jueves, 16 de abril de 2015

1383* Bronca cuando a plena luz del día Sacan a pasear su hipocresía


Número 1383 | mierc 15 abril 2015 | Año X

La Desgracia de Morirse en la Postmodernidad Progresista

 y Uruguaya


Eduardo Galeano, así como lo conocieron las mayorías inmensas de América Latina, era un hombre comprometido con su tiempo, con las luchas de su tiempo, con los humildes de América que luchan.

Su prosa, su arte de escribir, estaba ligado a ese fin.
No eligió la política activa,- sus sospechas tendría de sus sinsabores- pero sabía bien dónde estaba parado, quiénes eran sus adversarios, el largo rosario de crímenes que ostentaban, al lado de las explotaciones, robos y saqueos a los cuales debían su riqueza. Eduardo Galeano no escurrió, en ese sentido, nunca, el bulto.

Educado, bien educado en colegios privados, donde se preparan las elites, eligió temprano la causa de los explotados y de los humildes. Muy joven, en el viejo partido socialista, tomó posición junto a los revisionistas y los renovadores. Entonces, en un abanico de posiciones, los jóvenes elegían enfrentar el socialdemocratismo europeizante que impulsaba Frugoni y la vieja ala del partido y tomaron partido por sus corrientes renovadoras. Conoció así a Raul Sendic padre, a Guillermo Chifflet, a Julio Louis, a Mario Benedetti, Carlos Machado y a tantos otros que instruían y seguían las renovaciones que propugnaba Vivian Trias.

En “El Sol”, el viejo periodo socialista del periodo, hizo sus primeras armas militantes periodísticas, como caricaturista. Firmaba GIUS, una corrupción de su verdadero apellido paterno, Hughes. Eran tiempos de búsqueda y afirmación, de rumbo y personales. Como todo hombre joven, ambicionaba ser un buen jugador de futbol, o un artista plástico. El mismo ha dicho porque no pudo ser.

Sobre ese periodo y en estos días, Julio Louis ha hecho una semblanza corta – en las que lamentablemente persiste- pero ha aportado algo también de la influencia de cierto marxista argentino, exilado del peronismo, que residía como tantos otros argentinos, entre nosotros. Allí, en esas clases, se enseñaba a leer y a pensar en la doctrina de Carlos Marx.

En Economía e Historia, Vivian Trias, en sus libros, folletos y conferencias, aportaba lo suyo. Se trataba de los negociados de la carne, el desmantelamiento de la industria frigorífica, las luchas obreras de resistencia que jalonaron el proceso. En Historia se trataba de salir del Artigas-BRONCE, para ver el Artigas-REAL, caudillo revolucionario de un pueblo en armas, que no quedaba reducido al terruño “de sus bravos orientales” sino que llegaba -y convocaba- a la Mesopotamia argentina.


Una nueva generación se preparaba para renovar las ideas socialistas en Uruguay. Sobre ellos no tenía influencia el marxismo adocenado que propugnaban los seguidores de Stalin en Uruguay y sus políticas sectarias, porque aún derrotado Eugenio Gómez, la semilla del sectarismo todavía impregnaba a la representación raquítica del estalinismo uruguayo.
Tiempos ferméntales, en los cuales también maduraba otro hombre joven, argentino, que después se convertiría en un ícono: el joven doctor en medicina Ernesto Guevara. Todavía no era el “Che”, pero meditaba viendo la experiencia boliviana de cómo liquidar a un ejército, empuñando cartuchos de dinamita, tomarles las armas y portarlas al hombro por las calles, mientras las mujeres, las compañeras de los obreros mineros, cargaban con la munición. Después vendría para ese joven la otra experiencia fermental, Guatemala, la de Jacobo Arbenz.

Conviene señalar estas cosas, porque en estos tiempos neo-liberales, postmodernistas, algunos sacan la conclusión de que desde que se auto-derrumbó el muro de Berlín y colapsó la Unión Soviética, el imperialismo norteamericano no existe más, el capitalismo se ha impuesto y conviene negociar y entenderse con él y abandonar “las ideas viejas” y los “prejuicios revolucionarios”. Hubo hasta quien habló “del fin de la Historia” y vaya si lo celebraron, después, desde los “revolucionarios arrepentidos”  a los “progresistas” que son todos los “sapos” mancomunados, que nos han surgido después de aquel diluvio.

En el 50 también, habían otros que pensaban igual (después se harían “desarrollistas”) para todos ellos, lamentablemente, sucedió la Revolución Cubana que dejó un hito a fines de los años, que dio un mentís rotundo a todas aquellas ilusiones.
La lucha de clases, la tremenda explotación de los más, en nuestro continente, depara estas posibilidades de sorpresa. 
En los vaivenes, flujos y reflujos de esa lucha, conviven por un lado los conservadores del egoísmo, la dependencia y el cipayismo, los “posibilistas” del “curso medio”, de “no hacer olas” y también, los que consideran que hay que arriesgarse a cambiar todo, sin temor a derrumbar todo lo que haya que derrumbar. Durante toda la década del 50 parecía que los sensatos tenían razón, pero el fenómeno de la Revolución Cubana dio al traste con todas sus expectativas y un nuevo tiempo de solidaridad, de luchas emancipatorias, se abrió camino, ganó a las juventudes y durante 20 años conmovió América Latina, llenó de sorpresa al mundo y presagió que otro mundo era posible.

Para cortar con todo eso, a principios de los 70, se instauraron los regímenes de mano dura militar, las terribles dictaduras militares, fomentadas por el imperialismo que estaba sintiendo las amenazas de los explotados. Pero todos sus intentos de genocidio de una generación entera, fracasaron en la prueba de buscar otros caminos para fomentar la explotación, ésta, la actual, la que prohíja el neoliberalismo.
Eduardo Galeano, en sus obras, ha planteado claramente el dilema. Algunos quieren creer que lo que producía era “arte literario” meramente. Deben ser lectores que lo leen muy mal.

En medio de la derrota generalizada, Eduardo Galeano, pulió su obra, cimentó sus viejas razones en una prosa breve, apretada, filosa, mejor y superior que la que produjo anteriormente, decantada y desengañada, pero siempre a favor de los explotados, que ahora eran perseguidos y exterminados por decenas de miles.

Donde la lucha armada fracasó, donde los “aparatismos” armados colapsaron, donde “los verticalismos” políticos caducaron, donde ciertos “socialismos” en los que las clase obrera nunca dirigió nada ni gobernó nada, naufragaron, enormes masas de millones de hombres parieron sus organizaciones sociales, jaquearon el neoliberalismo, lo acosaron a fuerza de luchas cotidianas, marchas, huelgas, cortes de ruta y,… derrumbaron gobiernos.

América Latina donde el neoliberalismo hizo sus primeras armas –con los “Chicago Boys” aprovechando la tiranía de Pinochet- fue también su primer sepulcro. Eduardo Galeano –como otros- fue un testigo atento de todos esos procesos. Lo señaló expresamente en sus libros, en su poesía, en sus intervenciones públicas en el escenario que le abrieron sus oyentes en América Latina y aún en el resto del mundo, a donde la presentación de sus obras, los premios que recibía, exigían su presencia.
Y volcó recursos económicos propios para fomentar esas luchas. En Uruguay en “Brecha”, en la compra de la casa donde realiza la Fundación Vivian Trías sus actividades.

En el 2007, todos tuvimos un atisbo, de que su salud desmejoraba, hubo que trasladarse fuera del país y operarse. Pero ni aún después cejó de hacer oír su voz y luchar junto a los que luchan.

En las marchas por “el agua” y las nuevas luchas ante la destrucción del medio ambiente, su presencia estaba. Cuando destituyeron a la jueza Motta, su presencia y la de Viglietti estaba junto al pueblo que luchaba y protestaba. Eran los apoyos morales, que servían de refuerzo a una nueva juventud que en Uruguay –como la juventud de él y otros, un día- aspira a tomar la posta de cambios y transformaciones.

Los artículos de homenaje en la prensa latinoamericana, testimonian también episodios de participación activa, de Eduardo Galeano con las luchas de los que luchan en estos, nuestros nuevos tiempos.

Después murió, en este otoño, que para los latinoamericanos es tan aciago, porque apaga las voces, que todavía sentimos necesarias. El, seguramente –si viviera- sonreiría con escepticismo. Se llega hasta donde se llega y, después, los otros –los más jóvenes- deben continuar el camino. Es, la ley de la vida.
Pero la falta que sentimos hoy, debe servirnos para la atención y la alerta. Para buscar los nuevos caminos –que los tiempos y las circunstancias ponen como tareas delante de nosotros- y evitar ser confundidos y engañados. Más de una vez, nuestra generación erró. Pero eso no impidió que siguiéramos adelante y vaya si todos nosotros no llevamos en la mente y en corazón tantos recuerdos de hombres y mujeres, luchadores, y compañeros queridos, que no están más, pero nos dejaron el recuerdo de su actividad comprometida y sin renunciamientos.

Una generación que protagonizó cambios se va. Deja la tarea inconclusa, como todas las actividades de los hombres en su tiempo histórico. Los que quedan, deben retomar la tarea y continuarla, sabiendo que después vendrán –otros más!!!- que la continuaran, aspirando a mejorarla.


Leía, en estos días, que al final de sus días Batlle, le comunicaba a Arenas, que tenía temor que toda la obra realizada, no estuviera lo suficientemente asentada y que después de ellos, temía “se volviera al candombe”.
Y, efectivamente, se volvió “al candombe”, Terra y el “terrismo” fueron “el candombe”.

………………………………………………………………..


Llegamos temprano al velatorio público, en el Palacio Salivativo, en el Salón de los “pasos perdidos”, con “honores ministeriales” (como consigna la prensa vespertina en sus ediciones digitales).

Esperaba a un viejo compañero con el cual quedamos en encontrarnos en el homenaje. Como llegué antes, entré al edificio, hice mi homenaje de presencia y decidí esperar afuera, en las escalinatas.

Contemplaba la llegada continua del público, desde la cima de las escaleras. Era un incesante arribar de hombres y mujeres jóvenes, pero también de otros de mi generación, en el otoño de sus vidas.

Vi hombres y mujeres, que con dificultad subían las escaleras, alguno/a con bastón, alguno/a haciendo las pausas que la pendiente exigía a sus fuerzas, perseverantes, dispuestos, sabiendo que concurrían a la cita que demandaba su conciencia particular.


Pero también observé la llegada de los autos diplomáticos, los ministeriales y gubernamentales, que ascendían por la rampa de acceso y dejaban a sus ocupantes ante el último tramo de las escaleras.
De repente comencé a notar la presencia de ciertas figuras políticas gubernamentales, exmandatarios y, aspirantes en las próximas elecciones comunales. Comprendí entonces, viendo las corridas de los periodistas acreditados, que el evento servía no solo para el homenaje, sino también para la autopromoción.

¿Qué coincidencia de ideas, de propósitos, de ideales, de actitudes existen entre ciertos mandatarios, candidatos, y políticos con la obra y la acción que defendió en vida Eduardo Galeano?

¿Qué importancia tiene, hacer mención a ofrecimientos de representación cultural durante un mandato lejano en la Intendencia de Montevideo, que después no fue aceptado por el interesado por consideraciones propias?
¿Qué tiene que decir, el actual vicepresidente de la Republica, sobre la vida y la obra de Eduardo Galeano, si hasta provocó los murmullos airados de más de un concurrente, que se sintió violentado, con la intervención?
La impostura, el cinismo, la desfachatez, son malos consejeros de los gobernantes.

Es conveniente comprender, que “la representación” democrática y gubernamental, no da derecho a ciertos aprovechamientos de circunstancias que son excesos.

Mi amigo, que llegaba en esos momentos, penetró con su compañera en el Salón y salió de él rápidamente (no fue el único) escandalizado. Y sus palabras fueron duras.

Un homenaje fúnebre no es una romería para pasearse. Tiene que tener otro sentido y demanda otra actitud.

Eduardo Galeano, no se merecía, esa frivolidad del poder. Y suprimo personajes gubernamentales que podría enumerar, diplomáticos “itinerantes” que fueron, abogados que desde cargos gubernamentales litigaban contra el estado y, no doy nombres, para no encarajinar estas notas.

Eduardo Galeano, tuvo la desgracia de abandonarnos físicamente, en estos tiempos postmodernos de “progresismo” gobernante ejercido por burocracia políticas desfachatadas. 
Y eso es una verdadera desgracia.
Porque en cierta medida, son vueltas también, “al candombe”

c.e.r.
postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15 


 

POR GALEANO: SALUDO DEL COMITÉ DEMOCRÁTICO HAITIANO


Es prácticamente imposible, lo sabemos, encontrar las palabras exactas para consolar a los seres más íntimos y queridos de Eduardo Galeano ante su partida. Lo mismo decimos para el pueblo uruguayo como así también para todos los que luchan en contra de la injusticia. Sin lugar a dudas, muchos pueblos del mundo, sobre todo los de América latina y el Caribe, están inclinándose desde el anuncio de su fallecimiento para rendirle el homenaje que merece ese gran humanista que nació en Uruguay, y que supo transformarse en un verdadero patriota latinoamericano.

En el caso específico del pueblo haitiano, jamás olvidaremos sus esfuerzos a través de varios de sus textos y conferencias por sacar del olvido nuestra maravillosa historia venciendo al sistema esclavista, como tampoco su permanente rechazo a la ocupación de Haití desde junio de 2004 por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).

Sí, efectivamente, la noticia de su fallecimiento nos golpeó en el más profundo de nuestros corazones, pero su voz de protesta en contra de la violación de nuestra soberanía y de nuestro derecho a nuestra autodeterminación no se apagará. Al contrario, seguirá alentando nuestras movilizaciones y contribuirá a la recuperación de nuestra dignidad pisoteada por tantos cínicos, traidores e hipócritas, tanto en Haití como en el exterior.

Conscientes de todas estas verdades, saludamos sus aportes a favor de la lucha de los oprimidos, y presentamos nuestras sinceras condolencias a su esposa y demás familiares de ese gran patriota.

                               Por el Comité Democrático Haitiano en Argentina

                                                                                         

Henry Boisrolin (Coordinador)

Córdoba, 14 de abril de 2015



- postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15


Análisis: Proceso Cóndor, la esperanza de conocer la verdad


Con el fin de las dictaduras en América Latina, abrió la necesidad personal y colectiva para obtener justicia y garantizar la rendición de cuentas de quién es culpable de crímenes. CGIL, CISL y UIL en apoyo de las partes civiles

SERGIO Bassoli

Sergio Bassoli * Departamento de las políticas generales de la CGIL
 Rassegna it  / sito de informazione  su Lavoro , Politica ed Economia Sociale


CGIL, CISL y UIL se han declarado a favor de las partes civiles, como en la anterior sentencia en el 2006 contra el golpe militar en Argentina, en el proceso del Plan Cóndor, que se abrió en los últimos días en el búnker de Rebibbia, en Roma. En el transcurso de 2015, se llamará en Italia más de 100 testigos claves Chile, Bolivia, Argentina y Uruguay:sindicalistas, intelectuales, políticos, familiares de víctimas de la mayor operación internacional de la represión política llevada a cabo en los años setenta y ochenta en América Latina.

El Plan Cóndor, también llamada Operación Cóndor, tiene orígenes antiguos, en los años sesenta del siglo pasado, cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos hizo el papel de un control real sobre los estados de América Latina, considerando América al sur del Río Grande " propio patio trasero ".

Control político para hacer negocios y para evitar el establecimiento de gobiernos populares o la propagación de la experiencia cubana de los barbudos de Fidel Castro. Pero el "patio trasero" fue desafiado con el ascenso al poder de Salvador Allende en Chile, con la experiencia del gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), lo que provocó la alarma de la amenaza comunista, con la activación de la política de seguridad nacional que se confía al golpe militar y liberar el sistema represivo dentro y fuera de las fronteras de los países.

Golpe tras golpe, los militares tomaron el poder en Bolivia (1971-1978), Chile (1973-1988), Uruguay (1973-1988) y Argentina (1976-1983), con el Departamento de Estado de Estados Unidos se comprometieron a prestar asistencia, capacitación y estrategias militares, imponiendo y experimentando con nuevos modelos económicos (ver Escuela de Chicago).

En un subversivo y represivo, construido con el apoyo de las fuerzas militares corruptos e ideológicamente formados en la base militar de Estados Unidos en Panamá, la Escuela de las Américas, ahora convertido en un hotel turístico supranacional a 5 estrellas, no podía faltar un plan represivo regional , capaz de intervenir en cualquier lugar, sin tener que responder a ninguna ley, con plena libertad de acción y cobertura institucional.

Así que las dictaduras militares de América del Sur, con la dirección de los EE.UU., dio aluz al Plan Cóndor para eliminar "subversivos",dondequiera que estén y dondequiera que se escondan. Como se indica claramente en la página web de 24Marzo, nacido derecho a no olvidar y para recuperar la verdad y la justicia, el Plan Cóndor se puede describir de la siguiente manera: "... como se desprende del informe de la Comisión de Derechos Humanos de Argentina (1990), a mediados de los años setenta las fuerzas represivas del Cono Sur controlan la región con un saldo de 4 millones de exiliados en países vecinos, 50.000 asesinatos, al menos 30.000 desaparecidos, 400.000 encarcelados y 3.000 niños asesinados o desaparecidos "

Para las democracias de la historia latinoamericana de las dictaduras, con los desaparecidos y la violencia sin castigo, no puede ser cerrado con un borrón y cuenta nueva y con la eliminaciónde lo que puede considerarse una mutilación de partes vitales de una empresa, así como la perdido miles de hombres y mujeres, la tortura y la represión sistemática y cotidiana perpetrados durante décadas, la cultura del miedo y el terror.

Con el retorno a la democracia y el fin de las dictaduras, ha cerrado una muy mala página en la historia de estos países, sino que ha abierto la necesidad colectiva, así como personal y familiar, la esperanza de finalmente conocer la verdad de lo sucedido a su sus seres queridos y el reconocimiento de la justicia, la identificación y responsabilidades de quién es culpable de crímenes, que ha cubierto y ocultos culpables.

Reconocer los errores, sancionar a los culpables, que devuelva los restos o saber el final de los desaparecidos, para volver a los infantes de identidad arrancados de sus familias y ocultos a otras familias que consienten, ha sido y sigue siendo el compromiso de tantas personas y organizaciones que hemos llegado a conocer a lo largo de los años, de las madres a las abuelas de Plaza de Mayo, gracias a la cual los distintos gobiernos sucesivos en Argentina han encontrado poco a poco el valor y la responsabilidad de reabrir las puertas de la justicia. Un camino complejo y tortuoso, que es útil aquí de nuevo, para entender la importancia del proceso de la Operación Cóndor.

En Argentina, con la ley de punto final, y Obediencia Debida, aprobada en 1986 por el gobierno de Raúl Alfonsín, se crea inmunidad a todos los líderes del golpe militar y sus cómplices, bloqueando cualquier intento de procesar, hasta 2003, cuando el mismo ley fue declarada ilegal y reabrió la posibilidad de hacer justicia.

En Chile, los golpistas militares aceptaron la transición a la democracia, que se produjo a través del referéndum de 1988, pero se garantiza el control de la justicia y un sistema institucional bloqueado, impidiendo reformas y leyes que no contaban con su consentimiento. Las denuncias contra agentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) militar o se presentaron sistemáticamente bajo las leyes de amnistía.


En 1991-1992 la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación identificó casos de tortura y desapariciones, obtener una indemnización a las familias de las víctimas y los exiliados regresaron a su tierra natal.


Pero la justicia fue capaz de mover sólo a partir de 1998, cuando el juez español Garzón, dictó una orden de arresto contra Pinochet internacional, bloqueando durante casi dos años en Londres. Ese evento permitió, o forzado, las instituciones chilenas para abrir casos contra el golpe militar en su país, rompiendo la pared de las amnistías, el olvido y la memoria clara.

En Uruguay, luchó durante años una dura batalla contra la Ley de Caducidad (prescripción), que otorga amnistía a militares culpables de los asesinatos políticos entre 1973 y 1985.El 20 de mayo 2011, parecía que la ley era de hecho en el camino de 'derogación, pero la increíble abstención de un miembro del Frente Amplio (la coalición de centro-izquierda, ahora al gobierno), que bajo el régimen militar también había sido torturado, ha permitido su continuación en vigor, con la sentencia del Tribunal Suprema de Justicia, 22 de Febrero de 2013.

En Brasil, a partir de 2012 ha establecido finalmente una Comisión Nacional para la verdad, pero sólo puede investigar los casos de tortura y sin juzgar a los represores. Esto es gracias a una ley de amnistía promulgada en 1974 para medir, lo que evita los gerentes de Período de plomo (años de plomo) para ser sometido a juicio.

En Bolivia, a pesar de algunos tímidos intentos de reconstruir la verdad y hacer justicia en los crímenes y asesinatos perpetrados por el golpe militar de 1964 a 1982, al igual que los casos contra el general Luis García Meza y sus cómplices, el camino es todavía una lucha cuesta arriba. La última ley de la materia, aprobado en 2004, (2640 Ley de Resarcimiento a Víctimas excepcional de La Violencia política en o Gobernadores inconstitucionales), no produjo como se esperaba, tanto por su lentitud que la falta de recursos, según lo indicado por la relación Amnistía Internacional en 2014.

En definitiva, parece claro que la reconstrucción de la verdad y la justicia para los crímenes llevados a cabo en América Latina durante los años setenta y ochenta es un proceso largo y difícil, con las consecuencias de las altas esferas institucionales, aún condicionados por amenazas, resistencia, silencio, techos y con ramificaciones que van más allá de las fronteras de las naciones individuales

Es en este marco que la investigación sobre la Operación Cóndor (Plan Cóndor), que se inició tras una denuncia presentada el 9 de junio de 1999 por la familia de 8 Desaparecidos víctimas italianas de la represión, adquiere un significado doble, la justicia y la política. Investigación muy complicado que terminó en junio de 2013, después de más de 10 años de investigación, con la petición de 35 acusaciones y abrir el proceso.

La solicitud del juicio por los delitos de asesinato, asesinato múltiple agravado, secuestro y otras cosas, ve como acusados ??dos bolivianos, 12 chilenos, peruanos 7 y 17 uruguayosde edades comprendidas entre 64 y 92 años. Para ellos, el fiscal Giancarlo Capaldo Es la responsabilidad de la eliminación de 23 ciudadanos italianos desaparecidos entre 1973 y 1978.

Pero para llegar a la apertura del proceso real, debe llegar a este día, con la celebración de la primera audiencia en el tercer Tribunal de lo Penal de Roma, en el bunker de Rebibbia, la misma donde en 2006 se dio cuenta de su proceso a los militares argentinos, que contó con la participación de tantos testigos de toda América del Sur, Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Brasil.

De la hija de Salvador Allende a los sindicalistas que logró escapar - pero vio caer bajo los golpes de los verdugos de sus compañeros y sus compañeros luchan -, las mujeres y los niños que perdieron a sus seres queridos, a todos aquellos que por fin puede recordar en un tribunal, frente a un tribunal civil, libre y neutral, lo que la memoria y la conciencia no se ha olvidado, a pesar de estos trágicos sucesos son ahora últimos 40 años.

Como ya pasó en el juicio anterior en 2006, la CGIL, CISL y UIL se han declarado a favor de las partes civiles, miembros de la familia de unión de origen italiano que sufrieron y pagaron con sus vidas su pertenecientes al movimiento obrero y su compromiso político.


- postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15 

 

Bolivia : ¿Perdió Evo Morales?

Pablo Stefanoni

director de la revista Nueva Sociedad / Panamá

http://panamarevista.com/

Indígenas letrados contra indígenas iletrados. La “ciudad aymara rebelde” –pero también la urbe de los cholets y de jóvenes que escuchan Kpop– vota a la oposición de centroderecha. Soledad Chapetón, una representante de la “clase media” alteña, derrota al MAS en su bastión.
Evo sorprende a todos: felicita al pueblo por votar contra candidatos acusados por corrupción… de su propio partido.


Tren eléctrico contra teleférico. Divisiones, peleas internas, votos castigo. ¿Cómo leer los resultados del 29 de marzo?, ¿perdió el MAS y es el principio del fin?, ¿perdió el MAS pero son “solo” elecciones locales?, o no perdió el MAS porque sigue siendo la principal fuerza nacional. Un pantallazo de unas elecciones que pusieron a Evo de mal humor, al MAS a buscar “traidores” y a todos a discutir quién ganó y quién perdió.

Las elecciones locales –en las que se eligieron alcaldes y gobernadores en toda Bolivia– generaron diversas lecturas, todas ellas centradas en la derrota de los candidatos del Movimiento al Socialismo (MAS) en La Paz: en la alcaldía paceña, en la vecina El Alto y en la gobernación del departamento. Los datos dicen que el oficialismo obtuvo 225 de los 339 municipios y 4 de las nueve gobernaciones (Cochabamba, Oruro, Potosí y Pando). En Beni y Tarija hay segunda vuelta, con el MAS dentro del balotaje. Chuquisaca está en duda.
No obstante, el partido de gobierno perdió siete de las nueve ciudades capitales (solo ganó Potosí y Sucre) y fue derrotado en El Alto, ciudad indígena de casi un millón de habitantes y su mayor bastión.

Cualquier análisis que aborde elecciones locales en Bolivia debe partir de una constatación algo paradójica: al MAS siempre le fue peor en las elecciones locales que en las nacionales, aunque nació y se expandió como partido (desde el campo hacia las ciudades) gracias a sus triunfos locales. El MAS aprovechó hábilmente la municipalización de Bolivia (Ley de Participación Popular) que formó parte de la democratización tecnocrática del país en los años 90: de hecho, la LPP fue una de las medidas de mayor impacto político desde los cambios operados en los años 50. No obstante, el “partido de los movimientos sociales” nunca pudo consolidar el voto urbano a sus candidatos (con la excepción de Evo Morales) y no tiene buena imagen como gestor local: pese a gobernar la mayoría de los municipios del país, el oficialismo no cuent a con ninguno emblemático, por su buena gestión, como ocurrió con el Partido de los Trabajadores de Brasil con Porto Alegre. Si es cierto que el MAS le abre paso a las organizaciones sociales en el poder local, no es menos cierto que carece de proyectos transformadores y que a menudo incorpora a la institucionalidad municipal peleas faccionalistas de esas organizaciones, lo que deviene en numerosas destituciones de alcaldes a lo largo y ancho del país.

Estas pujas emergen en cada elección y lo hicieron de manera aún más aguda en los últimos comicios. Por ejemplo, en el caso de Pando, el actual gobernador y candidato a la reelección, Luis Flores (proveniente de la política local tradicional antes de pasarse al MAS), atacó durante toda la campaña a la alcaldesa de Cobija Ana Lucia Reis, quien finalmente fue derrotada en su intento de ser conseguir otro mandato en esta ciudad del extremo norte amazónico. Incluso Flores fue acusado de promover el voto cruzado en contra de Reis.

También, la incorporación de otrora opositores a las listas del MAS es motivo de tensiones internas entre los “viejos militantes que pusieron el cuerpo” en los momentos difíciles y los paracaidistas “de la derecha” en el oficialismo. Finalmente, muchos votantes consideraron que el MAS ya tiene demasiado poder y buscaron distribuirlo entre otras fuerzas.


Pero el peso de la derrota oficialista del 29 de marzo implica a sus territorios emblemáticos. Y El Alto es uno de ellos. De hecho, esta “ciudad aymara rebelde” quedó asociada a la Guerra del Gas que en octubre de 2003 expulsó del poder al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. En esa época miles de alteños bajaron corriendo a La Paz cantando “ahora sí, guerra civil”. Allí Evo llegó a ganar con el 80% de los votos. Pero en estas elecciones la candidata Soledad Chapetón Tancara venció por paliza (55 a 32%) al actual alcalde Edgard Patana, quien buscaba su reelección.

La Sole tiene 34 años, nació en esta urbe de casi un millón de habitantes, es descendiente de aymaras provenientes de las provincias Camacho y Pacajes y estudió ciencias de la educación. Padre, policía retirado; madre, comerciante minorista. Se lanzó a la política de la mano del empresario cementero y político Samuel Doria Medina con el partido Unidad Nacional (segundo en las elecciones presidenciales de 2014). Representante de la “clase media” alteña –asociada al progreso personal “autoconstruido” de la primera generación de alteños nacidos en esa ciudad siempre deficitaria en infraestructura y servicios– La Sole dibuja cierto imaginario post-indianista luego de ocho años del MAS en el poder. Con menos de 30 años, esta mujer alteña ya había sido constituyente en 2006 y en las elecciones de 2010 estuvo a punto de ganarle a Patana, co merciante y ex dirigente máximo de la Central Obrera Regional. Ya impopular, el destino del alcalde quedó sellado cuando, en plena campaña, fue difundido un video que lo muestra recibiendo un “sobre” –del tamaño de un fajo de billetes– de manos de un anterior alcalde, mientras fungía como dirigente sindical. Junto a la imagen de ciudad aymara rebelde, convive otra: la de la urbe en busca de progreso que en los años 90 votaba al partido Conciencia de Patria (el partido de los cholos urbanos) y luego a José “Pepelucho” Paredes, un entusiasta defensor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.


Las elecciones alteñas muestran un debilitamiento del sistema corporativo de poder asentado en las dirigencias de las principales organizaciones sociales locales (Federación de Juntas Vecinales, Central Obrera Regional y sindicato de Gremiales –comerciantes informales) acusadas de corrupción y abusos de poder, y la emergencia de un voto más individuado, en consonancia con la diversificación social de la ciudad y las demandas de nuevo tipo, en general vinculadas al “progreso”. Una cierta astucia de la modernización por carriles neotradicionales. El propio Morales no quería a Patana de candidato, pero este logró permanecer con el apoyo de dirigentes sociales cooptados desde la Alcaldía.

Frente a esta proyección de progreso de La Sole, la derrotada candidata a gobernadora del MAS en La Paz, Felipa Huanca, representa a las mujeres campesinas.

Es una Bartolina (en referencia a Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”, por la compañera del guerrero anticolonial Túpac Katari) y tuvo dificultades para hacer campaña en las zonas urbanas (nunca se animó del todo). A ello se sumó que, como señaló en su balance el estratega de las campañas del MAS hasta 2014, Walter Chávez, en el programa Esta casa no es hotel, los indígenas perdieron en estos años el aura de “reserva moral”; en el caso de Felipa debido a una denuncia sobre proyectos fantasmas con dinero del Fondo Indígena que la involucró.


La derrota fue un golpe fuerte: 

Felipa perdió una región donde otrora el MAS ganaba con cualquier candidato (incluso poniendo al Pato Donald, diría un peronista argentino). El triunfador fue Félix Patzi, intelectual y emprendedor aymara, ex ministro de Educación en el primer gobierno de Evo Morales. En 2010 también había sido candidato a gobernador paceño, pero por el MAS. Fue destituido poco después por conducir ebrio justo el día en que se aprobó la ley de tolerancia cero contra este flagelo boliviano. Para conmover a Evo, redimirse y mantener su candidatura, se sometió a la justicia de su comunidad, que lo condenó a hacer mil adobes, pero la estrategia no funcionó. Por eso, su victoria tiene algo de desquite personal frente a Evo Morales y es un trago amargo para el mandatario. De hecho, en la campaña Patzi dijo que el presidente era su verdadero rival. 

En estas elecciones fue aliado a la agrupación Sol. Bo, fuerza sucesora del extinto Movimiento Sin Miedo ahora liderado por el alcalde paceño Luis Revilla, quien obtuvo un triunfo plebiscitario para su reelección.
Patzi encabeza el partido Tercer Sistema, que propone un no muy preciso sistema comunitario capaz de superar al capitalismo y al socialismo “y todo tipo de alienación y enajenación”, pero su discurso es productivista y modernizante (ver su libro: Tercer Sistema: Modelo comunal: Propuesta alternativa para salir del capitalismo y del socialismo)
El gobernador electo también tiene el aura de un aymara exitoso: licenciado en Sociología con maestría en Historia Agraria, doctor en Ciencias del Desarrollo, catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. En 2006 declaró un patrimonio de alrededor de 2 millones de Bolivianos (unos 300.000 dólares). Cuando fue interrogado acerca del origen de ese dinero respondió en El juguete rabioso:

“Yo voy a explicar esto teóricamente, no empíricamente… siempre se ha considerado al indígena como pobre y quejumbroso, pero el 80% de la economía está en manos de los indígenas… el indígena puede acumular excedentes cuando se da. En mi caso 2 millones de bolivianos son insignificantes. No soy burgués, solo son algunos bienes. Yo siempre he combinado mis actividades intelectuales y productivas”.


Patzi dice que en 2019 Evo Morales será sustituido por un “indígena letrado” (es decir, por él) y en la campaña una de sus propuestas estrella fue la construcción de un tren eléctrico que unirá varias localidades del Altiplano.
El megaproyecto del teleférico de tres líneas construido por Evo entre La Paz y El Alto, y la promesa de extenderlo, no fue suficiente, como se vio, para revertir el voto a diferentes expresiones de la oposición. Pero lo cierto es que en estas elecciones no operó un clivaje desarrollo/vivir bien (cosmología supuestamente indígena), sino la lucha fue entre diferentes expresiones del “progreso”, atado a fidelidades culturales pasadas por el tamiz de procesos de urbanización, individuación y globalización económica y cultural (desde la música cosmopolita –como kpop- hasta redes de comercio que llegan hasta China). En el propio Censo de 2012 la autoidentificacion indígena bajó de 62% registrada en 2001 a 42%. Los debates en las redes sociales, alrededor de las quejas de habitantes de la más burguesa zona sur por la invasión al Megacenter (principal shopping de l a zona), por alteños que bajan en el teleférico y se sientan a comer en el piso, es otro de los emergentes de estas transformaciones sociourbanas.


No obstante, el hecho de que Patzi haya ganado con el 50% pero no cuente con mayoría en el Consejo Departamental, en manos del MAS, nos advierte sobre el voto cruzado y complica los análisis sobre a quiénes se castigó en la elección. Hábil, Evo dijo que fue a los candidatos acusados de corrupción y buscó de responsabilizar a los derrotados. No obstante, en los resultados también incidió (negativamente) su amenaza de dejar de financiar obras “donde gane la derecha”, lo cual fue mal recibido por la opinión pública.
Pese a que parte de la oposición considera que el ciclo evista comienza a agotarse, eso parece más una compensación psicológica –después de más de ocho años de hegemonía del MAS– que un dato de la realidad. En efecto, no fue la oposición la que ganó estas elecciones sino un caleidoscopio de grupos, figuras y partidos que van desde exoficialistas hasta representantes de la derecha –incluyendo los autonomistas en Santa Cruz y parte del Oriente boliviano– con diferencias regionales decisivas a la hora de entender la lógica del voto.

Por ejemplo, el caso de Chuquisaca es interesante: el campesino Damián Condori, encabezó el malestar de parte de las organizaciones frente a la repostulación de Esteban Urquizu (también campesino) apoyado desde el Poder Ejecutivo y de manera sorpresiva, logró pasar al balotaje. Ahora, el sector oficialista de la central campesina local pide la “muerte civil” para el “traidor” Condori, por enfrentar al MAS y aceptar el apoyo de la oposición de derecha para la segunda vuelta (que aún está en duda a la espera de una decisión del tribunal sobre los votos anulados). 

En Tarija, sur del país y sede de los campos de gas, ganó la alcaldía Rodrigo Paz Pereyra (el hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora), quien busca proyectarse hacia la gobernación o incluso hacia la presidencia. Con todo, no hay que descartar que algunas de estas figuras ganadoras terminen trabando buena rel ación con el oficialismo, especialmente cuando se quiere contar con recursos.

En el caso de Beni ocurrió un hecho polémico: el tribunal Supremo Electoral borró del mapa al partido Unidad Demócrata (UD) en ese departamento amazónico. Para ello apeló a una controvertida ley que estipula que si un partido viola la prohibición de difundir encuestas electorales será sancionado con la anulación de su personería, pero a la arbitrariedad de esta norma se suma la extendida sensación de que el árbitro electoral aplica diferentes varas según la ocasión y los protagonistas. Lo que resulta incomprensible también es que el jefe de campaña de UD y ex gobernador, Carmelo Lenz, haya convocado a una conferencia de prensa precisamente para difundir una encuesta.

 Pero más allá de ese enigma, tratándose de un conocedor del derecho (Lenz llegó a ser juez), lo cierto es que la decisión del tribunal dejó fuera de juego a uno de los favoritos en las encuesta: el ex gobernador autonomista Ernesto Suárez, quien intentó sin éxito resistir la medida con una huelga de hambre.

Habrá que ver si los liderazgos emergentes (Chapetón, Patzi, Revilla, Paz, etc.) alcanzan para consolidar nuevas figuras de una oposición aplastada en las presidenciales de octubre de 2014. También es temprano para saber cómo quedará posicionado el canciller David Choquehuanca, responsable de la campaña (y de la derrota) en La Paz, y figura mencionada como posible candidato a sucesor de Evo. Coleccionista del Libro Verde de Muamar Kadafi en varios idiomas y difusor del discurso “pachamámico”, Choquehuanca es canciller desde 2006, indígena aymara y junto al ministro de Economía Luis Arce Catacora, el ministro con más tiempo en el gabinete.

Como señaló Walter Chávez, la particularidad de estas elecciones es que, a diferencia de 2009, ocurren en un escenario en el que Evo Morales se enfrenta al dilema de la continuidad de la Revolución Democrática y Cultural. Es cierto que falta mucho (su mandato termina en 2019), pero si decide no forzar una reforma constitucional que habilite un cuarto mandato, las mencionadas divisiones y la poca competitividad electoral del MAS en las zonas urbanas son sin duda un alerta.

Todos reconocen, empero, que el presidente boliviano es también un animal político de 24 horas al día que en muchas ocasiones fue capaz de sorprender a propios y extraños y retomar la iniciativa: para eso tiene dos tercios del Congreso y una alta popularidad –además de mostrarse imprescindible para ganar (el MAS sin él pierde). Lo que ya no tiene en la misma medida es la épica que proyectaban los primeros tiempos del proceso de cambio.


Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

- postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15


El movimiento de liberación kurdo comprometido con el
"socialismo democrático para el siglo XXI"

Meral Cicek, entrevistada por Florian Wilde de la Fundación Rosa 

Luxemburg durante el Foro Social Mundial en Túnez

09 de abril 2015 – Links - Revista Internacional de Renovación Socialista -

Meral Cicek es de Colonia, y presidente del Kürt Kad?n ?li?kiler Merkezi, Centro de Asuntos de la Mujer kurda, en Erbil.

La "primavera árabe" se ha convertido en un "invierno árabe" en muchos lugares. El único ejemplo en que son visibles elementos de una forma alternativa de organización social es la región autónoma de Rojava al norte de Siria que está habitada principalmente por kurdos. ¿La izquierda árabe ha reflexionado sobre esta experiencia?

Este ha sido el caso hasta ahora, aunque no tanto como hubiéramos esperado. Mi impresión es que la izquierda árabe todavía se aferra a conceptos del siglo 20, al nacionalismo y la fijación en el estado. Es aquí donde un compromiso con los conceptos y estrategias de confederalismo democrático, como es concebido por Abdullah Öcalan e implementado actualmente por el movimiento kurdo, puede abrir una nueva perspectiva. Pero también la izquierda kurda tiene el deber de buscar más activamente un intercambio de opiniones.

Usted es la presidenta del Centro de Asuntos de la Mujer Kurdo en Erbil. ¿Se centra su trabajo exclusivamente en el Kurdistán o qué buscáis diálogo con la región en general?

Somos una organización muy joven. De hecho, hace menos de un año desde que se fundó.

Tratamos, por una parte para fortalecer las relaciones entre las organizaciones de mujeres en las cuatro partes del Kurdistán y desarrollar una base más profunda para nuestro trabajo común basado en nuestra diversidad. Participamos en la construcción del frente unido de la mujer en el Kurdistán, especialmente ahora dados los ataques del "Estado islámico". Tenemos que defender nuestra dignidad, nuestro pueblo, nuestro género y nuestros valores. Tratamos por otra parte para comunicar las experiencias del movimiento de liberación de nuestras mujeres más allá de Kurdistán hacia la región de Oriente Medio.


Europa ha sido durante mucho tiempo el foco de nuestro trabajo en el extranjero. Hoy en día, el Medio Oriente se ha vuelto más central.
El modelo de un confederalismo democrático, como el que estamos construyendo en Rojava y basado en la autogestión, la ecología y la liberación femenina, puede ser un ejemplo para otras luchas en la región. Hemos visto durante la primavera árabe que los pueblos no se prepararon adecuadamente para tal proceso. Tenemos que prepararnos mejor para el siguiente ciclo de revueltas.

¿Qué tan válida es la impresión de que el socialismo como un objetivo final y como método ha disminuido dentro del movimiento kurdo en favor de otros conceptos?

No creo que nos estamos alejando de los conceptos socialistas. El movimiento de liberación kurdo izquierdista siempre fue inspirado por el socialismo y hoy también. Intenta desarrollar teóricamente la idea del socialismo y de vincular las diferentes luchas en el Medio Oriente en una perspectiva socialista.
El cambio de paradigma dentro del movimiento kurdo fue el resultado de nuestra reflexión sobre el colapso del "socialismo realmente existente", lo que dio lugar a una serie de conceptos totalmente nuevos como el comunalismo, confederalismo democrático y la autonomía democrática. Pero lo que queremos decir con esto es esencialmente una forma de socialismo democrático para el siglo XXI.

¿Cuál es el significado del Foro Social Mundial de este año (FSM) para la izquierda kurda?

La cuestión social y el concepto de la sociedad en general han adquirido cada vez más importancia para el movimiento de liberación kurdo en los últimos años. El Foro Social Mundial nos da la oportunidad de conversar con los movimientos de izquierda, socialistas, feministas y populares de todo el mundo, para presentar nuestra propia lucha, así como para obtener impresiones de otras luchas. Es por esto que es un evento tan importante para nosotros y estamos tratando de participar en el programa con una serie de reuniones.

[Aporte de la Fundación Rosa Luxemburgo. La entrevista apareció por primera vez en alemán en Junge Welt el 28 de marzo de 2015:


https://www.jungewelt.de/2015/03-28/037.php.]


envió F. Moyano
postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15 




 

La importancia del capítulo XXIV 

de El capital
para la historia latinoamericana


EDUARDO GRÜNER

IDEAS DE IZQUIERDA, Número 18, abril 2015.


Quisiéramos comenzar citando textualmente un párrafo ya canónico, extraído del capítulo XXIV de El Capital de Marx. El párrafo dice así:
El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de la producción capitalista. Estos procesos idílicos constituyen factores fundamentales de la acumulación originaria. Pisándoles los talones, hace su aparición la guerra comercial entre las naciones europeas, con la redondez de la tierra como escenario [1]

La verdad es que este párrafo es extraordinario. En pocas líneas plantea, de manera ultra-condensada, prácticamente todos los temas que deberemos desplegar a continuación. Empecemos, entonces, por hacer el listado de esas cuestiones que está planteando el párrafo.

1/ La expansión colonial, y la consiguiente conquista –con superexplotación de sus habitantes incluida –de lo que a partir de entonces se transformará en la “periferia” (América, África, las Indias Orientales) son “factores fundamentales” de la acumulación originaria del capitalismo.

2/ Esta época caracterizaya “los albores de la era de la producción capitalista”; es decir –como lo dirá Marx mismo más adelante– forma parte ya de lahistoria de ese capitalismo.

3/ El escenario de este “drama” es ya, desde el inicio, mundial (“…con la redondez de la tierra como escenario”).

4/ En parte como consecuencia de lo anterior, se desplegará sobre este escenario también otro “drama” que se intercepta con el de la colonización: el de la rivalidad entre las grandes potencias “centrales” por el control del nuevo mercado mundial.

5/ La “ideología dominante” –esa colonialidad del poder/saber, como la llama Quijano[2], que se conformará a partir del proceso de “mundialización” del capital y de “capitalización” del mundo– presentará al proceso de expoliación de la ahora periferia como una serie de “procesos idílicos” destinados a exportar la “civilización” a las sociedades “salvajes”.

Esta sola enumeración plantea un problema adicional, que ha motivado innumerables debates, y que está muy lejos de haber quedado resuelto: ¿Por qué el capitalismo emergió antes y justamente en Europa, y no en cualquier otra región, facilitando así la identificación “eurocéntrica” entre Europa y la “modernidad”? No hay un nítido consenso al respecto, aunque en términos generales se pueda apostar a que las hipótesis se terminen reduciendo, en definitiva, a variantes de dos propuestas básicas: la de Marx y la de Weber. O una combinación de ambas, como la ensayó en su momento Karl Löwith.
Lo importante es que el párrafo –así como el resto del razonamiento de Marx en este capítulo– permite apreciar hasta qué punto decisivo la construcción de eso llamado centro se hizo sobre los cimientos de la periferización del resto del mundo, y muy particularmente la de América.

La paradoja es que, “dialécticamente”, esa “periferización” se llevó a cabo a costa de las lógicas no-capitalistas de las sociedades “pre-modernas”, que fueron incorporadas a la lógica de la producción de mercancías ya siempre como periféricas y subordinadas, como predestinados “perdedores” del tren de la Historia, según lo creía Hegel. Para una gran parte del mundo, pues, la incorporación violenta al capitalismo, lejos de representar un progreso, significó una monumental regresión tanto en el campo “económico” como socio-cultural (esta inferencia, desde luego, desmiente ciertas lecturas apresuradas que hacen de Marx un “pro-colonialista” objetivo).


Es imprescindible introducir en el análisis, asimismo, la variable clase.
 Dentro de la periferia, las clases coloniales fundamentalmente terratenientes, dominantes a nivel “local”, obtuvieron inmensas ganancias a costa de la superexplotación coercitiva de la fuerza de trabajo esclava o semi-esclava. Al revés, en las sociedades “centrales”, la mayoría de los habitantes rurales, progresivamente despojados de sus tierras y forzados a la proletarización, vieron seriamente afectada su calidad de vida y su seguridad económica. 
Aquí esimportantísimo, pues, introducir la discusión de la perspectiva “clasista” en el análisis del capitalismo, ya que esta perspectiva, en opinión de muchos autores, es antagónica con teorías como la del sistema-mundo o las teorías post/de-coloniales. En nuestra opinión, por el contrario, ambas son estrictamente complementarias y perfectamente articulables.

Ahora bien, no cabe duda (y el cap. XXIV vuelve a certificarlo) que la línea divisoria entre esas clases pasa por la propiedad o no de los medios de producción. Pero la formulación precisa del concepto de explotación ha sido muy debatida.
 Como sabemos ya desde el capítulo I de El Capital, para Marx la ganancia del capitalista se genera en la esfera de (las relaciones de) producción, con la extracción de plusvalía no remunerada de la fuerza de trabajo, y se realiza en la esfera del intercambio, transformada en renta monetaria. ¿Pero es eso todo? Uno de los temas más complejos es el del rol cumplido por los mercados y las relaciones económicas internacionales en la determinación de aquellos excedentes de producto y de trabajo que, “expropiación” mediante, son los objetos de la “explotación” por part e de las clases (y, en el caso del colonialismo, de los “Estados-naciones”) dominantes. La clave de la “ganancia” capitalista es, pues, la explotación objetiva de una clase por otra.

El “mercado” realmente decisivo para esta operación es, entonces, el mercado de trabajo. Sobre esto no hay discusión posible, al menos desde una perspectiva nítidamente “marxista”.

 El problema es cuánto peso efectivo le damos a la esfera de la circulación en tanto “contribuyente” a las relaciones de explotación. Del hecho de que las relaciones de producción sean correctamente tomadas como analíticamente anteriores y prioritarias respecto del mercado, no se deduce necesariamente que las relaciones de intercambio deban ser tomadas como meros epifenómenos secundarios: “Los economistas de esta convicción”, dice Bowles, “parecen haber pasado por alto la ironía de Marx, cuando este se refiere a la esfera de la circulación como el mismísimo Paraíso de los derechos naturales del hombre”& nbsp;[3]

Lo que significa esto es que, si tratamos de ir más allá de un “economicismo” marxista –que por cierto no es el de Marx– que por así decir congela a la “fábrica” como el locus exclusivo de la lucha de clases, e introducimos también otro tipo de variables “superestructurales” (políticas, culturales, etcétera), entonces podemos comprender que los mercados pueden ser también escenarios nada menores del conflicto de clases.
 Por ejemplo: especial pero no únicamente en el caso de las relaciones económicas internacionales, la formación de precios y el flujo de capitales en el mercado global pueden ser unos determinantes centrales de la tasa de explotación, así como del tamaño del producto excedente. Pero, obsérvese que, mientras a los precios de intercambio los fija, en última instancia, el ca pital “imperial” de manera unilateral, el “flujo de capitales” se produce en las dos direcciones. En el colonialismo “clásico”, y nuevamente ahora, en la etapa llamada de “globalización”, ese flujo es, a través de varias operaciones, más intenso desde la “periferia” al “centro” que viceversa.

Desde la perspectiva del sistema-mundo, pues, de esa “redondez de la tierra” de la que habla Marx, la lucha de clases no solamente no queda “secundarizada”, sino que se complejiza: las clases dominadas del país dominado están en lucha simultáneamente contra la fracción de su propia clase dominante que más se beneficia con la relación colonial y con las clases dominantes del “centro”, mientras otra fracción de las clases dominantes “periféricas” puede desarrollar conflictos secundarios con las clases dominantes “centrales” (conflictos que, en el siglo XIX, son el trasfondo de la mayoría de los procesos independentistas, que en muchos casos se llevaron a cabo en beneficio de otras clases dominantes “centrales”: las inglesas en lugar de las españolas, por ejemplo).

Siempre atendiendo al razonamiento del Cap. XXIV, comprobamos que hay una dialéctica compleja: es porque (y no a pesar de que) el sistema-mundo ya ha entrado en la fase avanzada de “acumulación originaria” de capital, que requiere de un “desarrollo desigual y combinado” de relaciones de producción: la esclavitud –o cualquier otra forma “extra-económica” de control de la fuerza de trabajo para la exacción del excedente– le era necesaria a ese proceso de acumulación para dotarse de una fuerza de trabajo lo suficientemente “masiva” como para producir, también “masivamente”, mercancías destinadas a un mercado ya tendencialmente mundial y en acelerada expansión.
Y si quisiéramos complejizar aún más la cuestión, podríamos introducir aquí la importante distinción que hace Istvan Meszáros entre capitalismo y Capital [4].

Este último, entendido como un metafórico “sociometabolismo” o “modo de reproducción económico-social”, no puede reducirse plenamente al primero, ya que implica a todos los niveles o registros del sistema de reproducción (el político, el ideológico-cultural, el institucional, el del desarrollo de la “sociedad civil”, el de lo que Meszáros llama “estructura de comando” del Capital, etcétera, etcétera), y no solamente las relaciones de producción estrictamente hablando. 

Por supuesto que no puede existir capitalismo plenamente desarrollado sin Capital. Pero el Capital excede las determinaciones específicas del capitalismo “plenamente desarrollado”.

O sea: no puede caber duda de que, por lo menos, el régimen colonial en América Latina pertenece por pleno derecho (más aún: es un factor esencial) a la historia del Capital en su fase acumulativa que daría como resultado el capitalismo “plenamente desarrollado”, y que el control de la fuerza de trabajo mediante relaciones de producción “no-capitalistas plenamente desarrolladas” fue una necesidad de esa fase acumulativa del Capital, además de ser el capítulo local del proceso mundial de separación entre los productores directos y los medios de producción que Marx, siempre en el capítulo XXIV, sindica como proceso fundacional del capitalismo; pero, nuevamente, “local” y “mundial”, en la lógica de la conformación del sistema-mundo, son dos caras de una misma moneda.

Ensayemos una suerte de resumen de lo que nos permite concluir el cap. XXIV hasta aquí. América Latina y el Caribe, a través del comercio colonial, el control de la fuerza de trabajo forzada, y otros mecanismos subsidiarios pero nada menores como el sistema de impuestos y el contrabando, proveyeron de materias primas y excedentes económicos a una economía-mundo europea cuya premisa era la acumulación de capital y la expansión de la ganancia empresarial. En el propio interior de América Latina, combinadamente, los intereses mercantiles y el muy capitalista principio de inversión con fines de rentabilidad constituyeron una poderosa palanca de re-estructuración radical de las economías regionales y urbanas, así como de la tecnología y las relaciones sociales de producción utilizadas para esos objetivos.
Este proceso motivó el surgimiento de la producción de mercancías, el deterioro y a mediano plazo la destrucción de las “economías de subsistencia”, las impresionantes inversiones de capital en las minas, las plantaciones de azúcar y empresas por el estilo, el crecimiento urbano –donde, al igual que sucedió parcialmente en las minas, se desarrollaron bolsones relativamente importantes de trabajo asalariado–.


 Todos estos fenómenos convergen inequívocamente en una imagen que está lejos de ser “feudal” –como se debatía en los años 50 y 60–, sino que sigue una nítida lógica “burguesa”, si bien por supuesto en el contexto de su estatuto de periferia colonial, y donde se combinan desigualmente diferentes relaciones de producción bajo la hegemonía mundial de las relaciones capitalistas.
Finalmente, quisiéramos usar todo lo anterior para aludir una vez más a un debate recurrente a propósito de la teoría marxista –la de Marx– de la historia. Como es archisabido, esa teoría ha sufrido todo tipo de intentos de recusación. Demos dos ejemplos, no por conocidos menos pertinentes. Uno es el de la célebre secuencia de los modos de producción (“comunista” primitivo, antiguo-esclavista, feudal, capitalista) que muchas veces ha sido impugnado, y no sin ciertas razones, por reduccionismo “evolucionista” –por el intento de condensar la complejidad polifónica de los múltiples tiempos históricos en una secuencia lineal– y “etnocéntrico” –por el supuesto de que la historia en su conjunto necesariamente ha debido seguir una secuencia, aún cuando admitiéramos su linealidad, que en todo caso solo le corresponde al occid ente europeo–.

Una consecuencia de este “evolucionismo etnocéntrico” también habría sido, según esta imputación, la de interpretar retroactivamente a los modos de producción no-capitalistas (o pre-capitalistas) con las herramientas teórico-analíticas adecuadas al capitalismo, extrapolándolas para otras formaciones históricas muy diferentes. 
Pero esta crítica –plausible en sus propios términos– no toma en cuenta suficientemente el hecho de que ya en los Grundrisse Marx analiza exhaustivamente un número de otros modos de producción (y sus correspondientes formaciones económico-sociales) que no pueden en modo alguno ser reducidos a los “tipos ideales” de la aludida secuencia, y que en muchos casos son asincrónicos con esos “modos” europeos. 
El caso paradigmático es, por supuesto, el del llamado modo de producción asiático (o “sociedad asiática de riego” o “despotismo asiático”), tal como se presentan en las antiguas China o India, y en los no tan antiguos (ya que sus caracteres centrales llegan hasta la conquista española, en los inicios mismos del capitalismo europeo) imperios azteca o incaico, y cuyas características formales recuerdan más que sugestivamente a las estructuras políticas despótico-burocráticas de los socialismos “reales” (y es por ello, claro está, que estos estudios fueron ocultados por la jerarquía de la URSS).

Y es en los propios Grundrisse donde –basándose justamente en sus análisis de los modos de producción extraeuropeos– Marx levanta muy serias dudas sobre aquella extrapolación de las categorías del capitalismo hacia otros modos de producción. En efecto, aunque su enunciado –más bien retórico, por otra parte– de que la anatomía del hombre explica la del mono suena a repetición de la fórmula previa acerca de la sociedad burguesa como base para entender la historia en su conjunto, tiene mucho cuidado en aclarar que si bien la sociedad más tardía puede proporcionar ciertas claves sobre el carácter de sus predecesoras, las categorías de aquella no pueden aplicarse de forma mecánica a estas. 
El ejemplo obvio (y el de más importancia, en vista del proyecto de Marx) es el del concepto moderno de “trabajo” que, pese a (y en cierto sentido debido a) su abstracción, es un producto de relaciones de producción históricamente particulares, y tiene validez plena solamente en el contexto de tales relaciones.

En los modos de producción precapitalistas, en efecto, la acumulación de riqueza (y menos aún de “capital”) nunca es un fin en sí mismo: no hay una lógica intrínseca a la actividad económica, sino que esta tiende a subordinarse a fines extra-económicos. Por lo tanto, componentes “superestructurales” (para el tipo ideal del modo de producción capitalista) como, digamos, la organización política en la antigua Atenas, o las relaciones de dominación “personalizadas” en el modo de producción feudal, o las estructuras de parentesco en la sociedad “primitiva”, pueden ser esenciales para la propia estructura de esos modos de producción. No son formas sociales en las que pueda aislarse analíticamente –como sí puede hacerse, repitamos, en términos estrictamente analíticos&ndas h; la “base” de la “superestructura”: esta misma posibilidad metodológica es el efecto histórico de un modo de producción como el capitalista, que tiende a “autonomizar” (ficticiamente) la esfera de lo que los economistas llaman “economía”.

Y ello para no mencionar, asimismo, que en muchos de sus estudios históricos Marx no sólo admite sino que interpreta como rasgo constitutivo la existencia de relaciones de producción diferentes –vale decir, pertenecientes a épocas históricas distintas del supuesto continuum esquematizado en el “tipo ideal” evolutivo–, y aún contradictorios, bajo el dominio de un modo de producción “central”, como es el caso característico de la esclavitud en el ya “capitalizado” Sur norteamericano o en las sin duda protocapitalistas formaciones coloniales del Caribe anglosajón o francés, como acabamos de ver.

Pero, si esto es así, entonces la “acumulación originaria” de la que habla Marx en el Cap. XXIV, así como el rol decisivo que tiene en ella la explotación de las “periferias”, no es algo que ocurrió en los orígenes, sino que es algo que sigue ocurriendo, como lógica estructural del modo de producción capitalista. No podríamos decirlo más claramente que como lo hiciera Samir Amin hace ya más de cuatro décadas:

 Cada vez que el modo de producción capitalista entra en relación con modos de producción precapitalistas a los que somete, se producen transferencias de valor de los últimos hacia el primero, de acuerdo con los mecanismos de la acumulación primitiva. Estos mecanismos no se ubican, entonces, sólo en la prehistoria del capitalismo; son también contemporáneos. Son estas formas renovadas pero persistentes de la acumulación primitiva en beneficio del centro, las que constituyen el objeto de la teoría de la acumulación en escala mundial [5]

 El otro caso, también frecuentemente recusado, es el de las consideraciones de Marx sobre la cuestión nacional/colonial. También aquí Marx habría incurrido en pecado de evolucionismo etnocéntrico, dando por sentada una necesaria “evolución por etapas” que las sociedades “retrasadas” o aún “semifeudales” de la periferia deberían alcanzar antes de que sus rebeliones anti-coloniales o democrático-burguesas pudieran ser calificadas de progresivas para la causa internacionalista de la revolución proletaria (y, dicho sea entre paréntesis, Marx reasume, desde otro punto de vista, su posición en Las luchas de clases en Francia cuando afirma que, dada la dependencia de Francia respecto de su comercio exterior, el proletariado francés jamás podría aspirar a llevar a cabo su revolución dentro de los límites nacionales; posiblemente este sea uno de los primeros lugares en los que Marx, si se nos permite la reducción al absurdo, toma partido anticipadamente por Trotsky y contra Stalin en la famosa controversia sobre la “revolución en un solo país”).
Este “error” sería particularmente manifiesto en los famosos artículos sobre la colonización británica de la India, o en la “defensa” de la ocupación norteamericana del Norte de México, así como en los escritos sobre Latinoamérica o sobre personajes como Bolívar. Sería demasiado largo analizar aquí la no siempre evidente complejidad dialéctica de muchos de esos escritos. Pero aún admitiendo el “error”, y pasando por alto la escasez de información con la que pudo haber contado Marx sobre estas cuestiones, o la (¿por qué no?) inconsciente influencia que pudo haber recibido de las teorías evolucionistas en boga, también habría que recordar que ya a partir de la década de 1860 Marx cambia radicalmente su posición en por lo menos dos casos nada menores: el del movimiento revolucionario irlandés y el de las comunas rurales rusas.

¿A dónde nos conducen estos razonamientos? Ciertamente no a ensayar una defensa a ultranza y obcecada de cualquier cosa que haya dicho Marx, lo cual, ya lo hemos dicho, sería muy poco respetuoso hacia el espíritu insobornablemente crítico de nuestro autor.
 Simplemente a subrayar, una vez más, que lo que importa en él (y muy especialmente en sus estudios históricos concretos) es la extraordinaria riqueza de una lógica de pensamiento de la historia, que permite incluso hacer la crítica del propio Marx cuando éste, ocasionalmente, se aparta de esa lógica. Lo cual no es en absoluto el caso de, por ejemplo, el capítulo XXIV de El Capital, como hemos intentado mostrarlo. 
Por el contrario, en este y los otros estudios que hemos citado, Marx despliega un análisis en múltiples niveles articulados, desde el nivel teórico-estructural más general posible hasta el del detalle local y coyuntural más particularizado. Y, sobre todo, lo hace –como no nos cansaremos de repetir– no con fines puramente analíticos y didácticos (que por otra parte están profunda y ampliamente cubiertos) sino privilegiando su función de guía para la acción, y colocando por delante, como matriz de su propio pensamiento, el criterio político-ideológico, pero también filosófico, historiográfico y epistemológico de la praxis social-histórica.


[1] Marx, Karl (1987): El Capital Vol., III, México, Siglo XXI.

[2] Aníbal Quijano Obregón, el marxista peruano iniciador de la "teoría de la dependencia"

[3] Bowles, Samuel (1988): loc. cit., p. 444.

[4] Mészaros, Istvan (2002): Para Além do Capital, São Paulo, Boitempo Editorial, esp. pp. 94/132 (“A ordem da reprodução sociometabólica do capital”).

[5]  Amin, Samir (1975): La Acumulación en Escala Mundial, México, Siglo XXI, pp. 11/12.
envió F. Moyano 
postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15



Entretiempo en el Donbass.

 ¿Qué sigue?

Jon Hellevig, Russia Insider, 13 de abril 2015

Reflexionando sobre mi visita en Donetsk la semana pasada, lo que más me impactó es la ausencia total de Rusia, en todos los aspectos. Obviamente no hay señales de armamento ruso, o tropas; pero no sólo eso, Rusia no participa en la reconstrucción de Donetsk de ninguna manera. Ni siquiera se ha puesto a aliviar el bloqueo económico impuesto por los ucranianos, lo que se podría hacer mediante el reconocimiento de los documentos aduaneros emitidos por las autoridades de Donetsk. La única presencia rusa es la ayuda humanitaria intermitente por convoyes de camiones blancos .

La impresión que se tiene es que Rusia está plenamente comprometida a hacer todo por su lado para garantizar la aplicación de los acuerdos de Minsk, a cualquier precio, y el uso de su influencia en las milicias populares para hacerlas cumplir también.

Una vez más, Rusia ha elegido el enfoque legalista mediante la adhesión a los acuerdos. Muchos están desconcertados por este enfoque, a sabiendas de que a la otra parte, es decir, Occidente y su gobierno títere en Kiev, eso nada le importa. Ciertamente Rusia debe saber que no puede impresionar a Occidente en modo alguno con tanto respeto por los acuerdos. Haga lo que haga, continuamente se le acusa de incumplimiento de los acuerdos e incursiones en Ucrania.

Me parece que Rusia está motivada por otras preocupaciones que la predecible reacción occidental. En primer lugar, parece estar interesada en ver realmente qué se puede conseguir a través de Minsk, y en segundo lugar exponer su caso su caso a la comunidad mundial más amplia y no sólo Occidente, o sea los reales amigos de Rusia: China, los otros países BRICS, los muchos países de Asia, América del Sur y África, a los que quiere convencer que Rusia quiere la paz.

Cabe señalar, sin embargo, que los acuerdos de Minsk en realidad no imponen ninguna obligación a Rusia; sólo abstenerse de acciones que se podían ver como que alimenten el separatismo. La clave para la implementación del plan de paz está del lado de Kiev.

Se impone el cese de las hostilidades militares y la retirada de las armas pesadas tanto por Kiev como los gobiernos rebeldes. Las tropas de Donetsk y Lugansk por su parte han implementado estas condiciones, pero los militares de Kiev mantiene ataques en el frente y fuertes bombardeos a Donetsk. Experimenté esto de primera mano visitando el distrito cerca del aeropuerto con un grupo de periodistas el jueves pasado. Hubo un constante ruido de fondo de ataques de artillería.


Aparte de la retirada militar, todas las obligaciones caen de lleno y exclusivamente sobre Kiev, que debe hacer reformas constitucionales para otorgar autonomía a Donetsk y Lugansk y aprobar otros actos jurídicos como se indica en el protocolo de Minsk. Hasta el momento, Kiev está en flagrante violación de estas obligaciones, y no parece haber ninguna voluntad positiva de cumplir con ellas. La fecha límite para aprobar las reformas de acuerdo con los procedimientos constitucionales de Ucrania está a punto de cerrar.
El juego está en espera. Las autoridades de Rusia y el Donbass autoridades esperan sentados que venzan todos los plazos de Minsk. 
¿Cuál de las partes interesadas quiere que fallen los acuerdos de alto el fuego?
Si el alto el fuego de falla, como es probable que así sea, las repúblicas de Donetsk y Lugansk se darán a continuación los pasos finales hacia la independencia, y Rusia quedará legalmente libre de apoyarlas.

Por parte de Europa, se acumulan las oscuras nubes de la guerra. 
El sistema de seguridad se ha deteriorado considerablemente, sobre todo en la evolución a cada lado del Mar Báltico. Esto podría empujar a que Rusia a que reconsidere su papel en el Donbass. Los gobiernos de Polonia, Lituania y Estonia están pidiendo más tropas de la OTAN en sus áreas bajo la cobertura de temores histéricos de una invasión rusa inminente. 
En el otro lado de la costa del Báltico, los medios finlandeses han ido a toda marcha batiendo la histeria de guerra, proporcionando la cobertura al gobierno en sus esfuerzos para invitar a las tropas de la OTAN a Finlandia. En gran secreto y en aparente violación de la constitución, Finlandia firmó con la OTAN en setiembre 2014 una así llamado Acuerdo de Apoyo de Nación Anfitriona, que en la práctica es la alianza de Finlandia con la OTAN.
Al mismo tiempo, Suecia también renunció a su neutralidad formal con la firma de un acuerdo similar con la OTAN. El acuerdo detalla directamente que el objetivo del acuerdo es la creación de los procedimientos para el establecimiento de bases de la OTAN en Finlandia con el fin de apoyar la acumulación militar de la OTAN. El liderazgo político de Finlandia, del Presidente Niinisto al Primer Ministro Stubb y el ministro de Defensa Haglund, han gradualmente intensificado durante el año su retórica agresiva y declaraciones provocadoras contra Rusia. 
Hace un par de días Haglund firmó un artículo conjunto con otros cuatro ministros escandinavos de defensa en un diario sueco abogando por la necesidad de los países nórdicos de intensificar los esfuerzos comunes de defensa contra la "agresión rusa".

Sólo la opinión pública, que se opone vehementemente a la adhesión a la OTAN, ha evitado hasta ahora que la élite finlandesa solicitase la adhesión directa, pero no hay duda de que es sólo una cuestión de tiempo antes de que se invente la excusa necesaria para anular la oposición pública después de que el país de celebre las elecciones parlamentarias del 19 de abril y de hecho el propósito de estas constantes provocaciones de los dirigentes políticos de Finlandia y la prensa es precisamente inflamar la situación a fin de producir el casus belli para ir a la adhesión plena a la OTAN.

No parece haber vuelta atrás. Como resultado los 1.340 kilómetros de la frontera de Finlandia son ahora la frontera a más larga entre Rusia y la OTAN, y de nuevo representa una amenaza militar directa en San Petersburgo y la ruta para llegar a Moscú.

Está claro que el Occidente ha comenzado su final contra Rusia, y Rusia deberá responder en algún momento. En tanto más tropas se necesiten en el Norte, no veo cómo podría Rusia dejar que Donbass caiga.

envió F. Moyano
postaporteñ@ 1383 - 2015-04-15

No hay comentarios: