viernes, 9 de septiembre de 2016

1660* ] siempre tienen razón; y además tienen la sartén, la sartén por el mango y el mango también.

Número 1660 | juev 8 SEP 2016  | Año 11


CRISIS, CRISIS, CRISIS


Un tema recurrente. Lo escuchamos, vemos, observamos.

La realidad no se equivoca, nos equivocamos nosotros al leerla.

Las crisis, abarcan un amplio espectro en la vida de los hombres, (mujeres y varones, de ahora en más solo hombres). Todo está en crisis. Y casi todo siempre lo ha estado. Desde tiempos inmemoriales el hombre vive en crisis. Y si bien me refiero al hombre como especie, considero que abarca a mujeres, varones, naturaleza, sociedad, viejos, jóvenes, niños, etc.
Pero en definitiva, solo me refiero y solo me interesa el hombre pobre, explotado, oprimido. Que no es lo mismo que todos los hombres. No. El Uruguay, (como he escuchado por ahí) no está en crisis.
La que está en crisis, y siempre lo ha estado es la clase trabajadora, los explotados, los pobres. Y en eso – también vale aclarar – los ‘’progrecapitalistas’’ no nos mintieron. Es falso que digamos que nos mintieron.

Nosotros, - pueblo trabajador y pobre – nunca hemos dejado de estar en crisis. Nunca.

Dentro de ese concepto ‘’crisis’’, podemos incluir una infinidad de factores particulares. Obvio que no lo detallaremos, dentro de muchas razones porque está implícito y explícito en lo que vivimos cotidianamente, leemos de otros avezados ‘’escribientes’’, escuchamos de compañeros y de los otros, observamos, etc., y seríamos reiterativos en esos detalles.
En un cuadro general – para evitar particularidades – la ‘’crisis’’ que nos afecta estructuralmente es la más preocupante. En el entendido que las crisis coyunturales llevan profundos y estudiosos análisis que muchos compañeros realizan cotidianamente. Y lo hacen, en términos generales, bien.

Crisis económica, crisis en la salud, crisis en la educación, crisis de vivienda popular, crisis en las jubilaciones, crisis en el partido de gobierno, crisis en el gobierno, crisis en partidos de ‘’oposición’’, y un largo etc.


Teniendo en cuenta que muchas de estas ‘’crisis’’ no son coyunturales, sino, estructurales. Como las de relaciones entre trabajo y capital.


ALGO DE LAS CRISIS ESTRUCTURALES



Algunos aspectos de las crisis estructurales podemos detallar a los efectos de ‘’instalar’’ un ‘’disparador’’ para generar debates. 
 El salario, la jubilación, el trabajo, la vivienda, la salud, la educación, son parte de la crisis estructural que vivimos los trabajadores. Desde siempre. 
 Las pequeñas mejoras coyunturales que hemos tenido, duran ‘’lo que un pedo en un canasto’’. Y la mayoría de las veces, ha sido porque la burguesía ha tenido ‘’la necesidad’’ de ‘’contemplar’’ esas necesidades para sus posteriores beneficios.

Todo esto y mucho más, son las consecuencias del oprobioso y abyecto sistema capitalista. Sistema capitalista, que se va ‘’revolucionando’’ permanentemente. Que cambia, vertiginosamente e implacablemente sus ‘’modos’’ o formas, pero nunca, su contenido. El avance constante, paciente, implacable del capitalismo, nos deja, siempre, detrás de la ‘’zanahoria’’. Siglos de explotación y manipulación cambiante. Renovada. Donde no logramos ‘’acomodarnos’’ a un proyecto para enfrentar, cuando nos están ‘’metiendo’’ otro. Nuevo. Que nos ‘’desacomoda’’ y nos deja ‘’desorientados’’.

Es aquí, donde el pueblo trabajador aparece como inevitablemente ‘’grogui’’ a punto del ‘’nocaut’’. Sin respuestas y casi sin ‘’reflejos’’. Con escasas posibilidades de recomponerse y reorganizar la pelea.

Quienes somos ‘’cincuentones’’, hemos vivido una corta pero muy escalofriante transformación del sistema capitalista. En los últimos 35/40 años, - cuando años más años menos – comenzamos a ingresar en la lucha de clases, la explotación era tan ‘’salvaje’’ como ahora. Un poco más o un poco menos.

La diferencia radica en que, cuando éramos jóvenes explotados, estábamos bajo el terrorismo de estado en retirada. No por ello menos cruel y salvaje, pero en retirada. Aun así, - y más allá de que estábamos convencidos que terminábamos con el terrorismo de estado y pasábamos al socialismo – el trabajo opresor asalariado – nos exigía mucho más ‘’creatividad’’, más esfuerzo ‘’mental’’.

Hoy día, miles y miles de jóvenes, trabajan casi sin desgaste ‘’mental’’. Cajeros/as de supermercados, mozos/as, pisteros/as, etc., son trabajadores de servicios que muy poco tienen que ‘’pensar’’ para vender su fuerza de trabajo por salarios miserables. Está casi todo hecho. Solo tienen que cumplir con las exigencias horarias y de flexibilización laboral, para llevarse un miserable salario.

Por lo tanto ‘’prohibido pensar’’.


ALGO DE LO MUCHO QUE NOS FALTA




Siguiendo en la concepción de crisis estructural muchas ‘’cosas’’ del pasado y presente no tenemos. No hemos tenido. 

Quizá no tuvimos nunca. Eso nos hace un pueblo ‘’manso’’, ‘’no violento’’, conciliador, de ‘’clases medias’’. La historia que nos han enseñado desde principios del siglo XX, nos dice que nunca fuimos muy pobres ni muy explotados, porque nunca hubo muy ricos ni muy explotadores. Un empate. El medio. Hay una mentira gigantesca desde los orígenes, que se fue retroalimentando con el correr de los años y de quienes ‘’escribieron’’ y/o enseñaron la historia.

Desde la ‘’tacita del plata’’, la ‘’Suiza de América’’, los campeones del ´50, etc., todo eso y más, nos indicaba que éramos unos ‘’cracks’’, chicos geográficamente, chicos en población, pero grandes a nivel mundial.
Éramos los mejores. Los más ‘’demócratas’’. Los más pacíficos. Los más educados. 

En gran parte del mundo ‘’civilizado’’ se mataban en guerras imperialistas, y a nosotros no nos importaba, porque vendíamos carne a muy buen precio, expropiábamos las empresas trasnacionales, éramos acreedores y no deudores, y….éramos clase media.


Hoy escuchando a Pereira y Abdala – máximos dirigentes del movimiento obrero – argumentando en contra de un paro de 24 horas, que somos ‘’responsables’’, ‘’negociamos y movilizamos’’, ‘’el pueblo no acepta un paro en estas condiciones donde hemos avanzado en la reunión con el presidente Vázquez’’, nos resulta repugnante.


No obstante son un reflejo fiel, de lo que ha sido histórica y mayoritariamente la dirigencia del movimiento popular, conciliadora, reformista. Cuando no, abiertamente burocrática y traidora. 

Eso no se aprende ni se aplica de un día para el otro. Son años de educación reformista, burocrática, entreguista.
Un pueblo explotado, oprimido, que conquista ‘’victorias’’ a través de la lucha y la confrontación, no aceptaría jamás esta dirección.

 No como única dirección. Por muy chico que sea, si un pueblo tuviera en un pasado ‘’victorias contundentes’’ producto de todas las formas de lucha, ya habría construido alternativas clasistas, revolucionarias, con un gran peso social y político, capaz de ‘’poner en jaque’’ las direcciones burocráticas, conciliadoras, entreguistas.

Es por ello, que la crisis más grande que tenemos es ideológica. De identidad de clase. De análisis y perspectiva de clase. Primer elemento.

Clase en sí para llegar a clase para sí. Y tampoco es de ahora, desde que gobierna el ‘’progrecapitalismo’’, viene de mucho, mucho antes.


Ahora es más visible. Ahora el complot y la ‘’pinza’’ es más cruenta.

Pero desde hace un siglo, la ‘’apuesta’’ fuerte de los explotados ha pasado por las elecciones. A quién votamos. Alternancia en el gobierno. El culto a la personalidad. El caudillismo. Un diputado más. Un senador más. Un ‘’carguito’’ para ‘’cambiar desde adentro’’. Una marcha de silencio. Una movilización pacífica.
El diálogo con los opresores como gran conquista.

