A 38 años del Golpe Militar VIVA LA HUELGA GENERAL Hace 38 años la burguesía uruguaya ponía en práctica, de la mano del imperialismo yanqui, un plan para aplastar a la clase obrera y reventar las condiciones de vida de la inmensa mayoría del país. El golpe militar fue el resultado de un largo período reaccionario de los falsos “Partidos democráticos”, el Partido Colorado y el Partido Nacional, proceso que se desarrolló a la par del sometimiento a los organismos de crédito internacional, que inició el Partido Nacional en 1962. Pacheco Areco y Bordaberry concluyeron la tarea de liquidar las libertades democráticas, con servicios de esencialidad, militarización de los centros de trabajo para derrotar a las huelgas del movimiento obrero, persecución política, proscripción de los partidos y organizaciones de izquierda, medidas prontas de seguridad, la aplicación de la doctrina de la seguridad nacional, la aceptación de instructores de la CIA para los milicos uruguayos y la Escuela para las Américas. Uruguay no fue un caso aislado, la instalación de las dictaduras militares en América Latina fue una política definida por el imperialismo yanqui, tarea para la cual prepararon por años a las fuerzas armadas de cada país en los métodos de la tortura, la represión indiscriminada, el asesinato selectivo. Así surgió la Coordinación represiva en la región a través del Plan Cóndor. Esta tarea fue además reclamada por las raquíticas burguesías nacionales, que aplaudieron el golpe de estado, que entregaron a los represores las listas de los sindicalistas que molestaban en las fábricas y los centros de trabajo, que barrieron la organización sindical para apoderarse del salario y las conquistas obreras. La dictadura militar fue el último paso en la ofensiva de la clase capitalista para proceder a la rebaja salarial, a la liquidación de los derechos laborales, a lanzarse sobre los negociados con el patrimonio público, a usurpar cientos de millones de dólares de las arcas públicas que se transformaron en deuda externa. Fue también un operativo financiero del capital transnacional para someter al saqueo a la economía nacional. El golpe de estado no fue sin embargo un acontecimiento inesperado, la propia camarilla militar se transformó en un protagonista de la opresión, estableciendo en forma sistemática reclamos propios. Los comunicados 4 y 7 de los gorilas, saludados por una parte de la izquierda frenteamplista, la destitución de un ministro de defensa que no llenaba los requisitos de los golpistas, su participación activa en la tortura a militantes sindicales y políticos de la izquierda. El Golpe Militar fue preparado a la luz pública, a la vista de todos los partidos parlamentarios, incapaces de frenar este proceso, ya que su política estaba definida a ahogar la lucha obrera y popular. La clase obrera, por el contrario, no faltó a la cita de lucha contra la dictadura. La Huelga General fue la respuesta del movimiento obrero y sindical al golpe de estado. Las fábricas fueron ocupadas una y otra vez, la combatividad de los trabajadores fue una respuesta contundente contra los golpistas. El 27 de junio del 73, ante la ofensiva política del imperialismo y la burguesía, la clase obrera tomó la iniciativa, a pesar de que nunca la dirección burocrática de la CNT convocó formalmente a la Huelga, los trabajadores ejecutaron como un solo hombre la resolución de los Congresos de la CNT. La clase obrera tomó la iniciativa para aplastar al golpe reaccionario. Sin embargo todo el despliegue desarrollado por la base fue desperdiciado por la burocracia sindical, que se jugó a fondo en la defensa de un proceso de negociación con los milicos, a los que caracterizaba como “progresistas” o “peruanistas”. Mientras se desarrollaba la huelga la dirección de la CNT se reunía con el coronel Bolentini, con el objetivo de abrir una negociación. Nunca estuvo en las tareas estratégicas para la burocracia sindical y sus corrientes políticas derrotar a la dictadura, sino por el contrario, su caracterización de que se desarrollaba una lucha de tendencias dentro del aparato militar la condujo a eliminar la posibilidad de desarrollar un plan de lucha para derrotar al golpe de estado. Por eso la combatividad desarrollada por los trabajadores en cada centro de trabajo fue sacrificada en función de una negociación sin perspectiva. Las iniciativas de varios sindicatos de tomar medidas de lucha más radicales como la inutilización de las reservas de combustibles (fundamental para frenar la operativa militar y policial), las medidas de fundir los motores de la flota de transporte colectivo, las medidas de bajar la palanca de UTE, todas las iniciativas de ir a fondo contra el golpe de estado fueron rechazadas por la burocracia sindical en función de sus negociaciones con los milicos. Y sin embargo todos estos esfuerzos de la dirección de la CNT y de los partidos políticos que dirigían esas tendencias no mitigaron la reacción, la represión, la tortura, la violación, la desaparición forzada, el asesinato de miles de compañeros de todas las tendencias de la izquierda. La clase obrera abrió una perspectiva, voltear a la dictadura y al propio gobierno de Bordaberry, golpista él mismo, era la reivindicación cantada de la huelga, pero ninguna tendencia de la CNT planteó una salida obrera a la política de la burguesía. La dirección del Frente Amplio aceptó en forma anticipada la derrota, y se empeñó en frustrar los intentos para desarrollar un plan de lucha unitario. Los trabajadores estaban divididos fábrica por fábrica y carecían de una organización centralizadora y una dirección clasista. La única movilización convocada por el Frente Amplio, el 9 de julio, se desarrolló para hacer un entierro de lujo de la mayor huelga general de la historia del movimiento sindical. Una política de triunfo obligaba imperiosamente a plantearse la transformación de la huelga de defensiva a una huelga insurreccional, a poner en pie cordones fabriles, intersindicales de base, acciones obreras independientes del dominio de los partidos traidores de la burocracia sindical. Esta marcha que hoy realizamos, este acto, cumple el objetivo de reivindicar la heroica acción de la clase obrera, de reivindicar a los cientos de miles de compañeros que estuvieron en la acción consciente de lucha contra la ofensiva capitalista. Reivindicamos el voto de los 4 gremios que se opusieron al levantamiento de la huelga general. Nos proponemos, dentro de las corrientes clasistas que se desarrollan en el movimiento obrero, superar las limitaciones del sindicalismo reformista, y retomar las mejores tradiciones de la lucha de clases, colocando a la clase obrera en clase para si misma, en contra de la explotación capitalista. Esta marcha y este acto están el servicio de rescatar y retomar las mejores tradiciones de la lucha de clases, en momentos en que el segundo gobierno progresista lleva adelante un proceso de extranjerización y sometimiento a las transnacionales sin igual en la historia nacional. Estamos en presencia de un gobierno que se ha propuesto destruir la independencia política del movimiento obrero, sometiendo las luchas reivindicativas a la tutela política del Frente Amplio, maniatando al movimiento sindical a través de una burocracia sindical que prioriza sus acuerdos con sus compañeros en el gobierno antes que dar una perspectiva de triunfo a las luchas de los trabajadores. Todo este proceso mientras se desarrolla una profunda crisis del régimen capitalista en el mundo entero, y, producto de esa crisis, la economía uruguaya se ha disparado a un crecimiento progresivo sustentado en la extracción de materias primas básicas, sobre la base de la extranjerización de los recursos naturales, incluida la tierra, y fundamentalmente por el ingreso indiscriminado de capital transnacional que viene por jugosas ganancias. Esto mientras estados enteros de Europa y la propia economía Yanqui están al borde de quiebra, y los trabajadores del mundo se rebelan contra cada uno de los gobiernos capitalistas. En Uruguay la política económica de Mujica está dedicada exclusivamente a fomentar el aumento de las ganancias capitalistas, para los pobres Mujica hace una colecta para comprar bloques y arreglar los ranchos. El presupuesto nacional se nutre básicamente del impuesto a los sueldos y el IVA, que paga rigurosamente la clase trabajadora, mientras los capitalistas reciben un sinnúmero de oportunidades para reducir impuestos, obtener devoluciones, evadir al fisco. El crecimiento económico está colocado al servicio de beneficiar más a las clases sociales que dominan la economía, las transnacionales y la burguesía nacional. Los presupuestos sociales están condicionados al buen comportamiento con la banca acreedora y con la plusvalía que extrae la burguesía de los explotados. El salario es el fiel reflejo de cómo se reparte la riqueza. El salario mínimo nacional está planchado en $ 6.000, un sueldo con el que no vive ningún ministro, esto es lo que usa un capitalista para llenar el tanque al salir de joda. La inmensa mayoría de los trabajadores cobran sueldos de hambre. Los convenios salariales que se han firmado congelan formalmente el salario en forma anual, consagrando la rebaja sistemática del poder de compra de la familia del trabajador. Se ha establecido un compromiso de honor entre la burocracia sindical y su gobierno de atar los salarios al desarrollo de la economía, con lo que se compromete un aumento de la productividad por trabajador, se aumenta la explotación en relación a la ganancia que el capitalista obtiene. A fines de los 60 y principios de los 70 las cámaras empresariales fueron promotoras de la represión hacia la clase trabajadora y del golpe de Estado para profundizar la explotación sobre la inmensa mayoría del pueblo trabajador. Hoy la cosa poco ha cambiado y siguen llevándose la torta dejando para las inmensas mayorías las migajas. Se continúa beneficiando a las clases dominantes porque este es el Estado de los ricos. La guerra de expropiación contra el trabajador se ha profundizado con estas democracias representativas. Es así que 630 mil trabajadores ganan menos de $10000 con una canasta familiar que supera los $40000. Ha crecido el trabajo precario, informal y en negro. El 10 % de los niños y adolescentes trabajan y el 26% de los jóvenes no trabajan ni estudian. Crecen sin pausa las carencias de viviendas y aumentan los asentamientos. Mientras tanto el 20% de la población más acomodada del país concentra el 47 % de la riqueza del país. Con el verso del “desarrollo nacional” se habilita la asociación con capitales privados transnacionales, a través del Proyecto de Participación Publico Privado. Las inversiones extranjeras vienen de la mano del retiro del Estado de sectores estratégicos de la economía nacional, abriendo la puerta a la privatización lisa y llana. La liquidación de AFE como empresa estatal demuestra a las claras cuales son las intenciones de la apertura de la inversión privada. El gobierno ha dicho que las PPP es uno de sus buques insignia y ha contado con el respaldo de todo el espectro político parlamentario. La oposición que han declarado la MSCE y el PIT-CNT, no ha sido acompañada de un plan de lucha contra los privatizadores. Se prioriza por parte de las direcciones sindicales la negociación, por lo que será responsabilidad de los trabajadores y del clasismo impulsar la movilización consecuente contra el gobierno. La Unión Ferroviaria se ha movilizado y el resto de las direcciones de los Entes se encuentra a medio camino entre el rechazo al gobierno y la realización de algún paro parcial, o la variante impulsada desde el Secretariado del PIT-CNT de participación a través de un acuerdo con el gobierno. En el mismo sentido se profundiza con la extranjerización de la tierra, con los monocultivos forestales, con nuevos emprendimientos multinacionales como la planta de celulosa de Montes del Plata en Colonia o el negociado del hierro de Aratirí. Si a esto le sumamos las zonas francas y las bonanzas legales para el gran capital, queda a las claras demostrado que el país se ha transformado en una plaza financiera dependiente de la inversión extranjera, que favorece la corrupción, la especulación y el lavado de dinero a todo nivel. Como contrapartida de las agachadas y beneplácitos para con los de arriba, el gobierno arremete contra los pobres. Es así que los mega - operativos de Bonomi persiguen los mismos objetivos que las razzias de Marchesano durante el gobierno de Sanguinetti. Los desembarcos de milicos amparados en la impunidad, escondidos tras un pasamontañas, pateando puertas, esposando gurises, destruyendo lo poco que hay en los hogares humildes de barrios pobres, es el método que prepara la especialización de la milicada para la represión a los trabajadores. Con el cuco de la inseguridad, nos muestran que los aparatos represivos siguen intactos. Como ocurrió en el 94 en el Filtro, reprimiendo a un pueblo movilizado para hacerle los mandados al gobierno español. Como lo hicieron con Ney Thedy en Bella Unión. Como lo hacen en los partidos de fútbol desplegando miles de milicos para controlar a las hinchadas. Rebaja de la edad de imputabilidad, cárceles abarrotadas de jóvenes pobres hacinados, hogares con chiquilines encerrados también condenados por no tener recursos, es la respuesta a las desigualdades sociales del sistema capitalista. Prensa, políticos burgueses, justicia de los ricos, todos criminalizando la pobreza, otorgando a la policía el papel de salvador de la sociedad. El mismo el rol que juegan las tropas militares en las misiones de paz de Haití y el Congo, como verdaderos ejércitos de ocupación. Es la función que se les ha dado a nuestros países en el ajedrez militar mundial. Es la función policial que el progresismo ha asumido para criminalizar la pobreza en nuestros barrios y la rebeldía de nuestros hermanos haitianos. Aunque el reclamo que levantamos los trabajadores desde nuestros sindicatos fue siempre la anulación sin más trámite de la impunidad, el partido de gobierno, el Frente Amplio se empeñó en encerrar la discusión a negociaciones propias, que detrás de artilugios leguleyos, pretendía abrir una posibilidad de iniciar los juicios pendientes contra los milicos represores. Luego de meses de negociación para “convencer” a algún senador (que inmediatamente después de votar renuncia y declara la guerra a la posibilidad de terminar con la impunidad), el