domingo, 7 de abril de 2013

PORQUE NO ES COMO APARENTA SINO COMO YO LO SIENTO

Número 940 | abril 3 de 2013 | Año 8ª

INUNDACIÓN =

 La ausencia del Estado sigue asesinando


La falta de inversión en el mantenimiento de los subterráneos que significó  la muerte de un compañero de Metrovías.
 Calles convertidas en verdaderos ríos que a su paso dejaron veinticinco muertos, mientras la primera línea del gobierno porteño vacacionaba en el exterior. La impotencia de los que perdieron todo.
Otra jornada trágica se suma a la larga lista que hiere la historia reciente de los argentinos.
La bronca contenida de los que vieron sus hogares destruidos, los familiares de las víctimas, los compañeros del trabajador asesinado por la ineficiencia empresaria deberían mirar hacia un único responsable, que no es precisamente el destino o la fatalidad, en la que se excusan tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri.

 En cada una de estas injusticias, están las huellas de un Estado ausente, de funcionarios ineptos, soberbios e insensibles que solo atinan a echarse las culpas mutuamente. Nadie se hace responsable
Desde la Central de Trabajadores de la Argentina nos hacemos solidarios con los familiares y compañeros de las víctimas
 No podemos, una vez más, dejar de señalar la necesidad de construir un Estado Nacional y Popular, que no sea artilugio del  discurso hipócrita de algún gobernante, sino herramienta de la construcción de un país donde las víctimas podamos convertirnos en ciudadanos con sus derechos y dignidad respetados.

 RICARDO PEIDRO secretario general adjunto
    PABLO MICHELI secretario general

 3/4/13
secretaría de comunicación y difusión central de trabajadores de la argentina CTA


Ante el temporal y las nulas respuestas 

desde el gobierno…

Nos organizamos para ayudar a lxs inundadxs

Esperamos tu mano solidaria para los que perdieron sus cosas. Todo sirve
Lugares donde estamos recibiendo las donaciones para los barrios afectados:
CABA – Constitución: Calle Pavón n° 1368 – Entre San José y Stgo. del Estero. Teléfonos de contacto: 11 39 35 03 87 ó 11 55 84 76 63
CABA - Casa Martí: Calle Senillosa 2092 esquina Cobo - Parque Chacabuco Teléfono de contacto: 15 55 84 12 44 ó 15 31 43 74 55
Claypole - El Galpón Cultural: Calle Aquino n° 525 e Italia, al lado cancha de los gráficos Teléfono de contacto: 4238-8454.
La Plata - Casa Brecha: Calle 1 y 39. A metros de la estación de La Plata.-
Quilmes - Centro Cultural Raymundo Gleyzer - Sarmiento 836 - Quilmes Centro. Victoria: 113-879-0100

 Corriente de Organizaciones de  Base COB La Brecha

 

posta - postaporteñ@ 940 - 2013-04-03 


 

TERRATENIENTES, PROLETARIOS 

CAMPESINOS EN URUGUAY SIGLO XXI



CONTRIBUCIÓN PARA UNA POLÉMICA


 William Yohai

2 de abril de 2013

Gonzalo Abella responde a un planteo originado en un trabajo suyo hace ya dos (o tres) “postas”. (NdeR: ver nros. anteriores y especialmente

http://postaportenia.blogspot.com.ar/2013/04/autentico-y-desinteresado.html )

Creo que la sustancia de esta discusión está en la respuesta a una serie de preguntas:
1) ¿cuáles son los sectores y clases sociales potencialmente revolucionarios en el Uruguay?
2) ¿Qué papel pueden jugar los “campesinos” o los “productores” o los “campesinos medios” en una eventual revolución en este país?

En los dos trabajos anteriores (el segundo corregía errores que contenía el primero) intentamos cuantificar la “clase” revolucionaria por excelencia: el proletariado.
Y planteamos una hipótesis al respecto: el núcleo de esa clase son los 800.000 (número por supuesto aproximado) asalariados con ingresos inferiores a los 11.000 pesos nominales.
Afirmamos también, con los datos estadísticos disponibles en la mano, que hay en el país 1.127.000 asalariados.


Para aclarara confusiones yo afirmé:

“El resto, más allá que según la antigua concepción marxista la mayoría no forma parte de la producción de bienes y no genera por tanto plusvalía, son asalariados de ingresos bajos y medios bajos. 800 mil (aproximadamente) ganan menos de 11000 pesos en la mano”.
No dije, como me cita GA, mal: “sin embargo el pequeño detalle para Yohai de que "según la antigua concepción marxista" (¿antigua?) en su inmensa mayoría "no generan plusvalía"
En concreto: la cantidad de asalariados que sí generan plusvalía son, gruesamente, según los datos del INE, el 30%. Exactamente como afirmé: minoría, pero no “inmensa minoría”.
Se incluyen en este grupo los empleados en: “sector primario, industria manufacturera, construcción, y electricidad gas y agua” tal como los denomina el BCU  en sus informes sobre Cuentas Nacionales. Estamos hablando, por tanto, de un universo de unas 350.000 personas.

Pero hay más: yo me meto en aguas profundas “la antigua concepción marxista”. ¿Porqué digo “antigua”? es mi herética opinión que tal vez ha llegado la hora de revisar la concepción marxiana original de que “proletarios” son sólo los que trabajan directamente en la producción de bienes.

Es posible que la composición social de los países de desarrollo medio hoy (y Uruguay es, a no dudarlo uno de ellos) sea bien distinta de la que reinaba en los países industriales de Europa del siglo XIX, cuando Marx y Engels desarrollaron su teoría revolucionaria.

En ese sentido me pregunto por qué un reponedor de supermercado o una auxiliar de enfermería o la limpiadora de una empresa tercerizada no son proletarios. De algo estoy seguro, la realidad sindical de hoy los ubica a todos ellos en directa confrontación con el capital.

Es a estas alturas imprescindible (en mi opinión) cuantificar el campesinado nacional.
Los datos del censo 2011 nos pueden acercar algunas pistas: los predios hasta 99 hectáreas son (redondeando) 25 mil.

 Ocupan apenas el 4,6% de la tierra. Si “estiramos” el concepto hasta las 500 hectáreas agregamos otras 12 mil personas-empresas. Pero agregamos, a cambio, 2,8 millones de hectáreas de superficie explotada.
Tal vez muchos dentro de este último sector “maldigan la forestación”. No lo dudo.
Pero, ¿interesados en cualquier clase de cambio revolucionario?... no la veo por ningún lado. Hablamos de intereses como clase, repito, nada tienen que ver aquí las excepciones que siempre existen.

