domingo, 4 de enero de 2015

1315* El Club de los Simuladores = progresistas comprometidos con la Impunidad

Número 1315 | enero 3 de 2015 | Año X

Uruguay: Las cloacas de la impunidad


Ernesto Herrera

Correspondencia de Prensa, 2-1-2015

Todos los 20 de mayo de cada año, decenas de miles de personas acuden a la “Marcha del Silencio” convocada por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Es la única acción política que en el país consigue reunir a una verdadera multitud. Muchos concurren para cumplir un ritual de la memoria. Acompañan como homenaje. Pero dan por laudado el tema.

Otros muchos todavía creen que es posible. Reclaman Verdad y Justicia. Exigen el fin de la impunidad. Condenan el terrorismo de Estado bajo la dictadura. En su inmensa mayoría son votantes del Frente Amplio (FA) y adherentes de su programa. Depositaron una esperanza. Pero no dejan de sentirse burlados. Y así continuarán.


La ratificación de Eleuterio Fernández Huidobro como Ministro de Defensa, es el mensaje. Confirmando qué el gobierno busca deshacerse del “pasado reciente”.


Sin duda. Fernández Huidobro, es la cara más execrable de la degradación política y moral. 
Sus recientes ataques contra el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) y otras organizaciones de derechos humanos, tanto como su banalización de la tortura, volvieron a mostrar su hilacha. En esta ocasión, no le alcanzó con descalificar a los activistas que lo señalan como un artífice de la impunidad. Justificó las “amnistías” para crímenes de lesa humanidad, porque desde los procesos de Núremberg “todas las guerras se terminaron de esa manera” (1)

Añadió su lectura contrarrevolucionaria de las luchas democráticas en el mundo: las revoluciones árabes que derrocaron dictaduras, la resistencia que se alza contra la tiranía en Siria, y las movilizaciones en Ucrania, son, a todas luces, operaciones “desestabilizadoras” promovidas y financiadas por “agencias imperialistas” y “grupos nazis más viejos que Hitler” (2)


Nadie debería confundirse. Aunque su sola continuidad genera repudio, Fernández Huidobro no está solo en la cruzada pactista entre los “combatientes” de antaño (militares y guerrilleros); ni en la aspiración de “dar vuelta la página” para “integrar en la sociedad” a los “soldados de la patria”.

Otros “tupamaros históricos” lo acompañan, encabezados por el presidente José Mujica. 


 Para ellos, cualquier precio a pagar es barato. Aunque implique enterrar el derecho a Verdad y Justicia.

En el feriado nacional del 18 de mayo de 2011, realizado en la ciudad de Las Piedras (un día después de condecorar con la “Orden del Ejército” a los ex presidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle y Tabaré Vázquez), Mujica lo dijo sin titubear: “Sabemos que hay dolores ocultos, viejas que lloran por los huesos de sus hijos, mucho dolor e injusticia, pero no podemos trasladarles a las nuevas generaciones de militares nuestras frustraciones”.  Ninguna sorpresa.

Su voluntad era bien conocida. Hasta un incondicional del campo progresista lo admite:
“A Mujica le hubiera gustado, desde la Presidencia, poner punto final a las investigaciones sobre el pasado. Le hubiera gustado liberar ‘presos políticos’. Le hubiera gustado contribuir a dar vuelta la página” (3)


Todavía está a tiempo de conseguirlo. Le restan dos meses como jefe de Estado. Por eso no renuncia al esfuerzo. Tan sólo unos días atrás, a través de Homero Guerrero, su secretario presidencial, y con la cortada de un informe de la Cruz Roja, volvió a pedir que la Justicia otorgara el beneficio de “arresto domiciliario” para los militares de la dictadura presos en la “cárcel especial” de Domingo Arena.

Esta vez, el pedido fue rechazado por un juez. Pero la intención persiste: “Más allá de que Mujica goza de una inmunidad que no se le permite a Huidobro, durante este período de gobierno se les ha oído, con frecuencia, alegatos a favor de dar vuelta la página de una ‘guerra’ de la que ningún ‘combatiente’ debería dar cuenta ante el Poder Judicial” (4)


Comprometidos con el maridaje entre las logias militares y los viejos jefes tupamaros, los gobiernos del Frente Amplio han decidido mantener lo esencial del andamiaje  político-jurídico que garantiza la impunidad, basado en la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado (conocida como Ley de Impunidad) (5)

Es el peaje para avanzar en un proceso de “reconciliación” con las Fuerzas Armadas. Aunque para ello deba reconocerse, explícitamente, que la honorable Constitución de la República es un papel amarillento. El propio Tabaré Vázquez “ha reconocido ante sus propios compañeros no contar con conocimientos cabales en materia de defensa” y que necesita “un interlocutor con las camarillas de las Fuerzas Armadas” (6)

Así que el “mandato sagrado” de la Carta Magna es puro cuento. El Comandante de las Fuerzas Armadas, o sea, el Presidente de la Republica, comanda no se sabe qué cosa. Por eso delega.

Al finalizar la reunión con el “compañero ministro” (lunes 29 de diciembre, en la sede del Ministerio de Defensa), la presidenta del FA, Mónica Xavier (Partido Socialista), manifestó que salió “muy conforme” con el resultado del encuentro, al que concurrió acompañada por los tres vicepresidentes: Juan Castillo (Partido Comunista), Ivonne Passada (Movimiento de Participación Popular) y Rafael Michelini (Nuevo Espacio), y por el secretario político de la coalición, Gerardo Rey. Las explicaciones del ministro  (sobre sus ataques e insultos al Serpaj), fueron de recibo y en “ningún momento” se habló de “remoción”.

Tabaré Vázquez lo mantendrá en el cargo. El Consejo de Ministros le dio su aval. Es el delegado idóneo. Conoce el tema “desde adentro” y los milicos, según el mismo, lo “adoran”(7) 


En todo caso, acordaron con el presidente electo “bajar el perfil” de la polémica. Fernández Huidobro no hará nuevas declaraciones sobre el tema.

La reunión sirvió para disipar la “tormenta” creada en el partido de gobierno. Mejor dicho: ponerle punto final a las “contradicciones” y, de hecho, fortalecer la posición de Fernández Huidobro (8)

 
Por más que las “redes frenteamplistas” y algunas figuras de “la nueva política” muestren su “indignación” y continúen criticando la gestión del Ministro de Defensa. Más pronto que tarde se irán callando. Porque se sabe: este club de simuladores que a veces disiente “por la izquierda” o apela a los “acuerdos programáticos”, termina, en cuestiones fundamentales (economía, seguridad pública, políticas sociales, derechos humanos, etc.) agachando la cabeza.