En definitiva, frente al terrorismo de estado, frente a gobiernos colorados y blancos, no había margen para el diálogo, y frente a estos ‘’sátrapas’’ el diálogo es accesible.

Por lo que no hay espacio para un plan de lucha confrontativo, para unificar esas luchas, para construir una alternativa revolucionaria y unitaria. Tienen el ‘’sartén y el mango’’.


A pesar de la tan mencionada crisis económica, de salarios y jubilaciones paupérrimos, del desastre que es el sistema integrado de salud, de la ausencia de planes de vivienda popular, de una pésima educación, a pesar de todo ello, tienen el control. 

Cabe agregar autocríticamente que tampoco hemos sido capaces de construir alternativas. Se nos dio al revés. Cuando mejor estaban los progresistas, también un poco mejor estábamos nosotros, cuando los progres se descomponen y se debilitan, también parece ser nos descomponemos y debilitamos nosotros.
 Hemos denunciado mucho y propuesto muy poco.
Hasta que no tengamos una victoria contundente, aplastante, producto de luchas unificadas, consecuentes, no habrá embrión de alternativa revolucionaria.


Y otra vez aparecerán ‘’oportunistas’’, disfrazados de revolucionarios, llamando al ‘’voto útil’’, ‘’para que no gane la derecha’’. El antes varias veces mencionado ‘’mal menor’’


O abiertamente un reformismo un poco más radical dentro de las estructuras del sistema dominante. Son muchísimas más las ‘’cosas’’ estructurales que nos faltan. Y las respuestas – para nuestro entender – son ideológicas.


Razones por las cuales seguimos teniendo el ‘’privilegio’’ de estar entre los primeros del mundo en suicido de jóvenes entre 19 y 29 años.
Razones por las cuales el estadio ‘’Charrúa’’ está en el corazón del parque ‘’Rivera. Asesinados y asesinos juntos. Como tampoco logramos planificar una lucha de largo aliento que tenga en su seno una decisiva lucha anticapitalista.

La dejo por acá, por ahora.


  Carlos Alberto Boga

6/9/2016

CAB - postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 









República Oriental de UPM



RED LIBERTARIA DEL SUR

7/9/16 facebook



En Uruguay hay más de 1.610.000 hectáreas en mano de 27 multinacionales, según otros datos en realidad esta cifra es mucho mayor. Con la llegada del progresismo en el año 2004, unos de sus argumentos fue “ampliar la matriz productiva”.


Así fue que con recordados discursos, como los del ex presidente Mujica invitando a las multinacionales a invertir con el argumento de que “aquí nadie les va a poner palos en la rueda” Uruguay comenzó el camino a la nueva miseria: La miseria progresista.


Luego de 40 años desde la fundación del Frente Amplio (1971) con un duro discurso anti-imperialista y popular obtienen por las urnas lo que la guerrilla en la década del 60 les negó: El poder.
Dentro de sus postulados estaba por ejemplo, no reconocer la deuda externa generada en la dictadura cívico-militar (1973-84) financiada por EEUU, hoy parten más de 4 millones diarios al FMI.


Se buscaba acabar con los intentos de privatizaciones de las empresas públicas, hoy UTE, ANCAP y otras tantas empresas públicas (Gracias a la Ley de Participación Publico Privada) están enriqueciendo capitales privados.
Se apuntaba a un Sistema de Salud Único y Estatal, hoy se creó el Sistema Integrado de Salud junto al FONASA, así las mutualistas privadas han multiplicado millones con los aportes de los uruguayos, incluso por aquellos que optan por ASSE. El dinero para salud pública, proviene de rentas generales y no de los descuentos que van a las arcas del sector privado donde se encuentran administrativos con salarios que superan 1 millón de pesos. Por lo tanto vaya inclusión la progresista si hablamos de salud.


Entre otras cosas, se mantuvo la Ley de Zonas Francas del 87, la de Promoción y Protección de Inversiones del 98, detenerse aquí y ver los motivos es vital ya que junto a la Ley 18.786 de Participación Publico Privada reestructuraron el latifundio con los monocultivos.


Con el nuevo Uruguay improductivo, los nuevos terratenientes, provenientes de Finlandia o en caso de los sojeros de la República Argentina, se avanzó tal que el progreso llevo al desplazamiento de 50. Mil pequeños productores. Muchos pequeños productores, terminaron absorbidos por los nuevos latifundistas. Dándose la proletarización de pequeños productores y un éxodo rural sin precedentes, el gobierno de turno siguió firme en este tipo de desarrollo anti-sustentable.


Otras de las consecuencias, se profundizó la tala del monte nativo, incluso hasta las orillas del rió Santa Lucia por la actividad sojera. La minería a cielo abierto, otro de los proyectos que el oficialismo busca concretar junto al puerto de aguas profundas, dan la pauta de que en realidad lo que están poniendo a la venta es nuestra soberanía.


Con las primeras papeleras de UPM y Montes del Plata funcionando, con la actividad sojera peleando junto al agro y el turismo los índices más altos del PBI, los resultados para el país no han sido muy alentadores.
En la ciudad se paso de 165.000 personas viviendo en asentamientos a 250.000, los asentamientos irregulares crecieron considerablemente ubicándose cerca de los 560. En Uruguay un 8% de la población vive en asentamientos irregulares.


Con el país productivo, que implicó un extractivismo del casi 40%, el Estado tuvo una lucha paralela con los usurpadores de tierra, con ocupas que en muchos casos regresaron al país por las promesas electorales de vivienda, trabajo y salario digno.


Así fue que comenzaron los desalojos con los aparatos represivos sobre todo en Neptunia y en Marindia. En la capital del país los desalojos no fueron menos si vemos el reciente ocurrido en barrio Guaraní donde 80 niños fueron a parar en la calle. No olvidar que Uruguay cuenta con 250.000 viviendas abandonadas, las suficientes para solucionar gran parte del problema.


Hoy el país tiene más del 11% de desempleo, cerca de un 10% de inflación, la educación no da buenos resultados ya que se prefiere invertir en represión (Hacemos un poco de memoria, veremos enviar la metropolitana a desalojar gurises de 15 años en el CODICEN) y en infraestructura para las multinacionales.


El modelo de los monocultivos, lejos de brindar una solución a la problemática del desempleo con una nueva papelera con capital de Finlandia va a profundizar una crisis ecológica y nos seguirá haciendo creer que la solución está afuera, mientras la solución está en la colectivización de la economía y en modelos sustentables de desarrollo. 

 La empresa UPM promete 8. Mil nuevos empleos con una nueva pastera ubicada sobre el rió Negro, aquí surgen varias interrogantes:
¿Por cuánto tiempo se mantendrán las fuentes de empleo? 

¿A qué costo? ¿Cómo se encuentra hoy la tasa de desempleo en Conchillas?

 ¿En qué han solucionado los monocultivos los problemas emergentes de la sociedad uruguaya?

¿Cuántas pasteras mas son necesarias para bajar el desempleo, para bajar la inflación y el costo de vida?


Dato actual, la canasta básica ronda en los 70 mil pesos y 800.000 uruguayos tienen un salario inferior a 15 mil pesos, sumamos al país productivo las decenas de miles que se encuentran en seguro de paro, los desempleados, los sin vivienda, etc. 

Evidentemente que con los datos expuestos debería de hablar de inseguridad, pues si, por eso se apuesta a fortalecer los aparatos represivos y colocar cámaras de seguridad en todas partes.
 Es el resultado del país productivo donde las multinacionales exoneradas de impuestos hacen un basurero del Uruguay y se llevan fortunas gracias a estos izquierdistas postmodernos amantes del progreso.


Cuando el progreso significa poner en venta nuestros recursos naturales.
Cuando se cree progresar a cambio de contaminar nuestro suelo y nuestra agua con agrotóxicos.


Cuando nuestra salud deja de ser importante bajo la lógica del progreso y a cambio de migajas pasajeras.

Cuando un país productivo se inclina de rodillas ante multinacionales como UPM, Montes del Plata y Monsanto.

Cuando los izquierdistas postmodernos no invierten en educación ni en empleos genuinos sino el fortalecer los aparatos represivos a la medida que reestructuran el narcotráfico como la propiedad privada de los grandes terratenientes.

Cuando continúan entregando silenciosamente la soberanía de un pueblo con el pseudoargumento del progreso.

