martes, 28 de julio de 2015

1439* Parlamentarismo, el poder real no se discute= Vení Mañana Que Hay Croquetas

Número 1439 | mart 28 julio 2015 | Año X

Caracterización del gobierno 

y un argumento K



Rolando Astarita

El 30 de junio pasado, en el canal CN23, el periodista Roberto Caballero realizó un reportaje a la candidata del PTS y del FIT, Myriam Bregman (http://www.izquierdadiario.com.ar/Myriam-Bregman-en-CN23-19435). Caballero se identifica con el kirchnerismo, trabaja en Radio Nacional, y fue fundador, y director hasta agosto de 2012, de Tiempo Argentino.


En el curso de la entrevista, Caballero presentó un argumento contra la caracterización de la izquierda de los gobiernos de los Kirchner. Planteó que, según la izquierda, esos gobiernos son pro-patronales. Pero los voceros de los empresarios, Clarín y La Nación, castigan ferozmente la figura de Cristina Kirchner. ¿Cómo se compagina esto con el hecho de que los gobiernos K serían pro-patronales? Dijo que en otro reportaje había planteado la cuestión a Marcelo Ramal –candidato del PO y del FIT- y que este había respondido mal, o él no había entendido su explicación. Como respuesta Bregman explicó que el kirchnerismo impulsó los juicios contra los genocidas para ganar legitimidad y responder a la situación abierta por la crisis de 2001; lo cual le habría enajenado la simpatía de la patronal.

En esta nota solo voy a referirme tangencialmente a la respuesta de Bregman, para centrarme en la curiosa “idea” de que la naturaleza de clase de un gobierno se define por lo que dicen Clarín y La Nación de ese gobierno. La cuestión tiene cierto interés porque el argumento de Caballero también lo han esgrimido otros defensores de los gobiernos K.

El carácter de clase desde el marxismo

Empecemos diciendo que al marxismo nunca se le ocurrió definir el carácter de clase de un gobierno por lo que dicen de él los (o algunos) medios de comunicación. La razón es que el Estado y las clases sociales constituyen estructuras objetivas, y por lo tanto la relación entre el Estado y la clase capitalista  también es una relación social objetiva. Esta relación, a su vez, determina la función del Estado e, inevitablemente, la naturaleza de clase de esa función. Y la función primaria y esencial del Estado en la sociedad actual se define en torno al sostenimiento y reproducción de la relación capital / trabajo. Más precisamente, el Estado es el principal factor político-jurídico e ideológico de esa reproducción. De ahí que el Estado no pueda ser neutral, como afirman los ideólogos burgueses

Pero en este marco, el carácter del gobierno, que es cabeza del Estado, no puede no ser capitalista. En palabras de Rosa Luxemburgo: “El carácter de un gobierno burgués no está determinado por el carácter personal de sus miembros, sino por su función orgánica en la sociedad burguesa. El gobierno del Estado moderno es esencialmente una organización de la dominación de clase, cuyo funcionamiento regular es una de las condiciones para la existencia del Estado de clase” (“Affaire Dreyfus et cas Millerand”, 1899).
Por otra parte, dado que la relación entre el Estado y el modo de producción capitalista es objetiva, su rol en tanto garante jurídico, político e ideológico de la relación de explotación no se altera aunque existan tensiones entre fracciones del capital y el Estado –o algunas de sus instituciones, gobierno, justicia, parlamento-; o incluso entre el capital en general y determinado gobierno en particular

Esta tesis no es una abstracción

Para la cuestión que nos ocupa, la tesis marxista que sintetizamos en el punto anterior se verifica apenas se examina lo actuado por los gobiernos K entre 2003 y el presente: han cumplido, sin mayores desajustes, con las funciones de control, prevención, intimidación y represión característicos de todo gobierno capitalista, junto a la policía, los servicios de inteligencia, los tribunales y similares, también característicos de todo Estado capitalista. 

También fueron promotores principales de la ideología de la conciliación de clases, de la resignación del oprimido y de la unidad nacional, junto a otras instituciones también funcionales a la continuación de la explotación capitalista como la Iglesia, el sistema de enseñanza y los partidos del sistema. Asimismo han contribuido al continuado control de las direcciones sindicales colaboracionistas del cap ital, sobre el trabajo, de la misma manera que lo han hecho y lo siguen haciendo todos los gobiernos consustanciados con el sostenimiento de la explotación. 
En definitiva, los gobiernos Kirchner no se han salido de lo que es, en relación a la cuestión esencial, el “desempeño promedio” de cualquier otra cabeza de Estado capitalista.
Son datos objetivos y registrables, al margen de lo que opine tal o cual medio de difusión. E infinitamente más decisivos a la hora de definir el carácter de clase del gobierno K que los juicios a los militares genocidas. Para sintetizar: los marxistas definimos el carácter de clase de un Estado, y del gobierno que lo encabeza, por la relación de propiedad que defiende y sostiene. Y un Estado, y el gobierno que lo encabeza, no pueden estar por fuera y al margen de esa relación de propiedad; que en la sociedad actual no es otra que la propiedad del capital. Es el ABC del problema.

Capital “en general” y Estado

El rol del Estado -y su cabeza, el gobierno- es esencial en tanto garante de la relación de explotación capitalista, como se vio en el apartado anterior, ya que a partir de la explotación del trabajo, el capital genera plusvalía. Pero la plusvalía, a su vez, debe acumularse como capital para dar lugar a la creación de más plusvalía. Y aquí el Estado -y su cabeza, el gobierno- también juega un rol fundamental como garante de las condiciones de la acumulación. Entre otras, ellas comprenden la reproducción de la fuerza de trabajo (salud y educación públicas); la producción y reproducción de infraestructura necesaria para la explotación privada de los capitales (por ejemplo, caminos, aeropuertos, vías de navegación); el sostenimiento de un régimen monetario; el contexto para que la competencia se desarrolle en igualdad de condiciones para todos los capitales; la estabilidad del horizonte temporal en que se toman las decisiones de inversión; y una forma de vinculación al mercado mundial.
Pero entonces se hace evidente que existe una contradicción entre el capital “en general” –que demanda esas condiciones- y el hecho de que el capital solo existe a través de los múltiples capitales particulares. Aclaremos que por “capital en general” comprendemos el capital haciendo abstracción de la competencia y de los fenómenos que la acompañan (según la definición de Rosdolsky, Estructura y génesis de ‘El Capital’, pp. 71-73). En otros términos, el “capital en general” comprende lo que es común a todos los capitales, “su propiedad de explotación” (ídem).

Pues bien, el Estado debe responder a esta necesidad del capital, tomado como un universal abstracto. Es lo que sucede cuando las cámaras empresarias, por ejemplo, demandan que el gobierno mantenga reglas de juego iguales para todos los capitales, o que defienda la estabilidad de la moneda, o mejore la capacitación de la fuerza de trabajo en la escuela pública. Por eso, en qué medida determinado Estado o gobierno cumple con estas demandas, es motivo de fricciones y tensiones, sin que por ello se modifique su carácter de clase.
Pero por otra parte, el capital, como realidad concreta, solo existe a través de los muchos capitales individuales, o fracciones particulares, volcadas a diferentes ramas de la actividad económica. De ahí que todo capital exija que el Estado cumpla con las reglas “democráticas” del capital en general, al tiempo que trata de sacar provecho de la influencia que pueda ejercer sobre el Estado para obtener un beneficio particular. Lo cual abre la posibilidad de que existan conflictos cruzados, tanto porque el Estado, o el gobierno, no satisfagan los requisitos exigidos para que haya una reproducción fluida del capital, como por el hecho de que fracciones particulares, o sectores de la alta burocracia estatal –que vive de la apropiación de plusvalía- violen, para su propio beneficio, las reglas de la “competencia democrática” de la apropiación de la plusvalía
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Autonomía relativa

A partir de lo anterior, se comprende que existe una segunda determinación fundamental del Estado, planteada por prácticamente todos los teóricos marxistas: su autonomía relativa. Esto es, el Estado no es un mero instrumento en manos de la clase dominante, ya que a fin de garantizar los intereses del capital en general, debe conservar una autonomía relativa con respecto a las múltiples fracciones particulares de los capitales.
 De lo contrario le sería imposible cumplir con sus funciones. Por eso, no existe una relación mecánica o lineal entre el Estado y la clase capitalista. Por lo tanto, tampoco puede haber una relación mecánica entre gobierno y clase capitalista.

Observemos que esa autonomía relativa está reconocida por Marx en El Capital, cuando dice que el Estado británico puso límites a la jornada de trabajo, imponiéndose a los capitales particulares en beneficio del capital de conjunto. También es señalada por Marx y por Engels en sus escritos sobre los gobiernos y regímenes de Bismark y Luis Bonaparte. Y la historia del capitalismo está plagada de las más diversas formas de autonomía del Estado, o de los gobiernos que lo encabezan, con respecto a los capitales particulares. Para citar solo algún ejemplo salteado: el gobierno de Roosevelt en los 1930 era resistido por la mayoría de los empresarios; los gobiernos y el Estado de Corea del Sur disciplinaban al gran capital, imponiéndole metas a cambio de ayuda, en beneficio, en última instancia, de la acumulación del gran capital. También existen casos en los q ue la autonomía se manifiesta en una no correspondencia con las necesidades de reproducción de los capitales. Por ejemplo, el gobierno de Isabel Perón fue cuestionado por prácticamente todas las patronales, sin que ello negara su carácter burgués y ferozmente reaccionario y antiobrero.

Sin embargo, la autonomía nunca puede ser absoluta porque el Estado no puede dejar de generar (o intentar hacerlo) las condiciones que hagan factible la acumulación. Es una “exigencia” que surge de la propia lógica de la acumulación. Su mecanismo es concreto: opera a través de la llamada huelga de inversiones, y se profundiza con la internacionalización del capital. Allí donde los capitales, por las razones que sean, no consideran propicias las condiciones, no invierten. 

Se trata de una constricción objetiva –responde a la lógica de la valorización- que se impone por encima de voluntades o ideologías particulares de los funcionarios del Estado. Y los Estados –y los gobiernos que los encabezan- no pueden dejar de adecuarse, en el mediano o largo plazo, a esa exigencia. Para dar ejemplos concretos, y vinculados al "argumento Caballero": cuando el gobierno de Cris tina Kirchner quiso atraer inversiones para desarrollar la producción de gas y petróleo, hizo acuerdos con compañías como Chevron y Shell otorgándoles amplias concesiones. Y cuando intentó atraer capitales europeos, arregló –en términos onerosos para el Estado- la deuda con el Club de París. Por otra parte, e inevitablemente, en caso de asumir un nuevo gobierno K a fin de 2015, intentará renegociar con el capital (o fracciones del capital) los términos de nuevas inversiones.
Es necesario comprender, por lo tanto, que la autonomía relativa del Estado no puede transformarse en absoluta, y mucho menos en antagónica con respecto al capital en general. En palabras de D. Gold, C. Lo y E. Olin Wright: “El Estado es siempre relativamente autónomo; ni es completamente autónomo (vale decir, libre de un control activo por parte de la clase capitalista) ni simplemente manejado por miembros de la clase dominante (vale decir, libre de toda restricción estructural)” (“Recientes desarrollos en la teoría marxista del Estado capitalista”, en H. Sonntag y H. Valecillos, El Estado en el capitalismo contemporáneo, México, Siglo XXI, 1988)

Los gobiernos K en concreto

Todas estas cuestiones se aplican a los gobiernos de los Kirchner. El gobierno de Néstor Kirchner tuvo un consenso muy amplio del capital en la fase de alto crecimiento, de 2003 a 2008. Luego, a medida que las cosas se empezaron a poner mal –la economía argentina hace cuatro años que está casi estancada- fueron aumentando las críticas de diferentes fracciones del capital, y los roces con el gobierno. La manifestación más fuerte fue el conflicto con los empresarios agrarios, de 2008. Pero la Unión Industrial Argentina todavía a fines de 2012 respaldaba “el modelo industrialista iniciado en 2003”; lo mismo sucedía con muchas organizaciones de la mediana empresa, tanto de la industria como del comercio, o cámaras que agrupan a grandes empresas, como automotrices o mineras. Tampoco tuvieron grandes objeciones, al menos hasta un pasado reciente, los bancos (uno de los sectores con ma yores rentabilidad en los 2000), supermercados, empresas de la alimentación, cadenas hoteleras. Y como todo el mundo sabe (¿menos el periodista Roberto Caballero?) empresarios muy poderosos no están en absoluto disgustados con el gobierno de Cristina K.
Por ejemplo, los grupos Lázaro Báez, Franco Macri, Barrick Gold, Pan American Energy, Eskenazi, Monsanto, Sygenta, Chevron, Cirigliano, así como muchos sectores de la UIA, y otras cámaras empresarias, tales como CAME, para citar solo algunos casos

Pero incluso desde el punto de vista de los capitales invertidos en comunicación, el argumento K no tiene consistencia. Es que Clarín y La Nación no son los únicos medios. Hay otros, como el canal 23, que emite el programa de Caballero, y alberga a otros conocidos referentes K. Ese canal pertenece al grupo empresarial Sergio Szpolski – Garfunkel, identificado con el gobierno de Cristina Kirchner (ndeposta: Szpolki es candidato del FpV en Tigre) Pero también están los medios controlados por otros grupos económicos como el de Cristóbal López, Vila-Manzano, Telefónica, Moneta, Pierri, Ulloa, Vignatti, Santa María y Electroingeniería, además de la editorial Página 12

Ninguno ataca (ni feroz, ni amablemente) al gobierno de CK. ¿Cómo se puede sostener entonces que la patronal de conjunto ataque al gobierno de CK? Y para peor, ¿cómo se puede criticar a la izquierda por caracterizar al gobierno de CK de gobierno burgués, tomando como argumento lo que dicen Clarín y La Nación del gobierno CK?

Lo que sí hubo, y hay, son quejas de los capitales que no han logrado participar en algunos de los muchos y gigantescos negociados que habilitó la alta renta que dispusieron los gobiernos K durante estos años. Para ilustrarlo con un ejemplo al nivel de comprensión de cualquier intelectual K: un empresario de la construcción que se vio desplazado de los negocios por Lázaro Báez, seguramente protestará, y mucho, contra el gobierno de CK. Pero esto no habilita a sostener que por este motivo hay que abandonar la caracterización de clase del gobierno CK.

La tontería de razonar “por la negativa”

Por último, y vinculado al apartado anterior, digamos que es equivocado sacar caracterizaciones, o líneas políticas (que es lo que, en última instancia se busca) a partir de poner un simple signo negativo donde algún “enemigo elegido” pone un signo positivo, y viceversa. Alguna vez Trotsky explicó a gente de izquierda que era una tontería hacer política aplicando este tipo de razonamientos a los gobiernos capitalistas.

Con las variaciones del caso, su argumento se aplica al razonamiento de Caballero y similares. Decir que la política de un gobierno es progresista porque la critique una determinada cámara empresarial, así sea de la alta burguesía, puede ser funcional a determinada maniobra ideológica y política, pero como razonamiento es un disparate. Es que muchas veces las políticas económicas de un gobierno no se adecuan a las necesidades del capital, sin que ello implique que esas políticas tengan alguna progresividad, o cambien la naturaleza de clase ese gobierno.

Para “bajarlo” a tierra argentina con otro ejemplo: que la Cámpora llene de militantes reparticiones del Estado o empresas estatales y que sus punteros políticos se dediquen a perseguir a militantes o delegados gremiales que no se subordinan “al proyecto nacional”, puede ser disfuncional al capital “en general”, sin que, por supuesto, ayude a la clase trabajadora. 

De la misma manera, que el Gobierno haya destrozado la credibilidad en el INDEC es disfuncional a las necesidades del capital, sin que, de nuevo, esto favorezca en lo más mínimo a los trabajadores, ni en general al pensamiento crítico, ni cambie la sustancia de clase del gobierno. Los ejemplos, por supuesto, pueden seguir. Que la estafa intentada por Boudou, el gobierno de Insfrán y asociados, haya sido denunciada por el diario La Nación, no significa que esa estafa tenga un contenido progresista (o colabore en la “liber ación nacional”), o que haya que cambiar la caracterización de clase de Boudou o del gobierno de Insfrán.

En resumen, la caracterización de clase que hace el marxismo de un gobierno parte de las relaciones sociales de producción que ampara y promueve, en primer lugar. Y en segundo término, de su función objetiva en tanto garante de condiciones necesarias para la acumulación de capital.

 La autonomía relativa del Estado, o del gobierno que lo encabeza, con respecto al capital “en general” no altera esta cuestión básica.
 Es desde esta perspectiva que el marxismo define el carácter de clase de los gobiernos K. En ello se basa también la tesis del carácter irreconciliable entre la naturaleza burguesa de estos gobiernos, y los intereses de la clase obrera


postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28



 

Elecciones argentinas 2015:
Aportes para un debate

Porqué votamos en blanco, impugnamos o no votamos


No tenemos la posta ni la bola de cristal. No consultamos ningún oráculo, ninguna bruja, ninguna pirámide. No somos voceros de ningún Vaticano infalible. Tan sólo expresamos un punto de vista, una corriente de opinión que en Argentina se siente parte de la tradición guevarista y a nivel continental forma parte del marxismo latinoamericano. Sabemos que somos minoritarios dentro del sistema político argentino claramente dominado por la burguesía y vamos a contracorriente de las franjas hegemónicas de la izquierda electoral
RESPETAMOS a diversos amigos y amigas, compañeras y compañeros que apuestan por el camino electoral para cambiar la sociedad. Incluso, a quienes se sienten parte de la izquierda dentro de ese arco, les deseamos suerte en las elecciones. Pero tenemos un punto de vista diferente. No evangelizamos, sólo lo hacemos público. Obviamente hay otras opiniones, la nuestra no es la única. No recolectamos firmas, no hacemos ningún petitorio. Sencillamente compartimos nuestro punto de vista.

En Argentina, desde 1983 hasta hoy, EL PODER REAL NO SE DISCUTE. No está en disputa, ni siquiera figura en la agenda política como tema posible a futuro. El país que entre 1976 y 1983 remodelaron a sangre y fuego los grandes empresarios y banqueros criollos, las multinacionales imperialistas y sus sumisos empleados locales, las feroces fuerzas armadas y policiales y sus aparatos de inteligencia y represión, sigue inmodificado. Nos guste o no. Lo neguemos y nos hagamos los distraídos mirando al costado o no. Las reglas del juego, las de fondo, no se discuten, no están sometidas a votación alguna. La policía y el Ejército no se votan. El sistema carcelario y el ordenamiento jurídico que todo lo legitima tampoco. La dictadura de los llamados “mercados”, menos que menos. La única violencia permitida, legal pero no legítima, cada día más agre siva y cruel, es la violencia institucional del Estado que no se ejerce contra potencias extranjeras  que saquean nuestros recursos naturales sino contra el pueblo pobre y la juventud, sobre todo en los barrios más humildes. Su monopolio ni por asomo se pone en tela de juicio (a excepción del narcotráfico, de creciente influencia social)
La crisis orgánica que estalló en el 2001 se cauteriza y se recicla, pero de la mano de las instituciones parlamentarias, ahora refortalecidas.
 La subordinación al gran capital transnacional (las famosas “inversiones” a las que se exime de gravámenes y carga impositiva garantizando altísimas tasas de ganancia –“la levantan con pala” al decir de la propia Cristina-, mientras se atornilla el impuesto irracional contra el salario popular) es un dogma indubitable. Nada de eso está en votación. 

La SOBERANÍA ABSOLUTA del capital (local y extranjero) por sobre el pueblo argentino no está en cuestión. Hay elecciones, sí, pero muy lejos de la soberanía popular… que es algo muy distinto. Elecciones marcadas a fuego por el dinero, el marketing y la agenda de medios monopólicos de (in)comunicación. Soberanía sí (en tanto dominio estable del capital sobre un territorio geográfico y social) pero se trata de la soberanía de “los mercados”. Poder del capital, sí, más directo, menos directo, pero poder del capital a fin de cuentas. Eso es lo que hay. 

De eso no se habla. Se vive como “natural”

El aniquilamiento físico de la insurgencia en los 70 y la extrema debilidad de la izquierda extraparlamentaria y extra institucional, principalmente de inspiración guevarista (actualmente todavía dispersa) aunque también de otras tradiciones revolucionarias, impide hasta nuestros días volver a poner sobre la mesa de debate y la agenda política el tema central del poder
La conversión, tras la dictadura, de los grandes partidos tradicionales al neoliberalismo acompañó ese estado de cosas. No es casual que muchos cuadros políticos y “técnicos” de primera línea, en el radicalismo, en el peronismo y en el PRO se hayan formado al lado de Alsogaray o de Cavallo. Eso fue posible también por el debilitamiento de las identidades políticas populares, producto no sólo de la herencia de la dictadura militar y el genocidio sino también de cambios culturales globales y la explosión comunicacional. Si antes un segmento de la clase obrera argentina pintaba en las paredes la consigna “la vida por Perón” (para dar un solo ejemplo emblemático de una identidad política fuerte, transmitida de generación en generación), hoy… ¿quién está dispuesto o dispuesta a dar la vida… y por quién&hellip ;? 
Un porcentaje importante de la militancia circula y rota por las organizaciones maniatada al clientelismo y a los cargos rentados, se cambia de orga y encuadre como de camisa, hay migraciones periódicas de identidades políticas, según la ocasión y la conveniencia coyuntural, combinando las alianzas más inesperadas. Pero aunque las identidades políticas populares de nuestro sistema electoral se debilitaron y deshilacharon, el poder absoluto de “los mercados” y el capital sigue firme y sólido, cada día más férreo, sin ser puesto en discusión. Lo llamen “círculo rojo” o adopte el nombre de turno que esté de moda. Todo el mundo sabe que existe y nadie planea acabar con él. No hay nada más allá de la queja verbal

Si el PODER REAL no está en debate:
¿Qué se discute entonces en las próximas elecciones? ¿Qué se vota?

Lo que se dirime en las próximas elecciones es la mejor manera de administrar desde un gobierno “lo que hay”, el orden ya establecido e incuestionado a partir de la derrota de la guerra de Malvinas y la retirada ordenada-pactada por la gran burguesía con los militares.
En estas elecciones se discuten formas de gestión (“el relato”/”el anti-relato”), no el poder real ni el sistema capitalista (aunque cueste aceptarlo…. GOBIERNO NO ES = A PODER). Y se discute a través del marketing, las campañas publicitarias millonarias (siempre con dinero sucio, que nunca se explica de donde sale), la saturación mediática de más de lo mismo. El predominio de la imagen y la sonrisa televisiva por sobre los proyectos y las fuerzas sociales en lucha

¿Propuestas electorales a la vista?

El arco es variado. Pero, hasta donde tenemos noticias, vemos con nitidez principalmente tres. Dos con posibilidades de dirigir la gestión del capitalismo dependiente. Una en cambio, como testimonio de deseos progresistas y resumen imaginario de una izquierda correcta y bienpensante (en su mayoría honesta), sin posibilidades reales de hacerse con la gestión del gobierno.
EL PRO-MACRI, PRIVATIZACIÓN EXPLÍCITA NO APTA PARA CARDÍACOS
A nuestro modo de entender, este núcleo electoral constituye la herencia política civil y empresarial del videlismo, la continuación del viejo proyecto gorilón y de derecha extrema del capitán-ingeniero Álvaro Alsogaray. El neoliberalismo puro y duro. Privatizador a morir de todo lo que se mueva e incluso de todo lo que esté quieto. La única diferencia con “el chancho” Alsogaray (sobrenombre popular nunca mejor atribuido) es que los viejos grupitos neoliberales que aquel supo liderar eran más “doctrinarios” (acusaban, por ejemplo, a Martínez de Hoz de “estatista” y “dirigista”…) y ferozmente elitistas. Por eso fueron siempre ultra-minoritarios. A diferencia de Alsogaray, Macri no ha leído ni dos libros ni sabe quién es Milton Friedman ni von Hayek, sólo sabe hacer dinero. Alsogaray representaba política e intelectualmente a l o más concentrado de los capitalistas, Macri es directamente un capitalista. 
Por eso se presenta como distinto y contrario a “los políticos”. No miente del todo, porque él es, básicamente, un empresario capitalista que divide la sociedad entre los que tienen fortunas (los llama “talentosos”) y los pobres (los llama “necesitados”). 

Se acabaron pues las mediaciones. ¿Y cómo llegó a disputar electoralmente la presidencia alguien que carece no sólo de formación política sino incluso de carisma personal? A través de la gestión empresarial del club de fútbol más popular de la Argentina. El radicalismo –otro partido burgués tradicional, ya más que centenario- prefirió privilegiar su gorilismo para diluirse y licuarse, sin pena ni gloria, tras el empresario hijo de papá Macri. Nadie tiene dudas de la pol& iacute;tica empresarial y privatizadora de Macri. Todo está muy claro y se muestra con obscenidad a la luz del día. 
Quien avisa no traiciona…

EL PJ-SCIOLI, ¿MENTIME QUE ME GUSTA O MEJOR A CALZÓN QUITADO?