La “unidad frenteamplista”, la carrera política y los beneficios materiales valen mucho más que cualquier principio. 


Empezando a perdonar

Nada se aparta de lo trillado. 

Durante la administración Tabaré Vázquez, la Ley de Impunidad se mantuvo intocada: el gobierno pudo haberla derogado (tenía la mayoría parlamentaria necesaria) pero prefirió que -por vía de su artículo 4º-, algunos pocos represores y golpistas fueran procesados, y que se iniciaran las excavaciones en los cuarteles para encontrar restos de detenidos-desaparecidos. Las cosas no cambiaron en la administración Mujica. La “Ley Interpretativa” (impulsada por algunos sectores del partido de gobierno) no consiguió siquiera los votos de todos los parlamentarios del Frente Amplio.

Por tanto, la Ley de Impunidad sigue vigente. Ni siquiera la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) fue acatada (9)

El malestar en las organizaciones de derechos humanos ya era palpable desde tiempo atrás. A tal punto, que desde Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, se denunciaba no sólo un “vacío aberrante” en la investigación de los crímenes de la dictadura, sino incluso un “retroceso” en la política de derechos humanos del gobierno de Mujica en relación al gobierno derechista de Jorge Batlle: “La discusión actual nos retrocede a antes de Batlle, porque se desestima algo que ya estaba saldado política y científicamente: no hubo una guerra y sí terrorismo de Estado”(10)

Para Mujica siempre se trató de que las Fuerzas Armadas pudieran saldar sus “deudas del pasado” (11)

Un eufemismo que puede traducirse en golpe de Estado, doce años de dictadura, innumerables crímenes. Esas “deudas”, decía su amigo y secretario presidencial Alberto Breccia (1946-2014), había que empezar a perdonarlas. Porque “este es un país que tiene todavía que trabajar mucho en materia de perdón”.

Parece lógico. A tono con la aspiración que Mujica ha reiterado más de una vez. Su “modelo” es el que impulsó Nelson Mandela (1918-2013) en Sudáfrica para dejar atrás las “deudas” del régimen de apartheid: verdad, arrepentimiento, reconciliación. Nadie preso. Podría ser también el “modelo” aplicado en Angola, luego de la cruenta guerra civil: reconciliación como olvido, reconciliación como perdón. 


La designación de Eleuterio Fernández Huidobro (julio de 2011) como Ministro de Defensa, fue un paso decisivo hacia ese “perdón”. Para ir dando vuelta la página.  “No tengo más remedio que apelar a algún cuadro de la guardia vieja, porque necesito confianza política y capacidad”, argumentó Mujica días antes de anunciar su designación (12)

Fernández Huidobro, retribuyó la confianza: “soy un soldado de Mujica y obedezco”(13)

En su primer discurso como Ministro de Defensa, abogó por “la dignificación y profesionalismo de las FFAA”. Afirmó que la pobreza y la miseria son los primeros enemigos del país:

“es la única guerra que reconocemos”Sostuvo que la defensa nacional es un tema de civiles y militares y manifestó que durante su período al frente de la cartera no ejecutará una “cacería de brujas”. 


Y sentenció: “Vamos a propugnar que esta relación sea cada días más íntima. Que el pueblo sienta propias a las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Armadas se sientan parte del pueblo”
(14)


El presidente del Centro Militar, coronel (r) Guillermo Cedrez, al conocer la designación del antiguo adversario, subrayó: “No es un outsider, es un individuo que sufrió y pasó las cosas por su acción guerrillera”(15) 

Por tanto, cuenta con la legitimidad de un interlocutor confiable. Igual que en 1972, cuando en el Batallón Florida se reunía con los mandos del Ejército para negociar -desde la debacle política y militar del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN)-, un “alto el fuego”.


Sus antecedentes lo avalan. El actual ministro sabe de qué se trata a la hora de pactar con los “combatientes” del otro lado de la trinchera. Como se hace en toda “guerra”.


Con el garrote en la mano

En enero de 1971, se conoció el Documento Nº 5 del MLN, un texto de indudable carácter estratégico. En su punto 8 decía: “Las Fuerzas Armadas de algunos países han demostrado que frente al atraso de las masas y a la inexistencia de un fuerte proletariado pueden asumir el rol de vanguardia y partido (por ser el sector más poderoso, moderno, templado, coherente y disciplinado), desempeñando un buen papel en la defensa de la soberanía, la independencia y el desarrollo.
Por ello, las FFAA no pueden ser descalificadas masivamente y no puede renunciarse a la política en su seno”(16)


Hasta la elaboración del Documento Nº 5, afirma Jorge Zabalza, “en el MLN (T) nadie tenía dudas al servicio de cuales intereses estaban las fuerzas armadas en la sociedad de clases”. Porque, “el MLN (T) siempre tuvo una política muy afinada hacia el ejército, pero sin confusiones sobre su rol en el sistema  ni con falsas expectativas políticas. Los tupamaros fuimos educados en el ejemplo de los guerrilleros cubanos que conquistaron el poder luego de derrotar al ejército de Batista, una  revolución hecha ‘contra’ las fuerzas armadas.

En ese sentido, el documento No 5 introdujo la posibilidad de hacer la revolución ‘con’ las fuerzas armadas, idea que determinó un cambio muy significativo entre las que se manejaban al interior de la organización” (17)


Con Mujica en la presidencia y Fernández Huidobro en el ministerio de Defensa, continúa Zabalza, “la tesis del documento No 5 parece haber encontrado grandes espacios para echarse a volar y desarrollarse en todo su esplendor. De sus dichos se infiere que siguen pensado lo mismo, que los militares están en condiciones de desempeñar un papel de vanguardia en la defensa de la soberanía, la independencia y el desarrollo.
Los que continúan fieles a Marenales, Huidobro y Mujica, están convencidos que los cambios en serio sólo pueden concretarse con el respaldo de ese partido disciplinado y vertical, otro gigante estúpido, pero acostumbrado a obedecer y mandar sin chistar y sin escrúpulos” (18)


El 9 de febrero de 1973 (cuando el golpe de Estado ya estaba en gestación), las Fuerzas Armadas hicieron públicos los “Comunicados 4 y 7”. Fueron recibidos entusiastamente por el Partido Comunista que, por boca de su principal teórico Rodney Arismendi (1913-1989), proponía “el frente único entre el overol, la sotana y el uniforme”. Igual postura asumieron Liber Seregni (1916-2004) y otras fuerzas del Frente Amplio así como la dirección de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) hegemonizada por el estalinismo. Según todos ellos, el pronunciamiento expresaba la existencia de una corriente de pensamiento “peruanista” (progresista) en el seno de las Fuerzas Armadas. Había que apoyarla.