Cuando todo eso sucede decir NO es el mejor homenaje a todos aquellos que cayeron creyendo en una utopía



- postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 








LA VIDA RECLAMA


Frente al impacto político producido por la masiva y heterogénea movilización convocada bajo la consigna “Rosario Sangra”, el discurso gubernamental y la cartelización mediática han desplegado una furtiva campaña contra la “amenaza de la inseguridad”, elogiando “paquetes” y “baterías” de medidas que no persiguen otro objetivo que el de legitimar y potenciar el control militarizado de nuestra vida cotidiana.


La respuesta de la “izquierda democrática” se ha organizado –una vez más- sobre el guión de vigilar y castigar a los pobres.


 En capítulos anteriores, el elenco gobernante apologizaba sobre las supuestas bondades y beneficios que derramarían la saturación  policial a través de la G.U.M., la P.A.T. o la Policía de Proximidad.

Ante el fracaso rotundo de las fórmulas del hartazgo policial Fein y un genuflexo Concejo apuraron la Emergencia y un Comité Operativo para promover miles de intervenciones en la vía pública, arremetiendo contra transeúntes, trapitos, motociclistas, remiseros truchos y otros “sospechosos” de la calle.


El gobernador, en sintonía con esta lógica, viajó presuroso aullando por el regreso de Gendarmería y suplicó a los legisladores provinciales la sanción exprés de un paquete legislativo de explícito contenido punitivo.  
Pareciera que la “socialdemocracia global” no concibe otra alternativa que desplegar una guerra civil encubierta contra nuestro pueblo, alentando la limpieza xenofóbica, la guerra policial contra los territorios, la pseudo legalidad, el gatillo fácil, la muerte en las redes del sistema penitenciario.


De esta manera, el “progresismo” responde a la doble demanda de represión y encarcelamiento que le reclama su principal clientela electoral, esa clase media acomodada en medio de una sociedad lacerada por crímenes y desigualdades obscenas.


Así, sus "políticas públicas" escupirán mas patrulleros, cámaras de vigilancia, saturación policial, militarización barrial, en medio de un clima ideológico -primitivo y retardatario- que no resulta impropio dentro de contrastes y desigualdades que exhiben opulentas multinacionales, 4X4 y alta gama, shopping pasatista, espectaculares “fortalezas” urbanas en discordancia con territorios de descarte, degradación y violencia.


Y no lo hará de manera original, ni muchos menos autóctona. Cuando ensaya su discurso oficial sobre el tópico de la “seguridad pública”, expresa los lineamientos imperantes en las teorías que el capitalismo global ha diseñado sobrerepresión y control para que seanaplicadas por parte de gobiernos conservadores y progresistas del mundo neoliberal.


Hablamos de la importación de las estrategias imperiales basadas en lasguerras asimétricas” (guerras contra enemigos difusos), destinadas a exacerbar el pánico egoísta como excusa para militarizar y criminalizar las rebeldías populares, para vigilar al sujeto popular en sus territorios, para facilitar la penetración del capital y la preservación de su tasa de ganancia, para abortar preventivamente toda posibilidad de alternativa revolucionaria.
El plan punitivo, segregador y estigmatizante del gobierno falsocialista ha recibido el apoyo y beneplácito de la totalidad del arco político burgués y de la izquierda compuesta por “gente común haciendo cosas extraordinarias”. Saludamos y valoramos a los concejales y diputados que han plantado un NO digno y rotundo ante este siniestro plan policial y vigilante en marcha.
Repudiamos la política de “hacer algo” o que se vea que se hace algo para luchar contra el crimen que amenaza la seguridad personal como opción demagógica que pretende captar potencial electoral y mantener la buena imagen  y popularidad de las élites gubernamentales.


Nos resulta patético aceptar un modelo de sociedad en el que la temática de la seguridad pública se transforme en un show televisable en el que se construye un mensaje único, funcional al aumento de los poderes policiales y punitivos y desaparezcan del debate comunitario otras graves problemáticas como la inflación, los ajustes, la caída del salario, el hambre, el desempleo, el saqueo y la contaminación ambiental, etc.

Rechazamos este plan porque sus fundamentos amplían el poder persecutorio y criminalizador de una institución del estado como el Poder Judicial, que se ha destacado en  su papel de “demonizador” de las víctimas.


Si en los ’70 el objetivo de la represión lo constituía el sujeto político de la “violencia subversiva” y la frase acuñada para la legitimación del genocidio fue la de en algo habrá andado” ,  hoy el blanco móvil de la represión ha sido puesto en el sujeto de clase discordante con las pautas estéticas y culturales impuestas por la globalización neoliberal: los jóvenes trabajadores inmersos en las nuevas condiciones de la exclusión, la flexibilización y la precarización del trabajo, y la sospecha social sobre ellos de emparentamiento con la droga, el alcohol o la delincuencia.


Nos oponemos –decididamente- al método que amplifica la aplicación del Código Penal a la pobreza, porque contribuye a perpetuar la segregaciónde las comunidades originarias y pobres de nuestra provincia.

 Y porque consideramos de perversa ingenuidad el planteo de que “la santafecina” se presente como remedio contra la violencia, no solo por su historia transformada en una verdadera tradición de la muerte (solo basta con recordar su papel en la dictadura y en Diciembre de 2001), sino también por suaccionar delictivo que la vincula con la comisión de los delitos más graves y aberrantes (piratas del asfalto, venta ilegal de armas, tráfico de drogas, corrupción penitenciaria, juego clandestino, secuestros extorsivos, trata de mujeres, etc.)


Mostrar los impuestos pagos y reclamar seguridad sin comprometerse es renunciar a una reflexión profunda sobre las verdaderas causas del problema y a una acción superadora. 

Nos oponemos a cierto estereotipo de “ciudadano” profiriendo consignas inorgánicas y desesperadas y desprovistos de una estrategia colectiva de ningún tipo.Y lo que es peor, son los que reclaman solución a quienes han generado las políticas de hambruna y exclusión y a las fuerzas de seguridad comprometidas con la corrupción y el gran delito.


La casta gobernante que sostiene este sistema económico y político de desigualdades y violencias nada refiere a que han permitido que la “seguridad” se transforme de un derecho humano de carácter público y de goce popular (derecho a trabajar, a alimentarse, a educarse, a no temer, etc.), en una mercancía privilegiada de carácter privado, o sea que nada cuestionan de ese gran negocio. Se facturan cientos de millones anuales en favor de un sistema de seguridad de carácter privado que configura un verdadero ejército de unos cuantos miles de efectivos en más de 200 agencias, sin regulación alguna. 

Este sistema se destina a resguardar, fundamentalmente, los bienes y mercancías de los grupos empresarios monopólicos que se han erigido como los beneficiarios y “vencedores” del modelo injusticia, y  es gerenciado por ex agentes de los cuerpos represivos con directa vinculación y participación en el genocidio perpetuado por la última dictadura.


Nos atrevemos a expresar este punto de vista militante, popular, tratando de aportar a la construcción de un enfoque humanista, crítico y sincero sobre la cuestión.


No nos sentimos incluidos dentro la falsa dicotomía entre “víctimas decentes” y “zurdos garantistas”.


Pretendemos no ser funcionales a este sistema que, absurda, cínica e hipócritamente termina criminalizando a los pobres y a los luchadores sociales que resisten denunciando las causa reales de la inseguridad


Para cerrar heridas hay que abrir conflictos.


La convocatoria no tiene propietarios, pero sí necesidad y urgencia.


La gravedad del escenario nos interpela.

La vida reclama.         

                                                
Septiembre de 2016.

Movimiento Amplio de Izquierda - Rosario


maiz - postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 





EL HOMBRE NUEVO



INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna de Hoenir Sarthou


semanario Voces 8/9/16


“…las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la
presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables”



(Juan Carlos Onetti: “Bienvenido Bob”)



Quizá lo más perturbador de esta debacle de gobiernos proclamados “de izquierda” sea ver a los dirigentes exhibiendo muy viejas debilidades humanas, la codicia, el vicio del poder, el gusto por la fama o la notoriedad, el goce de privilegios y placeres inmerecidos, el ansia por codearse con los poderosos, el hábito de mentir y esa actitud camaleónica, típica de la política profesional.
Es un hecho traumático, porque da por tierra con uno de los mayores mitos de la cultura de izquierda: el del “Hombre Nuevo”.