No sé si pateo el campo más o menos que Gonzalo; pero conozco a los terratenientes: a los latifundistas y a los otros.
Y también conozco los campesinos. Sobre estos últimos que considero son básicamente los 25 mil que ocupan predios menores a 100 hectáreas, se puede afirmar que son una especie en extinción; entre 2000 y 2011 desaparecieron 11.000 de ellos. Casi 3 por día
 Y seguirán desapareciendo dada la dinámica capitalista del campo uruguayo hoy en día favorecida por la política económica fraudeamplista.
De los siguientes dos sectores (100 a 199 y 200 a 499 hectáreas) desaparecieron unos mil. Lamentablemente la periodicidad de los censos agropecuarios (¡pensar que en los 50 se hacían cada 5 años!) no permite discriminar en que período dentro de los 11 años que abarca el intercenso esta desaparición fue mayor.
Tenemos la sospecha que la crisis que eclosionó en 2002 fue la de más intensa liquidación de pequeñas y medianas explotaciones.
Y tenemos también la sospecha de que ese proceso, para las explotaciones entre 100 y 499 hectáreas, se ha detenido.

Pero en el campo no hay solo propietarios: hay también, y principalmente para quienes queremos una revolución, proletarios o asalariados rurales. ¿Cuántos? Según el BPS en 2009 habría 96.680.
 Lógicamente el BPS mide sólo los registrados.
O sea, por cada campesino habría por lo menos 4 asalariados rurales: “los que no tienen otra cosa que la fuerza de trabajo para vender”.

Su visión, claro, es diferente de la de los “productores” a que alude Gonzalo.
Para ellos, por ejemplo,  la aparición de Aratirí representa un beneficio: pueden optar entre el “campesino medio” o “productor” que les paga 8 mil pesos nominales por mes (el laudo para el peón del sector) y la empresa que, hasta que detuvo sus trabajos de prospección y exploración, les pagaba 15 mil. Baso esta última afirmación en datos de prensa.

Tengo la impresión de que, precisamente, el centro del trabajo político de una fuerza pretendidamente revolucionaria, si hablamos del campo, debería estar en los asalariados rurales.
Esto lo comprendió y llevó a la práctica Raúl Sendic allá en los 60. Sin descartar a otros sectores que no he cuantificado, como pueden ser los pequeños arrendatarios ganaderos, ya sea de carne o de leche (los grandes son empresarios de tomo y lomo).
A estos últimos también  la dinámica eucaliptera, sojera y minera los está condenando a la desaparición.

Tratando de considerar el aspecto histórico de la cuestión; los proletarios organizados de la época de Aparicio no se podían aliar con la clase social terrateniente que éste integraba. Tenían intereses contrapuestos.
Para los obreros urbanos hijos de la industrialización liquidar el libre comercio (bandera eterna de los terratenientes y de la empresas que explotan minerales sin industrializar) es esencial.
La política de industrialización Batllista choca frontalmente con esa visión liberal, porque para financiarla es necesario gravar pesadamente la extracción rentística y tomar medidas fiscales para proteger la naciente industria nacional.
Exactamente lo contrario de lo que históricamente buscaron los latifundistas; pero no sólo estos, para todo productor de bienes primarios destinados a la exportación (en nuestro país históricamente se concentró en 3 artículos: cueros y carne vacunos y lana) la libre exportación de su producción y la libre importación de artículos industriales es clave.
Salvo que me aporten evidencia histórica de que Aparicio perseguía una política de industrialización tal “alianza obrero-campesina” carece de cualquier sustento material.

La movilización de algunos pequeños y medianos terratenientes (y hasta alguno grande, según tengo entendido) contra los proyectos mineros genera mucho ruido.
Son gente que en mayor o menor medida dispone de medios materiales para hacerse sentir. Vehículos, dinero para venir a Montevideo, caballadas, etc.

Bien distinto de, por ejemplo, los obreros de la empresa FORBEL que fueron aplastados por las patronales con ayuda del Ministerio de Trabajo de la mano del Sr. Romero.
En muy poco tiempo casi todos los trabajadores en conflicto no tuvieron otra opción que conseguir trabajos aún más miserables que aquellos por los cuales se habían movilizado y abandonar la lucha. Ese es el mundo absolutamente cruel en que se desenvuelve la lucha de clases en el campo.

Aquí no se lucha por el “paisaje” o por conservar “la tierra de nuestros abuelos” (que será vendida a excelente precio a la trasnacional de turno). Hombres y mujeres con los signos evidentes de la explotación y el abandono en sus caras y manos juntan fuerza con el pobre apoyo que una diezmada izquierda sindical y política puede ofrecer para enfrentar a quienes se han asociado a Mujica y sus amigos.
La lucha por la tierra y por salarios y condiciones dignas de trabajo de los asalariados rurales es, a mi juicio el principal foco del conflicto social y político en el campo de hoy. La lucha por la tierra es precisamente la lucha por escapar a dicha condición.
Pero dicha lucha carece de perspectiva en tanto no se toma conciencia de que al final solo la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción  conducirá a la emancipación.

La lucha de los campesinos por mantenerse en la tierra es seguramente un proceso interesante y digno de apoyo. Pero a medida que el tiempo transcurre el campo uruguayo se “capitaliza” cada vez más.
Los rentistas de la tierra (que creo haber definido con suficiente precisión) sean latifundistas o no, no están ni estarán mayoritariamente enfrentados a este modelo de explotación.
El régimen les garantiza su derecho de propiedad. Casi no les cobra impuestos. Permite la libre importación y exportación.
Mientras los precios de los commodities agropecuarios se mantengan altos esta realidad no cambiará.

Y las condiciones generales del planeta, donde la tierra y el agua dulce son bienes, junto a la energía fósil, cada vez más escasos hacen muy difícil pensar en una reversión duradera.
En realidad toda esta movida de Gonzalo, que forma parte de la línea política de Asamblea Popular y especialmente de su núcleo fundamental, el 26 de marzo, se inspira en la decisión de estos agrupamientos de sumarse a la oposición tanto proyecto minero de Zamin Ferrous conocido como Aratirí cuanto a los distintos operativos de prospección en busca de minerales que recorren el país.
Para cualquier propietario de tierra, chico o grande, la prospección minera es vivida como una invasión de su propiedad privada. Y consecuentemente, en principio, rechazada.

Lo cual no significa en modo alguno una contradicción antagónica entre terratenientes y mineros.
Como surge de la lectura atenta del proyecto de ley sobre minería de gran porte a estudio hoy en el parlamento, los superficiarios en distinto grado son generosamente compensados por cualquier perjuicio que pudieran sufrir a manos de la actividad minera. De los varios proyectos mineros en danza el más grande e importante económicamente, por muy lejos, es Aratirí.

Se puede apoyar la lucha contra la instalación de Aratirí. Yo lo hago a mi manera desde hace dos años demostrando el saqueo que representaría para el bien colectivo la extracción por parte de Zamin Ferrous de ese mineral de hierro que hoy “duerme” en el subsuelo de VALENTINES.
Es, sin embargo, erróneo confundir una lucha necesariamente transitoria, que terminará cuando la mina se instale (casi seguro) o cuando por alguna razón no lo haga, (improbable) con la lucha por la emancipación de la clase trabajadora

Porque se instale o no, por fin,  Aratirí  los problemas del país seguirán siendo exactamente los mismos.

