URU: Hipocresía y Derechos Humanos
INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna de Hoenir Sarthou
14 oct. 2015 por Semanario Voces
En la noche del martes,
mientras escribo esta nota, en el Parlamento se discute el proyecto de
Presupuesto Nacional.
Pese al rechazo público que
han causado, se someterán a votación los artículos 425, 438 y 439 del
Proyecto, que limitan seriamente la obligación del sistema de salud de
suministrar medicamentos y tratamientos terapéuticos de alto costo a quienes
no puedan pagarlos.
Esos artículos han sido
objeto de serios cuestionamientos por parte del Sindicato Médico del Uruguay
y del Consejo de la Facultad de Derecho, así como de muy duras críticas de
jueces y abogados especializados en derechos humanos.
Sin embargo, el gobierno parece resuelto a seguir adelante con una política
que supedita expresamente el suministro de medicamentos y de tratamientos
médicos a consideraciones financieras y presupuestales.
Desde luego, aunque el
Parlamento los apruebe, esos artículos son inconstitucionales. Lo son en lo
sustancial, porque la Constitución le impone al Estado la obligación de
proporcionar gratuitamente los medios de prevención y tratamiento sanitario a
los indigentes o carentes de recursos suficientes; y lo son también en lo
formal, porque la Constitución prohíbe que en las leyes de presupuesto se
incluyan de contrabando normas no presupuestales. Entonces, incluir en una
ley de presupuesto disposiciones que recortan derechos fundamentales es
escandalosa y doblemente inconstitucional.
Lo paradójico es que esto
ocurra en una época en que se suele hacer gárgaras con el discurso de “los
derechos”, en general, y con el de “los Derechos Humanos” en particular.
Nos hemos acostumbrado a
invocar como derechos, y de ser posible como “Derechos Humanos”, a toda clase
de intereses, aspiraciones y pretensiones, ya sea individuales o
corporativos.
Desde hace mucho tiempo,
figuran en nuestra Constitución el derecho al trabajo y a la vivienda.
Y en los últimos años hemos proclamado como “Derechos Humanos” el derecho a la
información, a la privacidad y a la protección de los datos personales, los “derechos reproductivos”,
a la identidad sexual y a la
“no discriminación”, el carácter de “sujetos de derecho”
de los “niños, niñas y
adolescentes”, y últimamente hasta el curioso derecho a “la inclusión financiera”,
o los expansivos derechos “a
la propiedad intelectual”
Basta un somero análisis de
todos esos derechos para percibir su absoluta inviabilidad e incluso la
contradicción interna que encierran.
Para empezar, la estructura
socioeconómica en la que vivimos hace que, en los hechos, nunca hayamos
garantizado realmente viejos derechos sociales, como el trabajo y la
vivienda. Las leyes del mercado (porque vivimos en una sociedad sometida a
las leyes del mercado), unidas a las leyes de la propiedad y de la herencia,
impidieron siempre que garantizáramos el derecho al trabajo y a la
vivienda. Por esa razón, esos “derechos” figuran desde hace décadas
en nuestra Constitución sin haber sido nunca algo más que letra muerta.
Por otro lado, si miramos a
los “derechos” más
recientes, ¿podemos sostener simultáneamente y en un plano de igual jerarquía
principios como el derecho a la información y los derechos a la privacidad y
a la “protección de los datos personales”?
¿No será necesario decidir cuál de esos valores contradictorios debe
predominar?
¿Podemos hablar de unos “derechos humanos reproductivos” que
conceden a la mujer la libertad de abortar y, a la vez, mantienen a los
hombres sujetos a responsabilidad por una decisión que les es negada?
¿No debería ser el Estado quien asumiera el costo de la paternidad no deseada
(pensión alimenticia) si la sociedad quiere que la libertad reproductiva sea
un “derecho humano”?
¿Tiene sentido hablar de “no discriminación”
limitándola a lo sexual y racial, cuando otros factores, como la edad, el
origen social o el nivel económico y cultural son constantes causas de
discriminación?
Además, ¿cuántas veces
el pretendido derecho a la “no discriminación” termina afectando a la
libertad de expresión?
¿Proclamar en el papel los “derechos” de los “niños, niñas y adolescentes”
no esconde que, en realidad, el principal problema de muchos niños no es la
falta sino el exceso de libertad, fruto de la indiferencia e
irresponsabilidad de sus padres, del Estado y de todos los que deberían mirar
por su bienestar y formación? ¿No son derechos vacíos aquellos que declaran a
los chiquilines
“sujetos de derecho” pero los dejan librados a su suerte, sin
protección ni respaldo real del mundo adulto?
Por último, ¿existe cinismo
mayor que llamar “derecho
a la inclusión financiera” a la imposición de someterse al
sistema bancario?
¿Puede llamarse “derecho” a
un mecanismo como la “propiedad intelectual”, que impide cada vez más el
libre acceso a los bienes de la naturaleza y de la cultura?
En materia de derechos,
nuestra sociedad adolece de una escandalosa hipocresía. Proclamamos
constantemente nuevos derechos, mientras que, en realidad, no sólo no los
hacemos efectivos sino que incumplimos también buena parte de los derechos
más antiguos, básicos y fundamentales.
Probablemente, en el
sistema social y económico en el que vivimos, en nuestra actual situación
material y cultural, sólo estemos en condiciones de garantizar efectivamente
unos pocos derechos, los llamados
“derechos de primera generación”, el derecho a la vida (a no
ser privados de la vida, y a no morir de hambre o de enfermedades curables),
la seguridad personal, es decir el derecho a no ser torturados ni privados de
la libertad ambulatoria, la libertad de pensamiento y de expresión, la
igualdad ante la ley y los derechos políticos (esencialmente el voto, ya que
ser electo para cargos políticos requiere hoy de medios económicos que pocas
personas u organizaciones tienen).
Sin embargo, al tiempo que
en los discursos se proclaman nuevos y sofisticados derechos, esos viejos
derechos fundamentales son violados.
Un derecho fundamental sólo
puede ser llamado tal si todas las personas lo tienen asegurado. Pero, en el
Uruguay, ni aun los derechos más básicos están garantizados para todos. Muy
frescos están los hechos del INAU, donde los menores de edad son
sistemáticamente torturados, violados, explotados y sometidos a todo tipo de
malos tratos.
Así como todos sabemos lo que ocurre en las cárceles y en los
establecimientos donde se interna a los ancianos y a los enfermos mentales.
Todos sabemos también lo que ocurre con los niños en tantos hogares, muchos
de ellos pobres, pero también en hogares ricos.
No lo decimos, lo
ocultamos, pero la realidad es que los débiles y los pobres no tienen en el
Uruguay asegurados ni siquiera los derechos básicos.
En la discusión de este
presupuesto estamos asistiendo a un nuevo recorte de derechos fundamentales.
La idea –descarnadamente dicha- es que el Estado no está dispuesto a gastar
dinero en salvar la vida o reducir los sufrimientos de los enfermos graves y
pobres. Así de cruda es la decisión, si se la depura de palabrería
economicista y administrativa.
Lo insólito es que esa
decisión, justificada por motivos de ahorro, se toma mientras se
insiste en mantener las exoneraciones tributarias a inversiones extranjeras
que no las necesitan, mientras se subsidia la producción de cerveza, mientras
se contratan nuevos asesores de confianza política en los organismos
públicos, mientras se pierden cientos de millones de dólares en los entes del
Estado, mientras seguimos pagando las deudas de malos negocios públicos,
como PLUNA, mientras esperamos a saber cuánto ha perdido el Estado en
negocios turbios y frustrados, como el de la regasificadora
Ningún
derecho es absoluto y la realidad suele imponer límites. Pero,
limitar derechos esenciales para ahorrar dinero que se derrocha por otro
lado, es sencillamente obsceno
Seguramente, como sociedad,
deberíamos hacer una honda reflexión sobre el significado de los derechos.
Para manosearlos menos y cumplirlos más
- postaporteñ@ 1487 - 2015-10-16
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¿Preeminencia De La Política, O Mandato De Los Inversores?
ROLANDO ASTARITA
Una de las ideas más
repetidas por funcionarios y defensores de los gobiernos kirchneristas fue
que, a partir de 2003, “la
política” (así, a secas) había pasado a dominar a la “economía” (también
a secas). Una idea que pareció ser cierta durante la fase de ascenso del
ciclo económico, y la mejora de los términos de intercambio, ocurrida en la
primera década de los 2000.
Aunque la “preeminencia
de la política” mostró sus lagunas-por caso, la inflación no
pudo ser manejada a voluntad por la política gubernamental- los años de
crecimiento alimentaron la ilusión de que la política de Estado podía superar
la restricción de lo económico.
Sin embargo, el estancamiento que sufre la economía desde hace cuatro años,
combinado con problemas crecientes –caída de las reservas internacionales y
endeudamiento a tasas insostenibles, entre otros-, y la propuesta económica
del mismo candidato del oficialismo, desnudan la vaciedad del discurso que
anunciaba que, gracias al gobierno Kirchner, la política domina a la economía
El programa del
oficialismo
Efectivamente, lo que
adelanta Daniel Scioli en reuniones con empresarios e inversores tiene el
sello del peso determinante de lo económico: “Vamos a generar un clima
inmejorable de negocios”, prometió en el coloquio de IDEA. Luego, en un
encuentro con el fondo Greenmantle, dijo que iba a negociar con los fondos
buitres, “pero no voy
a pagar de más”. Declaraciones que están en línea con lo que
habían manifestado algunos de sus colaboradores, el gobernador Juan Manuel
Urtubey y los economistas Miguel Beim y Mario Blejer.
En EEUU Urtubey afirmó que hay que arreglar con los holdouts, que es
necesario normalizarse el INDEC, y que Argentina tiene que volver al mercado
de capitales. De regreso en el país, ratificó sus declaraciones, y fue
amparado por Scioli
Blejer sostuvo algo
parecido: “hay que buscar la forma de que el problema de los fondos buitre
desaparezca”; y agregó que sería positivo para la Argentina convenir una
revisión anual del llamado artículo IV, del FMI. Y Beim planteó que es
necesario ajustar tarifas, eliminar retenciones, y tomar deuda en el
exterior, para lo cual habría que “destrabar la agenda externa”.
Lo que equivale a arreglar con los holdouts
y normalizar relaciones con los organismos internacionales de crédito.
Recordemos que los delegados de Scioli viajaron a Lima para participar en la
Asamblea Anual del FMI. Por otra parte, han prometido quitar las retenciones
al trigo, el maíz y los productos regionales, y bajar las de la soja, al
menos para las zonas menos favorecidas.
Nada de esto es muy
distinto de lo que dicen y prometen los economistas de Massa o Macri. Se
discuten detalles y formas,
no la orientación más general.
Por supuesto, algunos altos funcionarios kirchneristas, como fue el caso del
Jefe de Gabinete y candidato a gobernador por Buenos Aires, toman distancia y
protestan.
Pero nadie del oficialismo cuestiona con alguna profundidad la propuesta
de Scioli.
Es que todos son
conscientes de que, en los
marcos del capitalismo argentino, dependiente y atrasado, no
tienen muchas alternativas. Kicillof puede posar de “patriota
antiimperialista heterodoxo”, pero en diálogo con el periodista Morales Solá,
de La Nación,
sabe explicarse: “Pagar es una trampa. No pagar es imposible.
Lo entiendo. Estamos trabajando en una negociación, que implica una
correlación de fuerzas, como pasó con Repsol” (4/08/15). Como era de esperar,
el progresismo “nacional y popular” no hizo escándalo por estas
declaraciones.
Como tampoco dijo palabra cuando se indemnizó a Repsol (¿no era que debía
dinero a Argentina?) o cuando se pagó sin chistar una exorbitancia al Club de
París, o cuando se acordaron cláusulas secretas con Chevron. Está todo dentro
de lo previsible. Aunque no deja de hablarse sobre la “preeminencia de lo
político”
Más aún, desde el propio
ministerio de Economía se admite, de hecho, que la realidad no encaja con el
discurso que se difunde.
Por ejemplo, los propagandistas del “modelo nacional y popular” afirman que
hay que sostener la demanda mediante el gasto público, aun a costa de un alto
déficit fiscal. Pero el Presupuesto enviado por Kicillof al Congreso prevé,
para 2016, una reducción del gasto público de 250.000 millones de pesos a
96.000 millones.
De la misma manera, se bate el parche del desendeudamiento, pero se toma
deuda pagando una tasa de más del 9% en dólares (y aun a esa tasa, hay
problemas para endeudarse). Y el Presupuesto prevé una inflación del 14% para
2016, pero Economía paga tasas, en pesos, de más del 25%.
Estancamiento
económico y mandato del capital
La cuestión de fondo, la
que rige las declaraciones de los Urtubey y Blejer, de los Scioli y Macri, y
similares, es clara: las
principales fuerzas burguesas son conscientes de que necesitan intentar
generar condiciones para que el capital, nacional o extranjero, invierta
Es una constricción que se
impone con toda su fuerza a partir del agravamiento de las condiciones
económicas. Pero entonces es
también la confesión de que la política tiene que subordinarse a la necesidad
primera y dominante en una sociedad en que decide la propiedad privada de los
medios de producción.
Es la admisión de que el Estado tiene que como principal función “crear un
clima inmejorable de negocios” para que los capitalistas se decidan a
invertir.
Pero a esto apuntaba
Kicillof cuando pagó la indemnización a Repsol por YPF; y cuando pagó al Club
de París y al CIADI. Por eso en su momento dije desde este blog que se iba
hacia el arreglo con los holdouts.
Aunque el arreglo no se produjo, eso no cambia la tendencia de fondo. Se
alteran las formas y los tiempos, - y en esto entra el cálculo político- pero
no la sustancia.
Cualquiera sea el que gane, va a buscar alguna forma de volver al mercado
internacional de capitales. Es que durante las crisis, o en los períodos en
que se agudizan los problemas económicos, la determinación de la política por
las relaciones de producción subyacentes se hace sentir con toda su fuerza.
Los vaivenes de la
“autonomía del Estado”
Lo planteado en el punto
anterior se relaciona con la dialéctica que parece existir entre autonomía
del Estado (o de la política) y el ciclo económico.
Desde un punto de vista muy general, durante las fases de ascenso del ciclo
económico, a la par que se profundiza la dependencia mutua de productores y
consumidores, se desarrollan la independencia e indiferencia mutua, no solo
de los productores y consumidores, sino también del Estado.
Este último entonces parece
estar por encima de las restricciones que impone el mercado. Los gobiernos,
los funcionarios, las instituciones del Estado, parecen independizarse de la
constricción económica. El Estado dispone de más libertad y autonomía
relativa; por ejemplo, para disponer de la parte del excedente del que se
apropia por vía de los impuestos.
Por eso, en esas coyunturas
de alza se desarrollan las más fantásticas ideas sobre el poder estatal; por
ejemplo, que puede suprimir las crisis capitalistas, fijar los precios
adecuados, controlar plenamente a las empresas. En tanto se hace abstracción
de las condiciones reales de existencia del capital, por doquier se declara
que “la política domina a la economía”.
Son los tiempos propicios para que los teóricos del “discurso que crea
realidades” expliquen que se acabó “la tiranía de la economía” y acusen al
marxismo por su “burdo determinismo mecanicista”.
Pero incluso esa idea de
independencia de la instancia política, esa abstracción de la idea dominando
las relaciones sociales, no
es más que la expresión teórica de las relaciones que dominan a los seres
humanos (Marx).
Seres humanos y Estado proclaman su autonomía y libertad, cuando en realidad
son cada vez más dependientes y
en esencia están más subordinados a la lógica del mercado y de la
valorización del capital.
Por eso, el idilio con la independencia abstracta es violentamente barrido
cuando hay crisis, o cuando las dificultades económicas, que los mismos seres
humanos no manejan, se agravan.
En ese punto se acaban los relatos sobre la construcción discursiva de la
realidad. La constricción de lo económico se impone con toda su fuerza a
través de la no inversión. Por eso, los discursos no pueden cambiar el hecho
de que, por ejemplo, el Gobierno argentino se endeuda pagando una tasa de
interés que es el doble de la que pagan otros países latinoamericanos.
Ni que los capitales solo consideren las perspectivas de ganancias a la hora
de decidir una inversión.
Por eso también, los integrantes de Carta Abierta ahora podrían seguir
publicando sus abstrusas meditaciones sobre la autonomía de lo político, sin
que ello alterara en lo más mínimo el hecho de que los dueños del capital no
invierten hasta que no consideran adecuada la cuota en el botín de plusvalía
que les corresponde.
Como conclusión
política
Por eso, las propuestas
electorales de Scioli, Massa o Macri, no se explican por alguna debilidad
psicológica de los candidatos, sino por una lógica de clase. Que es la lógica
del capital “en general”.
El ministro Kicillof, o el gobierno de Cristina Kirchner, o el presidente que
asuma en diciembre, no actúan como lo hacen porque son “traidores del
pueblo”, o porque “claudiquen frente a las exigencias de los grandes
capitales”.
Más en general, es un error pensar que el gobierno de los Kirchner es un
gobierno “reformista, con vacilaciones”.
Aquí no se trata de
características personales, sino de las relaciones de clase y los intereses
que encarnan.
Al margen de roces y
tensiones, los gobiernos capitalistas están insertos en relaciones de
producción capitalistas.
Y lo decisivo para que una economía funcione, y para que el Estado
capitalista funcione, es que el capital reinvierta la plusvalía. Pero para
eso desde el Estado hay que garantizar las condiciones de reproducción del
capital.
En esto no hay vueltas.
De ahí que este sea el
“mandato del capital” para estas elecciones, por sobre los
vanos cacareos sobre la autonomía de la política.
Por supuesto, un gobierno puede intentar, dentro de un régimen capitalista,
el camino alternativo del capitalismo de Estado. Es lo que trató el chavismo
en Venezuela, a partir del manejo estatal de la renta petrolera.
Pero ni aun con la gigantesca renta que recibió en los 2000 pudo evitar el
colapso económico, provocado por la salida de los capitales.
Las posibilidades en Argentina son aún más limitadas.
Y de esto hay conciencia en la clase dominante, y en sus representantes.
Es
lo que le aseguran los candidatos del sistema a los inversores.
Aunque algunos lo
disimulen con melodía nac & pop
rolando - postaporteñ@ 1487 - 2015-10-16
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Ecuador: Contra el Capital-Estado, sus Defensores y sus
Falsos Críticos
Análisis y
posicionamiento comunista-anárquico sobre las protestas de agosto y
septiembre del 2015 en Ecuador
Las protestas de agosto y –en menor
medida- de septiembre del 2015 en este país (cierres de
carreteras principales, marchas masivas, enfrentamientos con las fuerzas
represivas, tomas de plazas, motines en cárceles... en Quito, Macas,
Guayaquil, Portoviejo, Cuenca, Saraguro, Latacunga, etc.) son la respuesta a los ataques del
Capital-Estado contra la clase trabajadora y la naturaleza durante los
últimos años y meses, a través del gobierno “socialista del siglo XXI” de
Correa
Más concretamente,
son la respuesta al extractivismo (minería, petróleo, hidroeléctricas), la
desposesión (de tierras, de acceso a servicios y bienes básicos), las medidas
camufladas de austeridad (ej.: leyes, salvaguardias, tratados, etc. que
benefician a los capitalistas y perjudican a lxs trabajadorxs), el
encarecimiento del costo de la vida y la tiranía estatal contra la protesta
social, perpetrados por este gobierno
Son también el síntoma de que su modelo de
administración estatal y modernizadora del capitalismo ha fracasado y está
comenzando a entrar en declive (a “agotarse”, dicen algunos).
Síntoma, a su vez, de
la crisis histórica del sistema mundial capitalista, crisis ahora inocultable
en este país, tal como no se puede tapar el sol con un dedo.
Y lo que se viene es peor…
Lo que pasa es que ya
estalló la burbuja-mentira del “milagro ecuatoriano”. Que la mayoría de la
gente ya está curándose en las calles del chuchaqui de la (contra)“revolución
ciudadana”. En suma, que ya “regresó” la “vieja” lucha de clases a
esta parcela del mundo capitalista llamada Ecuador.
Sin embargo, esta lucha de clases se encuentra
contenida y camuflada dentro del juego de fuerzas entre los tres enemigos
actuales del proletariado –que parece empezar a despertar de su letargo-,
aquí y ahora: el gobierno, la derecha y la izquierda
Por eso parece ser una simple pugna política entre
ellos, cuando es más que eso, aunque también dicha pugna intercapitalista
opaca, desvía y debilita la potencia de la lucha de clases misma. (Fuertes
protestas con debilidades internas las de agosto y septiembre.) Se trata de
la estrategia de siempre de la burguesía y la socialdemocracia: convertir la
guerra de clases en guerra interburguesa
¿Quiénes y cómo hacen
esto? Veamos
El gobierno, con su
pequeñoburgués y tecnocrático populismo, llamando a la farsa del “diálogo
nacional por la equidad y la justicia social” por un lado, y reprimiendo las
protestas por el otro. La típica política estatal de la zanahoria y el
garrote, sólo que ahora, como ya no tiene tanta plata debido al bajo precio
internacional del petróleo –lo que le obliga a hacer ajustes y recortes económicos
por todos lados-, es más lo segundo que lo primero.
Dizque lo hace contra la “desestabilización”, el “golpe blando” y la
“restauración conservadora”... blablablá. Por si fuera poco, aprovecha el
aumento de actividad del volcán Cotopaxi para decretar “estado de excepción”
a nivel nacional y así dar luz verde a las jaurías policiales –y militares-
para que repriman las protestas “indígenas” (ej.: Saraguro). [Luego hará lo
mismo con el fenómeno de “El Niño”.]
En fin, sólo está demostrando, una vez más, que es un gobierno puramente
capitalista y represivo, además de racista y colonial. Enemigo de primera
fila aquí y ahora
La derecha (Nebot,
Lasso, Rodas), con su ambición de recuperar el poder tanto desde arriba (los
“gobiernos locales”, las próximas elecciones) como desde abajo (las calles),
buscando de manera oportunista capitalizar políticamente el creciente
descontento social contra el gobierno, “mimetizándose” y pescando a río
revuelto en las marchas. No se diga en las instituciones. Todo esto solamente
para conservar y acrecentar sus privilegios de todo tipo, su condición de
clase dominante. Demostrando así que el capitalismo es tan viejo y rancio
como ella. Enemigo de siempre y a muerte del proletariado, con el cual no se
dialoga ni se discute. Sólo puede haber guerra.
Finalmente la izquierda (FUT,
CONAIE, MPD), asimismo de manera oportunista –principalmente de sus
dirigentes-, convocando a marchas pacíficas y asambleas populares (donde, por
cierto, también se mezclan ciertos personajes de derecha), levantando
plataformas de puras reformas pero no de cambios radicales o de fondo,
llamando no a romper y superar el orden capitalista sino a mantenerlo y
“mejorarlo” “a favor del pueblo”, preparándose también para las próximas
elecciones; es decir, cumpliendo su sempiterno rol de pastor de masas y
bombero de la potencial revuelta. Por eso la izquierda siempre ha sido y es
la izquierda del Capital.
Enemigo camuflado en el seno de nuestra propia clase, y por eso más peligroso
y nocivo, a corto y largo plazos.
Pero si algo tienen en
común todos estos “actores” son dos cosas: que han debilitado y desviado la
potencia de las protestas –ya que se encuentran operando políticamente dentro y
fuera de las mismas- en
tanto lucha de clases hacia la pugna política intercapitalista; y, que todos ellos dicen luchar
por “defender la democracia” y “mantener la paz social”. Y efectivamente así
es, puesto que la
democracia en realidad es la dictadura del Capital sobre el proletariado (de
los ricos sobre los pobres, lo cual se mantiene intacto), y la paz social en
realidad es la paz de los cementerios inseparable de la esclavitud
asalariada-ciudadanizada que es vigilada por el Estado y co-gestionada por
los sindicatos
Por eso tanto el
gobierno como la derecha y la izquierda se “asustan” y condenan “los
lamentables e inaceptables hechos de violencia durante las protestas de
agosto”. Recordemos que hubo enfrentamientos violentos más o menos masivos no
sólo entre manifestantes y policías (tanto en la ciudad como en el campo),
sino también entre los mismos manifestantes de izquierdas y de derechas, e
incluso hubo incidentes aislados de violencia entre encapuchadxs antisistema
y ciudadanos-policías, por ejemplo, durante y después de esa marcha
predominantemente democrático-ciudadana o clasemierdera que hubo en Quito el
13 de agosto.
Por eso ellos son los
más virulentos enemigos de las aún minoritarias y precarias expresiones de
combatividad proletaria: de los “infiltrados”, esos “cucos” que, por ejemplo,
aparecieron en la Plaza Chica, San Francisco y otros puntos esa tarde-noche,
así como han aparecido en anteriores protestas siquiera hace un año atrás (el
“17S”… en realidad hace años… “toda la vida”). Esto al menos en Quito, porque
días después en Macas “los violentos” no llevaban capuchas ni bombas caseras
pero sí plumas, lanzas y mucho coraje acumulado. Lo que demuestra que, más
allá de las diferencias “ideológicas” con algunos encapuchados urbanos, y más
allá de las diferencias “étnicas” con los guerreros amazónicos, en el fondo
somos lo mismo: proletarixs, explotadxs y oprimidxs que se han at revido a
enfrentar al Estado-Capital, “cara a cara” con el enemigo
Todos los demócratas
“anti-violentos” son unos hipócritas, pues todos sus partidos tienen y ponen
sus grupos de choque en las calles (siendo posible, además, que el gobierno
vuelva a sacar a sus “pandilleros rehabilitados”, la derecha a sus “cabezas
–huecas- rapadas” y las izquierdas a sus “combatientes populares” y a sus
“brigadas antifascistas”…). Mientras que, por otro lado, no sería ninguna
sorpresa que, conjurados en algún momento el gobierno, la derecha y la
izquierda contra el “fantasma” del caos y la revuelta sociales, superen sus
disputas secundarias, negocien y pacten entre sí en nombre de la sacrosanta y
velada dictadura del Capital llamada democracia.
De hecho, en este mes
de septiembre, una vez concluida la “primera fase” de los famosos “diálogos”,
el gobierno ya está haciendo negocios de inversión y cálculos sobre impuestos
a las herencias, etc. con la derecha (al fin y al cabo, entre burgueses se
entienden).
Mientras que con la izquierda, al parecer, ha negociado –o le ha
orillado a- “bajarle la tensión” a las protestas e incluso a que unas caras
visibles de ésta salgan voluntariamente a las calles a “limpiar” los “sucios”
grafitis dejados en las paredes de Quito el 13 de agosto, como “buenos
ciudadanos” respetuosos del orden democrático o burgués que son. ¡Qué asco!
Eso entre otras “peleas” que no superan el marco legalista y reformista,
igual de repudiables.
Así queda claro
–nuevamente- que gobierno,
derecha e izquierda son la misma mierda capitalista con diferentes moscas.
Los tres son nuestros enemigos de clase concretos aquí y ahora, por lo tanto
lxs proletarixs que vivimos aquí debemos empezar a tratarlos como tales.
Tanto en las manifestaciones callejeras como en el seno de la propia clase
(ej.: en organizaciones sociales o “populares”)
Ahora bien, ¿por qué ocurrieron tales hechos de
violencia en las últimas protestas? A primera vista, porque las
contradicciones y los conflictos sociales bajo este gobierno se han acumulado
ya hasta el punto de estallar
En el fondo, porque la
sociedad capitalista es violenta desde siempre y todos los días; y porque
–aunque no parezca- estamos
en guerra entre
explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos
Toda guerra, como
se sabe, es violenta.
La guerra social no es la excepción.
Partiendo del hecho de que violencia es privarnos a la mayoría
de seres humanos –los proletarios- de los medios de vida; obligarnos a
trabajar por un salario, o sea a ser explotados en beneficio de otros -los
capitalistas-, para adquirir esos medios, cada vez más caros; llegar a fin de
mes con las justas o no llegar, lo que a su vez obliga a asfixiarse en deudas
con sus bancos; desemplearnos y subemplearnos, es decir usarnos y desecharnos
a su antojo como si fuésemos cosas, simples mercancías; matarnos o dejarnos
morir de hambre, de enfermedad o de locura en sus calles, sus hospitales y
sus psiquiátricos; tener que elegir a nuestros chupasangre y verdugos de
cuello y corbata cada cuatro años en sus urnas; vigilarnos, perseguirnos,
reprimirnos, encarcelarnos, “desaparecernos” o asesinarnos si nos rebelamos
contra su o rden de cosas.
Todo lo cual ocurre en democracia. Pero también
las insultantes desigualdades entre ricos y pobres, las leyes, las cárceles,
el sistema “educativo”, la moral y las “buenas costumbres”, las religiones,
el bombardeo diario de noticias, marketing y shows, el consumismo, la miseria
en las calles, la “crónica roja”, el transporte urbano, la rutina gris,
monótona y absurda...
Toda esta violencia
sistémica y cotidiana es
el
capitalismo; la burguesía nos violenta a lxs proletarixs, todos los días y de
múltiples formas, para mantener su riqueza y su poder a costa y en contra
nuestra
Quien monopoliza y
ejerce esta violencia, este terror de la clase dominante es el Estado, a
través de la policía.
Por
eso ésta protege con
dientes y colmillos la propiedad privada, los negocios y los edificios
estatales; es el perro guardián de los ricos y poderosos.
Que quede bien claro,
entonces: la única razón
de existir y, a la vez, la única función de la policía es reprimir –lo que
incluye tortura y asesinato- la protesta y la rebelión contra el orden
capitalista, al cual debe mantenerlo o, dado el caso, restablecerlo por la
fuerza; la policía, entonces, es esencialmente violenta o “brutal”.
El único terrorista en realidad es
el Estado capitalista.
De allí que ¡el gobierno y
los medios de comunicación se pasan de hipócritas al quejarse y llamar a
compadecerse de los “pobrecitos” chapas heridos! Nada dicen de los cientos de
manifestantes detenidos y heridos por la policía nazional. ¡Solidaridad y Libertad presxs
políticxs y amotinadxs! (A pesar y más allá de las diferencias y
distancias “ideológicas” con ellxs –valga decirlo.) Cae en lo mismo al
ensalzar sus “diálogos” y, a la vez, condenar la violencia anti-policial, a
la cual “nada la justifica” sino que incluso “puede destruir la unidad de
nuestro país”. Después de cómo este gobierno tan socialista y tan cristiano
reprimió las protestas de agosto, tal discursillo no es otro que el de “tirar
la piedra y esconder la mano”
El gobierno nos reprime
y sus medios nos mienten a fin de mantenernos engañados y dominados Por su parte, al terrorismo del Estado burgués los
ciudadanos de derechas e izquierdas lo llaman y aprueban como “uso legal y
legítimo de la fuerza”, mientras abogan por la protesta pacífica
En
realidad, el pacifismo
ciudadanista es la otra cara del terrorismo estatal; al no reconocerlo ni
combatirlo, lo justifica y lo complementa. Pero cuando lxs de abajo nos
atrevemos a responder con nuestra violencia a la violencia que recibimos a
diario de los de arriba, entonces nos acusan de manera cobarde, cizañosa y
estúpida de “infiltrados”
¿Infiltrados? Lxs
que no somos dueñxs de nuestras vidas y lo sabemos, lxs que estamos hartxs de
ser esclavxs asalariadxs y nos rebelamos, lxs que no tenemos nada que perder
más que esta pseudo-vida miserable de mierda, es decir, lxs proletarixs somos
capaces de luchar contra el sistema capitalista sin intermediarios ni
representantes, somos capaces de autoemanciparnos
No mendigando ni
negociando a los capitalistas y sus políticos, sino recuperando, arrebatando,
atacando y destruyendo todo lo que sea necesario para conseguirlo. Empezando
por nuestra propia condición de clase explotada y oprimida, pues no
constituye ningún orgullo ser proletarixs, sino que es una maldita realidad
social impuesta de la cual queremos y luchamos por liberarnos.
Por lo tanto, expresamos
nuestro malestar de clase generado por este sistema afuera y en contra de todas las
instituciones políticas y sociales del Capital-Estado, en este caso afuera y en contra del gobierno, de
la derecha y de la izquierda del capital por igual
Con nuestros propios
objetivos y métodos de lucha de clase (necesidades materiales concretas, la
acción directa y espontánea), no con los de la burguesía y la
socialdemocracia: marchas pacíficas, demandas legalistas (“archivo de las
enmiendas constitucionales”), frentes, elecciones, etc. “Las herramientas del
amo no pueden desmantelar la casa del amo”
Si usamos la
violencia, es porque así respondemos a la violencia cotidiana de este sistema
contra nuestra clase, y porque así reivindicamos nuestra humanidad y dignidad
contra la propiedad, la mercancía y la policía, o sea contra lo que nos priva
de los medios de vida, nos mercantiliza y nos reprime.
Si usamos capucha
no es por cobardía (al contrario), sino por anonimato o seguridad, y porque
la capucha nos iguala en la lucha, nos hace un solo -aunque múltiple- cuerpo
emancipado, lanzado a las calles.
Por lo tanto, ¡no
somos “infiltrados”, así como tampoco somos ciudadanos! ¡Somos proletarixs
que hemos asumido en la práctica que estamos en guerra contra todo este
sistema capitalista, sus defensores (la derecha y el gobierno) y sus falsos
críticos (la izquierda)!
Somos ni más ni
menos que algunxs del montón que un día o una noche decidieron salir del
rebaño y mostrarle sus colmillos al opresor.
Detrás de las capuchas, no
estamos sólo “nosotros”, sino una expresión de la rabia social proletaria, la
de muchxs otrxs proletarixs cabreadxs contra este sistema –aquí y en todas
partes-. Encarnamos
la negación y la destrucción de esta sociedad inhumana y asesina que nos
niega y destruye a diario.
Mas no
representamos ni queremos representar a nadie. Tampoco luchamos por reformas
políticas ni por “mejoras” económicas parciales, que no son más que retoques
cosméticos y migajas de la explotación y dominación capitalista. Luchamos por
recuperar y cambiar nuestras vidas, así como por contribuir a que lxs otrxs
proletarixs también lo hagan, a fin de dejar de ser explotadxs y oprimidxs, y
ser sólo humanxs
Ni más ni menos.
Lo
cual sólo será posible realizarlo como clase mediante la destrucción
superación revolucionaria del capitalismo, de la sociedad de clases
De manera
consciente, organizada y mediante la acción directa, luchamos y lucharemos
por la revuelta, la insurrección y la revolución social mundial. Luchamos y
lucharemos por el comunismo y la anarquía, que no es más que el “programa
histórico” de autoemancipación -y autosupresión revolucionaria- de nuestra
clase; la necesidad y el proyecto histórico –de siempre- de comunidad y de
vida para la especie humana y todas las demás especies
¿Infiltrados?
Infiltrados los burgueses
y derechistas en las altas esferas de este gobierno “socialista del siglo
XXI”, donde gestionan sus intereses capitalistas comunes mediante grandes
negocios y secretas alianzas. Infiltrados los correístas y sus agentes
policiales en las organizaciones sociales, donde hacen “inteligencia” y ni
así dejan de perder hegemonía –y, por ende, convocatoria. Infiltrados los
periodistas sapos en las protestas, pues “la prensa apunta, la policía
dispara”. Y obvio que siempre ha habido y hay policías de civil o “tiras”
infiltrados, provocadores, etc., en las mismas, pero no es tan difícil
reconocerlos: el cerdo, aunque se vista de civil, cerdo se queda. A todos
estos despreciables personajes habrá que identificarlos, denunciarlos y
ajusticiarlos al calor de la lucha callejera. Los ciudadanos de “clase
mierda” que actúan como policías, también deben ser tratados como tales...
A pesar de que hoy los
imbéciles de derecha y de izquierda nos “linchen mediáticamente”, nos
estigmaticen y nos pretendan aislar como “infiltrados” –cosa que ya hemos
rechazado-, lxs
proletarixs en guerra seguiremos existiendo, resistiendo y atacando,
“destruyendo y sembrando” para ser más fuertes, así como también para llegar
a ser más (porque estamos segurxs que no somos ni seremos lxs
únicxs proletarixs cabreadxs con toda esta mierda de sistema que soportamos a
diario); y entonces le
asestemos golpes más certeros, contundentes y mortales al Capital-Estado.
Será cuestión de tiempo... y de agudización de la crisis y la lucha de
clases, de la cual somos una parte y una expresión. Será cuestión de tiempo
para que les digamos –con las mismas e inmejorables palabras del compañero Di
Giovanni allá por los 30-:
“Desde hoy, cara a
cara, mostrando los dientes al enemigo. Desde hoy, temidos y no humillados.
Desde hoy, en estado de guerra contra la sociedad burguesa. Todo, en el
actual mundo capitalista, es indignidad y delito; todo nos da vergüenza, todo
nos causa náuseas, nos da asco. Se produce, se sufre y se muere como un
perro. Dejad, al menos, al individuo la libertad de vivir dignamente o de
morir como hombre, si vosotros queréis agonizar en esclavitud. El destino del
hombre, se ha dicho, es aquel que él mismo se sabe forjar; y hoy no hay más
que una alternativa: o
en rebeldía o en esclavitud.”
Proletarixs: mientras
tanto, recordemos y recordémosles a nuestros enemigos los burgueses (que hoy
están dentro y fuera del gobierno, que son de derecha y de izquierda) que “miles de veces nos han derrotado,
seducido, engañado, comprado, de todas ellas hemos aprendido... Sí: estamos
derrotados, estamos disgregadas, estamos desmoralizados, pero aprendemos
rápido.
Tomamos nota de nuestras
debilidades pero también de nuestras potencialidades... Lo queremos todo y
tarde o temprano nos lanzaremos a arrebatárselo, ya que algo tan simple como
dejar de ser mercancía en sus manos no lo vamos a conseguir con sus reformas
y democracias, con votos e ilusiones, con [diálogos y] empoderamientos que
dejan intacto el poder... De momento están tranquilos... pero todo tiene un
límite.” La mejor manera de recordárselo es/será luchando.
Proletarixs: dejemos de
agredirnos y destruirnos entre nosotrxs mismxs, entre hermanxs de clase;
seamos violentxs y destructores solamente contra quienes nos explotan y
dominan: la burguesía, su Estado y sus reformadores… Respeto, solidaridad,
unión, complicidad, amor entre nosotrxs. Odio, violencia, terror, muerte al
enemigo.
Y no es que estemos
haciendo apología ni mucho menos fetichismo de “la violencia por la
violencia” ni de los encapuchados como si fuesen anti-héroes lumpen o algo
así. No, que quede claro. (La lucha proletaria se hace con o sin capucha, y
la acción directa no es sólo la violenta.) Estamos mostrando y explicando que
la sociedad de clases es y será violenta por naturaleza y hasta que
desaparezca. Mientras tanto, estamos en guerra de clases.
Que el capitalismo es violencia y que el Estado es quien la monopoliza y
ejerce, por eso el Estado es el mayor terrorista de la historia.
Que “mientras exista
miseria, habrá rebelión.”
Que, en última instancia, sólo mediante la violencia revolucionaria nuestra
clase proletaria (“ejércitos de amarguras”, “clase insurrecta mil tormentos”)
podrá derrocar a la clase dominante y salir del espectacular fango en la que
aquella nos mantiene.
En fin, que “absolutamente
todo este sistema está organizado en base a la violencia… Por otro lado,
nosotros queremos un mundo de paz, fraternidad y solidaridad. Entonces, sólo
nos permitimos el uso de la violencia para defendernos hasta el día en que
cambie la Historia.”
Por todo lo anterior, llamamos a todxs lxs proletarixs,
especialmente a lxs
jóvenes proletarixs que ya están en pie en lucha –así no se
identifiquen como tales-, de distintas “tendencias ideológicas”, que ya le
“joden” al sistema todos los días como pueden, con quienes hemos confluido en
la acción callejera, a
superar la dispersión, el aislamiento, el gueto, así como los prejuicios,
confusiones y barreras ideológicas; a estrechar lazos de confianza y afinidad
en base a la acción pero también en base a la discusión y la reflexión (para
la acción); a la articulación, al reagrupamiento; a juntar rabias y fuerzas
(pero también alegrías y goces); a asumir que si tenemos un enemigo común y
algunas ideas y prácticas comunes en la guerra social –y en lo individual- es
porque somos
una misma clase: el proletariado, “el negativo del obrero en la
sociedad actual”, un sujeto multiforme de naturaleza negativa y destructora, que se afirma en su negación, que se
asume como tal para negarse y autosuprimirse como clase, para dejar de serlo; es decir, porque a esta sociedad
burguesa que lo niega y destruye a diario en tanto que humanidad no tiene
nada que “aportarle” más que su total destrucción; porque para volver a ser
humanidad y naturaleza, debe abolir su condición de clase explotada y
oprimida mediante la revolución social, lo que significa la abolición de la
sociedad de clases misma
Así como también la liberación
total de todos los tipos de explotación y opresión (incluida
a la naturaleza)
Pero todo esto sólo será
posible mediante la guerra
de clases revolucionaria. Por lo tanto para hacerle la guerra y golpear
realmente a nuestro enemigo común (el Capital, el Estado y la
socialdemocracia, quienes nos quieren divididos y debilitados) hasta que
caiga, debemos reconstituirnos y fortalecernos como clase, ser fuerza; al
menos, ser una (minoritaria) fuerza dentro de la clase
En este sentido, y por
el momento, lxs proletarixs en lucha contra el enemigo común podemos “caminar por separado” –como
los dedos de las manos-, pero es necesario “golpear juntos” –como los puños-.
Asimismo, llamamos a todos lxs proletarixs, en
especial a lxs jóvenes y “estudiantes”, a no tragarse las mentiras que
vomitan todos los medios de comunicación: estatales, privados
y “alternativos”
En especial, a no
creerles que ellos son “los buenos” y los “infiltrados” “los malos”. Ellos
sólo pretenden mantenernos desinformados, engañados, ideologizados, vendados
y aborregados en función de sus mezquinos intereses políticos capitalistas
Y sobre todo, lxs
llamamxs, en caso de estar todavía enjaulada y confundida su rabia proleta
dentro de organizaciones pseudorevolucionarias, reformistas y oportunistas de
izquierda que sólo los utilizan como carne de cañón (como algunos hermanos de
clase en Plaza Chica y San Francisco, y con quienes nos hemos encontrado del
mismo lado de la barricada en las calles); lxs llamamos -decíamos- a desbordar y a romper con
ellas, a auto-organizarse y luchar de manera directa por sus propios
intereses, necesidades y deseos humanos
Tanto en la vida diaria como en las protestas callejeras que vengan de aquí
en adelante. (“La revolución siempre ha sido y será joven.”)
Lo mismo para que las
“masas” que se encuentran encorraladas en esas organizaciones de izquierda,
pero que repiten acríticamente las consignas de la derecha (“fuera
Correa-fuera”), dejen de hacerlo y más bien empiecen a gritar con voz propia:
“¡Fuera Correa, burgueses y políticos!”,
“¡Que se vayan todos!”, “¡No
queremos migajas, lo queremos todo!” (Y si no, “lo quemaremos todo, sí, lo
quemaremos todo...”); para que se vuelvan incontrolables, indómitas; para que
dejen, precisamente, de ser “masas” y luchen como clase, esto es como fuerza
autónoma y antagonista (lo cual nunca es “puro” o “ideal”, pero es).
Solamente una fuerza social de tal naturaleza evitará que el gobierno y la
derecha sean los grandes beneficiarios políticos de la situación actual (lo que
desgraciadamente es lo más probable), y que la izquierda siga desviando las
protestas masivas hacia simples reformas que no afectan sino que refuerzan el
sistema capitalista (lo que también va a seguir pasando). Ya va siendo hora
de que nuestra clase salga a luchar “a por todo” (tarde o temprano, la crisis
la empujará a ello), alterando así el orden capitalista-estatal-ciudadano y
evitando que vuelva a la normalidad, a la espectacular y violenta normalidad
del Capital.
Sea como fuere, a medida
que en este país se agudice la crisis, las desigualdades y los conflictos
sociales, la violencia social –y política- también experimentará una
escalada.
La lucha de clases no se hace –nunca se ha hecho- con piropos ni
con flores, menos aún en tiempos de crisis, austeridad, protestas, represión,
guerra social, como es el presente.
Proletarixs:
asumamos que estamos en guerra y actuemos en consecuencia
En la guerra, hay que
estar armadxs y preparadxs. Entonces, armemos nuestras mentes con teoría
revolucionaria (comunista y anarquista) mediante la autoformación (individual
y colectiva): el programa revolucionario y la conciencia de clase son armas
necesarias y prácticas. Y armemos nuestras manos con todos los materiales que
sean necesarios para enfrentar el terror estatal capitalista: capuchas,
molotovs, palos, piedras, llantas, gasolina, fuego, latas de espray, puños,
patadas, panfletos, lienzos, gritos, escupitajos...
Teniendo presente que en estos momentos nuestros enemigos visibles en las
calles son –serán-: policías, ciudadanos –de cualquier bandera- que actúen
como sapos y como policías, políticos de derechas e izquierdas y periodistas
sapos.
Enemigos no en tanto que personas o grupos más o menos despreciables, sino en
tanto que agentes todos ellos de las relaciones de explotación y dominación
capitalista que ya estamos hartxs de soportar y que por eso queremos combatir
y destruir.
Todo esto, con el arma de la organización autónoma para la lucha frontal y
multiforme contra este sistema, sus defensores y sus falsos críticos.
Así pues, proletarixs
cabreadxs, en lucha y “sin partido”: juntemos
fuerzas y agitemos por el desborde y la ruptura proletaria dentro y fuera de
las protestas, de múltiples formas y sobre todo en contenidos, mediante la
palabra y la acción.
Agitemos para agudizar el antagonismo de clases en las
calles y en todos lados. Llevemos gasolina al fuego y fuego a la pólvora de
la guerra social contra el Estado y el Capital.
(En las calles, además, veremos quiénes estamos del mismo lado de la
barricada y quiénes están del otro lado de ella.
Allí juntaremos fuegos o separaremos aguas.)
Proletarixs:
para las próximas protestas callejeras, organicémonos de manera independiente
y combativa, afuera y más allá de las marchas de los ciudadanos-borregos
tanto de derecha como de izquierda; en caso de darse, respondamos a sus
agresiones (verbales y físicas) de la misma manera e incluso con más fuerza;
y, sobre todo, ataquemos al enemigo donde y cuando no seamos esperadxs…
¡A romper la paz
social burguesa y ciudadana! ¡Fuego a la policía y a la mercancía! ¡Fuego al
Estado y al Capital! Pero hagámoslo de manera inteligente y segura.
Aprendamos de nuestros propios errores cometidos y de experiencias de
compañerxs de otras latitudes.
Preparémonos
luchando, combatiendo en las calles.
Aprendamos también de lxs hermanxs de
clase “indígenas” de Macas durante las últimas protestas, quienes usaron una
vieja táctica de lucha de lxs oprimidxs de estas tierras: el sorpresivo
asedio a las instituciones estatales, y luego el ataque frontal al aparato
represivo del Estado de los patrones.
Proletarias
hormigas urbanas, por nuestra parte: a “morder y huir” al enemigo, desde
distintos y en inesperados puntos, cada vez más y mejor, procurando hacerlo
como un solo puño-una sola clase. En primer lugar, entonces, desarrollemos
autonomía de clase: nuestros propios objetivos y métodos de lucha para
satisfacer nuestras propias necesidades humanas. Sin representantes ni
negociaciones ni reformas.
Rompamos con la
socialdemocracia, con el reformismo y el oportunismo de izquierdas (y de
derechas).
No pidamos migajas, vamos por todo. No luchemos por sus intereses,
luchemos por nuestras vidas.
Como parte de esta
ruptura y autonomía, desarrollemos también capacidad combativa e incluso
insurreccional (indicios de lo cual hubo precisamente en Plaza Chica y
Macas), de aquí en adelante, cuando y como sea posible, al calor de la lucha
callejera.
Encendamos así
las primeras chispas de un futuro incendio de rebelión generalizada que ni
burgueses ni políticos ni reformistas ni ciudadanos de mierda puedan
apagar...
En síntesis: asumamos
que estamos en guerra y que estamos derrotadxs, es decir débiles y divididxs,
sin autonomía ni proyecto o “programa” propio, como clase; pero, a la vez,
asumamos que estamos despertando, reaccionando a los ataques del enemigo de
clase, alcanzando incluso a darle unos cuantos contragolpes; entonces
levantémonos, pongámonos de pie, aprendamos de los errores, superemos la
derrota, confiemos solamente en nuestras propias capacidades como clase,
luchemos por nuestras necesidades humanas (las cuales tarde o temprano entran
en abierto antagonismo con las necesidades del Capital o de la economía), sin
intermediarios ni representantes, autoorganicémonos afuera y en contra de
todos los partidos, sindicatos e instituciones burguesas, desbordémoslas,
rompamos con ellas, rearticulémonos y rearmémonos como clase, es decir como
fuerza autónoma antagonista y destructora del Capital y e l Estado; y, al
mismo tiempo, como el germen o la portadora de la sociedad sin explotadores
ni explotados, sin estados ni patrias, de la comunidad humana mundial.
Proletarixs: luchemos de
esa manera, y en las calles nos encontraremos y sumaremos fuerzas contra
nuestros enemigos comunes.
Todos ellos no podrán parar la revuelta proletaria entonces, no sólo en
contra y más allá de este gobierno burgués-policial-ciudadano y su oposición
de la misma ralea, sino contra todo este sistema de dominación y muerte que
nos impide vivir una verdadera vida, sin explotación ni opresión de ningún
tipo; una vida libre y plena en comunidad humana-natural real, donde la
violencia ya no sea necesaria; una vida que sólo podremos conquistar y
disfrutar mediante la lucha anticapitalista y antiestatal por la abolición de
la sociedad de clases y la liberación total.
“Hasta entonces, sólo
habrá guerra.” “Guerra al Capital hasta
que caiga”.
¡Ni Gobierno ni Derecha ni Izquierda! ¡Que Se Vayan
Todos!
¡Abajo el Capitalismo y el Estado! ¡Abajo el Reformismo
y el Pacifismo!
¡Autonomía, Antagonismo y Acción Directa Violenta!
¡Por el Desborde y la Ruptura Proletaria!
¡Por la Revuelta y la Revolución Social!
Proletarixs en Guerra Hasta Dejar de Serlo
Región ecuatoriana,
octubre 2015
-
postaporteñ@ 1487 -
2015-10-16
|
Epistemologías de la Libertad:
Entrevista con un joven revolucionario kurdo
por Eleanor Finley.
Fuente: Instituto de Ecología Social
En el último año, la
pequeña ciudad siria de
Kobanê y
su revolución no estatal de liberación de género, ha captado la atención de
la izquierda de todo el mundo. La siguiente entrevista fue realizada a
Sherhad Naaima, un joven revolucionario de Kobanê y estudiante del pensamiento de
Ocalan.
Ofrece un breve relato de sus experiencias, así como algunas reflexiones
sobre la Revolución ecológica y social en el Kurdistán sirio, y la reciente
traición turca al movimiento kurdo de Turquía
¿Cómo fue crecer en el
oeste de Kurdistán? ¿Qué hace tu familia?
Nací en 1991 en una familia kurda en un pueblo fuera de Kobanê. Kobanê es una
parte de la Gobernación de Alepo en Siria. Mi padre es un trabajador, pero no
pudo encontrar un trabajo en Kobanê, así que mi familia viajó a Damasco. Allí
estudié literatura inglesa en la Universidad de Damasco y mi hermano mayor se
convirtió en periodista. Pero una vez que la guerra y la violencia surgieron,
dejamos nuestros estudios y regresamos a nuestra aldea.
En Kobanê, las PYD han
estado tratando de establecer comunidades autogestionadas a través de
asambleas directamente democráticos. ¿Puedes describir esto?
En 2011, el pueblo se rebeló contra la dictadura de Assad exigiendo
libertad. Los kurdos también tomaron parte de la revolución, sin embargo,
las soluciones propuestas por la oposición para resolver la crisis marginaban
y negaban cualquier posible solución para los kurdos. Así que el PYD tomó una
"tercera
posición" en la revolución, lo que significa no apoyar
ni al régimen sirio ni la oposición, ya que tienen la misma mentalidad en
negar los derechos de los kurdos
Para el año 2012 el pueblo kurdo expulsó a las ??fuerzas de seguridad sirias
de las zonas kurdas. Con el fin de llenar el vacío de su retirada, el PYD
propuso un modelo de auto-administración. Este es ahora el modelo que opera
en todo el Kurdistán occidental, en los tres cantones de Cizire, Kobanê y
Afrin. Este tipo de administración puede ser llamado administración política
no estatal, porque no gobierna, administra. La toma de decisiones construye
desde abajo (el pueblo), hacia arriba. Todas las personas pueden expresarse y
tomar decisiones en las asambleas locales y está abierto a todos los partidos
políticos y todos los grupos étnicos. La ecología y el feminismo también son
pilares importantes.
¿Has participado en
las asambleas? ¿Qué tan extendidas son?
En primer lugar, la gente construyó las asambleas locales en todos los campos
- económicas, educativas, culturales, sociales, seguridad y servicios
públicos. Estas asambleas se establecieron mediante elección directa y la
democracia cara a cara la democracia como política se convirtió en una parte
de la vida de todos. He participado en las asambleas y traduje artículos y
reportajes del inglés al árabe, cuando estaba en Kobanê.
También es importante tener en cuenta que las sociedades sin ningún mecanismo
de autodefensa pierden su identidad, su capacidad para la toma de decisiones
democráticas y su naturaleza política.
Por lo tanto, con el fin de proteger a estas asambleas, se fundaron las
Unidades de Protección Popular (YPG). Este ejército popular funciona como una
rosa que se protege con espinas; se compone de hombres y mujeres de la
localidad y se encuentra bajo el control de las asambleas democráticas. La
diferencia entre esto y un ejército es que no está compuesto por un partido,
sino por todos los miembros de la sociedad. Porque si un solo partido
controla el ejército, es como poner un hígado frente a un gato hambriento.
¿Cómo te enteraste de
la ecología social?
En 1999, cuando Ocalan fue secuestrado en Kenia, fue un punto de inflexión en
mi vida. Al principio, fue una experiencia muy deprimente. Debido a esta
experiencia me interesé en la política y la conciencia de la cuestión kurda.
Después que Ocalan fue secuestrado y mantenido en confinamiento solitario en
la isla de Imrali, comenzó a pasar gran parte de su tiempo leyendo libros
políticos y filosóficos con el fin de encontrar una solución pacífica a la
cuestión kurda. Allí en la cárcel, fue influenciado por los grandes
pensadores y filósofos como Murray Bookchin, Immanuel Wallerstein, Vere
Gordon Childe, Fernand Braudel, Friedrich Nietzsche, Michel Foucault, y la
Escuela de Frankfurt. Cuando leí los libros de Ocalan que fueron escritos en
la cárcel, me familiaricé con las ideas de estos pensadores que habían
influido Ocalan - especialmente Bookchin porque ofreció la solución y
alternativa que Ocalan estaba buscando. De esta manera, las ideas de Bookchin
están ganando popularidad en el Medio Oriente a través del PKK en Turquía y
el PYD en Siria. Sin embargo, no es muy famoso como individuo porque sus
libros no son traducidos al árabe.
¿Cuál crees que es la
principal contribución de la ecología social al movimiento?
En los últimos dos siglos, el nacionalismo y la tendencia de los
estados-nación se han alentado en las sociedades de Oriente Medio. Esta forma
de Estado, cuyo objetivo es la monopolización de todos los procesos sociales,
se impuso sobre el Oriente Medio por la modernidad capitalista. Dado que el
Estado-nación tiene como objetivo crear una única identidad nacional, una
sola identidad cultural, y una sola religión unificada, la diversidad y
pluralidad deben ser destruidas. Este enfoque ha dado lugar a la asimilación
y genocidio de un tipo espiritual, intelectual, y de tradiciones
culturales. Sin embargo, una forma tal de Estado no puede resolver las
cuestiones y problemas en el Medio Oriente, debido a que el Medio Oriente es
multiétnico, multicultural y multirreligioso.
En el pasado, el Movimiento Kurdo buscaba un Estado-nación kurdo separado,
sin embargo, después de leer las ideas de Bookchin esta ideología ha
cambiado. Los kurdos han tomado conciencia de que el Estado-nación no tiene
sentido, porque no quieren reemplazar viejas cadenas por otras nuevas e
incluso, posiblemente, aumentar la represión. La ecología social propone el
comunalismo [el aspecto político de la filosofía de Bookchin] como una
alternativa a la nación-estado. Ahora, los kurdos en el Kurdistán
occidental están poniendo el comunalismo en práctica. Cuanto más fuerte
se hace el comunalismo, más se reducirá el Estado-nación, y a menos que el
Medio Oriente supere el Estado-nación, nunca podrá ser una región pacífica.
¿Por qué ahora Turquía
ha "traicionando" su acuerdo con los kurdos?
Para entender por qué Turquía, con la ayuda de los EE.UU. y la OTAN, ataca
ahora al Movimiento Libertad Kurda, debemos repasar la historia del estado
turco. En los años 1960 y 1970, cuando la izquierda ganó fuerza y ??se
extendió ampliamente en Turquía, los EE.UU. y la OTAN establecieron y
respaldaron un nuevo modelo en Turquía, que Ocalan llamado "turquismo
verde", es un matrimonio entre el nacionalismo autoritario turco y
el Islam. Luego tuvieron un hijo monstruo llamado el AKP (Partido de
Turquía Presidente Erdogan, Justicia y Desarrollo). Su principal objetivo era
luchar y aplastar a la izquierda en Turquía y Oriente Medio. Así que ahora
Turquía no sólo toma por blanco a la oposición kurda, sino también la
ideología de izquierda, sobre todo la izquierda con una teoría coherente que
pueda ser una alternativa democrática en el Medio Oriente. La izquierda
internacional debe ser consciente de este hecho
¿Qué diferencias
internas hay entre los kurdos, en Kurdistán occidental?
Barzani en Irak y el PDK en Siria tienen un amplio apoyo de los EE.UU. y
sus aliados internacionales, mientras que el PKK en Turquía es villanizado
por buscar básicamente el mismo tipo de autonomía.
Las diferencias internas dentro de los kurdos pueden entenderse en dos
partes. Una parte - el PKK y el PYD - están trabajando contra el capitalismo
y tratando de lograr un modelo democrático mediante el desmantelamiento de la
mentalidad estatalista. Este nuevo modelo es alimentado por la herencia de
pensamientos libres y filosofías a través de la historia. Y la otra,
representada por Barzani, acepta el estado y busca la respuesta dentro de los
límites del capitalismo. Así que la diferencia es ideológica. Sin
embargo, también es importante mencionar que el PKK y el PYD todavía tienen
corrientes autoritarias, que deben ser superados por la lectura atenta de la
obra de Ocalan y otros pensadores anarquistas.
¿Por qué la izquierda
en Occidente no ofrece más apoyo a la lucha kurda?
Creo que la izquierda funciona y actúa dentro de los límites de la
epistemología capitalista (cientificismo, orientalismo, reduccionismo,
eurocentrismo, positivismo, etc.) Esta epistemología se basa en la
distinción sujeto-objeto y se refleja en diversas dicotomías tales como
cuerpo-espíritu, oeste-este en blanco y negro, de norte a sur, etc. Bajo
tales distinciones, cobran más fuerza sobre la sociedad la jerarquía y la
explotación de la naturaleza y la ganancia, que en otras épocas de la
historia.
Es así que la izquierda se aproxima a la cuestión kurda con una epistemología
capitalista, y por ello carecen de una comprensión profunda de la cuestión
kurda.
Otro resultado es que la izquierda está a menudo fragmentada, no
sistematizado, y no logra establecer una teoría coherente y racional que
pueda unificar la lucha y ser una alternativa al sistema capitalista mundial.
Es muy triste decir
que la izquierda es izquierda en el corazón, pero capitalista en la mente, ya
que carga con concepciones capitalistas.
¿Puedes dar un ejemplo
de esto?
Sí. ¿Por qué hubo tantos izquierdistas norteamericanos y europeos
sorprendidos por las mujeres kurdas combatientes? Esto es porque en sus
mentes, el Oriente Medio sigue siendo "atrasado", y esta dualidad
entre el Este y el Oeste es la raíz del orientalismo.
Para superarlo, hay que ver la sociedad como un desarrollo orgánico. La
historia es un río, no se puede cortar. No tenemos Oeste o Este, sino más
bien la historia que se está moviendo y conteniendo toda la cultura humana.
Para romper con la epistemología capitalista, la izquierda tiene que bucear
más profundamente en la historia oculta y revivir sus propias tradiciones de
libertad y la idea de una utopía de la libertad. A continuación, debe
construir una teoría integral proporcionada por la unidad de las ciencias
naturales y las ciencias sociales.
Esa nueva teoría que se puede llamar 'epistemología de la libertad",
que puede servir como un contra-conocimiento para la epistemología
capitalista.
(Eleanor Finley es una
investigadora etnográfica que trabaja en antropología y ecología política.
Actualmente es estudiante de posgrado en la Universidad Amherst de
Massachusetts, y miembro del consejo del Instituto de Ecología Social)
envióFMoyano
postaporteñ@ 1487 -
2015-10-16
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La Posta Porteña
Garcia
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