Aunque suene extraño, muchos de quienes nos formamos en la izquierda creímos, desde la adolescencia, que el cambio político hacia el socialismo estaría acompañado por la aparición de un nuevo tipo de ser humano, más solidario, abnegado, desinteresado, con una infinita honestidad y capacidad de sacrificio. Por ende, contra toda lógica, mucha gente tenía la esperanza de que los dirigentes de los partidos de izquierda fueran al menos un esbozo de ese nuevo tipo humano.

Si bien el Che Guevara no inventó la idea de que el socialismo daría lugar a un nuevo tipo de hombre, fue uno de los principales responsables de la expansión del mito del “Hombre Nuevo”. 
A diferencia de otros revolucionarios cubanos, que apostaban a consolidar la revolución por el mejoramiento económico y de las condiciones de vida de la sociedad, el Che desconfiaba de los estímulos materiales como motor de la actitud revolucionaria, los creía una vía inevitable de regreso al capitalismo. Sostenía que la revolución debía sustituirlos por  incentivos morales, que hicieran a los hombres y mujeres sentirse partícipes y constructores de una sociedad más libre y plena. Esos hombres y mujeres, comprometidos socialmente no por objetivos materiales sino por el deseo de vivir en una sociedad más justa y solidaria, serían “el Hombre Nuevo”.

La tesis guevarista tuvo un éxito insospechado, si bien no exactamente en Cuba, sí en el resto del Continente. Tal vez porque sintonizaba con el espíritu utópico y generoso de una generación que, a mediados de los años 60, aspiraba a cambiar el mundo.

Cincuenta años después, la Tierra y la historia han dado muchas vueltas. La estrategia guerrillera y “foquista” de la Revolución Cubana no logró imponerse en ningún otro lado (salvo, quizá, por el fugaz triunfo sandinista de 1979 en Nicaragua). El Che y muchos otros “guerrilleros heroicos” murieron tratando de llevarla adelante.


Pero, para sorpresa de muchos, hace menos de  dos décadas, las proclamadas o autoproclamadas izquierdas latinoamericanas comenzaron a llegar al gobierno por la vía electoral, en Chile, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua (esta vez por vía electoral) y Uruguay. 


¿En qué quedó el “Hombre Nuevo” desde entonces?


La convicción de que los adherentes a la ideología socialista tenían –o tienen, o tendrán- alguna clase de superioridad moral sobre sus adversarios, partidarios del capitalismo, siguió siendo una idea-fuerza constante para mucha gente de izquierda. Así, victorias electorales como las de Lula, Chávez, Evo Morales, Correa y Vázquez, entre otros, fueron saludados no sólo como un triunfo político sino también como un renacimiento moral para sus pueblos.


El concepto de “Hombre nuevo” siempre tuvo debilidades lógicas enormes. Aun en la hipótesis –factible- de que un sistema social más justo produjera mejoras en la conducta y en la psiquis humana, ¿por qué esperar que los actuales militantes y dirigentes de izquierda, formados en un mundo injusto, fueran ya “hombres nuevos”?


Entonces, ¿por qué creer que esos hombres y mujeres “viejos”, cargados con los vicios de un sistema injusto, serían capaces de construir el mundo justo en que nacerían los “hombres nuevos”?


  Quizá un estudio más profundo permitiría concluir que el izquierdismo usual, el izquierdismo militante, le debe filosóficamente al cristianismo tanto o más que al marxismo. Pero, en fin, no hay lugar en esta nota para eso.


Lo que conmueve -y me conmueve- es que, para muchos militantes de izquierda de larga data, los zafarranchos de corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, autoritarismo y connivencia con intereses antipopulares, que salpican a los gobiernos y a los gobernantes “de izquierda” son mucho más que una derrota política. Son una crisis existencial. Motivo para preguntarse: “¿para esto arriesgué y dediqué mi vida? ¿Para esto murió o sufrió prisión y torturas tanta gente?”   


No debo ni quiero ser injusto. La mística de la ética militante produjo fenómenos humanos admirables. Hace muchísimos años, siendo yo un niño, mi padre asesoraba al sindicato de trabajadores del Jockey Club, que tenía como presidente o secretario, pero sobre todo como fundador y alma mater, a uno de esos militantes de fierro, de todas las horas: Hugo Strapetti. En determinado momento (cosas humanas) el tesorero del sindicato se fue llevándose la plata de las cuotas y todo lo poco que el sindicato tenía ahorrado. 

Mi padre –él me lo contó- aconsejó hacer la denuncia para desvincular del robo al resto de la dirección sindical. Strapetti le contestó: 

“Si hacemos eso, destrozamos la confianza entre los compañeros y liquidamos al sindicato”. Entonces, tramitó un crédito personal y repuso el dinero sin que se enteraran del faltante más que cuatro o cinco dirigentes. Se endeudó personalmente, en cifras que para un trabajador eran muy importantes, para salvar al sindicato. Y lo salvó.
Pero, claro, esa clase de heroísmos (el que conté no es el único caso que conozco) no pueden exigirse a todos ni todo el tiempo. 

No se puede edificar un sistema social sobre la base de que los seres humanos actuarán como ángeles. Porque no somos ángeles.


¿Significa eso que hay que abandonar toda esperanza y resignarse a un cómodo escepticismo social, afirmando que todo será siempre igual?

No necesariamente. La historia demuestra que, si hay algo seguro, es que nada será siempre igual a como era. Que habrá cambios es seguro, tanto en las cosas materiales como en la cabeza de las personas.


El izquierdismo militante usual ha vivido convencido de que su materia prima son ángeles, o a lo sumo ángeles caídos (no sé por qué, me sigue sonando en la cabeza la palabra “cristianismo”). 

Entonces, suprimidos los males del capitalismo, o de los gobiernos “de derecha”, en la versión de los militantes apurados, la vida social y política se regenerarían éticamente. 

Por eso los escándalos del PT, y otros más cercanos, son un atentado a la esperanza.


La izquierda, en sus buenas épocas, se esforzó en formar militantes sacrificados, sindicalistas combativos y honestos (también de los otros), inquietos estudiantes solidarios, guerrilleros heroicos, combatientes por la libertad, mártires, símbolos humanos. 
Pero se olvidó de algo más modesto. Se olvidó de formar ciudadanos.


La mística de izquierda ha sido heroica, épica. Sus héroes fueron guerrilleros, como Fidel, Dilma y Mujica, o “soldados del pueblo”, como Chávez, o líderes sindicales, como Evo y Lula.


Cuesta decirlo, pero todo eso ha fracasado o está a punto de fracasar. Los líderes heroicos y sus procesos épicos tienden a desintegrarse ante el empuje constante del sistema económico global, ante la tentación del consumo, ante el pensamiento conformista, ante la indiferencia de los miserables y de los cada vez más ignorantes, ante las conspiraciones de los poderosos, ante el mismo deterioro de  los líderes, que terminan creyéndose su propia mística.
Hoy, las grandes luchas sociales, económicas y políticas no son más en la sierra, ni en las fábricas, ni en las plazas. 
Son en las cabezas. 

No necesitamos ángeles ni héroes. Necesitamos cabezas pensantes, ciudadanos.  
El poder económico no tiene ya territorio, pero controla cada vez más cosas. Lo que hacemos, lo que comemos, lo que gozamos, lo que pensamos, lo que queremos y lo que creemos. A menudo no necesita violencia material; tiene algo mejor: el control.

Para defendernos de ese control no necesitamos un partido de ángeles,  ni un comité central de ángeles abnegados. Necesitamos muchos individuos conscientes de sus propios intereses y de los de la sociedad concreta que los rodea, que no son los que nos dice la publicidad, ni la prensa global, ni los organismos internacionales, ni el poder político, ni la academia oficial.
La verdadera rebeldía no pasa hoy por luchar por el poder político. Pasa por pensar, estudiar y entender la realidad.


Pasa por la difícil tarea de conquistar la autonomía, individual y colectiva.  



- postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 




NICARAGUA: ¿democracia autoritaria o dictadura familiar?



La ola de reformas políticas tendientes a acallar a la oposición, las relaciones con las clases dominantes y la postulación de la mujer de Daniel Ortega a la Presidencia del país, muestran un panorama crítico para Nicaragua


Oscar René Vargas
Revista Nueva Sociedad, agosto 2016


 

Entrando en una nueva etapa política



El ocho de junio 2016, la Corte Suprema de Justicia, controlada por el presidente Daniel Ortega, le quitó la personería jurídica al único partido de oposición, consiguiendo, de tal manera, que dicho partido no pueda participar en las elecciones de noviembre de 2016. Días después, el Consejo Supremo Electoral, controlado también por Ortega, destituyó a los diputados opositores electos en el 2011, eliminando el último vestigio de oposición en la institucionalidad del país. El cuatro de junio Ortega canceló la participación electoral de los observadores nacionales e internacionales.

Finalmente, el pasado dos de agosto, el presidente Ortega anunció que su esposa, Rosario Murillo, será su compañera de fórmula en las elecciones de noviembre. Ante la gravedad de estos golpes y hechos políticos cabe la pregunta:

¿Nicaragua está cayendo bajo el poder de una dictadura familiar? Estos hechos son una señal de que Nicaragua no ha superado sus excesos políticos.


Las medidas de Ortega han encaminado al país hacia una nueva etapa política basada en una reconfiguración política en función del bloque en el poder constituido por la alianza de la nueva clase con el gran capital local más el capital extranjero presente en el país.


La gran incógnita es cómo y quiénes conformaran el comando operativo del gobierno en el futuro inmediato. Ortega no tiene aliados o enemigos permanentes: sólo tiene intereses permanentes.

Su gobierno es la expresión del conjunto de las distintas fracciones de la clase dominante.

Sin embargo, las disputas que las mismas están desarrollando de forma larvada no permiten entender con claridad quiénes integran el nuevo comando de poder en el bloque gobernante.

A continuación esbozaré las principales características del país entre 2007 (año en que Daniel Ortega alcanzó la Presidencia) y este año. Esto nos permitirá analizar con mayor rigor la situación del país y su política:


1. En 2015, el PIB alcanzó la cifra de 12.692,5 millones de dólares. El PIB per cápita fue de 2.026,7 dólares.


2. Se aumentaron las importaciones en detrimento de la industria nacional, hoy casi inexistente. Crecieron las exportaciones a menor ritmo, el déficit comercial aumentó más y se volvió crónico.


3. Hay crecimiento macroeconómico, pero se incrementó la desigualdad social, se mantuvo altos los niveles de pobreza y no se alteraron las condiciones estructurales de la exclusión social.


4.  Se priorizó la política asistencialista, pero no se transformó el modelo económico.


5.  Las remesas familiares siguen siendo el mejor programa social del país: los pobres que emigraron les envían dinero a los pobres que se quedaron.

6.  80% de las personas en edad de trabajar se encuentran en la informalidad laboral.


7.  Los niveles de educación siguen sin mejorar. Existe un alto grado de deserción escolar a nivel de primaria, secundaria y universitario.


8.  Toda la industria local que abastece el mercado interno tiene un nivel de productividad sumamente bajo en términos regionales e internacionales; por lo tanto dependen de los salarios bajos para subsistir.


9. Los trabajadores que reciben sueldo formal representan apenas 25% de la población económicamente activa (PEA).


10 .  En este contexto, preocupa la inserción laboral femenina. Las mujeres más jóvenes tienen dificultades para conseguir trabajo formal, salvo en la zonas francas, por el nivel de escolaridad, asociado a la pobreza y a la maternidad temprana.


11.   Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la productividad por trabajador en Nicaragua es de 3.500 dólares. La productividad por trabajador en Costa Rica es 5,7 veces mayor a la productividad por trabajador en Nicaragua.


12.   Los préstamos de Venezuela provenientes de PDVSA bajaron de 435 a 309,4 millones de dólares entre 2014 y 2015.


13.   Entre 2008 y 2015 el gobierno Ortega recibió de Venezuela 3.612,7 millones de dólares en el marco del acuerdo petrolero.


14.   Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indican que casi 80% de los nicaragüenses habitan en viviendas que no cumplen los estándares mínimos de habitabilidad.


15.   Los principales problemas de la población son: empleo, bajos ingresos y alto costo de la vida.

Nicaragua: ¿democracia autoritaria o dictadura?


Entre 2007 y 2015 se desarrolló un círculo aparentemente virtuoso (en realidad perverso) donde el dinero venezolano, las remesas crecientes, el lavado de dinero, los altos precios internacionales de los commodities y las ganancias especulativas inflaban el consumo interno del país.

 El proceso se desarrollaba a través de los gastos estatales (incluyendo los gastos militares), la tecnología celular, el desarrollo eléctrico, las actividades comerciales y el desarrollo de los productos agrícolas de exportación (azúcar, maní, tabaco, palma africana) y provocaba, a su vez, un aumento de la especulación financiera.

Sin embargo, el funcionamiento de dicho mecanismo produjo un círculo vicioso donde las ganancias extraordinarias de los bancos y la sobrecarga financiera comprimieron la economía productiva (por los altos intereses), hecho que a su vez deterioró el desarrollo económico.

 Actualmente, nos encontramos al inicio de la declinación de un ciclo económico y el comienzo de una desaceleración de los niveles de crecimiento del capitalismo rentista y de compadrazgo en Nicaragua.

En esta primera etapa floreciente es cuando la prosperidad y la gobernabilidad autoritaria del sistema no solo reanimaron la voracidad de las elites locales sino que además «aburguesaron» al núcleo central de la nomenclatura dominante en una casta parasitaria rentista y se integraron con la tradicional clase dominante, con los sectores depredadores del medio ambiente y con los miembros de la «lumpenburguesía» del capitalismo local buscando al mismo tiempo diferenciarse de la clases bajas.


Los medios de comunicación concentrados han cumplido un rol decisivo en este proceso inyectando ilusiones en un espacio fértil debido al alto desempleo, la pobreza y el costo de la vida; asociando justicia social con el despilfarro y corrupción de la nueva clase. Este brote de irracionalidad forma parte de un fenómeno más amplio de permitir el autoritarismo para facilitar el enriquecimiento de diferentes sectores: nueva clase, burguesía tradicional, oligarquía y banqueros.


El gobierno Ortega ha significado un giro hacia la derecha en el arco político nacional, al transformarse en defensor el neoliberalismo en alianza con la vieja oligarquía. 

Durante su gobierno se han realizado transferencias de ingresos hacia las elites económicas que por su magnitud y velocidad no tienen precedentes en la historia económica del país.


Las clases dominantes nicaragüenses operan como una suerte de «lumpenburguesía» depredadora altamente destructiva. El fenómeno de «lumpenización» de la clase dominante forma parte de un proceso más amplio de ascenso del parasitismo como componente hegemónico del sistema capitalista local que por supuesto incluye también a la hipertrofia militar, a la narco-economía, al consumo suntuario de las élites y su plataforma productivo-comunicacional.


La «lumpenburguesía» y los diferentes sectores de la clase dominante apoyan al gobierno Ortega y sus prolongaciones económicas y culturales porque creen que el autoritarismo implementado extirpará por completo la memoria histórica de la revolución social de 1979 y bloqueará para siempre el surgimiento de alternativas antisistémicas.


Las memorias colectivas subterráneas que se reproducen de manera invisible pueden converger con nuevas formas de crítica y de lucha práctica hasta conformar un proceso social en ascenso. Dicha posibilidad no debe ser descartada. La evolución de la crisis económica global y regional abre esa perspectiva. Sin embargo, la elite dominante tratará de utilizar al máximo su último recurso: la fuerza militar y la represión.


La clase dominante tradicional ha logrado la rendición negociada de los principios originales del «sandinismo histórico»


 El proceso se ha desarrollado a través de una sofisticada trama envolvente de presiones directas e indirectas, anzuelos seductores y permitiendo el enriquecimiento inexplicable de la nomenclatura. 

Se trata de un juego típico destinado a someter a la mayoría de los altos funcionarios a una dinámica de asimilación al sistema, empezando por sus fundamentos ideológicos progresistas hasta llegar a su extinción estructural.


Para 2017 se avizora un escenario económico de profundización de la concentración económica y centralización del capital, el afianzamiento del agronegocio para la exportación y el desmantelamiento de una multiplicidad de sectores de la pequeña y mediana empresa y, como resultado de ello, un deterioro del mercado de trabajo, un incremento del empleo informal y la migración de jóvenes.


