lunes, 25 de abril de 2011

PACTO DE LOS DOS ANGELITOS

Número 538 | AbRil 25 de 2011 | Año 6


º

Caducidad:

TAMBIÉN HAY QUE

SABER GANAR



Lentamente y a los bandazos va el trámite parlamentario para algo parecido a anular la ley de caducidad. El Senado aprobó el proyecto de ley interpretativa que la vuelve inaplicable pero no la quita del orden jurídico. Mecanismo confuso y contradictorio que puede tener resultados inciertos. Helios Sarthou ha hecho un estudio de las fallas del texto de esta ley interpretativa, la conclusión sería que en los procesos judiciales haría más mal que bien.


Pero hablando en plata:


Apruebe lo que apruebe el parlamento los militares acusados van a interponer todos los recursos legales que puedan, presiones y chantajes. Claro que recurrir nosotros a algo tan inconsistente como esta ley interpretativa les facilita las cosas. Pero aunque el parlamento corrija y elimine todo resquicio y haga un texto impecable, va a pasar más o menos lo mismo.

La ley de caducidad ya es en los hechos, inaplicable. Las denuncias contra los militares requieren la consulta al Poder Ejecutivo, pero éste hoy deja todos los casos fuera de la ley de caducidad, o se interponen recursos de inconstitucionalidad que la Suprema Corte acepta diciendo que esa ley es inconstitucional. Lo que hay en la práctica es que algunos procesamientos contra militares siguen adelante pero con obstáculos, entre ellos la ley de caducidad, que ya no es insalvable.

De hecho, no mucho va a cambiar aunque ahora sea al revés. Serán ellos los que interpongan recursos de inconstitucionalidad contra le ley interpretativa, y las cosas terminarán también en la SCJ. Los procesos seguirán con obstáculos parecidos. Aunque el parlamento anulase la ley en forma más prolija los abogados de los militares también interpondrían diciendo que las leyes no se pueden anular. Aunque ahora sean recursos más sesudos o eficientes (por los agujeros de la ley interpretativa) eso no va a alterar el resultado final porque igual la ley de caducidad no se va a volver a aplicar.

Los procesos contra los militares van a seguir avanzando lenta y tortuosamente, e irán al geriátrico VIP o similares, o a prisión domiciliaria.

Si las cosas se complican la presidencia irá a su proyecto de canjear perdón por información, si no le complica más las cosas todavía dentro del FA, y si no es contraproducente para los militares si alguno de ellos (estúpidos y cobardes) habla más de la cuenta.


No es en el laberinto jurídico donde está la clave del problema


Todos estos vericuetos y escándalos parlamentarios (renuncias, indisciplinas) más los presidenciales (video, visita a Dalmao, reunión con los mandos militares) no hacen más que ir desprestigiando al parlamento, al FA y al gobierno.
En este momento y condiciones esta vergüenza no abona el peligro de un golpe de Estado, ni un retorno inmediato de la derecha tradicional burguesa, ni un viraje hacia un "gobierno fuerte".

Una vez más, como ocurrió -aunque de un modo diferente- durante Tabaré Vázquez, el tema de la impunidad se despega de los otros. Pueden no estar claras las cosas para la gente en salario, empleo, deuda externa, inversión extranjera, educación, salud, vivienda, temas en que sigue la ilusión:

"Este es un buen gobierno, hace todo lo que puede y si algo más no hace es porque no hay forma de hacerlo, porque el mundo es así".

Pero es en los pactos y complicidades con los militares violadores de los derechos humanos donde este gobierno queda al desnudo ante su propia base electoral y buena parte de la militancia frenteamplista. No hay forma de escapar, porque el 90% de los votos frenteamplistas fueron rosados, y el 90% de los votos rosados fueron frenteamplistas.


La mayoría y la razón


En el balbuceo incoherente de los parlamentarios, el argumento principal esgrimido contra la ley interpretativa es que va "contra la voluntad de la mayoría de la ciudadanía".

No hemos visto que esto haya sido debidamente contestado. El colmo es que salga Tabaré Vázquez diciendo que "no siempre la mayoría tiene la razón".

No tiene sentido contestar un sofisma con otro, y menos argumentando por excepción y aceptado "en general" lo que se quiere cuestionar.

Razón y mayoría son cosas totalmente diferentes.

El criterio de DECIDIR POR MAYORÍA no tiene nada que ver con suponer que la mayoría tenga la razón, una idea que además de falsa es reaccionaria e ignorante. ES AL REVÉS. El concepto es que, en igualdad de derechos para todos, quien tenga la razón tiene la oportunidad de convencer a la mayoría.

Por eso es que el mecanismo de decisión por mayoría incluye determinadas GARANTÍAS DEMOCRÁTICAS: discusión previa, libertad de ideas e información, igualdad de oportunidades. Cuando eso no ocurre se objetan las decisiones aunque sean mayoritarias. La opinión mayoritaria no sacraliza, es solamente un método de trabajo.

En política no existe "la mayoría", ya lo explicó Gramsci. La política es SIEMPRE disputa entre diferentes minorías.

El resultado numérico de una votación es la medida de la eficiencia que tuvo cada minoría para llegar y convencer

Es sabido y usado por los especialistas de la máquina política que no solo cuentan los argumentos racionales.
Para que imperen las razones hay equiparar oportunidades e impedir el abuso de los factores distorsionantes: amedrentamiento, mentiras, soborno, fraude, costosos aparatos.

¿Ganamos o perdimos?

En el plebiscito de octubre de 2009 LA MAYORÍA VOTÓ CONTRA LA IMPUNIDAD. Por pequeño margen esa mayoría no fue suficiente para anular la ley en una normativa MUY EXIGENTE que ni siquiera se respetó (no hubo papeleta por el NO).
Pero mostró la voluntad mayoritaria de anularla

En ese plebiscito enfrentamos al enemigo más difícil: la apatía y la desinformación. Su causa es el creciente deterioro del tejido social, peligro para toda la convivencia social. Por eso la actitud demagógica de hablar de "voluntad mayoritaria" confundiendo deliberadamente las cosas es una completa irresponsabilidad.

