Número 695 | enero 8 de 2012 | Año 7º |
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La intelectualidad al paloFuente: hoy, ovalada. A veces romboidal Los intelectuales Personas dedicadas al cultivo de ciencias y letras. Campesinos, digamos, del saber. Personas que han alcanzado un conocimiento sobrenatural de las cosas de la vida. A diferencia de la gente común y ordinaria, que de la vida sólo entiende que debe mantenerla viva. Los intelectuales son personas que escriben y hablan y piensan. Todas las personas escriben, hablan y piensan. Los intelectuales forman opinión a través de sus palabras. Todas las personas forman opinión a través de sus palabras. Y ahora los intelectuales de profesión empezaron a reunirse en proclamas políticas, en una especie de voz unívoca. Que la Carta Abierta, que esa tal de Proclama 2012, que Horacio González o la Sarlo. Todos estos intelectuales padecen un entorpecimiento sustantivo, porque intelectual es un adjetivo. Es como que alguien dijera: “Nosotros, los Bonitos que abajo firmamos....”. Pero a los intelectuales les gusta adjetivarse. Bien, desde luego. Eminente intelectual. Ilustre intelectual. Prestigioso intelectual. Pero el término intelectual, ya desde su enunciación, no admite una adjetivación que lo descalifique. Es decir, todo intelectual, por la sencilla razón de serlo, es una eminencia, una persona ilustre y prestigiosa. Faltaría más. Decir, por ejemplo, que Majul es un intelectual, porque lo es, porque escribe, piensa y habla, nos mete a todos en un brete. Y a Majul lo eleva al cielo inmaculado de la sabiduría. A los intelectuales los ataca una sensación de bienestar cuando encuentran su nombre en un artículo que, por caso, refiere las inclinaciones literarias de los intelectuales. Y si no figuran en esas líneas, entonces resuelven que el autor del artículo es un idiota. Los que se llaman a sí mismo intelectual, me causan cierta sospecha. ¿Tienen un poder cognoscitivo del alma humana? ¿Cómo lo alcanzaron? ¿Con tres sobres de gofio? No aconsejo el gofio después de la sandía o de la lectura de un libro de Stamateas, otro intelectual. Intelectual de veras, práctico, directo, y por sobre todas las cosas corajudo, es mi querido amigo Carlos, el Rengo, del MTD-Lanús. Hace tiempo fue a verlo a Manolo Quindimil, el difunto cacique peronista de Lanús, para decirle que en el barrio La Fe había chicos que se alimentaban a fuerza de mate cocido, arroz y pan. “No sé si usted lo sabe, pero nosotros ya creamos más de cien comedores populares en Lanús”, le dijo Quindimil con orgullo. El Rengo lo miró feo y le dijo: “¡Y a usted le parece bien eso!”. Pago por ver a alguno de estos intelectuales de las cartas semiabiertas o de la proclama 2012 o 1910 respondiéndole de ese modo a Quindimil, en la cara, en su despachomuseoperonista de Lanús. Presumo que no debo explicarle a un intelectual el ánimo y el sentido de la respuesta del Rengo. Llegan tarde todos esos intelectuales. Es que hace muchos años mucha gente que también escribe, habla y piensa, se puso a buscar caminos. Pero todos estos intelectuales, de uno y otro lado, porque nos han enseñado que existe uno y otro lado, y al que no respete esa regla ¡minga!, digo, estaba diciendo, que todos estos intelectuales que ahora se juntan como cabritos de letras en una carta abierta o proclama, ignoraban a esa otra gente, mucha, pero mucha, que también piensa, escribe y habla. Y, por sobre todas las cosas, lucha. Hasta hay locos intelectuales sin diploma ni doctorado que dieron la vida. Cuando matan a uno de esos pobres condenados, las cartas abiertas explotan y las proclamas saltan, te llenan páginas de diarios y revistas y te cagan por completo la casilla de correo electrónico. Te la llenan de condenas, de solidaridad, de bronca, de gotas de ojo con pergamino. Los intelectuales. ¿Una casta? ¿Un fin en sí mismo? Digo: ¿tan lejos de la academia está el cordón de la vereda? ¿Tan lejos de la biblioteca está la calle, su perfume, las calles que caminan personas que también escriben, piensan y hablan? No hay cosa mejor que un buen libro. Cuando, claro, uno no tiene un buen amigo, un buen compañero de caminata. Los libros y los espacios cerrados y ese confort de la nebulosa del más allá son geografías maravillosas. Pero aíslan. El intelecto queda prisionero del ombligo. El ejercicio incesante del razonamiento lejos de la intemperie, de la reflexión lejos del mundanal ruido, atasca, emboba, convierten al intelectual con diploma en un decidor de causalidades sobre hechos que no ha vivido, salvo por tevé, hechos y acontecimientos que apenas ha conocido por escrito, jamás en vivo y directo. Hechos por los que nada ha hecho. Cosas que les ocurren a millones de Otros que a duras penas conocen. Actúan a la manera de psicoanalistas de la sociedad que nos quieren convencer de las virtudes del capitalismo serio. Mientras ellos miran los lomos de libros en los anaqueles de las librerías, los otros intelectuales estudian el precio de un paquete de arroz en un almacén o en un supermercado. Todos estos intelectuales que se pusieron a crear bandas de intelectuales, si quieren que alguna vez los llamemos intelectuales de veras, que salgan al mundo. Que se desnuden. Queremos verlos en bolas. Queremos, todos los que nunca jamás seremos intelectuales y ni por asomo firmaremos esas cartas de firmar y ya, queremos que todos estos intelectuales, los de una margen u otra, se saquen de encima esta cosa de aglutinación o congregación política y continúen haciendo lo que hacían antes, y algunos lo hacían muy bien: pensar, razonar, criticar, aprobar, apoyar o denunciar y maldecir a las cosas de un gobierno o de una oposición. Se juntan porque ahora les da cosa pensar, decir, escribir, criticar por cuenta propia. Le temen a algo que podríamos llamar el monstruo del error solitario. Se juntan, entonces, con el afán de ser un atado de ramas que nadie podrá partir. Con ustedes no va esta historia del atado de ramas. A los unos y los otros es fácil partirlos. Sin violencia, desde luego. Los acontecimientos, la postura de ustedes frente a los acontecimientos, los va a partir al medio con el correr del tiempo. A los que suponen que hay una revolución en marcha y a los que suponen que hay una revolución socialista en marcha que es necesario detener ya y de cualquier modo. Estos intelectuales que se llaman a sí mismo intelectuales. Los de la carta abierta o a medio abrir o perdida o contracarta o cómo quieran llamarlo. Todos, los de uno y otro lado, han leído mucho. Se devoraron bibliotecas. Pero a todos les falta absorber el humo de la calle. No el humo de los años sesenta y setenta. El humo de estos días y el humo de aquel tiempo en el que sabían pronunciar alguna palabra que a uno lo llevaba a decirse: “¡Pero mirá vos!” Hoy todos apuestan a una cosa fundacional. ¿No les alcanza con eso de decir algo? Pero algo inteligente. ¿Por qué se metieron en este bolonqui casi idiomático y dejaron a un lado lo que hacían antes, es decir, pensar, reflexionar y decir desde un lugar por completo independiente, libre, a salvo de todo fanatismo? Yo los extraño a todos. A la Sarlo, a Feinmman, a González. Extraño sus palabras de un par de décadas atrás. ¿Por qué esta cosificación del pensamiento? Los está desnucando la foto. Y supongo que un verdadero intelectual no puede permitir que te mate la foto. Ese asunto de aparecer. El buen intelectual es un tipo anónimo. Crea conflictos de pensamiento pero sin nombre propio. Hay que volver al cuentapropismo del pensamiento. De pronto los tipos van a la tele, tienen una columna en algún diario, en alguna revista, y caen en la cuenta de que tienen todo eso porque son brillantes. No, señor. Lo tienen porque saben a qué atenerse; saben qué pueden decir y qué no. No porque alguien se los indique. Porque los acorrala un límite. Un límite, una línea de puntos. Un círculo de palabras raras que no tiene sustento en la charla de esquina. Palabras de intelectuales que discurren al margen de millones de orejas. “Palabras como `intelectual´ y `latinoamericano´ me hacen levantar instintivamente la guardia, y si además aparecen juntas me suenan en seguida a disertación del tipo de las que terminan casi siempre encuadernadas (iba a decir enterradas) en pasta española (1)”. De Julio Cortázar a Roberto Fernández Retamar, carta fechada el 10 de mayo de 1967 (1) Pasta española: Encuadernación en piel de cordero teñida de color leonado o castaño y decorada generalmente en jaspe salpicado. 7 de enero, 2012 Hernán López Echagüe - postaporteñ@ nº695 - |
Haití: País ocupadoConsulte usted cualquier enciclopedia. Pregunte cuál fue el primer país libre en América. Recibirá siempre la misma respuesta: Estados Unidos. Pero Estados Unidos declaró su independencia cuando era una nación con 650 mil esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su primera Constitución estableció que un negro equivalía a las tres quintas partes de una persona. Y si a cualquier enciclopedia pregunta usted cuál fue el primer país que abolió la esclavitud, recibirá siempre la misma respuesta: Inglaterra. Pero el primer país que abolió la esclavitud no fue Inglaterra sino Haití, que todavía sigue expiando el pecado de su dignidad. Los negros esclavos de Haití habían derrotado al glorioso ejército de Napoleón Bonaparte, y Europa nunca perdonó esa humillación. Haití pagó a Francia, durante un siglo y medio, una indemnización gigantesca, por ser culpable de su libertad, pero ni eso alcanzó. Aquella insolencia negra sigue doliendo a los blancos amos del mundo. --- De todo eso sabemos poco o nada. Haití es un país invisible Sólo cobró fama cuando el terremoto del año 2010 mató más de 200 mil haitianos. La tragedia hizo que el país ocupara, fugazmente, el primer plano de los medios de comunicación. Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial Vale la pena repetirlo una vez más, para que los sordos escuchen: Haití fue el país fundador de la independencia de América y el primero que derrotó a la esclavitud en el mundo. Merece mucho más que la notoriedad nacida de sus desgracias --- Actualmente, los ejércitos de varios países, incluyendo el mío, continúan ocupando Haití. ¿Cómo se justifica esta invasión militar? Pues alegando que Haití pone en peligro la seguridad internacional Nada de nuevo. Todo a lo largo del siglo XIX, el ejemplo de Haití constituyó una amenaza para la seguridad de los países que continuaban practicando la esclavitud. Ya lo había dicho Thomas Jefferson: de Haití provenía la peste de la rebelión. En Carolina del Sur, por ejemplo, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la peste antiesclavista. Y en Brasil, esa peste se llamaba "haitianismo". Ya en el siglo XX, Haití fue invadido por los marines, por ser un país "inseguro para sus acreedores extranjeros". Los invasores empezaron por apoderarse de las aduanas y entregaron el Banco Nacional al City Bank de Nueva York. Y ya que estaban, se quedaron diecinueve años. --- El cruce de la frontera entre la República Dominicana y Haití se llama "El mal paso". Quizás el nombre es una señal de alarma: está usted entrando en el mundo negro, la magia negra, la brujería... El vudú, la religión que los esclavos trajeron de África y se nacionalizó en Haití, no merece llamarse religión. Desde el punto de vista de los propietarios de la civilización, el vudú es cosa de negros, ignorancia, atraso, pura superstición. La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esta superstición fuera oficialmente prohibida en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942, sin que el pueblo se diera por enterado. Pero desde hace ya algunos años las sectas evangélicas se encargan de la guerra contra la superstición en Haití. Esas sectas vienen de Estados Unidos, un país que no tiene piso 13 en sus edificios, ni fila 13 en sus aviones, habitado por civilizados cristianos que creen que Dios hizo el mundo en una semana. En ese país, el predicador evangélico Pat Robertson explicó en la televisión el terremoto del año 2010. Este pastor de almas reveló que los negros haitianos habían conquistado la independencia de Francia a partir de una ceremonia vudú, invocando la ayuda del Diablo desde lo hondo de la selva haitiana. El Diablo, que les dio la libertad, envió al terremoto para pasarles la cuenta. --- ¿Hasta cuándo seguirán los soldados extranjeros en Haití? Ellos llegaron para estabilizar y ayudar, pero llevan siete años desayudando y desestabilizando a este país que no los quiere. La ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de 800 millones de dólares por año. Si las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la cooperación técnica y la solidaridad social, Haití podría recibir un buen impulso al desarrollo de su energía creadora. Y así se salvaría de sus salvadores armados, que tienen cierta tendencia a violar, matar y regalar enfermedades fatales. Haití no necesita que nadie venga a multiplicar sus calamidades. Tampoco necesita la caridad de nadie. Como bien dice un antiguo proverbio africano, la mano que da está siempre arriba de la mano que recibe. Pero Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales, y una colaboración verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía alimentaria, asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras sociedades filantrópicas. Para nosotros, latinoamericanos, esa solidaridad es un deber de gratitud: será la mejor manera de decir gracias a esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió, con su contagioso ejemplo, las puertas de la libertad. (Este artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue obligado a renunciar a la Cámara de diputados cuando votó contra el envío de soldados uruguayos a Haití.) Brecha, Montevideo, 5-1-2012 EDUARDO GALEANO - postaporteñ@ nº695 - 2012-01-08 |
NO SON SÓLO MEMORIA,SON VIDA ABIERTA...Uruguay: COMPAÑER@S FALLECID@S al 31.12.2011lista de cr@s fallecidos a la fecha, 31 de diciembre de 2011. Esta lista comprende compañer@s fallecidos, asesinados, autoeliminados y desaparecidos desde el año 1968 a la fecha Acompaña el alias y el Nro. de pres@ en el Penal de Libertad o Punta de Rieles Hemos computado 875 Y serán bienvenidos los datos que nos permitan completar la misma N e s t o r rana 059 Västerås, Suecia --- ¿QUÉ TAL UN CANON POR MUERTO?El martes 3 hubo una masiva movilización en el Centro Cívico de Bariloche. “La minería es un saqueo a la sociedad en general, ya que las regalías que deja son exiguas en comparación con las que genera”, aseguró la coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro*. ¡Problema de regalías! Y se lo dejan decir, y lo difunden, para que aprendamos La coordinadora del Parlamento Mapuche no quiere terminar con una explotación que es catastrófica y letal: quiere agrandar la torta a ver si ella también muerde Esto es para los que levantan el fetiche de que los pueblos indígenas son angélicos. No es así; son personas atravesadas por intereses y ambiciones, y también capaces de solidaridades y abnegaciones. Como todos Pero, nosotros, ¿estamos de acuerdo en ponerle un precio a la vida? ¿Si pagan bien, pueden matar? Desde hace años estamos sometidos a la acción persistente de esta clase de consejeros que nos alecciona "hay que sacarles más, pagan poco". Sí, usted los conoce: Bonasso, De Gennaro, Solanas... ¡Nada de "más regalías"! Debemos avanzar hacia una ley prohibiendo la minería a cielo abierto en todo el país: una ley que la prohíba y condene como genocidas y traidores a la patria a los funcionarios nacionales, provinciales y locales que la autoricen o la promuevan. Y, mientras tanto, multiplicar la resistencia de Famatina en cada lugar donde nos quieren imponer la muerte Eso, o autoricémosla y pongamos una ventanilla que cobre un canon: tantos pesos por cada muerto, tantos otros por el nacido con deformidad, y una tasa por acuífero agotado o contaminado Pero que quede claro: yo no quiero convivir en la misma trinchera con los andan detrás de este negocio Juan del Sur RANA 059-Juan del Sur - postaporteñ@ nº695 - 2012-01-08 |
"El socialismo es una doctrina triunfante"
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viernes, 13 de enero de 2012
Intelectuales Orgánicos versus Intelectuales Críticos
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