Detrás o debajo de la crisis política y social, del estancamiento de la oposición, del desinterés relativo de Washington por lo sucede en el país, del incremento del autoritarismo del gobierno y de la corrupción que atraviesa todo el país, de arriba abajo, late otro país que viene gestando en las luchas sociales aisladas pero constantes.



NUSO.org - postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 





14.000 maestros serán despedidos en Turquía por presuntos vínculos con el PKK




Hurriyet Daily News, sep 5, 2016

Fuente: New Cold War


Hasta 14.000 maestros serán despedidos por supuestos vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que está fuera de la ley (PKK) en el este y sur de Turquía, anunció el primer ministro Binali Yildirim.

"Se estima que un total de 14.000 maestros en servicio en la región han tenido ciertos tipos de conexiones con el terrorismo", dijo Yildirim a los representantes de las organizaciones no gubernamentales y líderes de opinión en la provincia suroriental de Diyarbakir el 4 de septiembre, agregando que serían suspendidas como una "medida de precaución".

"Cuántos de los 14.000 tienen conexiones con organizaciones terroristas, se verá por  investigaciones y exámenes. Hemos hablado con nuestro Ministerio de Educación y todos los profesores sospechosos se suspenderán y no se les asignará nuevo destino", agregó.

El primer ministro también dijo que los maestros que van a ser suspendidos por supuestos vínculos con el PKK experimentarán las mismas consecuencias que los suspendidos por presuntos vínculos con la organización terrorista "Fetullahist" [se llama así a los seguidores del teólogo islámicoFethullah Gülen], que se cree han orquestado el número de julio 15 de intento de golpe.



Nuevos maestros serían asignados para la región, añadió Yildirim, y que el gobierno también podría despedir otros casos de empleados público vinculados con el terrorismo. "El terror no está sólo en las montañas, también está en el Estado. También está en los gobiernos locales del Estado" [¡Estamos de acuerdo, Yildirim!!!]



Durante su discurso, Yildirim dijo que el PKK y FETO [los "Fetullahist"] se reunieron e hicieron planes antes y después del fallido golpe. "El PKK y FETO se reunieron después del 15 de julio y el último expresa sus demandas a través del primero".

"Les dijeron [los de FETO al PKK], 'No pudimos concretar el negocio [el golpe], por lo que asesinen ustedes al presidente y primer ministro y nosotros les pagamos lo que salga hacerlo'. Sacarían cuentas para eso", añadió. [Queda confirmado eso de que el PKK está al servicio de la contrarrevolución]



Tomando nota de que la gente "dará una lección a los que bombardean al pueblo" y matan soldados, Yildirim dijo que el objetivo era eliminar el terror de la agenda de Turquía.



"Si no lo hacemos, entonces la construcción de áreas de inversión y fábricas aquí se convertirá en un sueño o se retrasaría. El crecimiento es la vida. No se puede hablar de actividad comercial o industrial en el futuro en un lugar donde la vida humana está en peligro ", dijo.



 

[Traducción  y envío de Fernando Moyano]


FM - postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 










Los jacobinos negros

El proceso de Independencia Haitiana (1789/ 1820)



Rolando Bel


SEGUNDA PARTE


Un análisis de la estructura social de Saint-Domingue



Para las vísperas del comienzo de la insurrección esclava la población de Saint-Domingue se calculaba en 530000 personas, de las cuales un poco más del 80 % eran esclavas, las libertas rondaban las 28000 y toda la población blanca era cercana a las 40000 personas.

 A continuación describiré las principales características de estos grupos sociales.

Los grands blancs o grandes plantadores blancos: este grupo estaba conformado por los funcionarios del gobierno francés y los dueños de las grandes plantaciones. Éstos eran la cúspide de la pirámide social de la colonia, también fueron conocidos como la burguesía colonial esclavista. Este grupo no tenía más de 5.000 a 8.000 integrantes, los más adinerados vivían gran parte del año, inclusive gran parte de sus vidas, en la metrópolis francesa. En París conformaban el exclusivo e influyente Club Massiac.


Los petits blancs o blancos pobres: este grupo estaba formado por blancos que no poseían tierras y que trabajaban en tareas comerciales y artesanales., aunque también incluía a soldados y tenderos Era un grupo muy conflictivo porque tenían fuertes recelos de los mulatos a quienes consideraban inferiores pero que muchas veces poseían fortunas muy superiores. Su número era de 35000 personas.


Los affranchi o mulatos: en su mayoría eran mulatos libertos, hijos de plantadores blancos y esclavas negras, aunque incluían a algún negro liberado. Su número era de aproximadamente 28000 personas Se encontraban muy influenciados por la vida, las costumbres y la cultura francesas. Algunos desempeñaban variadas profesiones y oficios como comerciantes, administradores, transportistas, etc.


Muchos de ellos eran dueños de tierras, inclusive de plantaciones esclavistas y poseían la cuarta parte de la tierra para 1789. Sin embargo, la administración colonial, ante la presión de la minoría blanca, había sancionado leyes que les impedían el ascenso social y político. 

Tenían vínculos con los liberales franceses, tanto que en París habían organizado la Sociedad de Amigos de los Negros, que en verdad defendía los intereses de los mulatos que deseaban adquirir una ciudadanía integral idéntica a la de los blancos.


Los esclavos: se calcula que su número era cercano al medio millón de personas, superando a los blancos en una proporción de más de 20 a 1. 

 Cerca del 80 por ciento trabajaba en las plantaciones y tenían dos orígenes: los bozales, africanos que en su mayoría habían sido esclavizados de adolescentes, aculturados e instruidos para el trabajo de plantación; y los criollos, nacidos en la plantación de padres africanos.


No obstante, los orígenes de los africanos eran muy variados, ya que pertenecían a muy diversas etnias con costumbres y lenguajes muy diferentes. Esto contribuyó a la construcción de una cultura sincrética, con los diferentes aportes africanos y de la occidentalización impuesta por los plantadores franceses blancos. Tanto la lengua nacional (el créole) como la religión vudú expresan ese sincretismo.


Los cimaroons o negros cimarrones: quizás no tan significativos desde el aspecto cuantitativo ni desde lo económico pero sí desde lo político y simbólico. El término se aplicaba a los esclavos que huían de sus dueños y que muchas veces se refugiaban en las montañas, ya sea en forma solitaria o formando pequeñas comunidades.


Aún cuando su número permaneció limitado, su importancia fue fundamental, ya que estos fugitivos, rondaban las plantaciones para proveerse de víveres y alentando a los esclavos a rebelarse. El más ejemplo más notable fue el del africano Mackandal y sus brigadas que durante el período de 1751 a 1758, atacaron a las plantaciones, matando blancos y alentando a los negros a sublevarse.

 Finalmente fueron capturados y ejecutados, pero su memoria, y especialmente sus tácticas de resistencia guerrillera, ejercieron gran influencia en los hechos posteriores.


Para dimensionar los excelentes rindes de la colonia francesa basta mencionar un sólo dato: la utilidad anual promedio que generaba la producción azucarera de Saint-Domingue era del orden del 8 al 12 %, mientras que en Jamaica, la más productiva de las colonias inglesas, apenas llegaba a un 4 %. Herbert Klein señala que la colonia francesa, además de ser la mayor productora de azúcar de América estaba por convertirse en la mayor abastecedora de café del mundo.
“Las exportaciones sumaban dos tercios del valor total de las mercancías remitidas por las Indias Occidentales francesas, y en volumen superaban los envíos de las Antillas españolas e inglesas sumados. Más de 600 barcos por año llegaban a sus puertos para cargar azúcar, café, algodón, especias, añil y cacao destinados al mercado europeo”.i


Si bien la colonia era próspera y eficiente, la más rica del mundo y la que aportaba el principal ingreso externo a la nación francesa, ya comenzaban a vislumbrarse ciertos problemas de sustentabilidad, de acuerdo a los relatos de los viajeros extranjeros y administradores más agudos. 

En primer lugar, se preveía un agotamiento de la tierra debido a que tanto el añil como la caña de azúcar son cultivos que extraen muchos nutrientes del terreno de cultivo. Ya comenzaba disminuir el rendimiento productivo, de hecho la producción cafetalera había comenzado a tensionar la hegemonía del azúcar, sin que se estableciera ninguna medida de cuidado o regeneración.

