Número 667 | Noviembre 25 de 2011 | Año 6 º |
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BRASIL
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Carta de renuncia al Partido Coloradode cartas al director , Búsqueda 24 de noviembre de 2011 Señores Integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado. Para seguir siendo batllista. Por el camino de Zelmar Decía un tal José Batlle y Ordóñez, “Don Pepe” para sus amigos, y “Don Pepe” para su pueblo, el 1° de mayo de 1896, cuando por primera vez se celebró con una manifestación callejera, la fecha obrera: “Simpatizamos con las huelgas, he aquí los débiles que se hacen fuertes y que después de haber implorado justicia, la exigen. Entre nosotros el movimiento obrero debe ser considerado como el advenimiento del pueblo trabajador a la vida pública, y así visto ese movimiento, esa enorme masa de hombres, adquiere una importancia nacional. Esa misma clase social en casi todas las naciones del mundo civilizado se dispone a hacer valer sus aspiraciones y derechos de una manera inteligente y eficaz. Saludémosla”. (“El Día”, 3 de enero de 1896). Por ello no es casualidad que sus medidas fueran dirigidas a favorecer el ascenso de los trabajadores. Todos conocemos o casi todos, las leyes que propició en beneficio del trabajador. En 1906 Batlle se dirigió al Parlamento Nacional solicitando la reducción de la Jornada Laboral y luego propició el descanso semanal. Batlle iniciaba allí la política intervencionista, siguiendo las orientaciones de un “socialismo sin doctrina”. “Se ha comprobado (decía un indignado Batlle), que en los tranvías se trabaja duramente de 15 a 16 horas diarias, que en las panaderías se trabaja hasta 19 horas por día. Consideramos esta práctica, en el obrero como un suicidio, y en el patrono como un asesinato”. Por estas razones Batlle pensó que el poder público debía intervenir y que debían abandonarse las formas extremas del liberalismo que reservaban para el Estado una actitud fría e indiferente frente al triste espectáculo que daba la sociedad con sus divisiones sociales y sus desigualdades económicas. Para Batlle la creciente pobreza de los hombres tenía que ser resuelta sin dilaciones, porque los sufrimientos de nuestros semejantes imponían a los gobernantes honrados una obligación moral que estaba por encima de las luchas políticas, de las preferencias doctrinarias y de las concepciones filosóficas. Según Batlle “entre el débil y el fuerte, la libertad oprime y solamente el Estado libera”. Por eso pide al Parlamento que sancione leyes que limiten la jornada de trabajo, que organicen descansos semanales, que fijen el salario mínimo de los trabajadores, que se voten pensiones para los ancianos, la indemnización por despido y muchas más leyes sociales sobre el trabajo que la clase trabajadora le debe a Don José Batlle y Ordóñez. (Batlle: Su Vida. Su obra. Autor: José Serrato) A los muchos correligionarios que no lo conocen se los presento, a los muchos que sí lo conocen e insultan su memoria cada día con sus actos y conductas, se los recuerdo, se llamaba y se llama hoy más que nunca, José Batlle y Ordóñez, para su pueblo y para el nuestro, el “Pepe Batlle”, entre otras tantas cosas acérrimo opositor a dictaduras, golpes de Estado y violaciones a los derechos humanos en todas sus formas y expresiones. Señores correligionarios, si el mundo cambió y el Uruguay cambió y ya no hace falta ni Batlle ni el Batllismo, como no se cansan de repetir, una y otra vez para justificar traiciones y olvidos, déjenlo descansar en paz. Al menos respeten su memoria y no continúen denigrando y prostituyendo su legado, su obra, su trayectoria, sus valores inquebrantables, su impronta, comprendida en ese término “Batllismo”, en el que se cobijan todos, foto de Batlle incluida, para luego actuar en contra de la ideología que predicó y practicó toda su vida en el afán de conseguir votos aunque las urnas les demuestren elección tras elección que ya nadie les cree. Sean honestos, al menos intelectualmente y utilicen un paraguas que les va a sentar al dedillo y les reportará la credibilidad y la sensatez perdida: “Herrerismo”. Ese mismo Herrerismo, históricamente adversario del Batllismo, ese Herrerismo que llegó a afirmar como algo negativo para la sociedad que “con la aplicación del batllismo hasta el hijo de un zapatero podría ser bachiller” (L.A. de Herrera) y también “Hoy empezamos a enterrar el Batllismo en el Uruguay” (L.A. Lacalle al asumir su Presidencia). Hoy colorados y blancos son compañeros de ruta y es esta la más clara confirmación de que el Partido Colorado abandonó al Batllismo. Juntos votan alegremente en el Parlamento y juntos realizan campañas electorales por todo el país. Juntos integran el gobierno de izquierda al que tanto critican (pensar que muchos de ustedes se iban del país si ganaba Mujica y muchos otros veían en el triunfo de la izquierda, el fin de la democracia). Juntos buscan firmas para bajar la edad de imputabilidad, ese despropósito que fracasó rotundamente en todos aquellos países en los que se implementó y en los que crecieron los índices de inseguridad, minorizando la criminalidad y criminalizando la minoridad. En una medida populista, demagógica que solo busca un fin electoralista, bastante vergonzoso por cierto. No existe un solo organismo internacional o nacional especializado en la materia que no se oponga enfáticamente a bajar la edad de imputabilidad. Medida a la que la Dra. Adela Reta, especialista en el tema, se opuso, y vaya de qué forma, hasta los últimos días de su vida. La misma Dra. Reta que fuera activa militante en defensa de los derechos humanos y abogada de presos políticos en plena dictadura. Junto al Partido Blanco, los colorados hacen aun más y redoblan la apuesta cada día alejándose de un Batllismo que predican y no practican. Defienden la impunidad de los militares golpistas, asesinos, violadores y torturadores. Asumen juntos el deber de defender, y con qué ímpetu, a quienes desaparecieron a 202 uruguayos y a quienes torturaron a miles e hicieron emigrar a decenas de miles de compatriotas por el simple hecho de pensar diferente, ser delegado estudiantil o sindical, tener el pelo largo, entregar un volante o caminar por donde no debían. Pensar que el Estado por mandato constitucional debe ser garante de nuestros derechos y nuestras libertades y este mismo Estado 73/85 que legitiman blancos y colorados con su defensa a la impunidad, no solo no los garantizaba sino que los violaba sistemáticamente. Sin guerrilla desde el año 72, siguieron torturando y asesinando hasta el día que se fueron, 12 años después. Y ustedes piden impunidad y libertad para todos ellos, siguiendo sumisamente los lineamientos y mandatos del Centro y del Círculo Militar y de cuánto militar retirado se les cruce, por miedo a represalias ayer y por temor a perder un voto hoy. Que su electorado se nutra de todos aquellos militares involucrados en la etapa más oscura que recuerda nuestra joven historia, significa mucho. Resulta vergonzoso que reivindicando, justificando y protegiendo desde cada ámbito de sus responsabilidades políticas a estos genocidas, pretendan enviar a una cárcel común a los menores infractores, que cometen solo el 5% del total de los delitos de nuestro país y que ya son imputables desde los 13 años y busquen endurecer sus penas y empeorar sus condiciones de reclusión. No menos vergonzoso y descarado es que apelen para hacerlo, a un instrumento como la recolección de firmas, que se han cansado de criticar. Cárcel común para menores infractores, libertad e impunidad para mayores genocidas. Recuerden que Baltasar Brum se pegó un tiro en el corazón antes de vivir un segundo bajo la dictadura que Terra y Bordaberry dieron en el 33. Y recuerden también que esa dictadura dejó morir desangrado negándole toda asistencia, a Julio César Grauert, un baluarte del Batllismo y hombre fiel si los hubo, al pensamiento batllista. Se oponen a que los uruguayos que viven en el exterior ejerzan un derecho universal como lo es el del sufragio, negándoles de esta manera la posibilidad de elegir a su presidente, su vice y sus parlamentarios bajo el argumento de que no tienen derecho a incidir en su país porque no viven en él, pero les envían papeletas con todos los gastos pagos a estos mismos uruguayos en el exterior, para que firmen la baja de la edad de imputabilidad. Allí sí, les parece apropiada su incidencia en los asuntos internos del país. Estos nuevos colorados, enfrentan, agravian y se definen enemigos de la central obrera de nuestro país, nuestro PIT-CNT, ese que tantos mártires dejó en el camino por defender nuestra democracia y que ha logrado al día de hoy como resultado de su lucha incansable e inclaudicable, mejores condiciones, mejores salarios, mayor cumplimiento de los derechos y garantías de todos los trabajadores y el menor desempleo de nuestra historia. La misma central obrera que don Pepe Batlle admiraba, esa que junto a un gobierno sensible y a través de los Consejos de Salarios creados por el Batllismo y suprimidos por el Herrerismo y vuelto a crear por el gobierno de Vázquez, tantos y tan buenos resultados nos ha dado ayer y hoy. Parecen olvidarse que Batlle y Ordóñez gobernaba junto a sindicalistas, anarquistas, marxistas y socialistas, hoy todos ellos declarados “enemigos” por el “Nuevo” Partido Colorado. Hoy que el capitalismo salvaje se cae a pedazos y agoniza, hoy que Estados Unidos nacionaliza bancos y suplica a calificadoras de riesgo para no entrar en default, hoy que Estados Unidos pide préstamos a China para sobrevivir, hoy que Europa pone en duda su propia supervivencia, hoy que España llegó a un 25% de desempleo y a 500 puntos de riesgo país y en Italia ya no tienen primer ministro, hoy que Grecia ya no es Grecia, porque pertenece a sus acreedores, podemos decir con orgullo que el Batllismo está más vigente que nunca. Al capitalismo salvaje, Batllismo humanista Con humildad podemos afirmar que en la mayor crisis global de la historia, Uruguay posee los mejores índices sociales y económicos desde que se conocen registros. Solo hace falta no ser necio y observar las cifras, todas récord por cierto. Sobre el proceso de derechización del Partido Colorado, hay poco que agregar, rompe los ojos, pero algunas anécdotas de su líder no estaría mal recordar. El Dr. Bordaberry, en el plebiscito del 80, entre el No y el Sí, es decir entre continuar viviendo en una dictadura o pasar a vivir en una democracia, eligió con 20 años de edad, continuar viviendo en una dictadura (lo confesó públicamente en un programa de televisión, “Consentidas”). El mismo que escribió en su libro “Que me desmientan” que a Zelmar y al “Toba” los mataron porque no se fueron de Argentina cuando ambos podían haberlo hecho; Zelmar porque no necesitaba pasaporte por ser perseguido político y el “Toba” porque tenía pasaporte español. Yo lo tengo que desmentir porque ambos hechos son falsos. Además, continúa Bordaberry, Zelmar había violado el derecho de asilo y había realizado alguna militancia política en Buenos Aires, escribiendo algún editorial, algo que estaba expresamente prohibido por ley. Vaya forma de justificar estos homicidios. Y los más recientes despropósitos, por ejemplo que haber aprobado la no prescripción de los crímenes de lesa humanidad, como nos mandatan las Cortes internacionales y nuestra propia conciencia “es un fraude a la democracia”. Fraude a la democracia es dar un golpe de Estado, disolver un Parlamento y suspender derechos y libertades, no votar por mayoría, 50 a 40 por ciento en Diputados (diez de los suyos no estaban en sala quizá porque no estaban tan convencidos). No les alcanzó a los partidos tradicionales, someter en plena democracia, el Poder Judicial durante 20 años al Poder Ejecutivo, o sea al gobernante de turno, negando el principio básico de un Estado de derecho que es la separación de poderes, la pretensión punitiva del Estado y la independencia del Poder Judicial. Este debía solicitar autorización si actuaba o no dependiendo del caso en cuestión. Este hecho que nos denigra como sociedad y como Estado, probablemente no encuentre otro antecedente en el mundo. “Los vascos no lloran” le dijo su padre Juan María cuando Pedro tenía 10 años. Y él jamás lloró. Hace 41 años que no llora. De ahí puede nacer su frialdad y su falta de sensibilidad. Porque los vascos lloran, claro que lloran, y Batlle, vaya si lloraba y los uruguayos lloran, y los chinos y los afganos lloran, porque los seres humanos, justamente por serlo, lloran, porque sienten, lloran. En lo personal pocas cosas me dan tanto miedo, como una persona que no llora hace 40 años. Hay personas sensibles, solidarias, decentes, coherentes, comprometidas con los derechos de los demás, con los más débiles y más necesitados y están los fríos, calculadores, ambiciosos y egoístas. Tan ambiciosos resultan en el “nuevo” Partido Colorado, que en la política del vale todo en la que están inmersos, hoy son 30 los que integran el mismo al que no se encargan de defenestrar. Por último, el líder colorado afirmó que duda que el Frente Amplio traspase el poder en caso de perder las elecciones. El Frente Amplio no traspasa el poder porque gana las elecciones y por mayoría absoluta. Yo tenía entendido que quien no traspasó el poder fue su padre y ese sí que no ganó en las urnas (quien triunfó realmente fue Pacheco Areco). Urnas a las que no convocó cuando debía hacerlo y todos conocemos cómo continuó la historia. No soy el primero, ni seré el último en irme de este Partido que no solo no representa los valores, principios e ideales batllistas que pregona, sino que actúa día a día y en los hechos, en contra de estos mismo ideales. Lo hizo Zelmar Michelini cuando Pacheco, que según Bordaberry fue el líder colorado más importante de la historia (programa “En la mira”, VTV) inundó de autoritarismo y derecha al Partido Colorado. Lo hicieron los 600.000 batllistas que abandonaron al partido en estos últimos años. Esos mismos batllistas fueron los que hicieron crecer tan significativamente al Frente Amplio, tanto que triunfó en las dos últimas elecciones por una abismal diferencia que le otorgó dos mayorías absolutas en el Parlamento y que dejó al Partido Colorado tercero a 40 puntos del triunfador. Esa conducción autoritaria, por momentos fascista, de imponer un pensamiento único se ha roto. El 30% de los colorados colocó la papeleta rosada en las últimas elecciones, no lo digo yo, lo vieron los delegados de mesa de todos los partidos que participaron de los escrutinios. Según Cifra, un 30% de los colorados votó la fórmula Mujica-Astori en la segunda vuelta pasada. Y según la propia consultora Cifra, tan valorada, respetada y contratada por el Partido Colorado, el 50% de los colorados siente simpatía por Tabaré Vázquez y el 24% antipatía. No me siento tan solo. Sé que junto a esta decisión, volverá la intolerancia, el agravio, el insulto, la amenaza, el odio. La conozco, ya la he vivido. Mientras esto suceda —y de hecho ya está sucediendo—, yo estaré ocupado en lo mío, militando por causas justas, por los derechos humanos y por todos los derechos que nos otorga el derecho en un Estado de derecho. Por la libertad de ser y pensar y por supuesto reivindicando a un batllismo en que creo más que nunca, ese al que quisieron matar los colorados y los uruguayos no los dejaron. No es una despedida feliz, todo lo contrario, pero lejos está de ser una derrota. Derrotado se siente aquel que se mira al espejo y no se reconoce. Tampoco esta decisión tomada de forma reflexiva, a conciencia y libremente significa bajar los brazos. Nada más lejos de la realidad. Seguiremos defendiendo nuestras ideas y nuestros ideales batllistas con más fuerza que nunca y con más compromiso que siempre. No pudimos cumplir con el objetivo trazado, es cierto, pero nos vamos con la conciencia tranquila del deber cumplido. El haberlo intentando. La vida nos depara nuevos horizontes y nuevos desafíos y hacia ellos vamos. Con la misma ilusión de ayer y los mismos sueños de siempre. Con honestidad ética y transparencia volveremos a dejarlo todo sin pedir nada a cambio. Espero y lo digo con sinceridad, que no continúen en el camino del odio, rechazando al indigente, ignorando al pobre, repudiando al diverso y al diferente, que no continúen sumidos en el rencor y en la intolerancia hacia el que piensa distinto —algo que caracteriza a una derecha extremista lunática—. Quien suscribe seguirá aportando desde su humilde militancia para que algún día estemos orgullosos de integrar una sociedad más justa, más equitativa y más solidaria. Una sociedad más batllista. Diego Fau CI 1.969.598-7 DIEGO - postaporteñ@ nº667 - 2011-11-25 |
"CONFORMAR UN POLOMARXISTA SERÍA UN DISPARATE"
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sábado, 26 de noviembre de 2011
Las Revoluciones son imposibles..hasta que se vuelven inevitables
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