Continuarán: la explotación más de un millón de asalariados del campo y la ciudad, la desigualdad creciente, la marginación y la destrucción cultural del pueblo.
Seguiremos en cualquier caso atados al carro del imperialismo


P.D.: En respuesta a Jorge MAIKI: (NdeR: ver Análisis con Aciertos, Conclusiones Equivocadas-Jorge MAIKI http://postaportenia.blogspot.com.ar/2013/04/autentico-y-desinteresado.html) no soy economista. Apenas un militante que estudia y escribe sobre economía política, como lo es él.

2) mi posición sobre el proyecto de programa de la coordinación de la Unidad Popular está publicado en www.resonandoenfenix.blogspot.com
Si lo hubiera leído con algún detenimiento se hubiera ahorrado toda o casi toda su larga parrafada

 

yohai - postaporteñ@ 940 - 2013-04-03 


 

Mi pago conserva cosas guardadas 

en su silencio


que yo gané campo afuera;

 que yo perdí... tiempo adentro


respuesta a:

 TERRATENIENTES, PROLETARIOS Y CAMPESINOS EN URUGUAY SIGLO XXI

 

Yohai cuestiona una serie de afirmaciones que hice recientemente. Yo estaba tomando nota cuidadosamente de sus opiniones cuando llegué a un párrafo en que interpreta mi valoración entusiasta de la lucha rural contra Aratirí y afirma que mi entusiasmo es en realidad colectivamente planificado:  
"...toda esta movida de Gonzalo que forma parte de la línea política de Asamblea Popular y especialmente de su núcleo fundamental el 26 de marzo... se inspira en la decisión de estos agrupamientos(de vecinos y productores, G.A.) de sumarse a la oposición tanto del proyecto minero... como a los distintos operativos de prospección en busca de minerales que recorre el país".
Quisiera que Yohai mostrara un solo documento de la Asamblea Popular o del 26M en apoyo a mi análisis de la lucha de clases en el campo, o a mi interpretación PERSONAL de la lucha de Aparicio Saravia.

 ¡Así no, William! Confronte lealmente mis posiciones personales, pero no acuse a toda una coalición política de procurar mezquinas ventajas (¿electorales?) con una "pasada de mano" demagógica sobre los productores que luchan. 
De caer en la desconfianza mutua, yo podría entender como sospechoso el párrafo que usted incluye más abajo:
"Es erróneo confundir una lucha necesariamente transitoria que terminará cuando la mina se instale (casi seguro) o cuando por alguna razón no lo haga (improbable) con la lucha por la emancipación de la clase trabajadora".

No sé quién confunde, pero establecer desde ya que la implantación de la megaminería salvaje (en el art de Yohai "la mina") es "·casi segura" como pone entre paréntesis ¿a qué intereses sirve? Más aún cuando insiste:
"porque se instale o no por fin Aratirí los problemas del país seguirán siendo los mismos (...) seguiremos en cualquier caso atados al carro del imperialismo"
¿Los problemas del país seguirán siendo los mismos? Pero ¿de qué envergadura de megaemprendimiento estamos hablando?    

Yohai no puede ignorar, no tiene derecho a ignorar la gravedad de todo lo que está en juego. 
Antes de disquisiciones teóricas, insisto, debería reflexionar sobre a quién le sirve lo que escribe.
Vuelvo hacia atrás para citar un párrafo anterior de su mismo  trabajo, que pensaba analizar de otra manera antes de leer la acusación que me (nos) hace:
"La movilización de algunos pequeños y medianos terratenientes (y hasta alguno grande, según tengo entendido) contra los proyectos mineros generó mucho ruido. Son gente que en mayor o menor medida dispone de medios materiales para hacerse sentir... "
y lo contrapone a la  lucha obrera, sobre la cual concluye: 

"...aquí no se lucha por el paisaje o por conservar la tierra de los abuelos, que será vendida a excelente precio a las trasnacionales de turno”.
E insiste cuestionando la actual resistencia rural: "los rentistas de la tierra, sean latifundistas o no, no están ni estarán mayoritariamente enfrentados a este modelo de explotación"
Y vuelve al conflicto entre Batlle y los terratenientes de 1904 para cuestionar  mis análisis históricos.
 Cuando yo me remito al tiempo de Aparicio, lo hago advirtiendo que nuestro país ha sufrido grandes cambios productivos desde entonces ; primero pasó de economía ganadera pastoril a ser prestador de servicios con exportaciones del campo y alguna industria ligera y ahora se está transformando en una factoría de agroindustrias e industrias extractivas; pero por la inercia del imaginario social, importa recordar que el proletariado rural ganadero y el pequeño productor ganadero se sienten herederos ideológicos de los gauchos. 
Entre 1896 y 1904 una incipiente clase obrera urbana (más manufacturera que industrial) fue engañada por un gobierno liberal que le hizo creer que el de Aparicio era un alzamiento de latifundistas. 

En realidad, las banderas de Aparicio y del pobrerío rural, aliado a los hacendados medianos, eran banderas maldecidas, saboteadas y atacadas por la Federación Rural y por el Directorio Blanco cajetilla, y por el contrario  eran perfectamente compatibles con las banderas solidarias de anarquistas y socialistas de la época, pues al proletariado, diría Marx citando a Terencio,  "nade de lo humano le es ajeno".

 Pero Yohai reduce todo a un esquema simple:
"Salvo que me aporten evidencias históricas de que Aparicio Saravia persiguiera una política de industrialización, tal alianza obrero campesina carece de cualquier sustento material".
Bien, Yohai; usted siga dando cifras estadísticas sobre el número de asalariados, de campesinos, de proletarios. Las cotejamos y muchas veces aprendemos algo nuevo de sus análisis. 
Cuando usted afirma "tal vez ha llegado la hora de revisar la concepción marxiana original de que "proletarios" son sólo los que trabajan directamente en la producción de bienes" muy bien, revise y haga sus cálculos, explique innovadoramente la ganancia y divórciela de la cuota y masa de plusvalía (¿quién se alegrará con ello?); pero si el argumento para probar que la clase obrera cambió en su composición es que a los  empleados de salarios sumergidos "la realidad sindical de hoy los ubica a todos ellos en directa confrontación con el capitalismousted está haciendo indirectamente algo más:
está dando al sindicalismo del 2013 (¿dirección del PIT CNT incluida?) un sello de confrontación de clase radical, atributo que algún día recuperará, pero que hoy no tiene.

Por otra parte usted dice bienLos que luchan contra Aratirí para sobrevivir no están necesariamente interesados en ningún cambio revolucionario.
A veces simplemente quieren mantener la tierra de sus abuelos y yo que no tengo tierras, los entiendo y los apoyo.
Aunque muchos de nosotros estemos desposeídos de toda propiedad, y seamos partidarios de la abolición definitiva de la propiedad privada, sentimos su dolor de descubrirse como parte de lo que dice la antigua canción:


"no venga a tasarme el campo/con ojos de forastero/porque no es como aparenta/ sino como yo lo siento/ yo soy parte de estos llanos / totoral de estos esteros / ñapindá de aquellos montes / piedra mora de mis cerros/ y no ha de creer si le digo/ que hace poco lo comprendo"

 
GONZALO ABELLA
- postaporteñ@ 940 - 2013-04-03 


 

En La Cruz de los Caminos



“Bichito” Bonomi viene de felicitar al Regimiento de la Guardia Republicana por todas las razzias realizadas en las “zonas calientes” de los barrios Borro, Marconi, Hipódromo Cerro Casabó, Chacarita de los Padres, y otros

Bichito está muy conforme y calificó como “muy positivo” el trabajo del recientemente designado jefe de la Guardia Republicana el milico Robert Yroa.
Son  policía  o son militares

Esta es la cuestión que Bonomi se plantea aplicando  la ley máxima del mandamás “como te digo una cosa te digo la otra” según Bonomi no son militares por que se le quita la palabra Regimiento de la época de la dictadura según él solo son Guardia.
Además no responde a la Jefatura  así que no son milicos? y operan por sí y ante sí!!

Pero Bonomi nos dice son policía militarizada pero policía al fin.
Bichito déjate de joder con tanta mierda y hacete ver!!
¿Que estas construyendo?

Ajuste de cuentas o asesinato por encargo

Por que “Bichito”  e pego un tiro a Leoncino no está muy claro Fue un ajuste de cuentas? definición a la cual Bichito es muy adepto o fue de sicario y cretino útil de los jefes a quienes aun es útil?

¿La sociedad del 60 fue más violenta o menos violenta que la de hoy?
Paisanos que matan a palos a todos los animales e incluso como Turismo 2013 donde la paisana o pueblera vestida de paisana reventó a talerazo a la gurisa que protestaba siempre existió. Usar un sacacorcho para apuñalar  así como cucharas como sucedió en el estadio siempre existió.
Violencia domestica también siempre existió “las pruebas de la infamia las traigo en la maleta”......Pateaduras a la salida de los bailes como a la negra Tania siempre existieron.
Prostitución en Uruguay recién la van a descubrir cuando es la profesión más vieja del mundo!
Maltrato animal de los gauchos cuando los patrones blancos y colorados los Saravias, los Rivera, los Oribe, los Flores y los Goyo “Geta” les enseñaron a degollar gente que se desangrara en los campos y lo repitieron en 1973.
Explotación y generación de pobres siempre existió? Si siempre existió y esa es la madre del borrego

¿Es que Bichito Bonomi está construyendo una fuerza especial para matar la madre del borrego??
Muy lejos está este ministro  asesino de proponerse eso todo lo contrario está construyendo UN REGIMIENTO para sostener  y desarrollar las desigualdades sociales. Está construyendo un nuevo brazo armado al servicio de los oligarcas.

En el  FA están todos  miliqueros, que no se hagan los tontos

El Regimiento todo terreno del milico Robert Yroa también se ocupa del tránsito y con las ordenes de la ex tupa  Ana Olivera    salen junto a los “chanchos” a controlar el transito Lindo blanqueo de milicos.

También salen a las rutas junto a la Policía Caminera con quienes podrán intercambiar coimas  y otras felonías en una buena hermandad miliquera.
La Intendenta  en lugar de lucir un poncho debería haber suspendido inmediatamente las Criollas del Prado.
La feroz y animal paliza ejercita por mal llamados gauchos ya que eran perros  torturadores que golpeaban a gurisas y gurises al igual a lo que están acostumbrados a tratar a los animales y a ellos mismos por sus patrones!

Suspenden la vuelta ciclista, pero no se investiga su pésima organización ni tampoco por la violencia que vive un ciclista pobre que se desloma con casi 40 años en jornadas crueles de pedalear para poder pucherear y que  esa situación es la que lo lleva a tomar drogas donde un corazón de pobre se revienta.

Los Silvas una mafia de falsos curanderos

Curanderos de antes recibían el pago en especies y te curaban con yuyos y no le hacían daño a nadie te curaban un empacho como un “mal de ojo”.
Luego por la campaña llegaron los primeros médicos que además de llevarse bien con los curanderos, eran una especie de curas y vendedores ambulantes también cobraban en especie  una gallina por aquí un tarro de dulce de leche por allá un queso un salchichón que iban llenando las alforjas del caballo del Dr. ya que los caminos eran sendas.
Lejos de  todo eso están los médicos del 2013 que son peores que los verdugos de la edad media, ya que matan a los pacientes.
Estos médicos llamarlos curanderos es insultar a los curanderos y no hablar de los viejos médicos para quienes primero estaba el paciente y después cobrar.

Estos médicos son negociantes  y no venden ni un yuyo curador  sino que te “empastillan” y van a medias con el fabricante que se llama laboratorio.
 De ahí pa delante podes esperar cualquier cosa ya que han privatizado la salud para  montar verdaderos negocios donde el paciente simplemente es un cliente
La Mafia de los Silvas / Alfredo Silva y Beatriz Silva ) además de inventar cargos para sus pequeña barra ,también tienen la desfachatez que cuando asesinan pacientes ellos mismos son lo que se investigan y por supuesto siempre salen ilesos cuando deberían estar en la Cárcel del Comcar  bien hacinaditos  rascándose la mugre..
Los médicos del sindicato que salen a criticar, en realidad solo buscan quedarse con el negocio ya que para ellos si no existiera la Salud Publica seria el negoción.
Estos pillitos no piden presupuestos y centuplicar la atención al enfermo pobre solo buscan asustar la gente y que se afile a la una y miles de Kioskitos que poseen con diferentes nombres  pero que son un local una ambulancia y dos o tres médicos pobres que explotan para afiliar unos  cuantos miles brindando una falsa atención para llenarse los bolsillos

Salud Pública necesita un remedio que se llama Millones de Dólares

Los médicos callan y son cómplices.
Por ejemplo existen controles digestivos y colonoscopia que utilizan el mismo coloncopio.
Por lo tanto luego que te meten el aparato por el año  lo limpian (esterilizar, autoclave) y después atienden a un enfermo del estomago.
Es decir te pueden meter el aparato por la boca y sacártelo por el ano como al revés te lo meten por el ano y te lo sacan por la boca Como quien dice, te hacen comer mierda

Y ese es el ESTADO DE LA SALUD PARA ATENDER A LOS POBRES!!

Sociedad Violenta Versus Clase Dominante Violenta

La violencia que ejerce las clases dominantes para apropiarse  de toda la riqueza del país es la que genera  una sociedad angustiada  una sociedad que refleja esa violencia explotadora en todos los ámbitos.
Una sociedad que pasa hambre y come basura Una sociedad que no recibe atención de salud correcta
Una sociedad donde la enseñanza se cae a pedazos Una sociedad donde los peones de campo son animales.
Una sociedad que esclaviza a niños y niñas prostituyéndolos.
Esa sociedad será violenta por esa violencia  que recibe de los dueños del país   y de sus gobiernos sean blancos colorados o frente Amplistas

Dos Uruguay

Un país que vive en el lujo, conservando el 0 Km. del último modelo.
Que pasea todo el año y no solo en turismo. Que vive chupando y no solo en la semana de la cerveza.
Que prostituye a sus hijos rodeados de falsas riquezas y oropeles  Pilar Lacalle tan “inteligente” que debería aprender a hablar la hija de Julio Sanguinetti tan “culta” en el arte, los hijos de Tabaré Vázquez tan doctores de enfermos  como de iglesias, los hijos de Bordaberry tan doctores y tan lindos que se parecen a Fabiana Leis la modelo que heredo Mújica
Todos ellos hijos e hijas de la riqueza prostituidos del poder y de la riqueza nunca se casaran con un chico del Borro pues sus maridos tienen que tener poder y  dinero


El otro Uruguay Un Uruguay pobre  que se encuentra en la cruz de los caminos, que está en la calle  con la mano extendida......para recibir limosnas del Mides, mientras “Bichito” ordena meter preso a los autores de “ a la luz de un Candil”
 

2013-04-02
 

TIRO SUIZO
- postaporteñ@ 940 - 2013-04-03 


 

Historias de la Voluntad


Por: Martín Caparrós 24 de marzo de 2013
 

(Les envío este artículo, pues luego del encuentro del otro día, ( con Zelmar "Chicho" Michelini) suena a que tiene algunos parecidos (o un paralelismo) a lo que sucede con alguno de los integrantes del gobierno uruguayo que vinieron de la guerrilla. Pienso que el aporte del nuevo libro de Caparrós, La Voluntad IV creo, será enriquecedor a la luz de los acontecimientos actuales.

Un saludo fraterno   ANA PARNAS )



Hoy es, otra vez, 24 de marzo. Es curioso lo frecuentes que se han vuelto, últimamente, los 24 de marzo: hay casi uno por año.
Este, carente de toda redondez –37 es un número sin gracia–, nos encuentra sumidos en el papismo contumaz, que también en este aspecto fue elocuente: mostró cómo los más fervientes denostadores oficiales de la Dictadura setentina están muy dispuestos a mirar para otro lado cuando su apetito de poder lo requiere.
Para algunos, el oportunismo es la única religión verdadera.


Más allá o más acá de eso, para mí este 24 de marzo marca el momento de la salida de la edición definitiva de La Voluntad, ese despropósito en varios volúmenes que escribimos con Eduardo Anguita para intentar contar "Una historia de la militancia revolucionaria 1966-1978".
Pasaron veinte años desde que empezamos a pensarlo, y La Voluntad nos sigue sorprendiendo. Nos sorprendió, primero, cuando descubrimos que las personas que entrevistábamos tenían tantas ganas de abrir puertas, tanta sed de contar.
Nos sorprendió al ver cómo la época se nos hacía más y más rica, más compleja cuanto más la trabajábamos.


Y nos sorprendió, por eso, cuando fuimos entendiendo que el volumen previsto no alcanzaría y notamos, con cierto desconcierto, cómo las páginas se acumulaban y terminaban convirtiéndose en aquellos tres tomos repletos de historias.
Nos sorprendió, por fin, que se volvieran una de las formas en que jóvenes descubrieron y viejos recordaron unos días que ahora regresaron al centro del debate.


La Voluntad dio sus vueltas, como han dado las suyas en estos años las lecturas que la Argentina hizo y hace sobre aquellos.
Por eso, cuando la editorial Planeta nos pidió que escribiéramos cada uno un prólogo para incluir en la edición final, yo decidí dedicar el mío a esas vicisitudes –y quiero reproducirlo aquí.

Lecturas de una historia
Queda dicho: pasaron quince años. Veinte, desde que empezamos a trabajar en este libro. Son pocos, veinte años, en términos históricos –pero la Argentina suele sacarle al tiempo un jugo inesperado.

Quizás estos veinte años no sirvieron para mucho; sí, sin duda, para confirmar a quien decía que no hay nada más cambiante que el pasado.

En aquellos días, veinte años atrás, le pedí a un veterano de la izquierda peronista –mucho tiempo de militancia, mucho tiempo de cárcel– que me contara su historia para incluirla en La Voluntad.

Él, entonces, se negó porque “lamentablemente, si uno quiere hacer política en la Argentina actual –dijo, y él quería– no puede hablar de esas cosas”.
El otro día lo ví en un canal de televisión pública contando aquellas historias con lujo de detalles –y pensé que ahora podría decir que “si uno quiere hacer política en la Argentina actual, debe hablar de esas cosas”.
El pasado, decíamos, cambia tanto. Los vaivenes de  la historia de la militancia revolucionaria de los años sesentas y setentas –las lecturas posibles de La Voluntad– no escapan a esa regla.

Al contrario: es uno de esos períodos cuyo recuerdo dura, insiste. La historia recuerda sobre todo esos momentos en que muchas personas deciden, de un modo u otro, que quieren algo tanto que están dispuestos a morir por eso: cuando la opción de la muerte entra en escena.
Para bien o para mal –para bien y para mal– es algo que sucede muy de tanto en tanto: que generaciones enteras no conocen.

Esa historia recorrió, hasta hace poco, tres fases bien distintas con un lugar común: que las tres fueron escritas por los derrotados.

Desde el principio –y durante mucho tiempo– los ricos argentinos, que conservaron su poder gracias a la intervención militar, tuvieron que aceptar –o quizá promover, como forma de depositar todas las culpas en un sector bien acotado– que esa intervención fuera demonizada y, así, la constitución del relato no quedó en manos de los que ganaron sino de los que perdimos. Hasta que llegó la fase actual, más compleja, más peleada.
Ya he intentado periodizar y definir esas fases. Quiero retomar –reproducir en parte– esos intentos
. Las fechas y descripciones son, como suelen, esquemáticas, tan discutibles como todo el resto:

1977-1995: el militante como víctima.

Cuando las primeras Madres de Plaza de Mayo empezaron a recorrer despachos y vicarías pidiendo por sus hijos, lo último que podían hacer era reconocer la militancia de esos jóvenes –que, además, en muchos casos ignoraban.
Así que los presentaron como ingenuos que habían caído víctimas de la maldad extrema de un aluvión de perros sanguinarios.

Esta forma pasó a su vez a los organismos de derechos humanos y cristalizó en elNunca Más: en ese texto, los secuestrados y asesinados son personas que no tienen historia previa, que sólo se narran en la medida en que son secuestrados y asesinados.
Por eso el discurso común empezó a llamarlos, colectivamente, los desaparecidos.

En ese relato –que ya empezaba a llamarse LaMemoria– todo el acento estaba puesto en la maldad incomprensible de los malos; al disimular la elección política de los reprimidos, la versión diluía la finalidad política de la represión.
La negación era también una defensa: muchos seguían pensando que si identificaban a las víctimas como militantes justificaban –de algún modo– sus asesinatos.

Era la forma progre, defensiva del algo habrán hecho, por algo será. Cuando empezamos a trabajar en este libro todavía regía la idea del militante como víctima.

1996-2003: el militante como militante.

Frente a eso, algunos decíamos que recordar a esos hombres y mujeres como objeto de las decisiones de sus verdugos y no como sujetos de sus propias decisiones era un modo de “volver a desaparecer a los desaparecidos” –en la medida en que se los privaba de su historia, se los transformaba en otros.
 La Voluntad fue uno de los intentos de recuperar las historias de quienes hasta entonces sólo habían sido víctimas; se empezó a saber más sobre sus vidas y sus esperanzas, y se empezó a aceptar que la mayoría de las víctimas de la dictadura lo fueron porque habían elegido pelear por una forma de sociedad radicalmente distinta de la que defendían los militares.
Esa nueva forma de LaMemoria permitió dar a esas historias un sentido más general –más político–, y permitió también recordar que los asesinos no mataban por perversión sino por preservar una forma social y económica, que triunfó y fue la base de la Argentina contemporánea.
Esa parte era la más difícil de aceptar: implicaba admitir que nuestro país es el que es porque aquellos militares derrotaron a aquellos militantes, que su dictadura no fue un paréntesis en nuestra historia sino la fundación de nuestra sociedad actual, que vivimos los resultados –¿los frutos?– de ese proceso, y que los triunfadores de hoy les deben sus triunfos.
En esa etapa, de todas formas, quedó pendiente una discusión más seria y documentada sobre los proyectos y prácticas de los militantes revolucionarios, sus aciertos y errores.

2004-2010: el militante como héroe indefinido.

Cuando llegaron al gobierno, los doctores Kirchner empezaron a reivindicar a los militantes setentistas como su referencia histórica, su precedente heroico.
Para eso tuvieron que falsear esas historias: como no tenían ninguna intención de retomar las convicciones socialistas que los habían llevado a la muerte, los transformaron en unos raros activistas nacionalistas progres: revindicaron su militancia pero la vaciaron de su contenido y su proyecto.
Los convirtieron en portaestandartes de un vaguísimo “cambio”, de la búsqueda de una “sociedad mejor” –como si alguien buscara alguna vez una peor.

Así, neutralizados, esos militantes podían ser usados como mito de origen de un gobierno que trataba de reconstruir el Estado burgués argentino para que pudiera funcionar dentro del capitalismo globalizado –y conservar su poder.
LaMemoria sirvió, durante este período, para justificar escaramuzas del gobierno contra otros sectores con los que estuvo aliado y de pronto peleó, como el grupo Clarín.
Con su estrategia, los Kirchner crearon una confusión fundamental: que ahora los montoneros mandan, que este gobierno es la concreción de las voluntades de aquellos hombres y mujeres.

Es sorprendente: cualquier comparación veloz de las ideas políticas de unos y otros muestra la diferencia abismal entre esos militantes que querían un mundo sin ricos y estos ricos empresarios que entienden la necesidad de cierta presencia del Estado, cierta asistencia social para mantener el statu quo, las diferencias, las injusticias brutas.
Pero en una sociedad sin proyecto, donde cualquier posibilidad de construcción fue reemplazada por el pragmatismo más banal, la retórica puede ocupar el lugar de la política, y algunos intelectuales se conformaron con ese poco de oratoria y cerraron los ojos a la realidad que la rodea: se dejaron arrullar.
Ellos ayudaron también a que el equívoco se difunda y amplifique; por sus grietas se filtra la última fase –todavía incipiente– de LaMemoria.

2010: el militante como monto patotero.

Es, creo, la novedad actual y se mezcla –compite– con la anterior.
La apropiación por parte del gobierno kirchnerista de esa historia catalizó el cambio incipiente en las formas de pensar la militancia de los sesentas y setentas.
La identificación entre este presente y ese pasado permite a los portavoces de la derecha revisar las formas predominantes de LaMemoria.

El carácter intocable, casi sacralizado de aquellas víctimas se deshizo al convertirlas en peones de la retórica política actual.

Así, la idea del kirchnerismo como heredero de los setentas facilita dos reescrituras concurrentes de esta historia. Una que retoma, gracias a la guerrillitita dialéctica de estos días, la noción de que aquellos militantes eran más que nada violentos: una crítica moral que vuelve a poner todo el acento de aquella historia en la violencia, ninguno en la política.
A los diversos conservadores argentinos les conviene una versión en que la violencia sea la única forma en que se manifiesta la voluntad de cambio real, para demonizar esa voluntad –en nombre de la paz y de la democracia.

Y otra que dice, en síntesis, que si esto era lo que aquellos militantes querían hacer, menos mal que perdieron: que “ahora que gobiernan, miren lo que hacen”.
Durante años la presión social obligó a la derecha argentina aceptar esa imagen del joven bienintencionado que murió por sus convicciones; ahora, gracias a las maniobras torpes del gobierno, sienten que pueden relanzar la imagen de la militancia setentista que sus medios y su propaganda armaron en 1975 para justificar la matanza: los militantes como seres violentos, peligrosos, falsos, resentidos, llenos de odios y codicia, que merecían lo que estaba por pasarles.

Es el opuesto simétrico –parejamente falso– de la versión angélica de los primeros años. Cuando ya parecía imposible, los sectores que ganaron, con el golpe de 1976, la batalla social, económica y política, lanzaron su contraataque cultural, y ahora intentan controlar también las formas de LaMemoria.
En esta nueva imagen (re)emergente, los montoneros de ayer se parecen a los gobernantes de hoy: falaces, autoritarios, autorreferentes, gritan consignas justicieras mientras hacen cosas muy distintas –y vuelven a ser, por lo tanto, un blanco fácil.
Por eso creo que este gobierno ha vuelto, de otro modo, a desaparecer a los desaparecidos.
En ese contexto se publica esta nueva edición de La Voluntad.


Ojalá sirva para contribuir a deshacer esta confusión, aclarar las diferencias, repensar las lecturas: debatir


fuente  blog "Pamplinas" del autor

 

posta - postaporteñ@ 940 - 2013-04-03

 

RECORDANDO A

 RODOLFO FERNÁNDEZ CÚNEO


Rodolfo Aníbal Fernández Cúneo nació en Uruguay el 6 de junio de 1940. Casado y padre de 3 hijos. Era empleado portuario y militante del MLN-T y del SUANP (Sindicato único de la administración de puertos)
Fue detenido en su domicilio el 26 de abril de 1972 en la calle Mariano Soler.
Es procesado el 23 de enero de 1973 por “Conspiración seguida de actos preparatorios” y “Asociación para delinquir”.
Fallece a los 34 años de edad el 29 de octubre de 1974 en el Hospital Militar. Aunque el certificado de defunción dice que muere por enfermedad, sus compañeros aseguran que fue asesinado.

Testimonio de su esposa Mary Hernández Rodríguez:
“…El hostigamiento terrible del que fue objeto, lo llevó a intentar suicidarse en dos oportunidades: en una, volcándose un recipiente de agua hirviendo sobre el cuerpo y en otra clavándose dos agujas de colchonero en el pecho y la espalda, una de las cuales le extrajeron pero la otra no, por lo que caminaba encorvado.
La tortura casi le hizo perder la razón, por lo que el 28/10/74, lo trasladaron al Hospital Militar para someterlo a un tratamiento psiquiátrico

Dicen compañeros que se fue caminando con su custodia hasta el camión y se despidió de los presos que encontró a su paso. Al día siguiente, el 29/10/74 a los 34 años, nos vinieron a comunicar que había muerto.
(Obvio que por un tratamiento psiquiátrico nadie muere, por eso estamos seguros que fue asesinado).

El certificado de defunción firmado por el Dr. Cantón dice: causa de la muerte “hernia”. No revisamos el cuerpo, pero tenía la cabeza vendada y abundante sangre en la nuca.
Hay distintas versiones sobre la causa de su muerte: la Dra. María Elena Curbelo poco después de ser liberada declaró a “Brecha” que toda la noche escuchó sus gritos.

Otra versión dice que al aplicarle shocks eléctricos la aguja que tenía cerca del riñón le perforó los intestinos y murió de peritonitis, sólo sus asesinos y él saben la verdad…”

Testimonios de Roberto Caballero, ex preso político y compañero de Rodolfo:

“…Todos los presos del mundo, imaginan, proyectan, planifican su fuga, su retorno a la libertad, de no ser esto posible por lo menos mejorar las condiciones de reclusión.
En el Penal de Libertad había pocas alternativas, una era lograr ser trasladado al Penal de Punta Carretas, algunos lo habían conseguido a través de lo que en el argot carcelario se llama la "caída"

La "caída" consiste en simular una degradación desde el punto de vista sicológico, el preso comienza a fingir síntomas de desequilibrio mental, día tras día, mes a mes, año tras año, no hay medicación ni tratamiento que lo estabilice. Un avance lentísimo y doloroso en un profundo túnel mental; el preso va cavando su "locura", esconde la "tierra" arrancada de las profundidades de su psiquis y a la vez sigue respirando cierto aire fresco; avanza, progresa, agravando su estado síquico tanto para carceleros como para sus compañeros.
Pocos héroes se animaron a tal desafío en el Penal de Libertad.
El límite entre el control de la simulación y la transformación demencial es intangible.
Fragilísima hebra de cordura que se rompe en cualquier circunstancia. Rodolfo decidió transitar este camino y lo venía haciendo como un maestro, un Houdini preso político uruguayo. Para qué entrar en mayores detalles. El mayor Arquímedes Maciel lo mandó al Hospital Militar. Lo electrocutaron…”

“…Fernández Cúneo no se suicidó ni jamás hubo una versión de suicidio por parte de las autoridades del Penal. Fernández Cúneo murió ­matado- en el Hospital de las FFAA.
El comunicado emitido por los parlantes del Penal se limitaba a comunicar su muerte.
Cuando tenían la posibilidad de anunciar un suicidio lo hacían con bombos y platillos, con recomendaciones acerca de nuestros estados de ánimo y solicitar asistencia de sicólogos como Dolcey Britos.

Esto no sucedió con el querido Rodolfo por quien los aspectos afectivos que nos ligan a él son para Ud. "una dificultad" que nos llevan a no aceptar su supuesta rectificación y a redoblar la batalla por la verdad y la justicia…”
“…Semanas antes de ser trasladado Rodolfo al Hospital Militar, el mayor Arquímedes Maciel, de triste, trágica y macabra historia como director del Penal de Libertad, le dijo en el tercer piso, Sector B, Celda 2 derecha: "Gordo, ya nos tenés cansado". Falleció pocos días después…
……………………………
“PION POR  PION” (para “El Gordo”) de Roberto Caballero

Cada uno de nosotros encaró la etapa de los interrogatorios como mejor supo,  pudo o el azar le permitió hacerlo.
A pesar de haber leído abundantemente acerca de otras experiencias como la chipriota, la griega, la resistencia al nazismo, la revolución cubana y en esos años la de los vietnamitas y los demás movimientos guerrilleros de Latinoamérica, cuando te encontrás solo ante los interrogadores creo que de poco vale tanta lectura y sí en cambio la decisión personal de resistir.
¿De qué forma? De las más variadas y eso depende de cómo es cada uno, de su historia personal, su formación y su carácter.
Cada hombre y  mujer son incógnitos. Incógnitas ante la cual el interrogador queda desarmado e impotente a pesar de su poderío, su aparato, sus golpes y su capacidad de producir tormento.

El Gordo, por aquellos años del 70, era bastante mayor que la mayoría de los militantes.
Portuario, treintón, con tres hijos, el Gordo ya tenía hecha una larga vida de boliche, fútbol, barrio, timba y, sobre todo, ajedrez.

A todo jugó por plata. Había ganado y  perdido. Al ajedrez compitió profesionalmente pero lo más notable eran sus partidas simultáneas, en las que se sentaba de espaldas a dos, cinco, siete rivales con sus respectivos tableros
Dueño de una memoria prodigiosa, recordaba el pedrigree de un caballo o una yegua de carrera.
En ajedrez no se equivocaba, sabía exactamente dónde estaba cada pieza.

Justamente esta virtud -la memoria-  podría llegar a ser un grave problema para un guerrillero que necesariamente debe “olvidar” lo más posible, tratar de conocer solo lo estrictamente necesario,  nada más.
Montevideo es una ciudad muy pequeña con algunas vías principales que la recorren de punta a punta. Para quien caminó un poco por ella, era muy fácil deducir  más o menos en qué barrio y en qué zona  estaba. El Gordo había caminado mucho
A todo esto debemos agregar su sentido del humor, un humor negro y arriesgado. Demasiado arriesgado.
Estando ya en el Penal de Libertad, lo sancionan y le preguntan el nombre.
Responde: “Martín C. Martínez”. Cuando horas después lo van a buscar no aparece en la lista de presos. Recorren celda por celda hasta que lo encuentran, entonces les dice:
“Está bien soy “Joaquín Requena”, y así seguía: “Juan Paullier”, “Eduardo Acevedo”, “Duvimioso Terra”. *

Se mofaba de los carceleros y les mostraba su grado de ignorancia
. Se burlaba constantemente, a veces incluso de los propios compañeros. Cuenta el Chupete que solicitó a la Biblioteca del Penal para leer títulos como por ejemplo: “Las Ovejas” de Esquilo, “El Puente” de José Ingenieros, “Barajando” de Descartes o “El Capital” de Groucho Marx.

En esos meses de invierno del año 1972 le preguntábamos: “Cómo la ves, Gordo.” Con su lunfardo portuario respondía: “Y..., al Tute el triunfo sigue siendo bastos.”
El  Gordo se encontró ante una disyuntiva de hierro, la tortura era muy fuerte. Demasiado fuerte.
Como era un hombre hecho y derecho, en la cabeza de los milicos no cabía que pudiera ser un simple militante de base. La tortura se hizo cada vez más horrenda.
Perdido por perdido, ajedrecista como era, decidió jugarse todo, intentar llegar a “tablas” antes que a un “jaque mate”. Para eso tenía que sacrificar piezas valiosas.
Habló: “Está bien, voy a cantar un local.”
El Gordo sabía muy bien que atrás de esa movida vendría la de los milicos; estudió opciones, analizó  variantes, sopesó fríamente debajo de la capucha su nueva respuesta; mientras lo llevaban tirado en la caja de un camión iba desplegando un doloroso y trágico tablero,  en ese tablero sus pocas piezas y con ellas los escasos y heroicos movimientos que le quedaban.
Buscaba “tablas” en esa partida infernal y despareja, él solo  contra un regimiento comandado por un equipo de torturadores.
Esta vez no había plata ni trofeos de por medio. Sí, en cambio, su moral, su conciencia, su vida, la de sus compañeros y la de su familia.

Cuando llegaron al apartamento en el Centro, les dijo: “Les mentí, acá no hay nada.”
Sabía de antemano lo que se le venía, perdía varias piezas en tan arriesgada jugada pero igual siguió adelante con su estrategia. Lo molieron a palos en el viaje de regreso al cuartel.
En medio de la represalia atroz, el Gordo se dijo: “Ahora muevo yo.”
Y movió: “Les voy a decir la verdad, hay un “berretín” en una pollería de La Unión, el lugar está justo debajo de la máquina de pelar pollos.”
Contaba el Gordo que, cuando lo bajaron del camión para que les indicara donde estaba el escondite,  le sacaron la capucha y lo único que  veía eran plumas volando por el aire y cacareos.
Era una escena irreal, delirante: la de un mundo real, despótico, violento, en el que fermentaba la dictadura.
Vio un grupo de soldados intentando desempotrar la máquina de pelar pollos del suelo, por otro lado los dueños del local y los empleados estaban con las manos en la nuca y de cara contra  la pared.
Pensó: “Mueven blancas y sólo única movida.” “No, no es acá”, dijo el Gordo.
Me lo contó el Grillo, un íntimo amigo del Gordo, que estaba en la acera viendo el despliegue de los milicos.
Esa vez al Gordo le pusieron la cabeza debajo de la rueda del camión. Humillados, agredidos, ofendidos, engañados en su honor y pundonor militar le gritaban: “¡Cantá, cantááá, la verdá, la verdááá hijo de puuuta!”
Escuchó  que dijo: “Es en la zapatería de la otra cuadra, atrás de las ofertas.”
Corrieron, los oficiales pistola en mano, los soldados con los fusiles a los gritos apartando  gente que, sobre la Avda. 8 de Octubre, miraba sin entender qué pasaba.
Lo entraron a los golpes, hecho una bolsa deshilachada, le sacaron la capucha entre montañas de cajas de zapatos, la coqueta estantería de madera que anunciaba las ofertas estaba destrozada y enmarcaba una pared horadada, perforada, destruida  por sucesivos golpes de pico.

”Basura inmunda, ¿dónde está el berretín, dónde está el” berre”?
¡Cantá gordo la puta madre que te parió!” Intolerantes, desesperados, los oficiales  gritaban en  el paroxismo total de la vergüenza, de la histeria que provoca la derrota hecha pública, populosa, masivamente y a la vista de todo el mundo.
Carlitos Patrón, el Grillo Barittelli y el Gordo eran amigos de fierro desde la infancia,  inseparables, timberos de ley, de los que pagan las deudas religiosamente, hasta que se hablaba de política.  Entonces ahí se enfrentaban como locos:
“... es todo mentira lo de la tortura Gordo, acá no se tortura”
“... están matando a los muchachos en los cuarteles”
“...dejáte de joder Gordo, ¿dónde carajo vivís?”
“...torturan en Jefatura, en los cuarteles”
“...no seas vejiga, ¿quién te mete esas ideas en el marote Gordo?”
“...se nos viene el fascismo, pedazo de nabo.”
“...pero Gordo ¿vos sos o te hacés el gil?”
“...andate pa’ Cuba y no jodás más.”
Me siguió contando el Grillo Baritelli que el Gordo, en medio de tamaño desastre, cuando le sacaron la capucha, gritó con todas sus fuerzas, burlándose de enemigos y amigos a la misma vez, obligando a sus pulmones a elevar la voz para llegar hasta la calle, irguiéndose sobre su destrozada humanidad delante de la multitud congregada en las puertas de la zapatería, pateando irreductible, definitiva y heroicamente el tablero: 
“¡Carlitos, pion por pion!, ¡ves como están torturando pedazo de un pelotudo!”
El Grillo cayó tiempo después por colaborar con la Organización, estuvo detenido pocos meses y lo soltaron. Carlitos cerró la zapatería, se jubiló y nunca más volvió a trabajar.
El Gordo hizo una crisis nerviosa en octubre de 1974 y fue internado en el Hospital Militar.
Testimonian otros compañeros que cuando era trasladado del Penal de Libertad al Hospital Militar, un oficial del Ejército le dijo: “Gordo, ya nos tenés cansados.” Nunca más regresó

Carlitos y el Grillo, sus dos amigos, cargaron el cajón del Gordo cuando se lo entregaron a los familiares en el Hospital Militar.
Lo llevaron después, a puro pulso, hasta el Cementerio. Las deudas entre ellos tres se pagaban.

……….
Hoy, año 2013, la sociedad sigue sin saber la verdad sobre la detención, tortura y muerte de este uruguayo. Hemos viniendo diciendo NO durante décadas.
No a la impunidad, no a la injusticia, no al olvido, no a la corrupción judicial, no al silencio o distorsión de alguna prensa.

Sin embargo, tenemos una meta a la cual no renunciaremos jamás, aunque algunas generaciones ya no estén para verlo, en algún momento llegaremos a esa meta, la de la verdad y la justicia, para que realmente el “Nunca más terrorismo de Estado” sea una realidad y las generaciones futuras puedan vivir como hermanos en democracia.
MARYS YIC
 
1º de Abril de 2013

Testimonio contra los represores que actuaron en La Perla


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ANDREA
 

M.YIC - postaporteñ@ 940 - 2013-04-03


 


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