viernes, 29 de octubre de 2010

EL GAGO


Postaporteñ@



**Nº 444 octubre 29 de 2010 - Año 5



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A LA SOMBRA DE UN GIGANTE



Su vasta y noble existencia /Tiene laureados destaques/Y ya no hay nada que opaque /Su espíritu de grandeza



Cuando comenzamos con los relatos de aspectos no tan conocidos de Raúl Sendic Antonaccio, escritos por el cro. Infante, con estos versos, no nos dábamos cuenta la importancia de hacer el destaque de este Raúl; ya que ahora vemos una verdadera ofensiva para opacar su figura y que lo quieren pasar a ser como lo dice otro cumpa Rosendo, de fundador de la primera guerrilla en Uruguay, dirigente de la misma, jefe de comandos militares y referente político-militar en América; a ser “un sencillo trasmisor de fogón, un hombre tranquilo, casi un paisano manso a quien le gustaba dialogar en los fogones en rueda de mates, rodeado de paisanos, no hablador de multitudes sino conversador en las soledades y en los rincones.”

Que disfruten de este conmovedor y totalmente cierto relato sobre el Gogo
Posta



-relatos sobre Raúl Sendic Antonaccio-



GOGO


contemplo con asombro como la mayoría de las personas, por hacer cosas IMPORTANTES, dejan de lado lo ESENCIAL.

Vincent VANG GOG (Cartas a Theo)

El Gogo anduvo muy mal en la máquina. Era un militante viejo. Participó en la primera marcha cañera. En realidad lo conocía a Raúl desde antes por ser de Salto. Pero era un tipo muy especial.
Como a los dos “nos sacaban el cuerpo”, nos encontrábamos muy seguido en los recreos. Lo liberaron antes que a mí.

El cura de “Tierra Santa” lo acogió y le dio trabajo.
Pero… no pudo con la condición. Se mandó una embarrada.

Después anduvo boyando de un lado a otro. Todos le “sacaban el cuerpo”. Yo también. Después… le perdí el rastro.

Un día estaba en la puerta de la casa de Ejido esperando a Raúl con la camioneta prendida, cuando lo veo. Venía desde la Rambla. Nos saludamos y nos pusimos a hablar.

En eso sale Raúl y lo saluda sorprendido
.
Como acostumbraba, empieza a preguntarle por su salud, y si tenía trabajo.
-Me revuelvo con alguna changa de carpintería, pero hace tiempo que no consigo nada. ¿Vos no sabés de algo por ahí? –le dijo esperanzado.

Raúl me mira a mí y me pregunta:

-¿Halla en el local no tenemos algún trabajo para darle?

-¿Y qué trabajo vamos a tener? ¡Si no tenemos nada!

-¡Pero algo debe haber!...!Bancos...Eso…precisamos bancos! ¿Vos te animás a hacernos unos cuantos? -le dijo.

-¡Claro!

-Bueno, voy a tratar de conseguir la madera. Llamame al local mañana.

Ricardo te da el número. Y ahí arreglamos.
De mala gana le di el número.

La cosa no me gustaba nada.

Cuando nos fuimos en la camioneta le pregunté:

-¿Vos no sabés lo que hizo el Gogo?
-Si, sé que anduvo medio mal en la máquina.

-No me refiero a eso, digo con el Cura de Tierra Santa…
-¿Qué pasó con el Cura?

Le conté y vi como se le cambiaba la cara.

-¿Eso le hizo al Cura ese que siempre nos mandaba cosas a la cárcel?
Se quedó muy preocupado.

Al otro día llamó y hablaron por teléfono. No sé que le dijo, pero el trabajo no “corrió”.

Respiré aliviado.

Al tiempo se enteró que estaba quedándose en los aleros del Templo Inglés. Le puso la tarea a Rony Scarzella que lo visitara todas las semanas, y le llevara yerba, tabaco y todo eso. Plata no.

Ese invierno fue muy frío. Temperaturas bajo cero.

Un día me enteré en el informativo, mientras iba hacia lo de Raúl que habían encontrado en la Ciudad Vieja una persona muerta por hipotermia. “Pobre hombre, me dije, esa sí que es brava”, y seguí escuchando… cosas menos tristes.
Estábamos con Raúl planificando lo que teníamos que hacer en la mañana, cuando llegó Marta.

Nos sorprendió a los dos que llegara a esa hora.

Casi sin saludar le dice a Raúl:

-¿Supiste lo del Gogo?

-¿Qué pasó con el Gogo?

-¡Apareció muerto en la Ciudad Vieja!

-¿De qué murió?

-¡Murió de frío!

Raúl se quedó callado, con la boca entreabierta. Parecía que le habían pegado con un martillo en la cabeza. Se sentó, escuchando a Marta que le pasaba los detalles. Creo que no dijo nada. Marta se despidió.

