HAITÍ SE DESANGRA
MILITARES
URUGUAYOS CONTINÚAN LA OCUPACIÓN
¡YA BASTA DE COLONIALISMO!
¡¡FUERA TROPAS DE HAITÍ!!
Participan:
Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel
Nora Cortiñas - Madres de Plaza de Mayo
Henry Boisrolin - Comité Democrático Haitiano
Dr. Roberto Markarián - Rector de la Universidad
Beverly Keene - Jubileo 2000
Representante del PIT-CNT
Convocan:
Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití
SERPAJ Uruguay y Fundación Vivián Trías
Martes
30 de Setiembre - Hora 18.30
Conferencia de prensa
Por el Retiro de las Tropas
de HAITÍ
Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel
Nora Cortiñas - Madres de Plaza de Mayo
Henry Boisrolin - Comité Democrático Haitiano
Beverly Keene - Jubileo 2000
Martes 30 de Setiembre - Hora 12.00
Dr. Joaquín Requena 1642 (SERPAJ Uruguay)
Convocan:
Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití
SERPAJ Uruguay y Fundación Vivián Trías
- postaporteñ@ 1249 - 2014-09-30
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EL ECO DE LAS PALABRAS
Crónicas de Luna A mí "me gusta" y también "no me gusta", así es; recogemos en esta nota las palabras y con ellas entramos en el juego de compartir algunas reflexiones. Hacemos referencia al artículo de Fernando Moyano "Me Gusta" publicado en el Número 1245, del 22 de septiembre del 2014 de la Posta Porteña. Convengamos primero que la medida de la intención de votos, es una medida que sí sirve para hacer una lectura de la realidad sobre la cual estamos parados, muy general. Pero realidades hay muchas y nos queremos referir entre otros a esas otras invisibles realidades. Cuando se afirma que estamos en cero, que no se sale de la fragmentación , que no hay nuevos proyectos políticos, ni fuerza política nueva que dispute la hegemonía al progresismo, la medida se hace desde una visión sistémica, en donde todo se mide en términos de poder. La medida en ese caso, toma como referencia solamente a las encuestas electorales. Desde ese punto de vista se despliega ante nosotros un mapa que corresponde a esos parámetros, pero resulta que tal vez no sea la única manera de ver el acontecer político nuestro. Existen otros sectores o corrientes de pensamiento que sin ser muchos, son más que cero pero que no están en el eje de la disputa por el poder, sino más bien que se corren de las lógicas de los partidos políticos con estructuras verticales. Pensamos que lo primero que deberíamos tener en cuenta es si las lógicas que utilizamos son nuestras o por el contrario son las mismas que utiliza el sistema. Esto es importante porque si queremos anteponer al pensamiento único otros modos de pensar y hacer, lo interesante sería abrir el campo de las singularidades, en otro campo que el que se nos marca desde arriba. A lo que llegamos hoy como sociedad no es sólo un resultado válido para nuestra realidad si no que es algo que se repite bastante universalmente, con diferencias notorias según estemos en lugares con otros componentes sociales: pueblos originarios, campesinado. Entonces podemos decir que somos los derrotados del sistema capitalista mundial. Sí, y como sobrevivientes de un cataclismo nos toca recomponer la vida. En lo que se refiere a los movimientos sociales, cierto es que no se sale del pantano, pero si nos fijamos bien en las causas ellas son múltiples; una muy importante tiene que ver con lo que decíamos más arriba; tal vez el asunto sea que no se ha salido de la mera reivindicación y que no se haya podido dar el salto a la creación-producción de otras formas de autonomías. Esto tiene que ver con salirse del juego impuesto por el sistema: territoriales, productivas, culturales. Coincidimos que el fenómeno de fragmentación atraviesa por igual a todos los sectores y opciones políticas, también las alternativas. El poder visualizar el porqué de este fenómeno, nos ayudará a encontrar pistas para romper el cerco, aunque lo presentimos difícil. Tal vez algo haya calado hondo en todos nosotros; ello sería algo así como una mutación de las mentes; ha sido un largo proceso; la operativa más exitosa del sistema; nos han convertido a todos en liberales por duro que sea admitirlo. Pensemos un poco en lo imperante sobre la libertad individual, lo diverso, lo positivo, el valor del trabajo enajenado, la sociedad dividida en categorías: gay, feministas, ecologistas y así podemos seguir. Entonces tenemos que el propio sistema oculta otras contradicciones y habla del derecho a la diferencia y a la libertad individual por ejemplo. Así es que llegamos al ser dislocado, fragmentado el mismo; con multiempleo y múltiple militancia. El