Número 1346 | jueves febrero 13 de 2015 |
Año X
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Argentina: Ante la marcha convocada para el 18F
Rolando Astarita [Blog] Convocatoria y consignasEn términos generales, podemos decir que la conveniencia de participar en una movilización está determinada por quién la convoca y por las consignas convocantes, en una coyuntura dada. Coyuntura que hay que analizar a la luz de una teoría que ponga el foco en la lucha de clases, y en la función de las instituciones estatales en el capitalismo.Empecemos entonces señalando que esta marcha está llamada por “la comunidad judicial”, más precisamente, por los fiscales enfrentados a Gils Carbó. O sea, por gente que es parte esencial del aparato represivo del Estado y que estuvo, y sigue estando, comprometida con los servicios de inteligencia A igual que están comprometidos con los servicios de inteligencia Gils Carbó y los fiscales K que la siguen. Todos, en este respecto, tienen una función de clase definida. De hecho, estos fiscales no han hecho prácticamente nada por frenar, a lo largo de años, los cientos y miles de atropellos contra trabajadores y el pueblo humilde; o contra la militancia y partidos de izquierda, o las organizaciones sociales “críticas y díscolas”. Pero además, a la marcha no sólo irá mucha gente que está indignada por la responsabilidad del gobierno en la muerte de Nisman, sino también altos dirigentes políticos, que son insoslayables a la hora de definir el carácter de la movilización. Entre ellos, notorios tránsfugas del kirchnerismo, (como Massa), y ex altos funcionarios de Menem o de la De la Rúa que, cuando estuvieron en el poder, utilizaron el aparato del Estado para hacer operaciones de todo tipo en su propio provecho. A igual que lo han hecho los gobiernos K desde 2003 a la fecha En cuanto a las consignas, el 18 F se convoca con los lemas “Todos somos Nisman”, “Por la República”, se aclara que “no es una marcha contra nadie” y que hay que ir “sin consignas políticas”. Pero precisamente, lo que hace falta son posiciones políticas. Posiciones políticas que cuestionen esta República y su sistema de dominio, garante fundamental de las relaciones de explotación. La primera actitud de clase, del que es explotado y oprimido, es de distancia y de crítica frente al sistema de dominación y opresión, y frente a todos sus defensores. El punto de partida nunca puede ser el del “consenso callado”. Una contradicción al seno del Estado Vuelvo más abajo sobre esta cuestión de las consignas, pero antes permítaseme una consideración de tipo general, que ayudará a entender algunas de las líneas de fuerza que se cruzan en la actual coyuntura argentina. La cuestión que quiero plantear es que el Estado está atravesado por una contradicción irresoluble: en tanto aparato de dominación del capital, debe responder a los intereses comunes del “capital en general” En este sentido, el Estado encarna la comunidad universal del capital. Sin embargo, el Estado siempre es particular, y a su frente siempre se encuentra una fracción particular de la clase dominante. Por eso, y en tanto sus instituciones tienden a autonomizarse, el “capital en general” corre el riesgo de verse perjudicado por fracciones particulares del capital con acceso privilegiado al Estado, o por los mismos altos mandos gubernamentales. Naturalmente, esta cuestión remite al problema tan discutido por los marxistas sobre la “autonomía relativa” del Estado (véase, por ejemplo, Ralph Miliband, “Estado, poder y democracia capitalista”, en Repensar a Marx, autores varios, Madrid, 1988, Editorial Revolución, trabajo del que tomo varios conceptos). Es que por un lado, el Estado está movido por fuerzas capitalistas (depende de ellas) y está dedicado a la defensa de los intereses de esas fuerzas. Pero esto no debe llevar a una lectura puramente economicista o reduccionista del rol del Estado. Máxime cuando el Estado alcanzó, ya desde la segunda mitad del siglo XX, un inmenso poder e influencia. En palabras de Miliband, “el Estado necesita imperativamente más espacio vital para contener de forma eficaz la presión que viene desde abajo, y los que ejercen el poder y dependen de la legitimación electoral quieren más espacio vital para tener oportunidades de mantener el puesto”. Por eso, el impulso a la independencia del Estado bajo el capitalismo ya no se da en circunstancias excepcionales, como pensaban Marx y Engels. Así como el capital controla medios de producción, de comercio, finanzas y de comunicación fundamentales –y esto pone límites a la autonomización del Estado- el Estado toma poder propio. El control y la represión antirrevolucionaria es así un campo propicio para la autonomización del Estado. En la medida en que aumentan las tensiones sociales, o la lucha de clases se intensifica, se necesita una intervención del Estado que se decide con independencia de los capitales particulares. Por lo tanto, de aquí deviene una tensión entre el asentimiento de la clase dominante de conjunto cuando se trata de reprimir al “subversivo”, y la negativa de los sectores que no están en control del aparato del Estado cuando este es utilizado en su perjuicio. Por la misma dialéctica, también surgen tensiones cuando el aparato estatal se autonomiza y es utilizado como palanca de acumulación de capital (que a su vez sustenta poder político). Esta última cuestión no es señalada por Miliband, pero adquiere especial relevancia en Argentina, y en otros países cap italistas (y fue destacada por Bakunin) Para “bajarlo” a tierra con dos ejemplos extremos: de conjunto la clase dominante argentina no tuvo mucho problema en tapar y disimular el asesinato de militantes del MTP que habían atacado el regimiento de La Tablada (bajo el gobierno del democrático Raúl Alfonsín), Pero muchos protestan y dan pelea cuando, utilizando el aparato del Estado, y apelando al fraude, la corrupción, los dineros negros, los Menem, los Kirchner o los Lázaro Báez se enriquecen a más no poder. O cuando desde el aparato del Estado se hacen toda clase de maniobras para perjudicar a tal o cual disidente de la oposición burguesa. Por este motivo, un Massa o un Alberto Fernández, que cuando formaron parte del gobierno K dejaban hacer al agente de inteligencia Stiusso cualquier tipo de inmundicia, hoy ponen el grito en el cielo por “la forma en que el gobierno K utiliza los servicios de inteligencia” Sin embargo, cualquiera de ellos asume como “natural” que el Estado ejerza inteligencia sobre los “molestos” Y por otro lado, las disidencias al seno de la clase dominante, y sus representaciones políticas, en torno al “uso y abuso” del aparato estatal, pueden abrir fisuras serias que, en circunstancias específicas, son factibles de ser utilizadas por la izquierda para avanzar sus posiciones. Libertades democráticas Este es entonces el marco más general en que se produce la muerte violenta de Nisman –nunca debe olvidarse: a los pocos días de haber denunciado a Cristina Kirchner y a su canciller- y en que fiscales “no K” llaman a marchar en homenaje a Nisman. Con este trasfondo, una cuestión clave es que, lamentablemente, la clase trabajadora no ha tenido, en tanto clase, una posición crítica e independiente del gobierno y de la oposición burguesa, y la burocracia. Una postura de denuncia del rol del aparato represivo y de la represión, y del papel del gobierno K (y de los anteriores gobiernos) en el mantenimiento y fortalecimiento de ese aparato. Una denuncia que debería acompañarse de la exigencia de libertades democráticas Por ejemplo, reflotar el caso Julio López; denunciar el gatillo fácil que sigue asesinando impunemente en los barrios populares; denunciar y avanzar en la investigación del operativo X: exigir la derogación de la ley antiterrorista; pedir el juicio por crímenes de lesa humanidad a Milani y denunciar el hostigamiento a la familia Ledo; denunciar los encubrimientos del caso AMIA y Embajada de Israel; denunciar las patotas sindicales y su convivencia con fuerzas represivas estatales, y similares. Para esto, hay que tomar distancia crítica de la “comunidad judicial” de conjunto, (por eso es necesario que “no todos seamos Nisman”), del gobierno K y del resto de las fuerzas burguesas. Por eso también, la clase obrera no tiene que estar en silencio. Por supuesto, tampoco es salida aplaudir y cantar estúpidas alabanzas a la presidenta. Es necesario fijar una posición de clase, autónoma de las fracciones burguesas, y del Estado en su conjunto. En definitiva, las libertades democráticas que se consigan (y siempre serán precarias en tanto subsista el modo de producción capitalista) solo podrán ser el resultado de una actitud de clase de este tipo. Hoy deberíamos admitir que está lejos la posibilidad de acabar con el Estado capitalista (esta afirmación me diferencia de buena parte de la izquierda). Sin embargo, aun en los marcos de este sistema, una movilización independiente de la clase obrera podría obtener mejoras. Para esto, hay que tomar distancia de los dos sectores burgueses que se enfrentan. Esto último no niega que, en ciertas circunstancias, se pueda coincidir con una u otra fracción política burguesa, o de la burocracia, en algún reclamo puntual, con objetivos precisos y enfrentamiento delimitado. Para dar algunos ejemplos: si, por el motivo que fuere, una fuerza n o socialista (puede ser un partido político, una institución como la Iglesia, una dirección sindical) denuncia los asesinatos en la comunidad Qom, de Formosa; o se opone a la ley antiterrorista; o pide el procesamiento de Milani, no habría impedimento en participar en alguna forma de unidad de acción. La marcha no representa avance alguno para los trabajadores Pero este no es el caso de la marcha del 18 F. Ninguna de las fuerzas que convocan es progresiva para la clase trabajadora. No hay tampoco consignas progresivas. Ni la clase obrera, ni las fuerzas socialistas, pueden marchar para identificarse ingenuamente con Nisman, ni con los fiscales, ni con la República burguesa y su Estado. Convocar a esta marcha solo podría traer perjuicios para el logro de una conciencia de clase, independiente del poder burgués. Se puede decir que lo mío -una movilización independiente de la clase- es, por ahora, una expresión de deseo. Pero es la única salida de fondo posible. No veo otra.
Rolando - postaporteñ@ 1346 - 2015-02-13
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EL PROYECTO "NUEVO HOSPITAL DE CLÍNICAS"
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¿qué pasaba antes de 1990? ¿SOCIALISMO EN CUBA?
Dije hace unos días: “Sólo diré ahora que estoy total y completamente convencido que Cuba fue, hasta el derrumbe de la URSS y la instauración del "período especial en tiempos de paz" un país socialista. Entendiendo por tal al período de dictadura revolucionaria del proletariado tal cual la define Marx en la "Crítica del programa de Gotha".” Lo lamento en el corazón, pero no es posible encarar el tema sin recurrir a un par de extensas citas de las famosas “Glosas marginales” también conocidas como “Crítica al programa de Gotha” Es un texto fundamental, pero encima, brevísimo. Ineludible para todo aquel que tenga, con algún fundamento teórico, intención revolucionaria. En aras de la brevedad (el texto completo se encuentra muy fácilmente a través de internet) no lo reproduzco en su totalidad. Para los que no lo han leído....háganlo. Y para los que, como yo, lo leyeron por primera vez hace muchos años...reléanlo El primer párrafo que citamos define ya de pique un criterio básico de cualquier sociedad y no necesita explicación. “Pero, dejemos la tesis, tal como está, o mejor dicho, tal como viene renqueando. ¿Qué conclusión habría debido sacarse de ella? Evidentemente, ésta: "Como el trabajo es la fuente de toda riqueza, nadie en la sociedad puede adquirir riqueza que no sea producto del trabajo. Si, por tanto, no trabaja él mismo, es que vive del trabajo ajeno y adquiere también su cultura a costa del trabajo de otro Lo hemos incluido aquí porque, precisamente este es uno de los fundamentos de la política cubana hacia el tema: no podían existir personas que no trabajaran o estudiaran. Existía, a tal fin, una ley “de la vagancia” (no recuerdo si ese era efectivamente su nombre). Se sancionaba precisamente el hecho de que alguien “viva del trabajo ajeno”. La sanción: ya que no trabajaba voluntariamente lo hacía en forma forzada Creo que el meollo de la cuestión, o sea, cuánto se apegaba la realidad cubana por lo menos hasta que el derrumbe del campo socialista y la consiguiente crisis económica impuso medidas que mediatizaron esta política social y económica se resuelve a partir de una atenta lectura de lo que sigue y su comparación con aquella “En la sociedad actual, los medios de trabajo son monopolio de los dueños de tierras (el monopolio de la propiedad del suelo es, incluso, la base del monopolio del capital) y de los capitalistas. Los Estatutos de la Internacional no mencionan, en el pasaje correspondiente, ni una ni otra clase de monopolistas. Hablan de "los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir, de las fuentes de vida". Esta adición: "fuentes de vida", señala claramente que el suelo está comprendido entre los medios de trabajo Esta enmienda se introdujo porque Lasalle, por motivos que hoy son ya de todos conocidos, sólo atacaba a la clase capitalista, y no a los dueños de tierras. En Inglaterra, la mayoría de las veces el capitalista no es siquiera propietario del suelo sobre el que se levanta su fábrica Tal afirma textualmente Marx. En Cuba se estatizó la totalidad de los medios de producción con excepción de una parte (aproximadamente un 20%) de la tierra. Pero esta propiedad privada tenía limitaciones: a) no se podía (y todavía hoy es así) enajenar. b) El propietario sólo podía trabajarla directamente con su familia. Estaba prohibida la contratación de mano de obra asalariada. c) El régimen de préstamos y apoyos diversos del estado a los pequeños (el límite máximo eran 65 hectáreas) productores se complementaba con la obligación de vender la producción, salvo una parte reservada para el autoconsumo, al estado a unos precios que, de hecho abolían la captación de renta por parte del campesino. La estatización comenzó ya desde el principio con las grandes empresas industriales y de servicios así como los latifundios, en primer lugar extranjeros. Continuó en 1962 con la industria y comercio “medianos”, o sea, que contrataban mano de obra asalariada y se completó en 1968 con el pequeño comercio. En suma, a partir de entonces los cubanos adultos eran: a) estudiantes universitarios a dedicación completa. Y aquí no se podía repetir cursos. El que no aprobaba los exámenes después de un número razonable de intentos quedaba afuera. b) trabajadores asalariados. Y enseguida profundizaremos en el tema de la significación del “salario” en aquel contexto. c) jubilados d) eran al mismo tiempo a y b. Estaban, como dijimos arriba los campesinos individuales y posteriormente los cooperativistas cuando algunos de aquellos se transformaron voluntariamente en estos. Dice entonces Marx:
3. "La emancipación del trabajo exige que los medios
de trabajo se eleven a patrimonio común de la sociedad y que todo el trabajo
sea regulado colectivamente, con un reparto equitativo del fruto del trabajo
"Donde dice "que los medios de trabajo se eleven a
patrimonio común", debería decir, indudablemente, "se conviertan en
patrimonio común". Pero esto sólo de pasada.
Eso del "fruto del trabajo" es una idea vaga con la que Lassalle ha suplantado conceptos económicos precisos. ¿Qué es "reparto equitativo"? ¿No afirman los burgueses que el reparto actual es "equitativo"? ¿Y no es éste, en efecto, el único reparto "equitativo" que cabe, sobre la base del modo actual de producción? ¿Acaso las relaciones económicas son reguladas por los conceptos jurídicos? ¿No surgen, por el contrario, las relaciones jurídicas de las relaciones económicas? ¿No se forjan también los sectarios socialistas las más variadas ideas acerca del reparto "equitativo"? Para saber lo que aquí hay que entender por la frase de "reparto equitativo", tenemos que cotejar este párrafo con el primero. El párrafo que glosamos supone una sociedad en la cual los "medios de trabajo son patrimonio común y todo el trabajo se regula colectivamente", mientras que en el párrafo primero vemos que "el fruto íntegro del trabajo pertenece por igual derecho a todos los miembros de la sociedad". ¿"Todos los miembros de la sociedad"? ¿También los que no trabajan? ¿Dónde se queda, entonces, el "fruto íntegro del trabajo"? ¿O sólo los miembros de la sociedad que trabajan? ¿Dónde dejamos, entonces, el "derecho igual" de todos los miembros de la sociedad? Sin embargo, lo de "todos los miembros de la sociedad" y "el derecho igual" no son, manifiestamente, más que frases. Lo esencial del asunto está en que, en esta sociedad comunista, todo obrero debe obtener el "fruto íntegro del trabajo" lassalleano. Tomemos, en primer lugar, las palabras "el fruto del trabajo" en el sentido del producto del trabajo; entonces, el fruto del trabajo colectivo será la totalidad del producto social. Ahora, de aquí hay que deducir: Primero: una parte para reponer los medios de producción consumidos. Segundo: una parte suplementaria para ampliar la producción. Tercero: el fondo de reserva o de seguro contra accidentes, trastornos debidos a fenómenos naturales, etc. Estas deducciones del "fruto íntegro del trabajo" constituyen una necesidad económica, y su magnitud se determinará según los medios y fuerzas existentes, y en parte, por medio del cálculo de probabilidades, pero de ningún modo puede calcularse partiendo de la equidad. Queda la parte restante del producto total, destinada a servir de medios de consumo. Pero, antes de que esta parte llegue al reparto individual, de ella hay que deducir todavía: Primero: los gastos generales de administración, no concernientes a la producción. Esta parte será, desde el primer momento, considerablemente reducida en comparación con la sociedad actual, e irá disminuyendo a medida que la nueva sociedad se desarrolle. Segundo: la parte que se destine a satisfacer necesidades colectivas, tales como escuelas,instituciones sanitarias, etc. Esta parte aumentará considerablemente desde el primer momento, en comparación con la sociedad actual, y seguirá aumentando en la medida en que la nueva sociedad se desarrolle. Tercero: los fondos de sostenimiento de las personas no capacitadas para el trabajo, etc.; en una palabra, lo que hoy compete a la llamada beneficencia oficial. Sólo después de esto podemos proceder al "reparto", es decir, a lo único que, bajo la influencia de Lassalle y con una concepción estrecha, tiene presente el programa, es decir, aIa parte de los medios de consumo que se reparte entre los productores individuales de la colectividad. El "fruto íntegro del trabajo" se ha transformado ya, imperceptiblemente, en el "fruto parcial",aunque lo que se le quite al productor en calidad de individuo vuelva a él, directa o indirectamente, en calidad de miembros de la sociedad Y así como se ha evaporado la expresión "el fruto íntegro del trabajo", se evapora ahora la expresión "el fruto del trabajo" en general En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios de producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en los productos no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos, como una cualidad material, poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en la sociedad capitalista, los trabajos individuales no forman ya parte integrante del trabajo común mediante un rodeo, sino directamente. La expresión "el fruto del trabajo", ya hoy recusable por su ambigüedad, pierde así todo sentido De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrolladosobre su propia base, sino, al contrario, de una que acaba de salirprecisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. Congruentemente con esto, en ella el productor individual obtiene de la sociedad -- después de hechas las obligadas deducciones --exactamente lo que ha dado. Lo que el productor ha dado a la sociedad es su cuota individual de trabajo. Así, por ejemplo, la jornada social de trabajo se compone de la suma de las horas de trabajo individual; el tiempo individual de trabajo de cada productor por separado es la parte de la jornada social de trabajo que él aporta, su participación en ella. La sociedad le entrega un bo no consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que rindió. La misma cantidad de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma, la recibe de esta bajo otra distinta. Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, ahora nada puede pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo. Pero, en lo que se refiere a la distribución de estos entre los distintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. Por eso, el derecho igualsigue siendo aquí, en principio, el derecho burgués, aunque ahora el principio y la práctica ya no se tiran de los pelos, mientras que en el régimen de intercambio de mercancías, el intercambio de equivalentes no se da más que como término medio, y no en los casos individuales. A pesar de este progreso, este derecho igualsigue llevando implícita una limitación burguesa. El derecho de los productores es proporcionalal trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por el mismo rasero: por el trabajo. Pero unos individuos son superiores, física e intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo, para servir de medida, tiene quedeterminarse en cuanto a duración o intensidad; de otro modo, deja de ser una medida. Este derecho iguales un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce ninguna distinción de clase, porque aquí cada individuo no es más que un trabajador como los demás; pero reconoce, tácitamente, como otros tantos privilegios naturales, las desiguales aptitudes individuales y, por consiguiente, la desigual capacidad de rendimiento. En el fondo es, por tanto, como todo derecho, el derecho de la desigualdad.El derecho sólo puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían d istintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y cuando que se les coloque bajo un mismo punto de vista y se les mire solamente en un aspecto determinado ; por ejemplo, en el caso dado, sólo en cuanto obreros, y no se vea en ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás. Prosigamos: un obrero está casado y otro no; uno tiene más hijos que otro, etc., etc. A igual trabajo y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de consumo, uno obtiene de hecho más que otro, uno es más rico que otro, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual. Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado. En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades! “Aun prescindiendo de lo que queda expuesto, es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y poner en ella el acento principal. La distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción. Y ésta es una característica del modo mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en el hecho de que las condiciones materiales de producción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la condición personal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de producción, la actual distribución de los medios de consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y por inte rmedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que esta dilucidada, desde hace ya mucho tiempo, la verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás? “ La cita es extensa (los subrayados son míos), pero no tiene desperdicio. 1) aquí está definida, con claridad meridiana, la concepción de las dos “etapas” que Marx preveía para lo que hoy algunos llaman “postcapitalismo”: a) una que llama “dictadura revolucionaria del proletariado”. Y Marx le atribuye tanta importancia al asunto que afirma-1-“...Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...” Sociedad sin clases y podemos agregar, en consecuencia, sin estado A esta fase de transición postcapitalista que Marx llama “dictadura revolucionaria, etc.” Lenin la llamó “socialismo”. Con lo cual yo pecador confieso: SOY MARXISTA LENINISTA. Tal cual me “acusa” Ricardo -2- Que no es lo mismo que ser “estalinista”, término peyorativo, por lo menos para mucha gente, que tiene el gran problema de ser impreciso. O sea, se aplica tanto a quienes defienden la actuación, incluyendo sus políticas represivas, de Iosif Visariónovich Dugashvili cuanto a quienes manifiestan actitudes autoritarias en la vida política. Desde ambos puntos de vista rechazo el calificativo. Y, por supuesto, en el segundo caso encuadran muchos que se manifiestan como “antiestalinistas”, incluyendo no pocos anarquistas. Aclarados los términos, cuando afirmamos que “Cuba era un país socialista” nos estamos refiriendo a la primera fase, de transición, entre el capitalismo y el comunismo. 2) Según la gente que ha leído extensamente a Marx y a Engels estos no profundizaron ni se extendieron sobre las características que tendrían las sociedades post capitalistas. Por ello todos recurrimos a la “Crítica del programa...” para referirnos al tema. La cita que colocamos supra es, sin embargo prístinamente clara respecto a las características esenciales de la primera fase. El trabajador recibirá, como fruto de su trabajo, lo que le corresponda en relación a la cantidad y calidad de éste. O sea la cantidad de valor generada al ejecutar el mismo de la cual se deducirá una lista de montos que irán a lo que podríamos llamar necesidades para el mantenimiento de la propia sociedad y la ampliación de su capacidad productiva. Marx los detalla y nos permitiríamos agregar los ingentes recursos imprescindibles para la defensa militar de una tal “dictadura revol ucionaria del proletariado”. No lo dice, pero no hace falta. Porque precisamente si estamos ante una dictadura serán necesarios medios para ejercerla. Aquí aparece una cuestión clave: “Así, por ejemplo, la jornada social de trabajo se compone de la suma de las horas de trabajo individual; el tiempo individual de trabajo de cada productor por separado es la parte de la jornada social de trabajo que él aporta, su participación en ella. La sociedad le entrega un bono consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que rindió. La misma cantidad de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma, la recibe de esta bajo otra distinta.” Y: ¿qué sucedía en Cuba? Precisamente esto que Marx describe con tanta claridad. El trabajador percibía, a cambio de la “jornada social de trabajo (que) se compone de la suma de las horas de trabajo individual” un “bono”...¿qué forma asumía ese “bono”? Pues la forma de “salario” en forma de “dinero”. ¿Cuál es la esencia de todo esto? Que, abolida la propiedad privada de los medios de producción (con las estrictas limitaciones que definimos más arriba) el “salario” ya no es lo mismo que lo que así se llama en la sociedad capitalista. ¿porqué? Sencillo: la clave del asunto está en la apropiación del excedente. En el capitalismo el trabajador recibe exactamente lo que, dadas unas condiciones históricas determinadas, necesita para reproducir la mercancía que vende al capitalista: la fuerza de trabajo. Sucede que en Cuba no había capitalistas. Por lo tanto no existía la apropiación privada del excedente o plusvalía. Por lo tanto el dinero no asumía la forma de capital en tanto acumulación de riqueza destinada a reproducirse y ampliarse en manos de los capitalistas. Y el salario no era más que el “bono” del que hablaba Marx. Porque de alguna forma hay que materializar estos principios que él y Engels enunciaron en forma sintética pero clara y precisa. Si no hay capitalistas porque no hay propiedad privada de los medios de producción no hay por lo tanto capital. Y tampoco hay explotación. Pero se mantiene la injusticia que Marx atribuye a esta fase del desarrollo: “Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, ahora nada puede pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo. Pero, en lo que se refiere a la distribución de estos entre los distintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el derecho burgués, aunque ahora el principio y la práctica ya no se tiran de los pelos, mientras que en el régimen de intercambio de mercancías, el intercambio de equivalentes no se da más que como término medio, y no en los casos individuales.” Y, más adelante agrega: “Cabe, entonces, preguntarse: ¿qué transformación sufrirá el régimen estatal en la sociedad comunista? O, en otros términos: ¿qué funciones sociales, análogas a las actuales funciones del Estado, subsistirán entonces? Esta pregunta sólo puede contestarse científicamente, y por más que acoplemos de mil maneras la palabra pueblo y la palabra Estado, no nos acercaremos ni un pelo a la solución del problema. Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado ” Para graficar podemos dar algunos datos concretos: en el hospital que yo trabajaba-estudiaba la limpiadora ganaba alrededor de 100 pesos. El médico recién recibido 230 y los especialistas, la escala más alta, alrededor de 350. En este caso no había diferencias por concepto de cumplimiento-sobre cumplimiento de normas. Diferencias que existían en fábricas y haciendas estatales, por ejemplo. Y si estas diferencias salariales pueden parecer grandes debemos aclarar que existía la “libreta de abastecimiento” o racionamiento que asignaba a todo el mundo sin distinciones una cantidad de bienes esenciales, tanto alimentos cuanto de higiene, ropa, calzado, etc. Esta dotación se adquiría con muy poco dinero. Además educación y salud eran total y absolutamente gratuitas. En el primer caso al estudiante se le entregaban libros y útiles necesarios. Si no vivía en la ciudad en que estudiaba se le daba, además, alojamiento, alimentación, ropa, calzado, y un pequeño estipendio para gastos. Por lo tanto la mencionada diferencia salarial se minimizaba en gran medida. LA BUROCRACIA Y aquí nos encontramos con la otra “madre del borrego” de la discusión. Se sostiene que la existencia de una burocracia vitalicia sustituiría a la burguesía como clase dominante succionadora de plusvalía. Yo viví 10 años entre los 70 y los 80 en Cuba. Sí, había una burocracia. Existía, por un lado el estado. A partir de 1976 cuando se aprueba la constitución socialista se establece un sistema electoral directo (para los representantes a nivel municipal) e indirecto (parlamento nacional y ejecutivo). Y se puede señalar que hasta hace muy poco tiempo (y aún hoy) se han repetido nombres en los principales cargos. Existía, además el partido comunista, único. Y allí también se repetían no totalmente, pero en gran medida, ciertos nombres. Como no tuve contacto directo con las altas esferas no puedo informar de su nivel de vida. Y tengo la sospecha de que Fidel Castro no vivía exactamente como un obrero cualquiera. Si les puedo decir que, hasta el nivel medio por lo menos, los dirigentes no tenían un nivel de vida distinto a los demás. En ese sentido vivía mejor un técnico especializado que un responsable de nivel medio del partido o del estado. Y, ya que estamos, lo mismo aplicaba a los oficiales del ministerio del interior y las fuerzas armadas. Cuando hablamos de este tema resulta imprescindible explicar como se elegían los miembros del Partido Comunista. Para llegar a ser miembro del mismo era imprescindible que una asamblea del centro de trabajo eligiera a la persona como “vanguardia”. Para ello el propuesto (que no podía ser auto propuesto) debía reunir, a juicio de la mayoría de sus compañeros de trabajo o estudio, condiciones vinculadas a la actitud frente al trabajo, el compañerismo, la participación en las organizaciones de masas (comités de defensa de la revolución, sindicato, federación de mujeres cubanas, etc.) y la fidelidad a los ideales revolucionarios. Ser miembro del “partido” implicaba estar sujeto a una permanente crítica social. Se suponía que estos debían tener una conducta intachable en cada aspecto de su vida, pública, pero también privada. Y no se admitía socialme nte el acceso a privilegios materiales. EL INTERNACIONALISMO Hasta aquí nos hemos limitado a analizar la parte económica del planteo de Marx y Engels y su reflejo en la realidad cubana. Pero la construcción de la sociedad comunista no puede ser solamente un problema económico. En realidad si la base económica descrita es una pre condición para aquella el comunismo es, esencialmente, una cuestión de conciencia. En esto destaca el trabajo teórico pero también práctico de Ernesto Guevara. Ya desde los primeros tiempos de la revolución triunfante cubana, y aún antes, durante la guerra revolucionaria el Che resalta las condiciones éticas y políticas que definen al hombre (y a la mujer, naturalmente) comunistas. Desarrolla la teoría, pero también marca las pautas a través de su intachable conducta personal. Su legado persistirá en Cuba hasta muchos años después. Es así que, por lo menos mientras nos tocó vivir allí, el trabajo voluntario fue un pilar de la vida social. El internacionalismo encarna también ese desarrollo de la conciencia hacia el ser humano comunista. La participación civil y militar en incontables países del tercer mundo de hombres y mujeres cubanas que dejaban la comodidad de sus vidas cotidianas para afrontar dificultades materiales, lejanía y peligro en aras de cumplir lo que, correctamente, se consideraba un deber hacia el resto de la humanidad demuestra una política seria y coherente en pos de aquel desarrollo de la conciencia. Citamos otra vez a Marx: “Por oposición al Manifiesto Comunista y a todo el socialismo anterior, Lassalle concebía el movimiento obrero desde el punto de vista nacional mis estrecho. ¡Y, después de la actividad de la Internacional, aún se siguen sus huellas en este camino! Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en su propio país, ya que éste es la palestra inmediata de su lucha. En este sentido, su lucha de clases es nacional, no por su contenido, sino, como dice el Manifiesto Comunista, "por su forma". Pero "el marco del Estado nacional de hoy", por ejemplo, del imperio alemán, se halla a su vez, económicamente, "dentro del marco" del mercado mundial, y políticamente, "dentro del marco" de un sistema de Estados. Cualquier comerciante sabe que el comercio alemán es, al mismo tiempo, comercio exterior, y la grandeza del señor Bismarck reside precisamente en algún tipo de política internacional. El profundo contenido internacionalista de la revolución cubana se manifiesta ya desde sus primeros años. La solidaridad concreta con los movimientos guerrilleros latinoamericanos, la participación militar para colaborar en la defensa de la Argelia revolucionaria contra la monarquía de Marruecos (felicitaciones a Moyano por difundir el testimonio de Ben Bella y extraer de él las debidas conclusiones) son claros ejemplos. Cuando triunfa la revolución cubana el país cuenta con 6.000 médicos. Tras las primeras medidas revolucionarias, en particular la expropiación de los latifundios e ingenios azucareros yanquis, el imperialismo instrumenta una política dirigida a atraer a los profesionales universitarios y técnicos como forma de debilitar la economía y las condiciones sociales de Cuba. Poco tiempo después quedarán en el país apenas 3.000 de aquellos médicos. Se lanza una política destinada a formar en forma rápida, no sólo médicos sino toda la gama de profesionales de la salud. Y también desde los primeros tiempos Cuba desarrollará la solidaridad internacionalista en el plano de la salud. Lo hará asimismo en la educación tanto a través de miles de maestros y profesores que acudirán a los más remotos rincones del planeta cuanto a miles y miles de jóvenes de países del tercer mundo que estudiarán a distintos niveles allí. En el Congo Brazzaville en la primera mitad de los 60 una misión militar cubana apoyó al gobierno revolucionario que allí existía contra los ataques de la vecina República Democrática del Congo apoyada por imperialistas belgas y de EEUU. Simultáneamente comenzará el apoyo a los revolucionarios del Movimiento de Liberación Popular de Angola y a otros de la región. Esta colaboración culminará en 1975 con el envío masivo de tropas a Angola las cuales detendrán el ataque de los esbirros de la CIA dirigidos por Holden Roberto (y cabe agregar aquí apoyados también por China) en el norte y de las tropas sudafricanas en el sur. En el Congo Brazzaville Cuba llevará adelante la primera campaña de vacunación infantil en la historia del país. En Etiopía cuando cae la monarquía de Haile Selassie había 300 médicos para un país de 30 millones de habitantes. Muy pronto los médicos cubanos superarán esa cifra. A continuación se fundará con profesores cubanos la primera escuela de medicina del país. Tropas cubanas apoyarán a la joven revolución etíope contra la invasión de Somalia bajo instigación y apoyo imperialistas. No creo necesario extenderme aquí sobre este capítulo fundamental de la historia de la revolución cubana. Resalto su importancia para calificar a la misma como socialista (o dictadura revolucionaria del proletariado). A diferencia de la política estalinista Cuba no descuidó jamás ese deber sagrado. Para terminar me parece imprescindible expresar mi opinión sobre un tema que para muchos marxistas parece irrelevante o incluso inexistente: el papel de determinados individuos en la historia. No puede ser casualidad que todos los procesos revolucionarios (por lo menos los que yo conozco) estén indisolublemente ligados a un nombre. Trátese de Rusia, China, Vietnam, Korea, Argelia, Angola. Nicaragua es, tal vez, una excepción. Aunque debemos señalar que el proceso de unificación de las tendencias dentro del sandinismo en un sólo frente que propició la toma del poder en 1979 fue impulsada p or Fidel Castro. Aún procesos que resulta difícil catalogar claramente como revoluciones (Bolivia, Ecuador y Venezuela) se desarrollan bajo el signo de personalidades descollantes. Lo mismo sucedió durante las revoluciones de independencia en América Latina. Evidentemente no se trata de casualidades históricas. Por alguna razón los pueblos necesitan al emprender caminos de liberación que implican rupturas más o menos radicales del orden existente de guías que funcionen como unificadores. No puede haber revolución claro está sin condiciones revolucionarias. También es claro que los procesos revolucionarios no siempre suceden cuando se dan aquellas. A la injusticia básica de la sociedad capitalista (a veces con elementos feudales o aún esclavistas) se suman algunos elementos que parecen constantes: a) guerra, b) invasión extranjera c) profunda crisis económica d) dictaduras militares feroces. Este breve planteo viene a cuento cuando intentamos comprender la naturaleza de la revolución cubana. Su existencia es difícil de imaginar sin Fidel. De la lectura de la historia del proceso que conduce al derrocamiento del régimen de Fulgencio Batista y la posterior transformación socialista de éste destaca el papel gigantesco que esta personalidad desempeña en todas sus etapas. No hubiera habido revolución sin las condiciones sociales, económicas y también políticas que estaban presentes en la Cuba de los 50. Resulta difícil concebir la revolución cubana sin Fidel. La presencia de esta personalidad histórica marcará ciertas características definitorias del proceso revolucionario cubano. Para lo bueno, pero también para lo malo. La dura confrontación con el imperialismo y la burguesía cubana actuando como instrumento de aquel impondrá múltiples acciones defensivas. Por un lado el desarrollo de una importante fuerza militar. Digamos de paso que estas fuerzas armadas tendrán características diferenciales claves de las que funcionan en los demás países de América Latina y cuyo historial represivo y criminal en pos de los intereses de la burguesía y el imperialismo es conocido. Su raíz estuvo en el Ejército Rebelde que derrotó a las fuerzas de la tiranía batistiana. Se trataba de unas fuerzas armadas constituidas por un pequeño núcleo profesional y un amplio contingente (desconozco los números exactos pero hablamos de cientos de miles de hombres y mujeres) de combatientes milicianos. En cada centro de trabajo y estudio a nivel universitario gran parte de los trabajadores-estudiantes eran, a l mismo tiempo, milicianos. Estaban adscritos a una unidad que era movilizada periódicamente para llevar adelante maniobras militares. La movilización, en estos casos completamente voluntaria, podía incluir las misiones internacionalistas. Hacia fines de la década del 70 cuando Reagan asume la presidencia de EEUU la retórica anti cubana se acentúa. El país opta por profundizar su esquema de defensa adoptando la concepción, tomada de los vietnamitas, de “guerra de todo el pueblo”. La instrucción militar se generaliza e incluye amas de casa y gente mayor de edad en condiciones físicas aceptables. Se distribuyen depósitos (conocidos por muy poca gente) de armas, municiones y alimentos destinados a ser utilizados en caso de invasión extranjera por parte de amplios sectores de la población debidamente organizada. La mencionada instrucción militar se dirige hacia tácticas de guerrilla urbana y rural. Curiosas medidas por parte de una “burocracia dictatorial” que crea así las condiciones para su propio derrocamiento. En un trabajo de gran relevancia de Fernando Martínez Heredia (que fue y es aún hoy un seguidor y difusor de las ideas del Che y un partícipe crítico de la revolución) leemos: “Si exceptuamos el caso de Martí, las prácticas revolucionarias fueron lo dominante en la historia de las posiciones y propuestas de los radicales entre 1868 y 1959. Pero en su conjunto, ellos elaboraron un cuerpo de pensamiento que constituye una acumulación cultural de un valor inapreciable, que es necesario que rescatemos y asumamos conscientemente. Una de las características de todo orden posrevolucionario es la de devaluar, pasar al olvido o manipular las experiencias y las ideas radicales, con el fin de borrar su singularidad y su influencia. El triunfo en 1959 de una guerra revolucionaria que constituyó al mismo tiempo una escuela política radical, dirigida por una organización férreamente unida, decidida y con vocación de poder, y a su cabeza Fidel, el líder político más descollante del siglo XX cubano, le permitió al país escoger la opción máxima posible: hacer una revolución socialista de liberación nacional que transformara a fondo las relaciones sociales y humanas y las instituciones. Pronto la nueva época exigió un formidable aumento de las capacidades intelectuales de la mayoría de las personas, y de la calidad del contenido y el papel del pensamiento social. La praxis era el motor, pero ella debía ser organizada y consciente. El aumento de capacidades y la formación política eran imprescindibles, porque, por primera vez en nuestra historia, los objetivos a alcanzar r equerían una rigurosa intencionalidad, una conducción política y social cada vez más compleja, una distribución creciente del poder, un planeamiento eficaz, una crítica radical de la modernidad capitalista y del modelo socialista predominante y, al mismo tiempo, pensar la revolución que se hacía y elaborar intelectualmente las características de la nueva sociedad que se pretendía. Entonces al joven héroe Ernesto Guevara, uno de los más destacados seguidores de Fidel y totalmente identificado con él en cuanto a las ideas, le tocó desempeñar el papel principal en la producción de un pensamiento social de la Revolución cubana y en las relaciones de este con las ideas socialistas del mundo de su tiempo. El Che había tenido que aprender en muy poco tiempo cómo era Cuba y cómo participar eficazmente en su proceso revolucionario. A la vez, debió utilizar los instrumentos de pensamiento marxista que ya poseía sin someterse a la doctrina. Esa es una entre tantas lecciones que nos ha dejado. Cuando el periodista uruguayo Carlos María Gutiérrez le preguntó, en febrero de 1958, si él era marxista, el Che le respondió que había tenido que olvidar en la guerra todo lo que había aprendido antes. Ganó esa batalla consigo mismo y de inmediato puso su peso personal en ayudarnos a todos a pelear y ganar una batalla de ideas en el seno del proceso revolucionario, a favor de todas las liberaciones y por la creación de nuevas personas y una sociedad socialista. Les sugiero que estudien aquella contienda de ideas. El Che que puede conocerse de ese modo es más humano y más grande, y a su escala también lo es la Revolución cubana de los años sesenta, esa maravilla enigmática para las nuevas generaciones que han sido privadas de su conocimiento, como si por un tiempo las cubanas y los cubanos en masa hubieran padecido una sublime locura.” Y si tantas cosas sucedieron en las décadas posteriores, antes de la debacle brutal del período especial, una de las cuales es sin duda el relativo olvido que se produjo en torno a las ideas económicas del Che incluyendo la fermental polémica que sostuvo, entre otros, con Bettleheim ello no obsta para que, en la práctica, el núcleo de su pensamiento se llevara adelante. El cálculo económico no alcanzó nunca a predominar como mecanismo de asignación de recursos o fijación de remuneraciones. Mucho de lo bueno (y de lo malo) que se llevó adelante en Cuba en aquellos años tiene la marca de Fidel. Es por ello que dijimos en la reunión citada por los compañeros del PT con el fin de discutir las perspectivas del proceso cubano que el tema debería ser tratado, por todos quienes manifestamos una intención revolucionaria con “amor”. Porque estamos hablando, repitiendo a Martínez Heredia de “esa maravilla enigmática para las nuevas generaciones que han sido privadas de su conocimiento, como si por un tiempo las cubanas y los cubanos en masa hubieran padecido una sublime locura.” Me permito extender esa bella caracterización al período que nos tocó vivir en la Isla. 1 Carta a Joseph Weydemeyer Fuente:C. Marx & F. Engels, Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. I. Digitalización: Juan Rafael Fajardo, para el Marxists Internet Archive, marzo de 2001 2) ver RICARDO/ postaporteñ@ 1329 - 2015-01-22 http://postaportenia.blogspot.com.ar/2015/01/1329-la-irracionalidad-de-una-cosa-no.html
WILLIAM YOHAI
postaporteñ@ 1346 - 2015-02-13 |
Postalinas y Chamuyos
BALDOSA POR EL PADRE PANCHO SOARES y su hermano en TIGRELa Comisión Directiva de la CTA Regional Norte adhiere a la convocatoria de Barrios por la Memoria, Verdad y Justicia para la colocación de la baldosa en memoria del Padre Pancho y su hermano Arnaldo, que se realizará mañana 13 de febrero a las 18 horas en la entrada de la Iglesia Nuestra Señora de Caacupé, Larrea al 500, Tigre. Luego del acto y la misa, a cargo del sacerdote Jorge Marengo, se llevará a cabo un festival con el grupo musical “La Lija”El padre Francisco “Pancho” Soares era conocido por su opción por los pobres y su compromiso social. Fue una de las primeras víctimas eclesiásticas del estado terrorista junto a su hermano Arnaldo. En las barriadas de Tigre lo conocían como el cura zapatero, el de la bicicleta destartalada y su firmes convicciones. El asesinato de los hermanos Soares se perpetró días después de que Pancho realizara un responso en el que se señaló con nombre y apellido a los responsables del secuestro, tortura y fusilamiento de tres delegados gremiales combativos. A Pancho Soares lo asesinaron un mes antes del inicio de la dictadura militar; al padre Carlos Mugica, el 11 de mayo de 1974; al obispo Enrique Angelelli, el 4 de agosto de 1976; y a las monjas francesas, Léonie Duquet y Alice Dumont, en 1977. Todos ellos pertenecían a la iglesia tercermundista que cuestionaba profundamente al sistema capitalista, defendido por la jerarquía eclesiástica SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS CTA ZONA NORTE: César Luis Nieto Contacto de prensa: Jorge Carrizo 011-15-61620501
¡Paren las
rotativas!:
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SASKIA 73
La veterinaria experta en animales exóticos resultó muy simpática. Desde el principio de la consulta quedó claro, muy claro, que el centro de la situación era Loke. El único nombre que manejó hasta el final fue el de Loke, y fue también el que encabezó unos papeles que Patricia escribía. Después de las formalidades se calzó unos guantes de goma fina, tomó a Goyan y lo miro de todos lados, exclamando -Que bonito! Hace tiempo no veía una cotorrita quaker tan bonita y además ….. -¿Podría sacarle unas fotos porque hace muchísimo tiempo que no veo alas en sus vainas. De sacar las vainas donde vienen encapsuladas se ocupan los padres y ahora lo tendrán que hacer ustedes. Se trata de presionar las vainas, rascarlas hasta crear el polvillo de plumas, entonces las alas quedaran libres. Llegados a este punto, choqueados por la palabra cotorrita, pudimos recién preguntar -¿No es un papagayo? - Oh, no, dijo ella. Es el pájaro más común de nuestro país. El Papo exclamó –Una plaga!. Pensando en las cotorras que pasan por sobre nuestra terraza rumbo a los eucaliptos de la playa del Cerro, que está a unos doscientos metros de nuestra casa. Yo pregunté si era nena o nene? La doctora mirándome y dejando a Loke recostado boca arriba quietito, me dijo que en esta clase de pájaros frecuentemente no se puede saber quién es macho y quién es hembra. Dijo también que eran los únicos loritos que hacían su casa, de palitos, grande y comunitaria en la cima de los árboles. (En liten krake.) Le explicamos que ya lo queríamos mucho, casi rogándole que le diera el estatus de papagayo o loro amazónico de lindos colores. La doctora dijo que de colores nada sólo verde, que seguramente iba a hablar mucho, que son muy sociables, simpáticos y queribles. Nos dio una lista, que el Papo perdió en seguida de salir de la consulta, con todo lo necesario para una dieta balanceada. Ya en la vereda Luis comentó – La cotorra también es cimarrona acordándose indirectamente de Saskia y Freja que esperaban en casa. Cuando llegamos fuimos recibidos con la alegría de siempre. Freja, que no es ni siquiera cotorra sino perro cimarrón, intentaba hablar. Creo que quería saber dónde habíamos estado sin ellas. Mientras pegaba con el rabo a todo lo que había a su alrededor. Saskia más calma pero igual de contenta miró la jaula en que venía Loke con un poco más de atención. Los cinco volvimos a ser familia aunque pienso que Saskia a pesar de sus formalidades es el bicho más peligroso de la casa. A pesar de que Goyan me mueve hacia la ternura más profunda, no puedo dejar de plantearme qué es lo que lo transforma en algo tan común y casi sin valor a los ojos de los de fuera de casa. La pregunta vuelve a pesarme en la cabeza. Qué es verdad y qué no es verdad? En los últimos días he estado escuchando a algunos de los llamados politólogos. Me impresionó mucho Botinelli, alguien me aclaró que era de familia Kolorada, muy reaccionaria, yo no lo conozco. Acaba de publicar un libro. El prólogo lo escribió el mismo Cucaracho Pepe Mujica. Aparentemente se trata de lo que le pareció más importante de los vaivenes de la política en los últimos veinte años. A pesar de que yo preciso muchos datos sobre personas concretas para utilizar en la comprensión de lo que dicen los informativos, que hablan de muchas personas que no conozco. No creo que lo compre. Y todo por las respuestas que dio al flaquito de lentes que quedó en el lugar del enanito reaccionario del informativo del canal 4. Planteó que Blankos y Kolorados no habían perdido por destrozo las elecciones a la Presidencia. A mí me parece que sí. Pero me vuelvo a pregu ntar si alguna de estas dos verdades es falsa. En un momento decidí acostarme, cerrar los ojos y tratar de responderme más o menos razonablemente algunas cuestiones sobre este tema. Estuve mirando algunos apuntes de la época en que Andrés nos visitaba más seguido y se daban discusiones muy interesantes en la mesa grande de nuestro comedor. No sé quién fue, que una vez aseguró, que conocimiento e ideología a pesar de ser elementos que están dentro de nuestra cabeza eran cosas distintas, que el conocimiento tiene algo de ideológico, la ideología puede tener algo de conocimiento. Creo que fue más o menos eso lo que escuché y, o apunte en mis papeles. En conversaciones posteriores me enteré de la existencia de dos cuestiones elementales. El ser y el pensamiento. El ser es todo lo que existe fuera de nuestra cabeza y el pensamiento sería conocimiento e ideología. El conocimiento es lo que se sabe del ser. Para ob tenerlo se precisan herramientas; conceptos apropiados para la producción de saber específico. Cuando algunas zonas de ese saber quedan en blanco o sin desarrollar, ese espacio tiende a cubrirse con ideología. La ideología es en general creencias, intuiciones, conjuntos de sistemas especulativos más o menos elaborados o desarrollados. No es saber científico pero puede ser algo así como saber ideológico. En todo caso estas cuestiones tienen cada una su historia y del grado de precisión y extensión de su desarrollo depende el saber de cada época, o quizás mejor dicho, el saber de cada una de sus épocas. No me queda claro si la ideología tiene su historia. Lo que sé que no tiene, es un objeto real del cuál ser su conocimiento, cosa que el conocimiento si tiene. Si algo de lo que he dicho es verdad entonces podría asegurar que Saskia sabe más de lo suyo que Botinelli sobre política. Saskia entiende que su posición en la casa puede cambiar rotundamente para peor si ella intenta algo de lo que su instinto le pide, por ejemplo comerse a Loke. Botinelli sólo puede tratar de armar un sistema ideológico para tratar de hacer realidad su deseo de que los partidos tradicionales no fueron vapuleados de manera escandalosa por el Frente Amplio. Moverá seguramente más ideología para tapar los grandes manchones de incoherencia de su planteo. Ya de por si ideológico. No sé, pero me parece que por reaccionarias que sean sus categorías de pensamiento, y lo voy a decir por la pinta que tiene en la televisión, creo que él está impulsando, trabajando para los partidos tradicionales y como todo trabajo tendrá su remuneración, sospecho que t rabaja a sueldo de los partidos de la Concertación. El lenguaje de su cuerpo no puede reprimir los tics que alguna gente tiene cuando miente y digo que estuvo mostrando señales de mentir durante toda la entrevista televisiva. (Lögnarens kroppspråk.) Saskia esconde sus intenciones a todo el que no la conoce como yo y el Papo. Lo único que tiene en común con Botinelli es que los dos son perros guardianes, pero ella es cimarrón y el otro un simple perro faldero de la burguesía, lo mismo que Mujica, el MPP y todo el Frente Amplio. Pero volviendo al asunto del ser y el pensamiento. Aclaro que todo lo dicho son elucubraciones mías basadas en cosas que he escuchado en discusiones y leído en libros que no encuentro en mi biblioteca, que es un caos, y en idiomas que cada vez siento más sepultados por el español. Me enfrento a tres cosas de distintas naturaleza. La primera la cosa que está fuera de nuestra cabeza que tiene su propia historia y manera de producirse. La segunda el proceso de pensamiento que se produce dentro de mi cabeza y que es conocimiento de algo que está fuera. Su historia es la historia del conocimiento de esa cosa de fuera. Tercero la ideología cuya historia sería la historia de las sociedades que la producen junto a los niveles políticos y económicos. Ahora creo que debo pensar más sobre este tema y buscar materiales que me ayuden a tener una idea más clara de cómo funcionan estas cosas. Eso porque estoy muy interesada en poder conocer realidades concretas como la de esta República Oriental del Uruguay. Pongo todo el nombre, porque Luis se niega a ser de Uruguay. Alega que Uruguay es un río mitad argentino y mitad de la República Oriental. Se considera oriental como más de mil millones de chinos, japoneses, coreanos etc. (Historia, ideologi, ekonomi. tankar och konkret verklighet?) Ahora voy a aprovechar que Saskia y Freja están con Nelson en el monte para poner a Loke sobre mi vientre, ver cómo va trepando, ponerse sobre mi hombro y esconder su piquito en mi pelo. Mientras tanto voy a seguir masticando algunas cosas que Claudio y Gerardo me dijeron ayer cuando se enteraron del tema que me preocupaba. Al Papo y a mí nos tiene sin cuidado que Loke sea una cotorrita verde caída de un árbol que por diferentes vías llegó a nuestra casa. Ya lo adoramos y le damos el mismo lugar que tienen nuestras preciosas Saskia y Freja. En casa somos una cotorra cimarrona, dos perritas cimarronas, una vikinga y un oriental. Todo, a pesar de algunas tensiones pasajeras, funciona muy lindo, por suerte, esfuerzo y cariño. (En lycklig familj.)
BITTAN
postaporteñ@ 1346 - 2015-02-13 |
La solución sin Estado:
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