Tenía que ir a trabajar, y ya estaba retrasada.

Raúl fue a la piecita del frente, y ahí se quedó.

Como demoraba y teníamos muchas cosas que hacer fui a buscarlo.

Lo encontré sentado en el catre con las manos en la cabeza, mirando el suelo.
-¿Te pasa algo?, le pregunté preocupado.

No me contestó enseguida. Fue levantando despacio la cabeza y vi ¡otro hombre! Sus ojos estaban muy tristes, su cara muy blanca.

-¿Sabés que pasa Ricardo? ¡Estas cosas me matan!

-¿Qué cosas? –pregunté preocupado.

-Lo del Gogo.

-Bueno Raúl, vos no sos culpable.

Lo que me dijo me dejó helado:

-¡No sé si no soy culpable!

-¿Qué estás diciendo Raúl? ¿Que tenés que ver vos con que el Gogo se muera de frío?

Con voz muy baja me explicó:

-¿Te acordás cuando me pidió trabajo y yo no le di? Capaz que las cosas hubieran sido diferentes si le hubiera dado.

-¡Entonces el culpable soy yo que te pasé el dato! –dije conciliador.

-No, vos hiciste lo correcto. Yo tenía que decidir y… ¡lo resolví mal!

Me quedé callado, él también. Al rato me dice:

-Andá por el local y avisale a los que íbamos a ver que no voy. Deciles cualquier cosa, que estoy enfermo… cualquier cosa. No voy a salir hoy. Andate y vení mañana. No estoy para nadie.

Me fui pensando.

Mucho tiempo después, comiendo un asado en la casa del “viejo” Julio, le comenté esto y me dijo:

-Si, el siempre andaba preocupado por esas cosas. Mientras en África los gurises se mueren amontonados, a él le preocupaba eso.

Pasó mucho tiempo de todo esto.

Hoy creo que Raúl Sendic nunca brilló tanto como Ser Humano, como en ese día.

Porque la rutina nos crea el hábito de juzgar a las personas por otras cosas, y nos olvidamos que la medida correcta de hacerlo, la medida esencial, es el AMOR

Un Revolucionario es eso: una persona con capacidad ilimitada de AMOR

Raúl la tenía.

Me acuerdo de todo esto cuando escucho a Jorge Drexler : Una vida lo que un sol, vale…


Ricardo Infante Caminal
ricardoinfante366@hotmail.com



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EL PAJARITO NO QUIERE COMER

TRANQUILO,

QUE LA JAULA ESTÁ RECIÉN PINTADA




Procesado por la desaparición de Adalberto Soba en 1976, el coronel (r) Jorge Silveira vuelve a protestar con un ayuno. Ya confesado por monseñor Nicolás Cotugno, tendrá tiempo de reflexionar cuando se lo condene por todos sus otros delitos: el ataque al Senado en 1973, la tortura y violación de detenidos en centros de torturas, el traslado de Elena Quinteros, la desaparición de nueve personas en el 300 Carlos, su participación en chantajes económicos, su presencia en Automotores Orletti y el caso Gelman, para luego enfrentar sus requisitorias desde la justicia de Argentina, España e Italia.

A Jorge Alberto Silveira Quesada lo parieron (ése es el verbo) el 20 de setiembre de 1945. Veinte años después ingresó al Ejército, al arma de Artillería, donde conoció a otros represores como Tabaré Acuña, Roberto Botti Porras, Manuel Cordero, José Nino Gavazzo, Mario Mouriño, Juan José Pomoli, Ruben Atilio Sosa y Gustavo Taramasco, algunos de los cuales ya han sido condenados por crímenes de lesa humanidad.

En 1968, siendo cadete, realizó el curso de Special Cadet Course en la Escuela de las Américas, donde Estados Unidos instruyó a buena parte de los torturadores de las dictaduras de la región. Eran sus compañeros de generación algunos militares que también se destacarían por unos u otros motivos: Armando Méndez, Pedro Cardelliac, Juan Delpino, Walter Díaz Tito y Heber Figoli.

A partir de 1971, cuando las Fuerzas Armadas se suman a la Policía y surgen las Fuerzas Conjuntas para reprimir a la insurgente guerrilla, Silveira pasa a desempeñarse en el Grupo de Artillería Nº 1 en La Paloma, detrás del Cerro, donde funcionaba la sede de la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA). Allí operó con el grado de teniente en el equipo del S2 (inteligencia), que comandaba el mayor Gavazzo.

Sus víctimas lo recuerdan entonces bajo el seudónimo de ‘Chimichurri’. En 1972 ‘interrogó’ en el Batallón de Infantería Nº 8 de Paysandú a María Elia Topolansky, hermana de Lucía, la hoy senadora y primera dama. Quienes lo sufrieron destacan su sadismo, especialmente las mujeres, ante quienes lucía, orgulloso, el mote de ‘Isidorito Cañones’, por su parecido al personaje de historieta argentino.