individuo no sabe más en donde está si no que muda todo el tiempo en su mente y en el espacio físico, por consecuencia no se compromete a nada porque todo se vuelve líquido. Solamente hay flujos y a veces algunos espasmos. Ahora bien, no obstante todo ello hay redes de todo tipo, personas asociadas en una multiplicidad de intercambios y relaciones que intentan recomponer el tejido social. Todo indica que son estos micros espacios en donde se fragua tal vez lo nuevo. Sinceramente no creemos que sea desde la repetición de lo mismo que se logre salir del estancamiento; una prueba de ello es que todos los intentos de unidad, de coordinaciones, o no tienen lugar o no duran nada. Entonces no sería una cuestión de métodos sino más bien de un acercamiento a políticas afectivas que potencien a los colectivos desde un hacer deseante en un despliegue creativo a partir de sus necesidades. Entre otros, tenemos que salir de los círculos cerrados en donde nos movemos, porque solo nos estamos hablando a nosotros mismos. Empaparnos con la gente, bien abajo, ser esa llamita que escucha para aprender y sobre todo hacer preguntas; ser capaces de fundar propuestas que le sirvan a la gente, que sean entendidas. Después, no sabemos; solo que hay procesos, resistencias flujos y re flujos. Y lo más probable por acontecer sea lo que no hemos pensado aún. Dejamos un lazo para ver este documental sobre Grecia que descubrimos en el Festival de cine documental Globale 2014: "Que no vivamos más como esclavos"- Grecia 2013 - http://www.youtube.com/watch?v=RoaBaLyF_jw(activar subtítulo en español al pie del video a la derecha en CC) Luna 24 09 2014 N°329—Semanario Alternativas
- postaporteñ@ 1249 - 2014-09-30
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Qué Proponemos Y Para Qué
(Por
una nueva Constitución)
Hemos compartido con ustedes las sospechas de corrupción donde el que paga los platos rotos, siempre va a ser el ciudadano de a pié con los impuestos y el alza descontrolado del costo de vida; con la mala atención de la salud, ya sea pública o privada; con la precariedad de los locales de enseñanza de todo el país; con el estado de las rutas en lo nacional y las calles en cada uno de los departamentos; con la falta de trabajo medianamente bien remunerado, ni contar con industria nacional que lo provea; con la aprobación de leyes para favorecer a los capitales extranjeros aun violentando la Constitución. Y esto sucede porque la ciudadanía no tiene elementos de control directo sobre los gobernantes, porque esta Constitución no lo tiene previsto, es decir, quienes han reformado constituciones, nunca lo han querido. Sentimos que el engaño es el común denominador en los politiqueros baratos que carecen de vergüenza para embaucar a nuestros vecinos y así enriquecerse con favores y los privilegios que tienen por ser “gobernantes” ya sea en el Poder Ejecutivo, en el Legislativo y demás organismos dependientes del centro de gobierno. Pero la pregunta es: - ¿Qué podemos hacer para eliminar las vivezas que hacen que los gobernantes entren pobres y salgan ricos?; - ¿cómo evitamos que sigan tomando decisiones que nos involucran como ciudadanos pero no nos tienen en cuenta, y que además hacen leyes para que nosotros pasemos a ser “los pagarines de la boda”? - ¿qué hacer para que las deudas en los organismos públicos generadas por la ineptitud, la irresponsabilidad o la negligencia, no sigan sucediéndose con total impunidad? - ¿cómo hacer para que aquel que haya robado o desviado dineros del Estado, sea juzgado, echado y que marche preso? - ¿para qué queremos un Tribunal de Cuentas que ha observado por no ajustarse a derecho miles de resoluciones gubernamentales, luego no son tenidas en cuenta y se sigue adelante impunemente? - ¿por qué privatizan áreas de Entes, de Salud Pública; de Puertos, etc. y vemos a los privados hacerse de sumas cuantiosas de dinero, será que quienes asumen roles de gobierno son incompetentes, incapaces, burros?; - ¿para qué queremos un Poder Judicial atado al Ejecutivo y dependiente de los dineros que les voten los parlamentarios?; - ¿por qué existe un cargo de Presidente, que se transforma en un monarca, en un sabelotodo, en un tirano que cree que es un dios en vez de tener un Primer Ministro que si no cumple con lo prometido en campaña electoral, se destituye así no tenemos que seguir aguantándolo por cinco años?; y hay muchos otros por qué para contestar, pero por ahora alcanzan. Frente a esta y otras dudas decimos que hoy y hasta no tener una NUEVA CONSTITUCIÓN que les obligue a ser responsables y éticamente honestos, los aspirantes a gobernar no son confiables y es entonces que por responsabilidad y para no tirar el voto a la marchanta, votamos ANULADO. Es la única manera de no sentirnos usados por nadie… Luego que se produzcan los cambios, elegiremos a quiénes propongan un mejor País, pero los podremos controlar para que cumplan y gobiernen sin engaños. ROGELIO (Punto a Punto)
