la historia política, de Hans Delbrück, cuyo primer volumen se publicó en 1900.
10/ Alusión al libro de Auguste Blanqui, Éternité par les astres (Les impressions nouvelles, Bruselas 2012), escrito en la cárcel. Walter Benjamin escribió a este respecto: “El aspecto turbador de este esbozo es que está totalmente desprovisto de ironía. Es una sumisión sin reservas y al mismo tiempo la requisitoria más terrible que pueda pronunciarse hacia una sociedad que proyecta en el cielo esta imagen cósmica de sí misma. El texto, que desde el punto de vista de la lengua muestra un relieve muy marcado, guarda una relación notable tanto con Baudelaire como con Nietzsche.” (Nota de la redacción de Inprecor)
11/ Después del V congreso de la Internacional Comunista, en el que fueron objeto de una viva controversia en relación con el balance de la revolución alemana frustrada de 1923, estas cuestiones quedaron en suspenso.
12/ Antonio Gramsci, Cahiers de prison n° 25, op. cit., p. 312.
13/ Para Gramsci, si es popular, el momento nacional es legítimo dentro de una perspectiva internacionalista. La distinción entre el nacionalismo y el movimiento “nacional-popular” remite a la oposición entre lo particular que puede “servir a lo universal” y el particularismo nacionalista de un Barrès. Véase Gramsci, Cahiers de prison n° 3 et n° 14, op. cit.
14/ Las experiencias chilena y portuguesa han mostrado cómo, aunque debilitadas y a la defensiva, las clases dominantes pueden utilizar su superior capacidad de decisión y de iniciativa planificando el golpe de Estado en Santiago o pasando a la ofensiva contra un movimiento social fuerte, pero dividido y poco organizado en noviembre de 1975 en Portugal.
15/ Es lo que subrayaba Mao, bastante antes de la República de Yenán, en su texto de 1927, titulado ¿Por qué el poder rojo puede existir en China?
16/ André Passeron reprocha a Pierre Bourdieu que no dé importancia suficiente a las resistencias moleculares y las prácticas subversivas de los dominados. Asimismo, Michel Foucault subraya el estrecho vínculo que existe entre los poderes y lo que se les resiste
17/ Por esta razón, Marx distingue el partido “en sentido amplio o histórico”, como constitución del proletariado en “clase política”, del partido en sentido estricto, como forma de organización intermitente, asociada a determinadas coyunturas. De ahí también que no hubiera dudado, por dos veces, en disolver los partidos que había contribuido a fundar, la Liga de los Comunistas en 1852 y la I Internacional en 1874
18/ Véase Christian Rakovsky, Les dangers professionnels du pouvoir, https://www.marxists. org/francais/rakovsky/works/ kr28dang.htm (Nota de la redacción de Inprecor)
19/ Jacques Rancière, La Haine de la démocratie, París, La Fabrique, 2005, p. 105
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