Pájaro dictatorial


Silveira se sintió importante la noche del golpe de Estado de 1973. Horacio Catalurda, funcionario del Legislativo, reseña tras la última sesión del Senado… “Me acuerdo de que [Jorge] ‘Pajarito’ Silveira fue el que comandó la tropa que invadió el Palacio aquella noche […] Al primer lugar que fueron a revolver todo fue al despacho del senador Zelmar Michelini. Fueron derecho para allí diciendo que lo allanaban en la búsqueda de armas que nunca encontraron”.

El legislador Víctor Semproni fue una de sus víctimas en Artillería Nº 1 en 1974 y en su testimonio señala a Silveira como uno de los torturadores del desaparecido Eduardo Pérez (el gordo Marcos) y como quien le confesó que habían ejecutado a los fusilados de Soca: "A esos cinco los limpiamos nosotros, y la próxima vez que caiga uno de los nuestros [en alusión a la muerte del coronel Ramón Trabal, en París] van a ser diez... Estás autorizado a decirlo en la visita como advertencia para los de afuera", le dijo Silveira.

Para 1975, en el Año de la Orientalidad, Silveira es asignado directamente en la OCOA de la División de Ejército I y participa de un intento de chantaje a militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) a quienes torturan para que sus compañeros exiliados en Buenos Aires entreguen la bandera de los 33 Orientales que la OPR-33 había secuestrado en 1969 y el dinero que luego les quitarían en Orletti.

A partir de 1976, Silveira ya era capitán y bajo su alias de ‘Oscar 7’ o ‘Siete Sierras’ se había transformado en un maniático torturador del 300 Carlos, el centro de torturas conocido como el “infierno grande”, ubicado en un galpón del Servicio de Material y Armamentos, a los fondos del Batallón de Infantería Nº 13. Allí desaparecieron Carlos Arévalo, Eduardo Bleier, Juan Manuel Brieba, Julio Correa, Julio Escudero, Fernando Miranda y Laureano Montes de Oca.


Pájaro coordinado


Silveira niega haber viajado a Buenos Aires o participado en el ‘pozo’ Automotores Orletti; sin embargo, una de las sobrevivientes, Ana María Salvo, lo recuerda en su primer día en aquel centro de torturas: “El primero en hablar es el oficial Juan Manuel Cordero, quien me conocía por haber allanado varias veces mi casa en Montevideo durante el año 72. También estaban Jorge Silveira y Nino Gavazzo, que me habían interrogado y torturado en Montevideo, en el cuartel de La Paloma, en febrero de 1974".

Las víctimas de Orletti siguieron sufriendo al ‘Pajarito’ Silveira tras su traslado ilegal a Montevideo en el “primer vuelo”. Era uno de los que las interrogaban en el “infierno chico”, como llamaban a la casona que utilizaban en Punta Gorda.
También lo identifican como un visitante continuo cuando las trasladan a la sede del Servicio de Información y Defensa (SID), en Bulevar Artigas y Palmar, donde ya estaba la nuera del poeta argentino Juan Gelman. “Silveira siempre llegaba en su VW blanco”, atestiguan.

A principios de 1977, Silveira y el policía Ricardo ‘Conejo’ Medina son los que dejan en la puerta de la casa del comisario Ángel Touriño una canastita en la que se encontraba Macarena, la hija que María Claudia García de Gelman, había tenido en el Hospital Militar. Fuentes militares señalan a Silveira, junto a Medina y los coroneles Juan Rodríguez Buratti y Ricardo Arab, como los asesinos de María Claudia, a quien enterraron en el Batallón de Paracaidistas Nº 14 de Toledo.
Cuando en enero de 1977 el “infierno grande” se traslada a La Tablada, Silveira y otros miembros de la OCOA (Victoriano Vázquez, Roberto Echavarría y José Luis Parisi) son derivados al Establecimiento Militar de Reclusión Nº 2, en Punta de Rieles, pero en realidad ‘Pajarito’ seguía operando para la OCOA en los interrogatorios en La Tablada. Por ese centro de detención clandestino pasaron varios de los desaparecidos traídos de Argentina en 1978.


Pájaro sádico


En una entrevista publicada en la revista Posdata, dos colaboradores del FUSNA narran: “Llegó un capitán de OCOA un día que había uno en la ‘máquina’ colgado. ‘¿Lo puedo interrogar?’, preguntó al teniente Juan Carlos Larcebeau. ‘Bueno’, le dijo. Lo conecta y se afirma en el ‘teléfono’ y empieza a darle y darle… y el otro empieza a cimbrarse y largar espuma por la boca y le dio un ataque. Llamamos al médico. Quedó duro.
Larcebeau se calienta, saca al capitán y le dice: ‘¿Qué hacés? ¿sos tarado? Le estás dando y no le preguntás nada. ¡Vas a matar al tipo!’… Y el capitán respondió: ‘No, si cuando se mueren hacen crick’ (e hizo un gesto)”. El capitán era Jorge Silveira.

A partir de 1980, ‘Pajarito’ pasó al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Conjuntas (Esmaco), que desde la casona donde hoy funciona el Ministerio de Defensa Nacional, en 8 de Octubre, encabezaba unas frustradas conversaciones con los partidos políticos que llevaron al plebiscito por la reforma de la Constitución. Silveira también fungía como jefe de administrativos del Palacio Legislativo, donde actuaba el Consejo de Estado.

En 1981 Silveira vuelve a ser protagonista de uno de los más sanguinarios episodios de violación a los derechos humanos sufridos durante la dictadura. Ocurrió seis meses después de la derrota del plebiscito del 80, en la madrugada del 27 de junio, octavo aniversario del golpe de Estado, cuando 20 adolescentes fueron detenidos en la sede de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), en la calle Maldonado.

El escalofriante relato de lo ocurrido fue denunciado por el senador José Germán Araújo en el Parlamento y relatado por Samuel Blixen en Brecha. “Yo soy el jefe, soy el que mando. Yo hago lo que quiero. Los cojo, los mato”, fueron las primeras palabras de quien llamaban ‘Chimichurri’, que en los 41 días siguientes torturaría a todos, sodomizaría a los varones y violaría a las mujeres. Prefería a las vírgenes.

Pájaro impune


Miembro de la logia militar Chucrut, Silveira fue ascendido a coronel tras la reinstitucionalización del país. Estaba conectado con el Partido Colorado, con el sector del propio presidente Julio María Sanguinetti. Y aunque fue desplazado durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle, resurgió con el segundo mandato de Sanguinetti en el Estado Mayor Personal del comandante en jefe, Fernán Amado, en 1996.
El 16 de diciembre de 1988, Silveira fue uno de los militares a los que el fiscal militar, coronel José Sambucetti, “interrogó”, por orden de Sanguinetti, en “cumplimiento” del artículo 4º de la Ley de Caducidad.
Se le preguntó si estuvo en Buenos Aires, si conocía a varios desaparecidos, entre ellos Gerardo Gatti y León Duarte. Todas sus respuestas fueron una breve frase que resumía su impunidad: “Que no”.
La carrera militar de ‘Pajarito’ Silveira finalizó en el año 2000, cuando en una de sus primeras decisiones el nuevo comandante en jefe, Juan Geymonat, lo relevó de su cargo y lo dejó sin destino.

En setiembre de ese año pasó a retiro y fue homenajeado por sus pares en el Círculo Militar, que aquella noche también celebraron que el presidente Jorge Batlle negara información a la justicia argentina sobre ocho militares denunciados por violaciones a los derechos humanos.

Silveira era uno de ellos.
El miércoles 5 de setiembre de 2001, en el Día del Retirado del Ejército, el coronel Jorge Silveira fue uno de los condecorados por el comandante en jefe Carlos Daners, quien le entregó una medalla de agradecimiento “por los servicios prestados” y lo señaló como “un ejemplo a seguir”. Pero a partir de su retiro, ‘Pajarito’ perdió su poder en el ámbito militar, en el político y aun en el empresarial.

Pájaro escrachado

Tras el hallazgo de Macarena Gelman, Silveira sumó su preocupación a la de otros represores conocidos como el “Grupo del Aquelarre” que habían sido denunciados internacionalmente y requeridos desde Argentina, España e Italia. Para colmo también fue implicado desde Brasil en el asesinato del ex presidente João Goulart.

Sus problemas comenzaron a agravarse el lunes 27 de octubre de 2003 cuando el diario La República publicó por primera vez su rostro gracias a una foto tomada por el reportero gráfico Sandro Pereyra en la puerta del Círculo Militar. “La puta que los parió, me estaban esperando y me sacaron fotos”, estalló aquel día en el que, desesperado, volvió a refugiarse en el club castrense, al perder la impunidad de su anonimato público.

En diciembre de 2003 se acuarteló en una unidad militar para no concurrir a una citación del juez Alejandro Recarey, que había procesado al ex canciller Juan Carlos Blanco por la desaparición de Elena Quinteros. ‘Pajarito’ fue ‘escrachado’ por la organización Plenaria, Memoria y Justicia en la propia puerta de la base de Artillería Nº 1 donde se había refugiado.

En enero de 2004 volvió a ser ‘escrachado’ cuando en el balneario Aguas Dulces fue reconocido y se colgaron carteles advirtiendo sobre su presencia. El propio Silveira, posiblemente armado, y acompañado por otra persona, desafió a los veraneantes y sacó a plena luz del día los carteles que lo señalaban como violador de derechos humanos. Aún mantenía su impunidad.