Luego de veinte volteretas, se acabaron las ilusiones de prolongar los ademanes del progresismo en el próximo período (la reivindicación simbólica de la generación del 70 y los derechos humanos, el discurso nacionalista frente al capital financiero, una tímida renegociación de la dependencia con retórica desarrollista). En escaso tiempo el espacio kirchnerista pasó de escupir primero “no me lo banco, jamás lo votaría”, luego a susurrar “tengo dudas” hasta que finalmente terminó tragando, una vez más, el sapo: “vamos con Scioli para que no gane la derecha”. La vieja y trillada cantinela del mal menor. La transformación fue rapidísima y muy pragmática, como no podía ser de otro modo en la realpolitik argentina. Scioli tampoco miente.
 Le preguntaron en el programa 6,7,8 si iba a apoyar a Venezuela frente a la embestida de Estados Unidos y fue directo “yo no soy Néstor Kirchner”. Más claro echale agua. Su principal propaganda comienza con un primer plano de una bota (en Argentina máximo símbolo de la represión del ’76), luego una toma de gran angular con miles de policías y termina con la promesa  eterna de la derecha: mano dura. Su gran lema de campaña, copiado explícitamente de Lula, reconocer que “la negrada” (el pueblo pobre y la clase trabajadora) no puede ir a los hospitales de gran complejidad. ¿Entonces? 

Construir salitas de auxilio precarias (se arman en 120 días, antes de las elecciones, según declara con orgullo Scioli) para contener a una clase social que jamás podrá acceder a algo tan básico como el hospital. Es verdad que Holanda tiene ese sistema de salud y en Cuba también hay salitas de primeros auxilios y una medicina preventiva. Pero en los barrios más humildes de la provincia de Buenos Aires, estamos bien lejos de Holanda y Cuba… 
Acá, en Argentina, frenar a “los negros” (argentinxs humildes e inmigrantes pobres de países vecinos, habitantes de la periferia urbana y de las villas miseria) para que no lleguen a los hospitales de capital federal, tiene un contenido clasista y discriminador absoluto. Es legitimar la pobreza y la indigencia, negando incluso el derecho a atenderse en hospitales a quienes no tienen dinero. ¡Scioli lo plantea como un gran logro “progresista”! 

Dice a quien quiera oírlo –principalmente el empresariado y los grandes monopolios de (in)comunicación, que dirigen el marketing electoral- que él es… “confiable”. Y que incentivará aún más, como  si fuera una panacea paradisíaca, la extracción de minerales y la expo rtación de soja. A buen entendedor… se trata del viejo modelo primario—exportador, subordinado y dependiente del mercado mundial capitalista, que deja atrás los ademanes industrialistas, reducidos a mero efecto discursivo. 
El subsidio a la escuela privada y confesional (¡ahora el Papa es argentino!) sigue firme, mientras se deteriora día a día la educación gratuita y pública. Franqueza total. Aunque a la gente del programa de TV  6,7,8 le hubiera gustado otra cosa, un poco más de seducción y encantamiento, Scioli tampoco miente. Va a los bifes. Nuevamente… el que avisa no traiciona. Es claro su proyecto de gestión para renegociar la dependencia.

¿SON LO MISMO EL POLO DE MACRI Y EL DE SCIOLI?

Creemos que no. No es lo mismo que las AFJP sean privadas o públicas. No es lo mismo que Aerolíneas Argentinas sea una empresa privada que pública. No es lo mismo pagar sin chistar, que demorar los pagos, intentando renegociar algo. No es lo mismo que exista la asignación universal por hijo y el clientelismo que coopta (y divide) organizaciones populares a través de beneficios puntuales, que directamente apalear a los trabajadores ocupados y desocupados y enviarles la infantería en primera instancia. Sólo a riesgo de caricaturizar y caer en simplismos propagandísticos y esquemas de pizarrón se puede decir que son lo mismo. Pero lo que a nuestro modo de ver no se puede negar es que ambas propuestas gestionan, con estilos diversos, el capitalismo dependiente. Una bajo una subordinación absoluta, directa y sin mediaciones al empresariado y el gran capital (local y transnacional), la otra “negociando& rdquo; la dependencia, maniobrando y tratando de sacar un pequeño porcentaje para repartir, demorando los pagos a los fondos Buitre un poquito para que haya margen de negociación y el ciclo de la dependencia capitalista al fin de cuentas siga en pie. Pero aunque tengan estilos, historias y modos diferentes, ambas propuestas comparten la base fundamental incuestionada del capitalismo en Argentina.

En ambos casos los sectores populares, los laburantes, el pueblo pobre y la clase trabajadora cargan sobre sus espaldas los costos de la crisis y terminan perdiendo, ya que los dos proyectos dejan intacto y profundizan el capitalismo en nuestro país. Por eso no votaríamos a ninguna de estas dos propuestas.
Estaría bueno que los sectores populares, sobre todo juveniles (en alguna medida repolitizados luego del desierto de los años 90), hasta ayer adherentes al kirchnerismo, alguna vez probaran otro menú distinto al de los sapos recalentados y refritos. Nos referimos principalmente a la militancia genuina, que existe y no es poca, no a la que se mueve en forma oportunista por cargos y rentas, justificando lo injustificable

¿Y LA IZQUIERDA ELECTORAL? ¿UN MILAGRO PARA QUIEN?

Quienes compartimos estas líneas no pertenecemos a ningún “observatorio” de esos que se pusieron de moda en los años ’90. No observamos desde afuera y con largavistas. Pertenecemos a la familia marxista y somos de izquierda, festejamos sus alegrías, sufrimos sus desventuras. No hablamos en tercera persona de modo impersonal. Nos sentimos parte de la tradición política del guevarismo que en Argentina todavía hoy no logra remontar la derrota de 1976 y continúa dispersa y disgregada. Nos duele el panorama que vemos. No nos es indiferente ni equidistante.

Y al compartir este análisis y nuestra posición, aclaramos lo obvio, pero que bien vale la pena reiterar y remarcar: RESPETAMOS a la militancia abnegada de la izquierda electoral y al mismo tiempo nos duele la orfandad política que hoy predomina en este arco ideológico.
No ponemos en duda la honestidad y abnegación personal, cuestionamos sí una estrategia política. Conviene no confundir ambos planos para no aceptar chantajes ideológicos (“si criticas nuestro electoralismo le estás faltando el respeto a Mariano Ferreira” y disparates por el estilo). Diferenciando taxativamente abnegaciones y sacrificios personales de líneas y estrategias políticas que consideramos erróneas, es posible poner en duda ciertas supuestas “evidencias”, aunque eso tenga el costo de recibir automáticamente como respuesta una catarata irrefrenab le de insultos (alguna vez PRENSA OBRERA nos dedicó una hoja entera, vacía de argumentos pero en cambio repleta de adjetivos descalificativos… cuanto más belicosos e hirientes en sus insultos, más tímidos y moderados en política, como si la acumulación de adjetivos agresivos compensara imaginariamente la progresiva y creciente moderación institucional)

¿Cómo vemos a la izquierda electoral?  

Frente a los dos grandes contrincantes tradicionales de la burguesía que polarizan la elección, hay varias propuestas intermedias desde el arco progresista, pero la mayoría son café con leche. Nuestra centro izquierda, que siempre fue timorata (basta comparar por un minuto al socialismo argentino con los gestos de nuestro vecino chileno Salvador Allende…), hoy en día encima está más aggiornada que nunca a los tiempos que corren. En menos de un año, la vieja socialdemocracia no tuvo vergüenza en tejer y destejer alianzas con el radicalismo y la derecha gorilona y paqueta más clásica.

A nivel internacional Binner ni se sonrojó al apoyar a Capriles (el hombre golpista de los yanquis en Venezuela) contra Chávez. El PC desapareció y terminó diluyendo su historia más bien “problem& aacute;tica” (1976…) y la abnegación de varias generaciones de militantes disciplinadxs y honestxs bajo una subordinación absoluta al Banco Credicoop, rematando lo poco que le quedaba de su rica tradición cultural. Otras variantes de centroizquierda van y vienen armando y enhebrando alianzas sin un horizonte claro ni una perspectiva definida. Ni chicha ni limonada, con mucho afiche políticamente vacío cargado de sonrisas y “buena onda”, pero siempre a mitad de camino.
La única propuesta nítida de izquierda que vemos en el plano de las elecciones es el FIT, la alianza electoral entre dos corrientes que se odiaron y disputaron durante medio siglo. Ambas aspirantes, con escasa fortuna, a ser propietarios exclusivos y con escritura sellada de la herencia rebelde de León Trotsky (curiosamente o no tan curiosamente, Raymond Molinier, alias “el viejo Marcos”, mano derecha de Trotsky a lo largo de todo su exilio durante la década del ’30 hasta su asesinato en México, cuando vino a vivir a la Argentina no se sumó ni al grupo de Nahuel Moreno ni al de Jorge Altamira… ¿por qué será?)

El FIT es la alianza electoral entre el PO, la organización que dirige Jorge Altamira desde hace 50 años (sí, 50 años, el doble del tiempo que estuvo Stalin en el poder) con mano de hierro y sin ninguna posibilidad interna de disentir, y las organizaciones (PTS, IS) herederas de Nahuel Moreno, su eterno contrincante, otrora hegemónico en el arco trotskista local. Estas últimas, hoy dispersas, van en su mayoría a remolque de Altamira. Esta alianza no se formó a partir de una confluencia estratégica para impulsar cambios revolucionarios ni luchar por el poder real en Argentina. No. Es un secreto a voces que unieron sus representaciones electorales, luego de pelearse encarnizadamente y acusarse de las peores cosas durante décadas, exclusivamente respondiendo a una ley restrictiva que amenazaba con quitarles la personería jurídico-electoral.
¿Qué unidad puede alentar en la clase trab ajadora una lucha revolucionaria a largo plazo contra las instituciones de la burguesía y el capitalismo como sistema y luchando por el poder real si nace, para cumplir, obedientemente, con una ley burguesa?

En la vida política argentina siempre hubo, desde fines del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX, un espacio para la izquierda institucional. La protesta tolerada dentro del sistema y que cumple a rajatabla las reglas del orden establecido, garantía de que el sistema de dominación pueda presentarse como “pluralista”. Flamear de bandera roja, abundante cita doctrinaria apelando a diversos “clásicos”, pacifismo a ultranza, armado de listas sindicales y la principal y gran aspiración a… cargos electorales (legisladores, diputados, senadores, concejales). Durante la primer mitad del siglo 20 ese papel de izquierda bienpensante, correcta, dialoguista con la burguesía y que tenía certificado de “buena conducta” lo ocupó el Partido Socialista de Juan B. Justo. Partido que, con todo su reformismo, tuvo incluso militantes asesinados. Un partido rojo (que publicó por primera vez el primer tomo de El capital de Marx en nuestro idioma)… pero “civilizado”.

Más tarde, el PS fue desplazado por el PC, también rojo (difusor de la obra de Lenin y Gramsci en nuestro idioma), pero igualmente “civilizado”. También con sus símbolos marxistas y apelaciones a los clásicos, su obsesión pacifista e institucional (que le costó innumerables sangrías juveniles de donde emergió gran parte de la insurgencia revolucionaria de los 60 y 70) y sus eternas alianzas con el mal menor, con lo más potable de la burguesía que, horror, siempre los terminó “traicionando”. También el PC tuvo sus muertos y torturados. Incluso bajo la dictadura militar de Videla, con la que su dirección política no se llevó mal, tuvo 106 militantes desaparecidos.

Aquel viejo lugar de izquierda institucional hoy en día, con la crisis de la socialdemocracia y la casi desaparición de los PC, pasó a ocuparlo la alianza del PO y el PTS con sus diversos aliados (que han terminado remolcando a una fracción del autonomismo y a un desprendimiento del maoísmo). Nuevamente abundante bandera roja. Infaltable apelación doctrinaria (educando a sus jóvenes militantes con el eslogan: “los bolcheviques se presentaron SIEMPRE a todas las elecciones”, afirmación históricamente falsa que oculta aquellos textos de Lenin que cuestionan la participación electoral a cualquier costo). Retórica encendida –muy agresiva sobre todo con otras izquierdas y con cualquier protesta popular que no vaya dentro del camino institucional, protestas y broncas que son clasificadas livianamente como “foquistas”- combinada con una estrategia cotidiana demasiado suave con el poder que en la práctica, a contramano del discurso, termina subordinando casi todas sus actividades a lo electoral y al reclamo de un lugarcito dentro de las instituciones.

Esa timidez en lo doméstico es acompañada hacia fuera por la falta de internacionalismo real, ya que ambas corrientes principales del FIT se han caracterizado, siempre con retórica encendida y citas de prestigio, por no haber apoyado en concreto ninguna rebeldía antiimperialista/anticapitalista que no cuadrara exactamente con sus esquemas preestablecidos. El único lugar donde participaron (a último momento) fue Nicaragua y la experiencia terminó en un escándalo y una polémica grotesca con acusaciones recíprocas y llamados a juicios entre altamiristas y morenistas en la que es mejor no abundar...

Sinceramente no queremos ofender, pero el sol no se puede tapar con la mano y la historia no se puede borrar en el codo. Al pan, pan, y al vino, vino. No nos olvidamos de las condolencias enviadas por integrantes de estas corrientes electorales a los militares genocidas del cuartel de La Tablada para garantizar certificado de “buena conducta”, el despropósito de haber marchado junto a Blumberg y su “mano dura”, el bochornoso festejo con champán junto a un cuadro histórico de la dictadura militar acusado de ser cómplice en la apropiación de menores en tiempos de Videla. (Tampoco nos olvidamos de todas las anécdotas que nos contaba nuestro entrañable compañero y amigo Gregorio Flores -candidato a presidente del PO en 1983- sobre el funcionamiento interno del PO y la falta de debate de su comité central).
Luego de repetir durante décadas las consignas maximalistas “Huelga general y asamblea constituyente” Altamira termina entrando, por fin, a la legislatura con una consigna bastante menos decorosa… “UN MILAGRO PARA ALTAMIRA”. Apelando al voto-lástima y sin cuestionar la sorna y la cargada de muchos periodistas de derecha extrema que lo promovían desde los medios de comunicación, riéndose de él y de la izquierda (bardeando, para decirlo sin eufemismos, con el “MILAGRO DE ALTAMIRA”) por fin logra ganar algún voto.  Y allí aparecen las sonrisas bien educadas y repetidas en la tele, el pasearse por diversos canales con mejores modales que François Mitterrand y predicando un pacifismo que haría exasperar a Gandhi, todo para subir en las encuestas y ganar algún voto. 
Una verdadera lástima, porque en varios sindicatos lxs compañerxs del PO mantienen una conducta más que abnegada y esforzada. Nos consta. Incluso más de una vez los hemos votado en alguna lista sindical, porque les reconocemos su abnegación.

 No es verso que LOS Y LAS RESPETAMOS. Pero cuando pasan de la militancia sindical a la política general, viene sin remedio el tropezón electoralista derivado de su errónea estrategia institucional. ¿Por qué aceptar sin discutir ni cuestionar ese doble discurso que no deriva de la maldad personal de nadie sino de una estrategia política equivocada y errónea, llevada a cabo incluso por buena gente y buenas personas?

Estas conductas del doble discurso (izquierda roja para la agitación en la asamblea estudiantil, izquierda suavecita y más bien rosa o amarilla en los grandes medios de comunicación) no es exclusiva del altamirismo. La corriente del PTS, aunque tiene luchadorxs valiosxs, respetables y queribles, como algunas abogadas de derechos humanos más que valientes y enormemente solidarias que han enfrentado a milicos y policías, al mismo tiempo repite los mismos tropezones electoralistas e institucionales de sus socios-competidores del PO. Sin hacer una lista enorme, para no aburrir, no nos olvidamos del injustificable artículo publicado el 8 de octubre de 2014 contra el Che Guevara en el nuevo diario del PTS, reflotando la teoría de los dos demonios y poniéndose en este caso puntual incluso a la derecha de Cristina Kirchner quien aunque sea por conveniencia política y viveza criolla jamás haría responsabl e a Rodolfo Walsh de los asesinatos perpetrados por el almirante Masera, mientras que el PTS atribuye a Guevara y a la insurgencia la responsabilidad por las masacres sobre los mineros bolivianos. Triste. Doloroso. Patético.
 Aunque nos cueste que luego nos insulten, hay que decirlo con franqueza.

Desde un principio de realidad y con los pies en la tierra reconocemos entonces que las dos corrientes de Scioli y Macri son electoralmente hoy mayoritarias y de allí saldrá el futuro presidente argentino. Nos esperan tiempos jodidos. También reconocemos, dentro de la debilitada izquierda, que el FIT es hegemónico.

Sin embargo, por todo lo que hemos expuesto y aun RESPETANDO –no nos cansamos de repetirlo-  a muchos amigos y amigas, compañeros y compañeras, que siguen privilegiando y poniendo la mayor parte de su energía en el camino electoral, en este 2015 vamos a votar en blanco, impugnar o directamente no iremos a votar. La lucha de nuestro pueblo no se acaba en estas elecciones. Incluso con viento en contra, hay que seguir remando, con paciencia, perseverancia y tenacidad
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Argentina, julio 2015

Hijos la Plata - Cátedra Che Guevara – Mascaró Cine


 envió M.a.iz- - Gran Rosario

postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28 


 

Compañeros HIJOS- LA PLATA,
CÁTEDRA CHE GUEVARA y MASCARÓ CINE:




Nos han hecho llegar una declaración que titulan: “Elecciones 2015: porqué votamos en blanco, impugnamos o no votamos”. 
Nos comparten su “punto de vista”.

Bien.

Saludamos lo muy saludable: el convite a compartir enfoques, a polemizar, a sembrar fraternidad militante, a fraguar urgentes unidades.

Muy saludable eso. Por eso insistimos: celebramos esa actitud.

Alentados por esa cualidad –tan escasa en estos tiempos-, y asumiendo la implicancia estratégica que concita la “batalla de ideas” para dirimir la crisis civilizatoria, multidimensional del capitalismo en favor de los pueblos, es que nos permitimos arrimarles nuestros modestos aportes.
Las reflexiones que Uds. expresan en dicha declaración nos han inspirado a cotejarlas con un cúmulo de definiciones, análisis y posturas que el colectivo de militantes de izquierda al que pertenecemos viene defendiendo –en paupérrima minoría- desde hace un período a esta parte. Mas precisamente, desde la crisis orgánica que estalló en el 2001.”

Tratar de entender qué pasa? e intentar bosquejar un qué hacer? nos obliga a cierto plus en el esfuerzo analítico. Esfuerzo que debe ser sistemático, colectivo e implacable con lo instituido.
Estamos interpelados por labores de análisis crítico sobre el acopiado histórico del bloque dominante en las últimas cuatro décadas, de desentrañamiento de las lógicas globales de la acumulación reinantes en el capitalismo de época y como éstas se expresan en las condiciones de la periferia capitalista.

Se trata de ejercer –más bien- cierta pedagogía militante y colectiva para un mejor conocimiento de los cambios operados en la base y la superestructura de nuestra sociedad y aportar a un mejor diseño de una estrategia de poder de las clases subalternas

Allá vamos

Con cierto acento de arbitrariedad metodológica hemos clasificado vuestros puntos de vistas en tres (3) premisas. Creemos que las mismas contienen los planteos centrales en el que fundamentan su postura.

PRIMERA PREMISA: “desde 1983 hasta hoy, EL PODER REAL NO SE DISCUTE. No está en disputa, ni siquiera figura en la agenda política como tema posible a futuro. El país que entre 1976 y 1983 remodelaron a sangre y fuego…….. sigue inmodificado”. “La SOBERANÍA ABSOLUTA del capital (local y extranjero) por sobre el pueblo argentino no está en cuestión”
Coincidiendo en general con esta formulación, nos resulta ineludible presentarles nuestras percepciones sobre los posibles porqué?


1/ En Argentina –según nuestro modesto entender- se deben repasar intensamente las condiciones en las que se moldeó el desarrollo capitalista en las últimas cuatro décadas, y se deben re-examinar los signos predominantes de dicho proceso: DERROTA y GENOCIDIO (crisis del factor subjetivo) - TRANSNACIONALIZACIÓN (neo-colonización)- NUEVAS BASES LEGITIMADORAS DE LA GOBERNABILIDAD BURGUESA (nueva institucionalidad legitimante del gran saqueo y depredación sustentada en una nueva relación entre el consenso pasivo electoral y el “vigilar y castigar” criminalizador).

-   El proceso reconoce una etapa fundacional: el terrorismo estatal y paraestatal preventivo. Este proyecto criminal obedeció a un modelo de reconversión regresivo y depredador decidido desde las entrañas mismas del poder imperialista mundial hacia Latinoamérica.

 Genocidio y Transnacionalizaciónfueron los “objetivos básicos” de los sectores oligárquicos, la burguesía financiera y los grupos  del poder económico concentrado (locales y extranjeros) para resolver a su favor la crisis de hegemonía que desde el año 1930 había sido el signo peculiar del inestable desarrollo político del capitalismo argentino (golpes - alternancia bipartidista)

 Una consecuencia inmediata de estos “objetivos” fue el sepelio y partida de defunción para el último proyecto burgués “reformista” intentado en nuestro país: el del gobierno de Perón-Perón. La ilusión del “fifty-fifty” sucumbió ante la brutal transnacionalización. El “Estado de Malestar Global” se impuso a futuro y ofició de sepulturero de su sujeto económico y social: la denominada “burguesía nacional”
 Y también fue el fin de la última ofensiva obrera, popular, revolucionaria iniciada en los 60’. El plan criminal se sustentó –esencialmente- en la derrota subjetiva: “nunca más” utopías rebeldes, sindicalismo clasista, experiencias guerrilleras, ideario humanista y solidario, un “nunca más” a la posibilidad de una “patria socialista”

 Este proceso implicó -no sólo- vertiginosos y calificados cambios de nuestra estructura socio-económica, sino también una profunda modificación de la subjetividad popular. Los valores, las vivencias y hasta la identidad de los actores y sujetos de la sociedad civil sufrieron una intensa reformulación y trastocaron su funcionalidad –trascendente durante la etapa  del capitalismo mal llamado   “distributivo”

En consecuencia, todo análisis que apunte a la profundidad del fenómeno en examen deberá -inevitablemente- fijar su atención en el estudio del acumulado global, histórico, estructuralque hoy detentan los actores y sujetos de clase dominantes favorecidos por el proceso de reconversión que construyó la ofensiva capitalista de las últimas cuatro décadas

O sea, proponemos indagar con atención en los hitos globales que explican la paulatina maduración de la actual lógica de acumulación capitalista,basada -en lo esencial- en:

1) Consolidación del credo del “libre mercado” como signo de benignidad conveniente para los pueblos (desregulación económica y financiera)

2) Naturalización cultural de la tendencia regresiva en la relación CAPITAL-TRABAJO (precariedad e inseguridad laboral, porciones de la fuerza de trabajo en situación de desempleo crónico, caída constante del salario real, baja sindicalización, nuevas estrategias de vigilancia, persecución y represión)

3) Vigorización de un modo de producción de base primarizador-extractivo asentado en el despojo de los pueblos sobre los bienes comunes + contrarreforma agraria + neo-colonización agro-tecnológica + grave daño ambiental + exportación a gran escala + fuga de divisas

4) En las últimas dos décadas, el arraigo de la cultura sembrada por la denominada “economía narco-criminal”

5) Afianzamiento del encierro tecnotrónico, verdadero “ego sistema” de la “personalidad electrónica” (“ciber hombre” - “e-personalidad”). Encierro egoísta al interior de un hardware bajo la ilusión de hiperconexión (virtual)

6) La cartelización mediática y sus estrategias de control a través de los medios masivos. Mensaje único, imagen única, información manipuladora, publicidad consumista y falso entretenimiento. Deformar la realidad para beneficio de las élites. Manufactura simbólica para imponer imaginarios colectivos y una opinión pública funcionales al statu quo capitalista. Artera defensa de la “libertad de prensa” al servicio de la impunidad para sus empresarios y sus negociados, y de los intereses imperiales.

7) “Importación” por parte de ciertas castas gobernantes de las estrategias imperiales de “guerras asimétricas” (guerras contra enemigos difusos), destinadas ainstalar el terror como excusa para militarizar y criminalizar las rebeldías populares, para favorecer el control del sujeto popular y sus territorios, y para facilitar la penetración del capital y la preservación de su tasa de ganancia.

8) Viraje doctrinario ante las “repatriaciones democráticas” post-dictatoriales: de la Doctrina de la Seguridad Nacional al nuevo esquema de las “Democracias Restringidas-Controladas” y las teorías de la “Baja Intensidad” para Latinoamérica (el modelo imperial de la “transición democrática”):

- formato políticode “democracia” amparado en la elitización, la degradación ideológica y la “ingeniería de la imagen” en manos de una estructura auxiliar de consultoras especializadas en técnicas de marketing político-electoral;

- reemplazo del modelo tradicional de partidocracia burguesa por el de una nueva casta burocrática del Estado conformada por colectivos de intelectuales orgánicos, expertos y consejeros (“hay equipo”), productores de una nueva narrativa hegemónica (discurso político de época);

- un plan de “reformismo posible”, que rápidamente oscila de las promesas “progresistas” iniciales a la claudicación ante las necesidades de la acumulación capitalista (lo que O’Donell y Torre califican como características “decisionistas” y “delegativas” de estas “democracias”)

- el reaseguro del esquema de gobernabilidad a través de “opciones de castigo” contra gobiernos con desgaste

Que se vayan todos?

Luego de ser sacudidas y cuestionadas en el 2001 por un impetuoso vendaval de protagonismo popular, las clases dominantes y sus representaciones lograron organizar un plan integral de rearme

El esmero estratégico se planificó sobre las metas de “poner en caja”, de “cauterizar” las revueltas y rebeldías callejeras.Conservando el control y dirección del aparato del Estado, se lo ha utilizado para paralizar u obturar cualquier desarrollo alternativo. El poder y sus intelectuales producentoda una reestructuración de sus programas y compromisos ante las clases populares.Universalizan variadas “reformas” institucionales combinadas con mecanismos asistencial-clientelares, de control social y de creciente criminalización

Lo que no reformulan – y si galvanizan-  es el proyecto de impunidad pergeñado durante cuatro décadas en favor del tándem de empresas y empresarios “vencedores”, cómplices-artífices del terror genocida y beneficiarios de la reconversión capitalista operada en el país
Resulta imperioso valorar toda la energía y esfuerzos puestos por la militancia popular en las resistencias y luchas en la crisis de 2001, pero también resulta justo verificar las limitaciones que permitieron que el establishment hallara escape político a su laberinto, y  que el alto  consenso conquistado por el gobierno “progresista” no solo lograra  el salvataje a la “normalidad” de la institucionalidad burguesa, sino también que la coloquen en el actual estado defensivo.

La coyuntura actual muestra con obscena claridad cómo el bloque de poder perfeccionó y vigorizó la dominación capitalista logrando extrema funcionalidad y continuidad del modo de producción imperante y ha conseguido centralizar las expectativas populares sobre tres variantes electorales que se definen como fervientes defensoras del “modelo” y representarán la captura del 90% del caudal electoral

Creemos que allí residen las razones y los objetos de estudio para una acción política renovada de los marxistas argentinos. Analizar las causas y las consecuencias de la derrota, estudiar las nuevas bases y lógicas de la dominación, imaginar una nueva ofensiva que ponga en crisis las pautas inmorales de la gobernabilidad burguesa


SEGUNDA PREMISA:  “El aniquilamiento físico de la insurgencia en los 70 y la extrema debilidad de la izquierda extraparlamentaria y extra institucional, principalmente de inspiración guevarista (actualmente todavía dispersa) aunque también de otras tradiciones revolucionarias, impide hasta nuestros días volver a poner sobre la mesa de debate y la agenda política el tema central del poder”

También expresamos aquí nuestra coincidencia general con esta formulación, y también nos vemos obligados a presentarles nuestras percepciones sobre los posibles porqué?

Para el abordaje de este fenómeno nos parece elemental inspeccionar debidamente:

1) como llega la cultura de izquierda a la desembocadura de la “transición democrática” luego del genocidio dictatorial.

2) que balances políticos se promueven desde la izquierda radical sobreviviente y desde la izquierda relativamente indemne sobre el atroz anticlímax que provoca la sangrienta derrota.

3)  los moldes ideológicos e instrumentales de la izquierda en una época de “estancamientos” en el “socialismo real”, de ascenso de la Internacional Socialista y el “eurocomunismo” y de apogeo de Reagan, Thatcher, Pinochet, Juan Pablo II
No es objetivo dar respuesta acabada a estos tres interrogantes, ya que intentar dicha tarea requeriría no solo un hermoso tiempo sino todo un esfuerzo riguroso, sistemático. Solo intentaremos someras líneas de reflexión

-   En un breve plazo de 15 años la izquierda radicalizada experimentó –trágicamente- la dialéctica entre auge y fracaso. Sufrió el corte generacional que supone la aniquilación física de sus principales intelectuales. También, el otro corte: la discontinuidad de la experiencia revolucionaria, abortada por el terrorismo estatal. Desde el 83’ a esta parte la pléyade de sus sobrevivientes –salvo escasas excepcionalidades- ha mostrado patéticos “transformismos”, “crisis de fe” y claudicaciones teórico-políticas

 Existió una primera camada de intelectuales empeñados en profesar frenéticas condenas a toda idea de poder y violencia en razón de “la catástrofe del exterminio”. El otro costado de esta operación trasuntó en fervientes convocatorias de conversión al “paradigma democrático”. Provenían de la autodenominada “nueva izquierda”, nacida a principio de los 60’.  Poseían alto reconocimiento por sus filosos, audaces y renovados experimentos teórico-editoriales (Editorial Lautaro, Pasado y Presente, Contorno, Controversia, “Marx y América Latina”)

- En sus inicios auspiciaron la necesidad teórica de un “cambio copernicano en la percepción de la realidad” en contra de los yacentes manuales y anaqueles de la ortodoxia soviética.Fueron decididos traductores de la obra gramsciana junto a Héctor Agosti y apuntalaron sus esfuerzos analíticos “en la ineludible labor de suturar el abismo entre peronismo-antiperonismo”. Los peronistas y su experiencia fueron un desvelo histórico para esta corriente, fenómeno al que caracterizaron como “nacionalización de masas” y como “una forma, un pasaje transitorio hacia una nueva conciencia clasista, socialista”. Coherentes con esa visión alentaban una fusión entre las masas peronistas y los intelectuales desde una identidad socialista autónoma al pejotismo.

 Su adherencia al “oasis democrático” del ’83 la ejercen desde categóricas “reflexiones” del exilio. Resulta de vital trascendencia tomar debido apunte sobre la naturaleza y proyección de estas “reflexiones” :    Se parte de la crisis del marxismo y de los marxistas “porque sus ideas fueron derrotadas con sangre”.

Qué ideas?:

1) La de vanguardia (“elite iluminada” a la que se compara con la “armata” del joven aristocrático Brancaleone);

2) La del rol de la violencia como “partera de la historia” (los “horrores” de la lucha armada como reductores de la reflexión crítica, como primitivismo testimonial, como contrasentidos ciegos, irreflexivos);

3) La del relato utópico (la utopía revolucionaria considerada como “recurso de los débiles”, los que desorientados en cuanto a que hacer o para donde ir incurren en “exceso de discurso utópico”).

4) La de “opción revolucionaria” (ya no tiene razón de ser, el fracaso revolucionario –de manera drástica- implica el fin de la modernidad, porque el leitmotiv de la modernidad era la revolución. La revolución -entonces- representa pasado y fracaso).

5) La del pensamiento crítico (el fracaso revolucionario obliga a repensar el sentido de la crítica y centrarla en el campo de la crisis entre socialismo y democracia. Para tal cometido resultaba imperioso despojarse teóricamente de las categorías “vanguardia”, “violencia”, “asalto”, “nuevo poder”, “revolución”, “socialismo” y perpetuar un pensamiento “crítico” “que ponga en valor el paradigma democrático, el de la transición democrática”.)

 Estas posturas coadyuvaron a entronizar la “narrativa de la democracia” alfonsista que se consolidaba en el seno de la UCR como intelectual hegemónico, comprendiendo más acabadamente la esencia de la época y los cambios operados en la cultura política. El “Ahora Alfonsín” fluyó avasallante favorecido no solo por la inestimable ausencia de la izquierda radicalizada inmolada por el proyecto de aniquilamiento dictatorial, sino también por la crueldad de la derrota y por estas lecturas penitentes. Así, un sustancial sector de almas rebeldes, antidictatoriales, de izquierda, pasaron a integrarse, sumisamente, al ancho paraguas del “progresismo posibilista”

 Los traductores de Gramsci, los teóricos del “marxismo latinoamericano” retractaban su pasado y consolidaban su presente como escribas del paradigma alfonsinista bajo el concepto de “modernización de la democracia” (discurso pronunciado por el presidente Alfonsín en Parque Norte el 1° de Diciembre de 1985).

 “La izquierda, o al menos una gran parte de ella, se liberó lentamente, en los últimos decenios, del mito de la revolución y descubrió poco a poco el valor que tienen las reglas de juego” (“La izquierda en la era del karaoke” – N. Bobbio – G. Bossetti – G. Váttimo – 1997 – pág. 28)

¿Y la otra izquierda?

  La “tendencia revolucionaria” peronista también exteriorizó las huellas de la crueldad del terrorismo estatal. Sumando yerros analíticos y fragmentaciones canibalescas culminó en el sendero del transformismo incorporándose a las filas del menemismo.

  El PC prolongaba su  derrotero reformista: sin crítica a su postura benevolente con la dictadura justificaba otro oportunismo: “votar junto al pueblo peronista” (junto al “popular” Herminio y al “aniquilador-amnistiador” Luder).

-   El morenismo (MAS) haciendo gala de una obtusa negación de la derrota, de una falsa valoración de las causas del retiro dictatorial, transformaba a Alfonsín en el Kerensky argentino y proponía un socialismo eurocomunista “como en Francia y España”

¿Fue todo “derrota”?


  Creemos que no. Que ha habido intentos, esfuerzos y búsquedas significativas de las izquierdas. La lucha contra la impunidad de los 80’, contra la avanzada neoliberal y los indultos en los 90’, la formación del Frente del Pueblo, de Izquierda Unida, el proceso de “viraje” del Partido Comunista en su XVI Congreso (hoy desertado por el neo-oportunismo etapista), las cátedras del Che, la Revista América Libre y el protagonismo en las puebladas rebeldes del 2001, muestran la contradictoria existencia de la izquierda


TERCERA PREMISA:  “En la vida política argentina siempre hubo, desde fines del XIX y a lo largo de todo el siglo XX, un espacio para la izquierda institucional. La protesta tolerada dentro del sistema y que cumple a rajatabla las reglas del orden establecido, garantía de que el sistema de dominación pueda presentarse como pluralista. Flamear de bandera roja, abundante cita doctrinaria apelando a diversos “clásicos”, pacifismo a ultranza, armado de listas sindicales y la principal y gran aspiración a….. cargos electorales….”

¿En que “clímax” cultural hegemónico ha desarrollado su experiencia la izquierda (incluida la “institucional”?

-   El proceso político abierto desde el ’83  a nuestros días lejos de significar un clima de ruptura se transformó en un cauce de continuidadde las “ideas fuerza” del curso neoliberal (“terrorismo de estado + terrorismo del mercado”). Esto ha configurado un contexto degenocidio perpetuado bajo una gobernabilidad plenamente identificada con “pactos” de defensa y compromiso entre variantes políticas que conforman un verdadero Partido Único del Sistema (PUS)

 De un lado quienes cultivaron la cultura de “lo posible” ante la “pesada herencia” de la dictadura. Hicieron apología sobre la imposibilidad de cambiar la “desfavorable correlación de fuerzas”. Chantajearon al movimiento popular en sus luchas bajo la amenaza de “esta democracia o el caos”  e impulsaron la versión de “los dos demonios” por la que pretendieron igualar las responsabilidades por la violencia política de los ’70. Esta concepción ideó y ejecutó un primer capítulo de impunidad vergonzante (Punto Final y Obediencia Debida) y claudicó ante el Pacto de Olivos, verdadero instrumento de galvanización de la transnacionalización económica ( Deuda Externa, ajustes anti-populares, privatizaciones, flexibilización laboral), de la c onsagración institucional de la impunidad para los “vencedores” del modelo, y de la recreación de los mecanismos para el aseguramiento de la gobernabilidad del sistema en instancias de crisis económicas, sociales y político-institucionales (decretos de necesidad y urgencia, súper-poderes, gastos reservados, etc.)

  Desde otro estilo, se practicó la apología y el fundamentalismo de la victoria de la “modernidad”, del libre mercado, la “muerte de las ideas” y el “fin de la historia”. Institucionalizaron la cultura de “lo imposible”, esto es, la no visualización –en el imaginario popular- de otro camino que no sea el de eternización de este presente de sojuzgamiento. A puro cinismo y demagogia contestaron a las esperanzas populares con “cirugía mayor sin anestesia”, “relaciones carnales” e “indultos pacificadores”. Vanguardizaron un vertiginoso proceso de reconversión antinacional y antipopular, que los ha erigido en hacedores de la década más infame de nuestra historia

 Con la huida política de la Alianza se derrumbaron, estrepitosamente, el cúmulo de esperanzas populares generadas ante el “progresismo de los consensos”, que se auto-limita a la ilusión de “compatibilizar” los rasgos voraces y represivos del “Estado-Penitencia” y del “Dios Mercado”. La cultura pragmática y posibilista de “administrar” la miseria congénita del capitalismo esclerosado con “buenos modales” acudió a los Machinea, los Cavallo, los Sturzenegger.
 El auge del frepasismo de 'buen aspecto', aspirante a gestionar el capitalismo “de modo decente” bajo ropaje de “izquierda democrática y reformista” vivió el cataclismo de una estrella nova. La misión política de “moderar” los violentos ajustes, de luchar contra la corrup ción y la politiquería, la pretensión (ficción) de recuperar “simetrías perdidas” y la plañidera socialdemócrata de compensar a los pobres con alguna cuotita extra de la inmensa masa de ganancias monopólicas mostró sus límites históricos.
 La “renovación y modernización” de la política que solo se propone negociar límites dentro de un "capitalismo regulado" sucumbió con estrépito y se acreditó que estos partidos no tienen siquiera un programa reformista: se limitan a negociar modalidades menos duras de vehiculización de los proyectos e intereses del capital transnacional

¿2001, Crisis orgánica?


Fuimos -en su momento- partidarios de abrir una discusión que fortaleciera la salud del movimiento de izquierdas y aportar -desde una lectura propia- al debate abierto por los datos y realidades de aquella coyuntura. No pretendimos enumerar verdades reveladas, sino intentar respuestas a las interpelaciones que el escenario de crisis no resuelta nos presentaba, y conformar un cuadro  de previsiones sobre  los contextos posibles en los que ésta podía desenvolverse

-    Partíamos de la noción básica de que toda crisis en el bloque de poder no necesariamente representa una “crisis orgánica”. En el caso, afirmábamos que la inestabilidad en el sistema no era repentina sino producto de un prolongado proceso de maduración, pero que todavía no manifestaba un rasgo inherente y fundamental a ella: la coexistencia de una “crisis de hegemonía” en las clases dirigentes, por un lado, y por otro la aparición de un “nuevo sistema hegemónico” que lograra direccionar el proceso de la lucha de clases hacia una ruptura con el orden capitalista.

-    Como consecuencia de ello, postulábamos que resulta necesario asumir que en todo este prolongado período los ciclos de crisis no han sido provocados por la iniciativa política organizada de las clases populares, sino que se han desatado como consecuencia de estridentes fracasos políticos de las clases dominantes y sus diversas representaciones.

-    Otro dato que proponíamos registrar es que las luchas, las movilizaciones y “puebladas” protagonizadas exhibían, en general, rasgos de espontaneidad inorgánica y carencia de autonomía en relación a los mecanismos de cooptación y control que resguardan al sistema. De esta manera, a las clases dominantes les resultaba todavía posible recrear todo tipo de manipulaciones y maniobras para “cauterizar” los caminos abiertos por la rebeldía popular, bloquear las posibilidades políticas de una alternativa popular y empujar otra vez a las clases subalternas a la pasividad política.

 Las perturbaciones y desobediencias instauradas por la revuelta popular del 2001 pudieron ser, transitoriamente, acotadas, contenidas y castradas de toda perspectiva de cambio político real. Los temas de la agenda popular orientados por el “que se vayan todos” fueron paulatinamente desmontados y conducidos a la reinstalación de la “normalidad institucional” que concluyó con el “nos quedamos todos”. Para ello el poder echó mano a variados mecanismos de control y disciplinamiento combinados:

1) Un dato no menor que debe necesariamente puntualizarse es el que refiere a la conservación del control y dirección del aparato del Estado, cuya utilización fue dirigida a impedir toda posibilidad de desarrollo alternativo. Un componente inicial de esta operación fue el empleo del método históricamente preferido por el poder en nuestro país: el terror preventivo.Los asesinatos del Puente Pueyrredón son fundacionales del nuevo clímax político pretendido por el bloque dominante. Se ejecutan con carácter anticipatorio, buscando caladura en el chantaje represivo sobre la protesta y movilización popular y en restablecer –paulatinamente- la “estabilidad y el orden” del sistema. 
El proyecto de represión estatal siguió desplegando un discurso de “disciplinamiento autoritario” e incrementó la descalificación de las postu ras de lucha bajo la compulsión de “gobernabilidad o caos”. Se profundizó el plan de persecución y hostigamiento hacia los luchadores mediante métodos de intimidación, amenazas y hasta la reedición de torturas y vejámenes. La judicialización del conflicto  y el impulso parlamentario para la sanción de las leyes regresivas de la “propuesta Blumberg” fueron la política estatal excluyente.Con esta ideología se promovía la manufactura del miedo en la población, se justificaba el control policial que garantiza al sistema y se criminaliza a los oprimidos y no de los causantes del genocidio político y social

2)  Se produjo toda una reestructuración de sus programas y compromisos con las clases populares,acorde con la debilidad congénita que la profunda crisis de representación política había generado y a la descomunal carestía y hambruna que azotaba a los excluidos. Por este camino se institucionalizan y nacionalizan mecanismos de asistencia clientelar y de control social, cuyas consecuencias y dimensión siguen siendo un tema de polémica actualidad

3)  Se ddepuró y recreó las bases de la dominación política mediante la renovación de consenso electoral pasivo, procurando reinstalar estados temporales de “gobernabilidad”  funcionales a la continuidad de sus recetas ajustadoras y represivas. Para ello, el bloque de poder propagandizó hasta el hartazgo una “única idea”: ubicar la disputa política central por la superación de la crisis en el terreno que éste ha utilizado de manera principalísima en los últimos 20 años. 
La “metamorfosis” operada en las fuerzas políticas tradicionales representaba la táctica elegida para dilucidar cuál de sus intelectuales aseguraba mejor el sostenimiento del nuevo consenso. Entre los tres candidatos del PJ y los tres de la UCR se condensaba el “corralito de crisis” con todo tipo de ofertas e ilusiones: derecha autoritaria y dolarizadora, proyectos “nacionales y populares”, “progresismo decente”, “capitalismo serio” con “gobernabilidad alternativa”. En todas sus fórmulas y adhesiones se verificaba una confluencia activa con el partido militar, los sindicalistas “gordos”, el frepasismo residual y la derecha vernácula

 Un acertado análisis del actual escenario requiere registrar y analizar críticamente:
 1) El esmero estratégico puesto por las clases dominantes y sus representaciones para “poner en caja”, “cauterizar” las revueltas y rebeldías callejeras del 2001 y organizar hasta nuestros días su propio plan integral de rearme
2) El modelo de democracia reinante, verdadera ingeniería cultural-hegemónica (“ingeniería de la desideologización y la mentira”) que le permite al establishment hallar escape político a sus laberintos, encubrir o distorsionar los debates estructurales y recrear un alto consenso pasivo electoral para el salvataje de la “gobernabilidad” burguesa.
 3) Los límites teóricos, políticos, sociales y culturales que aún condicionan el desarrollo alternativo-revolucio nario (“crisis de alternativa”).
 La actual coyuntura muestra que a pesar de la maduración de un nuevo período de crisis cíclica, insumo inherente del desarrollo capitalista en Argentina, el bloque de poder perfeccionó y vigorizó su dominación, logrando mediante el sentido general del voto plebiscitar la continuidad del modo de producción imperante: primarización biorentista, narcotráfico, imperio inmobiliario, renta financiera, precariedad e inseguridad laboral, criminalización. Logró concentrar, centralizar las expectativas electorales sobre tres variantes que no ocultan ser fervientes defensoras del “modelo”,  y que se muestran homogéneas culturalmente y definidas políticamente dentro de la tendencia principalde creciente derechización conservadora y “manodurista”

-   Tampoco deberíamos perder de vista del rol estratégico que juegan los medios de comunicación y las “consultoras” colonizando a la sociedad con falsos debates, operaciones multicolores y con la “dictadura de la imagen”. Un dato negativo  es que las opciones “alternativas” de la izquierda no antagonizan con esta estética del no contenido y proyectan su propaganda bajo el formato del “candidato sonriente”, imagen que se sobrepone sobre otras mas identificatorias de la izquierda (resistencia, grito, rebeldía, arte, marcha, bronca, etc.) y que suple la referencia a la problemática cotidiana, estructural de nuestro pueblo.

 Junto a esta tendencia predominante, empieza a desenvolverse una tendencia minoritaria representada por el despunte de la izquierda como un actor presente y legitimado en la disputa social, cultural y político-electoral. En medio de un proceso eleccionario caracterizado por el propósito de transformar la contienda en el campo del “reality” televisivo y el “voto consumo”, por la descomunal inversión de dineros y recursos por parte de las representaciones del sistema y por una preocupante tendencia derechizante, la izquierda ha alcanzado el no despreciable objetivo de mantenerse como un dato de la política nacional

-    No le ha sido gratuito a la izquierda (desde el 83 hasta hoy) enfrentar el inusitado chantaje de aparatos y usinas del sistema que pretende presentarla como “anacrónica”, como “ghetto testimonial” o como una extravagancia propia de la museología. No le ha resultado placentero hacer frente al plan que intenta desautorizarla en aras de corroer su proyección y desarrollo, de legitimar la continuidad capitalista. No ha resultado fácil cuestionar los parámetros reaccionarios que alientan la “inviabilidad” del paradigma solidario y humanista, aquellos que auguran la muerte de los ideales revolucionarios y la pérdida del rumbo de las izquierdas políticas. No han sido pocas las ocasiones en que hemos tenido que plantarnos ante una extensa variedad de profetas a sueldo que pronostican que el proyecto de un mundo radicalmente distinto ha entrado en una crisis sin retorno. Ha defendido la izquierda -hasta la sangre- su derecho a resistir el intento neoliberal de naturalizar la expansión del modelo de “democracia” de los explotadores como forma de “modernización” a costa de la liquidación del ideal revolucionario.

 Tomar debida cuenta de esta perspectiva (despunte de la izquierda) no implica que consideremos que esté resuelto de ahora y para siempre lo que consideramos un espacio político vacante: la de una real alternativa anticapitalista. La izquierda trotskista tradicional –que es la que mas impulso y desarrollo político ha logrado tras el fracaso de las dos opciones políticas emergentes por (centro)izquierda frente a la hegemonía K: Proyecto Sur y la Constituyente Social- expresa una gastada cultura vanguardista, sectaria, que rechaza todo concepto de“izquierda plural”.

 Las actitudes ambivalentes de De Genaro, su adhesión a los “modelos progresistas” de la región (PS uruguayo – PT brasilero – Concertación Chilena), su concepción de construcción de fuerza política basada en la “referencia personalista” (propia del “chachismo”, “lilismo”, “pinismo”) y su política de alianzas expresan los límites y  los viejos vicios del denominado “centro-izquierdismo”
Es en el marco de esta historicidad en la que queremos debatir el rol de la izquierda en la lucha de clases y las instituciones. Nos consideramos parte de una tradición que siempre ha señalado los límites del parlamentarismo y los peligros de aletargamiento en la izquierda si se aceptan como inmutables y sacras “las reglas de juego democráticas”

En otras palabras, no es nuestro sentido ni objetivo principal la galvanización de dichas reglas de juego. Todo lo contrario, somos partidarios de la opción revolucionaria. Nos resulta inaceptable la propiedad privada sobre los medios de producción y la democracia parlamentaria como componentes inmodificables

Ello no implica que nos desliguemos del imperativo de presentar ante nuestro pueblo un nuevo proyecto de representación, un modelo transicional de elección popular que modifique sustancialmente la relación entre dirigentes y dirigidos, entre gobernantes y gobernados.

Tampoco consideramos que pueda enjuiciarse la “pureza”, “abnegación” u “honestidad” revolucionaria por participar de los procesos eleccionarios. No nos animamos a calificar -apriorísticamente- bajo el par “acierto-yerro” una determinada actitud táctica. La verdad a dilucidar es si ese comportamiento coyuntural aporta -calificadamente o no- a una perspectiva estratégica (se trate de una postura abstencionista o de participación efectiva)

Tenemos claro que esa verdad no la esclareceremos en un estéril contrapunto de “cita contra cita” de nuestros “clásicos” (en el derrotero de las “dos bibliotecas”, de los “usos” o de las “traducciones”)

“Quien tenga patria, que la honre; y quien no tenga patria, que la conquiste”.
José Martí

Algunas de nuestras premisas:


-   El movimiento popular y las izquierdas deben asumir el gran reto de probar que son capaces de articular las rebeldías de los pueblos y de fundar un nuevo proyecto hegemónico: organizar la esperanza de millones de oprimidos y transformar en deseable una nueva tesis civilizatoria: el socialismo

 Para ello se impone modificar esencialmente una variedad de moldes analíticos, de esquemas de construcción del pensamiento, de relación con el sujeto popular, de la instrumentalidad de la acción.Solo así se podrá tomar debido apunte de como la dominación burguesa se ha complejizado, universalizando sus credos e instituciones. Es en el plano subjetivo, fundamentalmente, donde el capitalismo muestra su vigor de época y allí reside el desenlace estratégico. Su fortaleza radica en la “manufactura simbólica”, en la imposición de su totalitarismo ideológico y de sus mecanismos de consenso-represión. Ha logrado segmentar al sujeto popular, ha universalizado el “individualismo de masas” como cultura predominante y ha naturalizado como inmodificable y eterna la división entre gobernan tes y gobernados

-   Habrá que indagar profundamente –también- sobre los obstáculos, los inconvenientes, las dificultades actuales del proyecto socialista. En el movimiento popular y en ciertas “oposiciones” políticas que invocan rebeldías y sueños emancipatorios, se evidencian variados síntomas de “crisis de fe”, de inercia militante, de deterioros en la voluntad, de ausencia de “alma colectiva”, de renuncias a los temas del poder

-   En las izquierdas se expresa, en general, una marcada descomposición de éticas e ideales. Algunos se resignan o vacilan ante la posibilidad/necesidad de retar al sistema rearmando alternativas radicalizadas al dominio imperante. Otros, rellenan sus formularios con la gastada cultura aparatista y la banalidad dogmática. Esa es la verdadera dicotomía que hoy esteriliza al progresismo y las izquierdas: vegetar dentro de la institucionalidad burguesa por la vía del pragmatismo posibilista, o reproducir como autómatas órdenes emanadas de un aparato todopoderoso y cerrado, ajeno a la dinámica popular

-   Tomemos debida nota de estas letales limitaciones y de toda la gama de resabios dogmáticos, aparatistas y autoproclamatorios que siguen constituyendo los rasgos predominantes que identifican a las izquierdas  y que nos apartan de una relación orgánica con el universo popular. Otro elemento negativo es el marcado “estatalismo” de sus camarillas dirigentes, el culto acrítico hacia estos líderes augustos, sempiternos y  eternizados en sus cargos. Por esta senda las izquierdas reproducirán las aberraciones históricas conocidas en los modelos de transición a una nueva sociedad en el que un partido omnipotente establecía la “felicidad” y la “solidaridad” por decreto. No resignemos el rol de potenciar y de estimular la espontaneidad, la creatividad y la irreverencia popular, y no asumamos el gesto autoritario de decretar su muerte.Desde la izquierd a, y bajo nuevas premisas y métodos, aportemos a dar respuesta a la grave crisis de representatividad construyendo una identidad política común de los desposeídos bajo una clara pertenencia revolucionaria.

 Debe ser materia de análisis –también- la experiencia del “autonomismo”, como corriente que ha crecido e instalado como opción política desde la crisis del 2001 –fundamentalmente entre la militancia juvenil- y se ha proyectado ante el fracaso de la Constituyente Social y el desbarrancado Proyecto Sur. Esta nueva identidad proponeun dinamismo diferente en el desarrollo de las luchas y la organización popular: “La nueva política se hace en el territorio”. Por lo tanto -en sus inicios- para esta corriente asumir la lucha política presuponía un rechazo sustancial a la política institucional y su retórica electoral-parlamentaria. Este “formato” teórico-político del denominado “autonomismo” es presentado por sus cultores como atributo de una “nueva política” revolucionaria cuando en realidad denotaba –inicialmente- impotencia y renuncia a la disputa real por otro poder
Al amparo de estas ideas se justificaron las mas patéticas prácticas del reformismo asistencialista “entre los explotados”, y se promovió la peligrosa fractura del movimiento social con la necesaria labor política, ideológica y cultural. Con este campo de teoría y prácticas políticas se impone polemizar sobre sus propuestas de “revisar críticamente” todo el cúmulo de errores políticos transitados por los marxistas y de cumplir con una 'relectura del marxismo'. Estas posturas de la “nueva izquierda” pronostican el ocaso de los presupuestos teóricos de base que dieron nacimiento y entidad a la izquierda y aseveran estar elaborando su propia “crítica no marxista” de la sociedad c apitalista. Desde estos ataques al “dogma marxista”  y a los actuales fracasos de la “tercera vía”  fantasean con la idea de perfilar un mundo nuevo “sin repetir las estructuras de poder de siempre”.

El proyecto de “horizontalizar los poderes” es presentado por “la nueva izquierda” como “la nueva utopía del pensamiento y la práctica política contemporánea”, que permitirá la emergencia del nuevo sujeto político y social empeñado en superar y trascender todas las fórmulas ya conocidas de explotación, opresión y de alienación de las sociedades capitalistas y socialistas. En la actual etapa manifiestan un giro copernicano respecto de sus posturas de origen y han decidido participar en los procesos eleccionarios. Su propaganda, discurso y estrategia central se ubican dentro d el concepto de la “Democracia Radical”. 
La nueva “izquierda popular” se autolimita a gestiones de modernización y democratización de las estructuras e instituciones capitalistas, labor que realizarán en y desde la institucionalidad vigente para el rediseño asociativo de la sociedad. Con esta visión, las luchas corporativas y democráticas anticapitalistas dejan de asumir sus características de inmediatez y parcialidad paliativa y se tornan finalidad principal de su proyecto. 
Los cambios políticos de fondo son considerados “imposibles de una vez” y el proceso de lucha de clases queda confinado a “pequeños pasos de hormiga” que, evolutiva y progresivamente, completarán la innovación del sistema capitalista.
 Planteamos que una cosa es nuestro deber de reconsiderar, de revisar críticamente nuestros postulados y nues tra práctica en el complejo marco de la lucha por la emancipación humana, pero otra cosa muy distinta es claudicar y desechar las ideas de revolución para un nuevo poder.

 Un nuevo concepto de socialismo debe romper con la superstición, con la religiosidad.   El “socialismo del siglo XXI” no puede ser un talismán. Sí debe ser resultado de una prolongada y profunda lucha política e ideológica donde lo trascendente sea la “revolucionarización” delas conductas, de la moral, del compromiso, de la coherencia. Una verdadera gesta humana que exprese voluntad y compromiso por anticipar, por predecir esa nueva mañana poblada de hombres y mujeres nuevas

-   Se requiere de una nueva mística que conquiste adhesión por su capacidad de crear realidades y hábitos antagónicos a las del capitalismo. Que construya identidad por sus posturas de cuestionamiento integral a las pautas inmorales y degradantes de este presente de genocidio, miseria y sumisión a escala planetaria. Que se atreva a enfrentar, en todos los terrenos posibles, los mecanismos y pautas ideológicas en la que basa su sometimiento la dominación capitalista. Su aporte militante sustancial será el de contribuir a un nuevo paradigma popular y revolucionario bajo premisas de ruptura con el orden capitalista imperante. Un nuevo poder, el del pueblo, sin explotadores ni explotados, con dignidad liberadora y auténtica soberanía.

 La identidad y las formas organizativas (unidad popular/movimiento de izquierda) deben reconocer como punto de partida la existencia de disputas sobre un amplio y riquísimo proceso de creaciones, rupturas, reagrupamientos y nuevas formas de organización popular que no poseen, todavía, definida direccionalidad política unitaria. Por lo tanto la creación de una alternativa revolucionaria debe definirse a partir de lo que el pueblo está creando, y no al margen ni detrás de él. Lo nuevo y superador implica constituir nuestra identidad y acción militante como un componente orgánico de este proceso de reformulación a partir de un nexo con las masas absolutamente inédito: el poder popular construido por el pueblo y para el pueblo, en el que confluya la experiencia actual y el vastísimo historial de la clase obrera y el movimiento popular.

 Debemos replantear la práctica militante. Su orientación esencial debe ser puesta al servicio del real protagonismo popular,  clausurando toda banalidad hegemónica o dogmática. Se debe cuestionar toda propuesta “prefabricada” o contaminada de “paternalismo” que en definitiva no hace más que contribuir a potenciar la “vieja cultura” de deformaciones aparatistas y clientelares tan predominantes en el campo de la política argentina. Se hace necesario que el proyecto apunte, esencialmente, a que todo lo contestatario, rebelde, combativo tenga un cauce organizativo y dirección política común, que sea “creación heroica” del pueblo desde una clara definición de izquierda.

 También nuestro esfuerzo pretende aportar a la generación de un polo unitario de acumulación social y política, que exprese una articulación amplia y abarcadora de la diversidad de pertenencias, identidades y experiencias de sus actores, tanto en el campo de la lucha social y política, como en el ideológico.
No acotamos nuestra propuesta de articulación unitaria y movimientista  solo a los sectores proclamados marxistas.
No exigimos un mismo y único punto de partida ideológico, si apostamos a reagrupar el activismo y los luchadores populares desde un sistema de convicciones y planteos políticos basados en la necesidad de superar el capitalismo. Hace falta en el campo de la izquierda una ruptura con enfoques y prácticas conservadoras que observan con prejuicio y subestimación toda práctica que no se inspira en su s luchas en las fuentes del “marxismo-leninismo”. 
La historia de la lucha de clases en nuestro país y en Latinoamérica abonan seriamente la tesis de que fuera del marxismo existen identidades y pertenencias para abonar una propuesta revolucionaria.

-   Apostamos a una práctica política  que ubique al militante como sujeto creador de iniciativas y no como simple reproductor de órdenes emanadas de un aparato todopoderoso y cerrado, ajeno a la dinámica popular. Pretendemos poner en correspondencia el rol dirigente de nuestros militantes con su reconocimiento popular, aportando a una nueva dialéctica entre “gobernantes y gobernados”, entre “dirigentes y dirigidos”.
 La izquierda no debe proclamar sino encarnar los ideales y anhelos populares, despojándose de todo resabio eurocentrista y de toda soberbia ilustrada que en general la colocan como una fuerza ajena a las vivencias populares

¿Podremos imaginar un futuro ciclo de crisis provocado por la iniciativa organizada y planificada por las clases subalternas? ¿Podrá la estrategia de unidad de las fuerzas populares y las izquierdas dejar de ser una consigna y un redundante discurso para constituirse en una nueva referencia e identidad política de masas? 
 ¿Acertaremos en los planes y métodos de organización del sujeto popular que mejor contribuyan a la acumulación política alternativa? ¿Seremos capaces de lograr en nuestra militancia las transformaciones subjetivas necesarias para una práctica y pensamiento político basados en valores antagónicos a los instalados por la cultura capitalista? ¿Seremos capaces de superar el estado de vejez conceptual y metodológica que nos aqueja como izquierda? 

 El establecimiento de los posibles caminos (y atajos) que elegiremos para responder a estos interrogantes deber& aacute; presidir cada instancia de debate y práctica militante. 
No apostamos a fórmulas abstractas y blindadas, si a creaciones heroicas y apasionadas que demuestren en la práctica su capacidad de conmover y convocar a cientos de mujeres y hombres a conquistar una nueva patria a pura utopía.


Gran Rosario – Julio de 2015

M.a.iz. (Movimiento Amplio de Izquierda)
 
M.a.iz - postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28




Esperpento AMIA - el bocón Aviran se deschava





En enero de 2014 el inefable ex-emba de Israel en Argentina (1993-2000) en una entrevista telefónica desde Israel con la AJN (Agencia Judía de Noticias), se despachó con algunas declaraciones impactantes. La que más revuelo causó fue: "que los que habían perpetrado los bombazos de Baires ya habían sido eliminados por ellos", ver:

 "AMIA/Atentado. Aviran: “Gran mayoría de culpables no está en este mundo, y lo hicimos nosotros”, www.prensajudia.com/shop/detallenot.asp?notid=36200.

Pero en los 11 min. que duró la entrevista(se puede escuchar completa en: https://www.youtube.com/watch?v=m852nGrwRfE), se despachó también con otras perlitas más reveladoras todavía, que sí ponen en evidencia la tremebunda falsificación AMIA y el rol del gobierno de Israel en ésta
En los primeros minutos explica lo singular de que el 18 de julio de 1994 se encontrara a unos 200 mts. de la AMIA cuanto ésta voló. Según él todas las semanas se reunía en la Embajada con los presidentes de la AMIA, DAIA y OSA (no dijo para qué, pero es fácil inferirlo), pero que ese lunes, vaya a saberse porqué, "estaban cerca de la AMIA"(¡los 4!), y que entonces Crupnicoff, el presi de ésta entonces, propuso hacer la reunión ahí. Tener en cuenta de que como estaba en refacciones no era el lugar más indicado para hacerlo(aunque más adelante mostraré como Crupnicoff mismo lo desmiente), pero "como el café en la AMIA era muy malo"(sic), cuando iban hacia ésta decidieron ¡hacer la reunión en un bar!, y "a los 10 minutos que estaban en éste, vol& oacute; la AMIA"(sic y re sic)

Al minuto 2:00 queda clara la verdadera razón de su oportuna presencia "cerca de la AMIA": era para llamarlo inmediatamente a Menem para imponerle la "ayuda" de los "rescatistas israelíes", que llegaron al país el 19J a la noche para hacerse cargo de la zona de la explosión, y entre otras cosas instalar el falso coche-bomba, que es la base sobre la que se ha montado todo el encubrimiento de 21 años. Al final mostraré como estos "rescatistas" fabricaron el tal engendro explosivo móvil virtual.
La premura fue esencial para lograr ese objetivo, porque al poco rato de ese llamado a Menem, a éste lo llamó el general Balza para ofrecerle los equipos de rescate que había preparado el ejército luego del bombazo en la emba de Israel, que contaba con equipamiento de alta tecnología y personal capacitado.

Menem rechazó el ofrecimiento de Balza, tenían que ser sí o sí los israelíes los que lo hicieran, resultando que sin ninguna razón, los 2 primeros días, que son cruciales para el salvataje de víctimas, no hubo un rescate profesional que podría haber salvado vidas.

En el minuto 2:32 aparece mencionado Dov Shomorak, que había sido su embajador cuando él había sido el 2do. de la embajada en Buenos Aires. "Casualmente" éste fue el enviado secreto de Rabin que vino deguisado entre esos "rescatistas israelíes" para "acordar con Menem la versión que se iba a dar sobre el atentado", según lo descubrió Verbitsky a partir de cables secretos de Cancillería y lo público para el aniversario 18J de 2004, ver: 

"La InfAMIA - A 10 AÑOS - EL ACUERDO MENEM-RABIN PARA NO INVESTIGAR", www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-38318-2004-07-18.html

En el minuto 4:44 "se acuerda" de Timerman(de Héctor y de su padre) y del acuerdo con Irán, que es sólo un instrumento jurídico/diplomático original y posible para que los iraníes puedan ejercer su derecho de defensa y se destrabe la causa. NO para investigar el atentado, que es una obligación indelegable del estado nacional, y en lo que ni Irán, ni ningún otro estado, puede tener algo que ver

Entre el minuto 5:20 a 8:00, surge de nuevo el tema de la inmediata llamada a Menem, porque al entrevistador le llama la atención que en lugar de reclamarle a éste por la reiteración del atentado, sólo le haya ofrecido "la ayuda" de Israel.

En el minuto 8:25 lo elogia a Menem y al final ¡a Galeano! y a su "trabajo", que según él había sido muy bueno, agregando que luego de que éste fuera destituido no se había hecho nada, y encima se había firmado el acuerdo con Irán
Crupnicof lo desmiente pocos días después, también en una entrevista con AJN: ver: 
"AMIA/Atentado. Presidente en ese momento se pregunta cuánto más hay que esperar respuestas", www.prensajudia.com/shop/detallenot.asp?notid=36811, donde dice que cuando voló la AMIA estaban en radio JAI (a unas 10 cuadras de la AMIA), y nada dice de que hubieran tenido la intención de hacer la "reunión semanal" en ésta, y que finalmente la hubieran hecho en un café
El documental "AMIA REPETITA"(https://www.youtube.com/watch?

v=YfI5pcXAbaE&app=desktop), estrenado el año pasado, muestra como el jefe de los "rescatistas israelíes", general Livne, instala el coche-bomba falso.
En el minuto 25:16 comienza una entrevista a éste, hecha en el lugar la noche del lunes 25/7/1994, poco después que los "rescatistas" alegaron "encontrar" ¡sin testigos!(plantaron) el trozo(pequeño pero ¡con el Nº de identificación intacto!) de block motor de la Trafic vendida por Telleldin, que a partir de ahí pasó a ser: "el motor de la Trafic", pero que no era precisamente "un motor" 

Éste dice ahí(miente alevosamente) "que habían encontrado partes del coche-bomba con restos del conductor suicida"??? y que había un cráter que había dejado éste, tamaño pileta de natación, que se extendía en la vereda y calzada. En el minuto 26:49 hay una foto de varios días después de la explosión, del sótano, donde se ve la pared de éste sobre la línea de edificación en la zona de la puerta ¡intacta!. 
 Obvio, que entre las 200 mil fs. del voluminoso expte. no hay una sola foto que muestre el tal "cráter" o algo que se le parezca

La verdad de la milanesa es que no hubo ningún cráter en la vereda, y menos en la calzada.

Donde sí hubo una suerte de "cráter" fue en la pared medianera que da a Tucumán, y fue el hueco que se produjo ahí y que se ve en muchas fotos, por ejemplo en el minuto 12:23 del documental, en la declaración del Dr. Labaké, atrás a su derecha, en la tapa de su libro "AMIA/Embajada, ¿verdad o fraude?", está la tal foto

Este hueco fue provocado por la acción directa de la onda expansiva con vértice en el interior y produjo, al proyectarse hacia el exterior, la rotura de la columna de la línea de edificación, claramente de adentro hacia afuera
Es imposible que una única carga explosiva en la vereda en la zona de la puerta(el bolazo del coche-bomba) pudiera haber producido el hueco en la medianera a unos 8 mts. y nada le hubiera hecho a la pared del sótano
Esperemos que los muchachos de la nueva UFI AMIA lo traigan de las pestañas a declarar a Aviran y a otros relacionados con sus dichos, y que investiguen la existencia del controvertido(inexistente) coche-bomba, que es la divisoria de aguas de la investigación: si hubiera existido habría que mirar para el lado de los musulmanes, pero si no(como es fácil probar que ocurrió), hay que hacerlo para el lado de los enemigos de estos


J.PETROSINO

JP - postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28


 

postalinas


Osvaldo Maidana (1947-2015)


Ayer recibimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero Osvaldo Maidana, corrector de la diaria desde la primera edición.
Trabajó antes, entre otros medios, en Mate Amargo, y mantenía contacto fluido con muchos otros tupamaros. Cada tanto nos mostraba alguna foto vieja en la que aparecía con Mujica o con Fernández Huidobro, a la salida de la dictadura. 
Es que, más allá de diferencias y calenturas, El Negro pertenecía a esa gran familia, compartía esa sensibilidad y esa identidad que desde hace muchos años no implican formar parte de la estructura del MLN-T. Se le notaba en cierta jerga, en su manera de interpretar los hechos y hasta en cosas chicas como hablar en un susurro, como quien te cuenta un secreto. A muchos los seguía viendo en las cazuelas anuales del grupo solidario Ibiray, un espacio de ex presos y militantes sociales que recauda fondos para atender a gente sin recursos o con problemas de salud. Todos los años pedía una nota sobre esa actividad.
Otro clásico eran las coberturas del Día de los Trabajadores, cuando les pedía a los letristas de la redacción que no se olvidaran de mencionar a la columna Cerro-Teja, que orgullosamente integraba. Era tan fanático del Cerro como del Club Atlético Cerro y del fútbol en general. Escuchaba los partidos por radio y más de una vez, mirándolos en la tele, nos enteramos de los goles por sus gritos. 
El Negro era el más veterano de la redacción y era un tipo a veces hosco, con una generosidad clandestina, como lo sabe más de un compañero del diario que recibió de él algún regalo imprevisto, para sí o para un hijo
Fue también periodista, pero se dedicó sobre todo a una labor invisible, que bien hecha regala prestigio a otros y sólo pasa al frente para comerse garrones. Pertenecía a una especie de correctores que se va yendo con su generación: de los que no se arrimaron al oficio mediante cursos formales, sino sólo por el amor a lo escrito de quienes leían mucho y a fondo aunque ése no fuera su trabajo; con una gran acumulación de eso que se llamaba “cultura general”, por haber tenido que manejar durante décadas textos sobre las cuestiones más diversas y haberse sentido responsable de aprender sobre todas ellas; con una trayectoria que lo llevó a compartir redacciones y sus alrededores con muchos grandes, aquí y en Buenos Aires; memorioso custodio de historias y anécdotas, que siempre tenía dos o tres cosas que agregar y tres o cuatro que discutir en la conversación s obre cualquier asunto
Julio parece ser un mes especialmente complicado para nosotros: hoy, cuando compartimos esta triste noticia, se cumple además un año de la muerte de Marcelo Jelen.

la diaria  vier 24/7/14



La situación política y el paro general del 6 de agosto(Charla-Debate)


viernes 31 de julio 18 hs Agraciada 2347,  Montevideo

El PIT-CNT convocó a un paro general de 24 horas para el 6/8, frente a las pautas salariales de miseria que aprobó el gobierno y al recorte del gasto estatal. Está aplicándose un AJUSTAZO en regla contra el pueblo trabajador, impuesto por las cámaras empresariales y el FMI, a través del gobierno del Frente Amplio.

Para debatir la situación política, y organizar un paro general ACTIVO e impulsar su continuidad en un plan de lucha, te invitamos a una Charla-Debate el viernes 31/7.



QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS!


Partido de los Trabajadores de Uruguay

postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28



La crisis de la Deuda de Ucrania




Elaine Moore, Financial Times, 24 de julio 2015

[ELLOS LO DICEN, este es un artículo de un medio de prensa bien conocido como representante de los capitalistas financieros británicos (aunque ahora fue comprado por los japoneses, hablando de crisis)
 FM


Ucrania se encuentra en medio de una crisis financiera en su lucha por hacer frente a las consecuencias de la anexión de Crimea por Moscú y continuar la guerra contra los separatistas pro-rusos. El Fondo Monetario Internacional y otros partidarios occidentales han prometido su apoyo, pero sin un acuerdo de reestructuración de la deuda, Ucrania está prácticamente en default,  desestabilizándose el Estado y alterando las relaciones geopolíticas entre Rusia y Occidente.


La economía de Ucrania está por los suelos

Ucrania ya estaba sumida en una desaceleración económica cuando la sangrienta revolución pro-europea de Maidan llevó a un colapso dramático al gobierno anterior a principios de 2014.

Los acontecimientos que siguieron, incluyendo la anexión rusa de una franja de tierra en el sur y la lucha con los separatistas pro-rusos en el este, han profundizado la recesión, desplomado la moneda de Ucrania - hryvnia - mientras  la deuda ha aumentado al 100 por ciento del PIB .

El FMI ha intervenido con un acuerdo de rescate  40 mil millones de dólares, pero que depende de la cooperación de los acreedores privados, uno de los cuales es Rusia ...


Los pagos de deuda están subiendo rápidamente


En total Ucrania quiere reestructurar 15.3 mil millones de dólares como parte de los 40 mil millones de rescate que el FMI dice que el país necesita para tapar el enorme agujero en sus finanzas. Kiev ha incluido una serie de bonos en poder de las organizaciones respaldadas por el estado, además de bonos soberanos con el fin de repartir  un poco la carga.

Pero después de meses de negociación con los acreedores, ningún acuerdo se ha logrado.

Hasta ahora, Ucrania ha pagado todos los intereses adeudados y ha hecho acuerdos con inversores para extender  el plazo de lo adeudado por las empresas respaldadas por el estado.

Mientras tanto, el dinero se está acabando

Ucrania está sufriendo un déficit en cuenta corriente cada vez mayor y el FMI prevee que la economía se contraerá en un 9% este año, por los pagos de compra de gas, el servicio de la deuda, la guerra en el este y una depreciación masiva de las reservas que se van agotando.

Después que  las reservas de divisas cayesen a un mínimo de $ 5.6MM en febrero, el país recibió un tramo de financiación del FMI para aumentar sus arcas, pero el colapso de la economía significa que la carga de su deuda está creciendo más cada día y todavía se está a la espera que llegue el siguiente tramo de financiación del FMI.

Ucrania no es Grecia

Una de las peculiaridades de esta crisis de la deuda en Ucrania es el nivel relativamente bajo de la deuda externa del que se partió. A finales de 2013 la deuda de Ucrania era el equivalente al 40% de su producción económica anual, comparado con el 175% de la deuda de Grecia en relación a su PBI.

Con la turbulencia económica actual, la deuda es ahora representa más del 100% del PIB. Ucrania dice que su deuda es insostenible y quiere que los inversores acepten una quita del 40%. Pero los acreedores argumentan que los problemas de Ucrania son temporales y que el país sólo necesita tiempo para que su economía se recupere.

Pero podría suponer una mayor amenaza a la estabilidad

Ucrania tiene una larga y dolorosa historia como una frontera entre el este y el oeste, y el resultado de la crisis actual podría definir una relación ya difícil entre Europa y Rusia.

Mientras que una moratoria griega y su salida de la zona euro podrían poner en peligro el futuro del proyecto del euro, el default y el colapso económico en Ucrania podría abrir la puerta a prolongado conflicto regional



envió FernandoMoyano
postaporteñ@ 1439 - 2015-07-28

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