Número 1419 | mierc 17 junio 2015 | Año X
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Sobre
EN NOMBRE DE NOSOTROS NO!!!
HOLA COMPITAS EN GENERAL FIRMARÍA CREO QUE ES MUY JUSTA VUESTRA PETICIÓN; eso más bien lo pensaba mientras me anoticiaba de la iniciativa y me decía Hay que decir ESTA BIEN, pero es POCO. Con esto NO ALCANZA, hay mucho más para escarbar para hacer que salga a flote toda la historia.... PERO NO LO HARÉ SIMPLEMENTE porque al final se puede leer: "... EL ACTUAL MLN”. O sea que están o estarían reconociendo la existencia del MLN-T. Y YO NO RECONOZCO DICHA EXISTENCIA, el MLN-T está superado; yo no olvido que lo que ustedes llaman "EL ACTUAL MLN" es ese aparato que regentea el profesor de bellas artes; JULIO MARENALES, ese es el ACTUAL MLN: es decir Marenales y como mucho, mucho unos 200 y pico de seguidores Para ser claro con este manifiesto no se propone que salga ninguna renovación, si vemos los firmantes hay una mezcla de críticos de buena fe, de aparatistas crónicos, críticos oportunistas y olfas, oficialatas y los que están a la espera para saltar de la rama o sea muchos manyados También puedo leer que se engancharon algunos PELUDOS, COMO LA CHARITO Y EL COLACHO creo que debieron leer mejor , lo que firmaron , al menos que estén de acuerdo con El Viejo Julio, si fuera así pido disculpas. También se puede deducir que al estar están de ; "monumentos " tal vez están haciendo alusión a los fierros que se expropiaron por el norte y lo enterramos en la chacra de SAN FRANCISCO En Paysandú sabíamos de este entierro : EL COLACHO, VLADIMIR, LA CHARO Y EL QUE ESCRIBE; si nunca la taquería encontró estos pedazos de fierros fue porque nadie cantó ,creo sin vanidad alguna, que, como diría EL MARTILLO VARELA : " ESTOS FERRUGIENTOS PEDAZO DE FIERRO SON EL ORGULLO DE LA RESISTENCIA "PELUDA" Si llegaran hacer lo propuesto por el EX - PRESI. SEGURAMENTE QUE SI AÚN EXISTE UN PAISANO, QUE LE PIDA CUENTAS AL " REYUNO " el caballo que le cortaban la mitad de la oreja derecha en el ejército como marca del gobierno POR NUESTROS MUERTOS, QUE ASÍ SEA
DANTE GRINGO LÓPEZ
postaporteñ@ 1419 - 2015-06-17 |
¿REGASIFICADORA?
Carta a la opinión pública y a los integrantes de la comisión de seguimiento de la regasificadora 16/6/15 Hoy se cumplen exactamente 6 meses de la última reunión de la “Comisión de seguimiento” de la regasificadora. Fueron muchas las críticas que la Coordinación de vecinos realizó a la forma de funcionamiento, el reglamento y la integración de esta comisión, pero asistimos puntualmente a las pocas sesiones en las que funcionó durante 2014. Hoy queremos dejar constancia del desprecio, que una vez más se observa desde las autoridades y las empresas, hacia los habitantes de este territorio amenazado por este proyecto regasificador. A 6 meses de silencio nos preguntamos: ¿Ha pasado algo en estos meses que merezca estar en conocimiento de esta comisión? Dinama, ministerios, intendencia y demás organismos integrantes de esta comisión…¿ tienen alguna preocupación que merezca ser tratada? La coordinación de vecinos del oeste de Montevideo recuerda que: -La regasificadora está parada desde hace meses. -En estos meses dos jóvenes vecinos murieron ahogados, dentro del predio que está bajo la responsabilidad de las empresas y autoridades que intentan instalar la regasificadora. -En estos meses un millar de obreros están sin el prometido trabajo que se usa como argumento de grandes beneficios para dividir a los vecinos de la zona, pero no se analiza los daños que causa cuando se desarrollan proyectos fracasados. -La empresa OAS, contratada por Gas de France para hacer la construcción, y contratada por Gas Sayago para hacer un gasoducto, está acusada de corrupción y su presidente está preso. -La Coordinación de pescadores artesanales afectados siguen reclamando sus indemnizaciones por daños provocados por el dragado y la exclusión de zona de pesca. -Se nos prometió realizar una auditoría del dragado, un monitoreo de pérdida de arenas de nuestras playas y un análisis de la posible afectación sobre los recursos de la pesca artesanal. Solicitamos a las autoridades correspondientes, a 6 meses de este silencio que sigue permitiendo el ocultamiento practicado desde el inicio del proyecto, reunirnos para analizar la posibilidad de abandonar este proyecto; proyecto que ambiental, social, jurídica y económicamente consideramos inviable y destructor de nuestro rico patrimonio.
Coordinación de vecinos de oeste de Montevideo
“El oeste amenazado se defiende”
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postaporteñ@ 1419 -
2015-06-17
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En Guernica los amigos de Perón bombardearon al pueblo a
mansalva
A propósito del aniversario del bombardeo del 16 de junio, los autores de “El Guernica argentino”, en un rapto de imprudencia, han traído a la memoria la destrucción de esa ciudad vasca durante la Guerra Civil española por parte de los amigos de Perón: Franco, Hitler, Mussolini Pero es su único traspié: en el resto de la extensa nota logran ignorar las responsabilidades y los móviles del General en los golpes del ’30 y del ’43, en la Masacre de Ezeiza y en la creación de la Triple A y el Plan Cóndor, a pesar de mencionar todos esos hechos, menos el último Distinto es el caso de la matanza de pilagás de 1947 en Rincón Bomba, a la cual evitan referirse, pese a venir embaladísimos en una enumeración minuciosa Vayan las siguientes líneas a los autores, a modo de ayudamemoria ACERCA DE LA NOTA
“MASACRE SOBRE BUENOS AIRES /
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Zaffaroni:
la ruta del mito a las falacias
Clarín 15/6/15 |
El Ejército uruguayo y la formación de valores en la
escuela progresista
Marcelo Marchese Rebelión 16/7/15 Una publicación para niños elaborada por el Ejército y validada por las autoridades de Primaria, pareciera marcar el principio de una nueva estrategia de quienes se encargan de nuestra defensa y a su vez, demostraría que al menos en una serie de valores no existiría contradicción entre esta institución y las actuales autoridades educativas. El Ejército se ha dado a realizar una publicación en formato cómic, la cual ha llamado Cimarrón. Veamos cómo nos la presenta el Ministerio de Defensa: "El CIMARRÓN es el personaje que narra hechos históricos y temas importantes con un lenguaje ameno y sencillo, contiene además actividades y material lúdico para los niños. CIMARRÓN, el perro autóctono de Uruguay, que acompañó a Artigas en todas sus hazañas, se ha convertido en el personaje ideal para narrar el pasado y contar sobre las distintas actividades del Ejército Nacional. Su vestimenta se adapta al contexto histórico en que se encuentra, ya que vivió el nacimiento del Prócer, la Batalla de las Piedras, la Declaratoria de la Independencia y la Jura de la Constitución o acompaña a nuestro Cascos Azules a las Misiones Operativas de Paz. CIMARRÓN estará entonces según la Resolución en apoyo en el área de campo disciplinar de construcción de ciudadanía» (1) El lector acaso piense que está viviendo una pesadilla, pues tiene un fuerte aire onírico, habida cuenta del pasado reciente de nuestro Ejército, que se pretenda apoyar «el área de campo disciplinar de construcción de ciudadanía». Sin embargo, querido lector, no es una pesadilla, o sí, es una pesadilla a la que asistimos con los ojos abiertos. Veamos cómo el Ejército contribuye «en el área de campo disciplinar de construcción de ciudadanía» según el anuncio del Ministerio. El Ejército ha elegido al perro cimarrón como símbolo, pues es «el perro autóctono de Uruguay, que acompañó a Artigas en todas sus hazañas». En esta frase se encuentran dos afirmaciones que pasaremos a evaluar. La primera dice que el cimarrón es el perro autóctono de Uruguay. Si por autóctono se refiere a que ahora hay un perro, más o menos inventado a fines del siglo XX, el cual guarda alguna (mucha, poca) relación con los perros cimarrones del siglo XVIII, estamos de acuerdo con el Ejército. Ese perro cimarrón es una construcción de criadores uruguayos que agarraron unos perros que en las estancias del este del país se consideraban como devenidos de los cimarrones y lanzaron esa «línea» a un mercado ávido. Ahora bien, si por «autóctono» se entiende que es un perro que correteaba nuestras praderas desde antes que Solís se convirtiera en el plato principal de un banquete de aborígenes (cosa que por otra parte es una grosera mistificación, como casi toda nuestra historia) tal afirmación sería disparatada. El perro cimarrón del siglo XVIII y XIX al que hacen referencia Artigas y Los Olimareños, devenía de los perros que trajeron los conquistadores europeos para llevar a cabo su conquista, es decir, para guerrear con los indígenas y para enriquecer nuestro vocabulario pues darle una india de comer a los perros se conoció como «perrear». En estos campos, muchos de esos perros, así como los caballos y otras bestias, se hicieron cimarrones, lo que quiere decir que pasaron a ser salvajes. Se asilvestraron. Los caballos, por ejemplo, eran tan dados a esta libertad que constituían un peligro, desde la óptica humana, para los caballos domesticados, pues se les acercaban, los «chamullaban» y se los llevaban. Sobran testimonios de esta laya, como los de Azara y Saint-Hilaire. El caballo pareciera tener cierta tendencia libertaria. Ahora, volviendo a los perros cimarrones, si se cruzaron con algún perro de los que tendrían los aborígenes desde antes de Colón, es algo que habría que probar y aparentemente, en los estudios genéticos que se han hecho con el actual perro cimarrón, sólo han dado con trazas europeas, de alano y de lebrel, precisamente los perros que trajeron los conquistadores. Así que tenemos que esta primera afirmación del Ejército es muy correcta si la vemos desde cierta óptica y muy controversial si la miramos desde otro ángulo; sin embargo, la segunda afirmación pasa a la categoría de SOBERANO DISPARATE en su mayor expresión. «CIMARRÓN, el perro autóctono de Uruguay, que acompañó a Artigas en todas sus hazañas» son palabras que provocan una carcajada por la cual uno abre la boca ciento ochenta grados. ¿De dónde emana tamaño dislate? Muy posiblemente de una carta de Artigas a Lecor: «Dígale a su amo que cuando me falten hombres para combatir a sus secuaces, los he de pelear con perros cimarrones» y de un mensaje, menos famoso, por el cual Artigas le anuncia al gobierno de Buenos Aires «Que le habría de hacer la guerra eternamente, y cuando le faltasen hombres habría de criar perros cimarrones». Como se sabe, cuando Artigas se quedó sin hombres, cosa que le sucede a todo caudillo que pierde respaldo popular y empieza a perder una batalla y otra y otra, no se dedicó ni a criar perros cimarrones, ni a pelear con ellos. Simplemente huyó al Paraguay, aunque los historiadores patriotas utilicen otra expresión. Artigas, a diferencia de otros héroes, no eligió morir peleando por la causa. Escapó, como cualquier ser humano común y corriente, a la muerte, o la difirió todo lo humanamente posible. La doble referencia a los perros cimarrones no es más que una bravuconada de Artigas o de su secretario de turno (no existe una sola carta escrita con la letra de Artigas, quien sólo firmaba) que se hubiera perdido en el río del tiempo si no fuera porque los historiadores patrios necesitan frases rimbombantes para adoctrinar a los pequeñuelos. Ni Artigas ni nadie utilizó perros cimarrones para luchar. Más bien, Artigas y otros estancieros, lucharon contra los perros cimarrones pretendiendo exterminarlos, pues esos perros eran un peligro, así como eran un peligro los jaguares, las cruceras, los charrúas y los minuanes. Si alguien, en la campaña, cometía la imprudencia de atravesarla a pie (recurso peregrino en un país donde sobraban los caballos) sería devorado por estos perros sobrealimentados con el ganado súper abundante del país. Dijimos que el Ejército estaría desarrollando una nueva estrategia para mejorar ante la población la imagen que, empecinadamente, a sangre y fuego grabó en el imaginario colectivo. Tiene una tarea ciclópea ante sí, pues a diferencia de otros ejércitos, no tiene a su favor haber defendido a nuestra población en ninguna ocasión, más bien todo lo contrario, lo cual ha generado que unos cuantos uruguayos se plantearan la necesidad de financiar una Institución onerosa, peligrosa y, de momento, innecesaria. El Ejército, como toda estructura, tiende a reproducirse ¿Qué mejor que comenzar esa batalla ideológica en la escuela y utilizando el recurso de la historieta? Ahora, cuando el maestro enseñe la Batalla de las Piedras, tendrá como apoyatura este simpático cómic de factura castrense en el cual se afirmará que «Esta victoria fue imprescindible para la Revolución Oriental y marca además el origen de nuestro Ejército Nacional». Esta temeraria conclusión olvida que aquella victoria fue imprescindible para la rebelión oriental y para toda la rebelión argentina. Artigas fue nombrado oficial por el gobierno de Buenos Aires y aquella batalla, obviamente, es hoy recordada por el himno argentino. No sólo Artigas, luego Lavalleja también fue nombrado oficial por aquel gobierno y su principal título era el de Brigadier de la Nación Argentina. Por esto, los descendientes de Artigas y Lavalleja demandaron, y lograron del gobierno argentino, el pago de haberes devengados por sus parientes. Ahora bien, inscribir esa batalla como tributaria únicamente de la Rebelión Oriental, es una brutalidad, pero otra brutalidad, sumamente grave, es afirmar que «marca además el origen de nuestro Ejército Nacional». Tal afirmación es una doble mistificación. Aquel ejército era un ejército argentino, no un ejército argentino cordobés ni entrerriano, sino un ejército argentino oriental. Recién en 1828 una“Convención preliminar de paz”, escrita en portugués y firmada por brasileros y argentinos, donde no hubo un sólo oriental, determinó amputar la nación argentina y crear una nación con este pedazo de territorio que luego se llamaría República Oriental del Uruguay. En los primeros azarosos años de esta República, no hubo ningún Ejército Nacional, como sa biamente admite un historiador de nuestro Ejército, al decir que desde el nacimiento de la República y por 45 años «prácticamente no existió un ejército de carácter nacional, pues: «Los regimientos y batallones precariamente formados, respondían al caudillo local o a circunstancias transitorias y tanto servían para voltear un gobierno como para ayudarlo a enfrentar exitosamente un motín» (2) Habrá que esperar a la Guerra del Paraguay (bonita hazaña) para que naciera el Ejército Nacional. Pero ¿es ésta la primera vez que se adoctrina a los niños a través de mistificaciones alevosas? No. No es ésta la primera vez. Es un problema de muy larga data. Lo novedoso es el maridaje entre las actuales y progresistas autoridades de Primaria con el Ejército. Los niños que reciban esta historieta gratuita, amén de instruirse sobre la Batalla de las Piedras, El desembarco de los 33 y otros acontecimientos históricos, absorberán información acerca de las tareas de paz de nuestro Ejército en el Congo, así como instrucciones para manejarse prudentemente en el tránsito. El lector podrá observar que no se ha hecho mucho por investigar qué ha pasado con nuestro Ejército en un pasado no muy lejano. También observará que nuestro Ejército no ha realizado ninguna autocrítica, más bien piensa que defendieron a la nación de una agresión. Habida cuenta que nadie los ha enjuiciado, habida cuenta que nadie les reclamara una autocrítica, tienen todo el derecho a utilizar el dinero que aportamos con nuestros impuestos para realizar publicaciones gratuitas, tienen todo el derecho de autopropagandearse, y tienen todo el derecho de introducir su publicación en nuestras aulas, pues después de todo, su visión de las cosas, su visión del pasado y del presente, colude con la visión de nuestras autoridades educativas. Sólo una cosa nos resta por considerar, amable lector, y es un curioso mecanismo civilizatorio. Usted puede apreciar en el monumento al Gaucho, en 18 y Constituyente, un friso donde vemos a este personaje remangándose para empuñar un arado y puede leer esta dedicatoria: «Al gaucho, primer elemento de emancipación nacional y de trabajo. La Patria agradecida». Evidentemente, ese agradecimiento no sólo es un disparate, es antes que nada una ironía sumamente cruel. Si un gaucho vio un arado, lo único que hizo con él fue una buenas brasas para cocinar un jugoso churrasco. Fue precisamente esto, su gusto en quemar arados para hacer churrascos con ganado «que no le pertenecían», lo que determinó que fuera perseguido a sangre y fuego. Precisamente el Ejército se encargó de esa tarea. Fue una tarea civilizatoria, en la cual también colaboró fervientemente nuestra escuela. Busque el lector el artículo «El gaucho» de José Pedro Varela si tiene la más mínima duda acerca de esto. Pero lo interesante aquí es que luego que elimináramos a los gauchos, los indígenas y los perros cimarrones, pasáramos luego a reivindicarlos como característicos del ser nacional. Casualmente cuando estos personajes son borrados de la faz de la tierra, surgen las literaturas nacionales que los reivindican, como el Martín Fierro. Es un mecanismo por el cual la civilización se adueña de palabras y las tergiversa. Cimarrón es aquel esclavo que deja de ser esclavo y pasa a vivir a monte. Cimarrón, amén del mate amargo, es un hombre libre y también un perro, caballo o toro que vive en libertad, pero para nuestros párvulos, cimarrón, además de un perro, será ese personaje del Ejército que les cuenta la Historia. Cimarrón, según el Ejército, es el emblema del Ejército. Conviene prestar atención a este mecanismo civilizatorio y sobre todo deben atenderlo aquellos que reclaman hechos y no palabras, como si las palabras no fueran hechos. Si no fueran hechos y no tuvieran poder, no habría tanto esfuerzo por tergiversarlas. Conviene detenerse a pensar en esa cosa curiosa, la palabra, ese aire que hiere el aire y a un oído y conmueve un espíritu. Notas: (1) http://www.mdn.gub.uy/?q=node%2F1822&nodo_id=4031&accion=articulo (2) Cnel. (R) Ulysses del V. Prada. La profesionalización del Ejército: 1811-2011. Revista El Soldado Año XXXVI, Número 180.
- postaporteñ@ 1419 - 2015-06-17
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"La invasión de los necios":
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'Solo una bomba de amor puede salvar el
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Industrialismo: ley, ciencia, imperialismo
Radha D'Souza, BA.
Profesora de la Universidad de Bombay, Auckland, Waikato y
Wesminister; enseña filosofía, geografía y derecho. Escritora independiente y
activista por la justicia social. Este trabajo fue presentado en el seminario
“Desafío a la modernidad capitalista”, Hamburgo, abril 2015.
Fuente: Kurdish Question
http://kurdishquestion.com/index.php/insight-research/industrialism-law-science-and-imperialism.html
Introducción Me propongo plantear tres preguntas que creo que son la clave para una nueva política alternativa que llamo "resistencia con regeneración". No voy a tratar de responder hoy a estas preguntas. Pero hacer las preguntas correctas es el primer paso para encontrar las respuestas correctas. Mi propósito hoy es lanzar abiertamente algunas ideas para el debate sobre las alternativas. Mi primer punto se refiere a mi acercamiento a la cuestión de las alternativas. Vengo a la ella desde el punto de vista del Tercer Mundo que en realidad los dos tercios del mundo. Mi segundo punto es que el industrialismo y la democracia son fundamentalmente incompatibles. Mi tercer punto se refiere a nuestra capacidad para desarrollar una nueva base de conocimientos para la resistencia con regeneración que desafía a la ley, la ciencia y el imperialismo.
1. Las alternativas del Tercer Mundo
En las sociedades del Tercer Mundo, la industrialización y
la modernidad fueron introducidas por el colonialismo y el imperialismo. La
modernidad no se desarrolló a partir de contradicciones internas dentro de esas
sociedades. No fue el resultado de su propio desarrollo histórico, sino una
imposición externa del poder colonialista. Esto es cierto para todo tipo de
colonialismo: los colonialistas locales y los no locales, los gobiernos
directos e indirectos, como por ejemplo en los sistemas de protectorado, o el
colonialismo económico, que a veces se denomina semi-colonialismo. Sin importar
el tipo de colonialismo, la modernidad era una imposición externa. En este
sentido, el industrialismo y la modernidad en las sociedades del Tercer Mundo
son fundamentalmente diferentes de la industrialización y la modernidad en las
sociedades europeas y las sociedades de colonos europeos.
En las sociedades europeas la modernidad se desarrolla a
través de sus propias contradicciones internas, la historia y el contexto
cultural europeo. El capitalismo evolucionó desde dentro de las sociedades
europeas en confrontación con diversas clases sociales. Este hecho es
fundamental cuando se habla de las alternativas. El industrialismo europeo
saquea y roba y continúa el saqueo y pillaje de la naturaleza, el trabajo y la
cultura, en todo el mundo colonial. Hemos tenido el trabajo esclavo, luego mano
de obra asalariada y ahora la mano de obra migrante y las maquilas de las
corporaciones transnacionales. El industrialismo en el Tercer Mundo es un sifón
que succiona la riqueza natural y social por parte de inversores externos, sean
industriales o los mineros. Introduce un cisma o división en las sociedades del
Tercer Mundo; un sector, moderno, está alineado con las potencias coloniales o
imperiales, y el sector "tradicional" con gente, la naturaleza y el lugar.
Hay una colonización interna que es apoyada por la colonización externa.
Estas diferencias reales entre el industrialismo del Primer
y Tercer Mundo nos guían en la búsqueda de alternativas. Si bien debemos estar
siempre abiertos y dispuestos a aprender de cada cultura y tradición
intelectual, tenemos que interrogarnos acerca de si esas ideas se ajustan a las
realidades de las sociedades con una historia colonial e imperial. No podemos
transpolar ideas desarrolladas en contextos euro-americanos y esperar que
funcionen de forma automática en el Tercer Mundo. Nuestras alternativas deben
venir de nuestras realidades. La autodeterminación es el punto de partida para
nuestro desarrollo económico, social y cultural. Esto significa que tenemos un
problema de estrategia. Las alternativas de los pueblos del Tercer Mundo tienen
una dimensión externa e interna. Internamente, tenemos que encontrar maneras de
relacionarnos con nuestras propias naturaleza, cultura e historia, para el
bienestar económico, social y cultural de nuestro pueblo. Cuando empezamos a
hacer eso, inevitablemente, nos enfrentamos a la agresión externa de las
potencias militares más destructivas de los Estados capitalistas. ¿Cómo podemos
conceptualizar alternativas que nos permitan mantener la coherencia de la
naturaleza, cultura, los trabajadores, y al mismo tiempo defendernos de las
fuerzas más destructivas que ha visto la civilización humana?
Es útil recordar que el mundo posterior a la Segunda Guerra
Mundial fue inaugurado por tres eventos: el Holocausto, Hiroshima y Nagasaki, y
la partición de la India. El holocausto demostró las capacidades destructivas
que la lógica de la competencia industrial junto con la imprevisibilidad de los
mercados financieros y el poder del Estado militarizado, hacen posible.
Hiroshima y Nagasaki prueban el poder destructivo de la ciencia bajo el mando
de un estado militarizado. Cabe recordar que Japón había ofrecido una
rendición, cuando tuvieron lugar los bombardeos atómicos. La partición de la
India demostró al mundo las terribles consecuencias de la democracia y el
imperio de la ley cuando se las introduce por las potencias colonizadoras. La
semilla de la partición del subcontinente fue sembrada por la política colonial
de "gobierno responsable" al igual que "promoción de la
democracia"; han presentado hasta hoy los sistemas electorales sobre la
base de de clasificar las personas según su religión. Entonces, ¿cómo podemos
desarrollar una estrategia que sea intenamente regenerativa y al mismo tiempo
desarrollar capacidades para resistir la agresión externa?
2. El industrialismo y la Democracia
Con esta introducción, voy a pasar a mi segundo punto sobre
el industrialismo. Quiero empezar por recordar algo que dijo una antigua
filósofa tamil, Auvaiyaar: "construye pequeño y vive grande".
Si deseas vivir en grande debes construir lo pequeño. El industrialismo hace lo
contrario. Construye en grande y nuestras vidas se hacen más cada vez más
pequeñas con cada vez menos sentido, en laberintos institucionales que tan bien
describe Kafka. El industrialismo y la democracia son fundamentalmente
incompatibles. El industrialismo es la producción a gran escala basada en la
división del trabajo a escala mundial. Se basa en la expansión de escala. A lo
largo de la historia de la industrialización, ha tratado de ampliar desde el
nivel local, nacional, regional, a escalas globales de producción, distribución
y consumo. Las escalas ampliadas de producción, distribución y consumo suponen
apropiación a gran escala de la naturaleza y del trabajo. Requiere grandes
burocracias y ejércitos profesionales que dependen de mecanismos de control y
de mando. Mecanismos legales e institucionales que dejan de lado las
mediaciones humanas y se basan en la mediación de la tecnología y el derecho
moderno.
Las grandes obras requieren gestión en grande, grandes
inversiones globales, estados centralizados y organizaciones regionales e
internacionales. En las últimas décadas hemos visto cómo estos proyectos han
dado lugar a represión y desplazamientos en todas partes. El Estado turco desea
modernizar la economía, pero la represa de Ilysu trae el desplazamiento de los
kurdos. En el sitio de la represa hay dos concepciones rivales que chocan sobre
la naturaleza y las relaciones humanas. ¿Qué pasaría si un Estado kurdo
construyese la misma presa? ¿Eso haría alguna diferencia? A lo largo y ancho
del Tercer Mundo hemos visto estados comprometidos con la descolonización, que
terminaron haciendo lo mismo que los estados coloniales hicieron en el pasado.
Creían en la idea de que el capitalismo es posible sin el colonialismo, y al
final, no tuvieron ni el desarrollo industrial de estilo europeo, ni la
independencia nacional por la que lucharon. Las grandes represas llevaron a
desplazamientos en gran escala produciendo protestas generalizadas y
resistencia, pero esta vez la resistencia no logró los poderosos movimientos
anticoloniales que sacudieron los imperios del siglo XIX.
La democracia en cambio implica la participación de las
personas en las decisiones locales. Lo local unifica la naturaleza, el trabajo
y la culturas. El industrialismo se desarrolla rompiendo las relaciones entre
la naturaleza y la gente. La ruptura originaria eliminó el lazo con la
naturaleza y con de trabajo afincado en lo local. Abrió la vía de la mercantilización
de la naturaleza y la mano de obra, y se impuso sobre la naturaleza y la mano
de obra "deslocalizada". Las tecnologías permiten que el agua del río
detrás de mi patio se transfiera a un lugar lejano. Podría estar viviendo en el
rico valle de un río y no tener agua para beber porque esas fuentes han sido
capturadas por la apropiación a gran escala de las empresas embotelladoras. Las
tecnologías imponen las arquitecturas de las sociedades. Y no importa si la
apropiación masiva de la naturaleza y la mano de obra se hace por un Estado
liberal, socialista o nacionalista.
Por el contrario, la democracia supone el restablecimiento
de la unidad de los pueblos con la naturaleza, que sólo puede ocurrir en lo
local, no en un mundo de instituciones burocráticas deslocalizadas. El
industrialismo del siglo XIX se ha transformado en el militarismo en el del
siglo XX. Las dos guerras mundiales cambiaron el carácter de la ciencia
industrial y las instituciones del Estado y la sociedad en forma radical. Con
el militarismo, las guerras mundiales ha sido el motor de la innovación
científica y tecnológica, institucional y legal. Los objetivos de la ciencia y
la ley se establecen a demanda del militarismo y la gobernanza. El siglo XX
introdujo nuevos campos de la ciencia como la psicología social, ciencias de la
gestión y el comportamiento organizacional, la cibernética y tecnologías de la
comunicación. Todos estos campos e invenciones se desarrollaron durante las
guerras mundiales con el fin de hacer la guerra, no la paz. Las guerras
mundiales trajeron instituciones integradas de estados, militares, de la
sociedad civil, universidades, asociaciones de investigación en ciencias
sociales, y los límites entre lo público y lo privado, el Estado y la sociedad,
se difuminan en la era de la post guerra. Hay puertas giratorias entre las
burocracias corporativas, científicas, legales y del conocimiento, y de vez en
cuando leemos historias escandalosas en los periódicos.
Las grandes instituciones son complejos legales donde el poder
se concentra en pequeños nodos. La democracia en cambio se basa en la
contracción de las escalas. Implica la participación de las personas in
situ. El lugar unifica naturaleza, trabajo y cultura. La ideología del
lugar es "regenerativa", la regeneración de la naturaleza, la
sociedad y la vida. La ideología del militarismo industrial es 'de frontera':
la conquista de los pueblos, la naturaleza y las culturas. La verdadera
democracia presupone un tipo muy diferente de ciencia y de ley. La ciencia es
el estudio de la naturaleza. La ciencia industrial estudia la naturaleza para
apropiarse de ella para la producción, distribución y consumo a gran escala. La
ley es el estudio de las reglas que rigen las relaciones humanas entre sí y con
la naturaleza. El Derecho en las sociedades industriales crea complejos de
grandes instituciones dentro de las cuales se mete a las personas - el lugar de
la gente en el mundo está en tal o cual empresa, tal o cual organización dentro
de la cual que debe existir. Restaurar la unidad de la gente y el lugar
requiere un tipo diferente de ciencia y de ley, diferente a la ciencia y el
derecho que sustentan el militarismo y el industrialismo.
3. "La resistencia de regeneración": Desafío al
Derecho y la Ciencia del Imperialismo.
Llego a mi último punto sobre los conocimientos para la
"resistencia de regeneración". La base de conocimientos para el
industrialismo es el cuerpo que llamamos la Ilustración Europea. De ninguna
manera es un único cuerpo homogéneo de conocimientos. La Ilustración avanzó
desafiando la autoridad de la Iglesia y de la teología, se desarrolló en el
curso de la lucha contra el feudalismo europeo, que se basaba en la autoridad
de la Iglesia para la organización de poder y orden en el mundo, y la teología
como la fuente de la ley. La Ilustración se desarrolla por lo tanto como la
antítesis de la Iglesia y de la teología. En el pensamiento de la Ilustración,
la ciencia toma el lugar de Dios y el Estado toma el lugar de la Iglesia. Su
estructura del conocimiento tenía la huella de las tradiciones intelectuales
europeas. De hecho, se inspiró en la Europa pre-cristiana, en particular Grecia
y Roma, para ello desafío científico y jurídico de la Ilustración, pero
conservó la estructura del pensamiento que la Iglesia y la teología habían
incrustado en la sociedad europea. Las bases culturales de la modernidad
europea se mantuvieron consistentes con la historia y las tradiciones de
Europa. Este no fue el caso en las colonias. En las colonias, la ciencia
colonial destruyó el nexo entre el mundo natural y el mundo social. La ciencia
no fue el resultado de las transformaciones sociales dentro de la sociedad,
sino más bien el resultado de la introducción colonial de la expropiación de la
naturaleza y la mano de obra. Las raíces de la ciencia moderna son, en el mejor
de los casos, más tenues en el Tercer Mundo.
Durante 500 años el pensamiento de la Ilustración ha
dominado las ideas de la ciencia y la ley que han llevado la civilización
humana a un precipicio. La crisis ambiental está a nuestro alrededor. Hemos
perdido nuestra capacidad para tomar decisiones sobre las necesidades diarias
básicas como los alimentos que comemos, el agua que bebemos, el material con el
que construimos nuestras casas. Vivimos en un mundo de incertidumbres, colapso
bancario, desastre nuclear, desastre natural; una mala decisión social,
económica o técnica en Washington o Ginebra, un pequeño error en cualquier
lugar puede resultar en pérdidas a gran escala e involucrar sectores
importantes de la sociedad, a menudo a distantes al lugar donde se toman las
decisiones. Con la expansión de la producción, distribución y consumo, las
escalas de desastres también se expanden. Lo interesante de la ciencia
post-guerra es que los científicos que hicieron nuevas e increíbles
contribuciones a la ciencia fueron los primeros en reconocer que podían haber
creado un monstruo de Frankenstein. Después de los bombardeos de Hiroshima y
Nagasaki Einstein dijo: "De haber sabido que iban a hacer esto me hubiese
convertido en un zapatero". Oppenheimer, Norbert Weiner, Berners-Lee,
entre otros, se convirtieron en críticos de sus propias invenciones. Y hay que
preguntarse ¿por qué? Su crítica a sus propios descubrimientos sugiere que
existe una disyuntiva entre los avances de la ciencia y las instituciones
sociales, incluyendo los contextos legales y constitucionales en las que se
produce la ciencia.
Lo mismo ocurre con la ley. "No hay tal cosa que sea
la sociedad" dijo Margaret Thatcher, profeta del neoliberalismo. La
elevación del Derecho contractual a todas las esferas de la vida humana ha
destruido la noción misma de sociedad. Desde el espacio al cuerpo humano, todo
puede ser un objeto de contrato. Hay un extenso cuerpo de leyes sobre contratos
y la forma en que debe escribirse. Los contratos entre las organizaciones
financieras internacionales -como el Banco Mundial o el Fondo Monetario
Internacional- y los Estados del Tercer Mundo, dictan los cambios
constitucionales y de legislación que los Estados del Tercer Mundo deben
adoptar. Los pensadores de la Ilustración elevaron los contratos a un nivel
metafísico porque los contratos eran voluntarios y desafiaron el origen
sobrenatural y teológico de la ley. Uno tiene que preguntarse ¿qué es lo
voluntario en una mujer pobre en un país del Tercer Mundo que acuerda un
contrato que cede un hijo en adopción a una pareja Europea sin hijos, o en un
pobre acepta donar un riñón a una persona rica porque no tiene otro medio para
ganar el dinero que necesita?
Derecho y ciencia fueron centrales en el pensamiento de la
Ilustración. Gran parte de los conocimientos modernos desarrollados son el
marco conceptual de las preguntas sobre las relaciones humanas con la
naturaleza y consigo mismas. Resistiendo al feudalismo resistiendo, los
pensadores de la Ilustración se rebelaron contra los lazos al localismo. Se
rebelaron contra la santidad de la naturaleza debido a que la santidad había
sido dictada por Dios, contra la ley natural que tenía su origen en la
teología. Pero no hubo revoluciones antifeudales en el Tercer Mundo. Allí el
imperialismo cooptó las sociedades feudales en totalidad para las estructuras
de poder imperial y la gobernabilidad. Desde el colonialismo, el feudalismo y
el imperialismo han coexistido de manera que se refuerzan mutuamente. No es
sorprendente que ninguna ciencia o ley nuevas se desarrollasen a partir de las
luchas de liberación nacional.
Los movimientos de liberación nacional creyeron que una vez
que se retirasen los gobernantes coloniales, la ciencia moderna y el
constitucionalismo se podrían utilizar para el bienestar de su pueblo. En vez
de ello imperialismo reapareció como neo-colonialismo y más tarde el
neoliberalismo, en gran medida por el conducto de la ciencia, la tecnología, la
ley y las instituciones. También las revoluciones socialistas fueron fuente de
inspiración de desafíos políticos al capitalismo. La reconstrucción socialista
se basó en la misma ciencia y sistemas jurídicos positivistas que había
producido la Ilustración. Los socialistas creyeron que después de quitar del poder
a los capitalistas podrían aprovechar la ciencia de la Ilustración y la ley
moderna para crear una sociedad igualitaria y justa. La mayoría de los
agricultores conocen el dicho "no se puede sembrar la semilla de un
fruto y cosechar otro." Lo mismo ocurre con el conocimiento. Einstein
dijo "ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de
conciencia que lo creó." No podemos usar el conocimiento
capitalista para construir el socialismo, o el conocimiento imperialista para
la libre determinación. Al pensar en las alternativas el reto es: ¿podemos ir
más allá de la crítica de la economía política para poner en cuestión las
condiciones que sustentan la clase de economía política que tenemos? ¿Cuáles
son los presupuestos del el complejo militar-industrial que vivimos? ¿Qué tipo
de conocimiento necesitamos para construir una sociedad que es la antítesis de
la Ilustración? ¿De dónde vendrá ese conocimiento?
envió
FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1419 - 2015-06-17 |
TTSN y empresas de productividades diferentes
Rolando Astarita Esta entrada es continuación de las notas polémicas con los defensores de la tesis de la transferencia (ver aquí, aquí, aquí y aquí). De manera que lo que presento ahora supone el conocimiento de los argumentos que ya he presentado. En las notas anteriores el supuesto del que partíamos era el que mantiene Marx a lo largo del primer tomo de El Capital, y que apunta Isaac Rubin en Ensayos sobre la teoría m arxista del valor, a saber, que “todas las unidades de determinado tipo de producto [son] producidas en condiciones iguales, normales y medias” (p. 225-6). Bajo este supuesto, “el trabajo individual coincide cuantitativamente con el trabajo socialmente necesario y el valor individual con el valor social o comercial” (ídem, p. 226; aquí “valor comercial” es sinónimo de “valor de mercado”). Debido al supuesto mencionado, en el t. 1 de El Capital Marx no problematiza el TTSN (tiempo de trabajo socialmente necesario) con casos en que hubiera, dentro de una rama, grupos de empresas, o productores, con diferentes productividades. De todas maneras, en dos ocasiones introduce diferencias de productividad al interior de la rama. La primera es cuando presenta la noción de TTSN y hace referencia a dos métodos de producción del mismo producto, tela; la segunda, naturalmente, es cuando explica la plusvalía extraordinaria a partir de diferencias de productividad en una rama. En ambos casos demostré que Marx no determina en TTSN por promedio. Ahora vamos a analizar cómo determina el TTSN en el cap. 10 del tomo 3 de El Capital, donde asume que hay diferencias de productividad al interior de la rama. Si bien se trata de unas pocas páginas y que quedaron en borrador, contienen una serie de ideas valiosas. La nota se ordena de la siguiente manera: primero, sintetizo el meollo de mis diferencias con la TTSN. Lo hago para recentrar la discusión: como he argumentado en otras notas, la misma no pasa por el cálculo del TTSN (como pretenden los defensores de la tesis de la transferencia), sino por la relación entre trabajo privado y social. El cálculo numérico del TTSN es una cuestión secundaria en todo esto. En segundo lugar, presento la segunda determinación de TTSN. En tercer lugar, muestro cómo Marx, en el t. 3 define TTSN tanto por promedio como por grupo de empresas modales. En cuarto lugar, explico cómo, a partir de esta concepción, quedan comprendidos los casos del “telar manual / mecánico”, y del capítulo sobre plusvalía extraordinaria. Lo cual conecta con otros casos particulares, que trataré. Por último, sugiero las implicancias de esta cuestión para el debate sobre intercambio desigual, conectándolo con la noción de trabajo potenciado. Debido a la extensión de los problemas, y la actitud de mis críticos (“usted no trata esto o aquello es porque no tiene qué decir”) voy a romper una “regla” del blog, que es no presentar notas demasiado largas. De nuevo, el meollo de la discusión Como ya he explicado en otras entradas, la clave de la discusión con la “tesis transferencia” no pasa por la determinación cuantitativa del TTSN, sino por qué es valor y cómo se validan los trabajos privados en tanto trabajos sociales. Por eso, en la primera nota en que traté mis diferencias con mis críticos (aquí), partí de presentar un ejemplo numérico en el que el TTSN se calculaba por “promedio ponderado”, y expliqué que la cuestión de si el “plus” que obtienen los productores avanzados tecnológicamente proviene del “plus” de un eventual valor generado por los productores atrasados, o en cambio, de su propio trabajo “potenciado”, no se podía decidir en base a la simple constatación num&eac ute;rica de que, dado el cálculo del promedio, los números “cierran” para la "tesis de la transferencia". Por eso sostuve que el debate es conceptual, y tiene que ver con la validación del tiempo de trabajo privado en el mercado. Para reforzar entonces el argumento, y poner en evidencia la incapacidad de la “tesis de la transferencia” para dar una explicación general del problema, presenté un caso de TTSN determinado por los productores modales: 10 productores que producen A en 10 horas cada uno. Suponiendo que $1 encarna 1 hora de valor, todos venden A en $10. Luego, un productor innovador reduce el “valor individual” a 8 hs, pero vende A al precio determinado por la producción modal, esto es, en $10. De manera que 8 horas generan 10 horas de valor. Es el caso de trabajo potenciado en “estado puro”. Por supuesto, para los defensores de la “tesis transferencia”, el asunto fue indigerible. De ahí que se negaron obstinadamente a responder cómo daban cuenta de este ejemplo con su tesis, y hayan puesto todo el énfasis en decir que el TTSN siempre se debe determinar por “promedio ponderado”. De ahí también que hayan negado que en el caso, presentado por Marx, del telar manual / a vapor, el TTSN no se podía determinar por uno de los dos grupos; e insistieron en que, en la explicación de Marx sobre plusvalía extraordinaria, el TTSN tampoco podía determinarse por los productores modales. Pues bien, el hecho es que si el TTSN se calcula por promedio, la tesis del trabajo potenciado, que defiendo, explica sin inconvenientes la plusvalía extraordinaria (y que el productor menos eficiente genere menos valor). Y no hay necesidad de introducir transferencia alguna. En cambio, la “tesis de la transferencia” dice que matemáticamente lo suyo “cierra”, aunque no puede explicar cómo se efectúa la transferencia. Es que si el productor menos eficiente en el mercado realizó x de valor, y los bienes se intercambian a un único valor, no puede venir transferencia de ningún lado. Lo cual explica por qué Marx, cuando calcula TTSN por promedio, no presenta mecanismo alguno de “transferencia”. Por eso, lo único que le queda a la “tesis transferencia” es decir que con su cálculo, “matemáticamente las cosas encajan”. Es un argumento a-concep tual, pero tiene impacto en el plano del razonamiento empírico, y parece reforzar la idea de “una hora de trabajo privado siempre es igual a una hora de trabajo social”. Por otra parte, si el TTSN se determina por las empresas modales (esto es, las más numerosas), la “tesis de la transferencia” irremediablemente hace agua. En cambio, la tesis de trabajo potenciado no tiene problemas para explicar la plusvalía extraordinaria en este caso. En definitiva, al margen de cómo se calcula el TTSN, la noción de trabajo potenciado (y su contraparte, despontenciado) explica la cuestión sin dificultades. Por este motivo, en Valor, mercado mundial y globalización tomé el TTSN como el determinado por las empresas modales, siguiendo el procedimiento de Carchedi (que defiende la tesis transferencia). Pero podría haber calculado el TTSN por promedio, y la esencia del problema no variaba: tampoco en ese caso hay transferencia. De hecho, en mis clases a veces he dicho a mis alumnos que podían calcular el “valor de mercado” por promedio o por empres as modales, que el problema conceptual sigue siendo el mismo. Mis críticos, en cambio, están obligados a decir que el TTSN solo se puede determinar por promedio. Es que si aparece un TTSN determinado por empresas modales, se les “cae la estantería”. Por eso, sesgaron el debate hacia la determinación cuantitativa del TTSN, cuando no es esto lo central. Su insistencia “determine el TTSN en tal o cual caso”, obedecía a ese interés de que se discuta lo cuantitativo, y que su resolución sea solo por “promedio ponderado”. De ahí también que, contra toda evidencia, traten de negar el hecho de que Marx ha dicho que el TTSN puede estar determinado por la tecnología modal. Por eso mis no pueden asimilar siquiera el sencillo ejemplo de Marx de los tejedores manuales / mecánicos. Ni pueden explicar por qué Marx dice que una hora de trabajo individual puede plasmarse en media hora o 5/4 de hora de trabajo social . Y tampoco logran registrar que Marx asimila el caso del trabajo potenciado por diferencial de productividad intra-rama, con del trabajo potenciado que deviene del trabajo complejo. Por eso, frente a todos estos problemas, mis críticos se limitan a decir “el TTSN hay que calcularlo por promedio”. ¿Qué pasa si existen muchos casos reales en que no surge por promedio? Pues peor para la realidad. El cálculo matemático y el dogma “una hora de trabajo privado siempre genera una hora de trabajo social” están por encima de cualquier consideración. Segunda determinación de TTSN Una cuestión que a veces se pasa por alto, y es conveniente recordar, es que, según la concepción de Marx, el trabajo que socialmente se valida (esto es, el trabajo que se encarna en valor) debe ser socialmente necesario no solo en relación al desarrollo de las fuerzas productivas, sino también desde el punto de vista de la necesidad social de conjunto. La cuestión es explicada por Marx en el cap. 3 del t. 1 de El Capital. Plantea que para que el tejedor reciba en valor el equivalente al tiempo de trabajo individual que ha empleado en fabricar la tela, “tiene que haber empleado en su producto nada más que el tiempo de trabajo socialmente necesario” (p. 130, edición Siglo XXI). Marx se está refiriendo al TTSN determinado por la tecnología dominante en la producción de tela. Pero luego agrega que si bien el tejedor puede haber empleado el TTSN para producir la pieza de tela, si la rama produjo en demasía para lo que el estómago del mercado puede absorber, el tejedor no puede realizar su tiempo de trabajo individual como valor; o al menos, no puede realizarlo plenamente: “El resultado es el mismo que si cada uno de los tejedores hubiera empleado en su producto individual más tiempo de trabajo que el socialmente necesario” (p. 131; énfasis añadido). Con esto también está diciendo que la cantidad total social empleada en la producción no necesariamente se iguala al TTSN. Y la misma idea reaparece en el cap. 10 del t. 3: “Pese a que cada artículo individual, o cada cantidad determinada de una clase de mercancías puede contener solamente el trabajo social requerido para su producción, y que, considerado desde ese aspecto, el valor de mercado de toda esa clase de mercancías solo constituye trabajo necesario, cuando la mercancía determinada ha sido producida en una medida que en ese momento excede las necesidades sociales se habrá dilapidado una parte del tiempo de trabajo social, y la masa de mercancías representará entonces en el mercado una cantidad de trabajo social mucho menor que la que se halla contenida efectivamente en ella” (p. 237, t. 3). Marx está demostrando, una vez más, que no necesariamente la suma de los tiempos de trabajo individuales se igualan a la suma de los tiempos de trabajo socialmente validados (remito de nuevo a las discusiones anteriores sobre las diferencias entre “valor individual” y valor, entre trabajo privado y social). El capítulo 10 del tomo 3 En el capítulo 10 del tomo 3 de El Capital Marx trata entonces el caso de una rama con empresas con diversas productividades, y plantea que el TTSN puede determinarse tanto por promedio, como por las empresas modales. Esto se debe a que su tratamiento es dialéctico, y asume que el análisis debe captar lo que realmente sucede en el mercado, y no a la inversa, tratar de imponer algún esquema de “laboratorio” a la realidad. El esquema de partida de Marx es relativamente sencillo (es el que adoptó Carchedi y también supuse en Valor…): en la rama hay tres grupos de empresas: las que tienen tecnología media, las de tecnología superior a la media, y las de tecnología inferior. A partir de aquí, y considerando que la oferta y la demanda están igualadas, Marx hace una primera aproximación a la determinación cuantitativa del TTSN, y lo calcula por promedio ponderado. Por eso, según pese más o menos alguno de los tres grupos, el TTSN se acercará al tiempo de trabajo individual de las empresas del grupo respectivo. Esta es la parte que han tomado mis críticos (pero no todos los defensores de la tesis de la transferencia), y en base a ello han construido toda su “teoría”. Aunque en esta operación han disimulado que ni siquiera en este caso Marx explica que haya alg ún mecanismo de transferencia de valor, ni cómo este pueda suceder. Sin embargo, y tan importante como lo anterior, es que casi inmediatamente después de explicar esta determinación, Marx señala: “Esta fijación del valor de mercado, que aquí se ha expuesto en forma abstracta, se produce en el mercado real por mediación de la competencia entre los compradores, supuesto que la demanda sea lo bastante grande como para absorber la masa de mercancías a su valor así fijado. Y aquí llegamos a otro punto” (pp. 233-4, t. 3; en énfasis corresponde a la edición en español de Siglo XXI). Tengamos presente que una exposición en “forma abstracta” es, en términos del desarrollo dialéctico, una exposición que todavía no ha llegado a “lo concreto”, esto es, a la unidad compleja de las múltiples determinaciones. ¿Cuáles son esas determinaciones que están faltando en el análisis? Pues, básicamente, la competencia y la necesidad social que debe satisfacerse (el “otro punto” al que hace referencia el pasaje): “Pero ese volumen [de la necesidad que hay que satisfacer] se convierte en un factor esencial, apenas el producto de todo el ramo de la producción se halla situado de un lado y la necesidad social del otro” (p. 234, énfasis añadido). Un factor esencial es aquel que afecta de alguna manera decisiva al fenómeno bajo estudio. Por eso Marx agrega: “La masa de mercancías n o solo satisface una necesidad social, sino que la satisface en su volumen social” (ídem). De ahí que puedan provenir divergencias entre el precio de mercado y el valor de mercado (valor de mercado es sinónimo de precio determinado por el valor), sino también puede suceder que el valor de mercado no esté determinado por el promedio. Lo dice casi inmediatamente: “Y la primera divergencia es que cuando la cantidad [de la oferta] es demasiado pequeña, siempre regula el valor de mercado la mercancía producida bajo las peores condiciones, mientras que cuando es demasiado grande, siempre lo hace la producida en las mejores condiciones; es decir, uno de los extremos determina [ad notam de los sofistas, en alemán bestimmt] el valor del mercado, a pesar de que con arreglo a la mera relación de las masas que han sido producidas bajo las diversas condiciones, otro tendría que ser el resultado” (pp. 234-5; énfasis agregado). En otros términos, a pesar de lo que nos decía el análisis a un nivel todavía abstracto, el análisis concreto nos muestra que los valores bien pueden estar determinados por las empresas de mayor tecnología, o de menor tecnología. Y Marx introduce todavía un tercer nivel, cuando explica que, si la diferencia entre la demanda y la oferta es aún más significativa, el precio de mercado diferirá todavía más del que estaría determinado por el valor de mercado fijado por las empresas de alguno de los extremos. Casos diversos En base a lo anterior, podemos estudiar diversos casos. Empecemos con los que ya hemos mencionado, y mis críticos no han podido responder. Tomemos el ejemplo de los tejedores manuales y mecánicos. Supongamos que se ha llegado a una situación en la cual el 30% de la producción es manual, y el 70% de la producción es mecánica. ¿Cuál es el TTSN? En un nivel de análisis abstracto, se podría calcular por promedio. Pero un análisis concreto, tomando en cuenta las fuerzas de la competencia y la situación de la demanda, puede estar indicándonos que el TTSN no está determinado por el promedio, sino por el valor individual del trabajo aplicado al telar mecánico. Que es el caso que toma Marx como ejemplo: dice que el telar mecánico duplicó la productividad, y que el productor manual realizaba por hora de trabajo media hora de valor. Aquí, claramente, no hay prom edio en la determinación del TTSN. Podía haberlo habido (según el cálculo en abstracto), pero en la realidad, no lo hay. Una situación que encaja perfectamente en lo analizado en el cap. 10 t. 3. Supongamos ahora otro caso: el 98% de la producción está a cargo de tejedores manuales, y el 2% por un tejedor mecánico (es el innovador). Si las fuerzas de la competencia y la demanda no obligan a cambiar los precios –lo más probable, dada la desproporción- el TTSN estará determinado por el trabajo manual (que es el modal), y el tejedor innovador recibe un valor “extraordinario” que no hay manera de explicar por transferencia alguna. Es, en esencia, el caso del cap. 10 del t. 1 de El Capital. Presentamos ahora otro caso: supongamos que en algún punto del desarrollo hacia la mecanización, la composición de la rama sea 70% de productores manuales y 30% de productores mecánicos. En este caso, la lucha competitiva puede determinar que el valor de mercado coincida con el promedio ponderado de trabajos individuales (el defensor de la “tesis transferencia y promedio ponderado” aquí sonríe feliz). Aunque no necesariamente, porque el valor de mercado puede oscilar hacia un lado u otro de ese promedio ponderado. Presentamos otro caso: supongamos el mismo caso anterior, pero agregando un “productor absurdo” que emplea 10 veces más de tiempo para producir la tela que el tejedor manual. ¿Ha generado 10 veces más valor que éste? El teórico del promedio nos dirá que sí. El análisis concreto nos dirá que su respuesta no tiene sentido: no hay fuerza de la competencia, al menos bajo los supuestos establecidos, que permita inferir semejante cosa. El 90% del tiempo de trabajo del “productor absurdo” no generó valor. Las abstracciones matemáticas no pueden avalar cualquier conclusión absurda. No hay forma de sostener la “tesis transferencia” A partir del momento en que se admite que el valor de mercado (objetivación del TTSN) puede estar determinado por un grupo de empresas, se demuestra matemáticamente que la tesis de la transferencia no puede dar cuenta del fenómeno de los valores (o plusvalores) extraordinarios. Recuerdo, sin embargo, que el argumento principal contra la tesis de la transferencia no es este, sino el debate sobre el concepto de valor. De todas maneras, el ejemplo matemático pone en evidencia por qué mis críticos tienen que aferrarse al TTSN determinado por promedio. Por empezar, ya puse el caso de los 10 productores de A que producen con la misma tecnología y en el mismo tiempo, y la irrupción del productor que redujo el tiempo de trabajo individual, pero vende al precio establecido. No hay manera de explicar “por transferencia” cómo el innovador recibe más valor por hora de trabajo que el resto de los productores. Vayamos ahora a otro caso muy sencillo, en el que el TTSN está determinado por los productores de menor tecnología. Supongamos que 10 productores producen 10 bienes A en 14 horas cada uno; la suma de tiempos de trabajo individual es entonces 140 horas. 2 productores producen 2 bienes A en 12 horas cada uno; la suma de tiempos de trabajo individual es 24 horas. Y un productor produce un A en 10 horas. Si las fuerzas de la competencia y la situación de la demanda hacen que el valor de mercado de A esté determinado por los productores menos eficientes, que emplean 14 horas, el precio de A es $14 (1 hora de valor = $1). De manera que el productor más eficiente por 10 horas de trabajo individual obtuvo $14 y los dos intermedios obtuvieron por 24 horas $28. La suma de los tiempos de trabajo individuales es 174 horas, los valores realizados suman $182. No hay manera de encajar aquí transferencia alguna. Puede verse, una vez más, por qu&e acute; el empeño de mis críticos de negar estos casos, que se dan en la realidad. Respondiendo a una pregunta abstracta En Comentarios uno de mis críticos presentó este ejemplo: Hay 2,341 mercancías totales, producidas por empresas con diferentes tipos de tecnologías. 567 producidas por las primeras 8 empresas; 1,478 producidas por las siguientes 14 empresas; 87 producidas por las siguientes 5 empresas; 43 producidas por las otras 3 empresas; 166 producidas por la última empresa. ¿Cuál es el TTSN? En realidad, la pregunta es abstracta, ya que no tenemos elementos para decidir. Suponiendo que tenemos los tiempos de trabajo individuales, podemos hacer el cálculo al nivel abstracto que plantea Marx. Pero esto no nos da una respuesta en el plano concreto, esto es, cuando se incorpora la competencia y la demanda (podría agregar la dinámica de las fuerzas productivas). Por ejemplo, la introducción de estos factores podría mostrarnos que las 14 empresas determinan el TTSN; o que este está determinado por un promedio entre estas 14 que producen 1478 unidades y las siguientes 5 en tecnología; o que algunas empresas, debido a su extremada baja productividad, ni siquiera pueden entrar en el promedio (recordar el “productor absurdo). En cualquier caso, el ejemplo de mi crítico es ilustrativo de un método de razonar formal y vacío de contenido. Es acorde con la idea de que la sustancia del valor existe como “sustancia física”, por fuera de la forma del valor y la objetivación en el mercado. No podría haber una muestra más cabal de la pobreza de este enfoque. Una vez más, el intercambio desigual La discusión sobre TTSN y “transferencia de valor” no puede hacernos olvidar que en el origen de este debate estuvo mi crítica a la tesis de intercambio desigual, de Mandel, Shaikh y Carchedi. Como ya expliqué muchas veces, critiqué la idea de que al emplear más mano de obra por producto, las naciones (empresas) atrasadas generaban más valor que las naciones (empresas) tecnológicamente adelantadas. A la luz de lo explicado, la tesis que defiendo sobre trabajo potenciado y despotenciado se puede “ver” con más claridad. Supongamos que en el país adelantado la mercancía A se produce en 2 horas de trabajo (todos los productores tienen la misma productividad), y se vende a $2. Supongamos que en el país atrasado la misma mercancía se produce en 4 horas de trabajo, y se exporta al país adelantado; para evitar complicaciones, el tipo de cambio es 1:1. El TTSN de A en el país adelantado está determinado por el trabajo individual de las empresas que lo producen. Dada la situación de la competencia y del mercado, el productor del país atrasado está obligado a vender A en el país adelantado en $2. Esto significa que con 4 horas de trabajo individual generó $2 de valor. No hay forma de que entre en el “promedio” de determinación del TTSN de A en el país a delantado. ¿Qué sucedió entonces desde el punto de vista del valor? Pues que el productor atrasado no generó valor “extra”, que se pueda apropiar la empresa del país adelantado. Aunque desde el punto de vista de horas de trabajo individuales, hubo “intercambio desigual”: 4 horas “se cambiaron” por 2 horas. Una consecuencia de esto es que no hay manera de sostener que aquí hay “explotación” entre países. El eje está puesto en la explotación de clase (una de las consecuencias de trabajar con la noción de trabajo potenciado). Comprendo que al “marxismo nacional”, o al “marxismo tercermundista”, esta conclusión le resulte molesta. Tal vez esto explique el empeño de algunos en retrotraer la teoría del valor de Marx a una concepción ricardiana, que precisamente se caracteriza por la idea de “una hora de trabajo siempre genera una hora de valor”. Aunque hay que reconocer también que es un enfoque ricardiano extremadamente burdo. Marx, trabajo complejo, potenciado, y generación diferenciada de valor Para cerrar esta nota, vuelvo un momento a la noción clave del enfoque que defiendo, la de trabajo potenciado (o despontenciado). He planteado en varias oportunidades que la misma es, conceptualmente, de la igual naturaleza que la de trabajo complejo. Mis críticos, lógicamente, también han rechazado esta idea. Por eso me parece apropiado transcribir el siguiente pasaje de Marx, de Capital y tecnología. Manuscritos inéditos 1861-1863, (México, Terra Nova, 1980). Se refiere a la comparación entre la hora de trabajo en Inglaterra y en otras partes de Europa: “Que la hora de trabajo inglesa es superior a la del continente, está en relación con ésta como trabajo más complejo (por lo tanto, que la relación del fabricante inglés con el extranjero equivale a la relación de un fabricante que introduce nueva maquinaria con su competidor” (p. 61). Como he citado en una nota anterior, en esos escritos Marx también dice que el trabajo potenciado explica que una hora de trabajo individual pueda equivaler a 5/4 horas de trabajo social. Todo es coherente con la noción de trabajo potenciado que presenta cuando explica la plusvalía extraordinaria en El Capital. Otra consecuencia de todo esto –la he planteado en otros escritos- es que permitiría explicar las diferencias entre las horas trabajadas y la creación de valor en países adelantados y atrasados. Según datos que proporciona Martínez Peinado, y he citado en Valor… , el conjunto de los países atrasados proporcionaba, en 1995, el 70% del tiempo de trabajo mundial dedicado a la manufactura. Martínez Peinado elabora esas cifras a partir de datos de la OIT y establece que en 1995 se trabajaban, en la manufactura, en los países del centro 128.463 millones de horas, y en la periferia 288.404 horas. Sin embargo, la participación de la periferia en el valor añadido global en la manufactura era apenas el 22,5% del total (Martínez Peinado, “Globalización y fábrica mundial”, en J. Arriola y D. Guerrero, eds, La nueva economía política de la globalizaci ón, Universidad del País Vasco, 2000) Por último, la validez de una teoría social debería medirse por su capacidad para dar cuenta de los fenómenos sociales. Los lectores tienen entonces los elementos para hacerse una composición de lugar sobre las cuestiones en debate
Rolando - postaporteñ@ 1419 - 2015-06-17
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A 42 AÑOS de la heroica Huelga del Pueblo Uruguayo
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