Pájaro enjaulado


En mayo de 2006, Silveira y otros cinco represores fueron encarcelados en forma preventiva ante un pedido de extradición solicitado por la justicia argentina. Finalmente, Silveira y sus compinches terminaron procesados el 11 de setiembre de 2006 por la desaparición en Argentina, en 1976, del uruguayo Adalberto Soba. Desde entonces se encuentra en la cárcel construida en una unidad militar de la calle Domingo Arena.

El presidio no le ha sido fácil a Silveira. Desde un principio quedó distanciado del resto de los militares y policías encarcelados. Terminó compartiendo celda con el dictador Gregorio Álvarez, tras su procesamiento en diciembre de 2007, y sufrió un ataque de depresión que lo llevó a realizar una mediática huelga de hambre en febrero de 2008, para no ir a declarar ante la justicia por el caso Elena Quinteros.

El episodio finalizó cuando el propio arzobispo, monseñor Nicolás Cotugno –quien había sido presidente de la Comisión para la Paz–, aceptó recibir su confesión en la capilla del Hospital Militar donde Silveira había sido internado. En abril de ese año fue interrogado por el juez Juan Fernández Lecchini, ante quien negó haber dicho que el destino de Elena había sido responsabilidad de Gavazzo, quien lo acusó de traidor.

Ahora, ‘Pajarito’ Silveira vuelve a reincidir en el ayuno como protesta, porque se dice inocente de los cargos que se le imputan. Abandonado por su esposa y su familia, Silveira otorgó una entrevista telefónica a Canal 12 en la que sostuvo que reclama someterse a un polígrafo para probar sus dichos. Quizás habría que concedérselo, para preguntarle sobre todos sus otros crímenes una vez que quede sin efecto la Ley de Caducidad.


- Caras y Caretas. 22 /10. ROGER RODRÍGUEZ–



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CARTA DE UN CIUDADANO AL PRESIDENTE


Sr. Mujica Cordano

Presidente Constitucional de la República


No creo que sepa quién soy. No lo voté, y creo que el único vínculo entre nosotros es el que todo ciudadano tiene con el Presidente constitucional de su país.

Le escribo por un tema que preocupa a muchos compatriotas. Parece prematuro, pero la red de los eventos ya se está tejiendo.

El próximo 18 de mayo se conmemorará el 200 aniversario de la Batalla de las Piedras. Pues bien: el Ejército Uruguayo, equivocadamente, ha tomado esa fecha como su propio aniversario.

Este Ejército es una institución que forma parte de un Estado nacido en 1830, cuyo primer presidente fue Rivera. ¿Qué relación tienen, este Estado y este Ejército con los sucesos de 1811?

Además el Estado “uruguayo” nació con la desaprobación total de Artigas, quien incluso se negó a volver a este suelo para no legitimarlo. ¿Cómo es posible entonces que un grupo de funcionarios públicos con armas, pagados por ese Estado, proclamen ser los depositarios principales de la tradición artiguista?
Un funcionario público puede ser artiguista, sin duda; pero lo será por su pensamiento y su obra, no por el simple hecho de ser funcionario de una institución del Estado, y mucho menos de ESTE Estado.

Lo que afirma el Ejército a través de sus voceros es un disparate. Es como si cualquier ciudadano se pusiera peluca y dijera que por ello es heredero de las tierras que otorgó el Cabildo en 1725.

Pero esto es sólo el aspecto formal del tema.

Lo más grave es el contenido de esta autoproclamación.
Porque en esencia significa que los verdugos se proclaman continuadores de la víctima.
Artiga soñó con una Patria Grande que abarcara una inmensa región americana. La quiso sin discriminados, y con un poder descentralizado, con autonomías, donde “los más infelices sean los más privilegiados”.

Convocó para ello a pueblos enteros de memorias diferentes y sueños comunes, recomendó a texto expreso que conservaran su propio armamento, y a los pocos uniformados que le envió Buenos Aires los llamó “ejército auxiliar” de aquel proyecto. Para evitar la marginalidad social entendió que el poder debía intervenir limitando la propiedad de la tierra, y que debía promoverse “la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”.


Artigas vistió uniforme militar español sólo unos pocos años, y como militar propiamente dicho su hecho más destacado (y el que más festejamos, el que más celebramos) fue que desertó en 1811. Unos años después, en la cima de su poder, Larrañaga lo vuelve a ver, se sorprende de su aspecto y dice textualmente “en nada parecía un general”.

La misma sorpresa reciben los hermanos Robertson, al ver a este hombre en un humilde rancho, embebido en temas de gobierno multicultural y a la vez Comandante de la guerra asimétrica contra todos los poderes opresores.
El Primer Presidente del Estado “uruguayo” de 1830 tenía como mérito principal, precisamente, haber traicionado a Artigas y procurar su asesinato en 1820. Están sus cartas recomendando eliminar físicamente a Artigas. Desde luego, no fue su único mérito ante los opresores.