propio presidente de la República se colocó en la tarea de “VETAR” el proyecto antes de que este fuera votado, usando como chivo expiatorio al diputado Semproni, una figura descartable para el gobierno. Triunfaron los Saravias, los Lacalle, los Sanguinetti, los Bordaberry, los Fernández Huidobro, los defensores de un “pacto de honor con los milicos”. En octubre del 2009, luego de que no alcanzáramos los votos para reformar la constitución y dejar en libertad de acción a la justicia para reiniciar los juicios, aunque logramos 1.110.000 votos para anular la ley, y por mantenerla nadie puede saber cuantos votaron, porque la Corte Electoral nunca puso una hoja de votación para eso, el Presidente y el Vice-presidente electos se llenaron la boca con “el respeto a la voluntad popular”. Sin embargo desde el movimiento sindical y desde las organizaciones de derechos humanos logramos recolocar la lucha para que se anulara la ley más injusta de la legislación uruguaya. Porque fracasó esta lucha? Porque toda la acción estuvo subordinada a negociaciones dentro del aparato del Frente Amplio y fundamentalmente porque el triunvirato dirigente del Frente Amplio (Mujica, Astori y Vázquez) prefirió defender la impunidad sobre un grupo de 400 represores, demostrando que la democracia formal de la burguesía es una farsa de engaño sobre los explotados, te explotan, te reprimen, te someten democráticamente, no todos somos iguales ante la ley. Si alguien roba una gallina marcha preso, pero los torturadores, los violadores, los secuestradores, los asesinos, siguen paseando impunemente, con el aval del Poder Ejecutivo. Hoy con las cartas jugadas las caretas se caen. El papel represor del estado burgués, actualmente administrado por Mujica y el Frente Amplio, es el mismo papel que jugó el pachecato, Bordaberry, los golpistas, y los derechistas blanqui- colorados. Siempre para terminar favoreciendo a industriales, banqueros, terratenientes. Las transas durante la huelga, la concertación y la salida negociada para los milicos, el pacto del club naval, las conciliaciones de la dirigencia sindical que hoy sostiene al progresismo, nos demuestran que esta estrategia y metodología sindical de lograr lo posible está cuestionada. Como contra partida la resistencia popular, la organización por abajo de miles de trabajadoras y trabajadores durante la huelga general, durante la salida a la dictadura, en cada olla popular, en cada barrio, en cada ocupación de fabricas y de tierras. Los peludos de UTAA, los ferroviarios, los trabajadores de TATA, del supergas, de la educación pública, los obreros de Tecnoluce, los cadiees del club de golf, han demostrado que solo la lucha es garantía para las conquistas obreras. Por eso debemos generalizar la lucha. Transformar la voluntad de pelea en organización para derrotar las políticas del gobierno y las patronales, y lograr las reivindicaciones obreras. Resulta cada vez más necesaria la construcción de una alternativa clasista e independiente para el movimiento obrero y popular. Que rompa con la dirección hegemónica, conciliadora, burocrática y que transite hacia un sindicalismo al que consideramos hay que revolucionar. Que levante las viejas banderas de la combatividad, del clasismo, de independencia y autonomía de clase, de la democracia obrera, combinadas con un análisis de las actuales formas de opresión y explotación para enfrentar a los que hoy tienen la sartén por el mango. Por eso es necesario que todos los que concebimos una forma diferente de militancia social, con consulta permanente a las bases, nos juntemos para avanzar en organización para luchar. Los desafíos que se abren nos convocan a pensar colectivamente para forjar un sindicalismo que se embarre hasta las rodillas con los problemas y las luchas obreras, para mejorar las condiciones de vida de todas y todos los trabajadores y para en un futuro ser fuerza fundamental organizada en la construcción de una sociedad libre, humana y solidaria, sin ricos ni pobres, sin arriba y sin abajo, sin opresión ni explotación de ningún tipo.
Compañeras, compañeros
Hoy a 38 años de la Huelga General contra el Golpe Militar:
Decimos que la Huelga como herramienta de los de abajo sigue vigente
Que continuamos levantando la resistencia de obreros y estudiantes en el 73; y seguimos denunciando al capital y a los capitalistas como causantes de las desigualdades actuales
Que como en el 73 la clase obrera debe abrir una salida para el pueblo trabajador.
Contra la impunidad de ayer y de hoy
Ni olvido ni perdón!!! Juicio y castigo a los más de 400 represores
Por la anulación de la ley de impunidad
Arriba los que luchan!!! Abajo los que entregan!!! 27/6
COORDINACIÓN DE TRABAJADORES Y ESTUDIANTES CLASISTAS
-postaporteñ@ nº 579 - 2011-07-01
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