- postaporteñ@ 1249 - 2014-09-30
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7ta Marcha de la Asamblea Nacional Permanente en Defensa
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LOTEO con BENEFICIOS
Ante la
reforma de la
Ley de Hidrocarburos
Mañana comenzará a tratarse en el Congreso de la Nación el proyecto de reforma de la Ley 17.319 de Hidrocarburos que impulsan el Gobierno Nacional y la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi). En resumidas cuentas, el objetivo es dinamizar el mercado hidrocarburífero a través de la estandarización de la legislación y los contratos para atraer la inversión externa. Una receta que marca continuidades con otras políticas iniciadas en la década de los ’90, sostenidas en los años siguientes, y con las reformas promovidas por el Departamento de Estado de EE.UU. en Este de Europa para viabilizar la explotación de yacimientos de gas y petróleo de esquistos. Uno de los cambios más profundos que propone el proyecto llega bajo el discurso de la competitividad, una palabra muy de moda en las olas neoliberales de los años ’90. Es bajo este paradigma que, de aprobarse la reforma tal cual llegó al Congreso, los Estados provinciales y el nacional quedarán impedidos de crear áreas de reserva y adjudicarlas a las empresas que controlan (GyP, YPF, Pampetrol, etc.); también se pone fin al sistema de acarreo -que permitía asociarse a proyectos sin realizar una inversión inicial de capital. De esta manera, a dichas empresas se les exigen los mismos requisitos que a las privadas, lo que implica en la práctica profundizar las asimetrías frente a las grandes compañías. Por otro lado, la aprobación e implementación de reforma de la Ley de Hidrocarburos con Enarsa significaría firmar su defunción ya que las áreas offshore que controla serán revertidas a Secretaría de Energía de Nación para nuevas licitaciones “competitivas”. Es decir, no sólo no se descarta de plano la transferencia del dominio de los hidrocarburos y control de la industria por parte del Estado Nacional, con participación de las provincias, sino que allana aún más el camino al sector privado. Si bien la iniciativa recibió algunas críticas de representantes de empresas transnacionales, que reprochan que sólo YPF participara de la discusión, el proyecto responde a las demandas del sector que, hasta el momento, dosificó al extremo las inversiones a la espera de mayores beneficios. El texto en ciernes mantiene el modelo de concesiones y, en ese aspecto, sólo modifica los plazos de los períodos de exploración y explotación, según se trate de bloques convencionales, offshore o no convencionales; con respecto al último tipo de yacimientos, se le asigna un tipo de concesión particular y, en sintonía con las modificaciones que introdujo el acuerdo YPF-Chevron, se le confiere un plazo de explotación inicial de 35 años. Por otra parte, quita el tope a la cantidad de áreas adjudicadas por empresa –cinco por concesionario-, “sincerando” una situación de abierta irregularidad en la que se encontraban las principales compañías y, en definitiva, legalizando los procesos de concentración oligopólica. Asimis mo, en otro guiño al sector, se pone un techo a las regalías (hasta 18%) y, reduce del 50% al 25% la tasa de acumulación del canon que la concesionara paga en caso de prórroga durante etapa de exploración. Por otra parte, este proyecto pone de manifiesto la volatilidad de los discursos que pronosticaban, en el corto plazo, lograr la soberanía hidrocarburífera y el autoabastecimiento a partir de la explotación masiva de Vaca Muerta y otras formaciones de esquistos. En un nuevo intento de incrementar los niveles de extracción de gas y petróleo, el Estado renuncia a otra porción de la renta petrolera, al poner un techo, e incluso permite reducir, el cobro de regalías, esta vez, a fin de estimular los proyectos de recuperación terciaria y el desarrollo de yacimientos offshore y de crudos ultra pesados -el nuevo actor no convencional cuyo potencial conocido al momento se sitúa en la provincia de Mendoza, cercana al Área Protegida de Llancanelo. Seguridad jurídica para el inversor No sólo se incorporan ventajas otorgadas a las petroleras a través de los decretos 927 y 929 de 2013 -como