 En segundo lugar, se percibía que la estructura social de la colonia era tan artificial como inmersa en profundas contradicciones sociales y raciales.


Algunas de las reflexiones de los críticos apuntaban al peligro que significaba la desproporcionada población esclava con relación a la considerada libre.

 Para comparar: en otro espacio antillano donde predominaba la gran plantación azucarera y esclavista como Cuba, la población esclava era del 36 % en el año 1846.ii Inclusive en la esclavista capitanía de Minas, en el Brasil colonial, la población esclava apenas superaba la mitad de la población total en el año1776.iii



Revolución social y guerra anticolonial (1791-1798)



La Revolución Francesa de 1789 tuvo un fuerte impacto sobre la sociedad racista y esclavista de la colonia. Inicialmente, la igualdad entre los hombres proclamada por la revolución no sólo no se aplicaba a los esclavos, sino tampoco a los mulatos ni a los negros libres.

 Las luchas internas entre monárquicos, girondinos y jacobinos y las guerras contra otras naciones se sumaron a las ya fuertes contradicciones de la sociedad colonial, aunque los sucesos externos impactaban en ella con cierto retraso debido a las demoras en las comunicaciones.


La primera tensión política evidente en la estructura local fue el conflicto entre los grandes propietarios y comerciantes de la colonia y los funcionarios de ésta. Los propietarios querían independizarse y los segundos continuar su vínculo con Francia. La Sociedad de Amigos de los Negros, que tuvo un importante papel en las discusiones sobre la abolición de la esclavitud, estaba formada por un grupo bastante heterogéneo de mulatos instruidos e influyentes, movidos por ideologías e intereses diferentes pero bien relacionados con los diversos grupos liberales de París. 

Si bien planteaban llevar la esclavitud a su fin, sus acciones políticas se orientaban más a lograr equiparar sus derechos con los de los ciudadanos blancos, beneficio que el Código Negro imperante en las colonias les negaba. Para ejemplificar: en 1790 la asamblea colonial de Saint-Domingue extendió los derechos políticos a los blancos pobres pero excluyen a los mulatos, evidenciando que la exclusión política se fundamentaba en la cuestión racial.
La acción de la Sociedad de Amigos de los Negros, tuvo una fuerte influencia en los acontecimientos de la colonia. Su acción causó temor y recelo entre los propietarios de esclavos, al tiempo que alentó las esperanzas de igualdad de mulatos y negros. 

Esos deseos de igualdad de los mulatos motivaron el primer intento de rebelión. Un grupo de los mismos, liderados por Vincent Ogé y Chavannes, a fines de octubre de 1790 se manifestó frente a la Asamblea de Port-au-Prince exigiendo iguales derechos para mulatos y negros. El reclamo fue duramente reprimido, incluso con una serie de ejecuciones.


Las tensiones surgieron también entre los petits blancs o patriotas y los grands blancs, ya que mientras los primeros se resistían al avance de los derechos de los mulatos e insistían en continuar su vinculación a la metrópolis; los segundos, en cambio, comenzaban a vislumbrar la posibilidad de una autonomía –o independencia al estilo de Estados Unidos-, que les permitiera mantener el sistema esclavista, la base de la economía latifundista de explotación.
Sin embargo, las principales tensiones se venían acumulando en la base de la sociedad colonial, ya que los esclavos y esclavas negras comenzaron a ser permeados por las ideas de igualdad, libertad e independencia que circulaban por las bocas de sus patrones y administradores blancos y mulatos. A la vez, los esclavos percibieron la fractura del bloque dominante: las tensiones entre metrópolis/colonia, plantadores blancos/blancos pobres y terratenientes/administradores coloniales.


Sin duda, fue la Gran Insurrección del Norte la que comenzó el proceso revolucionario y evidenció que sería imposible restituir el sistema esclavista, o al menos intentar hacerlo sin diezmar a las masas negras insurreccionadas.
En agosto de 1791 el sacerdote vudú Boukman convocó a una asamblea con 200 delegados de plantaciones norteñas, donde se coordinó la insurrección de los esclavos contra sus amos. 

A los pocos días, estalló la rebelión en la región norteña, donde predominaban las grandes plantaciones azucareras. En una gran movilización de masas, decenas de miles de esclavos se sublevaron, liderados por Boukman y exterminaron a la mayoría de la población blanca, destruyendo a las haciendas, los ingenios y a casi toda la infraestructura relacionada con el sistema esclavista. Inicialmente, la insurrección abarcó la parte central del Norte, alrededor del Cabo, con base en las parroquias de Limbé, Dondon y Ouanaminthe.


El ejército de esclavos insurrectos era superior a los 30000 combatientes, aunque no todos ingresaban al combate en forma simultánea. Si bien la rebelión fue reprimida, con la ejecución de su líder, la lucha continuó y comenzó a extenderse a las regiones Oeste y Sur. En estas regiones no se produjo una insurrección esclava generalizada pero sí luchas entre blancos (realistas/republicanos) y entre élites latifundistas (blanca/mulata).

 En poco tiempo, se impuso el grupo mulato de orientación republicana, que logró seducir y controlar a las masas negras e inclusive después de la abolición consiguió que gran parte de las mismas volvieran al trabajo en las plantaciones.


Mientras tanto, el gobierno metropolitano, ahora a cargo de los republicanos, intentaba dar respuesta a la conflictiva situación de la colonia. A comienzos de 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidió otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color, o sea a la población mulata, muy influyente en la región sur. Para aplicar esta y otras medidas envió a tres comisarios civiles, encabezados por el jacobino Léger-Félicité Sonthonax y acompañados de una fuerza de 6000 hombres.


La medida contó con la fuerte oposición de los pobladores blancos, tanto de los plantadores como de los más pobres. Para derrotarlos, el astuto Sonthonax movilizó a los mulatos y, con la ayuda de este grupo y de las tropas leales, logró controlar tanto a los blancos como a las masas esclavas.


Sin embargo, sucesos externos aumentarían las tensiones en la sociedad isleña, ya que en febrero de 1793 Francia declaró la guerra a Gran Bretaña y el rey Luis XVI fue ejecutado. Había comenzado el gobierno de la Primera República Francesa. Ambos hechos tuvieron un fuerte impacto en la colonia.

 Los plantadores y funcionarios realistas se sublevaron liderados por el general Galbaud, jefe de las fuerzas en Le Cap. Ante el peligro realista, Sonthonax, moviliza a la población mulata pero también a 10000 esclavos a los que otorgaría la libertad a condición de que integraran el ejército republicano.iv Como bien apunta Moya Pons, los franceses hubieran sido derrotados si el comisario civil (Sonthonax) no se hubiera excedido en sus poderes nominales, al liberar a las masas esclavas y movilizarlas ante el avance de los ejércitos enemigos.v Las tropas realistas fueron derrotadas pero la liberación de tan alto número de esclavos irritó a los mulatos, muchos de los cuales eran propietarios de estos trabajadores.


Ante esta situación, en vísperas de una inminente invasión por parte de los ingleses, el funcionario Sonthonax buscó ampliar el apoyo de las masas negras, para lo que el 29 de agosto de 1793 decretó la emancipación general de los esclavos en el norte de Saint-Domingue, medida que rápidamente se extendió a toda la colonia. 

Ante los hechos, el 4 de febrero de 1794 la Convención Nacional Francesa declaró abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas aunque, en la práctica sólo se liberaron las masas esclavas de la isla caribeña.


Otras potencias europeas colonialistas como Gran Bretaña y España observaban a la rica colonia de Saint-Domingue como un apetitoso botín además de la oportunidad de privar a la enemiga Francia de una de sus mayores fuentes de recursos. Los primeros enviaron en 1794 una poderosa expedición de decenas de miles que ocuparon Port-au-Prince y otros puntos costeros. 

 España, por su parte, intentó ganarse el favor de los esclavos prometiéndoles la liberación, y atacó la colonia desde la parte oriental de la isla. Los principales dirigentes de la rebelión de esclavos pasaron a luchar por el bando español.


La dominación francesa de colonia estaba en su punto crítico, ya que esta se encontraba invadida por la Marina británica y por las tropas españolas a las que se habían unido numerosos pobladores franceses de orientación monárquica. Las fuerzas francesas fueron derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por las tropas españolas.


Empero, la situación cambiaría de rumbo a mitad de ese año (1794), gracias al caudillo y militar negro Toussaint Louverture, quien hasta el momento luchaba para el bando español, pero que, ante la influencia de los comisarios y oficiales franceses, decidió cambiarse al bando francés.


El ejército que estaba a su mando, de carácter multirracial puesto que estaba conformado por soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos, atacó a sus antiguos aliados y les arrebató una decena de ciudades. En un año, y gracias a su hábil manejo de la situación, rechazó a los españoles hasta la frontera oriental de la isla y consiguió derrotar a sus antiguos jefes, que habían permanecido leales a España.


La lucha contra los británicos resultó, sin embargo, más complicada. Toussaint no pudo echarlos ni del Norte ni del Oeste. En el Sur, el general mulato André Rigaud lograba contenerlos, pero no era capaz de rechazarlos. Gracias a las armas y pertrechos llegados con la comisión de Sonthonax y Laveaux en mayo de 1796, Louverture, que contaba con un ejército de 51000 soldados, entre ellos 3000 blancos, reemprendió la lucha contra los británicos y obtuvo diversas victorias, aunque ninguna de ellas decisiva.


Las tropas inglesas, debilitadas ante la resistencia de los lugareños y por las enfermedades tropicales que le habían ocasionado numerosas bajas, (cerca de 25000 soldados) y ante la amenaza de un contraataque de Toussaint en Jamaica, decidieron negociar. El conflicto concluyó cuando a fines de agosto de 1798, los británicos, a cambio de concesiones comerciales prometidas por el gobierno de Louverture, se retiraron de la isla.


En los años posteriores se percibe claramente el enfrentamiento entre las élites locales que participaron en la lucha anticolonial. Por un lado, la rama mulata, integrada en gran medida por los affranchi, muchos de ellos propietarios en la región sureña y en menor medida en el oeste. Por lo general, eran instruidos, y partidarios del republicanismo francés, por ejemplo André Rigaud y Alejandro Sabés (Pètion). Si bien tenían conocimientos políticos y experiencia militar, respondían a una clara política y estrategia de los intereses de los propietarios agrícolas sureños, aunque muchos de estos sólo poseían fincas pequeñas y medianas.


La otra rama conocida como negra estaba integrada por ex –esclavos “negros de talento”, dotados de inteligencia y gran iniciativa como Toussaint Louverture, Dessalines e incluso Henri Christhope. Su ascenso se debía tanto a su talento y capacidad como a su audacia en el plano militar y político, logrando imponerse a las masas inorgánicas. En general, los integrantes de las dos ramas fueron excelentes administradores y organizadores de la producción, tanto que Joachim Benoit considera que formaron una verdadera aristocracia. 

Para ambos grupos la independencia presuponía sustituir la dominación francesa por la propia.vi
Expresión de este conflicto entre las dos ramas es la denominada Guerra de los Cuchillos, acontecida entre junio de 1799 y marzo de 1800. Se trata de una revuelta de los generales negros: Toussaint Louverture y los generales Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, contra los generales mulatos como André Rigaud y Alexander Pètion, entre otros. Estos últimos fueron derrotados y, con otros dirigentes mulatos, se exiliaron a Francia.


Los generales negros y mulatos y las masas insurrectas habían logrado abolir la esclavitud, extender los derechos de los ciudadanos en forma universal y alcanzar una independencia de facto, pero se encontraban con un país destruido en el sistema económico y productivo y que a la vez estaba aislado comercial y diplomáticamente del contexto mundial.


A continuación analizaremos el proyecto económico que Toussaint Louverture intentó implementar para reconstruir y reactivar la economía nacional, si bien es pertinente apuntar que este experimento sólo duró un año y medio en el sur, y un lustro en las zonas norte y oeste. El caudillo gobernante consideraba a la agricultura como base de la vida nacional y deseaba que la isla recuperara su supremacía como la mayor exportadora azucarera del mundo. 

Concebía a la producción agropecuaria con un carácter latifundista y basada en el trabajo disciplinado e intensivo de importantes colectivos humanos, por lo que intentaría establecer un sistema de gran propiedad, inclusive restituyendo propiedades a plantadores blancos, no tanto así a los mulatos y obligando a trabajadores negros a volver a las plantaciones, aunque no como esclavos sino como asalariados. De hecho, se había establecido una alianza entre los terratenientes blancos y los nuevos terratenientes negros.


Otra medida que apuntaba a consolidar la propiedad latifundiaria consistía en impedir la venta de propiedades menores a 50 carreaux (56,5 hectáreas) y obligan a los trabajadores dispersos o fugados a volver a las haciendas.vii


 Se establece un dispositivo laboral de caporalismo agrario,viii donde a los trabajadores de las haciendas, que ya eran libertos conocidos como cultivateurs (cultivadores) y, se les prohibían el libre desplazamiento, el vagabundeo, las costumbres incivilizadas y se los sometía a un fuerte control en las haciendas a través de un sistema militarizado.


Muchas de estas normativas, junto con el pensamiento político de Louverture se expresan en el Reglamento publicado el 12 de octubre de 1800. En el mismo se establecía el culto a la producción agrícola como fundamento de toda riqueza y se expresaba que la libertad debía ser unida al trabajo intensivo para asegurar el bien público. Se organizaba a los trabajadores en forma militar, exigiéndoles obediencia jerárquica. Se perseguía a los desertores y ociosos.


Tanto la reconstrucción económica (plantaciones, infraestructura de transporte, ingenios, etc.) como el desarrollo y producción agrícola recaía sobre los Inspectores Agrícolas, que por lo general eran militares.

Además, se mantenía el sistema de reparto de ganancias establecido por Sonthonax que consistía en repartir la producción de la siguiente manera: un cuarto para el Tesoro Público, un cuarto para el propietario, un cuarto para el arrendatario y el cuarto restante para los trabajadores campesinos. En la práctica, al implementarse estas medidas, los agricultores que legalmente eran libres pasaron a un sistema de trabajo coactivo, que mezclaba elementos feudales, militares y paternalistas.ix


Con estas medidas, el gobierno logró ciertos éxitos en la reconstrucción de la economía exportadora, más allá de una importante sangría humana que constituían los campesinos que se fugaban hacia las zonas montañosas, para engrosar las comunidades cimarronas. El nuevo gobierno, si bien no pudo recuperar la producción del añil y del azúcar a los estándares pre-insurrecionales, sí logró que aumentara la producción cafetalera.


Sin embargo, fue en los aspectos políticos y sociales donde la reconstrucción louvertiana encontró más resistencias, que iban desde los desposeídos productores mulatos del sur hasta los descontentos esclavos del norte, que se indignaban al volver al trabajo forzado en las plantaciones. En poco tiempo, acontecería una rebelión de negros del Norte que fue duramente reprimida por el gobierno.


A principios de 1801, el gobierno de Louverture invadió la parte española de la isla, que en 1795 había sido cedida a Francia por el Tratado de Basilea, aunque en la práctica la administración francesa era casi inexistente. El Oriente isleño es anexado, con escasa resistencia de las comunidades locales.


A continuación, el gobierno haitiano tomó algunas medidas de carácter económico-social como la de liberar a los esclavos, aunque debían seguir trabajando en las haciendas y la de fomentar el cultivo de productos exportables (caña, café, algodón y cacao) en desmedro de la tradicional producción dominicana consistente en la ganadería hatera y en el corte de caoba.x


En mayo del mismo año, se propuso un Proyecto de Constitución por la cual la colonia, aún proclamándose parte integral de Francia, tendría un gobierno que gozaría de una enorme autonomía y otorgándose a sí mismo el gobierno vitalicio.


Las medidas represivas del gobierno, más otras como las gestiones para que regresen los blancos huidos, en muchos casos odiados plantadores esclavistas, debilitaron el apoyo de la población negra y mulata al régimen de Louverture.


Esta situación facilitó la posterior invasión francesa, ya que el gobierno de Napoleón Bonaparte rechazó el proyecto de constitución del gobierno isleño y decidió enviar una fuerte expedición militar para reconquistar la isla y a la vez restablecer al sistema esclavista. 



F.Moyano-
 postaporteñ@ 1660 - 2016-09-08 





seguinos 


en el blog  http://postaportenia.blogspot.com


 EN twiter https://twitter.com/postaportenia


 Facebook La Posta Porteña Garcia


  https://www.facebook.com/profile.php?id=100009506409176-

No hay comentarios: