Respuesta a C.E.R.
En una nota anterior aventuré la idea de que entre los lectores de postaportenia existen algunos que creo son bienintencionados. Entre ellos incluía a C.E.R. y su nota (Hecho(s), Contexto y Correcta Relación-postaporteñ@ 1557 - 2016-02-17) me lo confirma. Esta mía de ahora tiene la pretensión, si postaportenia así lo considera, de referirme a ella públicamente. De lo contrario, solicito se le haga llegar a título personal. Voy a ir recogiendo los párrafos de la nota de C.E.R. a los que quiero referirme, para que no se me corte el hilo argumental. No me gusta Internet cómo método de dirimir diferencias, porque muchas veces la palabra escrita se queda corta de contenidos. Siempre me mostré dispuesto a discutir y a dirimir mis discrepancias –que fueron muchas, ya desde 1964- porque se me hizo saber, en aquel entonces, que como militante tenía derecho a dar mi opinión y a que la misma fuera escuchada. Eran otros tiempos, tiempos en que las certezas eran muchas y las ilusiones compartidas muchas más, cuando la palabra compañero tenía un valor superlativo y nos creímos que estábamos en la senda del hombre nuevo. Dice C.E.R.:”Somos de los poquísimos –si no los únicos, si nos atenemos a lo escrito en la prensa (la alternativa y la otra, la supuesta “seria” y hasta con pretensiones) que saludamos la aparición en 2013, de Héctor Amodio Pérez (en adelante HAP). Lo señalamos en el país “de la cola de paja” y del caradurismo compadrón, esta “banda del Norte” o de “los charrúas” en las que nos tocó nacer.” Aparecí en 2013 porque dejé de escuchar las voces de quienes me habían aconsejado, por razones familiares, afectivas e incluso políticas, que siguiera guardando silencio. Mientras, la falsa historia siguió creciendo, y a su amparo los responsables de la debacle, algunos de los cuales hoy aparecen en su verdadera dimensión humana y política -el Ñato y el Ulpiano, autodenominado comandante Facundo- hicieron un carrerón. Pero no lo hicieron solos. Como se dice en derecho, fue necesaria la aparición de los “colaboradores necesarios”, entre los que figuran renombrados historiadores, periodistas, políticos, militares e incluso extupamaros, algunos de los cuales han conseguido resolver su vida personal poniéndose la estrella de cinco puntas en la solapa. Todos abrevaron de los manantiales “rescatados de las ruinas del MLN” en forma de maletines que viajaron por medio mundo, poseedores de un buen olfato, y se pusieron al servicio de quienes ya por entonces, 1994, aparecían como los nuevos líderes, después que fracasara otra “insurrección”, no sabemos si popular y si en ella el Tejazo iba a ser el eje fundamental. La experiencia de 2013 se quedó a mitad de camino, con mucho de frustración. En aras del compromiso personal que asumí con Gabriel Pereyra dejé de lado otras propuestas, como las de Marcelo Estefanell y Pablo Brum y poco a poco el tema Amodio se consideró agotado. Cuando a través de La tiranía de la miseria conseguí relacionar una serie de hechos aparentemente inconexos entre sí –la falsificación de mi manuscrito de 1972, las treguas, mis conversaciones con Trabal- llegué a la conclusión de que el papel de Wilson había sido otro que el que se le adjudicaba y pretendí darlo a conocer. La respuesta que recibí fue “y con esto pretendés escribir un libro?”. Tuve que buscar salida por otros carriles y así nació Palabra de Amodio Perdonarme lo largo de esta introducción, pero la creo necesaria para situar el tema en sus verdaderos términos. Hoy Zabalza demoniza al Ñato y al Pepe, que escalaron por sobre el esfuerzo de muchos compañeros que no están, unos para siempre, y otros porque han abandonado. Pero oculta que él y otros como él, que todavía aparecen jaleados en las páginas de la prensa y en las pantallas de televisión por verdaderos analfabetos políticos, son los que los han convertido en líderes, ocultando lo que ya entonces se sabía de ellos. “La culpa es de quienes lo votaron”, dice Zabalza con relación a Mujica. “Si era incapaz de organizar una acción”, como si eso fuera lo peor de su personalidad. Oculta la bajeza moral de un sujeto que escapó por la acción heroica de una mujer que se entregó para que él y otros huyeran y lo ha ocultado porque no encaja dentro de lo que la historia oficial señala. Y al que Zabalza acompaña en su silencio. Y miente, delante de los analfabetos políticos que lo “entrevistaron”, diciendo que no pude ser condenado a muerte porque fui detenido en un local del MLN. Y se quedó tan pancho, ante las sonrisas complacientes de quienes le festejaron sus opiniones, sin que ninguno le recordara el cotejo de las fechas, seguramente porque las desconocen. Como desconocen la historia, pero sobre la que tiene el atrevimiento de opinar. Fui detenido el 24 de mayo de 1972, el 27 Wassen entrega la cárcel, el 28 soy condenado públicamente y recién el 15 de junio, cuando Wassen me comunica lo del “cabeza de turco”, es que acepto el planteo de Méndez. Agradezco a C.E.R. la posición mantenida. Pero sobre todo le agradezco que la mantenga, frente a otros, casos de Estefanell y Efraín Martínez Platero, que han preferido meter el violín en bolsa, para no “buscarse complicaciones”. No son los únicos. Otros hay que también se borraron, que tampoco se me ponen al teléfono o han cambiado de número o no aparecen cuando los requiero. El miedo no es tonto, seguramente y la prudencia buena consejera. Continúa C.E.R. “HAP es un testigo válido, a pesar de que más de un perrito faldero “de la oficial” haga más muecas y morisquetas “que mono comiendo nueces”. Es válido y más de una afirmación que hace es creíble. No todas, sin embargo. Pero, en el tema, estamos de acuerdo con los historiadores y los métodos recomendados en la Historia, donde no hay testimonio al que se le “haga asco”. Como dije en mi nota anterior, aquí estoy, para responder. No tengo nada que ocultar. Si hay afirmaciones mías que no son creíbles, decirme cuáles son y aportaré los datos que falten. Que se pregunte con elementos serios, no paparruchadas del tipo de Silva y Caula ni con la negativa a aceptar mi versión como la de García, el de Voces, para el que negar la historia oficial sobre mí es una cuestión de fe. Continúa C.E.R.: “Es por esto, que en el Uruguay actual, y sobre esta “historia reciente”, solicitamos que los hombres y mujeres “de la segunda línea” hagan el libro –personal y mejor colectivo- sobre sus recuerdos y experiencias con énfasis especial sobre episodios sobre los que son escasos los testimonios: verbigracia “el Comité Central ampliado” que la militancia conoce como “la noche triste” y sobre la reunión que –suponemos- en Colón, Lezica, del 16 de marzo del 72, la denominada “reorganización”. Aseguro que nadie más que yo desea que ese libro o cualquiera sea la forma elegida, tome forma. Así, muchas de las trampas de la historia oficial saldrán a la luz y cada cual ocupará el lugar que le corresponde. Yo no pretendo que se me reconozcan los valores que aporté. Pretendo, nada más ni nada menos, que demostrar que la acusación que pesa sobre mí es falsa. Los laureles se secaron ya y pese a lo que se dice, no pretendo reverdecerlos. Sobre la reunión del 16 de marzo de 1972 hay mucho que decir. Zabalza le contó una parte a Fontana en La piel del otro y le confiesa que él y Mujica estaban confabulados para llevar al Ñato, a Marenales y al Bebe al Ejecutivo. Pero es un proceso largo, que empezó en octubre de 1970, cuando el Bebe se negó a discutir la caída de Almería, y los que cayeron con él, menos Efra&iacut e;n, estuvieron de acuerdo, para salvar el culo. Continúa C.E.R.: “Nadie podía conocer sus posiciones de 1972 –antes de su detención- por una sencillísima razón: las “bases” no teníamos ni la más mínima idea, de las elucubraciones, peleas, rencillas y fundamentalmente, del contenido real de ciertas discrepancias. El “aparato” (que no es lo mismo que “la organización” en el sentido de “estructura política organizada”) en dos instancias peligrosas para la vida interna: el 22 de diciembre y después de Pando, había prohibido y cerrado filas, prohibiendo las críticas y los críticos. Esos dos hitos, para nosotros fueron fundamentales en la forja “del aparato”, del secretismo y del verticalismo. Vamos a tratar de despejar dudas, que no la pelota. Por si no se sabe, yo fui el que iba en la Vespa atrás del patrullero y fui el que saqué a Nell Tacci y a Cataldo después que abandonaron la camioneta. Todos nos fuimos convencidos de que atrás no quedaba nadie. Por mi papel en esa mañana, recogí datos que hubieran servido para el futuro y que habrían evitado que la mentira empezara a ser usada como arma política. Y estoy hablando de 1966. Carlos Flores, “Camilo”, no llegó tarde al encuentro, tal como la historia oficial dice. La camioneta llegó antes al punto de encuentro. El que la conducía era el Ñato, que la llevó al punto de encuentro antes de hora. Casualidad que un amigo del dueño anduviera cerca y la viera, pero no había porqué achacar las vueltas por la zona a la tardanza de “Camilo”. Luego, cuando en el bulín de Feliciano Rodríguez fundamos el MLN, se prefirió dejar la autocrítica para más adelante, lo que era lógico. Pero nunca se hizo, como tampoco la de todo lo que rodeó a la crisis de 1967 y la caída de los locales en los balnearios y los que insistimos con ellas fuimos considerados rencorosos y arribistas, con lo que los errores se seguían cometiendo, mucho antes de que se formaran los comandos y los subcomandos y antes de que se creyera que cambiando el nombre de los organismos se cambiaba algo, si al frente quedaban los que habían conducido al desastre. Algo parecido a lo de ANCAP, me parece. Después de Pando yo también intenté procesar la crítica de la operación, pero finalmente quedó circunscrita a la columna 15. Si estuviste en ella, la habrás conocido, porque yo mismo me encargué de fiscalizarla. El verticalismo era necesario para mantener determinadas normas de funcionamiento, pero no debió servir para sacarle el culo a la jeringa, como se hizo en muchos casos. Testigos tengo, pero creo que se negarán a testificar, dadas las circunstancias. Y con esto contesto lo que se dice a continuación, en la parte que me toca como “vaca sagrada”, término puesto en uso por los disidentes de la incipiente “micro” tras la caída de Almería. Son los mismos que me apodaron “el enano maldito”, cuando tuve que discutir con ellos la entrega de Pellegrini para liberarlo. Continúa C.E.R.: “Como HAP, -y nos parece incorrecto- abre el paraguas antes de que llueva, con las referencias a Lenin y a Trotsky (que por el momento nadie ha citado) debemos señalar otra cosa relacionada: el alibi (léase pretexto) de tanto secretismo, verticalismo y aparatismo fue siempre el mismo: el peligro de que el enemigo conociera las deliberaciones, propuestas y planes. Pero por poner tanto cuidado en lo conspirativo, se pasaron por arriba, varios defectos y carencias que estaban esperando puerta de salida”. Mi mención a Lenin y a Trotsky es puramente circunstancial, y creo recordar que fueron mencionados por algunos posteros antes que yo, a propósito del guevarismo. No creo que sus teorías hayan tenido nada que ver en la debacle, máxime teniendo en cuenta que entre los responsables de la debacle se encuentran la mayoría de los que reivindican sus lecturas. Lo que me niego es a que sirvan de excusa para tapar la realidad y no se discutan las responsabilidades particulares que a cada uno nos haya correspondido. Continúa C.E.R. “En concreto “las libertades” que se tomaban los “cooptados”, tanto subcomando, que aprovechaba la bolada para tapar sus particulares “libretazos”, sus “escapadas”, sus brutales cagadas e irresponsabilidades que afectaban al resto, los militantes. De tanto tolerar lo que empezó “como pequeños vicios”, ante los cuales y desde el pique “había que bajar la caña”, después se llegó a que la lectura más solicitada en Punta Carretas fuera “El Padrino” de Mario Puzo y no Trías o Abelardo Ramos, como justamente –y esperemos que correctamente- señala HAP. Después iría peor, luego del 14 de abril: “cantá para abajo”, tipo palo de gallinero, pero “no cantés para arriba” a las vacas sagradas, porque entonces “te metes en problemas” y te embagayas vos mismo”. C.E.R. tiene, como se dice en España, “más razón que un santo”. Se empezó por consentir algunos fallos de seguridad porque se consideraron menores, sobre todo si quien las cometía tenía la obligación de no cometerlos, se fue dejando que cada cual interpretara la línea según le conviniera y se terminó metiendo al MLN en un enfrentamiento que hoy todos dicen que fue un error pero a quienes lo dijimos entonces nos calificaron de derrotistas. Después nos han querido hacer creer que fue una trampa que nos tendieron. Continúa C.E.R.: “Sí, evidentemente, hay que decir “la verdad” como dice ahora HAP, pero agreguemos: “toda la verdad”, mirándonos nosotros mismos al espejo, sin cortapisas ni absoluciones. Sin falsas autocompasiones. Aquí cada cual debe cargar “su” mochila y algunos –como es lógico- la tienen más pesada que otros. Yo estoy dispuesto. No lo he querido hacer para que no parezca que estoy pidiendo perdón a quienes se apoderaron de la historia y la acomodaron según sus necesidades. Primero tengo que resolver dos temas: el judicial y el popular A mí me dolieron las muertes de los compañeros, pero las de todos, no las de unos sí y otros no. Durante mi militancia me comporté para preservarla, haciendo las cosas lo mejor que sabía y cuando ya preso, también. Dice C.E.R.: “La derrota es una dura escuela. Enseña muchas cosas y en su desarrollo se ven muchas cosas. Hay quienes tiran las armas y se ponen la casaca del enemigo. Hay quienes delatan. Hay quienes colaboran con el enemigo. Pero también, hubo una base militante, que resistió tozudamente, con la fe del carbonero, apegados a sus principios y a los valores que creían para todos colectivos. Los mejores de ellos se hicieron matar. A la oriental, sin alharacas, viejo y peludo nomás!!! …En eso tiene mucha razón Zabalza que coloca cierto poema al comienzo de su libro y en su recordatorio a cierto compañero que hacía “los cierres de tapa” de los berretines y por su pericia conocía casi todos los más importantes: el “gordo” Enrique. Mucho estamos mencionando a Zabalza. Zabalza tiene razón en la adjudicación de responsabilidades. Está repitiendo mis argumentos de 1972, dados a conocer en 2013 y negados por él mismo, no hace tan siquiera tres años. Pero otros contribuyeron, entre ellos Sendic, Marenales y el mismo Zabalza. Todo el libro está basado en una reconstrucción falsa de los hechos, para hacerse un hueco en la historia futura, escabullendo el bulto de la pasada, para que no se le vean las cagadas, aunque huelan. En el libro La izquierda armada, escrito por una insigne historiadora patria, el Flaco, el Tambero, declara su admiración por el viejo Batlle y en La experiencia tupamara lo convierte en una piltrafa. Contradicciones, a rolete. Dice C.E.R.: “Después de la “derrota del 72”, las bases tupamaras y algunos “responsables” que lo eran en serio continuaron la resistencia. En el 72, se detienen todas las “historias oficiales”. Pero la militancia colectiva siguió peleando y…muriendo. Lo hizo en Uruguay, lo hizo en Argentina, lo hizo en otros países de América Latina, donde algunos fueron a dar su concurso. Hasta el 75 caían compañeros del “Collar” en la resistencia, intentando reorganizar lo que se pudiera. Lo hicieron también en Centro América, en todo terreno donde hubiera luchas populares por la emancipación y donde los débiles precisaran un brazo fuerte, armado, experiente y justiciero, allí estuvieron las bases tupamaras. Ninguno de los jefes nombrados, ninguno de los consagrados. Ninguno de los “campeones de l a boquilla”, de “la medallita vieja del Abuso”, ninguno de ellos. Militantes de la base, armados con sus convicciones, con sus virtudes y con sus talentos, sin dar ni pedir cuartel. Algunos de ellos viven y tenemos el altísimo honor de ser sus amigos. Gloria eterna a todos ellos, los muertos y los que –por suerte- están vivos. Mi reconocimiento también. Espero que lo hayan hecho en mejores condiciones materiales que lo que hicieron aquí, que me imagino que sabrás fueron en condiciones absolutamente penosas. Así, su lucha habrá servido de algo y no para satisfacer narcisismos particulares. Termina C.E.R. Nada más. Espero que no sea así
Amodio
postaporteñ@ 1559 - 2016-02-19 |
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sábado, 20 de febrero de 2016
1559* pero morir sin sentido por haber nacido en balde es casi peor, si no le erro, que tener rabia y callarse |AmansandoSoledades - JoséLarralde
Número
1559 | vier 19 FEB 2016 | Año XI
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