la reducción y/o eliminación de aranceles aduaneros a la importación de bienes e insumos estratégicos para el desarrollo de proyectos y la libre disponibilidad sobre un porcentaje de la producción, que permite vender a precio internacional y liquidar las utilidades obtenidas en casa matriz- sino que además reduce los requisitos para acceder a ellas y las amplía. En adelante pueden acceder los proyectos de inversión superiores a 250 millones de dólares -el decreto 929 establecía un piso de mil millones de dólares-, y en el caso de offshore, habilita la exportación de hasta el 60% de lo extraído -mientras que para el resto de los proyectos el tope es el 20%. Las ventajas que otorgarían a estos proyectos –que posibilitaría a las empresas una rápida maximización de las ganancias y recuperación de la inversión- revela las expectativas que el Gobierno deposita en una acelerada puesta en explotación de la plataforma continentalante la falta de resultados en Vaca Muerta. Asimismo, para hacer frente al lento despegue de los no convencionales, los proyectos que soliciten concesión de explotación dentro del plazo de 36 meses de entrada en vigencia de la ley, podrán pedir una reducción de hasta el 25% del monto de las regalías durante los 10 años siguientes a la finalización de la etapa piloto. Salvo YPF y Chevron en Loma Campana, el resto de las compañías con proyectos en Vaca Muerta -como Shell, Total, ExxonMobil y Petrobras- han perforado pero no iniciado la explotación en gran escala por lo que serían tentadas con esta reforma. Además de transformar en ley los decretos 927 y 929, firmados pocos días antes de concretarse el convenio con Chevron, el proyecto consolida a la Responsabilidad Social Empresaria como mecanismo de intervención en el espacio público, gestión del conflicto social y satisfacción de demandas populares en las regiones petroleras; un elemento que asomó con mucha fuerza en el acuerdo firmado entre la provincia de Neuquén e YPF para la explotación de esquistos en Loma Campana. De esta manera se dota a las petroleras de una herramienta para la construcción de consensos y se quita al Estado y las poblaciones el poder de decisión sobre los destinos de la renta. Por último, otra forma de transferencia de renta, o d e “otorgar beneficios”, que contempla la reforma es el compromiso del Estado Nacional de financiar obras infraestructura estratégicas para el desarrollo de los proyectos. Esto podría implicar al país un incremento de la deuda externa, como sucede actualmente con los créditos del BID para transformar a Añelo en base de operaciones para la explotación de Vaca Muerta. Autoabastecimiento, en sentido amplio En suma, estos movimientos llevan a status de ley nacional elementos presentes en contratos y decretos que sustentaron el avance de los no convencionales de manera caótica y en un vacío jurídico significativo. Como se decía al principio y en el análisis de los primeros borradores puestos en discusión, el proyecto apunta a la uniformización del marco jurídico –administrativo (pliego licitatorio modelo), ambiental y fiscal- en pos de la competitividad global más que en función de necesidades y ajustado a procesos de decisión interno. En este sentido, el debate, la legislación y la dinámica territorial hidrocarburífera continúa siendo marcado a fuego por las urgencias y necesidades del sector privado y, en menor medida, de la población. La maximización de utilidades para los inversores no sólo se obtiene a partir de transferencias económicas sino también con la negación al pueblo de derechos que “entorpezcan” el ágil funcionamiento de la industria. Un ejemplo de esto puede ser la no aplicación del derecho indígena, que está totalmente ausente en este proyecto de reforma de la ley. En esta línea, YPF juega su rol ambiguo. Por un lado, opera y presiona por una reforma que la beneficie en tanto “empresa de los argentinos”. Por otro, niega acceso a información clave, como los acuerdos que firma con otras compañías, por ser una “empresa privada orientada a generar valor para sus accionistas”. El autoabastecimiento continúa siendo una consigna que no se discute -no importa para qué fin se persigue este objetivo-, sólo se sabe a quién le adjudicaron la responsabilidad de cumplirlo, que paradójicamente es el mismo sector corporativo que nos llevó a esta situación. Observatorio Petrolero Sur (OPSur)
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postaporteñ@ 1249 -
2014-09-30
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Sobre Salario, Desempleo e Inflación (3)
Las partes anteriores de esta nota aquí y aquí.
Salarios,
desempleo e inflación en los poskeynesianos
Si bien existen puntos de contacto entre el planteo de los nuevos keynesianos y el de los poskeynesianos, en particular en lo que respecta a la importancia del conflicto distributivo en las causas de la inflación, sus enfoques difieren en aspectos sustanciales. Es que a diferencia de los nuevos keynesianos, los poskeynesianos ponen el énfasis en la demanda como determinante del empleo, y en una distribución del ingreso más igualitaria para impulsar la demanda. Por eso, el enfoque poskeynesiano tiene puntos de contacto con el subconsumismo tradicional (véase Bleaney 1977, para una descripción). Recordemos que el subconsumismo plantea que es posible un desarrollo armónico del capitalismo, en el que los salarios elevados dan lugar a una demanda elevada, y esta facilita la rentabilidad del capital, que garantiza la continuidad de la inversión. Con matices, los keynesianos de izquierda sostienen, en sustancia, el mismo enfoque. Por eso sus tesis encajan en el reformismo burgués y otras variantes reformistas (socialdemócratas, sindicalistas burgueses, nacionalistas de izquierda, y similares) . El ideal, como lo explicitaba Keynes, es reformar al modo de producción capitalista sin afectar sus raíces, la propiedad del capital Sin embargo, al mismo tiempo que los poskeynesianos destacan el rol de la distribución del ingreso y los beneficios del pleno empleo, no pueden dejar de señalar el rol que cumple la desocupación en el conflicto entre el capital y el trabajo. Por eso el análisis del enfoque poskeynesiano pone en evidencia las contradicciones que atraviesan al reformismo burgués en torno a la desocupación, los salarios y la inflación. Es la cuestión que trato en esta parte de la nota. A fin de desarrollar el punto, comienzo reseñando la crítica, justamente famosa, de Galbraith a la NAIRU; sintetizo luego el meollo de la problemática poskeynesiana, a través de dos textos clásicos sobre el empleo, de Joan Robinson y Michael Kalecki, para finalmente presentar planteos más recientes, la naturalización de la relación capitalista y la admisión de una NAIRU poskeynesiana.
La crítica Galbraith de la NAIRU
Todo esto se inscribe en la idea keynesiana de que el futuro es, de hecho, impredecible En cuanto al aspecto empírico, Galbraith argumenta que los datos entre 1960 y 1996 mostraban, en promedio, una relación muy débil entre niveles de desempleo e inflación, con muchos movimientos horizontales de la curva Phillips. Por ejemplo, durante las primeras etapas de las recesiones efectivamente bajaba el nivel de inflación, aunque el desempleo permaneciera relativamente bajo; pero luego niveles adicionales de desempleo agregaban muy poco a la caída de la inflación. Además, cuando los estudios partían de una NAIRU fija, las estimaciones tenían grandes errores estadísticos; y cuando se permitía variar la tasa natural, esta se desplazaba de manera considerable. Las reestimaciones, continuaba Galbraith, la mayor parte de las veces parecían respuestas a anteriores fracasos de las predicciones; y tampoco existía una explicación del porqué de las variaciones. Ante estos problemas, cabía preguntarse qué sentido tenía utilizar el índice de un supuesto equilibrio de largo plazo cuando ese índice estaba variando continuamente; ¿dónde estaba el largo plazo? Galbraith concluía que la incertidumbre y los desacuerdos entre los mejores economistas que trabajaban en el tema, y el hecho de que la inflación en EEUU no se hubiera acelerado en los años 1990 a pesar de la superación de la NAIRU, ponían en evidencia la inconveniencia de utilizar la tasa natural de desempleo como guía para las políticas económicas. Agreguemos que en las últimas dos décadas la situación teórica de la NAIRU no ha mejorado. Lo cual no impide a algunos economistas decir que “la gente seria” no discute siquiera la validez de la NAIRU.