Su entrega al enemigo desde 1817, el haber sido oficial del Imperio ocupante, haber puesto precio a la cabeza de los Treinta y Tres, luego su mentira (prisionero en el Monzón) diciendo que volvía a cambiar de bando, su saqueo a las Misiones Orientales dejando una estela de muerte, violaciones y desolación, fueron su currículum para ser presidente del nuevo Estado. Como sabemos, no defraudó como Presidente a sus nuevos amos neocoloniales.


Pero los presidentes y los dictadores pasan y las instituciones se remiendan y quedan, al menos por ahora.

Cuando las instituciones formalmente democráticas fueron violadas ¿de qué lado estuvo el Ejército uruguayo? Cuando se violaron los derechos humanos ¿cuál fue su papel? ¿Y su desempeño internacional?

El saqueo vergonzoso al Paraguay fue su único acto de guerra real. Después, fue llamado a operar como mercenario, al servicio de intereses neocoloniales, contra pueblos que nunca lo llamaron, como es el caso actual en Haití.
Pero pensando mejor algo que dije al principio, debo rectificarme. En este país todos nos conocemos. Hasta conozco jóvenes oficiales que en voz baja dicen sentirse molestos por la pesada mochila de culpas ajenas que cargan por la tortuosa historia de su institución.

Por ahora no les creo. Si no condenan el genocidio indígena, si no repudian la Guerra del Paraguay y las sucesivas violaciones a los derechos humanos; si no se juegan por verdad y justicia, si no nos ayudan a desmantelar el aparato represivo, no les creo nada. Bien, la institución les dio una escarapela artiguista. ¡Ahora gánensela!
Casi me olvidaba por qué le escribo. Es una exhortación. No legitime con su presencia, Presidente, una mentira histórica.

Que los militares festejen lo que quieran, si Ud. no tiene fuerza o autoridad para prohibírselo. Pero no nos haga cómplices de una afrenta contra la memoria de Artigas. Que ninguna escuela pública, que ningún liceo, ningún civil, sea convocado a participar junto a los usurpadores de la memoria. Hay demasiados muertos que alguna vez confiaron en usted y que hoy se lo reclaman junto a nosotros.


Si Ud. se presta al show, los vivos y los muertos se lo demandarán.


Gonzalo Abella

postaporteñ@________________

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LA TERTULIA QUE COTELO NO HACE



La siguiente carta fue enviada a El Espectador am 850, el 26 de octubre. Sin éxito.


Señor Emiliano Cotelo.


Como”En Perspectiva” gusta considerarse un programa que maneja informaciones veraces y serias, me permito hacer algunas precisiones, antes que nada que no tuve el honor de haber integrado el grupo que tomó la ciudad de Pando y que no soy ex-tupamaro. También me tomo la libertad de agregarle un par de comentarios que considero pertinentes.


La placa en homenaje a Ricardo Zabalza fue colocada por una Comisión de Vecinos de la ciudad de Minas. La leyenda la redactó la propia Comisión. Mi participación se limitó a concurrir con mi señora el día que la colocaron y, por supuesto, a emocionarme hasta las lágrimas abrazado con sus amigos de infancia y juventud. No quiero apropiarme de la idea de trasladarla al Liceo No.1 “Eduardo Fabini”, firmé la petición a Secundaria en nombre de mi familia, pero la iniciativa fue de ellos.

Le aclaro, por las dudas, que la casa de mis padres YA FUE VENDIDA con placa y todo, el precio acordado no tuvo nada que ver con ella, como acotó alguien que aprovechó la tertulia para meterse en nuestra vida privada sin dar la cara.
En su programa no se mencionaron homenajes similares que YA FUERON Realizados en otros liceos públicos.

En los liceos Nos. 14 y 15 de esta capital y en el liceo de la ciudad de Paysandú se han colocados placas que homenajean a estudiantes desaparecidos o muertos por la represión, pertenecientes a distintos partidos y movimientos de aquella época. Entre ellos a Yamandú Rodríguez Olariaga, que sobreviviera Pando y la tortura pero no pudo hacerlo con el Penal de Libertad. Desconozco si hay más casos de homenajes parecidos.
El contenido de la leyenda es objeto de la crítica de algunos diputados y contertulios de su programa:

la Comisión de Vecinos de Minas, donde hay varios docentes muy connotados de aquella ciudad, manifestó su disposición a redactar una leyenda nueva para la placa que sería clocada en la vereda del Liceo.

Ricardo fue asesinado con un balazo en la nuca luego de haber sido hecho prisionero. La información puede leerse en la prensa de la época y en el informe del forense en el expediente judicial. También fueron asesinados Jorge Salerno y Alfredo Cultelli.

Así consta en las “Actas Tupamaras”, escritas en el Penal de Libertad por quienes habían participado directamente en la toma de la ciudad de Pando. De los asesinatos hay testimonios muy calificados, personas que concurren habitualmente a “En Perspectiva”, como José Mujica Cordano y Eleuterio Fernández Huidobro, participaron activamente en esos hechos.

Puede preguntarles si desea verificar esta versión.

También es contertulio de su programa Mauricio Rosencof, que dice haber pergeñado la estratagema tupamara que facilitó la toma de Pando:

la llegada de los guerrilleros a la ciudad pasó desapercibida porque venían camuflados en un cortejo fúnebre.

Por consiguiente, la responsabilidad de Mauricio es mucho mayor que la de mi hermano y, sin embargo, es homenajeado todos los días en diferentes ámbitos culturales y polít5icos, sin que a nadie se le ocurra abrir el pico.


José Carlos Mahía, diputado por Asamblea Uruguay, entiende que Ricardo no merece ser homenajeado por su condición de guerrillero tupamaro. La trayectoria de mi hermano fue muy corta, tenía sólo veinte años cuando lo asesinaron, pero de haber sobrevivido guerrilla y cárcel, tal vez hoy fuera senador, ministro o presidente, como ha ocurrido con otros de los sobrevivientes.

No necesariamente Ricardo debía compartir las posiciones que hoy sustenta su hermano.

El equívoco sustancial de Mahía es haberse hecho cargo de las operaciones militares, las muertes y la sangre derramada que son imposibles de separar de la vida y la personalidad de Mujica por mucho esfuerzo que se haga. Mahía entiende que llevar esa carga descalifica a Ricardo Zabalza para ser recordado en una placa en el Liceo de Minas, sin embargo, él mismo no encontró que fuera un obstáculo para proponer a la gente que votara, con mochila incluida, al Pepe Mujica para presidente de la república, nada más ni nada menos. Al parecer Mahía también dice una cosa como dice la otra.


Finalmente, permítaseme el atrevimiento de creer que para obtener una información directa acerca de la noticia analizada, hubiera sido conveniente consultar o entrevistar a Homero Guadalupe, Cecilia Manzione o Julián Mazzoni Morosoli, miembros de la Comisión de Verdad de la ciudad de Minas.


Saluda respetuosamente


Jorge Zabalza, tupamaro


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Apreciado Compañero Jorge Pedro Zabalza (y a todos los que les pueda interesar):



Sigo informándome en seguir los pormenores sobre la polémica que desata el Diputado J.C.Cardozo, criticando para manipular los sentimientos de los que recuerdan el valor de tu Hermano Ricardo (HONOR Y GLORIA A LOS CAIDOS).
En aquella época pudo haber sido con cualquiera de los jóvenes que comenzamos a vivir aquella historia. Pero no todos tuvieron el arrojo o la convicción suficiente. Y vaya que la acción de Pando marcó un rumbo diferente.

Aquél idealismo fue simplemente catalogado y combatido como de vulgares acciones delicuenciales. No las consideraron acciones revolucionarias. El irrespeto de los personajes, la desinformación a propósito como hace este mal diputado, es uno de los que militan en la infamia mediática de la derecha ultra reaccionaria.

También expresan la exclusión como práctica inmoral en la política uruguaya minimizando el contexto histórico que recorría esa época el país Uruguay. No sólo desconocen sino que trataran de ocultar siempre porque no ven más allá de sus narices frías aquel transcurrir de sufrimientos de más de cuarenta años y toda una vida. Sienten náuseas cada vez que los que estamos de este lado de la vereda avanzamos un paso en firme para que no se olvide lo que se vivió. Para que se sepa la Historia con la Verdad.

Ya ni siquiera se les puede tildar de blancos o colorados o milicos fascistas. Seguirán siendo escoria política garrapateando un puesto. Hasta les queda grande esa palabra: "fascistas". Llamar "forajido" al que tiene las bolas de hacer acción lo que piensa en bien de toda la sociedad es fácil de la boca para afuera. Usar toda la violencia de terrorismo de Estado para reprimir y ejecutar no es más que cobardía, por más que aquellos se jugaron concientemente la vida. Y un capturado con vida es un prisionero.

Y un muerto con un tiro en la nuca es ejecución sumaria. Artigas perdono la vida y mandó a curar los heridos en Las Piedras. Era bien guerra y respetó al vencido.
Y también llamaron forajido a Artigas...No compararé jamas Artigas con tu hermano Ricardo pero calzaban igual espíritu de lucha como los que nos dieron la Patria-Nación. Hoy igual llamarían terroristas talibanes hasta los 33 Orientales.
Acá un fragmento de la Historia Patria que conocés muy bien y que si querés se la mandás al pitiyanqui lacayo blanco ése que no debe ni saber quien fue Aparicio Saravia. Ni lo que es sentir el fervor patriótico

.¡¡Qué va sentir nada!!!
Y no te preocupés que si hubo gente que colocó una Placa en Honor a Ricardo Zabalza, es porque se acordarán siempre de su madurez a los 20 años
.
Y quedate tranquilo que nadie le pondrá ni una tarjetica a Cardozo

.
Un Abrazo... Henry Layouss


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JULIAN MURGÍA

Canta Tabaré Etcheverry con letra de Julián Murguía, director de

”LA DEMOCRACIA”, amigo de Wilson y del Viejo Zabalza a quién acompañó en todos sus dolores, principalmente cuando el asesinato de Ricardo.
“Por ser tan pocos” homenajea a los guerrilleros revolucionarios de América La Pobre: Sandino, Zapata y el Che Guevara.

Como decía Raúl Sendic: “hay tres partidos políticos pero sólo dos clases sociales”, obviamente Tabaré y Murguía eran pueblo y pertenecían al Partido Nacional, a menos que el diputado Mario García de Minas y José Carlos Cardozo de Rocha, los quieran excomulgar. Claro, eran otros blancos, aquellos de Aparicio....

ENLACE:


http://www.youtube.com/watch?v=bPIlShAQbhk&feature=related


Abrazos

Jorge Zabalza



postaporteñ@_____________________________________


SE MURIO



La muerte, esa institución si se quiere democrática, (trata a todos por igual sin ningún tipo de discriminación), hizo de nuevo su trabajo. Para ella uno más. Y punto.


El asunto viene cuando los seres humanos nos enfrentamos a esa realidad impostergable del ciclo biológico.

Todo pasa a depender de quien es el muerto y el tipo de relación que tengamos con el susodicho.

Así las cosas, pueden producir en el mismo caso, alegrías y tristezas; rechazo o resignación; sensación de justa o injusta o simplemente indiferencia.

La diversidad, ese rasgo inherente a la raza humana, explica, aunque no justifica, todas esas reacciones. Lo que no es admisible desde un punto de vista moral es la hipocresía. Al menos para mí.

Lo que no me entra en el caletre por más esfuerzo que haga es que quien denostaba al muerto hasta un segundo antes de su muerte, lo ensalce hasta la impudicia cuando aun no está frío el cadáver.

La muerte de Néstor Kirchner no es justamente la excepción a estas reglas.
De golpe y porrazo se blanqueó su curriculum, (iba a decir prontuario), y una parte de la sociedad se olvidó de su colaboración con los militares genocidas en Santa Cruz que le posibilitó amasar su fortuna inicial.

También se olvidó de que aún no se sabe a ciencia cierta que hizo o donde está el dinero público que desapareció de Santa Cruz encaramado en el poder de la provincia, constituida ya la banda que asola ahora a todo el país.

Y del nivel de corrupción instalado en el Estado a partir de que, jugada política mediante, accedió al gobierno cuando apenas un 22% del electorado lo había votado. Un nivel de corrupción difícil de igualar que ha traído aparejado el descalabro social actual del cual son hijos directos la pobreza, la desocupación, la falta de salud, educación, vivienda; etc., todos derechos humanos constantemente pisoteados por quien quiso aparecer como el campeón de esos mismos derechos, son el resultado palpable de su gestión.

Que no es más que la continuación de la era menemista. Eso por mencionar una apretada síntesis de su “plan político”.
Pero resulta que ahora todo el”espectro político”, hasta sus más recalcitrantes adversarios, que se han pasado denunciando todas las atrocidades imaginables coincidieron en ensalzarlo de todas las formas posibles.

Ahora pasó a ser el estadista que la Argentina necesitaba y que deja un vacío imposible de llenar. Si eso no es una muestra de hipocresía….
Hasta el despistado de Chávez lo eleva a la altura de los libertadores que conquistaron la primera independencia de América.

El que hace se equivoca. Sin duda es el caso de Kirchner.

Solo que las equivocaciones estaban todas dirigidas al mismo fin, con lo cual se elimina la posibilidad de casualidad y pasa a ser un plan deliberado. Su enriquecimiento personal y el de sus adláteres, todos de dudosa estirpe, sin parar mientes en sus consecuencias para la sociedad en su conjunto.

Todo lo demás es cartón pintado. Si hizo algo bien, que se trasuntara en un bien general, (por más que trato no lo veo), en el balance final ni se nota.
Desde el punto de vista estrictamente humano, se que su familia ha de estar pasando un momento difícil. Todos lo hemos pasado ante la muerte de un ser querido. Vayan para ellos mi sincera solidaridad.

Solidaridad sin hipocresía, ya que lo que pensaba ayer lo sigo pensando hoy.


Che Cacho/ 27 de octubre de 2010

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