Tiempo después, los propios militares reconocerían que los comunicados habían servido para “neutralizar” a la izquierda en su camino hacia la dictadura. Y algo más: que algunos de los temas económicos que se evocaban eran resultado de las negociaciones con los tupamaros en el Batallón Florida (19)


Aquel primer ensayo fracasó.
El intento de “tupamarizar” al Ejército -para integrarlo a un proceso de “desarrollo nacional”-, no tuvo lugar.
Las negociaciones se cortaron al poco tiempo de iniciadas y el MLN sufrió la más salvaje de las represiones. Pero los tiempos cambiaron. Los presos políticos de entonces, destrozados por la tortura, ahora gobiernan y gozan de la respetabilidad que asigna la función de Estado.


Mientras que las Fuerzas Armadas ya no son el “brazo armado de la oligarquía” sino que son “leales” al poder civil progresista.

Lo que impone un mandato en “defensa de la soberanía” del país”. Los intereses estratégicos vitales (políticos, económicos, medioambientales) exigen “la colaboración estrecha entre civiles y militares”, insiste Fernández Huidobro.
Se trata de establecer un nuevo pacto. Sin planteos subversivos ni desvaríos golpistas. Respetando el “Estado de derecho” y la democracia de mercado. Es decir, el orden que establece el capital.


Al ser una pieza clave de ese orden, las Fuerzas Armadas como corporación del aparato de Estado, no deberían ser el blanco de una interpelación permanente. Mujica y Fernández Huidobro, los símbolos más icónicos de la espantosa metamorfosis de identidad de los tupamaros oficiales, entienden, como cualquier burgués o general, el engranaje de dominación.
El presidente no se anda con rodeos: “El Poder Ejecutivo está constituido cuando tiene el Ministerio de Interior y el Ministerio de Defensa. Cuando tiene el garrote en la mano, ahí está constituido” (20)


El compromiso progresista

Por ello es tan decisivo “restablecer la confianza de la sociedad en sus Fuerzas Amadas”. Comenzando por “dar vuelta la página” y terminar con los “desencuentros entre orientales”. Ofreciéndoles a los “soldados de la patria” la “cancelación de sus deudas”.
Para ese objetivo, el papel de los exjefes guerrilleros ha sido fundamental, incluso la derecha no vacila en reconocerlo: “Paradójicamente, tuvo que llegar un gobierno encabezado por un extupamaro, como José Mujica, y un Ministerio de Defensa al mando de integrantes de las mismas filas Eleuterio Fernández Huidobro y antes Luis Rosadilla- para que los militares lograran sentirse cómodos y encontrar interlocutores de la coalición de izquierda confiables, producto de una relación particular (21)


Justo es decirlo. La espantosa metamorfosis de identidad no alcanzó a centenares de militantes del MLN, entre los cuales algunos del tronco fundacional. Por el contrario, prefirieron romper filas y mantenerse en la senda revolucionaria. No firmaron el acta de rendición.

Sin embargo, también ellos, son la prueba viviente de una inocultable “derrota estratégica” que afecta no solo a miles de luchadores sociales, sino al proceso de reconstrucción de una izquierda anticapitalista en el país


Evidente. 
Los tupamaros oficiales, que visten de gobernantes, no cargan con toda la culpa. Se especializan, es cierto, en todo tipo de intrigas fraccionales, zancadillas oportunistas, prácticas conspirativas, métodos policíacos. Y, sobre todo, se sienten cómodos en el mundo subterráneo de las cloacas políticas, donde el pactismo y la traición operan y se retroalimentan.

Pero esto, que no es nuevo, se sirve de un “acuerdo programático” que le da oxígeno: el compromiso del progresismo con la impunidad. Asumido (y remachado) en el Congreso del Frente Amplio de 2003.

Por tanto, es este dispositivo antidemocrático el que resguarda tanto la impunidad del terrorismo de Estado, como el encubrimiento de las bajezas que se traman en las cloacas. El progresismo, como fuerza política del orden burgués, tiene toda la responsabilidad
Sin olvidar que, como en las dos administraciones anteriores, continúa con la mayoría parlamentaria.
Es decir: podría, si se lo propone, derogar sin más la Ley de Impunidad. Ya lo sabemos, no es un tema de agenda. Aunque bien valdría preguntarles a los simuladores si, finalmente, rompiendo con la “disciplina partidaria”, tomarán alguna iniciativa al respecto. Legisladores tienen. Solamente les faltan unos gramos, apenas eso, de valentía política


El martes 30 de diciembre, una pequeña manifestación (poco más de 200 personas) se concentró ante el Ministerio de Defensa.
Fue convocada por la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (Ades) y la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) y apoyada por unas pocas organizaciones sociales. Exigió la renuncia de Fernández Huidobro y el fin de la impunidad. Protestó. Lo que tiene un indudable valor político. Sobre todo cuando una mayoría del electorado acaba de pronunciarse “a favor del presente” que ofrece el Frente Amplio.


La imagen no podría contrastar mejor la perspectiva. El progresismo que gobierna, sentado en la amplia conformidad social y el consentimiento político. La izquierda que resiste, aferrada a luchar contracorriente


NOTAS

1- Entrevista en Búsqueda, 24-12-2014

2-  Ibídem

3- Adolfo Garcé, “Salió perdiendo”, El Observador, 26-3-2011

4- Ricardo Scagliola, “Ministro en el ojo de la tormenta”, Brecha, 26-12-2014

5- Ratificada por la mayoría del electorado en los Plebiscitos de 1989 y 2009

6- Ibídem

7- Entrevista en Búsqueda ya citada

8- Ricardo Scagliola, “Demasiado verde”, Brecha, 2-1-2015

9- La Corte IDH al pronunciarse en el caso de la desaparición de María Claudia García -nuera del escritor argentino Juan Gelman (1930-2014) y madre de Macarena Gelman, diputada electa del Frente Amplio-, sentenció que “la ley de Caducidad carece de efectos de incompatibilidad con la Convención Americana y la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, en cuanto puede impedir la investigación y eventual sanción de los responsables de graves violaciones de derechos humanos”

10-  Entrevista a Ignacio Errandonea, Gimena Gadea y Eduardo Pirotto, Brecha, 20-5-2011

11- Entrevista en Brecha, 25-2-2011

12- Citado por El País, 16-7-2011

13- Citado por La República, 16-7-2011

14- Citado por Uypress (Agencia Uruguaya de Noticias), 27-7-2011

15- Declaraciones a El País, 19-7-2011

16- Documento N° 5 del MLN, enero de 1971

17- Jorge Zabalza, “Relaciones Íntimas”, Voces, 28-7-2011

18- Ibídem

19- Alfonso Lessa, “El pecado original. La izquierda y el golpe militar de febrero de 1973”, Sudamericana, Montevideo, 2012

20- Entrevista en La Diaria, 19-3-2013

21- Fernando Amado, “Bajo Sospecha. Militares en el Uruguay democrático”. Sudamericana, Montevideo, 2013


EH - postaporteñ@ 1315 - 2015-01-02
 

Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (2)


Crisis, zigzags, avance de fondo hacia el mercado

Rolando Astarita [Blog]

En la primera parte de la nota hemos apuntado que cuando los países del bloque soviético pasaban, a comienzos de los 1990, rápida y abruptamente al capitalismo, en Cuba se mantuvo la centralización estatal de la economía. Sin embargo, desde mediados de esa década, en la isla hubo una alternancia entre centralización burocrática y medidas pro mercado. En esa alternancia subyace una lógica, determinada por la crisis y su relación con la gestión estatal burocrática, que es necesario explicar.

Antes de entrar en el tema, conviene hacer una precisión: cuando se habla de estancamiento y  crisis de la economía de Cuba no se niegan los logros en salud y educación. Cuba cumplió con los objetivos del milenio de la ONU; tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina, su tasa de mortalidad materna es una de las menores a nivel internacional; está ubicada en el puesto 14 a nivel mundial del índice de Educación Para todos;  la expectativa de vida al nacer es de 79 años; su sistema de seguridad social es superior al de la mayoría de los países subdesarrollados;  y ocupa el puesto 51 entre 187 países en lo que hace a desarrollo humano (informe 2011, PNUD). Sin embargo, estas cifras no deben ocultar la gravedad de su situación económica y social. Después de todo, hasta las vísperas mismas de la caída de los r egímenes stalinistas, muchos exhibían indicadores sociales más que aceptables en varios ítems. Pero sus economías estaban muy debilitadas, y terminaron colapsando.

Algo similar se puede decir de Cuba, y las dificultades no se pueden explicar solo por la caída de la URSS en 1990, o el bloqueo de EEUU. Tengamos presente que ya en el quinquenio anterior a 1990 la economía cubana evidenciaba agotamiento: entre 1985 y 1989 el crecimiento fue de solo el 2% promedio anual, y en 1986 el gobierno debió declarar la moratoria de la deuda externa.

En este marco, el  corte del subsidio soviético disparó un derrumbe económico de proporciones. Entre 1989 y 1993 –el llamado “período especial”- el PBI de Cuba cayó un 35%; cerró el 80% de la industria por falta de insumos y el comercio exterior colapsó.


Como respuesta a esta gran depresión, desde mediados de la década de los 1990 el gobierno lanzó algunas medidas pro mercado. Así, se legalizó el empleo autónomo y se dio permiso para contratar familiares en determinados puestos. En la agricultura se crearon cooperativas semi-privadas (aunque la tierra siguió siendo del Estado) y se permitió a los productores vender parte de su producción. En consecuencia, el empleo autónomo creció  hasta representar, en 1999, el 4% del total del empleo (era aproximadamente el 1,5% a comienzos de la década).

También se despenalizó la tenencia de divisas y se permitió la remesa de dólares de los cubanos del exterior. Esto significó que las remesas pasaran de unos 160 millones de dólares anuales en 1993 a más de 700 millones en 1997, y que se mantuvieran a un nivel cercano a los 800 millones a principios de los 2000. En 1999 superaron a las entradas de divisas por exportación de azúcar. Por otra parte, en 1994 se aprobó una ley de inversiones extranjeras.


Las inversiones extranjeras en los 90 se volcaron en especial al sector turismo (mayoritariamente empresas españolas, que entraron en la administración de hoteles construidos por Cuba), pero también a la minería (los canadienses en la explotación del níquel) y energía. Todo lo cual aportó divisas y activó, al menos parcialmente, a la economía.


En consecuencia, y al compás de estas reformas, se revirtió la caída del “período especial”. Esta es una cuestión que a veces la izquierda deja de lado en sus análisis: las medidas pro mercado, injertadas en las economías burocrático-estatistas, pueden dar lugar a aumentos de la producción y a la mejora del aprovisionamiento de bienes y los ingresos.
Este es el hecho cierto en que se basan los que proponen, con argumentos de izquierda (“profundizar el modelo socialista”), avanzar en reformas de tipo perestroika para impulsar la economía un economía estancada y dirigida burocráticamente (véase, por ejemplo Abel Aganbeguian, Perestroika. Le double  défi soviétique, Económica 1987). En el caso de la URSS se trataba de introducir estímulos materiales a través de mecanismos de mercado, en una sociedad que descreía del ideario programático del socialismo.


Mucho de esto se aplicaba ya a la economía cubana de los 1990, con el agravante de que su base tecnológica e industrial era infinitamente más débil que la soviética. Las apelaciones a la “conciencia y compromiso socialista con el trabajo”, pasadas cuatro décadas del triunfo de la Revolución, y en un entorno de penuria y régimen burocrático, tenían cada vez menor eco en la población. Por eso las medidas de mediados de los 1990 apuntaban a incentivar el interés individual, con el objetivo de incentivar la productividad; a la par que se abría parcialmente la entrada de fondos externos.

Giro a la centralización

Sin embargo, las medidas pro mercado también generan impulsos que socavan la economía estatizada. Por ejemplo, el incremento de remesas dio lugar a diferenciaciones sociales crecientes. También generó en algunos sectores una cultura rentística –para muchos es un ingreso más importante que el salario que reciben en una empresa estatal- y comenzó a generar acumulación de riqueza que, en algún momento, termina volcándose al mercado (ver más abajo).

De la misma forma, las actividades por cuenta propia también generan impulsos a la diferenciación social; por caso, entre aquel que se enriquece y puede incluso contratar mano de obra, y el que fracasa y se arruina. Así, de a poco, se incuban en  los poros de la economía estatizada las fuerzas sociales que impulsan hacia el capitalismo.


Hay que subrayar que se trata de una dinámica que muchas veces escapa incluso al control de los reformadores (en la URSS muchos de los que proponían la perestroika admitieron luego del colapso que su meta no era transformar a la economía en capitalista, sino mejorar el sistema).

Lo anterior explica la reacción de sectores de la dirigencia cubana, encabezados por Fidel Castro, que apuntaron a mantener un férreo control de la economía estatizada.

Por eso, apenas lograda cierta mejora, intentaron cerrar el grifo del mercado y ahogar toda disidencia interna. Desde un punto de vista ideológico, nada expresa mejor esta orientación que el balance positivo que mantenía Fidel, a comienzos de los 2000, de la invasión soviética de 1968 a Checoslovaquia


 Decía: “… en Checoslovaquia se marchaba hacia una situación contrarrevolucionaria, hacia el capitalismo y hacia los brazos del imperialismo. Estábamos totalmente en contra de las reformas liberales económicas que estaban teniendo lugar allí y en otros países del campo socialista. Una serie de medidas que tendían a acentuar cada vez más las relaciones mercantiles en el seno de la sociedad socialista: las ganancias, los beneficios, los lucros, los estímulos materiales, todas esas cuestiones que estimulan los individualismos y los egoísmos.

Por eso nosotros aceptamos la amarga necesidad del envío de fuerzas a Checoslovaquia…” (entrevista de Ramonet a Fidel Castro, citada en la primera parte de la nota, p. 595)


Por supuesto, ni en Checoslovaquia, ni en el resto del bloque soviético, los tanques fueron la solución a la falta de productividad, ni al descreimiento en el discurso oficial, ni a la economía de penuria. El final de la historia es conocido

En cualquier caso, desde finales de la década de 1990 el gobierno cubano revierte la apertura al mercado: Fidel denuncia a la empresa privada y a los trabajadores por cuenta propia como parásitos y generadores de corrupción; se retira de circulación el dólar y se instala la doble moneda; y la economía se centraliza de nuevo fuertemente. 

Como resultado, el sector privado se retrajo, la inversión extranjera se detuvo y muchas empresas se retiraron de la isla, aduciendo falta de rentabilidad y obstáculos por parte del Estado para operar.

Como parte de este programa, en 1999 Fidel también lanza la movilización por la “Batalla de Ideas”, que se dispara a raíz del reclamo a EEUU de la devolución del niño Elián González. Según el discurso oficial, la “Batalla de Ideas” significaba pasar a la ofensiva para continuar desarrollando la Revolución. Se proclamaba así el inicio de una nueva etapa de “rectificación de errores y tendencias negativas en Cuba”, para buscar mayor eficiencia y eficacia. La apuesta era que Cuba desarrollase la “economía del conocimiento”. La tesis que sustenta esta orientación sostiene que en la actualidad el conocimiento ha pasado a ser el factor fundamental de la creación de riqueza.

Por otra parte, dos factores contribuyeron a aliviar la situación económica: las remesas de dólares y el subsidio venezolano.

Ya hemos señalado cómo las remesas saltaron en los 1990, y la mayor centralización no frenó el flujo. Desde entonces constituyeron un factor no despreciable para la economía cubana. Por ejemplo, en 2013 alcanzaron casi los 2.800 millones de dólares.


En lo que respecto al subsidio de Venezuela, consiste en la entrega de 100.000 barriles diarios de petróleo con financiamiento muy ventajoso: Cuba paga a los 90 días el 50% y el otro 50% a 25 años, con dos de gracia y una tasa de interés del 1%.

A cambio, la isla envía médicos (según Granma, habría unos 30.000 médicos cubanos en Venezuela), y también personal de seguridad y militar. Sin embargo, la venta de estos “servicios” no refleja los costos reales, ya que su precio está atado al precio del petróleo. Según The Economist, en 2012, y contabilizando 115.000 barriles diarios enviados a Cuba, el subsidio rondaría los 3500 millones de dólares anuales; algunos economistas elevan esa cifra hasta 8000 o 9000 millones, lo que equivaldría al 20% del PBI de la isla. Los montos son difíciles de calcular, debido a la falta de información; pero se reconoce, incluso oficialmente, que el corte de ese flujo podría ser un golpe muy duro para Cuba.


El giro hacia una mayor centralización y la ofensiva contra el sector privado posiblemente también empalmaron con la caracterización de Fidel de que, en 2005, se daban las condiciones para una ofensiva de los pueblos contra el imperialismo. Y en la confianza de que el régimen de Chávez se consolidaba cada vez más

Impasse económico y político

Sin embargo, y a pesar del alivio de las remesas y los subsidios venezolanos, los problemas de fondo subsistieron. Hacia fines de la primera década de los 2000, la producción industrial estaba al 43% de los niveles de 1989; el empleo industrial no remontaba caído; y la agricultura estaba estancada al nivel de una década atrás.

Tal vez el dato más significativo era la debilidad de la inversión. “La relación formación de capital bruto – PBI promedió 12,5% entre 1996 y 2008, un valor bajo desde el inicio para los estándares internacionales; en una encuesta en la que participaron 157 países, la tasa de inversión cubana se mantuvo firme por debajo del décimo porcentaje [esto es, del 10% del PBI] durante el período 1990-2008.


El gobierno no alcanzó sus objetivos de inversión, y solo realizó el 76% de las inversiones planificadas (2007-2009)” (Richard Feinberg, “Extender la mano: la nueva economía de Cuba y la respuesta internacional”, noviembre de 2011, Iniciativa para América Latina, 


http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2011/11/
18%20cuba%20feinberg/1118_cuba_feinberg_spanish).

En lo que respecta a la "Batalla de Ideas", no tuvo mayores efectos prácticos La realidad es que las posibilidades de generar riqueza apelando solo al conocimiento, esto es, sin medios de producción, son muy  limitadas. Un ingeniero puede saber teóricamente cómo se puede extraer petróleo del lecho del mar, pero si no dispone de equipos, no tiene manera de llevar a la práctica su teoría (ni de mejorarla a través de la práctica).

La “Batalla de Ideas” como palanca de desarrollo de las fuerzas productivas traducía más bien una orientación voluntarista, que por otra parte es bastante común en las administraciones estatistas burocráticas (el materialismo de “manual soviético” se acompaña muchas veces de una fuerte dosis de idealismo)

La economía cubana no podía remontar el atraso en base solo al conocimiento y la preparación universitaria de su juventud. El envío de médicos cubanos a otros lugares del mundo es solo un paliativo a los problemas de falta de divisas. Por otra parte, la dependencia de los envíos venezolanos ponía de manera creciente a Cuba en una situación de fragilidad.
En resumidas cuentas, la orientación de remontar la economía con más control burocrático y convocatoria a una nueva “batalla”, se evidenció cada vez más como una salida fallida.


Por supuesto, estos problemas de la gestión estatista burocrática tienden a ser barridos debajo de la alfombra por la izquierda de mentalidad estatista y burocrática. Pero no por eso desaparecen. Se mantienen y vuelven a aflorar a cada paso. Es que la voluntad no se despliega en base a convocatorias de “comisarios socialistas del conocimiento”, por más heroico que muchas veces sea su pasado. 

Hay que motivar, y la motivación no existe cuando el Estado se convierte en una abstracción colocada por encima y frente al individuo, y cuando existe un régimen de penuria crónica de bienes. Máxime cuando se están generando crecientes diferencias, y sectores de la dirigencia se aprovechan de sus puestos para enriquecerse (véase más abajo; el propio Fidel Castro reconocía, en 2005, que la corrupción existente en el propio aparato del Estado podía acabar con la Revolución).


En esas circunstancias, es imposible que pueda desplegarse lo que Raya Dunayevskaya llamaba “la negatividad absoluta como el principio motriz y creador”, que concilia la individualidad con el humanismo socialista, esto es, con el humanismo real.

Por eso, la orientación burocrática aboca en un callejón sin salida, a partir del cual se imponen los reformadores pro mercado

La “nueva alternativa” pasa entonces por desarrollar –aunque sea parcialmente al comienzo- el interés individual, apoyado en el mercado y la explotación por vía privada; en el marco de una corrupción que sigue posibilitando la acumulación privada.
Es lo que sucedió en Cuba a partir de 2008, aproximadamente. Y desde entonces, se han ido profundizando estas medidas, con un sentido cada vez más inequívoco
Rolando - postaporteñ@ 1315 - 2015-01-02
 

postalinas

Reflexiones políticas desde Tacumbú

Por Agustín Acosta*
ASUNCIÓN, PARAGUAY

Ante la creciente fuerza de la crisis estructural del capitalismo que se extiende desde el centro imperialista hacia el bloque llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que golpeará con dureza la totalidad del planeta, de la capacidad de respuesta táctica y estratégica desde las organizaciones revolucionarias dependerá el resultado de esta gran batalla.
Todos los hechos que se vienen produciendo en los países del continente americano en términos políticos y económicos, es a resultas de la crisis estructural del capitalismo en su fase global

Nuestra América nos demuestra, con una carga de dramatismo tremenda, que no habrá revoluciones de verdad sin el combate antiimperialista y anticapitalista. Debemos prepararnos a largo plazo para esta confrontación.
Pero al identificar el combate como camino estratégico debemos aprender de los errores del pasado, eludiendo la tentación militarista.

El ejemplo de Cuba en Nuestra América es de vital importancia, la resistencia heroica de todo un pueblo que defiende su revolución, en esta feroz crisis sistémica ha logrado una victoria gigante sobre el imperialismo al hacer reconocer que no ha resultado el bloque o económico por más de medio siglo.
Con esto podemos decir con más fuerza que nos merecemos más que un miserable “capitalismo con rostro humano” o una mugrienta modernización de la dominación.
Nos espera una franca batalla de clases extensible a todo el continente, donde las perspectivas socialistas se verán enfrentadas a las corrientes reformistas y otras que se empeñan en enfrentar la crisis del sistema con el “capitalismo nacional”

Debe quedar claro aquí que el terreno electoral no es el terreno para esta batalla. Más bien se trata de cómo evolucionan las clases explotadas en materia de conciencia y organización. Si logramos salir del encierro histórico en que hemos quedado prisioneros tras la caída del socialismo de la Unión Soviética.

Por definición esta es una lucha a escala mundial. Las organizaciones revolucionarias estamos llamadas a decir No definitivamente a los estados capitalistas. Esta etapa nos exige a todos los luchadores y explotados a prepararnos para construir las bases de los estados socialistas en todas partes del planeta.


Las tareas de solidaridad internacional deben formar parte de la agenda de todas las organizaciones políticas con conciencia de clase.
Se equivocan a distancia quienes pretenden resolver esta realidad corrigiendo el capitalismo con algún adjetivo, sea progresista, humano, social, de estado. Ilusiones vanas.
No queda otro camino que el de la transición socialista, quebrando la espina dorsal de la ley del valor, aboliendo la explotación y la opresión. O resignarse ante tan triste realidad concreta de miseria humana.

Les dejo esta profunda reflexión política y una fuerte autocrítica, a seis años de que el Estado argentino nos entregara en extradición al Estado paraguayo. Seguimos luchando desde nuestro rincón de lucha, la cárcel. Estoy convencido de que nuestra libertad está en manos del pueblo organizado con conciencia de clase



*Junto al autor de estas líneas se hallan presos en Tacumbú Simeón Bordón, Roque Rodríguez, Gustavo Lezcano, Basiliano Cardozo, Arístides Vera. Los seis dirigentes campesinos estuvieron encarcelados en Marcos Paz, durante dos años – entre 2006 y 2008-, luego de que el gobierno nacional les prometiera refugio político que mutó arteramente en extradición. 
¡Libertad a los compañeros!

Agencia Para La Libertad, periodismo de intervención social

Feliz año a todos los que sienten esta página como suya

particularmente es el único foro en el que me dejan opinar y así lo hago

Les deseo a los enojados con el frente, a los que aún están a muerte con el frente, a los que siguen al frente por comodidad pero que en el fondo lo ponen en tela de juicio.  A los tupas que nunca fueron del frente (que los hay). A los que creen de verdad que el frente tiene salvación.  A los que ya no creen en nada y con la boca en arco se van marchando a puteadas a la tumba, a los alegres y esperanzados votantes de Tabaré exentos de responsabilidad política, vacunados contra la inteligencia.

A todos les deseo un Uruguay bien. Cada vez más cerca del pueblo lindo que es por dentro y para siempre

Pd .Sr Huidobro le agradecemos los servicios prestados a la libertad y a la justicia arriesgando su integridad como ser humano .Tenga un abrazo fuerte del pueblo y por favor agarre sus libros y sus cosas y váyase a casa, no se deje convertir en un viejo imbécil

DANIEL IRIGARAY

un país de mentira

Con el  Articulo sobre EFH Borrachito, Agente de los Botones y Lengua de Trapo  Concuerdo y + aun, digo que  JAMÁS ME GUSTO EL MLN ni el fundacional ni el posterior ni el actual! El DAÑO INMENSO que le hizo a la izquierda a la clase obrera organizada ha sido mortal! Un grupo de nenes/as de mama y papa, de colegios religiosos, que avanzaron jodiendo a muchos de los incrédulos "compañeros", que gritaban contra el poder burgués y luego  hoy se desviven por ese PODER, manga de coimeros y corruptos burócratas! Y que desde hace 10 años no están solos, los acompañan mimetizados socialistas, seudocomunistas y una pléyade de EX. C/U TRATANDO DE OBTENER un trozo de la torta! A ninguno le importa los 250 mil en asentamientos, del 70% de los trabajos y jubilaciones x debajo d los $15 mil, cuando la canasta familiar es de $60 mil.

Que no solo ARTIGAS fue traicionado, más de medio URUGUAY también! Un país de mentira. Un presidente que supero a CANTINFLAS, y el próximo TV, es diablo lobo disfrazado de cordero!


Y encima lo que vengo pensando hace tiempo,+ luego de 1 mes en CUBA se les viene la perestroika

SOLEDAD


posta - postaporteñ@ 1315 - 2015-01-02

 

Chile: Las primeras horas del resto de 2015


Andrés Figueroa Cornejo

En medio de la nueva guerra fría, la nueva guerra fría como la economía concentrada, la economía regentada por el capital financiero, y la política como la economía condensada; el planeta capitalista es organizado por las ofensivas de sus polos centrales, esto es, China-Rusia y el Estado usamericano y sus amigos alemanes, japoneses y sionistas

De fría a caliente, algunos hipotetizan los preparativos para una guerra frontal, como las de antes, pero hoy en un mundo más pequeño y con armas apocalípticas y definitivas. Crimea y Oriente Medio son su representación dramática y sintética; su anticipación a escala, la pesadilla quirúrgica. La carnicería del barrio que tantea el mercado, mide la competencia, quema sobreproducción, calcula inversiones a futuro

Los pueblos dependientes, semi-coloniales, periféricos, saqueados de biodiversidad, recursos naturales, trabajo esclavo, medio esclavo, trabajo barato; escasos de conocimiento propio, de ciencia y de tecnología, son incorporados al presente reordenamiento geopolítico de manera subordinada. También como antes, pero ahora en tiempo real y clave financiera y energética y televisada y más envilecida que de costumbre. Así como China y EE.UU. funcionan como megacorporaciones mundiales y duopolio mandante, complementario y conflictivo, los territorios marginales menos empobrecidos, lo hacen como mini-pymes.

En la cadena global de valorización del capital, los tutelados desde hace tanto, realizan su aporte al desastre desarrollista en curso con sangre, enfermedades mentales, analfabetismo funcional, servicios varios, comercio asimétrico, y el fetiche de la creación de burguesías subsidiadas, como si la historia fuera lineal, unívoca, cuestión de poner el reloj a la hora y ya estamos

Y como la crisis civilizatoria que arrancó a mediados de 2007 y no parece remontar –sino, consulten a los africanos, a los griegos, a los hondureños, a los españoles, a los argentinos, a los saharauis, a los palestinos, a los kurdos, a los paraguayos, a los tunecinos, a los haitianos, a los mexicanos, etcétera-, no ha provocado ninguna insurrección aún, en consecuencia, el capital –concentrado, deslocalizado, financiarizado y armado hasta los dientes por la deuda y la industria bélica-, venga de donde venga (¿a quién se le ocurrió que la hegemonía china es más benévola que la norteamericana?), devora y devora “a dentelladas secas y calientes”

En suma, unas izquierdas derechizadas y unas derechas nazificadas. Unas izquierdas sin memoria ni imaginación, sin proyecto ni decoro, acariciando el mito de una suerte de socialdemocracia para pobres, pero sin colonias con qué sostenerla. Los límites del progresismo y el progreso únicamente para una minoría.

Los revolucionarios prudentes y comedidos, resignados, realistas que se nombran, a la defensiva, rabiosos y en compás de espera. Que no en compás de voluntad colectiva insubordinada y creativa. Los derechos humanos, o sea, la retaguardia, tornados en la vanguardia posible.

Como si la lucha de clases  -independientemente de los aparatos populares pequeños y más grandes, los autoproclamados, los movimientismos arropados con zapatos viejos y con la extraña certeza de ser una solución y no un episodio, un momento en la recomposición de la fuerza social emancipadora- no existiera o fuera pura ideología.


Como si la necesaria conducción política de los intereses de la mayoría explotada, asaltada, expoliada, endeudada, sobreviviendo al día, fuera cuento, manual, desafío y decisión prescindibles. Así la mayoría, sabiéndose explotada, asaltada, expoliada, endeudada, sobreviviendo al día, se la pasa comiendo lo que puede, recogiendo migajas de carbohidrato y programas sociales insuficientes e ineficientes. 


Rogando a los santos para conjurar a la muerte, comprando educación funcional, pésima asistencia sanitaria, vivienda  a cuotas de por vida, automóviles más caros que los hijos y, entonces, automóviles en vez de hijos; o bien dormitando en el transporte público o con la cabeza apoyada contra las vitrinas de las multitiendas, en la fila de los supermercados, colgando de celulares para hablar sin decir (que la comunicación virtual sólo produce relaciones virtuales, aparentes, falsificadas), consumiendo suerte en la lotería, esa gramática mágica que pueda lanzarte a una privadísima piscina aclimatada y a la renta de un paquete de acciones insignificante en el casino bursátil más próximo


Mientras tanto, en el Chile transnacionalizado y reprimarizado –servicios financieros, cobre, litio y pinos embarcados a saco, retailer, asesorías mineras, agroindustria-, la Nueva Mayoría, hacia adentro, intenta parecer la versión posmoderna de la Unidad Popular de Allende con la bendición de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras a su reciente proyecto de reforma laboral, y hacia afuera, desesperadamente, trata de presentar la lucha centenaria del pueblo Mapuche como un acotado incidente delincuencial para no atemorizar a los capitales, procurando acelerar los planes de inversión atrasados en materia minera y energética. Siempre a costa de comunidades, agua, territorios útiles para la siembra.

Y siempre a riesgo de la sublevación de localidades enteras, que ya nunca más de ambientalismo en pose cinematográfica, sino que de combate por la supervivencia, tan real como la sed, el hambre, el sitio donde morir.

El Estado de Chile abastecido de drones con dedicatoria al pueblo Mapuche que combina la guerra centenaria con el anticapitalismo y optimiza-actualizando la acción de golpear y hundirse en campo conocido.
Desafiando el monopolio de la violencia estatal, ampliando la solidaridad chilena e internacional, voceando la libertad y la soberanía desde las cárceles; una vez más, quebrando la geografía de un país solamente zurcido en el discurso práctico de la milicia ocupante.


Y, claro está, los aparatos de inteligencia en competencia de cada una de las especialidades de las fuerzas armadas, los carabineros, las policías y de la propia Agencia Nacional de Inteligencia del gobierno (Anita, para los ex amigos y ex compañeros y ex hermanos). 

Sin paranoia, pero con ojo que lee el editorial del poder, que todos los empeños populares independientes produzcan sus recaudos, su precaución planificada, que presten atención a los cazabobos, que se cuiden de las invitaciones, las ofertas y los cursillos provenientes de los personajes de pasado combatiente y presente mercenario.


El proverbio de la inteligencia es doble: “Extermínelos antes de que crezcan y/o, extermínenlos cuando hayan crecido lo suficiente”


Sin embargo, el terror de los dueños de todo, aunque instale cámaras, compre y forme aparatos de vigilancia contra todo lo que se mueva; ejecute leyes antiterroristas, se haga de policía política ex verde-oliva con todos los recursos a su disposición, sólo puede retardar lo inevitable y lo necesario. O lo inevitable por necesario. 
No es fatalismo ni determinismo históricos.

Se trata de la voluntad colectiva que sistematiza la experiencia rebelde y revelada, es decir, que crea conocimiento. La fuerza social y popular en construcción que piensa-haciendo y que vuelve a pensar para depurar el hacer. Y que pensando-haciendo se multiplica, deletrea las relaciones de fuerza concretas y el estado del arte.


Que pulveriza las fronteras interiores, que se internacionaliza, que reafirma su composición orgánica, de clase, con las potentes corrientes migratorias venidas de la vecindad continental y extiende su armadura hacia el género humano en lucha de todo el planeta; esa resistencia totalizada sin la cual, aunque en el 2015 se desmoronen las catedrales conocidas de la zurda, resulta cretino imaginar una sociedad humana en la naturaleza, autogobernada, sin clases sociales ni Estado, a cada cual lo que precisa para bien vivir, y de cada quien lo que mejor de sí puede ofrecer al conjunto. Esto es, ya no el trabajo asalariado, ya no el trabajo como maldición, sino que todo lo contrario: el trabajo como energía creadora, colectiva y existencialmente realizada y realizadora


andres - postaporteñ@ 1315 - 2015-01-02
 

Donbass: la guerra de Ucrania hunde sus famosas minas


Antonio Pampliega. DonetskPampliega

Donetsk 31/12/2014 

El soniquete de las bombas de extracción de agua es hipnótico y soporífero al mismo tiempo. Este desagradable runrún rebota por las paredes de los túneles extendiéndose kilómetros y kilómetros en las profundidades de la tierra. Desde hace semanas este es el único sonido que se escucha en Chelyuskintsev, una mina situada a las afueras de la ciudad de Donetsk (este de Ucrania). 
Los golpes secos del metal de los picos resquebrajando el carbón se han ahogado. Las vagonetas rebosantes de mineral están paradas y oxidándose a la espera de que alguien les vuelva a dar uso.
“En agosto, la artillería ucraniana destrozó varias instalaciones eléctricas. Las bombas de extracción dejaron de funcionar y los pozos se inundaron de agua”, denuncia Sasha Alexandrovic, uno de los capataces de la mina.

La marca del agua, a modo de recuerdo imperecedero, se torna del color del óxido. La luz de la linterna que porta Sasha en su casco hace que refuljan los colores naranja y amarillo de la delgada línea. Alexandrovic camina con paso firme por las galerías de esta mina, donde trabaja desde hace cinco años. “Esta mina se fundó en 1913.

En estos 100 años sólo había dejado de funcionar durante la II Guerra Mundial y en 1976 para poder mejorar algunos túneles…”, cuenta con pena sin poder afirmar con exactitud cuándo volverán a extraer carbón de nuevo. “Seis meses. Un año. Depende de si la guerra vuelve a dejarnos sin luz”, se sincera quien lleva meses sin cobrar su salario. No hay carbón. No hay venta. No hay salario. “Aun así, aún venimos a trabajar todos los días para tratar de tener la mina operativa lo antes posible”.


Pero no todos los compañeros de Sasha han vuelto a trabajar. De los 1.200 empleados, 108 se unieron a las fuerzas rebeldes para combatir contra el ejército ucraniano. “¿Ir yo a combatir? No. Se me pasó por la cabeza, pero mi sitio está aquí, trabajando en la mina. Es lo único que sé hacer”, confiesa Alexander, de 43 años y más de 20 trabajando en las profundidades de Donbass.
Este minero, encargado de dar energía a los túneles y de movilizar las vagonetas con la que el carbón alcanza la superficie tiene varios amigos que dejaron el pico y la pala por el kalashnikov. “Han hecho bien. Yo los apoyo y les comprendo”, sentencia tajante


Ataques a las minas

En el exterior de la mina la situación es parecida. Calma. Mineros que van y vienen de un lado a otro, cabizbajos. Trabajadores que buscan estar ocupados arreglando lo que sea. Soldadores que aprietan el soplete tratando de unir dos trozos de vías. Los más afortunados se encargan de llenar de carbón los vagones de un tren de mercancías que dormita en una vía muerta de la mina. Otros, como Galina y Mikhailovna Voronok, simplemente permanecen de brazos cruzados.

“El carbón es nuestro pan y nos lo quieren quitar. Hace meses que no cobramos, pero tenemos que seguir trabajando para volver a producir carbón para nuestra tierra: la República Popular de Donetsk”, afirman las dos mujeres casi al unísono. Su trabajo consiste en separar las impurezas y los desperdicios del carbón. Pero… ahora miran con nostalgia las cintas transportadoras que permanecen paradas.   


El carbón es nuestro pan y nos lo quieren quitar. Hace meses que no cobramos, pero tenemos que seguir trabajando para volver a producir carbón para nuestra tierra
La cuenca minera de Donbass abarca cerca de 23,000 km². Es una región rica en carbón y en hierro que se convirtió en vital para Rusia. En 1913 esta cuenca producía el 87% del carbón de toda Rusia y el 74% de toda la producción de mineral de hierro. Hoy en día, la región (que debe su nombre al acrónimo Donetsk y yacimientos de carbón) es la principal productora de hierro y acero de toda Ucrania y uno de los principales complejos de industria pesada del mundo. “Y el Gobierno de Kiev lo sabe, y por eso trata de acabar con la economía de la región a golpe de bombardeo. Acabar con la minería es acabar con el sustento de miles de familias de la región y condenarlos a la hambruna.

La guerra es una cosa asquerosa”, denuncia Vassily Antonovic, director de Chelyuskintsev desde hace cinco años.


Desde que dieron comienzo las hostilidades en el este de Ucrania (12 de abril de 2014) la artillería afín al Gobierno de Kiev ha alcanzado en seis ocasiones esta mina produciendo diferentes destrozos, arruinando edificios e instalaciones, e hiriendo a varios mineros que, en ese momento, se encontraban trabajando. “Han conseguido que la producción se reduzca considerablemente.

De los 2,5 millones de toneladas de carbón que producimos anualmente, este 2014 no vamos a alcanzar el millón”, denuncia Antonovic. “Pero Kiev debe tener en cuenta que el carbón es un bien vital para ellos, al igual que para Rusia. Sin el carbón que se produce en las minas de la región del Donbass no podrán sobrevivir.


Somos un lugar estratégico para las dos partes, y mientras, nosotros estamos en medio”, advierte el director de la mina. 


envió F. Moyano
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