Poskeynesianismo “clásico”
La idea clave que recorre el trabajo Robinson es que la demanda -esencialmente el gasto en consumo e inversión- gobierna la producción y por lo tanto determina el empleo que ofrecen los empresarios. Es la idea de Keynes de que el mercado laboral está regido por el principio de la demanda efectiva; y la tradición poskeynesiana de Cambridge, además, es crítica de la tesis que dice que los salarios se igualan a la productividad marginal del trabajo. Por otra parte, continúa Robinson, una distribución más igualitaria del ingreso ayuda a la demanda, ya que el deseo de acumular mediante el ahorro limita la demanda de consumo, y los sectores más pobres tienen menor propensión al ahorro . Por el contrario, un exceso de ahorro puede generar desempleo. En este último caso, la brecha de demanda (y empleo) podría cubrirse con el gasto de inversión de las empresas; sin embargo, la inversión es inestable porque es cada vez menos rentable a medida que se van satisfaciendo las necesidades de la población en materia de viviendas, ferrocarriles y otro tipo de bienes o infraestructura (una idea que también está en la Teoría General de Keynes). Por eso, las empresas restringen la inversión, lo que afecta negativamente -por vía del multiplicador- el ingreso. En consecuencia, la falta de oportunidades de inversión genera una tendencia al estancamiento y el desempleo crónicos, cuya causa última, por lo explicado, es la distribución desigual del ingreso La solución sería entonces aumentar los salarios, en coincidencia con el programa de los sindicatos. Sin embargo, Robinson es consciente de que el aumento de los salarios provoca el aumento de los costos de las empresas, lo cual lleva al incremento de los precios, que se forman por recargo sobre los costos. El resultado es que el salario real no aumenta, y la mejora del ingreso fracasa. Por eso el pleno empleo genera una tendencia a la inflación, que puede desembocar en una espiral inflacionaria, con efectos negativos sobre los que tienen ingresos fijos. En este marco, y después de analizar varias soluciones alternativas, Robinson concluye que la salida es planificar la inversión, aunque no especifica el grado de esa planificación ni el método para llevarla a cabo. Al mismo tiempo, Robinson sabe que en el capitalismo el desempleo sirve para reforzar la autoridad del capitalista frente a los trabajadores. Por eso reconoce que los empresarios consideran necesario un cierto monto de desempleo. En Kalecki (1972) el problema es similar. Sostiene que el pleno empleo puede asegurarse mediante un programa de gasto estatal, que propone subvencionar con deuda, no con impuestos. El aumento de la demanda logrado por esta vía no generaría inflación en la medida en que fuera respondido por aumentos de la producción; en cualquier caso, si la demanda superara a la oferta disponible, la inflación le pondría freno. A su vez, el pleno empleo provocaría aumentos de salarios, pero esto no afectaría a las ganancias de las empresas (ni a sus inversiones), ya que los mayores costos se trasladarían a precios, y las ganancias aumentarían con el incremento de la demanda. Los únicos perjudicados serían los rentistas. En consecuencia, no habría obstáculos económicos para alcanzar el pleno empleo. ¿Por qué no se logra? La respuesta de Kalecki es que se interponen obstáculos políticos: los empresarios no quieren que el Estado intervenga en la economía porque defienden el laissez faire: y rechazan los subsidios a los pobres porque debilitan la moral del trabajo (“te ganarás el pan con el sudor”). Sin embargo, y más importante, los capitalistas no desean el pleno empleo porque debilitaría la posición social del patrón, a la par que crecería la seguridad y conciencia de clase de los trabajadores, y se potenciarían las huelgas por aumentos de salarios y mejoras laborales, creando tensión política. Por eso Kalecki concluye que un capitalismo de pleno empleo debería desarrollar nuevas instituciones políticas y sociales para reflejar el poder de la clase obrera, y si no pudiera hacerlo, se revelaría como un sistema pasado de moda, que debería ser desechado .
