Número 527 | AbRil 7 de 2011 | Año 6º |
A 50 AÑOS DE LUCHA,LOS CAÑEROS DE BELLA UNIÓN |
Una vez Mas, |
La IZQUIERDA y LIBIA En Posta Porteña Nro. 519 (marzo 25) se publica una nota de un lector que firma Gati llamada “LIBIA: De revueltas y revoluciones”. Empieza con algunos conceptos compartibles: «La izquierda triunfalista miope hoy está recogiendo piola a lo loco como resultado de que sus "revoluciones" eran pura pólvora mojada y ante la evidencia de que el amo sigue siendo el imperialismo con su bombardeo a Libia, la invasión saudita de Bahréin y que parte del aparato militar de Yemen se pasa a la "revolución" árabe, mas vale, se presenta como la alternativa del recambio imperialista, algo así como Viola por Videla, al igual que en Egipto donde la "revolución" parió una junta militar... ». Este es un tema profundo y crucial. La crisis del supuesto “anti-imperialismo” nacionalista ha llevado a este desconcierto y confusión ideológica, y hace imprescindible un crudo balance. De la misma forma que con la socialdemocracia reformista, o con el falso socialismo estalinista, más aún hay que romper con la idea del nacionalismo anti-imperialista y sus supuestos teóricos, confrontándolos con los hechos reales. La crisis en Libia es un buen momento. Nos dice Gati: “...la única revolución necesaria y posible en esta etapa es la revolución obrera y socialista”. Esta afirmación apuntaría a romper con el mito de que es posible una revolución nacional policlasista (desarrollo capitalista y aliados burgueses) como “antesala” del socialismo. Porque además de los versos nacionalistas hemos tenido también los versos “marxistas” de distintas corrientes que fundamentan en esto una estrategia para los países de capitalismo periférico. Y uno de los obstáculos que tenemos es que esta teoría, al menos en parte, viene de Lenin. En esta polémica estaríamos de acuerdo con eso que dice Gati. Pero nos encontramos con esta extraña afirmación: "La rebelión libia merecía el apoyo en tanto no se aliara al imperialismo, la situación hoy ha cambiado. La disyuntiva es clara, es Khadafy o el imperialismo; hablar de otros bueyes perdidos es un ejercicio inútil, estas son las únicas salidas posibles por un buen rato.” Queremos comentar esta posición de Gati no tanto exclusivamente por él, sino también porque encontramos ideas similares en todo un sector de la izquierda. Hoy son muchos los que sostienen que por encima de la guerra civil en Libia está la lucha contra el imperialismo, que los llamados rebeldes son aliados del imperialismo o que al haber recurrido a la OTAN “no son tan nacionalistas”. Y que ante la represión de Khadafy primero debemos compararla con otros casos como Bahréin o Siria y no emitir una condena “simplista” que haga el juego al imperialismo. Estas ideas las escuchamos, matiz más, matiz menos, en un amplio espectro político (que no abarca a toda la izquierda, ciertamente). Hay hoy algunos compañeros muy respetables diciendo cosas parecidas. Evitaremos las citas precisamente porque son compañeros respetables. Pero lo que suena raro es encontrar esto en el texto de Gati a renglón seguido de esa idea que ya señalamos: “...la única revolución necesaria y posible en esta etapa es la revolución obrera y socialista”. Vamos a repasar un poco lo que dice la izquierda sobre el problema Libio Hay matices, pero hay conceptos coincidentes. Al mismo tiempo aparecen los alineamientos. En general podemos decir que hay dos inclinaciones que no siempre se muestran en forma tajante y tampoco son químicamente puras. NADIE DEFIENDE LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA. Pero hay quienes condenan de igual manera TANTO a la intervención imperialista COMO al régimen de Khadafy, y hay otros que tienen hacia ese último una condena no tan terminante o una cierta neutralidad, y, excepcionalmente (pero creemos que formando parte de una misma gama de posiciones afines) se llega a reclamar el APOYO EXPLÍCITO al régimen de Khadafy, como es el caso de Gati. A riesgo de ser muy esquemáticos y tal vez injustos al tratar de sistematizar este entrevero, diríamos que todo el sector a la izquierda de origen nacionalista y/o estalinista es más vacilante al condenar a Khadafy , y en cambio la izquierda de origen socialdemócrata o de origen trotskista es más enfática en esa condena. En la izquierda latinoamericana, donde hay un ascendente fidelista y chavista, hay mayor presencia de los primeros; en la izquierda europea y en cierta forma también en África, vemos mayor presencia de los segundos. Este es nuestro propio resumen aproximado y muy apretado de lo que hemos venido escuchando. Hace 40 años Khadafy encabezó un golpe de estado que derrocó a un reyezuelo colonial, e inauguró un proceso de cambio. Nacionalizó parcialmente el petróleo, impulsó la creación de la OPEP, llevó adelante una reforma agraria y un cierto desarrollo industrial por vía estatal, y en pocos años Libia, de ser el país más pobre de África, pasó a ser el más rico y con mejor índice de desarrollo humano. Pero en los últimos años Khadafy se alineó como un fiel aliado del imperialismo y llevó adelante una política abiertamente reaccionaria. Llama la atención que tantos voceros inteligentes de la izquierda hagan solo una exposición descriptiva de esta historia y no un análisis conceptual. Porque esto es lo que hemos visto, en general. Más curioso es que a partir de análisis muy parecidos se extraigan conclusiones tan opuestas, apoyadas apenas por el énfasis que se pone en cada elemento. Lo que sigue es mi propia opinión sobre el tema El "nasserismo" (del cual Khadafy es parte y continuación) es uno de los procesos del nacionalismo burgués del Tercer Mundo de mediados del Siglo XX. Nunca fue anti-imperialista radical, al no ir a la raíz de la dominación imperialista. Algunos toman hoy por pasado anti-imperialista de Khadafy lo que solo fue el intento de maximización de la cuota de participación en la explotación capitalista que le queda a las elites de gestión local, dentro del modelo extractivista de explotación de la periferia, pero sin romper su base. La maximización de la renta petrolera local y su reproducción ampliada en una industrialización secundaria, o su uso para la contención social por una especie de Estado de Bienestar, no es un programa revolucionario sino un intento de desarrollismo periférico. La debilidad de las burguesías locales y su carácter comprador y parasitario hizo que este proyecto de "lumpen-desarrollo" se liderase (en el caso de estos países árabes) por burocracias militares y otros estamentos bonapartistas sustitutivos asociadas al Estado. Pero su rol y función fue siempre burgués y semi-colonial. El que exista entre ellos elementos de origen humilde, como el hijo de beduinos Khadafy, cooptados por el aparato del Estado burgués y la carrera militar como modo de ascenso social, no hace que ese estamento sea popular. También Ford u otros grandes burgueses vinieron de origen humilde. Se trata de un estamento de gestión del Estado capitalista periférico, un agente del capital del tipo que describe Marx en el Libro III, y por lo tanto una fracción subalterna de la burguesía mundial. Estos conceptos que exponemos aquí no tienen nada de novedoso, han sido ampliamente desarrollados por los teóricos marxistas ampliamente conocidos que estudiaron este fenómeno durante varias décadas. Nosotros solo somos discípulos con algo de memoria. La política de Khadafy nunca fue anti-imperialista. Los actos terroristas que se le atribuyen, tampoco. También la CIA financia guerrillas y el Pentágono vende armas a los “malos” cuando le conviene. Si diésemos tanta importancia a los apoyos de Khadafy a movimientos anti-imperialistas, debemos contar entre ellos al actual elenco de gobierno de Uruguay. ¿Y cómo se explicaría ese cambio político de Khadafy, de anti-imperialista a pro-imperialista? ¿Y por qué pasó algo parecido en TODOS los países del "socialismo árabe"? Algunos señalan la derrota de los árabes en la Guerra de los Seis Días y causas similares. Se toma la consecuencia por causa. La razón del agotamiento de ese anti-imperialismo superficial está precisamente en su falta de profundidad, en su carácter burgués, en sus límites nacionalistas. Y no se puede tomar como mérito del pasado lo que es su falencia y explica la claudicación posterior. Entre los distintos eventos de esta revuelta árabe no hay mucha diferencia. La guerra es la continuación de la política por otros medios. Para remover a Ben Alí o Mubarak y asegurar a su vez la continuidad del régimen (o sea lo que algunos llaman "revolución democrática") el imperialismo no necesitó recurrir a la guerra. Con Khadafy sí, pero son diferentes medios para la misma política. Si Mubarak hubiese decidido resistir hasta el final ¿hubiese sido mejor que Khadafy? Seguramente no todos los rebeldes libios califican como socialistas revolucionarios. ¿Y acaso los de Túnez y Egipto sí? ¿Alguien les preguntó primero si estaban dispuestos a realizar una verdadera revolución socialista, o si llegarían a transar en algún punto con el imperialismo? La crisis en Libia ¿es producto de una maniobra imperialista? Agreguemos otra pregunta. ¿Podemos suponer que el gobierno de Obama sin saber todavía como salir del embrollo en Libia y en Bahréin decidió abrir además otro frente en Siria? Lo que salta a las claras que el motor no es una conspiración imperialista, sino la rebelión de las masas. Y es el imperialismo el que juega de rebote. En cuanto a las causas de la revuelta árabe en conjunto encontramos explicaciones referidas al impacto de la crisis europea sobre su patio trasero de Magreb y Medio Oriente. Estamos de acuerdo. Pero nos faltará el aspecto fundamental del análisis si no vemos que todo eso ocurre porque el modelo del bonapartismo burocrático-burgués y semi-colonial del mundo árabe está totalmente agotado por su propia naturaleza, se desmorona solo, se cae a pedazos por todos lados. El imperialismo sale a apuntalar el edificio y sustituir algunas piezas para que no se caiga todo. Si puede, tratará además de torcer alguna cosa a su favor, porque para eso están las crisis. Pero eso es un elemento menor. Lo importante es que este pilar del imperio mundial tal como lo conocimos hasta ahora (el pilar extractivista petrolero, uno entre otros, pero que ha tenido mucha importancia), está quebrado desde su misma base. Y al quebrarse pone en cuestión la estabilidad de todo el edificio. ¿Es esto una revolución? Pensamos que todavía no. Es una crisis terminal de ese modelo, pero muestra al mismo tiempo la incapacidad momentánea de las clases trabajadoras del mundo árabe para poder derribarlo y llevar adelante una verdadera revolución socialista. Por eso no podemos compartir la categoría de “revolución democrática”, que es una completa confusión. ¿Hay fuerzas sociales DEMOCRÁTICAS (burguesas) progresistas llevando adelante esta SEGUNDA REVUELTA ÁRABE? (La terminología es de Imanuel Wallerstein y me parece apropiada, la PRIMERA fue la rebelión nacionalista contra el Imperio Otomano, al fin de la Primera Guerra Mundial, y esa sí era burguesa y democrática). Vamos a separar la discusión de este tema en dos instancias: el escenario inmediato de la lucha, y la perspectiva. En cuanto a lo primero: Un argumento es no se puede apoyar a los rebeldes libios contra Khadafy, porque están aliados con el imperialismo. Este es el meollo del asunto y vale la pena detenerse aquí. Veamos primero esto que dice Gati, que como en toda su nota, hay cosas compartibles, como son sus observaciones sobre el tema de las armas a Libia: «El PO habla de armar a los "revolucionarios" libios cuando en Argentina no llevan ni una gomera para enfrentarse a las patotas. Obviamente, también ignoran que hacer llegar armas a movimientos revolucionarios de verdad en esa área y en esta instancia es una tarea imposible. El imperio controla ese tráfico y también las fronteras en esa área a través de la OTAN, el Estado Judío y los regímenes cipayos; a menos, claro, que el pedido del PO esté dirigido al imperialismo.» No soy del PO argentino ni del PT uruguayo, y sobre eso de no llevar ni una gomera no puedo opinar. Pero en ese tema hay algo que debo tomar en cuenta. Los enfrentamientos son una cosa en Uruguay, y otra muy diferente en Argentina. Hubo aquí algunas decenas de desaparecidos, y 30 mil en Argentina. La lucha de clases ocurre en todos lados, pero las formas de la violencia son diferentes. También aquí hay represión del gobierno, pero en Argentina ya van varios muertos. Aquí hubo presos políticos bajo el gobierno frenteamplista, pero en Argentina los hay por decenas y SIGUEN PRESOS, y también DESAPARECIDOS bajo el gobierno K. Aquí también hay patotas de la burocracia sindical, pero no tienen NADA QUE VER con lo que pasa en Argentina. Por eso debo ser prudente antes ponerme a dar consejos desubicados a los militantes argentinos sobre como pelear y que cosa llevar en su propio escenario. ¿Y qué tal los LIBIOS? Vamos a poner un sabiendo que tocamos un punto sensible. La dictadura de Galtieri en 1982 entró en guerra con Inglaterra por las Malvinas. Pero siguió siendo una dictadura reaccionaria burguesa represora y criminal contra el pueblo. ¿Era correcto deponer el enfrentamiento contra esa dictadura burguesa y unirse a ella para enfrentar "juntos" al imperialismo? Sé perfectamente que algunos militantes bien intencionados pensaron en aquel momento QUE SÍ, pero que los hechos demostraron crudamente QUE NO. En 1994 había en Haití una dictadura militar fascista heredera de los Tontón Macoutes de Duvalier. El imperialismo yanqui mandó a los marines a intervenir para reponer a Aristide. YO ESTABA EN CONTRA de la intervención imperialista, pero eso no quiere decir estar a favor de la dictadura militar fascista que se "enfrenta al imperialismo". En 1989 EEUU invadió Panamá para derrocar a Noriega, provocando numerosos de muertos y el caos social y económico del país. Noriega era un típico dictador latinoamericano, corrupto y vinculado al narcotráfico. Rechazamos totalmente la intervención yanqui, eso no quiere decir que debamos defender a Noriega. Se trata de "cañones sueltos" del aparato de domino colonial que empiezan a hacer destrozos por su cuenta porque la decadencia del propio sistema imperialista trae ese descontrol. Por último, el ejemplo más próximo. En 2003 el imperialismo desencadenó la guerra contra Irak e invadió y ocupó el país. Toda la izquierda mundial rechazó la agresión con manifestaciones de millones de personas. Eso no significaba estar junto a Saddam Hussein que encabezaba un régimen reaccionario mientras pretendía también ser nacionalista. Saddam fue ejecutado en el 2006. Era un criminal, pero el tribunal títere que lo condenó no tenía ninguna legitimidad. Luego de eso la resistencia anti-imperialista del pueblo iraquí no cesó ni fue derrotada. Saddam no era un aliado en la lucha anti-imperialista, era un obstáculo. En cualquier circunstancia, para desarrollar una verdadera lucha revolucionaria y socialista en Irak, había que hacerlo AL MISMO TIEMPO contra Saddam y contra el imperialismo. Sé perfectamente, me la sé de memoria, aquella cita de Trotsky, "Junto a la monarquía de un país oprimido, contra la 'democracia' de un país opresor". El problema es: ¿tenía Trotsky razón? ¿Acumulamos fuerzas contra el imperialismo con alianzas con criminales opresores que pactan con éste todas las veces que les conviene? En Libia los sectores opositores al gobierno, concientes de que estaban ante un hueso más duro de roer, decidieron saltearse la “etapa paloma” de Túnez y Egipto y pasar casi enseguida a la acción armada. Podemos encontrar esto inadecuado, prematuro, o incluso sospechoso. Seguramente hay allí toda una olla de grillos, ex-gaddafistas o gaddafistas disidentes, elementos burgueses, elementos proclives al imperialismo, aventureros, jefes tribales; y como sea los revolucionarios socialistas concientes no han de ser muchos. Ha habido siempre un sector fuertemente reprimido, los fundamentalistas islámicos. No son políticamente afines a lo que pensamos nosotros, pero eso no quiere decir que justifiquemos que los asesinen; y además por lo menos han servido para que otros sectores políticos no tuviesen que experimentar en cabeza propia. Entonces un sector político muy heterogéneo se levanta en armas, toman ciudades nombrando gobiernos provisorios locales. Es el derecho a la rebelión del pueblo contra una tiranía, y es claro que es el gobierno el que ha provocado las muertes de civiles. No ha habido aquí los ataques salvajes y reaccionarios de los fundamentalistas islámicos a civiles de otras comunidades confesionales, las bombas contra mezquitas o mercados, como ha ocurrido en Irak y en otros países musulmanes. Luego que el enfrentamiento se recrudeció, que las potencias imperialistas armaron una intervención y atacaron posiciones militares del ejército de Khadafy, hubo quienes pidieron que esa intervención extranjera continúe, unos pocos han recibido en cambio esos aviones a balazos y algunos han muerto por esos ataques. Otros aprovechan para avanzar contra las tropas de Khadafy. Tal vez otros hayan preferido dar un paso al costado. Nuestra primera actitud debería ser el respeto por los que se juegan el pellejo, nosotros no estamos allí. Tal vez se equivoquen, pero se equivocarían a su riesgo. ¿Haríamos una alianza con Khadafy contra la intervención de la OTAN? Por supuesto que lo haríamos, siempre y cuando deje primero él de bombardear las poblaciones libias. No le vamos a pedir a los libios que se dejen matar para no “hacerle el juego” al imperialismo. Hay también aquí un antecedente en la historia de las revoluciones: La resistencia de los chinos ante la invasión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Había en China un gobierno burgués reaccionario y represor, el del Kuomintang encabezado por Chiang Kai-shek (que también algunos en la Unión Soviética habían supuesto antes que era nacionalista y progresista), que estaba siendo enfrentado por el Partido Comunista, con las armas. La invasión japonesa FORZÓ a Chiang a aceptar la paz con los comunistas, pero estos NUNCA se subordinaron a Chiang, hicieron la guerra a los japoneses por separado. Lo que queremos señalar en definitiva es que NO PODEMOS RAZONAR EN FUNCIÓN DEL ENEMIGO, pensando que si el enemigo ataca a alguien entonces ese alguien es un amigo. Rechazar la intervención imperialista es básico y en eso no hay diferencias entre nosotros. Pero ¿desde qué punto de vista? Algunos compañeros adoptan en este tema, inconcientemente, el punto de vista del nacionalismo burgués, al asumir el concepto de “soberanía” en función de los estados y no de los pueblos. La soberanía de los pueblos parte de la base del DERECHO A LA REBELIÓN, pero tomar como sujetos de soberanía a los estados es precisamente lo contrario. Supone el concepto de “soberanía” propio de los Tratados de Westfalia de mediados del siglo XVII (fin de la Guerra de los Treinta Años), que instauran la idea de que cada Estado tiene el derecho de masacrar a su pueblo de la manera que le parezca, sin que lo demás Estados se metan. Se lo llama “no injerencia”, y es un acuerdo entre poderes. El principio de “jus cogens” sostiene lo contrario, la idea de que hay imperativos superiores reconocidos por la comunidad internacional que están por encima de lo que puedan decidir los Estados, y que evoluciona por el propio proceso civilizatorio. En ese principio se apoya el derecho internacional de los DDHH. (Por ejemplo: la denuncia contra el estado uruguayo por mantener la impunidad supone la legitimidad de que una institución internacional meta la nariz en los "asuntos internos" de Uruguay, lo que no significa que nos vayan a invadir). Eso es lo que permitiría tal vez que un tribunal internacional juzgase a Khadafy por crímenes de lesa humanidad. El obstáculo formal está en que Libia no suscribió esos tratados internacionales. (¿Por qué será?). Pero el “doble estándar” del imperialismo, defender la “no injerencia” para sí y pretender un rol tutelar internacional sobre los otros Estados que “violan los DDHH” y además justificando con ello invasiones salvajes, ha traído un profundo desprestigio sobre los pretendidos instrumentos institucionales del orden internacional, las Naciones Unidas. Por ejemplo: se cuestiona el programa nuclear de Irán o Corea del Norte y se quiere justificar con ello incluso la guerra, pero se mantiene en un todo el armamento nuclear de las principales potencias. De estas forma nuestro internacionalismo y nuestra defensa de los principios de justicia y libertad que están por encima de la “soberanía” de los Estados debe ir por otro camino. Veamos ahora la perspectiva. Hemos dicho más arriba que Lenin y Trotsky no tenían razón en sus expectativas en el carácter progresista de las burguesías nacionales de la periferia oprimida por el imperialismo. Es muy cierto que las opiniones de ambos eran mejores en eso que las de los socialdemócratas reformistas, o las que llevó adelante luego el estalinismo. Pero ¿eran totalmente correctas? Esas ideas fueron en gran parte responsables de los programas de "liberación nacional" propuestos como "antesala" o "etapa preparatoria" al socialismo. Las consecuencias negativas de ese error de perspectiva han sido muy grandes. En cambio sí tenía razón Rosa Luxemburgo en este punto. ¿En qué se fundamentaban esas expectativas? En suponer que el capitalismo podía ofrecer a los pueblos de la periferia capitalista un desarrollo industrial y productivo autónomo (nacional) que le permitiese salir del atraso y sentar las bases para sustentar más firmemente el proyecto posterior de una sociedad igualitaria. Eso supone a su vez que ese atraso a que nos somete la explotación imperialista podría ser superado en un proceso histórico parecido al que lideró la burguesía en el Siglo XIX en Europa y América del Norte. En su forma más cruda, eso definía una estrategia "etapista" (como se la ha llamado) necesaria ANTES de llevar adelante una revolución socialista. Algunas variantes de esta estrategia ponen dentro la alianza policlasista nacional a estamentos militares como el de Khadafy. Por estas tierras, el “peruanismo” de triste memoria. Si este tema interesa, se lo puede encontrar en los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista y ver además las variantes en que estuvieron en distintos momentos Lenin, Trotsky, Mao, Ho, Fidel, etc. Pero mucho más que eso importa lo que dijeron los hechos. En todo el Siglo XX del "despertar de las orillas" no ha habido un solo ejemplo que confirmase esa teoría, y los que la refutaron no solo han sido terminantes, sino además trágicos. El ejemplo de Libia es una buena oportunidad para ajustar cuentas. No podemos pretender que exista en el mundo árabe una revolución socialista hoy, si las fuerzas sociales que deben impulsarla no han madurado, ni en conciencia ni en organización. No esperemos que haya allí partidos obreros en el formato que conocimos en otro tiempo y lugar, porque no necesariamente va a pasar lo mismo. Tampoco podemos atribuir las debilidades de esta lucha a la ausencia de ese tipo de partidos, porque por algo no existen allí esas formas políticas. Por eso no nos parecen correctas las caracterizaciones de "revolución democrática" que, si vemos bien las cosas, tienen paradigmas todavía más conservadores que los del nacionalismo burgués. Porque suponer que Khadafy es un aliado o que tiene algo que ofrecer, es no comprender que el nacionalismo burgués está históricamente agotado y es un peón del imperialismo. Pero esperar una revolución democrático burguesa en esos países es peor todavía, es ponernos a crear nosotros la ilusión en un nacionalismo burgués o en una etapa capitalista. Ideas de este tipo son también las que se manifiestan cuando se insiste en lo "feudal", "tribal", etc. de los países árabes, dejando implícita la idea de una necesaria modernización burguesa. ¡Un poco más de confianza en las fuerzas propias, carajo! Lo único que corresponde que hagamos, como internacionalistas proletarios, es apoyar esta lucha incipiente de los pueblos árabes y estar a su maduración, que será obra de la propia lucha. Pero no dudamos que los habrá y que irán madurando. En todo caso la única forma en que maduren es con la lucha y la solidaridad. El contacto con las otras fuerzas de izquierda de África y el Mediterráneo, por más que incluyan entre ellos también elementos socialdemócratas, reformistas, nacionalistas, etc., les ayudará a avanzar. Si cometen el error de confiar en la “paz” imperialista, la realidad los hará cambiar. Por otro lado, supongamos que Khadafy logre rechazar la agresión imperialista, como es posible que lo haga. Tal vez llegue a una nueva componenda con el imperialismo y reconstruya su dictadura neo-colonial. Tal vez caiga más adelante. O tal vez se desmorone totalmente ahora y sea sustituido por otra dictadura neo-colonial un poco diferente, incluso más "liberal" en sentido burgués. LO QUE NO VA A OCURRIR es que al impulso de la continuidad de Khadafy resucite ahora el nacionalismo burgués, y que esto pueda significar un camino de liberación para los pueblos de la periferia capitalista. FERNANDO MOYANO - postaporteñ@ nº 527 - 2011-04-06 |
DECEPCIÓN y ¿DESPUÉS?No, no es un tango aunque la letra es triste y eso a pesar de que no queremos ser reiterativos, pero lo cierto es que el presidente duele a muchos orientales. Duele verlo bendiciendo constantemente la economía capitalista. Y duele mucho digo y eso aparte de la visita improcedente a Dalmao. ¿Cómo un presidente supuestamente zurdo puede equivocarse tanto? ¿Cómo puede hacer una genuflexión a los asesinatos de la dictadura?; una dictadura que hace apenas una generación se retiró a engordar en los cuarteles... Sin exagerar podría decirse que el Pepe y todo su cortejo parecen haberse pasado a la ideología del enemigo. Después de la visita al Hospital Militar al presidente le atacó el apetito y viajó a la Punta a morfar como corresponde. Extrañaba la barra del CONRAD y los aplausos desinteresados. Lomo con salsa de vino y patatas rostí fue el plato principal. Brindó con champán en la buena compañía de empresarios prometedores de inversiones. La sobremesa fue entretenida y sincera. Entre el dulce de leche y los helados Astori y Mujica prometieron a todos los comensales… “enorme prudencia fiscal”. Voy a ser conciso: Mujica duele. Y le duele al país todo, afirmando día tras día que el capitalismo es lo mejor que nos puede ocurrir como nación. Y por lo tanto no solo se ve obligado a defenderlo, sino también a alabarlo. En la comilona, el vicepresidente habló de “prudencia fiscal” lo que en realidad es una promesa dirigida a los mas ricos con la garantía implícita de que los pobres seremos modestos y prudentes en nuestras pretensiones. El discurso presidencial del CONRAD puede resumirse más o menos en la siguiente forma: Señores inversores… El himno nacional no es mas: "Tiranos temblad"… sino "Tiranos, no temáis" y "capitalistas, invertid" Los orientales prometen solemnemente ser pobres bien educados que no pretenderán jamás comer todos los días del año si eso va contra vuestros intereses. Esto es una promesa frenteamplista sincera… seis años y dos legislaturas lo demuestran. Crean ustedes en el gobierno y sigan invirtiendo; las demandas populares las controlamos nosotros y les aseguramos que los desconformes de este país no van a entorpecer vuestras legítimas pretensiones de ganancias. Se lo garantizamos; el Uruguay es un país serio, los pobres no protestan y si acaso se les ocurriera hacerlo nosotros los convenceremos de lo inconveniente. Este almuerzo señores inversores es para agradecerles la confianza depositada en nuestro gobierno y también para asegurarles que nuestros ciudadanos serán comedidos y respetuosos a la hora de solicitar aumentos salariales....y para finalizar solo queda desearles un: MUY BUEN PROVECHO… los trabajadores de nuestro país, os pertenecen, haced con ellos lo que queráis, estáis en vuestra casa y nosotros nos comprometemos con la “prudencia fiscal”… ¿verdad, Danilo? Ese fue el mensaje. No quisiéramos hablar de números ni caer en el lugar común de repetir que la canasta básica (42000 pesos) está seis veces por encima del sueldo promedio de los empleados de FUECYS (mas o menos 7000 pesos)… empleados que paradójicamente son los mismos que se encargan de reponer en las estanterías de los supermarkets toda clase de productos que jamás llegarán ni a sus mesas ni a sus hogares. Eso es progreso… que haya de todo, pero que no se pueda comprar; es lo natural en este país. Para algo somos el Uruguay Natural. Un Uruguay de dirigentes con pasado revolucionario que hoy se dedican a frenar las aspiraciones populares, no a impulsarlas. ¿Por qué tanta promesa dedicada a que los capitalistas obtengan más beneficios y tanta recomendación "canchera" para que los trabajadores sean cada vez más productivos y obedientes? Quisiera ver al presidente de otra manera pero la realidad es evidente: es un abanderado de la “prudencia fiscal” (versión FMI) y la abstinencia salarial. No es necesario ser ningún "cuadro" para darse que el presidente no propone la liberación sino que comanda la dominación. Por eso Mujica duele… más que Jorge Batlle, más que Lacalle, más que Sanguinetti. Mujica es ideológicamente nocivo, representa lo que Uruguay pudo ser y no es; lo que podría ser y no quiere. Y de que no quiere, no hay duda alguna; el presidente no quiere transformaciones, no quiere MPP, no quiere mover nada, no quiere movimiento… en fin tiene menos ganas de moverse que la puerta de la Ciudadela. Duele la perseverancia que muestra el Pepe en el "arte" de decepcionar; duele la decepción solidificada a escala nacional. jaime g - - posta - postaporteñ@ nº 527 - 2011-04-06 Bs As, obreros en huelgade hambre en Vicente López Un grupo de obreros entraron en huelga de hambre en Florida, Partido de Vicente López, Provincia de Buenos Aires para responder a los despidos en el monopolio autopartista Inergy Automotive Systems. Difundimos comunicado de Trabajadores despedidos de Inergy
Juan Cruz Costa, trabajador despedido, 15-6789-7728 Bs. As., 6 / 4 / 2011 ( La Coordi Noticias – L.C.N. - ) |
miércoles, 6 de abril de 2011
Tierra pal que la trabaja....!!!!
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