Por eso es más importante mantener la lucha por los valores éticos que hacen posible la convivencia social.

No tuvimos contra ese enemigo oscuro la eficiencia como para juntar un 2% más y activar la reforma constitucional.
Es un hecho puntual que se agota en sí mismo.

Tuvimos en cambio la eficiencia para juntar el 48% de las voluntades, mucho más que los que quieren que la ley de impunidad quede, aunque no sepamos exactamente cuantos son porque no han tenido el coraje de dejarse contar. Y eso lo hicimos por la razón, el diálogo democrático y sin trampas.

No es un hecho puntual, continúa, y es la presión sobre el parlamento que sigue sosteniendo el tema.

Bretch le hace decir a Galileo:

"La razón solo se impone en la medida en que la defendamos. El triunfo de la razón solo puede ser el triunfo de los razonables".

Galileo tenía claro que la mayoría no tiene razón. Es su tiempo las cuestiones científicas se discutían en latín, él publicó su libro en italiano y por eso lo condenaron. Fue un subversivo porque en vez de manejarse entre "sabios que tienen razón" salió a convencer a la mayoría por medio de la razón.

Plebiscitos y DDHH

Los derechos humanos no se plebiscitan” decían algunos compañeros y ponían el ejemplo de un plebiscito HIPOTÉTICO para instalar la esclavitud. Hoy ya no es una especulación, el proyecto de plebiscitar la BAJA DE LA EDAD DE IMPUTABILIDAD es realidad.

¿Qué vamos a hacer?

¿Negarle a la gente el derecho a decidir sobre sus derechos, argumentar que el código penal no se puede tocar porque lo hizo gente que sabía más que la gente; que además son los mismos “sabios” que pusieron allí el delito de sedición?

Se contesta: "Para avanzar sí pero para retroceder no”.

¿Y quién decide y discierne una cosa de la otra?

No hay más que un camino: CONVENCER A LA GENTE. La única garantía contra el retroceso social es el avance de conciencia de las grandes mayorías. Los “revolucionarios” no podemos tener dudas sobre eso.

El paralelogramo de las fuerzas

Además de las fuerzas que empujan hacia la anulación de la ley de caducidad (la opinión de la mayoría de los que opinan, la base y votantes frenteamplistas incluidos, las presiones internacionales, la acción de pequeños grupos activistas), empujan en otra dirección los compromisos del gobierno con los militares, los intereses mezquino de los parlamentarios frenteamplistas, etc.
La resultante es una suma de fuerzas desviada: la ley interpretativa.

La distorsión entre lo que salió y lo que debería salir la podemos ver sobre el eje jurídico de las cosas. Pero sobre el eje político vemos la diferencia entre ANTES y DESPUÉS y medimos el golpe dado a la impunidad. Solo es parcial, la ley de caducidad sigue.

Pero es un golpe contra la impunidad porque:


· La desprestigia todavía más. Ya no hay quien la defienda directamente, solo por medio de subterfugios atacando LA FORMA en que se la quiere suprimir.

· Desnuda lo peor. Ya se habla públicamente de un pacto entre tupamaros y militares, cosa que hasta hace poco era tema de "iniciados". (*)

· Aumenta las contradicciones entre ellos.

· Da continuidad al plebiscito del 2009 y permite recuperarnos de ese revés.Avienta el temor de que la derrota enterrase el tema y que se la usase para justificar la permanencia de la ley de caducidad.


Si ponemos esto de ahora en perspectiva y lo juntamos al plebiscito y todo lo anterior, lo que surge es que la lucha contra la impunidad continúa avanzando.

El oportunismo parlamentario es un actor secundario. Si solo contase la intención de mantener la impunidad ¿por qué aprobaron esta ley cuando alcanzaba con no hacer nada? Y si miramos hacia adelante, la tensión que generan esas deformaciones y contradicciones es la fuerza que permitirá nuevos avances. (*)

Si la SCJ declara inconstitucional la ley interpretativa, no debemos ver en eso una tragedia sino una OPORTUNIDAD.

No esperábamos nada mejor

Evaluar caminos tácticos es comparar. En este caso queremos comparar plebiscito contra anulación parlamentaria.

El reclamo de anular la ley de caducidad por vía parlamentaria viene de muy atrás. Soy uno de los que prefirió la opción plebiscitaria. Cuando comenzamos esa campaña, nos hicieron la objeción del riesgo que implicaba.

El plebiscito era una apuesta a todo o nada. Podía perder, pero no corría el peligro de ir cambiando de contenido y desvirtuarse. Si preferimos (en nuestra visión personal) ese camino es porque nunca tuvimos ninguna confianza en el parlamento, y consideramos que el riesgo de de dejar en sus manos la redacción de lo que saliese era peor todavía.

De la vía parlamentaria se supuso que es rápida y directa, pasando por alto el peligro de que el resultado final pudiese ser peor que no tener nada. Los hechos demostraron que la supuesta rapidez era falsa. Se llegó antes a juntar las firmas y los votos en las urnas que los votos en el parlamento.

Estamos convencidos además que si no fuese por la alta votación en las urnas nunca se hubiese llegado a nada en el parlamento, por malo que sea.

El plebiscito concentró el repudio contra la ley, y la frustración del resultado adverso reabrió la herida.

La mano de Suárez

Pero vamos a hacernos cargo de habernos embarcado en el plebiscito y el riesgo de la derrota.

El riesgo es inherente a la lucha. No entendemos al que solo quiera dar batallas que estén previamente aseguradas.
Pongamos el ejemplo del penal de Suárez en el partido contra Ghana.

Partido empatado, último minuto. El tipo comete un penal. No tenía forma de saber qué iba a pasar con el tiro de ghanés. Ni siquiera podía estar seguro de evitar el gol contra Uruguay metiendo la mano. Lo único seguro es que iban a cobrar un penal y que a él lo iban a expulsar. Si hubiese habido un gol de Ghana alguien hablaría luego del error de Suárez.

Cuando se tira al arco, puede también dar en el palo. La diferencia entre adentro y afuera puede estar en dos centímetros. Arrancamos ese partido absolutamente de atrás, con el juego desarmado. Hubo que remontar toda la cancha, embarrada y con viento en contra. Llegamos al área y tiramos. La pelota dio en el palo. Por dos centímetros no entró.

Eso fue lo que hicimos en el plebiscito. Y nuestro “error” fue arriesgarnos a perder olvidando la primera ley de la Historia: que los que pierden nunca tienen razón.

Prepararse para lo peor... pero dar manija para lo mejor!!

Hemos supuesto la peor hipótesis: que la ley interpretativa sea considerada inconstitucional. Pero en realidad, ni siquiera tienen por qué llegar las cosas a ese punto.

Me pongo en el lugar de un juez con dos dedos de frente y sin ser defensor a ultranza de la impunidad que deba atender un caso de militares acusados de desaparición forzada, tortura o asesinato durante la dictadura militar.

¿Está obligado a declararse obligado a ver las cosas como dice la ley interpretativa que debe verlas (lo que es declararse tonto y pusilánime también) y arriesgarse a que le impugnen la sentencia?

¿Acaso no puede simplemente dentro de su propia competencia adherir a la DOCTRINA en que se apoya el CONTENIDO de esa ley (que nadie discute) sin hacerse cargo de sus posibles vicios de forma?

Si no menciona expresamente esa ley no se expone a que le presenten un recurso de inconstitucionalidad. Y si procesa a los acusados como si tal cosa ¿qué puede pasar?

Por supuesto, el abogado de los militares acusados pondrá el grito en el cielo porque se ha salteado la consulta al PE a la que obligaría la ley de caducidad si acaso fuese aplicable, pero ese sería SU PROBLEMA. Presentará un recurso.
¿Y?
¿Acaso la SCJ entenderá que debió activarse un mecanismo que ella misma ya ha considerado inconstitucional?

Por mamarracho que sea, la ley interpretativa alivia de hecho la presión sobre los jueces, que pueden remitirse a las leyes penales ordinarias y dejar que todo ese embrollo caiga por sí solo.


Bueno, ¿y qué hacemos ahora?


Lo primero es concentrarnos en nuestro objetivo.

Los traidores son traidores por pasarse al bando del enemigo pero el enemigo sigue siendo el enemigo, la lucha contra los traidores solo tiene sentido como parte de la lucha contra el enemigo. No por ajusticiar a algún traidor vamos a dejar que el enemigo escape.

En este caso lo primero es multiplicar y alentar las DENUNCIAS contra los violadores de los DDHH.
La advertencia sobre los defectos de la ley interpretativa y la critica a los intereses espurios que los originan debe ser hecha, pero NO en forma tal de DESALENTAR las denuncias contra los militares porque quede la idea de que serían inútiles.

Al mismo tiempo hay que preparar el siguiente paso, por si ocurre lo peor.

No hay que quedarse quietos esperando. Hay por allí una teoría absurda y destructiva, la teoría del "costo político". Dice más o menos así: dejemos que ocurra lo peor, ellos pagarán el costo político.

¿Y por qué vamos a suponer que pagarán ellos algún costo si el asunto es que somos nosotros los que no podemos cobrarlo?

En mi opinión, hay que retomar la idea de la LEY POR INICIATIVA POPULAR que propuso Sarthou en otra oportunidad, pero esta vez no como una "ley ómnibus" que reúna muchas reivindicaciones diversas sino monotemática: ANULAR LA LEY DE CADUCIDAD.
Redactar un proyecto sólido y completo y empezar la etapa de discusión, convocatoria y preparación de la logística.

Si en las denuncias en curso, los acusados presentan recursos de inconstitucionalidad contra la ley interpretativa, y si la SCJ llega a declararla inconstitucional para UN CASO, allí tendremos el disparador y el momento de iniciar la campaña de recolección de firmas.

Tengamos en cuenta que el 90% de la gente dispuesta a anular la ley de impunidad es gente que votó al FA. Y el FA dice que quiere inhabilitar la ley de impunidad. Nuestra campaña es para hacer lo mismo que el FA no logró hacer, un proyecto de anulación ante el mismo parlamento.

¿Es difícil una campaña de recolección?
Claro que lo es.
Pero si la SCJ declara inconstitucional la ley interpretativa en un caso, los militares van a repetir el recurso en todos los demás, y cada uno será una nueva frustración de la base frenteamplista y una vergüenza para sus parlamentarios.


A modo de conclusión


Algunos aspectos de este problema invitan a una discusión más general.

Entre nuestros compañeros es habitual el énfasis en la metodología de denuncia y agitación.

Nuestro organismo recibe innumerables excitaciones de todo tipo, y normalmente responde.
Pero después de una noche de juerga no hay excitación que valga.

El organismo agotado o saturado no responde a la excitación. Nuestro organismo social hoy ya no responde a la injusticia y la opresión como lo hacía hace unos años. ¿Por qué? Porque los seres humanos no somos perros de Pavlov.

El ser humano tiene la capacidad de anticiparse a lo que va a pasar con las cosas que hace. Hoy es necesario algo más que excitación para que la gente salga a luchar: una perspectiva. La gente tiene que saber en qué va a invertir.

Se necesita la movilización de la gente, pero el progresismo se ha encargado de desarticular todo el movimiento social.

Tal es el argumento de nuestra izquierda radical.

ES AL REVÉS. Es la desarticulación del movimiento social lo que ha dado alas a la socialdemocracia progresista. Esa desarticulación tiene muchas causas, internas y externas.

La traición de los que estuvieron a la cabeza de un proyecto pretendidamente transformador o revolucionario es indignante. Pero la indignación no debe impedirnos pensar, porque opera también un gran desconcierto.

Cuando perdimos cada uno de los plebiscitos contra la ley de caducidad nos dijeron: HAY QUE SABER PERDER.

El problema no es que no hayamos sabido perder, es que NO PERDIMOS.
Y ese problema lo tienen ellos. No hemos obtenido un triunfo definitivo ni resonante, ni siquiera uno importante que nos asegure el curso futuro, la impunidad sigue en pie, no nos podemos comer el verso triunfalista.

Pero también es cierto que muy lentamente, somos nosotros los que vamos ganando a pesar de las dificultades.

Cada modesto triunfo, aun indirecto, tiene enorme importancia, no tanto por su peso de pequeño triunfo, sino por el hecho de que se obtiene A PESAR de la traición.

Aún queda por delante aprender a aprovechar y articular los pasos entre sí, hacer caudal del triunfo anterior en cada nuevo paso.

Es absurdo que no hayamos sabido hacer caudal del resultado de octubre 2009.

Se demostró que los temores que había de que la lucha quedase enterrada luego de no lograr la mayoría absoluta (un temor que además hizo que algunos no se sumasen a la iniciativa) no estaban justificados.
¿Y qué hecho vino a demostrar eso?

Esta votación en el parlamento que tanto denostamos, y con razón.

Como no somos nosotros quienes tenemos el control hoy, el camino solo puede ser de a pequeños pasos. Pero para aprender a dar la lucha aprovechando cada pequeño triunfo, tenemos que empezar por reconocer cada pequeño triunfo como lo que es, eso.

FERNANDO MOYANO

(1) Estaba tratando de resumir este largo texto cuando salta este asunto DEL PACTO DE LOS DOS ANGELITOS. Pensaba que los hechos me iban a dar la razón. No pensé que tan pronto; de modo que este texto sale así como está, disculpen.

MOYANO - POSTA-
- postaporteñ@ nº 538 - 2011-04-25



Las bases del pacto al

que el MLN y militares

habían llegado en 1998


EL PACTO DE LOS DOS ANGELITOS


Texto íntegro del documento



Definiciones sobre la “guerra” que hubo en Uruguay en las décadas de 1960 y 1970, el reconocimiento formal de que los “desaparecidos” están muertos y las razones que llevaron a su desaparición, y las responsabilidades compartidas por la violencia que vivió el país en el pasado, son algunos de los conceptos que se manejan en un documento de cinco carillas que dirigentes tupamaros y militares integrantes de la logia Tenientes de Artigas redactaron en 1998, como forma de dejar atrás las heridas del pasado.
El documento, que publica hoy El Observador, fue divulgado por militares que están molestos con la aprobación de la ley de Caducidad (*), decisión política del oficialismo que, sostienen estos oficiales, se da de bruces con el espíritu de aquel pacto que no llegó a cerrarse por una serie de circunstancias políticas del momento. A continuación de transcribe íntegro el texto de este documento que se mantuvo en reserva por más de una década:


(*) NdeR: Error del Observador. Debe decir "posible aprobación de la ley interpretativa sobre la ley de caducidad".


“Los abajo firmantes queremos dar a conocimiento público lo siguiente:

Desde hace ya un tiempo hemos venido realizando contactos de carácter reservado con miembros de la FFAA en actividad y en retiro, a quienes conocimos en oportunidad de los enfrentamientos armados, con el propósito de conocer el destino de los Desaparecidos. En dicha misión han participado un importante número de personas pertenecientes a ambas partes y se ha procurado no hacer caudal partidista o personal del tratamiento de este delicadísimo tema.

Quienes suscribimos esta declaración estamos en condiciones de asegurar que oficiales de las tres fuerzas y de distintas jerarquías, a quienes conocemos desde hace muchos años y de quienes sabemos su condición de combatientes, nos aseguraron que los siguientes compañeros están muertos.

Luego de varias y muy duras discusiones, también hemos convenido dar a conocer algunos conceptos a los que hemos arribado de consuno, aunque guardando igualmente serias discrepancias en torno al análisis del pasado.

Lo hacemos con el anhelo de colaborar en la mejor comprensión de estas difíciles páginas de la historia de los orientales; con intención pacificadora y espíritu reconciliatorio.

Observamos que una gran mayoría de los actores políticos y sociales que se muestran interesados en resolver el hecho de los desaparecidos, parecen abroquelados en alguna de estas dos siguientes posiciones simplificadoras: unos en el maniqueísmo de que “los muertos buenos son los nuestros y mal muertos están; los de ellos son malos muertos y bien muertos están”, y otros por el contrario han impulsado, o se han sumado, a la llamada “doctrina de los dos demonios” y muy sueltos de cuerpo declaran: “esos muertos y no son nuestros, ni los unos ni los otros; de ustedes de ambos bandos son los muertos y ahora debéis expiar culpa los unos y los otros, hasta el fin de los tiempos, porque nosotros somos inocentes, nosotros no tenemos nada que ver y repudiamos lo que ustedes han hecho”.

No ponemos en duda de que en ambas posturas hay personas honestas, y es a ellas a quienes están preferentemente dirigidas estas líneas, pero lo que rechazamos y denunciamos es el deliberado uso político que se está haciendo de estas posiciones.

Los muertos, todos ellos, murieron por sus ideales, y tienen razón los familiares de los desaparecidos cuando dicen que no son sólo un asunto de ellos, sino de toda la comunidad.

Por esto queremos descubrir a las falsas izquierdas y falsas derechas que están buscando medrar con el encono eterno, y a los falsos intelectuales y falsos humanistas que haciéndole el juego al gran poder y a la élite política gobernante, asustan a la gente con los dos demonios. Vacíos y limpios de toda culpa, los zorros que gobiernan llaman al pueblo a mantener enhiesto un nuevo tótem – mito – símbolo, alrededor del cual reunir la nueva república: los Desaparecidos; trágico saldo de un enfrentamiento que hubo entre “tupas y milicos”, chivos expiatorios cuya sangre debe ofrendarse a los dioses de la democracia.

Una democracia sana no debe, ni puede, sostenerse tomando de rehenes a los desaparecidos, sino con la paz y el orden que sobrevienen a la verdad y a la justicia en que vive la comunidad.

Es en orden a buscar juntos esa verdad y esa justicia, que les pedimos a todos los orientales que nos escuchen en estas reflexiones.

Comencemos por preguntarnos por qué causa fundamental hubo desapariciones de personas. Hubo desapariciones porque aquí hubo una guerra.

Hubo una guerra que partió al mundo en dos y que se le llamó “guerra fría” a nivel planetario, aunque nunca fue declarada pero que aquí se llamó “Interna” y si se llegó a decretar y declarar formalmente. Y fue una guerra que abrió una grieta profundísima que atravesó la nación entera, a todas sus instituciones y su gente, y dejó a cada lado dos trincheras ideológicas, porque la ideología fue la causa eficiente de la guerra: básicamente un enfrentamiento entre el liberalismo y el marxismo, las dos ideologías “modernas” y predominantes en este siglo.

De cualquier manera no se trata aquí de abundar acerca de cuales otras concepciones del hombre y la sociedad se alinearon a cada lado, o cuales de los antagonistas podrían alegar con más razones. Causa Justa para combatir , porque lo que nos ocupa aquí, que es el hecho de las desapariciones, no ocurre, al menos en apariencia inicial por la “jus ad bellum”, sino por el grado de justicia que hubo en desarrollo de guerra misma; la “jus in bello”.

No obstante, es importante ir pensando desde ahora y no perderlo de vista, para analizar más adelante las responsabilidades, si alguien con interés, y con derecho legitimado en el conocimiento, a expresarse sobre los hechos de la guerra, pudo y puede sustraerse de tal manera a un enfrentamiento tan existencial y por ende tan abarcante que, o cayó dentro de la grieta abierta, o quedó entre dos fuegos y entonces sí puede manifestar con razón haber sido inocente y nunca haber siquiera consentido la defensa de ninguna parte. Es muy necesario para juzgar los hechos de una guerra, comprender cuál es su naturaleza.

Muchas veces oímos decir que uno u otro bando atentó contra los derechos humanos o cometió tales o cuales horrores, sin detenerse a considerar que es la guerra en sí misma el peor de los horrores y la violación de los derechos humanos por antonomasia, por eso es que se deban considerar todos los extremos de la Causa Justa para llevarla adelante: última razón, autoridad legítima, posibilidad de éxito.

En la guerra no participan monstruos u hombres desquiciados, sino hombres y mujeres normales, muchos en grado heroico, combatientes o de apoyo, de un lado y del otro, insertos todos en el ambiente propio de la guerra.

Según Clausewits, un pensador clásico y universalmente indiscutido acerca de la naturaleza de la guerra, esta siempre tiene un fin político y es llevada adelante por una decisión política como un instrumento más de su obrar, el cual debe ser el último, precisamente por la violencia que supone.

Es bien claro en nuestro caso la causa y el fin político de la guerra, en que el combate militar fue parte del combate político y en el que ambos bandos excluían la participación de la ideología antagónica en el proyecto propio del destino.

Aquí entre nosotros estuvo en juego la existencia del Ser nacional, entre dos cosmovisiones excluyentes, era una o la otra.

La existencia del Ser es la “legitimidad absoluta”, según Clausewitz, y por ende excluyente de la legitimidad del otro. Dice Smith, sosteniéndose en Heidegger, que al reducir la cuestión política a la categoría de lo existencial, ya no se trata de un enfrentamiento entre dos valores legítimos y en disputa, sino que lo absoluto de lo existencial lleva a que el enemigo sea considerado un “sin valor absoluto”.

El asunto es que esta conclusión tiene total ligazón con la lógica de la guerra y con los medios que en ella se empleen y de lo cual es evidente que no puede sustraerse la política, porque ella determina la sustancialidad de la misma.

La guerra en que está en juego el Ser es entonces un acto de fuerza política, que se retroalimenta con la acción recíproca de los contendientes, y que puede llevar al extremo de que no existan límites al empleo de la fuerza para asegurar la existencia del Ser. Dicho en otras palabras: lo que terminan ordenando los comandantes militares como necesario para vencer al enemigo y asegurar la victoria, no tiene una lógica propia, autónoma de la guerra como fenómeno aislado, sino que está íntimamente ligado a la causa y fin político que le dan, en este caso, legitimidad absoluta.

Con estas nociones que acabamos de exponer y teniéndolas in mente, podemos entrar a considerar ahora cuáles son los principales de la “jus in bello” (ética Tomista), que están en juego en el hecho de las desapariciones de personas.

Debería ser el principio de la proporcionalidad, el que en la toma de decisiones éticas en la guerra, resolviera la tensión existente entre la finalidad de la misma y los medios a emplear.

Sin dejar de considerar el “sin valor absoluto” del enemigo, ya expuesto, de cualquier manera parece evidente que en nuestra guerra el extremo que se debió considerar, es que los medios que llegaran a emplearse, no fueran a invalidar o destruir los valores que el propio fin de la guerra buscaba preservar para el Ser nacional y a la vez que pudiera alcanzarse una paz duradera. Muy difícil dilema, cuya correcta o incorrecta resolución por parte de los combatientes, pueden juzgar, con la sola condición de ser honestos, todos los orientales.

Lamentamos profundamente los muertos y los desaparecidos, los de ambos lados, todos cayeron defendiendo sus ideales, en el error o en el acierto, eso no importa ahora y mucho menos cuando ninguna parte puede alegar total certeza en sus verdades políticas.

Lo que más importa es que ahora ya todos sin distinción, integran con sus cuerpos ese humus espiritual de la tierra, el más fértil y que hace que un país se convierta en Patria para todos los orientales.

No obstante, sin perder de vista el carácter existencial de lo que estaba en juego, y si se compara esta última guerra, de hace ya 25 largos años, con las anteriores de nuestra propia historia, con las contemporáneas y de igual causa ocurridas en los demás países americanos, (algunas aún en curso!), y con todas las de la historia universal; y si también se considera que se llenó una cárcel que fue permanentemente visitada por comisiones internacionales de derechos humanos y que se respetó también la vida de los dirigentes, esta guerra no parece que debiera pasar a la historia como drásticamente cruel.

Nadie puede afirmar que hubiera habido un plan de exterminio o que los desaparecidos hayan sido asesinados con fría premeditación, sino que lo fueron en circunstancias muy diversas y no buscando intencionalmente su muerte.

Respecto al destino de sus restos mortales, estará en el fuero personal de quienes en el futuro aprecien que el tema se haya despolitizado y evalúen posible acercarse a algún familiar que ofrezca garantías de no manipularlo como bandera política, dar alguna respuesta si estuviera en sus posibilidades, este por lo menos es el deseo de quienes participamos de este escrito.

Otro principio de la debida justicia en la guerra que a veces se invoca, es el que en la teoría se denomina “discriminación” y pide que se extremen las medidas para diferenciar entre las personas involucradas en la guerra y las no involucradas. Se alega que algunos desaparecidos no eran combatientes porque no portaban armas y que eran simples militantes políticos, intelectuales o escritores, etc.

Se preguntan los moralistas si un niño que lleva munición al frente debe ser considerado un combatiente. Sin duda lo es y debe a su vez ponderarse la extrema necesidad para atacarlo y con que medios, y aún así el dilema ético es difícil de resolver.

Este punto nos lleva nuevamente a considerar la naturaleza ideológica de la guerra y qué criterio utilizar para diferenciar quiénes están involucrados y quiénes no.

Hay situaciones que parecen claras en este caso, como que se puede hacer más daño al enemigo con una pluma que con un arma, o que quien oculta información acerca de quienes van a usar un arma contra los propios está tan involucrado como estos.

Pero esta línea de razonamiento nos vuelve a nuestras reflexiones iniciales; ¿quiénes pueden haberse sustraído de tal manera de no estar posicionado en alguna de las dos facciones?

Este es el punto que entendemos por crucial para poder dar vuelta definitivamente la página como Nación, sin medias verdades, sin mitos y sin chivos expiatorios.

Quienes estas líneas suscriben, combatientes en el frente de un lado y del otro, hemos sufrido en carne propia la crueldad de la guerra más que todos (la violencia en el cuerpo del enemigo lacera también el alma del buen soldado) y algunos la han sufrido más que ninguno, sin que por ello se reclame condición de víctimas inocentes, sólo reivindicamos se nos reconozca recta intención; buena fe en el fin perseguido, nada más, pero nada menos.

Por esto no aceptamos que ninguna caterva de mal intencionados e hipócritas se declaren inocentes de toda culpa y nos acusen de ser la fuente de todos los males.

Freud pensaba, en sus disquisiciones sobre la guerra, que ella es una acto cultural que pone la agresión humana al servicio de esa cultura, canalizándola hacia lo permitido.

De ahí deduce que la guerra es siempre destructiva porque excluye la inhibición cultural de matar, exime al combatiente de reprimir su pulsión de agresión, es más, las convenciones le reconocen al soldado el derecho de matar.

Pero como acto cultural, la participación no se limita al soldado, sino que recorre una amplia gama que puede ir desde una grave perversión hasta el simple consentimiento “esa forma atenuada de inhumanidad que se caracteriza en parte por un deseo egoísta y pusilánime de autoconservación…”. Es la pretendida manifestación de ser “ajeno a la cultura” de la guerra; sin considerar que incluso las formas inofensivas del consentimiento (como no discutir y seguir la corriente) son afirmaciones del sistema de injusticia. Para sobreponerse a la cultura y comprender los hechos, para que nada semejante vuelva a ocurrir jamás, hay que desenmascarar estas formas “inofensivas” de participación: “sobreponerse a la culpa no puede significar sino mirar de frente la verdad; admitir los hechos sin desestimarlos; reconocer la participación, aunque no hubiese consistido sino en la forma más inofensiva”.

Esta y no la del avestruz parece ser la actitud correcta para escribir y sobre todo superar la página cultural de la guerra entre orientales, si el deseo es la paz duradera y el crecimiento espiritual de la comunidad.

Reflexionemos también acerca de la participación de los otros países de un lado y del otro, con honestidad y rechacemos su manipulación, a la vez que unámonos para denunciarlos como los más grandes violadores de los derechos humanos en este siglo.

Revisemos también con mucho detenimiento y profundidad cuánta es la verdad que dicen las ideologías respecto del hombre y su naturaleza social y política, y cuál es el real alcance de sus aportes en orden a satisfacer sus esperanzas.

Ahora es el tiempo nuevo de retomar con sabiduría, prudencia y sobre todo sin demagogia, la crítica del liberalismo, buscando discernir qué podemos esperar de él y cuál es el mejor camino posible que conduce al destino de los orientales.

Nosotros como combatientes comprometidos con el futuro de la Patria, estaremos vigilantes ante eventuales aviesas maniobras, destinadas a provocar enfrentamientos artificiales que generen desestabilización en la vida institucional, sea cual fuere él, o los partidos de gobierno.

Hermanados en el verdadero Proyecto Artiguista, anhelamos de todo corazón el mejor de los futuros posibles sobre esta bendita tierra para todos los orientales. Los militares, por no poder signar, facultan a los abajo firmantes a hacerlo también en su nombre”.


Fecha: 25/04/2011 | OBSERVA | Montevideo, Uruguay


Sobre el DOCUMENTO


Zabalza:



Los militares “largan cosas” cuando les conviene dijo que los militares hacen trascender el documento de un pacto inconcluso entre tupamaros y militares en 1998 “un día antes de la interpelación a (los ministros) Rosadilla y a Bonomi”
Para Zabalza, esto es producto de “conversaciones (que) comenzaron luego de la muerte de Raúl Sendic, luego de que triunfó el voto amarillo”, que apoyó la ley de Caducidad en el plebiscito de 1989, agregó que esas conversaciones “forman parte de una discusión muy grande que hubo dentro del MLN” y que se tratan de “operativos de inteligencia”.
“Un operativo (es cuando) los oficiales de inteligencia que disponen de información y que la usan para hacer política.
En ese sentido, ellos manipulan a quienes están en contacto, los graban, los hacen firmar documentos (y) los hacen redactar documentos” Insistió en que se trata de “servicios de inteligencia que están haciendo política” y que ya “lo hicieron con el famoso video (con amenazas militares), que ahora va a ser objeto de esclarecimiento en el Senado”.
“Ellos (los militares) largan las cosas cuando lo consideran conveniente de acuerdo con los intereses de ellos”

Huidobro:

“No conozco ese documento” de un pacto entre militares y tupamaros El ex tupamaro, a quien se involucra en un acuerdo con los militares, dijo que parece ser una operación de “inteligencia para meter en la discusión el tema del proyecto de ley interpretativa (de la Ley de Caducidad)
”Nosotros hemos hablado mucho con los militares; Mujica, yo y muchos más… siempre”, dijo Fernández Huidobro. Insistió en que “basta con ver ese documento (para darse cuenta que) es infirmable” y que es “un mamarracho, peor que le ley interpretativa” de la Ley de Caducidad.
Fiel a su característica, Fernández Huidobro ironizó diciendo: “si me hubieran publicado un documento lindo capaz que se lo firmo ahora (…) debió estar medio en pedo el que lo hizo”.
“Eso parece ser la obra, ni siquiera de los Tenientes de Artigas, sino de alguien que hizo un mamotretito que dice además que data de 12 años atrás y que, además, no se votó, no se acordó.
Es una operación inteligente de inteligencia para conseguir salir gratis en un diario y meter la discusión del tema del proyecto de ley interpretativa (de la Ley de Caducidad) que está en el Parlamento”


Rosadilla:

“Tuvimos conversaciones y relación con las Fuerzas Armadas” El ministro de Defensa dijo que “no tenía conocimiento” del texto de un pacto inconcluso entre militares e integrantes del MLN redactado en 1998 “Tuvimos conversaciones y relación con las Fuerzas Armadas y las tenemos”, dijo.
Sin embargo, el secretario de Estado explicó que en la fecha en que se redactó el documento él no formaba parte de la dirección del MLN-T por lo que no tomó contacto con ese documento.
“No puedo ni confirmar ni desmentir la existencia de ese supuesto pacto porque desde 1991 hasta 1999 realicé sólo actividades de base por lo que no tenía responsabilidad de dirección”
Rosadilla destacó que ese pacto “sucedió hace 13 años en una situación muy diferente a la actual” y por lo tanto no se deben hacer paralelismos con la actual relación que existe entre el gobierno y las Fuerzas Armadas.
“Hay que separar hechos de opiniones. La nota habla de un pacto que no se concluyó y que fue entre personas y no de responsables del gobierno”

OBSERVA -POSTA- - postaporteñ@ nº 538 - 2011-04-25




POSTALINAS

Repercusiones sobre nota

"Rebrote de una enfermedad congénita "

de Zabalza



PRIMERO lo

PRIMERO



Circula una carta del Tambero que arroja andanadas contra el 26 de Marzo. Responde a juicios muy duros que él mismo transcribe y supongo que motivará réplicas igualmente fuertes ¿Qué nos está pasando?

Se buscan con lupa los matices y salen de inmediato reproches y fantasmas de otros tiempos. Siempre sentí dolor por no haber participado en la historia guerrillera de mi país, porque confié equivocadamente en el PCU. Ahora no sé quién hizo qué, y no estoy autorizado para opinar; no estuve allí. Puedo, eso sí, hablar del PCU, porque estuve, pero no de esos episodios de la cárcel que sin duda fueron muy dolorosos.

Lo que me alarma es que parece no haber conciencia de las urgencias de la hora. El país se nos cae a pedazos, las mentiras oficiales encubren la venta de cada rincón e hipotecan el futuro, se viene Aratirí, y los viejos seguimos sacando a ventilar trapos de 1980.

Cada cual forjará su organización con quien le parezca y rechazará a quien considere rechazable, pero por encima de eso el momento nos convoca a una unidad más amplia, con el diablo mismo si fuera necesario, para enfrentar el oportunismo, la claudicación, la entrega brutal, la burocracia sindical del peor oportunismo.

El primero de mayo espera a todos. No es bueno olvidar nada, nada debe olvidarse, todo deberá discutirse; pero ¡por favor!! Primero derrotar a los farsantes del poder

Gonzalo Abella


Tambero Zabalza y su ley,

matar a la 36 y vivar al Pepe


Buenas tardes, desde el interior uruguayo, me cuesta entender al TAMBERO ZABALZA.

Esta borrado de la vida política. Nunca ha construido nada. Dejo todo a medio camino. ¿Que hizo, que construyo, que organizo?

Criticar a CX36, por una frase general, que no difama ni lesiona a nadie, solo pone un dato arriba de la mesa, desconocido por el pueblo.

Zabalza, usted que estaba tan cerca de todo eso "como" no sabía nada de nada?

Usted no echo al Bebe Sendic, del MLN?

La 36 con errores y defectos, es hoy por hoy una gran guía. Pelea junto a ellos o borráte del todo. O le haces sin "querer" el juego al PP y sus políticas.

Que tienen que ver los hijos de los puntistas, o si hace 35 años se daban duro con otros presos en el penal. ¿Tambero, estas en la pelea o te borraste?

Mira que ganamos 6 mil pesos por mes y acá la tierra es toda argentina, gringa y brasilera. Releo lo del Tambero y huele a guerra a la 36 y aire al gobierno

Jesús Vianna



¿Que quiere decir El Tambero sobre esa enfermedad pos-moderna de la izquierda y a quién involucra?

Gracias

JUSTO M



SOBRE CRYSOL


De Dubra para Francesca,

escrito enviado a CRYSOL


Compañer@s crysoler@s

Cuando hace sólo 15 días comunicaba mi angustia por lo que sucedía en nuestra organización no podía tener ninguna idea sobre lo que mi planteo de renuncia iba a generar al interior de Crysol.

Se podría decir sin exageraciones que a partir de allí espontáneamente decenas de crysoleros me comunicaron su desazón y desacuerdo con mi salida de la tan importante -desconocida en la práctica de Crysol- tarea que me fue adjudicada por l@s compañer@s votantes en las últimas elecciones.

La calidad de los compañer@s que me contactaron para expresarme su apoyo y entendimiento por mi actitud y los exagerados elogios que me obsequiaron significaron para mí una responsabilidad que no quiero ni puedo eludir.

Dada la situación creada en la Comisión Directiva, lugar donde se ha perdido el camino de la unidad y también las reglas de la simple y sana convivencia ciudadana l@s compañer@s esperan que la Comisión Fiscal haga uso de sus facultades estatutarias y observe desde ahora todas las conductas dañinas para la organización que nos agrupa.

Este es el pedido que se me ha hecho que mi labor vaya en la dirección de contribuir a hacer el orden debido, obviamente junto a los dos compañeros que integran a mi mismo nivel la citada Comisión.

Declaro, entonces, por este intermedio, que levanto desde hoy la renuncia, nunca formalizada, cumpliendo con el mandato de l@s compañer@s.

Como dijera el gran científico Carl Sagan " a problemas mayores, planteos equivalentes".

Por eso hay que apelar en esta hora a recursos extraordinarios, nunca aplicados en Crysol por diversas causas, a pesar de duras situaciones y necesidades que se dieron.

Tal vez este sea el camino para entrar en una nueva y promisoria etapa, de lo contrario si l@s compañer@s persisten en llevar adelante planteos disolventes eso es precisamente lo que acontecerá.

Aquí se dividen las aguas entre los que creen y los que no lo hacen. Los primeros aprehenderán la realidad, que muestra la división existente y aportarán su cuota para encontrarle al conflicto su salida. Los que continúen tercamente firmes en sus posiciones sólo conseguirán acabar con Crysol.

En este crítico momento no nos podemos equivocar, pues esta puede ser la última chance que la vida nos ofrece.

En lo personal, les ruego a tod@s que no osen colocarme en ninguno de los grupos internos que todos conocemos, quién lo haga no me conoce, mi grupo es y será Crysol y esto que escribo es impulsado por el amor a l@s compañer@s. A tod@s, pues ell@s son los verdader@s herman@s que me regaló la vida.

¡Salud y adelante!

Luis Alberto Dubra



Estimado compañero Dubra:

No pertenezco a Crysol, solamente fui exiliada y hace tiempo que en vuestra organización de expresos y expresas es excluyente no haber pasado por la cárcel, o sea, està expresamente prohibido no haber pasado las situaciones dolorosas que ustedes pasaron (Cómo si nosotros nos las llevamos de arriba).- No obstante ello, en la época de juntada de firmas, ahí estuve junto a ustedes y hay muchos crysoleros que pueden dar fe de ello.

Hace meses, el cro., Tarocco hizo pública una carta dónde hablaba de los "militantes golondrinas". Me identifico con esos militantes. Me identifico porque un espacio tan aprovechable como el de Crysol, DEBE estar abiertos a tod@s.

A los expresos, a los que fuimos víctimas del terrorismo de estado, a nuestros hijos, a nuestros nietos...En ese espacio hay capacidad para todo, para una buena biblioteca, para docentes que puedan dar ayuda a alumnos, para emprendimientos, para gestiones culturales, para muchas cosas. Pero no se dan porque Crysol necesita una revisión de su gestión, necesita dejar de aplicar el dolorímetro entre los que estuvieron presos y los que no, en fin, sobra espacio, no todo tiene que ir al MUME. Crysol, ante todos, necesita una profunda autocrítica, que nunca se hizo.

Mi más sincera adhesión a tus planteos, no pierdo la esperanza de que Crysol cambie de rumbo. Abra las puertas, abra los brazos, abra la cabeza.

Un fraterno abrazo,

Estrellita Núñez,
( requerido 348, exiliada en Cuba desde marzo 1973 a setiembre 1985)



POSTA - postaporteñ@ nº 538 - 2011-04-25




LIBERTAD a KARINA HERMANO LÓPEZ, “LA GALLE”



Posta Porteña con Corazón Artiguista y Suramericano en el Río de la Plata,
Uruguay – Argentina



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