Contradicciones inherentes al
planteo
Esto significa que la ganancia es alta si la demanda es alta, y para esto ayuda una distribución igualitaria del ingreso, y salarios altos. ¿Pero qué sucede con la relación salarios – beneficios? ¿No pueden los salarios elevados ahogar los beneficios, y con ello la inversión? Estamos en el meollo del problema. Como vimos, Kalecki salva la cuestión diciendo que las ganancias pueden conservarse si suben los precios; pero para esto apela a un tercer sector, los rentistas, que serían los únicos perjudicados en un escenario de aumento de precios, salarios y ganancias empresarias. No parece ser una explicación lógica, ya que los capitalistas dinerarios constituyen una fracción de la clase capitalista total, y como tales, participan de las ganancias del conjunto. Por eso, si la suba de salarios disminuye las ganancias, el efecto recaerá toda la clase capitalista. Pero un desarrollo teórico en esta dirección induciría a alguna teoría de la explotación del trabajo, cuestión que ni siquiera es explorada por los poskeynesianos. En cuanto a Robinson, se da cuenta de que la suba salarial puede dar lugar a una espiral ascendente de precios y salarios, con la consecuencia de que los salarios reales no mejoran (y para colmo hay inflación). Es la explicación poskeynesiana de la inflación por el conflicto distributivo. Robinson también es consciente de que no hay posibilidades de garantizar, a través de los aumentos de salarios, la inversión que debería llevar al pleno empleo, ya que los aumentos de salarios afectan el costo de las empresas. Por eso, si los precios no compensan el incremento de los salarios, se afectaría la ganancia; pero si suben los precios, los salarios en términos reales no aumentan, y la demanda, que es la clave del nivel del empleo, no mejora. En los cuernos de este dilema se evidencia un problema irresoluble para el reformismo burgués keynesiano. Enfrentada a la cuestión, Robinson propone la planificación estatal. Estamos en los límites mismos del reformismo burgués, que quiere abolir los males del sistema capitalista sin acabar con el sistema capitalista La misma problemática también aparece por el lado de las relaciones productivas al interior de la empresa. Es que Robinson y Kalecki son conscientes del rol del desempleo en el sistema capitalista: es un arma del capital para disciplinar al trabajo. Por eso, en el límite, Kalecki termina admitiendo que el pleno empleo exigiría una transformación radical del sistema capitalista. Pero esa transformación radical, de hecho, no puede llevarse a cabo sin afectar de manera decisiva los derechos de propiedad del capital. Llegado a este punto, en que asoma nuevamente el abismo de la transformación revolucionaria, tampoco Kalecki avanza.
Los poskeynesianos actuales
“En un mundo de grandes sindicatos, grandes corporaciones, multinacionales, carteles internacionales y grandes grupos de presión tales como granjeros, maestros, personas mayores, y similares, cada una de estas poderosas entidades puede, y normalmente lo hacen, tratar de ejercer presión a través del mercado o política para aumentar su ingreso a expensa de otros. Los poskeynesianos sostienen que la existencia de una inflación continua en cualquier sociedad encierra alguna redistribución del ingreso real desde los grupos de una economía más débiles a los más poderosos, y a sus socios comerciales” (p. 91). Por lo tanto, el crecimiento de la masa monetaria, a la inversa de lo que dicen los monetaristas, sería una consecuencia de esa espiral de aumentos de ingresos y precios. Es que los bancos se ven obligados a proveer el financiamiento a las empresas para satisfacer los costos monetarios crecientes (contra lo que afirman los monetaristas, la creación del dinero es endógena, según el enfoque poskeynesiano). Una explicación similar encontramos en Pollin (2000). Analizando la política de la época de Clinton, sostiene que la caída de la inflación (y de la NAIRU) se debió, en lo esencial, a cambios en la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo (aunque también a la mayor integración de EEUU en la economía mundial). Esos factores también explicarían que las ganancias salariales fueran menores que las de la productividad. Por otra parte, y también en la tradición de Cambridge, los poskeynesianos subrayan que la curva de demanda de trabajo depende del nivel de la demanda efectiva, la cual a su vez está influenciada de manera decisiva por los gastos y la inversión del gobierno. Por lo tanto, y en oposición a lo que dicen los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial) y el establishment, Davidson sostiene que las bajas salariales no pueden generar aumento del empleo, a menos que aumenten la demanda efectiva
Naturalización de la explotación...
Pero nada más alejado de la realidad. Los enfoques del marxismo y del poskeynesianismo se oponen en lo esencial: el primero es crítico del capitalismo porque considera que es un modo de producción basado en la explotación del trabajo; en tanto que el segundo solo busca algunas reformas, y no cuestiona el origen del beneficio (o de la renta) Esta divergencia no puede no manifestarse en los debates sobre el nivel de empleo, los salarios y los precios. Tengamos presente que la tesis de la curva Phillips, en su versión más general y tradicional, sostiene: a) que cuando baja la desocupación los salarios nominales tienden a aumentar (e inversamente); y b) que cuando baja el desempleo aumentan los precios (o se acelera la inflación) porque la suba de salarios se traduce inevitablemente en aumento de precios (e inversamente) Pues bien, la segunda afirmación de la tesis de la curva Phillips está en el centro de la aceptación a-crítica de las ganancias del capital (también de la renta de la tierra y el interés). Es que habría un nivel “lógico” de ganancia, que los trabajadores deberían aceptar. Davidson lo pone negro sobre blanco en su libro. Allí explica que el PBI puede considerarse como una gigantesca torta “cocinada o producida por el esfuerzo combinado de trabajadores, propietarios y empresarios. Cada contribuyente a la producción de esta torta recibe, en pago de sus esfuerzos, una suma de ingreso monetario. El tamaño de la porción reclamada depende del precio del servicio productivo que ha proveído” (p. 88). De aquí se desprende que si alguna de las partes quiere apropiarse de una porción mayor, se desatará la inflación. Notemos que es difícil distinguir esta tesis de la explicación vulgar de la teoría neoclásica (cada parte tiene lo que merece, vía productividad marginal). En otras formulaciones poskeynesianas, se sostiene que la ganancia surge de un “recargo” o mark up. Pero este nunca se justifica teóricamente. Como explicaba Marx, ninguno de los economistas que sostenían que los salarios regulan los precios porque la ganancia y la renta son simples adicionales de porcentajes a los salarios, era capaz “de vincular los límites de esos porcentajes a una ley económica cualquiera” (“Salario, precio y ganancia”). El panorama no ha cambiado con los poskeynesianos actuales. En consecuencia, el planteo poskeynesiano termina naturalizando una determinada distribución del ingreso (en términos marxistas, una tasa de plusvalía) que nadie podría cuestionar seriamente sin desatar una carrera inflacionaria. “Si los salarios monetarios aumentan en relación a la productividad del trabajo, entonces deben aumentar los costos laborales por producir. En consecuencia, las empresas deben aumentar sus precios de venta si han de mantener la rentabilidad y viabilidad” (Davidson, p. 117). Pero dado que además los salarios son claves para sostener la demanda, Davidson termina proponiendo una conciliación entre el capital y el trabajo a través de la política impositiva. Sugiere por eso aplicar un impuesto a las empresas que concedan aumentos salariales por encima del crecimiento de la productividad. Es la alternativa a la “bárbara” política antiinflacionaria de los monet aristas. Se trata, según Davidson, de aplicar las políticas civilizadas y favorables a la comunidad con que soñaba Benjamin Franklin. Con variantes, este ideal de conciliación entre explotadores y explotados a través de la acción del Estado (colocado por encima de las clases) la encontramos en todos los programas keynesianos reformistas estatistas.
...y una NAIRU poskeynesiana
También una mayor participación de los salarios incide en la NAIRU, al alentar la demanda. Sin embargo, no especifica cuál es el límite de esta mejora del ingreso, ni la compatibiliza con la idea de que los aumentos de salarios se trasladan a precios. Se repite así el razonamiento de Robinson de los 1940, aunque sin aludir casi a las contradicciones implicadas en este programa reformista. Bibliografía citada: Bleaney, M. F. (1977): Teorías de las crisis, México, Nuestro Tiempo. Davidson, P. (1991): Controversies in Post Keynesian Economics, Aldershot, Inglaterra y Vermont, EEUU. Galbraith, J. (1997): “Time to Ditch the NAIRU”, Journal of Economic Perspectives, vol. 11, pp. 93-108. Kalecki, M. (1972): “Political Aspects of Full Employment”, E. Hunt y J. Schwartz (editors) A Critique of Economic Theory, Middlesex, Inglaterra, pp. 420-430. Keynes, J. M. (1986): Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, México, FCE. Marx, K. (1865): “Salario, precio y ganancia”, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/65-salar.htm. Pollin, R. (2000): “Anatomy of Clintonomics”, New Left Review, may-june, http://newleftreview.org/II/3/robert-pollin-anatomy-of-clintonomics. Robinson, J. (2009) “The Problem of Full Employment”, 2009, Langer Chicago, http://sites.roosevelt.edu/glanger/files/2012/12/Robinson-on-the-Problem-of-Full-Employment.pdf. Stockhammer, E. (2008): “Is the NAIRU theory a Monetarist, New Keynesian, Post Keynesian or a Marxist theory?”, Metroeconomica, vol. 59, pp. 479-510
Rolando -
postaporteñ@ 1249 - 2014-09-29 |
CHACO: "EL SER O NO SER" DE LOS ÓRGANOS DE
CONTROL
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viernes, 3 de octubre de 2014
1249* El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política
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